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CONTABILIDAD
YFINANZAS57
Competencias distintivas en las pymes:
un aporte desde gestión humana*
Gregorio Calderón Hernández**
Semillero de Investigación***
r e s u m e n
Con el fin de establecer de qué manera se está apoyando la competitividad por parte de la gestión humana en las pymes, se ade-
lantó una investigación en 16 pequeñas y medianas unidades productivas de Manizales, en donde se estudiaron las competencias
distintivas que más inciden sobre los factores de competitividad empresarial. Desde el punto de vista teórico se tomaron el enfoque
sistémico de la competitividad, la teoría de recursos y capacidades, y la perspectiva estratégica de la gestión humana. Se contras-
taron las competencias distintivas en las pymes seleccionadas y se analizaron los hallazgos a partir del modelo teórico construido.
El abordaje empírico se hizo desde un enfoque cualitativo, realizando entrevistas a los gerentes o responsables de gestión humana
de estas unidades productivas.
P a l a b r a s c l a v e : competitividad, competencias distintivas, pymes, gestión humana.
a b s t r a c t
D i f f e r e n t m a n a g e m e n t a p p r o a c h e s i n s m a l l - a n d m e d i u m - s i z e d c o m p a n i e s ( p e q u e ñ a s y m e -
d i a n a s e m p r e s a s - P Y M E s ) : a c o n t r i b u t i o n t o w a r d s h u m a n m a n a g e m e n t . Sixteen small- and me-
dium-sized production units from the city of Manizales were studied to establish how competitiveness was being supported by
human management in PYMEs; the different types of abilities most influencing factors regarding company competitiveness were
considered.
A systemic perspective of competitiveness was assumed from a theoretical point of view, the factors determining this were esta-
blished at micro level and the different abilities promoting such factors. These skills were contrasted in the selected PYMEs and the
findings were analysed using the theoretical model so constructed.
K e y w o r d s : competitiveness, management skills/approach, PYME, human management.
r é s u m é
C o m p é t e n c e s D i s t i n c t i v e s d a n s l e s P M E : U n a p p o r t à p a r t i r d e l a G e s t i o n H u m a i n e . Afin
d´établir de quelle façon s´appuie la compétitivité de la part de la gestion humaine dans les PME, une recherche a été conduite dans
16 petites et moyennes unités de production de Manizales dans lesquelles les compétences distinctives qui ont le plus d´incidence
sur les facteurs de compétitivité de l´entreprise ont été analysées.
Du point de vue théorique on est parti de la perspective systémique de la compétitivité, les facteurs déterminants de celle-ci au niveau
micro ainsi que les compétences distinctives qui favorisent ces facteurs ont été établis. Ces compétences ont été vérifiées dans les
PME sélectionnées et l´on a analysé les résultats à partir du modèle théorique construit.
M o t s c l é s : compétitivité, compétences distinctives, PME, gestion humaine.
r e s u m o
C o m p e t ê n c i a s D i s t i n t i v a s n a s P e q u e n a s e M é d i a s E m p r e s a s ( P y m e s ) : U m A p o r t e a p a r t i r d a
G e s t ã o H u m a n a . Com o fim de estabelecer de que maneira se está apoiando a competitividade por parte da gestão humana
nas pequenas e médias empresas (pymes), foi realizada uma investigação em 16 pequenas e médias unidades produtivas de Ma-
nizales (Colômbia), nas quais foram estudadas as competências distintivas que mais incidem sobre os fatores de competitividade
empresarial.
Desde o ponto de vista teórico se assumiu a perspectiva sistêmica da competitividade, estabelecendo-se os fatores determinantes
desta em nível micro e as competências distintivas que potencializam tais fatores. Foram contrastadas essas competências nas pe-
quenas e médias empresas (pymes) selecionadas e se analisaram os resultados a partir do modelo teórico construído.
P a l a v r a s - c h a v e : competitividade, competências distintivas, pequenas e médias empresas (pymes), gestão humana.
C l a s i f i c a c i ó n J E L : M12.
R e c i b i d o : 2 de agosto de 2005. A p r o b a d o : 28 de febrero de 2006.
Calderón, G. et al. (2006).
Competencias distintivas en las
pymes: un aporte desde gestión
humana. Innovar 16(27), xx-xx.
** Profesor asociado de la Universidad Na-
cional de Colombia, sede Manizales;
miembro del grupo de investigación “Cul-
tura Organizacional y Gestión Humana”,
categorizado por Colciencias.
Correo electrónico:
gcalderonh@unal.edu.co.
*** Integrado por los estudiantes de Admi-
nistración de Empresas: Luz Adriana
Aguirre, Claudia Nancy Arias, María Vic-
toria Bedoya, Diana Carmenza Castaño,
Diana María Hoyos, Carmen Adriana Ra-
mírez, Juan Carlos Rocha y Juliana An-
drea Vélez.
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006
58
Introducción*
La competitividad no es un problema que deban abor-
dar sólo las grandes empresas o las empresas con inte-
rés exportador, pues con los procesos de globalización
y apertura llegan al país ofertas de casi cualquier tipo
de producto o servicio a competir con las empresas lo-
cales en los mercados locales.
La competitividad abordada desde una perspectiva
sistémica, enfoque asumido en la presente investiga-
ción, plantea la existencia de factores externos (en los
niveles macro, meta y meso) y de factores internos (a
nivel micro) que deben ser considerados al momento
de analizar la posibilidad de competir por parte de las
empresas (Esser et al., 1996).
En el presente artículo, producto de una investigación
realizada en 16 pymes de la ciudad de Manizales, se
plantean dos objetivos: desde el punto de vista teórico
se trata de construir una propuesta en la que se esta-
blezcan las competencias distintivas de segundo (co-
ordinación y cohesión) y tercer nivel (dinámicas) que
potencian los factores internos de la competitividad
empresarial (Camisón, 1997, 2002; Bueno y Morcillo,
1997); desde lo empírico, el propósito es constatar el
desarrollo de estas competencias dinámicas en las uni-
dades productivas seleccionadas.
Se asumieron las competencias distintivas de segundo
y tercer nivel por estar asociadas a un intangible de
significativa importancia en la construcción de venta-
ja competitiva sostenida, como es el talento humano
(Barney, 1991; Ulrich, 1997; Gubman, 2000), y por-
que se constituyen en soporte de las competencias de
primer orden (funcionales), como son la velocidad de
respuesta a las exigencias del entorno, la productivi-
dad, la eficacia de las estructuras comerciales, produc-
tivas y financieras, entre otras (Camisón, 2002).
Los resultados muestran que hay un incipiente desa-
rrollo de estas competencias distintivas, influido tal
vez por la carencia, en la mayoría de las pymes, de un
área especializada y consolidada de gestión humana,
pero también por una falta de conciencia de la impor-
tancia de estas competencias para el desempeño orga-
nizacional. No obstante, sería injusto desconocer avan-
ces importantes alcanzados por las presiones externas,
especialmente por las necesidades de certificaciones
como ISO-9000 en que están comprometidas muchas
de ellas.
Contexto y metodología de la investigación
A partir de diversos autores, fundamentados en las
teorías de recursos y capacidades, la competitividad sis-
témica y la perspectiva estratégica de los recursos hu-
manos, se construye una propuesta teórica en la que
se muestra la relación entre competencias distintivas y
gestión humana de las organizaciones.
Para la contrastación empírica se empleó la técnica de
entrevista semiestructurada cuyo guión contó con 12
preguntas que fueron aplicadas a las personas respon-
sables de la gestión humana en las empresas selecciona-
das. La selección de las pymes se realizó a través de la
base de datos de la Cámara de Comercio de la ciudad,
con el criterio que en el momento de la entrevista con-
taran con entre 10 y 200 trabajadores, o que tuvieran
un valor en activos totales entre 3.000 y 30.000 sala-
rios mínimos legales mensuales vigentes y que tuvieran
al menos cinco años de permanencia en el mercado.
La muestra estuvo conformada por trece empresas in-
dustriales, tres de servicios y dos del sector comercio; la
mayoría son pequeñas (menos de 50 trabajadores), con
15 empleados la de menor tamaño y 128 empleados la
más grande. Se utilizó un muestreo por conveniencia
no probabilístico, obteniéndose un nivel de saturación
en 16 empresas (Valles, 1999).
Las entrevistas, con duración promedio de una hora,
fueron grabadas y transcritas para hacer su correspon-
diente análisis de contenido. Éste se hizo siguiendo a
Martínez (1998), es decir, transcripción detallada de
los contenidos de la información protocolar, división
del texto en unidades temáticas, categorización descrip-
tiva, categorización analítica y construcción de sentido
de los hallazgos.
Para garantizar la validez y confiabilidad se emplea-
ron estrategias propias de la investigación cualitativa
(Martínez, 1998): se hizo una revisión de la guía de
entrevista por parte de personas conocedoras del tema
y además se realizó una prueba piloto en dos empresas
que no hicieron parte de la muestra; en todas las en-
trevistas participaron dos personas, una que conducía
la entrevista y otra que la grababa y tomaba notas y
hacía observaciones en relación con la misma; siempre
se constató que el entrevistador tuviera conocimiento
específico sobre los temas de la entrevista (al menos en
cinco casos se hizo necesario entrevistar a más de una
persona por empresa); por último, se presentaron los
* La investigación base de este artículo hace parte del macroproyecto “La Gestión Humana en las Pymes”, que adelanta el grupo de
investigación “Cultura Organizacional y Gestión Humana”. Fue realizada durante el período enero 2004-junio 2005 en pequeñas y me-
dianas empresas de la ciudad de Manizales.
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
INNOVAR
R E V I S T A
J O U R N A L
59
resultados obtenidos a un grupo foco integrado por
cuatro representantes de las empresas entrevistadas y
una persona ajena a ellas, pero conocedora de la te-
mática (representante de la Asociación Colombiana de
Gestión Humana).
Estado del arte
La competitividad de las organizaciones fue asumida,
durante mucho tiempo, como el aprovechamiento de
fallas del mercado o de oportunidades del entorno por
parte de las empresas mejor preparadas tecnológica y
financieramente. Pero a partir del surgimiento de una
teoría emergente –la teoría de recursos y capacidades
(Barney, 1991)– empieza a reconocerse la importancia
de la competitividad a nivel micro, es decir, a partir del
desarrollo e integración de actividades generadoras de
valor impulsadas por sus áreas funcionales, aceptándo-
se además la importancia de los activos intangibles en
la generación de ventaja competitiva sostenible.
La importancia de las personas en el logro de dicha
ventaja ha sido constatada por diversos investigadores.
Pfeffer (1996 y 1998) y Ulrich (1997) han estudiado la
importancia de las personas en generar ventaja com-
petitiva sostenida. Así, por ejemplo, comprometer al
trabajador con la empresa mediante políticas como el
pago contingente aumenta la predisposición a adqui-
rir nuevos conocimientos y habilidades e incentiva la
existencia de iniciativa por parte de los trabajadores;
Cuervo (1993) reconoce que la dimensión humana se
ha convertido en factor clave de la productividad por
cuanto ésta depende, en buena medida, del desarrollo
de competencias de las personas, incluso más que de
la inversión en capital (específicamente afirma que el
crecimiento vía cambio tecnológico depende en mayor
proporción de la inversión en educación que de la in-
versión en equipos). En este mismo sentido, Huselid
(1995) encontró en su estudio que determinadas prác-
ticas de gestión humana tienen impactos positivos so-
bre la productividad empresarial, v. gr., el desarrollo de
políticas de retención de trabajadores cualificados.
Porter (1987) reconocía la correlación entre las políti-
cas de recursos humanos y la ventaja competitiva, pues
planteó la pertinencia de combinar estrategias genéri-
cas con políticas adecuadas de recursos; investigadores
posteriores reafirmaron la relación entre estrategias
de negocios con estrategias de gestión humana para
lograr ventaja competitiva (Lado y Wilson, 1994; Wrig-
ht, McMahan y McWilliams, 1994; Barney y Wright,
1998): “a medida que se presenta la estandarización de
productos y servicios, la gente es el único elemento que
marca la diferencia entre las organizaciones en compe-
tencia” (Cane, 1997, p. 23).
De otra parte, se ha verificado la importancia de la
dirección de las personas para obtener ventaja compe-
titiva. Así, Gómez et al. (1999) señalan los efectos de
la planificación estratégica de los recursos humanos
en este sentido; Becker et al. (2001) y Camisón (1997)
enfatizan en la necesidad de dirigir al talento humano
como un bien estratégico; Dolan et al. (1999) y Gub-
man (2000) consideran factor de éxito empresarial
la apropiada elección de prácticas de dirección de re-
cursos humanos que puedan adecuarse a la estrategia
competitiva adoptada por la empresa.
Desde otra perspectiva, algunos investigadores hacen
referencia al conocimiento como una de las estrate-
gias competitivas actuales y resaltan la necesidad de
gestionarlo adecuadamente para convertirlo en fuen-
te de ventaja competitiva. El conocimiento adquiere
significado cuando se puede incorporar a la actividad
cotidiana de la empresa y termina generando valor a la
organización. En términos de Moreno y Rico (2002):
“las personas son las únicas capaces de conjugar for-
mación, experiencia, creatividad, trabajo en equipo e
información para obtener elementos diferenciadores
relevantes. Son las que, con algo de suerte, dan naci-
miento a activos intangibles, que se incrustan tanto en
la cultura, los procesos, actividades y sistemas, como
en los productos y servicios que vende la empresa”.
En el caso colombiano, los estudios que integran la
gestión humana con la competitividad son menos fre-
cuentes. El Corpes de Occidente (1995) concluye que
las áreas de gestión humana de las empresas del occi-
dente colombiano no están preparadas para servir de
soporte en condiciones de competencia abierta propia
de mercados globalizados. Calderón (2003a, p. 170), en
una investigación de 260 empresas medianas y grandes
del occidente del país, encontró que:
Puede afirmarse que en las empresas estudiadas existen
dos grupos: el primero con la DRH ubicada en un ni-
vel estratégico reportando directamente a la dirección
general, liderando proyectos organizacionales y que en
general pueden catalogarse con un nivel de desarrollo
superior o alto (46,8% del total estudiado); este grupo
tiene una DRH que está en capacidad de servir de so-
porte a la empresa para alcanzar la ventaja competitiva;
pero existe un segundo grupo (53,2%) que por su poco
desarrollo, su dedicación a funciones operativas y ruti-
narias, su poca autonomía y liderazgo no es fuente de
ventaja competitiva para las organizaciones.
