ENSAYO . BUEN HABITO DE LEER . PAOLETTE RGZ 67.pdf
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1. UNIVERSIDAD YACAMBU
DECANATO DE POSTGRADO
MAESTRIA EN GERENCIA DE LAS FINANAZAS Y DE LOS NEGOCIOS
LA LECTURA COMO AVENTURA
NOMBRE Y APELLIDO: Edith Leal
C.I: 9.546.675
Barquisimeto 16 de Abril del 2013
2. Leer es la aventura que te permite poder volar otros lugares, otros
mundos donde tú eres el protagonista, solo en los libros tendrás la
ventana que te brindara el conocimiento necesario para enfrentar los
retos que este mundo de depara.
Los libros nos abren la puerta a mundos creados por otros y la lectura se
transforma en una aventura, en un descubrimiento. A pesar de esto,
solemos escuchar decir que "Los chicos no leen". ¿Es así? ¿Cómo
ayudarlos a descubrir la maravillosa experiencia de leer y estimularlos en
su encuentro con los libros?
Para todos los que amamos la lectura, leer es una actividad insoslayable
y casi imprescindible: vivir sin libros es prácticamente inimaginable.
Muchos descubren los libros tardíamente, pero posiblemente la mayoría
de los buenos lectores se forma desde temprana edad. Hoy nos
encontramos con una idea que circula y se expresa como una certeza:
"Los chicos no leen, o leen menos". Para averiguar si es así, y saber qué
podemos hacer como adultos para estimular su acercamiento a la lectura,
entrevistamos a diferentes especialistas en el tema (ver Quién es Quién),
que nos dieron su visión:
"Es una afirmación temeraria, sostiene Canela. Creo que los adultos dicen
esto porque leen menos y piensan que los chicos leen menos. Yo creo
que los chicos leen de otra manera, leen otras cosas. El mundo está
mucho más escrito que antes; hay continuos mensajes, no sólo de
palabras, también de códigos, de imágenes. En la televisión y en la
computadora hay continuamente palabras para leer; hay un
entrenamiento de la lectura y de la comprensión de lo que se lee mucho
más alto de lo que la gente cree. De lo que la gente se lamenta es que no
lean libros. Porque creen que el libro guarda todavía "el secreto de la
felicidad" o del éxito. Y lo que el libro guarda, en realidad, es un mundo,
que si vos no lo abres te pierdes Y es un mundo en el cual hay un enorme
3. trabajo personal. La persona se pone toda en movimiento para poder
entender y disfrutar, o padecer lo que lee. Yo no creo que los chicos
rechacen el libro si hay un encuentro con los libros adecuado. Por la
edad, primero a través del encanto de las imágenes, los libros que son
libro-juego. Es un vicio el de leer; una vez que te acostumbras a hojear las
páginas, y a ver que el libro engorda de un lado y se angosta en otro, y te
permite meterte en otro mundo... ese vicio se te prende como cualquier
otro. Llamémosle hábito si no queremos llamarle vicio" >Roberto Sotelo
coincide en que los chicos leen, ya que, especialmente en los medios
urbanos, están rodeados de opciones de lectura, tales como los carteles
en la vía pública, las consignas en la escuela, los subtítulos de las
películas, entre otros. Pero asegura que lamentablemente no leen todos
los libros que podrían leer. Y se pregunta: "Como adultos, ¿qué
posibilidades les brindamos para que lean libros, para que se formen
como lectores? ¿Qué instrumentamos, como sociedad, para que los
chicos tengan un contacto y acceso directo a la lectura y a los libros, y
que esto signifique para ellos una actividad natural, placentera,
enriquecedora y desarrollada en un marco de libertad? No hay bibliotecas
infantiles; las bibliotecas públicas no tienen salas infantiles adecuadas y
preparadas para afrontar este desafío; en la escuela la lectura está
encarada como un objetivo didáctico o de aprendizaje; los libreros
desconocen la oferta actual de libros para niños; en los medios de
comunicación y de información la literatura infantil no tiene espacio y los
padres no les compran libros a sus hijos y tampoco les leen o cuentan
historias. En síntesis -y estoy hablando de la generalidad, porque existen
excepciones- la sociedad no presenta al adulto (padre, maestro, artista,
deportista, etc.) como un modelo lector para los niños. Mientras esto no
suceda, son pocas las posibilidades que tendremos para lograr que un
chico lea, o que considere a la lectura como una actividad que le brindará
tanto placer como realizar un deporte o ver una película."
