Ensayo sobre el dolor y como sanarlo mediante el dialogo interior de cada uno. Ver mas allá del mismo y ser participe del crecimiento personal a partir de una visión positiva de lo que me genera la angustia y el dolor en si. Este documento esta enfocado desde una posición humanista - existencial con tonos de Análisis Transaccional. Valido para la autoexploracion y reflexión sobre el dolor.
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Sanando el niño herido
1. Sanando el Niño Herido
Lic. Gian Carlos Venturini Cantt
Muchos de nosotros tenemos heridas sin sanar cuando uno de nuestros
miembros más queridos nos ha fallado o les hemos fallado nosotros mismos.
Proyectamos aquellos sentimientos a otras personas y asumimos la carga y el
dolor como algo ajeno a nosotros.
La pregunta clave es ¿El dolor es malo? Sentir una carga emocional y dolor
siempre se ha visto como algo criticado y maligno. Pero ¿Acaso no es ese dolor
el que nos hace caminar? Nosotros los seres humanos somos dinámicos, se
habla de una homeostasis para encontrar el equilibrio, pero dicho concepto se
ha tomado de una manera banal y errónea. Somos gente que se moviliza todos
los días: pensamientos, emociones, conductas, fantasías, deseos, etc. Como
todo ser humano dinámico estamos en constante movimiento, es un ir y venir de
cosas internas y externas que nos afectan.
El dolor se puede asimilar de dos maneras: como una carga o mochila pesada,
algo externo de lo cual nos alejarnos. Nos hacemos ajeno a nuestro sentimiento
y lo mantenemos oculto. No crecemos sino más bien nos quedamos paralizados
frente a este dolor y a su vez lo descargamos de manera inadecuada contra otros
o también consigo mismo. Este cumulo de emociones hace que aquel vaso de
agua se vaya llenando hasta que explotamos y surge algún problema con el otro.
Por otro lado, tenemos al dolor como un aliado. Aquel con el cual conducimos
nuestro camino y nos hace crecer dándonos cuenta que somos capaces de
superar la adversidad. Lo aceptamos tal y como viene y nos hacemos cargo de
ello, no como una mochila pesada sino como un acompañante silencioso. Un
dolor bien manifestado asertivamente y escuchado se siente mejor que aquel
que es ignorado.
Por eso es importante poder reconocer nuestros sentimientos que nos aquejan
y trabajar en ello. Sanar aquellas heridas que tuvimos con nuestros padres,
abuelos, hermanos o personas importantes. Nadie dice que el perdón es rápido,
pero sana poder encontrar nuevos caminos hacia él. Por ello, debemos entender
que tenemos la libertad para elegir qué hacer con este dolor o herida. Con este
fastidio o molestia.
Trabajar con el padre Interno, aquel que fue crítico o muy sumiso y no nos deja
avanzar debido al dialogo interior que existe constantemente es importante
trabajarlo. Despejar toda crítica destructiva y liberarse. Dar a nuestro Niño libre
y espontáneo un espacio para poder ser escuchado y acogido. Abrir el corazón
hacia el vínculo y ser capaces de pedir consuelo, ser capaces de darnos amor a
nosotros mismos y así poder liberarnos de las ataduras que nos hacen ser duros
por fuera, pero débiles por dentro. Ser espontaneo consigno mismo es un gran
paso hacia la autonomía, creatividad y despliegue de nuestros recursos internos.