En una investigación reciente, Calderón (2004) cons-
tató la falta de congruencia entre las estrategias de
negocios y las estrategias de recursos humanos de las
medianas empresas.
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006
60
Por su parte, Malaver (1998) señala la necesidad de de-
sarrollar mecanismos que permitan definir de manera
clara, explícita y pública, los criterios y las competen-
cias básicas de las que debe estar dotado el recurso hu-
mano para enfrentar el reto de la competitividad.
Como síntesis de la literatura especializada se pue-
de concluir, primero, que el talento de las personas,
incluidas sus competencias, actitudes y disposición a
actuar en beneficio de la empresa, puede generar ven-
tajas competitivas sostenibles para las organizaciones;
segundo, hay evidencia empírica de los aportes de una
apropiada gestión de las personas a la competitividad,
y, tercero, a nivel del país, los estudios que interrela-
cionan la gestión humana y la competitividad son muy
incipientes. Ordiz (2000) resume la problemática al
tratar de abordar la investigación en gestión humana:
Aunque los estudios evidencian que las políticas de
recursos humanos aumentan la implicación del traba-
jador en la empresa, y que la efectividad de la organi-
zación es superior cuando la empresa considera a los
trabajadores como recursos estratégicos resulta difícil
desarrollar las medidas adecuadas para demostrar que
crean valor añadido y además convencer a la gerencia
de la importancia de los recursos humanos como factor
clave de la estrategia.
Referente teórico
Para el presente estudio se asume la teoría de recursos
y capacidades que reconoce la importancia de factores
internos en el logro de la competitividad empresarial.
Se parte de la perspectiva sistémica de la competitivi-
dad, pero centrándose en el nivel micro que se encuen-
tra bajo control de la empresa y el enfoque estratégico
de la gestión humana. A continuación se profundiza
sobre estos tres aspectos, para llegar a precisar las com-
petencias distintivas que la gestión humana puede
desarrollar como aporte a la construcción de ventaja
competitiva de las organizaciones.
Teoría de recursos y capacidades y ventaja
competitiva
La posibilidad de crecimiento, generación de valor y
capacidad de competir de las empresas estuvo funda-
da durante años en el análisis del entorno competitivo
(aprovechamiento de las imperfecciones del mercado),
con un importante sustento en las cinco fuerzas com-
petitivas planteadas por Porter (1987); pero la recon-
ceptualización de la empresa como “un conjunto de re-
cursos, capacidades y aptitudes centrales heterogéneos
que pueden utilizarse para crear una posición exclusiva
en el mercado” (Hitt, Ireland y Hoskisson, 1999, p. 87)
–surgida a partir de los desarrollos de Penrose (1959)
y Rumelt (1974), quienes empezaron a encontrar rela-
ciones entre el desempeño financiero de la empresa
y las características de algunos recursos– dio paso a
la denominada visión de la firma basada en recursos
(Wernerfelt, 1984).
Es decir, se requiere un equilibrio entre las característi-
cas del entorno competitivo y la potencialidad interna
de generar recursos y capacidades. Esta visión es expli-
cada por la concepción sistémica de la competitividad
(Esser et al., 1996), esto es, el reconocimiento de cuatro
niveles que deben considerarse al tratar la competiti-
vidad. El primero de ellos o nivel macro hace referen-
cia a aspectos estructurales como las políticas fiscal,
monetaria, cambiaria, comercial y de promoción de
la competencia; el segundo nivel o meta está asocia-
do con los valores culturales y la gobernabilidad; de
él se derivan el aprecio por la ley, por el cumplimiento
de los contratos, por la propiedad, por el trabajo pro-
ductivo, por la equidad en las relaciones económicas
y comerciales, así como la estima por la solidaridad y
la ética como bases fundamentales de la convivencia
social (Ardavin, 2002).
En el tercer nivel o meso están las condiciones que
conforman el entorno inmediato de las empresas: in-
fraestructura, medio ambiente, acceso a la tecnología,
sistema financiero, sistema de distribución, institucio-
nes de fomento, al igual que las leyes, reglamentos y
requisitos administrativos para el proceso económico;
también deben considerarse las políticas específicas y
estructuras que articulan los procesos de aprendizaje a
nivel de la sociedad.
En el cuarto nivel o micro se concreta la competitivi-
dad bajo responsabilidad de la empresa, que trata de
lograr ventajas competitivas sostenidas mediante el
aumento de la productividad, la flexibilidad y la efi-
ciencia, el incremento de la calidad, la diferenciación
y el servicio. Las características y condiciones de este
nivel pueden ser explicadas por la teoría de recursos y
capacidades (Bueno y Morcillo, 1997).
La teoría de la empresa basada en recursos, que hace
énfasis en el desarrollo, protección y aprovechamiento
de los recursos internos, se apoya en el supuesto de que
el fortalecimiento de la empresa no tanto está dado
en el crecimiento de sus productos actuales sino en el
potencial de crear nuevos productos y penetrar nuevos
mercados, es decir por la disponibilidad y utilización
que haga de sus recursos (Penrose, 1959).
Esta nueva visión motivó dos campos de investigación:
el primero relacionado con la necesidad de establecer
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
INNOVAR
R E V I S T A
J O U R N A L
61
las características de los recursos para que puedan
considerarse fuente de ventaja competitiva sostenida,
y el segundo orientado a establecer y desarrollar la
“capacidad de utilizar de forma eficiente y eficaz los
servicios que este recurso puede prestar, dadas las rela-
ciones de interdependencia existentes con otros facto-
res o recursos controlados por la empresa” (Ventura,
1996, p. 85).
En esta teoría, el concepto de recurso hace referencia
a todos aquellos factores de producción sobre los cua-
les la empresa puede ejercer un control efectivo, inde-
pendientemente de que tenga sobre ellos derechos de
propiedad. Son clasificados en tangibles (físicos, finan-
cieros, humanos y organizacionales) e intangibles ex-
plícitos (conocimiento tecnológico explícito, recursos
comerciales en forma de derechos o como activos regis-
trados con valor de mercado, conocimientos explícitos
de las personas, entre otros) y recursos intangibles de
carácter tácito reflejados en conocimientos implícitos
en las personas y que se expresan en know – how o
capital humano (Camisón, 2002). Este último grupo
es reconocido por diversos autores como las verdaderas
fuentes de ventaja competitiva sostenible..
Algunas de las características de los recursos que han
sido reconocidas para que puedan tener importancia
estratégica están relacionadas con que sean valiosos,
escasos, difíciles de imitar y relativamente insustitui-
bles (Barney, 1991), que puedan ser apropiables por la
empresa (dada la movilidad imperfecta de los recursos)
y que sean durables (Grant, 1991). Además, para que
puedan ser considerados activos estratégicos (Amit y
Shoemaker, 1993), deben ajustarse a los factores estra-
tégicos de la industria.
De otra parte, se entiende por capacidad “la habilidad
que tiene un grupo de recursos de desempeñar una
tarea o actividad de modo integrado” (Hitt, Ireland
y Hoskisson, 1999). Las capacidades permiten el des-
pliegue coordinado de recursos para transformarlos
en productos y generar valor agregado, favoreciendo
aspectos como la productividad, la calidad, la eficacia
o cualquier otro objetivo organizacional.
Cuando se logra una integración de recursos y una co-
ordinación de capacidades, se puede hablar de compe-
tencias, entendidas como “destrezas y conocimientos
tácitos e idiosincrásicos que posee la empresa para el
despliegue coordinado de recursos y capacidades, que
encierran aptitudes cognitivas y culturales especiales
para desarrollar sistemática, eficaz e interfuncional-
mente procesos, para descubrir nuevas formas de de-
sarrollar los procesos y potenciar la innovación de nue-
vas actividades y productos” (Camisón, 2002).
Dado que no todos los recursos y capacidades, ni todas
las competencias desarrolladas son estratégicamente
relevantes, se habla de competencias distintivas en la
presente investigación, como aquellas que le permiten
a una organización obtener una ventaja competitiva
que sea sostenida y que por lo tanto les facilitan a sus
competidores lograr un desempeño superior1
.
Camisón (2002) clasifica estas competencias en tres ni-
veles: en el primero están las competencias distintivas
1
Los autores han dado diversas denominaciones a estas competencias. Así, por ejemplo, Hamel y Prahalad (1999) las denominan
competencias centrales; Hitt, Ireland y Hoskisson (1999) las llaman aptitudes centrales, y Lado y Wilson (1994) hablan simplemente
de competencias organizacionales. Sin duda, al analizar en detalle las posiciones de los diversos autores se encuentran diferencias
sutiles, pero en la presente investigación se asumen como similares.
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006
62
estáticas, relacionadas con la explotación de recursos
tangibles, asociadas a las actividades funcionales de
la empresa, como el marketing (v. gr., capacidad para
identificar las tendencias del negocio), la gestión tec-
nológica y de I+D (v. gr., capacidad para mantenerse en
la frontera tecnológica del negocio), la producción (p.
ej., eficacia en la reducción de costos de producción) y
finanzas (p. ej., eficacia en la gestión de la estructura
de capital). Por sus características, no son de interés en
la presente investigación.
En el segundo nivel se ubican las competencias de co-
ordinación y cohesión, vinculadas a la integración de
actividades funcionales, a la cohesión de la organiza-
ción y a la creación de valor de la empresa. Son funda-
mentalmente competencias directivas, algunas relacio-
nadas con las características personales y de talento del
directivo o con la actitud frente al riesgo y al entorno,
y otras asociadas con el estilo y las habilidades de di-
rección. Estas últimas, por ser posibles de desarrollar a
partir de actividades de gestión humana, son conside-
radas importantes para el presente estudio.
Por último, en el tercer nivel se ubican las competen-
cias distintivas dinámicas, entendidas como las destre-
zas de la organización para adaptar, integrar, construir
o reconfigurar recursos para generar nuevas competen-
cias y responder a un entorno turbulento. Son de tres
tipos: aquellas orientadas a fomentar la innovación y
el aprendizaje, las tendientes a lograr el compromiso
individual y colectivo (cultura), y las propias de un di-
seño organizacional apropiado.
Gestión humana y teoría de recursos y capacidades
La gestión humana durante bastante tiempo fue con-
siderada una actividad funcional responsable de pro-
cesos de administración de personal, pero desde la
aparición del artículo seminal de Devanna, Fombrun y
Tichy (1981) se empezó a integrar esta actividad con la
estrategia de la empresa, dando paso a la denominada
gerencia estratégica de recursos humanos.
Esta nueva perspectiva de la gestión humana ha logra-
do significativos desarrollos a partir de los aportes de la
teoría de recursos y capacidades que ha sido empleada
en muchas investigaciones que tratan de demostrar la
relación entre recursos humanos y ventaja competitiva
de las organizaciones (Boxall, 1996; Beer, 1997; Bar-
ney y Wright, 1998; Wright, Dunford y Snell, 2001,
entre otros).
Se ha demostrado empíricamente que las caracterís-
ticas de los recursos planteadas por Barney (1991) y
otros investigadores son cumplidas por los recursos
humanos y que por sus condiciones de intangibles e
idiosincrásicas se vuelven más complejas, difíciles de
imitar o sustituir (Barney y Wright, 1998; McWilliams,
Van Fleet y Wright, 2001). Además, se ha encontrado
evidencia empírica de que la gestión de estos recursos
se constituye en una competencia organizacional que
puede contribuir a la competitividad de la firma (Lado
y Wilson, 1994; Ordiz, 2000).
Las prácticas que inicialmente estaban centradas en
aspectos propios de la función de recursos humanos,
como reclutamiento, selección y entrenamiento, sis-
temas formales para compartir información con los
trabajadores, diseño claro del trabajo, participación a
nivel local, evaluación del desempeño, esquemas de
promoción y compensación para el alto desempeño
(Wright y McMahan, 1992), se ampliaron a aspectos
relacionados con los procesos (trabajo flexible, círcu-
los de calidad, enriquecimiento del trabajo, habilida-
des participativas) (Brewster, 1999), o de dirección
de las personas más allá del control de la función de
recursos humanos, como la comunicación, el diseño
del trabajo, la cultura y el liderazgo (Wright, Dunfort
y Snell, 2001).
En síntesis, puede afirmarse que “la perspectiva de re-
cursos sugiere que los sistemas de recursos humanos
pueden contribuir a la ventaja competitiva sostenida
a través de facilitar el desarrollo de competencias que
sean específicas para la firma, que produzcan relacio-
nes sociales complejas, que estén embebidas dentro de
la cultura de la firma y que generen conocimiento or-
ganizacional tácito” (Lado y Wilson, 1994).
Gestión humana y desarrollo de competencias
distintivas
Aceptado, entonces, que la gestión humana puede in-
cidir en la construcción de ventajas competitivas y que
lo hace a través del desarrollo de competencias que
terminan siendo distintivas para la empresa, se vuelve
a la clasificación de estas competencias propuesta por
Camisón (2002) para determinar cuáles son más pro-
clives a ser impulsadas por la gestión de las personas.
Como se planteó antes, se descartan las competencias
distintivas estáticas (de primer nivel), por estar más li-
gadas a recursos tangibles y asociadas a las actividades
funcionales de la empresa, en las cuales poco pueden
influir las decisiones de personal. Por el contrario, las
competencias de coordinación y cohesión (de segundo
nivel), asociadas al estilo de dirección y las habilidades
de dirección, sí pueden ser resultado de la acción de
formación propia de gestión humana.
Esto implica un cambio de paradigma en la dirección
de lo humano en la empresa, que tradicionalmente se
GESTIÓNY
ORGANIZACIÓN
INNOVAR
R E V I S T A
J O U R N A L
63
centró en el trabajo de operarios, pero que con la vi-
sión estratégica debe ser socioestratégica, soporte de la
alta dirección: “En suma, para obtener rentabilidad en
las inversiones de recursos humanos es necesario pro-
mover un cambio en el paradigma tradicional de los
recursos humanos, pasando de su consideración como
mero instrumento operativo en la organización a su
plena integración en las competencias distintivas de la
misma” (Ordiz, 2000).
Lado y Wilson (1994) consideran que en estas com-
petencias se incluyen las “capacidades únicas de los
líderes estratégicos para articular la visión estratégica,
comunicarla a toda la organización y empoderar a los
miembros de toda organización para realizar la visión;
(incluye también) la habilidad única para promover
una relación beneficiosa entre la firma y el ambiente”.
