El documento describe la Vida Consagrada como un tiempo de transición hacia un futuro incierto. Se discuten tres puntos principales: 1. La Biblia como fuente de vida y renovación para la Vida Consagrada en un tiempo de cambios. 2. Los pozos como símbolo de umbrales de transición, donde la Vida Consagrada se encuentra entre dejar atrás lo conocido y adentrarse en lo nuevo. 3. Los desafíos de la globalización y la necesidad de una Vida Consagrada más pobre y abierta a la diversidad cultural

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JUNTO AL POZO
Introducción.
Llegamos a Roma de todas las partes del mundo. Cansados del viaje, nos sentamos junto al
pozo y pedimos de beber. Nos sentamos con Jesús, la Samaritana y con nuestras hermanas y
hermanos religiosos para reflexionar sobre el sentido de la Vida Consagrada en el Siglo XXI.
Bebimos agua viva.
Los pozos son la mayor fuente de agua en la Palestina Antigua. En el desierto, encontrar un
pozo es cuestión de vida o muerte. Cavarlo era ocasión de alegría (Num.21:17 ). Eran tan
importantes para la comunidad, que se conviertían en lugares de peleas y discusiones, como vemos
en el conflicto entre Abraham y Abimilech. (Gen21: 25-26). Se encontraban pozos en lugares
desérticos (Gen.16: 7,14), en los campos(Gen 29:2) y en las ciudades (2 Sam.2:15). El pozo es
fuente de vida.
Los pozos bíblicos son el umbral que, con frecuencia, marcan cambios importantes en la
vida de las personas. Como umbrales tienen una dimensión de liminalidad. Uno está entre dos
momentos cuando va al pozo. Cuando Sara despide a Hagar , el ángel la encuentra en el desierto,
junto al pozo. En su soledad, la visita del ángel le lleva a dar un nombre a Dios, el Dios que ve, y
pone al pozo ese mismo nombre: Beer-la hai-roi: El Pozo del que vive y me ve.
En el Antiguo Testamento, las escenas de noviazgo suelen estar relacionadas con un pozo.
Junto al pozo de la ciudad de Najor en Aram los criados de Abraham encuentran a Rebeca, futura
mujer de Isaac. En Harán, Jacob encontró a Raquel junto a un pozo, y junto a un pozo Moisés
encontró a las siete hijas del sacerdote de Median. Una de esas hijas fue Séfora, su futura mujer. En
el Antiguo Testamento las escenas de noviazgo junto al pozo tienen unas constantes que se repiten:
1. El futuro novio o su sustituto viaja a tierra extranjera. 2. Se encuentra con una o varias jóvenes
junto al pozo. 3. Alguien saca agua del pozo. 4. La/s jóvenes corren a casa a contar el encuentro
con el extranjero. 5. Se llega al compromiso matrimonial entre el extranjero y la joven,
generalmente después de que le hayan convidado a una comida.
Vamos a seguir sentadas/os junto al pozo, meditando lo que aprendemos sobre la Vida
Consagrada usando el símbolo del pozo como fuente de vida, de transición y de compromiso.
FUENTE DE VIDA.
Si el pozo era una fuente de renovación física en los tiempos antiguos, la Biblia es, para la
Vida Religiosa, la fuente que rehace. El Vaticano II inauguró un renacimiento de los estudios
bíblicos para profundizar la oración bíblica. La Palabra de Dios pasa al centro de la vida y esto
afecta todas sus dimensiones. La escuchamos con el Pueblo de Dios en nuestros propios contextos.
La Vida Consagrada ha vuelto a encontrar la Palabra y la Palabra ha despertado la sed en los
religiosos y religiosas. Quien escucha la Palabra crece en la fe:” La fe entra por el oído, y lo que
oímos viene de la palabra de Cristo”( Rom,10,17 ). Cuando le dijeron a Jesús que su madre y
hermanos querían verle, respondió:”Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la
palabra de Dios y la cumplen”( Luc.8,21 ). En las distintas etapas de formación se están haciendo
esfuerzos concretos para estudiar y reflexionar sobre la Palabra de Dios. La Palabra se ha
convertido en fuente de vida para la vida consagrada.
La formación, centrada en el estudio y la reflexión de la Palabra de Dios ha enriquecido
nuestra vida apostólica. Se ha convertido en un poderoso medio de evangelización. Se están

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promoviendo grupos de estudio de Biblia así como el orar con ella con laicos y en los encuentros
con personas de diferentes religiones. Por todas partes surgen pequeñas comunidades de fe que leen
y rezan la Biblia. Se leen las Escrituras y se interpretan desde las diferentes perspectivas que vienen
de las distintas realidades y de las necesidades de los grupos marginados.
