6. Explosión demográfica
Continente 1650 1800 1933
Europa 100 167 519
Norteamérica 1 5,7 137
Centro y
Sudamérica
12 18,9 125
Total
mundial
545 906 2.057
Evolución demográfica (en millones)
14. La urbe se divide en zonas:
•Un centro con zonas residenciales lujosas y actividades comerciales y
administrativas.
LA CIUDAD INDUSTRIAL
15.
16. La urbe se divide en zonas:
•Un ensanche para la burguesía con trazado regular, viviendas de calidad y nuevas
comodidades (empedrado, alumbrado, canalizaciones, etc.). La burguesía vivía en
elegantes barrios que fueron progresivamente mejorando sus servicios de
alcantarillado, agua potable, iluminación y pavimentado. Surgieron los grandes y
amplios bulevares destinados al paseo. Hacía una intensa vida social y acudía a los
cafés, al teatro, la ópera, los casinos o los cabarets.
LA CIUDAD INDUSTRIAL
17.
18.
19.
20. La urbe se divide en zonas:
•Las zonas exteriores ocupadas por las industrias, instalaciones de
transporte pesado y barrios de obreros (llamados slums en Gran
Bretaña), mal estructurados, con escasos equipamientos e
infraviviendas, focos de marginalidad y de conflictividad social. Su
principal característica era el máximo aprovechamiento del espacio,
traducido en pequeñas viviendas, hacinadas, que carecían de luz y
ventilación necesaria, además de que carecían de infraestructura y
equipamiento hidráulico y sanitario. Con estas condiciones, las ciudades
industriales tenían altos índices de mortandad infantil, pues su ambiente
constituía un factor que propiciaba la propagación masiva de
enfermedades. La distracción principal de los proletarios industriales
consistía en acudir a la taberna, en tanto las mujeres atendían las faenas
domésticas. La mejora de sus salarios les permitió acudir a
espectáculos como el fútbol o el boxeo.
LA CIUDAD INDUSTRIAL
21.
22.
23. Modelo de una casa obrera en un barrio de Liverpool,
1910
24. Ático ocupado por una familia de 10 miembros
en Bethnal Green, Londres, ilustración de
1863
25. “Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de ladrillos que habrían
sido colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen permitido; pero tal
como estaba, era una ciudad de un rojo y de un negro poco natural, como el
pintado rostro de un salvaje. Era una ciudad de máquinas y de altas
chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de
humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin desenroscarse nunca del
todo. Tenían un canal oscuro y un arroyo que llevaba un agua enturbiada
por un jugo fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por
ventanas, que resonaban y retemblaban todo el santo día, mientras el
pistón de las máquinas de vapor subía y bajaba monótonamente, como la
cabeza de un elefante enfermo de melancolía. Contaba la ciudad de varias
calles grandes, que se parecían entre sí, y de infinitas callejuelas aún más
parecidas unas a otras, habitadas por gentes que se parecían igualmente,
que entraban y salían a las mismas horas, que pisaban de igual modo, que
iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes cada día era idéntico al
anterior y al de después, y cada año el vivo reflejo del que le había
precedido y del que iba a seguirle”.
Charles Dickens, Tiempos Difíciles, 1854.