En consecuencia, puede afirmarse que existen al me-
nos cuatro competencias distintivas de segundo nivel
(directivas) que pueden ser soportadas por gestión hu-
mana: visión compartida, comunicación, gestión del
cambio como parte importante de la relación con el
entorno y capacidad del acompañamiento directivo.
En cuanto a las competencias distintivas de tercer
nivel o dinámicas, son derivadas del compromiso de
las personas, de la cultura organizacional y de la capa-
cidad de innovación y aprendizaje organizacional, es
decir, están directamente relacionadas con la gestión
de las personas.
De los trabajos de Lado y Wilson (1994) y Walton
(1985) se desprenden al menos cinco competencias dis-
tintivas dinámicas que, sumadas a las cuatro ya citadas
de segundo nivel, constituyen las categorías asumidas
en el presente estudio: compromiso, flexibilidad, de-
sarrollo de competencias y talentos, participación y
trabajo en equipo. En el gráfico 1 se presentan las com-
petencias distintivas.
GRÁFICO 1 Competencias distintivas asociadas
a gestión humana.
NIVELES
ESPECÍFICAS RELACIONADAS
CON GESTIÓN HUMANA
Estáticas o de
primer nivel
No se consideran directamente
asociadas a gestión humana
Coordinación y
cohesión o de
segundo nivel
Visión compartida, comunicación,
gestión del cambio y capacidad del
acompañamiento directivo.
Dinámicas o de
tercer nivel
Compromiso, flexibilidad, desarrollo
de competencias y talentos,
participación y trabajo en equipo.
Fuente: Elaboración a partir de Camisón (2002), Lado y Wilson (1994) y Walton (1985).
Las competencias distintivas a la luz
de la gestión humana
Sin tener la pretensión de lograr una conceptualiza-
ción profunda de las nueve competencias distintivas
seleccionadas en la sección anterior, en este apartado
se busca hacer un breve comentario sobre ellas a la luz
de la gestión humana.
Visión compartida: tener una visión estratégica se cons-
tituye en fuente potencial para alcanzar una ventaja
competitiva sostenida (Hamel y Prahalad, 1999). Esta
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visión es construida socialmente a través de interaccio-
nes complejas entre los actores clave (Lado y Wilson,
1994), aspecto propio de la gestión humana.
Lo que se ha perdido en la mayoría de las empresas es
una visión estratégica de los empleados y una manera
sistemática de enfocar la implementación de estrategias
a través de ellos. Los ejecutivos generalmente piensan
que si ellos se encargan de los negocios, entonces la
organización y sus trabajadores se harán cargo de sí
mismos. Ellos introducen nuevos planes e iniciativas,
sin considerar si tienen el talento para llevarlos a cabo
o si la gente y las prácticas están alineadas con lo que se
necesita hacer. (Gubman, 2000, p. 7)
Comunicación: Constituye una herramienta indispensa-
ble para “compartir información” y lograr una gerencia
“abierta” (Pfeffer, 1998), basada en la generación de re-
laciones de confianza que permitan reforzar el sentido
de pertenencia de todos los miembros de la organiza-
ción. Como competencia, ésta constituye la habilidad
para seleccionar un comportamiento comunicativo que
sea tanto apropiado como efectivo para cada situación.
Su finalidad es el desarrollo de la competencia para
transmitir un mensaje a partir de la claridad, la preci-
sión, la pertinencia con el contexto y el objetivo de la
comunicación (por ejemplo, informar o persuadir).
Gestión del cambio: Las nuevas reglas de la competitivi-
dad incorporan a las organizaciones valores como la ve-
locidad, la simplicidad y la toma de decisiones rápidas,
lo cual a su vez demanda la reducción de las estructu-
ras burocráticas, la eliminación de trabajo innecesario,
la capacidad de modificar el statu quo, es decir la capa-
cidad de cambio.
La gestión humana debe propender por un sano equi-
librio entre la transformación y la estabilidad, entre la
necesidad de mantener cosas del pasado y proponer
tendencias hacia el futuro, entre la libertad de acción
y el control, entre la eficiencia y la innovación (Ulrich,
1997). La tarea no es controlar y dominar el cambio
sino responder a él con agilidad.
Capacidad del acompañamiento directivo: quizás el mayor
aporte esperado por parte de gestión humana es la ali-
neación de las prácticas de recursos humanos con los
procesos de gerencia estratégica de la organización. La
mejor manera de que gestión humana influya sobre el
estilo de dirección es adecuar todo su sistema a las ne-
cesidades que demanden la estrategia del negocio y las
situaciones competitivas que la empresa enfrente, es
decir convertirse en su socio estratégico. Dicho de otra
manera, la función de recursos humanos tiene sentido
no solamente si está agregando valor a la estrategia,
sino si está en capacidad de construir la estrategia com-
petitiva con base en las competencias de las personas
(Calderón, 2003b).
Una de las maneras clave para actuar estratégicamente
es participar en el direccionamiento estratégico de la
empresa, esto es, apoyar la formulación de la misión, la
visión, las políticas y los objetivos, y velar por que todas
las personas de la organización las internalicen; en
otras palabras, ayudar a crear una visión compartida:
La función de los recursos humanos debería trabajar
con los directivos intermedios para asegurarse de que
las prácticas de dirección del rendimiento de la orga-
nización estén integradas unas con las otras y con las
prácticas de dirección del negocio de la organización, y
que encajen con la naturaleza del trabajo. (Mohram y
Lawler III, 1998, p. 266)
Compromiso: reforzar el compromiso del empleado,
mediante apropiados sistemas de incentivos, opor-
tunidades de promoción y adecuados procesos de
capacitación y desarrollo, puede conllevar comporta-
mientos discrecionales de la persona que tiene efectos
sobre el rendimiento de la empresa, la mejora conti-
nua y la adaptación a los requerimientos del entorno
(Walton, 1985).
La puesta en práctica de una visión depende del com-
promiso con las metas, y a su vez, el compromiso de-
pende de la confianza en el líder o los líderes de la
organización… las estrategias y tácticas implican con-
sistencia, constancia y disposición a ser evaluados por
los resultados. (Quigley, 1996, p. 50)
Gubman (2000) formula siete factores que gestión hu-
mana debería intervenir para facilitar el compromiso
de las personas: crear valores que le impriman un sen-
tido de propósito al trabajo, garantizar calidad de vida
laboral, diseñar tareas enriquecidas, mantener buenas
relaciones entre los integrantes de la organización,
equidad en la compensación, garantizar oportunida-
des de crecimiento y lograr confianza y credibilidad en
los líderes de la empresa.
Flexibilidad: Un diseño que facilite la competitividad
es fruto de estrategias de flexibilidad organizacional
(desburocratización, polivalencia, equipos interfuncio-
nales ad-hocráticos, diseño enriquecido del trabajo y
ajuste rol-individuo) y una capacidad de cambio per-
manente (Camisón, 1997; Gómez et al., 1999):
El fenómeno principal de la globalidad está constituido
por la flexibilización del proceso productivo y del ámbi-
to del trabajo. Las nuevas máquinas permiten realizar
diferentes operaciones a la vez. La programación infor-
mática posibilita que éstas sean más flexibles, por lo
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tanto, su manejo depende hoy de la capacidad de flexi-
bilidad del obrero. La flexibilidad laboral está dada por
la rotación de tareas y la búsqueda de la polifunciona-
lidad. La rotación sistemática entre y en el interior de
los talleres y las oficinas facilita la comunicación y el co-
nocimiento de los trabajadores entre sí. Se establecerá
así un flujo de información que permite el aprendizaje
constante y se evita la rutina. El empleado estará capa-
citado de este modo para adaptarse a cualquier cambio
o emergencia. (Pereyra, 2002, p. 22)
Desarrollo de competencias y talentos: múltiples trabajos
de investigación han constatado empíricamente el im-
pacto que sobre el desempeño organizacional tienen los
programas de entrenamiento, capacitación y desarrollo
de talentos. Un modelo estratégico de formación y de-
sarrollo es un medio eficaz para afectar positivamente
la productividad, el desarrollo de productos, la mejora
de la calidad, la calidad del servicio, lo cual se ve refle-
jado en el crecimiento de ventas y la participación en
el mercado (Valle, 2004).
Participación: esta es una de las prácticas que algunos
autores han calificado de alto rendimiento (Pfeffer,
1996; Arthur, 1992) por cuanto refuerzan el capital
humano, generando un impacto significativo sobre los
rendimientos de la empresa. Denison (1991) encontró
que altos niveles de participación crean sentido de pro-
piedad y responsabilidad, y en consecuencia mayor de-
dicación y menor necesidad de control explícito.
Trabajo en equipo: La competencia de trabajo en equipo
pretende desarrollar una serie de cualidades que ga-
rantizan el máximo rendimiento del grupo de trabajo.
La finalidad del trabajo en equipo es que el resulta-
do obtenido sea superior a la suma de los obtenidos
individualmente. Implica formar parte de un grupo
de personas que comparten un único objetivo y que
dirigen sus esfuerzos hacia su consecución. El trabajo
en equipo se fundamenta en la colaboración, dado
que el ser humano convive todos los días con personas
diferentes, circunstancia que lo conduce a desarrollar
habilidades que le permiten realizar trabajos con otros
individuos (Cortese, 2005).
Hallazgos: Análisis e interpretación
No podría afirmarse que exista, en las pymes estudia-
das, programas o acciones intencionales para el de-
sarrollo de las competencias distintivas orientadas al
logro de la competitividad de las organizaciones, pero
sería injusto desconocer las múltiples actividades rela-
cionadas con la gestión de lo humano, que mejor en-
cauzadas, sistematizadas e integradas podrían generar
efectos importantes en la generación de ventajas com-
petitivas en estos factores. Se analizarán los hallazgos
percibidos en las pymes asociados con las nueve capa-
cidades formuladas en el modelo teórico.
Participación
Las pymes tienen espacios de participación que son
favorables para la generación de ideas y aportes de su-
gerencias por parte de los trabajadores, espacios que se
han podido consolidar bien por condiciones inheren-
tes al tipo de organización estudiada, como el tamaño
y su nivel de informalidad, o bien por exigencias del
entorno, como el interés por obtener certificaciones
(fundamentalmente IS0-9000, pues muchos de sus
clientes son empresas grandes que no les compran si
no se certifican).
Sin embargo, la participación, que es importante para
fomentar la creatividad de las personas, presenta al
menos dos limitantes significativas en los casos estu-
diados: en primer lugar, no se educa a la gente para que
participe; en otras palabras, se piensa que por el sólo
hecho de contar con los espacios para ello, la partici-
pación se dará de manera espontánea (la contraparte
también es importante, se debe formar a los jefes para
que se conviertan en facilitadores de la participación,
y en la investigación no se encontró evidencia de ello).
En segundo lugar, la participación que existe es res-
tringida: en su esencia, pues solamente se llega al grado
de que la gente “pueda sugerir”, pero no participar en
niveles de decisión; en su finalidad, sólo se consideran
las propuestas que sean de interés para la empresa, y
en su ámbito, se limita al puesto o área de trabajo del
empleado:
“… semanalmente tenemos una reunión con el ingenie-
ro, ahí se exponen todas las ideas, aparte de cómo van
los trabajos y todo, o sencillamente cada uno puede ir
subiendo y hablando con él y se miran a ver las ideas
que están buenas o no, si son viables o no, o si son para
estudiarlas y hacer el proyecto o no…”. (E1)2
“… ellos pueden hacer sugerencias, como tienen tanta
experiencia en las máquinas, digamos… no hagamos
esta pieza en esta máquina, sino que hagámosla en esta
otra…”. (E1)
2
Los códigos entre paréntesis identifican a las personas entrevistadas en la investigación, pues por el compromiso de confidencialidad
no se pueden identificar con sus nombres.
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“… hay un problema, tengo esta dificultad, entonces,
¿yo qué hago?…no, yo qué hago no, ud. no me venga a
pedir a mí soluciones, dígame ud. que conoce allá qué
hay para hacer, deme propuestas, discutamos juntos”.
(E2)
“… pues sí, sugerir, pero nosotros evaluamos y si es váli-
do, lo aplicamos…”. (E6)
Podría afirmarse que, aunque se proporcionan espacios
de participación para la generación de ideas creativas,
la concepción y el tipo de participación que se fomenta
hacen que no se vean reflejadas en innovaciones de
alto impacto para las organizaciones, lo cual no signifi-
ca que no se deban valorar las innovaciones incremen-
tales que se logran a través de las mejoras continuas.
Comunicación
Se evidenció que las empresas analizadas tienen ca-
nales de comunicación que facilitan los procesos de
discusión e interacción entre los diferentes actores de
la organización, pero estos procesos se limitan a la rela-
ción persona-jefe-puesto de trabajo, muy centrados en
la solución de problemáticas específicas de la cotidia-
nidad (“allí ellos participan exponiendo sus ideas de
mejoramiento de los distintos procesos”. E14). No obs-
tante, no es extraño que se les suministre información
general (comunicación vertical descendente) sobre el
negocio: “Se les hacen reuniones periódicas sobre los
temas, se les está retroalimentando, se les cuenta cómo
vamos mensualmente, se les cuenta todo, cada mes
cuando hay comité directivo ya nosotros le bajamos la
información a la planta…”. (E6)
Trabajo en equipo
Por el contrario, se encontró que no están incentivando
la consolidación del trabajo en equipo como estrategia
para la generación de procesos creativos, considerada
por Noori (1999) y Sastre y Aguilar (2000) como una
competencia determinante para la innovación. Esta
carencia representa una clara debilidad de las pymes,
al impedir que las competencias y capacidades indivi-
duales logren efectos sinérgicos de tipo idiosincrásico,
difíciles de imitar por los competidores y que podrían
constituirse en ventaja competitiva.
Al parecer, dos razones explicarían esta falencia. De
una parte, una concepción equivocada del trabajo en
equipo, pues se le equipara con el hecho de trabajar
en grupo o la asistencia a reuniones (“… que en este
caso es la reunión… se trabaja mucho como equipo…”
[E5]; “…Se hacen reuniones con ellos, buscamos que
la gente exprese qué les gustaría mejorar…” [E15]. “…
Programamos anualmente una semana de la calidad,
entonces allí hablamos de la calidad…” [E6]); de otra
parte, la falta de mecanismos apropiados para el traba-
jo interdisciplinar por la poca capacitación de directi-
vos en estos aspectos.