4. ¿Qué hacer? (y qué no)
Leerles y contarles. Cuentos, novelas, biografías, y todo lo que
consideremos buen material de lectura. Y hacerlo SIEMPRE. Notti
señala el valor de leerles a toda edad: "Yo estoy a favor de
contarles cuentos a los chiquitos que no leen, a los que van
leyendo, a los que ya leen y son adolescentes... Aunque hay como
un mito instalado: "A los grandes no les vamos a contar cuentos",
creo, muy por el contrario, que hay que seguir rescatando este
espacio de encuentro y el vínculo que se genera entre el que
cuenta y el que escucha, que desde lo afectivo genera toda una
impronta de relación tan fuerte y cercana".
Poner libros a su disposición. "En principio libros que tengan que
ver con lo que le interesa - sugiere Sotelo - Y sólo eso, dejarlo
disfrutar. Luego él solo irá buscando, pidiendo más y formándose
como lector. Esto se debería hacer desde muy temprana edad. Las
nanas, las canciones y los cuentos que escucha el bebé son la
base que lo estimulará a formarse como lector a medida que
crezca." Para ilustrar la importancia de acercar libros "desde la
cuna", podemos citar el extracto que R. Sotelo hace del libro "La
literatura para niños y jóvenes", de Marc Soriano, en Imaginaria:
"Nos corresponde a nosotros permitir ese primer contacto
acariciante y reconfortante, impregnándolo de nuestro calor y
nuestra ternura. Lo ideal es transformar los primeros libros en
"objetos transicionales", ponerlos a competir con las muñecas y los
osos de peluche".
Concurrir a bibliotecas o librerías. Canela propone: "Ir un día a
la Biblioteca Nacional, como paseo; hay librerías que tienen
segmentos para chicos, no hay obligación de comprar los libros,
con lugares para sentarse y para leer."
5. Proponerle ir a una librería y elegir un libro. Según Canela, ante
la pregunta acerca de cómo estimular a un chico más grande, que
no tiene mucho contacto con los libros, una buena alternativa es
"...ir a la librería, por ejemplo un día por mes y decirle "Elegí un
libro, tengo sólo $3 o $5. Con ese dinero elegite el libro que
quieras." Puede ser que un chico no elija ningún libro, que compre
una historieta, o que compre en el kiosco una revista que le guste.
Demostrar que el libro es un bien, que hay que comprarlo y hay
que elegir."
Permitirle elegir los libros que va a leer. Sotelo recomienda:
"Llévelo a una buena librería -muy surtida- y ayúdelo a elegir el
libro de su agrado. ¡Pero atención! el libro que realmente le agrade
al niño, no el que le agrade a usted, o el que le gustó cuando usted
era niño. Acepte lo que el niño elija (los niños saben elegir muy
bien lo que les interesa), léalo también usted (deje de lado los
prejuicios). Confronte sus opiniones con las del niño. No trate de
imponer sus criterios o gustos aunque los crea acertados. Deje que
se aficione a la lectura con lo que él más desea en ese momento.
Luego habrá tiempo de recomendar y de hacerle conocer otras
alternativas de lectura." Coincide Canela al respecto de la
importancia de elegir: "Nunca decirle al chico "Ese no", o "Ese ya lo
tenés en casa en otra versión". Elegir libremente es el primer paso
para acercarse al libro. Si el chico empieza a leer el libro y no le
gusta, permitirle que lo deje".
NO HAY QUE OBLIGAR A LEER. "NO se puede OBLIGAR a leer,
como tampoco, siguiendo a Daniel Pennac, se puede obligar a
amar", sostiene Sotelo.
No obligar a los chicos a "rendir cuentas" sobre lo leído. "No le
"tome lección". Ni siquiera en forma disimulada (algunos padres
son especialistas en eso y los chicos siempre se dan cuenta).
Respete su silencio. Él mismo le contará, o no. Pero lo importante
6. es que la lectura esté planteada como una actividad que pueda
realizar sin tener que rendirle cuentas al adulto. No lo obligue a
hacer un dibujo ni un comentario (oral o escrito) sobre lo que lee. A
usted no lo obligan a hacer esas cosas cuando sale del cine
después de ver una película", explica Sotelo.
No usar los libros como moneda de cambio. "Un error muy
común es el "Te portás mal y no te cuento" - afirma Notti - "Los
castigamos con lo que deberíamos estar estimulándolos".