26. El comedor era una vasta pieza cuadrada, cuyos
revestimientos de peral ennegrecido y barnizado
llegaban a la altura de un hombre, adornados con
delgados filetes de oro. Los cuatro grandes paneles
habían debido de ser preparados para recibir pinturas
de bodegones, pero habían quedado vacíos, pues sin
duda el propietario del hotel retrocedió ante un gasto
puramente artístico. Se limitaron a tapizarlos con
terciopelo verde oscuro. El mobiliario, las cortinas y los
portiers de la misma tela daban a la estancia un
carácter sobrio y grave, calculado para concentrar en la
mesa todos los esplendores de la luz. […] Un admirable
centro de plata mate, cuyas cinceladuras relucían,
ocupaba el medio […]. En los dos extremos, unos
jarrones contenían igualmente ramos de flores; dos
candelabros, emparejados con el grupo del centro,
hechos cada uno de un sátiro corriendo, que llevaba en
uno de sus brazos una mujer desmayada, y sujetaba
con el otro un hachón de diez velas sumaban el brillo de
sus bujías al resplandor de la araña central. Entre estas
piezas principales, los calientaplatos, grandes
y pequeños, se alineaban simétricamente, cargados
con el primer servicio, flanqueados por conchas que
contenían entremeses, separados por cestas de
porcelana, jarrones de cristal, platos llanos, fruteros
repletos, que contenían la parte de los postres que
estaba ya en la mesa. A lo largo del cordón de los
platos, el ejército de los vasos, las jarras de agua y
vinos, los pequeños saleros, todo el cristal del servicio
era fino y ligero como muselina, sin una cinceladura.
Émile ZOLA, La jauría, 1872
27.
28.
29.
30. Consecuencias de la Revolución Industrial
“Los viajeros fashionables del continente se detienen en los barrios
elegantes de Londres sin sentir curiosidad por observar esa
considerable parte de la población (aproximadamente la mitad) que
vive del trabajo en los talleres. Tampoco visitan el campo de Irlanda ni
los distritos manufactureros de Inglaterra. Desconocen que en la
metrópoli numerosos barrios esconden todas las miserias, vicios y
males que puedan aquejar a la humanidad. Van a Richmond, a
Windsor, a Hampton Court; ven los suntuosos palacios, los magníficos
parques de la aristocracia y, de vuelta a su país, tachan de
exageración y de mentira los relatos del observador que, yendo más
allá de las apariencias, ha visto la inmoralidad sin límites a la que
puede conducir la sed de oro y la horrible miseria de un pueblo
reducido al hambre y a la cruel opresión de la que es víctima”
Flora Tristán. Paseos por Londres.
33. Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin
luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la
mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo
nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad,
entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo.
Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a
escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...)
He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a
la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza
sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la
mina.
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad.
Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la
situación en las minas, 1842.
38. La insuficiencia de los salarios
Francia
Salarios diarios en 1840: 2 francos por un
hombre
1 franco por una mujer
0,45, niños de 8 a 12 años
0,75, niños de 13 a 16 años
Salario medio: 1,75 francos
Precios en 1855:
Kilogramo de pan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,40
Kilogramo de carne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,25
Docena de huevos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,55
Litro de vino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,55
Kilogramo de patatas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,75
39. Reglamento de una fábrica textil
En Tyldesley, cerca de Manchester, los hombres trabajan, incluida la hora de la comida, 14 horas por
día, a una temperatura de 80° a 84° Fahrenheit (=26,6 a 28,8 ºC); la puerta permanece cerrada
durante las horas de trabajo, salvo unos treinta minutos para la hora del té; a los trabajadores no se
les autoriza a enviar por agua para refrescarse en medio de la atmósfera sofocante de la hilandería;
aun el agua de lluvia está bajo candado, por orden del patrón; de lo contrario, los hilanderos estarían
satisfechos de poder utilizarla. He aquí las multas que se les imponen:
Chelines
Todo hilandero que haya abierto una ventana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Todo hilandero que haya reparado la correa
de su tambor y haya encendido el pico de gas . . . . . . . . . . . . . . . 2
Todo hilandero que abandone su telar y deje el gas
encendido. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Todo hilandero que encienda el gas demasiado temprano. . . . . . . 1
Todo hilandero que hile a la luz del gas demasiado tarde
por la mañana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Todo hilandero que haya abierto demasiado su llave de gas . . . . . . 1
Todo hilandero que silbe durante su trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Todo hilandero que tenga desperdicios sobre la banda del carro. ……… 1
Todo hilandero que llegue 5 minutos después del último toque
de la campana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Political Register, 30 de agosto de 1823
40.
41. ¿Qué están haciendo?