Todavía queda mucho por hacer, tanto en la formación inicial como en la continua. La
Palabra de Dios se nos hace presente a través de un texto pero, con frecuencia, no se convierte en
fuente de vida por falta de formación y conocimiento. A veces, la interpretamos con un sentido
fundamentalista. Si la Biblia ha fallado entre nosotros, ha sido por falta de imaginación. La Biblia
es un texto vivo, tiene un corazón que late.
Una de las tesis centrales de Jung es que todas las declaraciones religiosas están enraizadas
en el psique/alma. La Biblia es la expresión del alma. El lenguaje de la Biblia se dirige
ineludiblemente hacia lo figurativo y simbólico. Jung pensaba que era una equivocación enseñar la
Biblia como si fuese un libro que contiene una información que hay conocer y en la que hay creer, y
no como un libro que ofrece una transformación que hay que asimilar. La Biblia es el intento de
nuestros antepasados de expresar su relación con Dios a lo largo de los siglos. Cuando contamos
experiencias profundas solemos usar símbolos o historias que comunican lo mas hondo de su
significado. Exageramos los detalles para expresar su importancia.
Una vez, tuve una estudiante en clase de Sagrada Escritura, que entendió esta tendencia de
exagerar los hechos, nos lo explicó con un ejemplo de su vida. Conoció a su novio en un gimnasio
donde el ambiente tenía poco de romántico. Se dio cuenta que cuando ella y su amigo contaban la
historia de su encuentro añadían detalles que no eran del todo exactos. Y dijo:” Pensaréis que había
una banda de música desfilando por el gimnasio para anunciar nuestro encuentro.” Cuanto más
contaba la historia más se emocionaba y más detalles añadía. Lo que hacía la pareja no era
contarnos el hecho en sí sino la calidad de su relación. Así ocurre con la Biblia. El texto imaginario
nos cuenta su verdad más profunda. Por ejemplo, ¿qué nos dice sobre la experiencia de Moisés y
Dios la zarza ardiendo que no se consume? Es un texto maravilloso. Despierta nuestro espíritu a
otras posibilidades que destruimos si intentamos dar una explicación racional a un fenómeno que,
por su naturaleza, no tiene explicación.
Ante hechos parecidos no tenemos que preguntarle a la Biblia si el hecho fue real o no,
preguntarnos qué experiencia profunda quiere comunicarnos. Si escuchamos a Dios en la Palabra
escrita, poética y creativa, aprenderemos a escucharLe en la historia de nuestro pueblo y en nuestra
propia vida. Escucharemos la historia profunda que hay en los acontecimientos diarios y que, a
veces, parecen intrascendentes. Oiremos la “ banda de música” tocar su significado. Nos abriremos
a las historias de nuestra tradición con toda su dimensión formadora y transformadora así como a
las de nuestras vidas.
Las imágenes inspiradas en la Biblia nos comunican la fuerza espiritual que contienen. Las
imágenes nos sorprenden, captan nuestra atención, impactan nuestra memoria y nos transforman. La
formación bíblica que se necesita para hacer un compromiso perpetuo, pide que se “invierta” en
personas que sepan comunicar la vitalidad y la fuerza de la Palabra. Las personas en liderazgo
tienen que comprometerse y comprometer a sus miembros a hacer una reflexión Bíblica a todos los
niveles. Debemos compartir estas fuentes entre las congregaciones y continentes para que todos
bebamos de este pozo de agua viva, la Biblia. No es una opción, es una necesidad. Karl Rahner dijo
que la Iglesia del siglo XXI o sería contemplativa o no sería nada. Es un asunto de vida o muerte.
UMBRALES DE TRANSICIóN.

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La Samaritana fue al pozo en un momento de gran transición en su vida. Sólo lo reconoció
cuando se encontró con Jesús. El documento de trabajo del Congreso describe este momento de
transición en la Vida Consagrada del siglo XXI. ”En algunos países la vida consagrada sigue
actualmente un proceso de envejecimiento; en otros su media de edad es más joven. En los últimos
años nuevas formas de vida monástica y religiosa se han añadido a las formas milenarias. Algunos
de los carismas que nacieron hace siglos han añadido nuevos aspectos dándoles una nueva vitalidad.
Con el Concilio Vaticano II la vida consagrada recibió un gran impulso y experimentó cambios
importantes. Pero el contexto sociocultural y religioso actual exige otras muchas y decisivas
transformaciones. En medio de tantos cambios, sin embargo, percibimos la validez y la actualidad
de los valores que constituyen nuestra forma de vida y la urgencia de vivirlos con intensidad y de
una manera significativa para nosotros y para los demás. Los consagrados y consagradas vivimos
un tiempo de gracia y de prueba”( Parte 1). Vivimos en tiempo de cambio y de transición.
