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4.
5. Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo
de la tierra.
Cristo en el Santuario Celestial
6. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
7. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
8. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
9. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
10. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
11. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
12. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
13. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
14. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
15. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
16. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
17. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
18. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
19. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
20. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
21. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
22. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
23. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
El único que tiene
inmortalidad, que habita en
luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual
sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
24. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
25. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
26. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
27. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
28. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio
Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
Cristo es el sacrificio supremo
29. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
Cristo es el sacrificio supremo
30. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
Cristo es el sacrificio supremo
31. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
Cristo es el sacrificio supremo
32. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una
se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Palabra fiel y digna de ser
recibida por todos: que Cristo
Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero.
Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era
débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en
semejanza de carne de
pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado
en la carne;
Cristo es el sacrificio supremo
33. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
34. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
35. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
36. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
37. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
38. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
39. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
40. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
41. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
42. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
43. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
44. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado
es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria
y la alabanza.
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
45. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
46. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
47. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
48. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Después de esto miré, y he aquí
una gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que
estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en
las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a
nuestro Dios que está sentado en
el trono, y al Cordero.
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
49. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
50. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
51. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
52. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
53. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
54. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
55. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
56. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
57. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por
medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
58. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
59. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
60. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
61. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
62. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que
los cielos.
Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Ahora bien, el punto
principal de lo que venimos
diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se
sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los
cielos.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
63. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
64. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
65. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
66. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
67. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
68. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
69. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
70. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
71. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
72. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de
mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios.
73. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de
mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios.
74. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de
mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios.
75. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de
mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios.
76. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre.
Para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido
para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. La cual
tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro
del velo, donde Jesús entró por
nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de
mano, figura del verdadero,
sino en el cielo mismo para
presentarse ahora por
nosotros ante Dios.
Cristo es nuestro intercesor
77. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
78. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
79. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
80. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Los cuales sirven a lo que es figura
y sombra de las cosas celestiales,
como se le advirtió a Moisés
cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte.
81. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Los cuales sirven a lo que es figura
y sombra de las cosas celestiales,
como se le advirtió a Moisés
cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte.
82. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Los cuales sirven a lo que es figura
y sombra de las cosas celestiales,
como se le advirtió a Moisés
cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte.
83. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Los cuales sirven a lo que es figura
y sombra de las cosas celestiales,
como se le advirtió a Moisés
cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte.
84. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
85. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que
por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
86. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
87. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
88. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios que estos.
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
89. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
90. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación,
y no por sangre de machos cabríos
ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención.
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
91. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Un río de fuego procedía y salía
de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de
millones asistían delante de él;
el Juez se sentó, y los libros
fueron abiertos.
92. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Un río de fuego procedía y salía
de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de
millones asistían delante de él;
el Juez se sentó, y los libros
fueron abiertos.
93. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Un río de fuego procedía y salía
de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de
millones asistían delante de él;
el Juez se sentó, y los libros
fueron abiertos.
94. Cristo en el Santuario Celestial
Cristo es el sacrificio supremo
Cristo es el cordero de Dios
Cristo es nuestro sumo sacerdote
Cristo es nuestro intercesor
Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el
santuario será purificado.
Daniel 8:14
Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Un río de fuego procedía y salía
de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de
millones asistían delante de él;
el Juez se sentó, y los libros
fueron abiertos.