Compromiso
Un aspecto muy valorado en las pymes es lograr en
los trabajadores sentido de pertenencia, el cual se pre-
tende alcanzar de dos maneras: involucrando y com-
prometiendo al trabajador con la empresa y su trabajo,
y aplicando incentivos y estrategias de motivación. El
supuesto subyacente en esta evidencia empírica es que
el trabajador comprometido está más dispuesto a en-
tregar un esfuerzo discrecional más allá del establecido
por un contrato de trabajo o más allá del que pueda ser
controlado por un supervisor:
“…la verdad es que nosotros somos personas que que-
remos mucho la empresa y sabemos si algo sale mal, se
va a dañar cualquier procedimiento… sin necesidad de
saber que me van a pasar una no conformidad, soy res-
ponsable de mis cosas y obviamente no me voy a querer
quedar sin trabajo…”. (E12)
“… al operario que tenga mayor TBC en el mes se le da
un premio, eso los motiva para trabajar bien, un poqui-
to más rápido y sacar piezas bien…”. (E4)
“… pues al fin de año, no sé si sea lo correcto o no, les
damos participación en las utilidades…”. (E6)
En este aspecto se le da especial relevancia al papel de
gestión humana: “… les generamos confianza y parte de
nuestro trabajo es ir y hablar con la gente a sus puestos
de trabajo…” (E2); “…el papel de gestión humana es ve-
lar por que el trabajador esté bien, que esté motivado,
que haya equidad con respecto a los salarios, que haya
igualdad, que haya compromiso entre todos…” (E4).
Estrechamente asociado con este aspecto está el esfuer-
zo percibido en las pymes por empoderar a las perso-
nas, otorgándoles autonomía en los procesos propios
de su puesto de trabajo, dándoles la formación para
que asuman esa responsabilidad. Lo anterior, en el
sentir de los directivos, ha generado confianza, autoes-
tima y reconocimiento en los trabajadores, elementos
fundamentales para interiorizar la política de calidad
y que ésta se refleje en la forma en que realizan su
trabajo. En esto ha influido la implementación de pro-
cesos ISO-9000: “… el liderazgo se fomenta asignando
funciones a las personas, que manejen ellos mismos
sus procesos…” (E3).
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Un aspecto que la literatura especializada resalta para
el fortalecimiento del compromiso y la motivación es
el manejo estratégico de la compensación, la cual pue-
de considerarse una falencia en las pymes estudiadas,
dado que se limitan a lo legal o a lo determinado por
el mercado laboral. La compensación en las unidades
estudiadas se asocia con manejo de nómina, y práctica-
mente no existe ninguna relación con la productividad
ni con la satisfacción del trabajador.
Desarrollo de competencias y talentos
Dos estrategias se conjugan en las pymes estudiadas
para conseguir las competencias y los talentos: la ad-
quisición fuera de la empresa y el desarrollo de éstas al
interior de la organización. La adquisición externa se
lleva a cabo a través de los procesos de reclutamiento y
selección de personal, y el desarrollo interno mediante
los procesos de inducción, adiestramiento, capacita-
ción y desarrollo de personal: “… hemos tenido que
cambiar la estrategia y hemos tenido que buscar gente
con experiencia en el mercado nuestro…” (E16).
Se trata de los procesos tradicionales de selección y ca-
pacitación, que en términos generales se llevan a cabo
de una manera intuitiva, con visión cortoplacista y sin
la debida integración con la estrategia de negocios:
“…ellos surgen, hay gente que uno la ve como muy tími-
da y la empieza uno a mover allí y ve como que aportó
más, bueno tiene con qué, entonces, cuando hay con-
cursos, venga ud., por qué no se presenta…”. (E2)
“…normalmente la capacitación la da el mismo opera-
rio del puesto de trabajo porque es la persona que tiene
mayor conocimiento en la práctica de la operación…”.
(E11)
“…dependiendo de las necesidades que ellos tengan
van solicitando la capacitación, entrenamiento o reen-
trenamiento…”. (E4)
Las empresas tienen conciencia de la importancia del
desarrollo del talento de sus trabajadores e, incluso,
el término competencias es frecuentemente empleado
por los directivos. Sin embargo, no se han implementa-
do modelos o propuestas propias que permitan hablar
de una gestión por competencias y aunque se tengan
planes de capacitación, bien con sus mismos recursos
o con el apoyo de entidades externas, no existe un pro-
ceso sistemático de formación que esté integrado a la
estrategia del negocio:
“… entrenamientos en lo que necesitamos, como por
ejemplo si una máquina es nueva, garantizar que la
persona reciba el entrenamiento necesario y adecuado
para operarla…”. (E13)
“…hay un supervisor encargado de darles inducción, de
enseñarles, de prepararlos… no hay proceso de sociali-
zación del aprendizaje… deben hacer obligatoriamente
cursos virtuales que está ofreciendo el SENA…”. (E4)
“… (se capacitan) por medio del SENA, Fenalco y la Cá-
mara de Comercio y luego retroalimentan a los demás
empleados…”. (E15)
“… cuando vamos a rotar en el área operativa, gene-
ralmente ponemos al operario que siempre ha estado
en esa máquina a que le dé inducción al operario que
viene…”. (E1)
A consecuencia de ello, se tienen programas de for-
mación, pero se está distante de una gestión del co-
nocimiento. Por el contrario, puede pensarse que en
las pymes existe poca conciencia de la importancia de
este intangible, de su difusión, aplicación y protección.
Situación diferente a la encontrada en empresas gran-
des colombianas, en las cuales “se pudieron percibir
modelos mentales más flexibles, niveles más avanzados
en los ciclos de aprendizaje y mayor aplicación del co-
nocimiento, siendo evidente una estructura bien de-
sarrollada de los hábitos de aprender y desaprender”
(Calderón, 2002, p. 33).
Gestión del cambio
Si bien el cambio es permanente en las pymes (“… es
una organización muy flexible… puede cambiar rápi-
damente…” [E12], “… los cambios… normalmente los
hacemos con estrategias de mercado…” [E9], “… la em-
presa está informando constantemente los cambios al
empleado…” [E12]), se asume de manera reactiva, la
respuesta a las presiones del entorno sigue siendo lenta
y la gente no está preparada para aceptarlo, a pesar de
que en algunos casos existan procesos de sensibiliza-
ción o al menos de información al respecto.
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Otro aspecto por resaltar, encontrado en la mayoría de
las empresas, son los procesos de sensibilización frente
a las amenazas y retos que enfrentan las organizaciones
a raíz de la de globalización y apertura, buscando que
las personas monitoreen de manera permanente el en-
torno del negocio. Se espera con ello que se generen
nuevas ideas de negocio y que se tome conciencia de
la importancia de su puesto de trabajo para el desem-
peño de la empresa:
“… para crear nuevos productos… se crea la iniciativa
en una persona que ve en su casa un champú para al-
fombras de la competencia, y nosotros ¿por qué no lo
tenemos?”. (E7)
“…la necesidad del medio de ir estando en procesos
de calidad y de irse como metiendo en ese cuento, de
pronto ha obligado a la empresa a que se organice un
poquito en la parte humana…”. (E3)
“… y es que hay algo muy importante, yo trato de escu-
charlos a ellos (vendedores), porque son ellos los que
están afuera, y ven qué se puede mejorar…”. (E7)
A pesar de que la pyme vive permanentemente en un
ambiente turbulento que le demanda cambios de ma-
nera casi cotidiana, y que por razones de supervivencia
termina respondiendo a esos cambios, no se encontró
evidencia en la investigación de que hayan desarrolla-
do una competencia de cambio.
Visión compartida
Las pymes estudiadas tienen dos características sui
géneris: garantizan estabilidad a sus empleados y son
muy informales en sus relaciones internas. Como con-
secuencia, la mayoría de sus trabajadores son antiguos,
con una significativa familiaridad entre ellos y sus je-
fes, y con amplia información sobre el negocio. Los
directivos consideran que esto lleva a que las personas
se sientan integradas a sus empresas y comprometidas
con sus valores y con sus objetivos:
“…todos los miembros de la organización conocen los
objetivos y se esfuerzan por alcanzarlos…”. (E4)
“…a ellos se les da pues como esa primera luz, cuál es
el objetivo que se quiere lograr, y ellos empiezan a tra-
bajar y a proponer ideas que estén asociados al cumpli-
miento de ese objetivo…”. (E11)
Sin embargo, no se percibieron acciones intencionales
y sistemáticas por parte de la empresa para la cons-
trucción de una visión compartida, a excepción de las
exigidas en los procesos de certificación propios de la
IS0-9000. Esto está relacionado con la visión gerencial
de la pyme, que si bien se caracteriza por tener una
percepción amplia y crítica del entorno, sus oportuni-
dades y amenazas, carece de una visión a largo plazo,
reflejada en la falta de estrategias explícitas y comparti-
das con todo el equipo humano de la organización.
Capacidad de acompañamiento directivo
La presencia directiva es fundamental para el desarro-
llo de capacidades competitivas de las pymes. Trans-
mitir confianza, ofrecer una sensación permanente de
ayuda y colaboración, conocer a las personas con sus
potencialidades y limitaciones, promover valores son
algunas de las actividades orientadas a este fin, además
del ejemplo ofrecido por parte de los directivos:
“…hay un supervisor encargado… si no está haciendo
bien el proceso…, les da inducción, les enseña, los pre-
para...”. (E4)
“…los grupos están formados por operarios, todos son
operarios y tienen un acompañante, ese acompañante
es un gestor, alguien de tipo administrativo que va so-
portando el trabajo, mas no interviene directamente
en el grupo…”. (E11)
“… para que la organización pueda funcionar y tener
una visión compartida, los directivos dan ejemplo…”.
(E3)
Sin embargo, debe reconocerse que la función de lo
humano está centrada en el apoyo a los operativos y
administrativos de base, y muy poco en la formación y
desarrollo de habilidades de los directivos. Lo anterior
es explicable por la falta de áreas de gestión humana
especializadas y con una visión estratégica, dado que
en muchos casos estas actividades han sido encargadas
como función adicional a otras dependencias (sobre
todo al área contable) o a personas con cargos de auxi-
liar o asistente que, por el estatus que representan, poco
pueden hacer por las competencias de los directivos.
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Flexibilidad
La pyme, por definición, es una organización poco bu-
rocratizada en su estructura, con un número reducido
de niveles jerárquicos y con una alta informalidad en
el manejo de las relaciones. Tal vez por ello se han de-
sarrollado dos características de flexibilidad, como son
la polivalencia y la adaptación rol-individuo.
La flexibilidad no se ha buscado tanto desde la se-
lección (fenómeno bastante generalizado en la gran
empresa, que vincula a mucha de su gente a través de
empresas asociativas de trabajo o de temporales), pues,
debido a la relativa estabilidad que ofrece, la vincula-
ción continúa siendo directa a través de la empresa y
a término indefinido. La flexibilidad se observa en la
polivalencia de sus trabajadores, situación que no es
coyuntural, ya que al parecer siempre ha sido una ne-
cesidad para aprovechar sus escasos recursos:
“… acá todo el mundo conoce las funciones y el manejo
de las cosas; se puede decir que no es un problema que
alguien falte…”. (E7)
“… hasta el momento no nos hemos quedado varados y
todo puesto tiene su polivalente…”. (E13)
“… la idea es que cada persona tenga un suplente; esa
persona debe aprender todas las funciones del cargo…
esto se hace a través de capacitación con personas del
área…”. (E14)
“… hay una rotación programada de todos los emplea-
dos, en donde ellos aprenden cómo se hace cada uno
de los procesos, todos saben hacer de todo…”. (E15)
En cuanto a la adaptación, el esfuerzo se hace en la vía
individuo-rol, es decir, tratando de que la persona se
adapte al rol a través de definición de perfiles de car-
go, manuales de procedimientos, diseño de procesos,
entrenamiento y capacitación. No se encontró nin-
guna evidencia de actividades tendientes a buscar la
adaptación del rol a la persona, es decir, la búsqueda
de horarios flexibles de acuerdo con las necesidades
de los trabajadores, enriquecimiento de la tarea según
las potencialidades de cada individuo o aplicaciones
tecnológicas a los procesos para facilitar la labor de
la persona.
Como se mencionó, poco hacen las empresas por el
desarrollo de equipos interfuncionales internos y
menos aún con clientes y proveedores, como teórica-
mente se esperaría de un diseño flexible. Un modelo
organizativo emergente ideal es consecuencia de imple-
mentar una estrategia de flexibilidad adaptativa, capaz
de asegurar la percepción rápida del cambio apoyada
en equipos interfuncionales, relación de cooperación
a largo plazo con proveedores y clientes y un diseño de
estructura con concepto de alta interconexión (Cami-
són, 1997).
Conclusiones
Frente a los factores de competitividad interna existe
un potencial en la gestión de las personas no plena-
mente aprovechado en las pymes. Si bien existe la capa-
cidad de mejoramiento continuo (y esto es importante
resaltarlo pues es la base de la competitividad de algu-
nas de ellas, con efectos importantes sobre la calidad),
no se puede considerar que se hayan desarrollado com-
petencias y capacidades de innovación y calidad que
puedan considerarse ventajas competitivas significati-
vas. Esto lo confirma el hecho de que no se percibieron
proyectos formalmente definidos para aprovechar las
ideas que puedan aportar los trabajadores, con lo cual
se corre el riesgo de que nunca se materialicen y como
consecuencia se desmotiva la creatividad de las perso-
nas. De otra parte, al limitarse a realizar innovaciones
incrementales (no siempre sistematizadas y por lo tan-
to con pérdida de la oportunidad de lograr aprendizaje
organizacional), no se están creando ventajas sosteni-
bles a largo plazo. Las prácticas de gestión humana
tendientes a mejorar las competencias técnicas de la
empresa tampoco pueden considerarse como de alto
rendimiento.
Si bien las pymes son flexibles en sus estructuras y en
su operación, la falta de fomentar equipos interfun-
cionales y de un mayor trabajo para mejorar el ajuste
persona-organización muestra un vacío que debe llenar
una apropiada gestión de lo humano en las pequeñas
unidades productivas.