Hemos recibido información de que
Vd. es el dueño de esas detestables
máquinas de hilar, y mis hombres
me han solicitado que le advierta de
que debe destruirlas. Si no las
destruye antes de fines de la
semana próxima, enviaré al menos
doscientos hombres para que las
destruyan. Si Vd. dispara contra
ellos, tienen órdenes de matarlo y
quemar sus propiedades. Dígaselo
a sus vecinos e infórmeles de que lo
mismo les espera a ellos si sus
máquinas no son destruidas.
fabricante de Huddersfield
Carta anónima enviada a un
en
1812. Firmada por el general del
ejército Ned Ludd
El Ludismo
42. ¿Qué carácter tienen las demandas?
El cartismo
Carta del Pueblo, reclamaba
derechos para el trabajador (la
jornada de las ocho horas) y
democracia (sufragio) para la clase
media
Con el fracaso del cartismo, tras las
Revoluciones de 1848, se suceden las
huelgas, sabotajes y disturbios violentos
43. EL SINDICALISMO
→ A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, nacen las primeras asociaciones de trabajadores,
las llamadas sociedades de ayuda mutua (o "socorro mutuo"). Su objetivo era la unión de los
obreros para conseguir mejoras laborales y salariales, operando como cajas de resistencia
frente a adversidades como la enfermedad o el desempleo.
→ Estas asociaciones fueron ilegales hasta la abolición de las Combination Laws (1825), a
pesar de ello progresaron rápidamente, organizándose según dos modelos: sindicatos de
oficio (Trade Unions) y cooperativas. Ambos carecían de reivindicaciones políticas
→ A partir de los años treinta los Trade Unions fueron ampliándose y dejaron de estar
limitados por oficio y localidad, abriéndose paso un sindicalismo de ámbito estatal:
•1829, el dirigente obrero Doherty, crea el primer sindicato del algodón de carácter nacional.
•1834 Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio en la Great Trade Union.
→ El éxito de estas iniciativas llevó a una nueva ilegalización de los sindicatos. Lo serán
finalmente durante el último cuarto del siglo XIX
48. La prohibición de asociarse
I. Queda sancionado […] que todos los contratos, convenios y
acuerdos de todo tipo que en cualquier momento se estipulen
desde ahora entre cualquier obrero de la industria y otras personas
con el fin de obtener aumentos de salarios para ellos mismos o
para cualquier otro de ellos, o para cualquier otro obrero a jornada
o trabajador, u otro de cualquier industria, comercio o empleo o
con el fin de disminuir o alterar el horario habitual o el tiempo de
trabajo, o para obstaculizar o impedir a una o más personas que
contraten a quien consideren más adecuado para el empleo o con
el fin de controlar o limitar a las personas que dirigen una industria,
comercio o empresa […], será ilegal, nulo y de ningún efecto.
Combination Law, 1800
49. LAS BASES IDEOLÓGICAS DEL MOVIMIENTO OBRERO
El socialismo utópico
Los primeros socialistas denunciaban la miseria y las penalidades del proletariado y proyectaban
unas sociedades futuras alternativas
Bases del pensamiento utópico
•Perseguían una sociedad ideal y perfecta (con armonía, paz y felicidad)
•De forma pacífica (sin lucha entre patronos y obreros) Primaban la solidaridad, la
filantropía y el amor fraternal Defendían el progreso industrial, pero no sus efectos
sociales
Los principales pensadores utópicos
El conde De Saint-Simon
(1760-1825)
Charles Fourier
(1772-1837)
Robert Owen
(1771-1858)
Empresario textil, aplicó medidas para mejorar las condiciones de vida
de los obreros; reducción jornada, salarios más altos, educación
infantil…
Sociedad organizada por falansterios (org. comunales) agrícolas
autosuficientes.
Necesidad de la solidaridad social y organización racional de la
producción.