Los cambios son experiencias de liminalidad. Estamos entre dos orillas, ni aquí ni allí. La
cultura antropológica habla de estas experiencias como de ritos de “paso” caracterizados por la
separación, la iniciación y el retorno. El modelo parece sencillo pero lo complejo está en el hecho
de que las diferentes dimensiones o aspectos de la Vida Consagrada están en momentos distintos.
Lo mismo ocurre con nuestra vida personal. Mientras que en algunos momentos hay aspectos que
parecen integrados otros sufren un cambio. Nunca está todo nuestro ser en una etapa excepto,
quizá, en el momento de la muerte, cuando vivimos el cambio final.
La separación implica alejarnos de lo que nos es familiar. Al hacerlo dejamos de ver las
cosas como siempre fueron. Tenemos que cruzar una frontera y nos puede dar miedo. Aunque
vemos la necesidad de dejar atrás ciertas cosas, esas cosas nos son conocidas, y lo impredecible de
lo nuevo puede desorientarnos. Lo hemos experimentado muchas veces desde el Vaticano II. Nos
hemos acostumbrado a experimentar lo desacostumbrado. A veces luchamos interiormente con lo
que hemos dejado atrás y tenemos la inseguridad de no saber si nuestras decisiones actuales están
de verdad enraizadas en el contexto del siglo XXI. Un buen ejemplo es Jonás. Dios le invita a ir
hacia el Este y él coge un barco en dirección al Oeste. ”Pagó su billete y se subió al barco, para ir
con ellos a Tarsis, lejos de la presencia Señor”.( Jon1:3)
Al empezar o al adentrarnos más en este momento de paso o de transición, tenemos que
mirar nuestro contexto y descubrir lo que tenemos que abrazar para permanecer fieles a la llamada
de la Vida Consagrada. Un aspecto importante que debemos tratar es el de la globalización. La
confusión y el caos que genera nos sitúa en el vientre de la ballena con Jonás. El modelo de
globalización parece inevitable en este momento pero el problema serio que debemos tratar es la
esencia de la globalización. El Papa Juan Pablo II ha hecho una llamada a la “ globalización
solidaria”; trata el problema de los pobres y de todos los que sufren a causa de la globalización.
Tenemos que renovar nuestros esfuerzos de estar con los pobres.
Robert Schreiter, C.PP.S dice que la Iglesia del 2025 será aún más que en el 2000 la Iglesia
de los pobres. Si los esfuerzos de re-evangelización no tienen éxito será también una Iglesia
materialmente más pobre. Ocurre lo mismo en las Congregaciones. Los nuevos miembros vienen de
países pobres y los recursos de los países ricos disminuyen a causa de la edad avanzada de sus
miembros. Nuestras Congregaciones serán cada vez más pobres. Hablamos mucho de vivir un estilo
sencillo pero tenemos que prepararnos a vivirlo en verdad. Una vez, un sociólogo comentó que
cuando aprobamos decisiones relacionadas con la vida sencilla, al volver a casa, vamos buscando
cómo responder al reto sin cambiar el estilo de vida. Quizá en el 2025 ya no podamos hacerlo.

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No sólo hay que cruzar la frontera de la disminución del personal y de las finanzas sino que
también tenemos que cruzar la de la pluralidad y diversidad en nuestras congregaciones. Y esto no
es solo para las congregaciones internacionales. El número creciente de emigrantes ha hecho que
las congregaciones que sólo están en un país o en una diócesis se encuentren también con la
pluralidad y la diversidad. No basta con reconocer que se da la intercultuaridad entre nuestros
miembros, hay que ir más lejos; tenemos que cambiar la actitud dominante occidental de la
congregación y abrirnos a nuevas realidades. En palabras de Gary Riebe-Estrella, el mundo
occidental con su manera “ego-céntrica” de vivir tiene que aprender de la realidad cultural del
modelo”socio-céntrico”. Es una gran tarea. Nuestras culturas están en nuestro ADN. Tenemos que
hacer este aprendizaje para preparar el terreno a las futuros líderes de nuestras Congregaciones que
vendrán, sin duda alguna, de culturas “socio-céntricas”.
Estos comienzos o transiciones nos conducen al ultimo paso, el retorno. Cuando aterricemos
en la playa después de haber estado en el vientre de la ballena iremos, como Jonás, al Este y
predicáremos la Buena Nueva. Volveremos al lugar pero sabiendo lo que significa vivir con menos
recursos y con otro paradigma cultural. Ante nosotros está un mundo atrapado en una destrucción
apocalíptica.