La carencia de un área de gestión humana en la ma-
yoría de las pymes restringe la generación de compe-
tencias dinámicas asociadas con el personal y con el
estilo más apropiado para dirigir a las personas –como
las prácticas de alto rendimiento en selección, forma-
ción y carrera, compensación y sistemas de comuni-
cación–, lejos de conseguir una adecuada gestión del
conocimiento que les permita construir una estrategia
competitiva sostenible a largo plazo, fundamentada en
el potencial de su gente.
Por último, una conclusión resultante de este trabajo
es la necesidad de realizar más investigación empírica
sobre esta temática. Por ejemplo, dos limitaciones de
la presente investigación dejan cuestionamientos para
nuevos estudios: en primer lugar se presentan resulta-
dos desde la perspectiva de los directivos, pero, ¿qué se
concluiría si el problema se abordara desde la visión de
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algunas características de las principales competencias
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que sería continuación de la presente debería indagar
sobre cómo están afectando las competencias distinti-
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ORGANIZACIÓN
INNOVAR
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Un aporte desde la gestíon humana

  • 1. CONTABILIDAD YFINANZAS57 Competencias distintivas en las pymes: un aporte desde gestión humana* Gregorio Calderón Hernández** Semillero de Investigación*** r e s u m e n Con el fin de establecer de qué manera se está apoyando la competitividad por parte de la gestión humana en las pymes, se ade- lantó una investigación en 16 pequeñas y medianas unidades productivas de Manizales, en donde se estudiaron las competencias distintivas que más inciden sobre los factores de competitividad empresarial. Desde el punto de vista teórico se tomaron el enfoque sistémico de la competitividad, la teoría de recursos y capacidades, y la perspectiva estratégica de la gestión humana. Se contras- taron las competencias distintivas en las pymes seleccionadas y se analizaron los hallazgos a partir del modelo teórico construido. El abordaje empírico se hizo desde un enfoque cualitativo, realizando entrevistas a los gerentes o responsables de gestión humana de estas unidades productivas. P a l a b r a s c l a v e : competitividad, competencias distintivas, pymes, gestión humana. a b s t r a c t D i f f e r e n t m a n a g e m e n t a p p r o a c h e s i n s m a l l - a n d m e d i u m - s i z e d c o m p a n i e s ( p e q u e ñ a s y m e - d i a n a s e m p r e s a s - P Y M E s ) : a c o n t r i b u t i o n t o w a r d s h u m a n m a n a g e m e n t . Sixteen small- and me- dium-sized production units from the city of Manizales were studied to establish how competitiveness was being supported by human management in PYMEs; the different types of abilities most influencing factors regarding company competitiveness were considered. A systemic perspective of competitiveness was assumed from a theoretical point of view, the factors determining this were esta- blished at micro level and the different abilities promoting such factors. These skills were contrasted in the selected PYMEs and the findings were analysed using the theoretical model so constructed. K e y w o r d s : competitiveness, management skills/approach, PYME, human management. r é s u m é C o m p é t e n c e s D i s t i n c t i v e s d a n s l e s P M E : U n a p p o r t à p a r t i r d e l a G e s t i o n H u m a i n e . Afin d´établir de quelle façon s´appuie la compétitivité de la part de la gestion humaine dans les PME, une recherche a été conduite dans 16 petites et moyennes unités de production de Manizales dans lesquelles les compétences distinctives qui ont le plus d´incidence sur les facteurs de compétitivité de l´entreprise ont été analysées. Du point de vue théorique on est parti de la perspective systémique de la compétitivité, les facteurs déterminants de celle-ci au niveau micro ainsi que les compétences distinctives qui favorisent ces facteurs ont été établis. Ces compétences ont été vérifiées dans les PME sélectionnées et l´on a analysé les résultats à partir du modèle théorique construit. M o t s c l é s : compétitivité, compétences distinctives, PME, gestion humaine. r e s u m o C o m p e t ê n c i a s D i s t i n t i v a s n a s P e q u e n a s e M é d i a s E m p r e s a s ( P y m e s ) : U m A p o r t e a p a r t i r d a G e s t ã o H u m a n a . Com o fim de estabelecer de que maneira se está apoiando a competitividade por parte da gestão humana nas pequenas e médias empresas (pymes), foi realizada uma investigação em 16 pequenas e médias unidades produtivas de Ma- nizales (Colômbia), nas quais foram estudadas as competências distintivas que mais incidem sobre os fatores de competitividade empresarial. Desde o ponto de vista teórico se assumiu a perspectiva sistêmica da competitividade, estabelecendo-se os fatores determinantes desta em nível micro e as competências distintivas que potencializam tais fatores. Foram contrastadas essas competências nas pe- quenas e médias empresas (pymes) selecionadas e se analisaram os resultados a partir do modelo teórico construído. P a l a v r a s - c h a v e : competitividade, competências distintivas, pequenas e médias empresas (pymes), gestão humana. C l a s i f i c a c i ó n J E L : M12. R e c i b i d o : 2 de agosto de 2005. A p r o b a d o : 28 de febrero de 2006. Calderón, G. et al. (2006). Competencias distintivas en las pymes: un aporte desde gestión humana. Innovar 16(27), xx-xx. ** Profesor asociado de la Universidad Na- cional de Colombia, sede Manizales; miembro del grupo de investigación “Cul- tura Organizacional y Gestión Humana”, categorizado por Colciencias. Correo electrónico: gcalderonh@unal.edu.co. *** Integrado por los estudiantes de Admi- nistración de Empresas: Luz Adriana Aguirre, Claudia Nancy Arias, María Vic- toria Bedoya, Diana Carmenza Castaño, Diana María Hoyos, Carmen Adriana Ra- mírez, Juan Carlos Rocha y Juliana An- drea Vélez.
  • 2. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 58 Introducción* La competitividad no es un problema que deban abor- dar sólo las grandes empresas o las empresas con inte- rés exportador, pues con los procesos de globalización y apertura llegan al país ofertas de casi cualquier tipo de producto o servicio a competir con las empresas lo- cales en los mercados locales. La competitividad abordada desde una perspectiva sistémica, enfoque asumido en la presente investiga- ción, plantea la existencia de factores externos (en los niveles macro, meta y meso) y de factores internos (a nivel micro) que deben ser considerados al momento de analizar la posibilidad de competir por parte de las empresas (Esser et al., 1996). En el presente artículo, producto de una investigación realizada en 16 pymes de la ciudad de Manizales, se plantean dos objetivos: desde el punto de vista teórico se trata de construir una propuesta en la que se esta- blezcan las competencias distintivas de segundo (co- ordinación y cohesión) y tercer nivel (dinámicas) que potencian los factores internos de la competitividad empresarial (Camisón, 1997, 2002; Bueno y Morcillo, 1997); desde lo empírico, el propósito es constatar el desarrollo de estas competencias dinámicas en las uni- dades productivas seleccionadas. Se asumieron las competencias distintivas de segundo y tercer nivel por estar asociadas a un intangible de significativa importancia en la construcción de venta- ja competitiva sostenida, como es el talento humano (Barney, 1991; Ulrich, 1997; Gubman, 2000), y por- que se constituyen en soporte de las competencias de primer orden (funcionales), como son la velocidad de respuesta a las exigencias del entorno, la productivi- dad, la eficacia de las estructuras comerciales, produc- tivas y financieras, entre otras (Camisón, 2002). Los resultados muestran que hay un incipiente desa- rrollo de estas competencias distintivas, influido tal vez por la carencia, en la mayoría de las pymes, de un área especializada y consolidada de gestión humana, pero también por una falta de conciencia de la impor- tancia de estas competencias para el desempeño orga- nizacional. No obstante, sería injusto desconocer avan- ces importantes alcanzados por las presiones externas, especialmente por las necesidades de certificaciones como ISO-9000 en que están comprometidas muchas de ellas. Contexto y metodología de la investigación A partir de diversos autores, fundamentados en las teorías de recursos y capacidades, la competitividad sis- témica y la perspectiva estratégica de los recursos hu- manos, se construye una propuesta teórica en la que se muestra la relación entre competencias distintivas y gestión humana de las organizaciones. Para la contrastación empírica se empleó la técnica de entrevista semiestructurada cuyo guión contó con 12 preguntas que fueron aplicadas a las personas respon- sables de la gestión humana en las empresas selecciona- das. La selección de las pymes se realizó a través de la base de datos de la Cámara de Comercio de la ciudad, con el criterio que en el momento de la entrevista con- taran con entre 10 y 200 trabajadores, o que tuvieran un valor en activos totales entre 3.000 y 30.000 sala- rios mínimos legales mensuales vigentes y que tuvieran al menos cinco años de permanencia en el mercado. La muestra estuvo conformada por trece empresas in- dustriales, tres de servicios y dos del sector comercio; la mayoría son pequeñas (menos de 50 trabajadores), con 15 empleados la de menor tamaño y 128 empleados la más grande. Se utilizó un muestreo por conveniencia no probabilístico, obteniéndose un nivel de saturación en 16 empresas (Valles, 1999). Las entrevistas, con duración promedio de una hora, fueron grabadas y transcritas para hacer su correspon- diente análisis de contenido. Éste se hizo siguiendo a Martínez (1998), es decir, transcripción detallada de los contenidos de la información protocolar, división del texto en unidades temáticas, categorización descrip- tiva, categorización analítica y construcción de sentido de los hallazgos. Para garantizar la validez y confiabilidad se emplea- ron estrategias propias de la investigación cualitativa (Martínez, 1998): se hizo una revisión de la guía de entrevista por parte de personas conocedoras del tema y además se realizó una prueba piloto en dos empresas que no hicieron parte de la muestra; en todas las en- trevistas participaron dos personas, una que conducía la entrevista y otra que la grababa y tomaba notas y hacía observaciones en relación con la misma; siempre se constató que el entrevistador tuviera conocimiento específico sobre los temas de la entrevista (al menos en cinco casos se hizo necesario entrevistar a más de una persona por empresa); por último, se presentaron los * La investigación base de este artículo hace parte del macroproyecto “La Gestión Humana en las Pymes”, que adelanta el grupo de investigación “Cultura Organizacional y Gestión Humana”. Fue realizada durante el período enero 2004-junio 2005 en pequeñas y me- dianas empresas de la ciudad de Manizales.
  • 3. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 59 resultados obtenidos a un grupo foco integrado por cuatro representantes de las empresas entrevistadas y una persona ajena a ellas, pero conocedora de la te- mática (representante de la Asociación Colombiana de Gestión Humana). Estado del arte La competitividad de las organizaciones fue asumida, durante mucho tiempo, como el aprovechamiento de fallas del mercado o de oportunidades del entorno por parte de las empresas mejor preparadas tecnológica y financieramente. Pero a partir del surgimiento de una teoría emergente –la teoría de recursos y capacidades (Barney, 1991)– empieza a reconocerse la importancia de la competitividad a nivel micro, es decir, a partir del desarrollo e integración de actividades generadoras de valor impulsadas por sus áreas funcionales, aceptándo- se además la importancia de los activos intangibles en la generación de ventaja competitiva sostenible. La importancia de las personas en el logro de dicha ventaja ha sido constatada por diversos investigadores. Pfeffer (1996 y 1998) y Ulrich (1997) han estudiado la importancia de las personas en generar ventaja com- petitiva sostenida. Así, por ejemplo, comprometer al trabajador con la empresa mediante políticas como el pago contingente aumenta la predisposición a adqui- rir nuevos conocimientos y habilidades e incentiva la existencia de iniciativa por parte de los trabajadores; Cuervo (1993) reconoce que la dimensión humana se ha convertido en factor clave de la productividad por cuanto ésta depende, en buena medida, del desarrollo de competencias de las personas, incluso más que de la inversión en capital (específicamente afirma que el crecimiento vía cambio tecnológico depende en mayor proporción de la inversión en educación que de la in- versión en equipos). En este mismo sentido, Huselid (1995) encontró en su estudio que determinadas prác- ticas de gestión humana tienen impactos positivos so- bre la productividad empresarial, v. gr., el desarrollo de políticas de retención de trabajadores cualificados. Porter (1987) reconocía la correlación entre las políti- cas de recursos humanos y la ventaja competitiva, pues planteó la pertinencia de combinar estrategias genéri- cas con políticas adecuadas de recursos; investigadores posteriores reafirmaron la relación entre estrategias de negocios con estrategias de gestión humana para lograr ventaja competitiva (Lado y Wilson, 1994; Wrig- ht, McMahan y McWilliams, 1994; Barney y Wright, 1998): “a medida que se presenta la estandarización de productos y servicios, la gente es el único elemento que marca la diferencia entre las organizaciones en compe- tencia” (Cane, 1997, p. 23). De otra parte, se ha verificado la importancia de la dirección de las personas para obtener ventaja compe- titiva. Así, Gómez et al. (1999) señalan los efectos de la planificación estratégica de los recursos humanos en este sentido; Becker et al. (2001) y Camisón (1997) enfatizan en la necesidad de dirigir al talento humano como un bien estratégico; Dolan et al. (1999) y Gub- man (2000) consideran factor de éxito empresarial la apropiada elección de prácticas de dirección de re- cursos humanos que puedan adecuarse a la estrategia competitiva adoptada por la empresa. Desde otra perspectiva, algunos investigadores hacen referencia al conocimiento como una de las estrate- gias competitivas actuales y resaltan la necesidad de gestionarlo adecuadamente para convertirlo en fuen- te de ventaja competitiva. El conocimiento adquiere significado cuando se puede incorporar a la actividad cotidiana de la empresa y termina generando valor a la organización. En términos de Moreno y Rico (2002): “las personas son las únicas capaces de conjugar for- mación, experiencia, creatividad, trabajo en equipo e información para obtener elementos diferenciadores relevantes. Son las que, con algo de suerte, dan naci- miento a activos intangibles, que se incrustan tanto en la cultura, los procesos, actividades y sistemas, como en los productos y servicios que vende la empresa”. En el caso colombiano, los estudios que integran la gestión humana con la competitividad son menos fre- cuentes. El Corpes de Occidente (1995) concluye que las áreas de gestión humana de las empresas del occi- dente colombiano no están preparadas para servir de soporte en condiciones de competencia abierta propia de mercados globalizados. Calderón (2003a, p. 170), en una investigación de 260 empresas medianas y grandes del occidente del país, encontró que: Puede afirmarse que en las empresas estudiadas existen dos grupos: el primero con la DRH ubicada en un ni- vel estratégico reportando directamente a la dirección general, liderando proyectos organizacionales y que en general pueden catalogarse con un nivel de desarrollo superior o alto (46,8% del total estudiado); este grupo tiene una DRH que está en capacidad de servir de so- porte a la empresa para alcanzar la ventaja competitiva; pero existe un segundo grupo (53,2%) que por su poco desarrollo, su dedicación a funciones operativas y ruti- narias, su poca autonomía y liderazgo no es fuente de ventaja competitiva para las organizaciones. En una investigación reciente, Calderón (2004) cons- tató la falta de congruencia entre las estrategias de negocios y las estrategias de recursos humanos de las medianas empresas.
