El documento presenta un cuento de ciencia ficción titulado "Clase de historia" escrito por Daniel Salvo. Narra la primera clase de un profesor llamado Dante Mora en una nueva universidad, donde da una clase sobre cómo la ciudad de Lima ha adquirido características medievales debido al colapso del orden público y el surgimiento de "señores feudales" que gobiernan conjuntos habitacionales. Al final, se revela que el profesor planea asaltar un grupo que transporta objetos de valor junto con sus cómplices.

1. Edita El gato descalzo 6.
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Clase de historia. Daniel Salvo.

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Clase de historia. Daniel Salvo.

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Presentación
En Edita El gato descalzo
inauguramos nuestra Colección CF
con muy buen pie gracias a la
participación de Daniel Salvo, autor
que difunde exhaustivamente el
género de la ciencia ficción desde
hace años en diversos medios
escritos.
Su cuento, Clase de historia, nos
permite acudir a la clase del peculiar
maestro Dante Mora en una nueva
universidad.
Clase de historia. Daniel Salvo.

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Clase de historia
Daniel Salvo
El profesor estaba nervioso: su
primera clase de Historia
Contemporánea en la Facultad de
Ciencias Histórico-Sociales de la
Universidad Centenaria empezaría
en diez minutos. Se miró en el
deslucido espejo del baño,
encontrando todo en orden, desde su
ropa hasta sus dientes. Había
memorizado cuidadosamente lo que
diría en su clase inaugural,
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corrigiendo hasta el amanecer lo que
consideraba una amena reseña de
los acontecimientos más recientes.
Es que debía ser ameno. Los
estudiantes de la universidad en que
se encontraba eran conocidos por su
exigencia, por lo terriblemente
intolerantes que podían ser con los
profesores que creían mediocres.
Cualquier cosa ocurriría si no les
gustaba. De ganarse su atención –y
que este hecho trascendiera más allá
del ámbito universitario– podría
hacerse acreedor a uno de los
empleos mejor remunerados del país
y –¿por qué no?– a una beca, la
oportunidad dorada para largarse al
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extranjero y mandar todo al diablo.
En el peor de los casos, podría
observar de cerca a los alumnos e
incrementar así su bagaje de
conocimientos sobre la historia
contemporánea…
La idea de obtener una beca le
dio ánimos. Poniendo su mejor cara
de intelectual, Dante Mora, profesor
de Historia Contemporánea, hizo su
aparición ante los alumnos del sexto
ciclo de la Facultad de Ciencias
Histórico-Sociales de la Universidad
Centenaria.
Pudo notar que el alumnado
estaba compuesto por los mismos
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grupos de siempre. Ahí estaban los
guasones, expertos en contar los
mejores chistes sobre cualquier cosa
y reírse a carcajadas en la cara del
profesor. Estaban las pretenciosas,
algunas con minifaldas y acaso
–¡Dios no lo quisiera esta vez!– sin
nada más debajo. Tres alumnos
altísimos, con la cabeza rapada y
barbas a lo Fidel Castro, lo
contemplaban con seriedad.
Obviamente, eran los representantes
del tercio estudiantil, el cuerpo
colegiado que, junto a los profesores
y a los trabajadores administrativos,
participaba en el gobierno de la
universidad. Con ellos había que
tener cuidado.
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Dante se aclaró la garganta. Con
un gesto de suficiencia, que
esperaba no se notara fingido, tomó
asiento en el pupitre
correspondiente. Hizo una señal de
saludo dirigida a todos y a ninguno
de los asistentes, y comenzó su
exposición:
— Buenos días a todos. Soy el
nuevo profesor de Historia
Contemporánea para este ciclo. Si
alguien lo desea, puedo hacer un
breve resumen de mi currículum
vítae.
Tal como lo esperaba, nadie dijo
nada. Continuó.
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— Bueno, entonces empecemos
con el curso. Como sabrán, la
historia es un tipo de saber que
pretende ser continuo. Esto es, la
división en períodos históricos con
la cual todos estamos
familiarizados. Es una mera
convención para efectos de estudio
y orden. La historia contemporánea
en sí es la imposible pretensión de
apresar un presente fugaz,
quintaesencia de un pasado infinito
e inconmensurable.
Dante hizo una pausa para ver el
efecto que sus palabras causaban en
el auditorio. Vio las mismas caras y
casi las mismas posturas en los
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asientos, excepto una estudiante de
la primera fila, que ahora le ofrecía
un generoso primer plano de su ropa
interior. Se sintió algo incómodo,
pensando que, después de todo, era
preferible a una de esas vaginas
holográficas que estaban de moda
en los colegios. Desviando la
mirada, prosiguió:
— Más aun, el estudio de la
historia se facilita, debido a que,
hasta ahora, siempre se constata que
muchos desarrollos históricos no
son más que repeticiones de
experiencias o tendencias pasadas.
Ello pese a la pretensión, propia de
todos los pueblos conocidos, de ser
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la civilización más avanzada que
jamás haya existido en el mundo. Ni
siquiera en eso son originales –hubo
algunas sonrisas entre los
estudiantes.
El profesor se sentía ya un poco
más relajado. Miró hacia un reloj de
pared. Llevaba quince minutos en el
aula. Media hora más, y lo habría
logrado. Apenas pudo contener la
excitación.
— La historia, pues, puede ser
cíclica, pero no lineal. Los avances
y descubrimientos tecnológicos, por
muy sofisticados que nos parezcan,
no son actualmente considerados