Nuestra primera tarea en este mundo dividido y en guerra es la reconciliación. La carta a los
Efesios expresa la misión de la reconciliación: “Ahora, gracias a Cristo Jesús y en virtud de su
sangre, los que en un tiempo estabais lejos, estáis cerca. El es nuestra paz ; el que de los dos hizo
uno, derribando con su cuerpo el mundo divisorio, la hostilidad: anulando la ley con sus preceptos y
cláusulas, creando así en su persona de dos una sola y nueva humanidad, haciendo las paces, por
medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad”( Efesios 2, 13 -16). Los esfuerzos por
vivir la reconciliación dan autenticidad al testimonio del Evangelio. Para vivir en fidelidad este
testimonio en la Vida Consagrada tenemos que estar enraizados en Aquel que nos conduce.
Pasemos ahora a la escena del noviazgo
EL NOVIAZGO
La imagen de las escenas de noviazgo junto a un pozos en el Antiguo Testamento revolotean
sobre los pozos del Nuevo Testamento. La historia de la Samaritana nos invita a mirar la escena
como un noviazgo, un compromiso. Justo antes de esta escena, los discípulos de Juan fueron a Juan
Bautista a contarle muy preocupados que Jesús estaba bautizando. Juan Bautista les responde “ el
amigo del novio que está ahí y le oye, se alegra al reconocer la voz del novio”, es decir la llegada
del novio anuncia la escena del noviazgo.
Todas las constantes de las escenas de noviazgo se realizan en esta historia. Jesús como
futuro novio, viaja a tierras extranjeras. (Juan se toma el trabajo de decirnos que los Judíos no
compartían cosas con los Samaritanos). Jesús se encuentra con la Samaritana y sabemos que,
después de su conversación, ella corre a contárselo a sus vecinos. Entretanto, los discípulos vuelven
con la comida y Jesús no la acepta porque ”tengo un alimento que vosotros no conocéis”.
La única parte de la historia que no cumple con el modelo típico es que no se consumen ni el
alimento ni la bebida. Pienso que Juan sitúa la escena del noviazgo en el simbolismo del agua viva
y de un alimento misterioso; Jesús hace un salto y pasa del nivel material al espiritual. No establece
una familia física con el noviazgo, establece una comunidad espiritual basada en dar culto en
espíritu y en verdad. El agua que da y el alimento que toma es espiritual. La relación con la mujer y,
por lo tanto, con todos los creyentes, no estará basada en una relación física, o en un noviazgo
físico, o un reino temporal, sino en un nacimiento espiritual .

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Jesús no ofrece el agua material, sino que dice a la mujer: “Si conocieras el don de Dios y
quien es el que te pide dame de beber, tu le pedirías a él y él te daría agua viva”. Para tener el agua
viva hay que conocer al Dador y el Don. Esto es lo que Jesús nos pide al reunirnos junto al pozo. La
Samaritana tardó en entender el mensaje. Se preocupó porque Jesús no tenía con que sacar el agua.
Él le dice“quien beba de esta agua no tendrá más sed”; aún más, el agua se convertirá en su
corazón en un manantial que manará hasta la vida eterna”. La samaritana antes de conocer al Dador,
pide el Don: ”Señor, dame de ese agua”. Reconoce al Dador después de la conversación sobre sus
maridos y sobre el lugar apropiado para dar culto, “los que adoren deben hacerlo en espíritu y en
verdad”, y, al declararle Jesús que él es el Mesías.
Nadie le dijo que fuese corriendo a decírselo a los demás, no pensó ni en la misión ni en la
evangelización. El hecho de haber encontrado al Dador y el Don le impulsó a compartir la Buena
Nueva. Si permanecemos junto al pozo y participamos en este encuentro con Jesús, escucharemos
de nuevo la invitación a conocer al Dador y el Don; y al permanecer en el umbral, en la frontera
entre el donde estábamos y el hacia donde caminamos, la sed de nuestra desorientación buscara
saciarse. Conoceremos la dirección cuando reconozcamos a Jesús y cuando le pidamos el don de
ese agua viva que se convertirá en nosotras en un manantial que saltará hasta la vida eterna.
Entonces podremos devolver a la Vida Consagrada todo su encanto. La palabra “encanto” se
refiere a todo lo que produce alegría contagiosa, fuerte atracción, frescura suave y optimismo
estimulante. Despierta gracia y amistad, imaginación y fantasía. Por su misma naturaleza, genera
fuerza, entusiasmo y esperanza”( del discurso de clausura del Congreso por el hermano Álvaro
Rodríguez Echevarria, presidente de la USG).
En Roma permanecimos junto al pozo, bebimos agua viva y, como la mujer Samaritana,
tenemos prisa en ir a compartir con nuestros hermanos/as el encuentro con el Dador y el Don. ”La
fuente del jardín, es pozo de agua viva que baja desde el Líbano” ( Cantar de los cantares,4,15).
Camilla Burns, SNDdeN
Líder de la Congregación
29 de enero 2005