  • 4. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 60 Por su parte, Malaver (1998) señala la necesidad de de- sarrollar mecanismos que permitan definir de manera clara, explícita y pública, los criterios y las competen- cias básicas de las que debe estar dotado el recurso hu- mano para enfrentar el reto de la competitividad. Como síntesis de la literatura especializada se pue- de concluir, primero, que el talento de las personas, incluidas sus competencias, actitudes y disposición a actuar en beneficio de la empresa, puede generar ven- tajas competitivas sostenibles para las organizaciones; segundo, hay evidencia empírica de los aportes de una apropiada gestión de las personas a la competitividad, y, tercero, a nivel del país, los estudios que interrela- cionan la gestión humana y la competitividad son muy incipientes. Ordiz (2000) resume la problemática al tratar de abordar la investigación en gestión humana: Aunque los estudios evidencian que las políticas de recursos humanos aumentan la implicación del traba- jador en la empresa, y que la efectividad de la organi- zación es superior cuando la empresa considera a los trabajadores como recursos estratégicos resulta difícil desarrollar las medidas adecuadas para demostrar que crean valor añadido y además convencer a la gerencia de la importancia de los recursos humanos como factor clave de la estrategia. Referente teórico Para el presente estudio se asume la teoría de recursos y capacidades que reconoce la importancia de factores internos en el logro de la competitividad empresarial. Se parte de la perspectiva sistémica de la competitivi- dad, pero centrándose en el nivel micro que se encuen- tra bajo control de la empresa y el enfoque estratégico de la gestión humana. A continuación se profundiza sobre estos tres aspectos, para llegar a precisar las com- petencias distintivas que la gestión humana puede desarrollar como aporte a la construcción de ventaja competitiva de las organizaciones. Teoría de recursos y capacidades y ventaja competitiva La posibilidad de crecimiento, generación de valor y capacidad de competir de las empresas estuvo funda- da durante años en el análisis del entorno competitivo (aprovechamiento de las imperfecciones del mercado), con un importante sustento en las cinco fuerzas com- petitivas planteadas por Porter (1987); pero la recon- ceptualización de la empresa como “un conjunto de re- cursos, capacidades y aptitudes centrales heterogéneos que pueden utilizarse para crear una posición exclusiva en el mercado” (Hitt, Ireland y Hoskisson, 1999, p. 87) –surgida a partir de los desarrollos de Penrose (1959) y Rumelt (1974), quienes empezaron a encontrar rela- ciones entre el desempeño financiero de la empresa y las características de algunos recursos– dio paso a la denominada visión de la firma basada en recursos (Wernerfelt, 1984). Es decir, se requiere un equilibrio entre las característi- cas del entorno competitivo y la potencialidad interna de generar recursos y capacidades. Esta visión es expli- cada por la concepción sistémica de la competitividad (Esser et al., 1996), esto es, el reconocimiento de cuatro niveles que deben considerarse al tratar la competiti- vidad. El primero de ellos o nivel macro hace referen- cia a aspectos estructurales como las políticas fiscal, monetaria, cambiaria, comercial y de promoción de la competencia; el segundo nivel o meta está asocia- do con los valores culturales y la gobernabilidad; de él se derivan el aprecio por la ley, por el cumplimiento de los contratos, por la propiedad, por el trabajo pro- ductivo, por la equidad en las relaciones económicas y comerciales, así como la estima por la solidaridad y la ética como bases fundamentales de la convivencia social (Ardavin, 2002). En el tercer nivel o meso están las condiciones que conforman el entorno inmediato de las empresas: in- fraestructura, medio ambiente, acceso a la tecnología, sistema financiero, sistema de distribución, institucio- nes de fomento, al igual que las leyes, reglamentos y requisitos administrativos para el proceso económico; también deben considerarse las políticas específicas y estructuras que articulan los procesos de aprendizaje a nivel de la sociedad. En el cuarto nivel o micro se concreta la competitivi- dad bajo responsabilidad de la empresa, que trata de lograr ventajas competitivas sostenidas mediante el aumento de la productividad, la flexibilidad y la efi- ciencia, el incremento de la calidad, la diferenciación y el servicio. Las características y condiciones de este nivel pueden ser explicadas por la teoría de recursos y capacidades (Bueno y Morcillo, 1997). La teoría de la empresa basada en recursos, que hace énfasis en el desarrollo, protección y aprovechamiento de los recursos internos, se apoya en el supuesto de que el fortalecimiento de la empresa no tanto está dado en el crecimiento de sus productos actuales sino en el potencial de crear nuevos productos y penetrar nuevos mercados, es decir por la disponibilidad y utilización que haga de sus recursos (Penrose, 1959). Esta nueva visión motivó dos campos de investigación: el primero relacionado con la necesidad de establecer
  • 5. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 61 las características de los recursos para que puedan considerarse fuente de ventaja competitiva sostenida, y el segundo orientado a establecer y desarrollar la “capacidad de utilizar de forma eficiente y eficaz los servicios que este recurso puede prestar, dadas las rela- ciones de interdependencia existentes con otros facto- res o recursos controlados por la empresa” (Ventura, 1996, p. 85). En esta teoría, el concepto de recurso hace referencia a todos aquellos factores de producción sobre los cua- les la empresa puede ejercer un control efectivo, inde- pendientemente de que tenga sobre ellos derechos de propiedad. Son clasificados en tangibles (físicos, finan- cieros, humanos y organizacionales) e intangibles ex- plícitos (conocimiento tecnológico explícito, recursos comerciales en forma de derechos o como activos regis- trados con valor de mercado, conocimientos explícitos de las personas, entre otros) y recursos intangibles de carácter tácito reflejados en conocimientos implícitos en las personas y que se expresan en know – how o capital humano (Camisón, 2002). Este último grupo es reconocido por diversos autores como las verdaderas fuentes de ventaja competitiva sostenible.. Algunas de las características de los recursos que han sido reconocidas para que puedan tener importancia estratégica están relacionadas con que sean valiosos, escasos, difíciles de imitar y relativamente insustitui- bles (Barney, 1991), que puedan ser apropiables por la empresa (dada la movilidad imperfecta de los recursos) y que sean durables (Grant, 1991). Además, para que puedan ser considerados activos estratégicos (Amit y Shoemaker, 1993), deben ajustarse a los factores estra- tégicos de la industria. De otra parte, se entiende por capacidad “la habilidad que tiene un grupo de recursos de desempeñar una tarea o actividad de modo integrado” (Hitt, Ireland y Hoskisson, 1999). Las capacidades permiten el des- pliegue coordinado de recursos para transformarlos en productos y generar valor agregado, favoreciendo aspectos como la productividad, la calidad, la eficacia o cualquier otro objetivo organizacional. Cuando se logra una integración de recursos y una co- ordinación de capacidades, se puede hablar de compe- tencias, entendidas como “destrezas y conocimientos tácitos e idiosincrásicos que posee la empresa para el despliegue coordinado de recursos y capacidades, que encierran aptitudes cognitivas y culturales especiales para desarrollar sistemática, eficaz e interfuncional- mente procesos, para descubrir nuevas formas de de- sarrollar los procesos y potenciar la innovación de nue- vas actividades y productos” (Camisón, 2002). Dado que no todos los recursos y capacidades, ni todas las competencias desarrolladas son estratégicamente relevantes, se habla de competencias distintivas en la presente investigación, como aquellas que le permiten a una organización obtener una ventaja competitiva que sea sostenida y que por lo tanto les facilitan a sus competidores lograr un desempeño superior1 . Camisón (2002) clasifica estas competencias en tres ni- veles: en el primero están las competencias distintivas 1 Los autores han dado diversas denominaciones a estas competencias. Así, por ejemplo, Hamel y Prahalad (1999) las denominan competencias centrales; Hitt, Ireland y Hoskisson (1999) las llaman aptitudes centrales, y Lado y Wilson (1994) hablan simplemente de competencias organizacionales. Sin duda, al analizar en detalle las posiciones de los diversos autores se encuentran diferencias sutiles, pero en la presente investigación se asumen como similares.
  • 6. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 62 estáticas, relacionadas con la explotación de recursos tangibles, asociadas a las actividades funcionales de la empresa, como el marketing (v. gr., capacidad para identificar las tendencias del negocio), la gestión tec- nológica y de I+D (v. gr., capacidad para mantenerse en la frontera tecnológica del negocio), la producción (p. ej., eficacia en la reducción de costos de producción) y finanzas (p. ej., eficacia en la gestión de la estructura de capital). Por sus características, no son de interés en la presente investigación. En el segundo nivel se ubican las competencias de co- ordinación y cohesión, vinculadas a la integración de actividades funcionales, a la cohesión de la organiza- ción y a la creación de valor de la empresa. Son funda- mentalmente competencias directivas, algunas relacio- nadas con las características personales y de talento del directivo o con la actitud frente al riesgo y al entorno, y otras asociadas con el estilo y las habilidades de di- rección. Estas últimas, por ser posibles de desarrollar a partir de actividades de gestión humana, son conside- radas importantes para el presente estudio. Por último, en el tercer nivel se ubican las competen- cias distintivas dinámicas, entendidas como las destre- zas de la organización para adaptar, integrar, construir o reconfigurar recursos para generar nuevas competen- cias y responder a un entorno turbulento. Son de tres tipos: aquellas orientadas a fomentar la innovación y el aprendizaje, las tendientes a lograr el compromiso individual y colectivo (cultura), y las propias de un di- seño organizacional apropiado. Gestión humana y teoría de recursos y capacidades La gestión humana durante bastante tiempo fue con- siderada una actividad funcional responsable de pro- cesos de administración de personal, pero desde la aparición del artículo seminal de Devanna, Fombrun y Tichy (1981) se empezó a integrar esta actividad con la estrategia de la empresa, dando paso a la denominada gerencia estratégica de recursos humanos. Esta nueva perspectiva de la gestión humana ha logra- do significativos desarrollos a partir de los aportes de la teoría de recursos y capacidades que ha sido empleada en muchas investigaciones que tratan de demostrar la relación entre recursos humanos y ventaja competitiva de las organizaciones (Boxall, 1996; Beer, 1997; Bar- ney y Wright, 1998; Wright, Dunford y Snell, 2001, entre otros). Se ha demostrado empíricamente que las caracterís- ticas de los recursos planteadas por Barney (1991) y otros investigadores son cumplidas por los recursos humanos y que por sus condiciones de intangibles e idiosincrásicas se vuelven más complejas, difíciles de imitar o sustituir (Barney y Wright, 1998; McWilliams, Van Fleet y Wright, 2001). Además, se ha encontrado evidencia empírica de que la gestión de estos recursos se constituye en una competencia organizacional que puede contribuir a la competitividad de la firma (Lado y Wilson, 1994; Ordiz, 2000). Las prácticas que inicialmente estaban centradas en aspectos propios de la función de recursos humanos, como reclutamiento, selección y entrenamiento, sis- temas formales para compartir información con los trabajadores, diseño claro del trabajo, participación a nivel local, evaluación del desempeño, esquemas de promoción y compensación para el alto desempeño (Wright y McMahan, 1992), se ampliaron a aspectos relacionados con los procesos (trabajo flexible, círcu- los de calidad, enriquecimiento del trabajo, habilida- des participativas) (Brewster, 1999), o de dirección de las personas más allá del control de la función de recursos humanos, como la comunicación, el diseño del trabajo, la cultura y el liderazgo (Wright, Dunfort y Snell, 2001). En síntesis, puede afirmarse que “la perspectiva de re- cursos sugiere que los sistemas de recursos humanos pueden contribuir a la ventaja competitiva sostenida a través de facilitar el desarrollo de competencias que sean específicas para la firma, que produzcan relacio- nes sociales complejas, que estén embebidas dentro de la cultura de la firma y que generen conocimiento or- ganizacional tácito” (Lado y Wilson, 1994). Gestión humana y desarrollo de competencias distintivas Aceptado, entonces, que la gestión humana puede in- cidir en la construcción de ventajas competitivas y que lo hace a través del desarrollo de competencias que terminan siendo distintivas para la empresa, se vuelve a la clasificación de estas competencias propuesta por Camisón (2002) para determinar cuáles son más pro- clives a ser impulsadas por la gestión de las personas. Como se planteó antes, se descartan las competencias distintivas estáticas (de primer nivel), por estar más li- gadas a recursos tangibles y asociadas a las actividades funcionales de la empresa, en las cuales poco pueden influir las decisiones de personal. Por el contrario, las competencias de coordinación y cohesión (de segundo nivel), asociadas al estilo de dirección y las habilidades de dirección, sí pueden ser resultado de la acción de formación propia de gestión humana. Esto implica un cambio de paradigma en la dirección de lo humano en la empresa, que tradicionalmente se
  • 7. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 63 centró en el trabajo de operarios, pero que con la vi- sión estratégica debe ser socioestratégica, soporte de la alta dirección: “En suma, para obtener rentabilidad en las inversiones de recursos humanos es necesario pro- mover un cambio en el paradigma tradicional de los recursos humanos, pasando de su consideración como mero instrumento operativo en la organización a su plena integración en las competencias distintivas de la misma” (Ordiz, 2000). Lado y Wilson (1994) consideran que en estas com- petencias se incluyen las “capacidades únicas de los líderes estratégicos para articular la visión estratégica, comunicarla a toda la organización y empoderar a los miembros de toda organización para realizar la visión; (incluye también) la habilidad única para promover una relación beneficiosa entre la firma y el ambiente”. En consecuencia, puede afirmarse que existen al me- nos cuatro competencias distintivas de segundo nivel (directivas) que pueden ser soportadas por gestión hu- mana: visión compartida, comunicación, gestión del cambio como parte importante de la relación con el entorno y capacidad del acompañamiento directivo. En cuanto a las competencias distintivas de tercer nivel o dinámicas, son derivadas del compromiso de las personas, de la cultura organizacional y de la capa- cidad de innovación y aprendizaje organizacional, es decir, están directamente relacionadas con la gestión de las personas. De los trabajos de Lado y Wilson (1994) y Walton (1985) se desprenden al menos cinco competencias dis- tintivas dinámicas que, sumadas a las cuatro ya citadas de segundo nivel, constituyen las categorías asumidas en el presente estudio: compromiso, flexibilidad, de- sarrollo de competencias y talentos, participación y trabajo en equipo. En el gráfico 1 se presentan las com- petencias distintivas. GRÁFICO 1 Competencias distintivas asociadas a gestión humana. NIVELES ESPECÍFICAS RELACIONADAS CON GESTIÓN HUMANA Estáticas o de primer nivel No se consideran directamente asociadas a gestión humana Coordinación y cohesión o de segundo nivel Visión compartida, comunicación, gestión del cambio y capacidad del acompañamiento directivo. Dinámicas o de tercer nivel Compromiso, flexibilidad, desarrollo de competencias y talentos, participación y trabajo en equipo. Fuente: Elaboración a partir de Camisón (2002), Lado y Wilson (1994) y Walton (1985). Las competencias distintivas a la luz de la gestión humana Sin tener la pretensión de lograr una conceptualiza- ción profunda de las nueve competencias distintivas seleccionadas en la sección anterior, en este apartado se busca hacer un breve comentario sobre ellas a la luz de la gestión humana. Visión compartida: tener una visión estratégica se cons- tituye en fuente potencial para alcanzar una ventaja competitiva sostenida (Hamel y Prahalad, 1999). Esta