54. Los comunistas no se cuidan de disimular sus
opiniones y sus proyectos. Proclaman abiertamente
que sus propósitos no pueden ser alcanzados sino
por el derrumbamiento violento de todo el orden
social tradicional. ¡Que las clases directoras tiemblen
ante la idea de una revolución comunista! Los
proletarios no pueden perder más que sus cadenas.
Tienen, en cambio, un mundo por ganar.
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES,
UNIOS
Di e Kommuni st en ver schmähen es,
i hr e Ansi cht en und Absi cht en zu
ver hei ml i chen. Si e er kl är en es
of f en, dass i hr e Zwecke nur
er r ei cht wer den können dur ch
den gewal t samen Umst ur z al l er
bi sher i gen
Gesel l schaf t sor dnung. Mögen di e
her r schenden Kl assen vor ei ner
kommuni st i schen Revol ut i on
zi t t er n. Di e Pr ol et ar i er haben
ni cht s i n i hr zu ver l i er en al s
i hr e Ket t en. Si e haben ei ne
Wel t zu gewi nnen.
Pr ol et ar i er al l er Länder ,
ver ei ni gt euch!
59. Principios fundamentales del
Anarquismo
Nuestro programa socialista exige y debe exigir irrenunciablemente:
1.La igualdad política, económica y social de todas las clases y todos los
pueblos de la tierra.
2.La abolición de la propiedad hereditaria.
3.La apropiación de la tierra por las asociaciones agrícolas, y del capital y de
todos los medios de producción por las asociaciones industriales.
4.La abolición del ordenamiento jurídico de la familia patriarcal, basado
exclusivamente en el derecho a heredar la propiedad, así como la
equiparación de los derechos políticos, económicos y sociales del hombre y de
la mujer.
5.La crianza y educación de los niños de ambos sexos hasta su mayoría de
edad, entendiéndose que la formación científica y técnica, en la que se
incluyen los niveles más altos de formación, será igual y obligatoria para todos.
La escuela reemplazará a la iglesia y hará innecesarios los códigos penales,
los policías, los castigos, la prisión y los verdugos.
M. Bakunin. Los fundamentos económicos y sociales del anarquismo.
60.
61.
62.
63.
64. Marxismo vs. Anarquismo
«Los comunistas creen un deber organizar las fuerzas obreras para apoderarse del poder político de los
Estados. Los socialistas revolucionarios, en cambio, sólo confían en la libertad ... ; piensan que la
humanidad se ha dejado mandar demasiado tiempo y que el origen de su infelicidad no está en una u otra
forma de gobierno, sino en el mismo hecho del gobierno, sea éste cual fuere. (…) Ellos afirman que
solamente la dictadura -la suya, por supuesto- puede crear la voluntad del pueblo. Nosotros les
respondemos: ninguna dictadura puede tener otro objeto que el de perpetuarse; ninguna dictadura podría
engendrar y desarrollar en el pueblo que la soporta otra cosa que la esclavitud: la libertad sólo puede ser
creada por la libertad. (...)
Marx es un comunista autoritario y centralista. Quiere lo que nosotros queremos: el triunfo de la igualdad
económica y social, pero en el Estado y por la fuerza del Estado; por la dictadura de un gobierno
provisional, poderoso y, por decirlo así, despótico, esto es, por la negación de la libertad. Su ideal
económico es el Estado convertido en el único propietario de la tierra y de todos los capitales, cultivando
la primera por medio de asociaciones agrícolas bien retribuidas y dirigidas por sus ingenieros civiles, y
comanditando los segundos mediante asociaciones industriales y comerciales.
Nosotros queremos ese mismo triunfo de la igualdad económica y social por la abolición del Estado y de todo
cuanto se llame derecho jurídico que, según nosotros, es la negación permanente del derecho humano.
Queremos la reconstitución de la sociedad y la constitución de la unidad humana, no de arriba abajo por
la vía de cualquier autoridad, sino de abajo arriba, por la libre federación de las asociaciones obreras de
toda clase, emancipadas del yugo del Estado.»
Bakunin 1869
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