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indicadores de evolución o de
cambio en los acontecimientos
históricos. El viaje a la Luna no
engendró una civilización científica,
y los avances geriátricos actuales no
han hecho que disminuya el número
de personas que acuden a los
servicios religiosos. No hay una
flecha que vaya del pasado al futuro,
sino un círculo similar al samsara
de los hindúes. El que en ese círculo
se utilicen carretas tiradas por
bueyes o motocicletas con
hiperimpulsores atómicos, como las
de algunos de ustedes, es algo
carente de relevancia.
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Se sirvió un vaso con agua, lo
que le permitió ganar algo de
tiempo. Faltaban tan sólo veinte
minutos. Tal como se desenvolvían
las cosas, se le antojaron livianos
como un paseo en atomicicleta.
Todo parecía marchar a las mil
maravillas.
— Precisamente, podemos ver
actualmente cómo el período de la
historia conocido como Medioevo
ha revivido en un país como el
nuestro, el cual no tuvo
aparentemente ninguna de las
instituciones que caracterizaron a la
Edad Media. No tuvimos
feudalismo, por ejemplo… Pero el
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Medioevo fue más que feudalismo y
justas de caballeros. Recordemos
dicha época a grandes rasgos. La
gente vivía en castillos, ya sea como
nobles o como siervos, siendo estos
últimos la mayor parte de la
población. Casi no existían pueblos
o aldeas desarrolladas. Un hombre
podía ver transcurrir toda su
existencia como siervo de un señor
feudal, sin conocer jamás el mundo
que había fuera de la fortaleza de su
señor. Obviamente, los que vivían
fuera de este orden eran proscritos o
criminales, salteadores en los
caminos, en fin, bandidos, cuyo
actuar estaba muy lejos de parecerse
al del legendario Robin Hood.
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Los representantes del tercio
estudiantil se retiraron del salón de
clases. Un punto más, pensó Dante
con alivio. Significaba que, al
menos por su parte, estaba
aprobado. Y, definitivamente, la
aprobación del tercio tendría su
efecto en los demás profesores y
alumnos. Nadie quería contrariar al
tercio estudiantil…
— Como todos podemos ver,
Lima ha adquirido características
medievales. Todo se inició cuando,
como alternativa ante la violencia,
en algunos lugares de nuestra ciudad
se empezó a enrejar calles y
avenidas que antaño, aunque ustedes
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no lo crean, eran de uso público. De
paso franco, diríamos ahora. Pero la
violencia se incrementó, al mismo
tiempo que colapsaron las fuerzas
formales de respuesta, como la
Policía o los municipios. Con el
tiempo, pues, esas rejas se
convirtieron en elevadas murallas
con parapetos llenos de vigilantes,
quienes a su vez pronto dejaron de
trabajar por un salario que les era
casi imposible utilizar. En efecto,
salir a las calles, como se decía en
ese entonces, era una actividad
riesgosa. Trabajaban cuidando su
lugar de residencia. Detrás de estas
rejas, se empezó a gestar una suerte
de sociedades en pequeño. Sus
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primitivas instancias directivas, las
llamadas juntas vecinales o
asociaciones de propietarios,
optaron por delegar tantas de sus
atribuciones a los presidentes de
éstas, que ellos devinieron en una
especie de señores feudales. Se ha
hablado de casos, sin confirmar, de
ladrones linchados por haber sido
sorprendidos in fraganti en la
urbanización Camacho, por
ejemplo, puesto que la justicia
formal ya no ofrecía seguridad
alguna. Para nadie resulta un secreto
que el título de Rey de la Papa es
más que un mero calificativo de
éxito en los negocios…
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18. Edita El gato descalzo 6.
Dante sonrió con suficiencia.
Bastaba ver sus rostros, el titilar de
las grabadoras digitales tomando
apuntes…
— De este modo, Lima volvió a
ser la Ciudad de los Reyes. Los
antiguos barrios o distritos se han
convertido en meras convenciones
cartográficas, puesto que ahora se
reconoce a la gente por el conjunto
habitacional de su procedencia. El
transporte vehicular y el tránsito
peatonal sólo existen debido a los
pactos de vasallaje y escolta que
existen entre los presidentes de
juntas de propietarios. Para ir de
Barranco a Magdalena, por utilizar
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la nomenclatura formal, se necesitan
tres contraseñas…
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Ilustración: Carlos Atoche Intili
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21. Edita El gato descalzo 6.
Dante se permitió rascarse un
lado del cuello. Al diablo las
formalidades.
— Por supuesto, no toda la
población actual forma parte de un
conjunto habitacional, o neocastillo,
como lo llamo yo. Siempre han
existido los marginales del sistema,
personas que en el Medioevo
anterior podían ganarse la vida
como juglares o ejerciendo la
medicina, pero que, hoy en día,
agrupados como están en pandillas,
pueden asimilarse perfectamente a
los salteadores de caminos de
antaño. Por supuesto, la realidad no
es tan cuadriculada como la he
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22. Edita El gato descalzo 6.
definido, hay zonas grises, como por
supuesto debieron existir durante la
anterior Edad Media. Por ejemplo,
los intelectuales ya no son
sacerdotes…
En ese momento, en algún lugar,
sonó un timbre que indicaba el fin
de la clase. Sonriendo, Dante Mora
despedía a sus alumnos y anunciaba
que en la siguiente clase verían el
tema de las provincias
independientes...
En el mismo instante en que el
último alumno dejaba el salón de
clases, el profesor sintió la vibración
del microvibráfono insertado en su
Clase de historia. Daniel Salvo.