  • 8. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 64 visión es construida socialmente a través de interaccio- nes complejas entre los actores clave (Lado y Wilson, 1994), aspecto propio de la gestión humana. Lo que se ha perdido en la mayoría de las empresas es una visión estratégica de los empleados y una manera sistemática de enfocar la implementación de estrategias a través de ellos. Los ejecutivos generalmente piensan que si ellos se encargan de los negocios, entonces la organización y sus trabajadores se harán cargo de sí mismos. Ellos introducen nuevos planes e iniciativas, sin considerar si tienen el talento para llevarlos a cabo o si la gente y las prácticas están alineadas con lo que se necesita hacer. (Gubman, 2000, p. 7) Comunicación: Constituye una herramienta indispensa- ble para “compartir información” y lograr una gerencia “abierta” (Pfeffer, 1998), basada en la generación de re- laciones de confianza que permitan reforzar el sentido de pertenencia de todos los miembros de la organiza- ción. Como competencia, ésta constituye la habilidad para seleccionar un comportamiento comunicativo que sea tanto apropiado como efectivo para cada situación. Su finalidad es el desarrollo de la competencia para transmitir un mensaje a partir de la claridad, la preci- sión, la pertinencia con el contexto y el objetivo de la comunicación (por ejemplo, informar o persuadir). Gestión del cambio: Las nuevas reglas de la competitivi- dad incorporan a las organizaciones valores como la ve- locidad, la simplicidad y la toma de decisiones rápidas, lo cual a su vez demanda la reducción de las estructu- ras burocráticas, la eliminación de trabajo innecesario, la capacidad de modificar el statu quo, es decir la capa- cidad de cambio. La gestión humana debe propender por un sano equi- librio entre la transformación y la estabilidad, entre la necesidad de mantener cosas del pasado y proponer tendencias hacia el futuro, entre la libertad de acción y el control, entre la eficiencia y la innovación (Ulrich, 1997). La tarea no es controlar y dominar el cambio sino responder a él con agilidad. Capacidad del acompañamiento directivo: quizás el mayor aporte esperado por parte de gestión humana es la ali- neación de las prácticas de recursos humanos con los procesos de gerencia estratégica de la organización. La mejor manera de que gestión humana influya sobre el estilo de dirección es adecuar todo su sistema a las ne- cesidades que demanden la estrategia del negocio y las situaciones competitivas que la empresa enfrente, es decir convertirse en su socio estratégico. Dicho de otra manera, la función de recursos humanos tiene sentido no solamente si está agregando valor a la estrategia, sino si está en capacidad de construir la estrategia com- petitiva con base en las competencias de las personas (Calderón, 2003b). Una de las maneras clave para actuar estratégicamente es participar en el direccionamiento estratégico de la empresa, esto es, apoyar la formulación de la misión, la visión, las políticas y los objetivos, y velar por que todas las personas de la organización las internalicen; en otras palabras, ayudar a crear una visión compartida: La función de los recursos humanos debería trabajar con los directivos intermedios para asegurarse de que las prácticas de dirección del rendimiento de la orga- nización estén integradas unas con las otras y con las prácticas de dirección del negocio de la organización, y que encajen con la naturaleza del trabajo. (Mohram y Lawler III, 1998, p. 266) Compromiso: reforzar el compromiso del empleado, mediante apropiados sistemas de incentivos, opor- tunidades de promoción y adecuados procesos de capacitación y desarrollo, puede conllevar comporta- mientos discrecionales de la persona que tiene efectos sobre el rendimiento de la empresa, la mejora conti- nua y la adaptación a los requerimientos del entorno (Walton, 1985). La puesta en práctica de una visión depende del com- promiso con las metas, y a su vez, el compromiso de- pende de la confianza en el líder o los líderes de la organización… las estrategias y tácticas implican con- sistencia, constancia y disposición a ser evaluados por los resultados. (Quigley, 1996, p. 50) Gubman (2000) formula siete factores que gestión hu- mana debería intervenir para facilitar el compromiso de las personas: crear valores que le impriman un sen- tido de propósito al trabajo, garantizar calidad de vida laboral, diseñar tareas enriquecidas, mantener buenas relaciones entre los integrantes de la organización, equidad en la compensación, garantizar oportunida- des de crecimiento y lograr confianza y credibilidad en los líderes de la empresa. Flexibilidad: Un diseño que facilite la competitividad es fruto de estrategias de flexibilidad organizacional (desburocratización, polivalencia, equipos interfuncio- nales ad-hocráticos, diseño enriquecido del trabajo y ajuste rol-individuo) y una capacidad de cambio per- manente (Camisón, 1997; Gómez et al., 1999): El fenómeno principal de la globalidad está constituido por la flexibilización del proceso productivo y del ámbi- to del trabajo. Las nuevas máquinas permiten realizar diferentes operaciones a la vez. La programación infor- mática posibilita que éstas sean más flexibles, por lo
  • 9. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 65 tanto, su manejo depende hoy de la capacidad de flexi- bilidad del obrero. La flexibilidad laboral está dada por la rotación de tareas y la búsqueda de la polifunciona- lidad. La rotación sistemática entre y en el interior de los talleres y las oficinas facilita la comunicación y el co- nocimiento de los trabajadores entre sí. Se establecerá así un flujo de información que permite el aprendizaje constante y se evita la rutina. El empleado estará capa- citado de este modo para adaptarse a cualquier cambio o emergencia. (Pereyra, 2002, p. 22) Desarrollo de competencias y talentos: múltiples trabajos de investigación han constatado empíricamente el im- pacto que sobre el desempeño organizacional tienen los programas de entrenamiento, capacitación y desarrollo de talentos. Un modelo estratégico de formación y de- sarrollo es un medio eficaz para afectar positivamente la productividad, el desarrollo de productos, la mejora de la calidad, la calidad del servicio, lo cual se ve refle- jado en el crecimiento de ventas y la participación en el mercado (Valle, 2004). Participación: esta es una de las prácticas que algunos autores han calificado de alto rendimiento (Pfeffer, 1996; Arthur, 1992) por cuanto refuerzan el capital humano, generando un impacto significativo sobre los rendimientos de la empresa. Denison (1991) encontró que altos niveles de participación crean sentido de pro- piedad y responsabilidad, y en consecuencia mayor de- dicación y menor necesidad de control explícito. Trabajo en equipo: La competencia de trabajo en equipo pretende desarrollar una serie de cualidades que ga- rantizan el máximo rendimiento del grupo de trabajo. La finalidad del trabajo en equipo es que el resulta- do obtenido sea superior a la suma de los obtenidos individualmente. Implica formar parte de un grupo de personas que comparten un único objetivo y que dirigen sus esfuerzos hacia su consecución. El trabajo en equipo se fundamenta en la colaboración, dado que el ser humano convive todos los días con personas diferentes, circunstancia que lo conduce a desarrollar habilidades que le permiten realizar trabajos con otros individuos (Cortese, 2005). Hallazgos: Análisis e interpretación No podría afirmarse que exista, en las pymes estudia- das, programas o acciones intencionales para el de- sarrollo de las competencias distintivas orientadas al logro de la competitividad de las organizaciones, pero sería injusto desconocer las múltiples actividades rela- cionadas con la gestión de lo humano, que mejor en- cauzadas, sistematizadas e integradas podrían generar efectos importantes en la generación de ventajas com- petitivas en estos factores. Se analizarán los hallazgos percibidos en las pymes asociados con las nueve capa- cidades formuladas en el modelo teórico. Participación Las pymes tienen espacios de participación que son favorables para la generación de ideas y aportes de su- gerencias por parte de los trabajadores, espacios que se han podido consolidar bien por condiciones inheren- tes al tipo de organización estudiada, como el tamaño y su nivel de informalidad, o bien por exigencias del entorno, como el interés por obtener certificaciones (fundamentalmente IS0-9000, pues muchos de sus clientes son empresas grandes que no les compran si no se certifican). Sin embargo, la participación, que es importante para fomentar la creatividad de las personas, presenta al menos dos limitantes significativas en los casos estu- diados: en primer lugar, no se educa a la gente para que participe; en otras palabras, se piensa que por el sólo hecho de contar con los espacios para ello, la partici- pación se dará de manera espontánea (la contraparte también es importante, se debe formar a los jefes para que se conviertan en facilitadores de la participación, y en la investigación no se encontró evidencia de ello). En segundo lugar, la participación que existe es res- tringida: en su esencia, pues solamente se llega al grado de que la gente “pueda sugerir”, pero no participar en niveles de decisión; en su finalidad, sólo se consideran las propuestas que sean de interés para la empresa, y en su ámbito, se limita al puesto o área de trabajo del empleado: “… semanalmente tenemos una reunión con el ingenie- ro, ahí se exponen todas las ideas, aparte de cómo van los trabajos y todo, o sencillamente cada uno puede ir subiendo y hablando con él y se miran a ver las ideas que están buenas o no, si son viables o no, o si son para estudiarlas y hacer el proyecto o no…”. (E1)2 “… ellos pueden hacer sugerencias, como tienen tanta experiencia en las máquinas, digamos… no hagamos esta pieza en esta máquina, sino que hagámosla en esta otra…”. (E1) 2 Los códigos entre paréntesis identifican a las personas entrevistadas en la investigación, pues por el compromiso de confidencialidad no se pueden identificar con sus nombres.
  • 10. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 66 “… hay un problema, tengo esta dificultad, entonces, ¿yo qué hago?…no, yo qué hago no, ud. no me venga a pedir a mí soluciones, dígame ud. que conoce allá qué hay para hacer, deme propuestas, discutamos juntos”. (E2) “… pues sí, sugerir, pero nosotros evaluamos y si es váli- do, lo aplicamos…”. (E6) Podría afirmarse que, aunque se proporcionan espacios de participación para la generación de ideas creativas, la concepción y el tipo de participación que se fomenta hacen que no se vean reflejadas en innovaciones de alto impacto para las organizaciones, lo cual no signifi- ca que no se deban valorar las innovaciones incremen- tales que se logran a través de las mejoras continuas. Comunicación Se evidenció que las empresas analizadas tienen ca- nales de comunicación que facilitan los procesos de discusión e interacción entre los diferentes actores de la organización, pero estos procesos se limitan a la rela- ción persona-jefe-puesto de trabajo, muy centrados en la solución de problemáticas específicas de la cotidia- nidad (“allí ellos participan exponiendo sus ideas de mejoramiento de los distintos procesos”. E14). No obs- tante, no es extraño que se les suministre información general (comunicación vertical descendente) sobre el negocio: “Se les hacen reuniones periódicas sobre los temas, se les está retroalimentando, se les cuenta cómo vamos mensualmente, se les cuenta todo, cada mes cuando hay comité directivo ya nosotros le bajamos la información a la planta…”. (E6) Trabajo en equipo Por el contrario, se encontró que no están incentivando la consolidación del trabajo en equipo como estrategia para la generación de procesos creativos, considerada por Noori (1999) y Sastre y Aguilar (2000) como una competencia determinante para la innovación. Esta carencia representa una clara debilidad de las pymes, al impedir que las competencias y capacidades indivi- duales logren efectos sinérgicos de tipo idiosincrásico, difíciles de imitar por los competidores y que podrían constituirse en ventaja competitiva. Al parecer, dos razones explicarían esta falencia. De una parte, una concepción equivocada del trabajo en equipo, pues se le equipara con el hecho de trabajar en grupo o la asistencia a reuniones (“… que en este caso es la reunión… se trabaja mucho como equipo…” [E5]; “…Se hacen reuniones con ellos, buscamos que la gente exprese qué les gustaría mejorar…” [E15]. “… Programamos anualmente una semana de la calidad, entonces allí hablamos de la calidad…” [E6]); de otra parte, la falta de mecanismos apropiados para el traba- jo interdisciplinar por la poca capacitación de directi- vos en estos aspectos. Compromiso Un aspecto muy valorado en las pymes es lograr en los trabajadores sentido de pertenencia, el cual se pre- tende alcanzar de dos maneras: involucrando y com- prometiendo al trabajador con la empresa y su trabajo, y aplicando incentivos y estrategias de motivación. El supuesto subyacente en esta evidencia empírica es que el trabajador comprometido está más dispuesto a en- tregar un esfuerzo discrecional más allá del establecido por un contrato de trabajo o más allá del que pueda ser controlado por un supervisor: “…la verdad es que nosotros somos personas que que- remos mucho la empresa y sabemos si algo sale mal, se va a dañar cualquier procedimiento… sin necesidad de saber que me van a pasar una no conformidad, soy res- ponsable de mis cosas y obviamente no me voy a querer quedar sin trabajo…”. (E12) “… al operario que tenga mayor TBC en el mes se le da un premio, eso los motiva para trabajar bien, un poqui- to más rápido y sacar piezas bien…”. (E4) “… pues al fin de año, no sé si sea lo correcto o no, les damos participación en las utilidades…”. (E6) En este aspecto se le da especial relevancia al papel de gestión humana: “… les generamos confianza y parte de nuestro trabajo es ir y hablar con la gente a sus puestos de trabajo…” (E2); “…el papel de gestión humana es ve- lar por que el trabajador esté bien, que esté motivado, que haya equidad con respecto a los salarios, que haya igualdad, que haya compromiso entre todos…” (E4). Estrechamente asociado con este aspecto está el esfuer- zo percibido en las pymes por empoderar a las perso- nas, otorgándoles autonomía en los procesos propios de su puesto de trabajo, dándoles la formación para que asuman esa responsabilidad. Lo anterior, en el sentir de los directivos, ha generado confianza, autoes- tima y reconocimiento en los trabajadores, elementos fundamentales para interiorizar la política de calidad y que ésta se refleje en la forma en que realizan su trabajo. En esto ha influido la implementación de pro- cesos ISO-9000: “… el liderazgo se fomenta asignando funciones a las personas, que manejen ellos mismos sus procesos…” (E3).