23. Edita El gato descalzo 6.
oído izquierdo. Subvocalizando
apenas, respondió:
“Te he dicho que no llames
cuando estoy en clase”.
“Deja de quejarte. ¿Qué hay esta
vez?”.
“Está mejor que el año pasado.
Tres atomicicletas del año,
ensambladas en el espacio, y dos
chicas de familia, creo que son de la
Plataforma. Sí, frente a La Punta.
¿Están listos Lucho y Ale?”.
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24. Edita El gato descalzo 6.
“Lucho está por terminar de
dictar Química. Ale tiene día libre
hoy, nos está esperando”.
“Buena. El grupo del que te
hablé debe estar por salir ya, y
llegará a la tierra de nadie en diez
minutos a lo sumo”.
“No nos queda mucho tiempo
entonces. Cierro”.
Sin esperar respuesta, el profesor
puso en modo receptivo el
dispositivo intracoclear que le
permitía comunicarse con el
exterior. Revisó el falso fondo de su
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25. Edita El gato descalzo 6.
maletín, donde se encontraban la
pistola y la máscara. Sonrió. Había
sido idea suya lo de las máscaras,
que había visto en filmaciones
antiguas acerca de un bandido
llamado “el Zorro”. Se dirigió a su
atomicicleta de segunda mano, cuyo
número de registro había adulterado
Ale, profesor de Mecánica. El gas
para dormir a las chicas corría por
cuenta de Lucho, experto en
química inorgánica. Atomicicletas y
chicas de familia… ¿caballos y
princesas? Parecía un tema de tesis.
Era interesante mezclar el placer, los
negocios y el estudio.
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26. Edita El gato descalzo 6.
Acomodándose la máscara, Dante
Mora, experto en historia
contemporánea, pensó que las
chicas y los vehículos serían un
buen botín para la proscrita Banda
de los Profesores.
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Títulos de Edita El gato descalzo
En nuestra biblioteca de e-books semana a
semana encontrarás narrativa, poesía, novelas,
ensayos, etc.
1. Mudanza obligada: Cuento, Colección Lo
fantástico (4 de mayo).
2. Más sabe el Diablo por
diablo: Cuento, Colección Lo fantástico (11
de mayo).
3. Alargoplazo. M i c r o f i c c i ó n: Selección
de textos breves (18 de mayo).
4. Los sobrevivientes: Antología de Germán
Atoche Intili, Liliana Chaparro, Julio Meza
Díaz y Kevin Rojas Burgos, Colección Poesía
(25 de mayo).
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28. Edita El gato descalzo 6.
5. Infierno Gómez contra el Vampiro
matemático: Novela, capítulo 1, La
granja. Colección Lo fantástico (1 de junio).
6. Clase de Historia: Cuento de Daniel
Salvo, Colección CF (8 de junio).
7. El abejorro negro: Relato de Max Castillo
Rodríguez.
Lanzamiento: 15 de junio.
8. La señora M. y otras historias
germinales: Textos de Sebastián Andrés
Olave.
Lanzamiento: 22 de junio.
y más…
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29. Edita El gato descalzo 6.
Datos del autor
Daniel Salvo
(Ica, 1967).
Estudió abogacía
para ganarse la
vida pero su
vocación real es la
enseñanza y la
literatura de
ciencia ficción.
En 2002 inició la publicación de Ciencia
Ficción Perú, www.cifiperu.blogspot.com.
Cuentos suyos han sido traducidos al
inglés, alemán, chino, francés e italiano.
Desde 2010 publica la columna Mundos
imaginarios, los martes en el diario El
Peruano.
En 2012 inició la publicación de sus relatos
en formato e-book bajo el sello Futuria.
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30. Edita El gato descalzo 6.
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