  • 11. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 67 Un aspecto que la literatura especializada resalta para el fortalecimiento del compromiso y la motivación es el manejo estratégico de la compensación, la cual pue- de considerarse una falencia en las pymes estudiadas, dado que se limitan a lo legal o a lo determinado por el mercado laboral. La compensación en las unidades estudiadas se asocia con manejo de nómina, y práctica- mente no existe ninguna relación con la productividad ni con la satisfacción del trabajador. Desarrollo de competencias y talentos Dos estrategias se conjugan en las pymes estudiadas para conseguir las competencias y los talentos: la ad- quisición fuera de la empresa y el desarrollo de éstas al interior de la organización. La adquisición externa se lleva a cabo a través de los procesos de reclutamiento y selección de personal, y el desarrollo interno mediante los procesos de inducción, adiestramiento, capacita- ción y desarrollo de personal: “… hemos tenido que cambiar la estrategia y hemos tenido que buscar gente con experiencia en el mercado nuestro…” (E16). Se trata de los procesos tradicionales de selección y ca- pacitación, que en términos generales se llevan a cabo de una manera intuitiva, con visión cortoplacista y sin la debida integración con la estrategia de negocios: “…ellos surgen, hay gente que uno la ve como muy tími- da y la empieza uno a mover allí y ve como que aportó más, bueno tiene con qué, entonces, cuando hay con- cursos, venga ud., por qué no se presenta…”. (E2) “…normalmente la capacitación la da el mismo opera- rio del puesto de trabajo porque es la persona que tiene mayor conocimiento en la práctica de la operación…”. (E11) “…dependiendo de las necesidades que ellos tengan van solicitando la capacitación, entrenamiento o reen- trenamiento…”. (E4) Las empresas tienen conciencia de la importancia del desarrollo del talento de sus trabajadores e, incluso, el término competencias es frecuentemente empleado por los directivos. Sin embargo, no se han implementa- do modelos o propuestas propias que permitan hablar de una gestión por competencias y aunque se tengan planes de capacitación, bien con sus mismos recursos o con el apoyo de entidades externas, no existe un pro- ceso sistemático de formación que esté integrado a la estrategia del negocio: “… entrenamientos en lo que necesitamos, como por ejemplo si una máquina es nueva, garantizar que la persona reciba el entrenamiento necesario y adecuado para operarla…”. (E13) “…hay un supervisor encargado de darles inducción, de enseñarles, de prepararlos… no hay proceso de sociali- zación del aprendizaje… deben hacer obligatoriamente cursos virtuales que está ofreciendo el SENA…”. (E4) “… (se capacitan) por medio del SENA, Fenalco y la Cá- mara de Comercio y luego retroalimentan a los demás empleados…”. (E15) “… cuando vamos a rotar en el área operativa, gene- ralmente ponemos al operario que siempre ha estado en esa máquina a que le dé inducción al operario que viene…”. (E1) A consecuencia de ello, se tienen programas de for- mación, pero se está distante de una gestión del co- nocimiento. Por el contrario, puede pensarse que en las pymes existe poca conciencia de la importancia de este intangible, de su difusión, aplicación y protección. Situación diferente a la encontrada en empresas gran- des colombianas, en las cuales “se pudieron percibir modelos mentales más flexibles, niveles más avanzados en los ciclos de aprendizaje y mayor aplicación del co- nocimiento, siendo evidente una estructura bien de- sarrollada de los hábitos de aprender y desaprender” (Calderón, 2002, p. 33). Gestión del cambio Si bien el cambio es permanente en las pymes (“… es una organización muy flexible… puede cambiar rápi- damente…” [E12], “… los cambios… normalmente los hacemos con estrategias de mercado…” [E9], “… la em- presa está informando constantemente los cambios al empleado…” [E12]), se asume de manera reactiva, la respuesta a las presiones del entorno sigue siendo lenta y la gente no está preparada para aceptarlo, a pesar de que en algunos casos existan procesos de sensibiliza- ción o al menos de información al respecto.
  • 12. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 68 Otro aspecto por resaltar, encontrado en la mayoría de las empresas, son los procesos de sensibilización frente a las amenazas y retos que enfrentan las organizaciones a raíz de la de globalización y apertura, buscando que las personas monitoreen de manera permanente el en- torno del negocio. Se espera con ello que se generen nuevas ideas de negocio y que se tome conciencia de la importancia de su puesto de trabajo para el desem- peño de la empresa: “… para crear nuevos productos… se crea la iniciativa en una persona que ve en su casa un champú para al- fombras de la competencia, y nosotros ¿por qué no lo tenemos?”. (E7) “…la necesidad del medio de ir estando en procesos de calidad y de irse como metiendo en ese cuento, de pronto ha obligado a la empresa a que se organice un poquito en la parte humana…”. (E3) “… y es que hay algo muy importante, yo trato de escu- charlos a ellos (vendedores), porque son ellos los que están afuera, y ven qué se puede mejorar…”. (E7) A pesar de que la pyme vive permanentemente en un ambiente turbulento que le demanda cambios de ma- nera casi cotidiana, y que por razones de supervivencia termina respondiendo a esos cambios, no se encontró evidencia en la investigación de que hayan desarrolla- do una competencia de cambio. Visión compartida Las pymes estudiadas tienen dos características sui géneris: garantizan estabilidad a sus empleados y son muy informales en sus relaciones internas. Como con- secuencia, la mayoría de sus trabajadores son antiguos, con una significativa familiaridad entre ellos y sus je- fes, y con amplia información sobre el negocio. Los directivos consideran que esto lleva a que las personas se sientan integradas a sus empresas y comprometidas con sus valores y con sus objetivos: “…todos los miembros de la organización conocen los objetivos y se esfuerzan por alcanzarlos…”. (E4) “…a ellos se les da pues como esa primera luz, cuál es el objetivo que se quiere lograr, y ellos empiezan a tra- bajar y a proponer ideas que estén asociados al cumpli- miento de ese objetivo…”. (E11) Sin embargo, no se percibieron acciones intencionales y sistemáticas por parte de la empresa para la cons- trucción de una visión compartida, a excepción de las exigidas en los procesos de certificación propios de la IS0-9000. Esto está relacionado con la visión gerencial de la pyme, que si bien se caracteriza por tener una percepción amplia y crítica del entorno, sus oportuni- dades y amenazas, carece de una visión a largo plazo, reflejada en la falta de estrategias explícitas y comparti- das con todo el equipo humano de la organización. Capacidad de acompañamiento directivo La presencia directiva es fundamental para el desarro- llo de capacidades competitivas de las pymes. Trans- mitir confianza, ofrecer una sensación permanente de ayuda y colaboración, conocer a las personas con sus potencialidades y limitaciones, promover valores son algunas de las actividades orientadas a este fin, además del ejemplo ofrecido por parte de los directivos: “…hay un supervisor encargado… si no está haciendo bien el proceso…, les da inducción, les enseña, los pre- para...”. (E4) “…los grupos están formados por operarios, todos son operarios y tienen un acompañante, ese acompañante es un gestor, alguien de tipo administrativo que va so- portando el trabajo, mas no interviene directamente en el grupo…”. (E11) “… para que la organización pueda funcionar y tener una visión compartida, los directivos dan ejemplo…”. (E3) Sin embargo, debe reconocerse que la función de lo humano está centrada en el apoyo a los operativos y administrativos de base, y muy poco en la formación y desarrollo de habilidades de los directivos. Lo anterior es explicable por la falta de áreas de gestión humana especializadas y con una visión estratégica, dado que en muchos casos estas actividades han sido encargadas como función adicional a otras dependencias (sobre todo al área contable) o a personas con cargos de auxi- liar o asistente que, por el estatus que representan, poco pueden hacer por las competencias de los directivos.
  • 13. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN INNOVAR R E V I S T A J O U R N A L 69 Flexibilidad La pyme, por definición, es una organización poco bu- rocratizada en su estructura, con un número reducido de niveles jerárquicos y con una alta informalidad en el manejo de las relaciones. Tal vez por ello se han de- sarrollado dos características de flexibilidad, como son la polivalencia y la adaptación rol-individuo. La flexibilidad no se ha buscado tanto desde la se- lección (fenómeno bastante generalizado en la gran empresa, que vincula a mucha de su gente a través de empresas asociativas de trabajo o de temporales), pues, debido a la relativa estabilidad que ofrece, la vincula- ción continúa siendo directa a través de la empresa y a término indefinido. La flexibilidad se observa en la polivalencia de sus trabajadores, situación que no es coyuntural, ya que al parecer siempre ha sido una ne- cesidad para aprovechar sus escasos recursos: “… acá todo el mundo conoce las funciones y el manejo de las cosas; se puede decir que no es un problema que alguien falte…”. (E7) “… hasta el momento no nos hemos quedado varados y todo puesto tiene su polivalente…”. (E13) “… la idea es que cada persona tenga un suplente; esa persona debe aprender todas las funciones del cargo… esto se hace a través de capacitación con personas del área…”. (E14) “… hay una rotación programada de todos los emplea- dos, en donde ellos aprenden cómo se hace cada uno de los procesos, todos saben hacer de todo…”. (E15) En cuanto a la adaptación, el esfuerzo se hace en la vía individuo-rol, es decir, tratando de que la persona se adapte al rol a través de definición de perfiles de car- go, manuales de procedimientos, diseño de procesos, entrenamiento y capacitación. No se encontró nin- guna evidencia de actividades tendientes a buscar la adaptación del rol a la persona, es decir, la búsqueda de horarios flexibles de acuerdo con las necesidades de los trabajadores, enriquecimiento de la tarea según las potencialidades de cada individuo o aplicaciones tecnológicas a los procesos para facilitar la labor de la persona. Como se mencionó, poco hacen las empresas por el desarrollo de equipos interfuncionales internos y menos aún con clientes y proveedores, como teórica- mente se esperaría de un diseño flexible. Un modelo organizativo emergente ideal es consecuencia de imple- mentar una estrategia de flexibilidad adaptativa, capaz de asegurar la percepción rápida del cambio apoyada en equipos interfuncionales, relación de cooperación a largo plazo con proveedores y clientes y un diseño de estructura con concepto de alta interconexión (Cami- són, 1997). Conclusiones Frente a los factores de competitividad interna existe un potencial en la gestión de las personas no plena- mente aprovechado en las pymes. Si bien existe la capa- cidad de mejoramiento continuo (y esto es importante resaltarlo pues es la base de la competitividad de algu- nas de ellas, con efectos importantes sobre la calidad), no se puede considerar que se hayan desarrollado com- petencias y capacidades de innovación y calidad que puedan considerarse ventajas competitivas significati- vas. Esto lo confirma el hecho de que no se percibieron proyectos formalmente definidos para aprovechar las ideas que puedan aportar los trabajadores, con lo cual se corre el riesgo de que nunca se materialicen y como consecuencia se desmotiva la creatividad de las perso- nas. De otra parte, al limitarse a realizar innovaciones incrementales (no siempre sistematizadas y por lo tan- to con pérdida de la oportunidad de lograr aprendizaje organizacional), no se están creando ventajas sosteni- bles a largo plazo. Las prácticas de gestión humana tendientes a mejorar las competencias técnicas de la empresa tampoco pueden considerarse como de alto rendimiento. Si bien las pymes son flexibles en sus estructuras y en su operación, la falta de fomentar equipos interfun- cionales y de un mayor trabajo para mejorar el ajuste persona-organización muestra un vacío que debe llenar una apropiada gestión de lo humano en las pequeñas unidades productivas. La carencia de un área de gestión humana en la ma- yoría de las pymes restringe la generación de compe- tencias dinámicas asociadas con el personal y con el estilo más apropiado para dirigir a las personas –como las prácticas de alto rendimiento en selección, forma- ción y carrera, compensación y sistemas de comuni- cación–, lejos de conseguir una adecuada gestión del conocimiento que les permita construir una estrategia competitiva sostenible a largo plazo, fundamentada en el potencial de su gente. Por último, una conclusión resultante de este trabajo es la necesidad de realizar más investigación empírica sobre esta temática. Por ejemplo, dos limitaciones de la presente investigación dejan cuestionamientos para nuevos estudios: en primer lugar se presentan resulta- dos desde la perspectiva de los directivos, pero, ¿qué se concluiría si el problema se abordara desde la visión de
  • 14. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 70 Amit, R. & Schoemaker, P.J.H. (1993). Strategic assets and organizational rent. Strategic Ma- nagement Journal, 14, 33-46. Ardavín, B. (2002). Incrementando la compe- titividad de la Empresa Media. Ponencia presentada en la “Conferencia internacional sobre la Financiación para el Desarrollo”. Monterrey, México. Arthur, J.B. (1992). The link between business strategy and industrial relations systems in American steel minimills. Industrial and La- bor Relations Review, 45, 488-506. Barney, J. (1991). Firms Resources and Sustai- ned Competitive Advantage. Journal of Ma- nagement, 17, 99-120. Barney, J. B. & Wrigth, P. M. (1998). On Beco- ming a strategic Parther: The role of Human resources in gaining competitive advantage. Human Resource Management, 37. Becker, B.E., Ulrich, D. & Huselid, M. (2001). El tablero de control para RH - Conectando al personal. La estrategia y su desempeño. Madrid: Editorial Gestión 2000. 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  • 16. GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 72 GESTIÓNY ORGANIZACIÓN Vol. 16, No. 27, ENERO A JUNIO DE 2006 72