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Evaluación histórica de los conceptos medicos psicológicos
1. U N I D A D I I : E V A L U A C I Ó N H I S T Ó R I C A D E
L O S C O N C E P T O S M É D I C O S P S I C O L Ó G I C O S
P S I C O L O G Í A O D O N T O L Ó G I C A
D R . I S R A E L R O D R I G U E Z G U Z M A N
2. • La psicología humanista
tradicionalmente se ha concentrado
en profundizar en la comprensión
de los distintos componentes de la
experiencia de los seres humanos,
sus creencias, valores, actitudes,
motivaciones, además de los
diferentes significados que le
otorgan a la vida misma. Los
principios de esta escuela se
gestaron en la década de 1960,
especialmente en el seno del mundo
occidental, en una época de
importantes cambios socio –
políticos en EE.UU. (oposición a la
guerra en Vietnam, movimientos
pacifistas, la preocupación en el
bienestar pleno de los ciudadanos),
donde tuvo sus exponentes iniciales.
Así pues, este enfoque se ha
interesado en las potencialidades de
desarrollo integral que tiene la
persona a lo largo de su vida, como
la afectividad, las capacidades
creativas, la satisfacción de
necesidades, la autorrealización, los
valores, las creencias, la búsqueda
de trascendencia, la salud integral
3. • El estudio del ser humano
desde la postura humanista
evocaría los siguientes
principios: análisis sobre los
elementos subjetivos de las
vivencias del ser, el ser humano
como una totalidad compleja,
aceptación de cada realidad
individual como única e
irrepetible, abordaje cualitativo
de las características de las
personas, considerando los
mecanismos orgánico –
biológicos del
comportamiento, todo ello en
el marco de que cada mujer y
hombre pueden generar
transformaciones positivas en
sus vidas a partir de la
conciencia (insight) de las
habilidades internas que les
facultan para lograrlo, las
cuales son inherentes a todos.
4. • La psicología humanista hace hincapié en el propósito de hacer diagnósticos efectivos
sobre las alteraciones de la conducta – cognición – afectividad, a fin de desplegar
técnicas de intervención sobre la base de las fortalezas internas (personalidad) del
individuo, a fin de que éstas permitan contrarrestar los estados de insatisfacción que
eventualmente pueda experimentar. Esto último, supone aceptar la noción de que las
personas están, al menos en esencia, dotadas de atributos psicológicos que tienden al
bien común, a la bondad, la generosidad, la paz, así como a procurar el máximo
crecimiento personal, toda vez que las desviaciones de este balance se producen como
resultado de la falta de conciencia tanto individual como colectiva para potenciar
dicho talento innato.
5. • Entre los pioneros que
sentaron las bases de la
psicología humanista, se
encuentran: Kurt
Goldstein, Karen Horney,
Erich Fromm, Gordon
Allport, Abraham Maslow
y Carl Rogers; donde, los
últimos tres, en especial
Maslow y Rogers fueron
quienes se consideran las
figuras más emblemáticas,
en virtud de que los
planteamientos
contenidos en sus trabajos
resumen los principales
paradigmas explicativos
de la mencionada escuela
del pensamiento.
6. • Maslow sostenía que los seres
humanos tienen una serie de
necesidades que se deben satisfacer
en orden jerárquico, teniendo como
base, aquellas más fundamentales,
para luego avanzar a las
sustanciales, las cuales serían:
fisiológicas (alimentación, sueño,
sexualidad), seguridad (emergen
ante situaciones de peligro o riesgo
potencial), pertenencia – amor
(vinculadas a la afiliación social e
interacción con otros), autoestima –
estima por los demás
(reconocimiento de otros así como
un concepto favorable del sí mismo),
toda vez que estás necesidades
sustanciales, siendo ya satisfechas,
hacen posible ascender al último
nivel, correspondiente a las
necesidades de autorrealización
(desarrollo de las potencialidades y
talentos propios).
7. • La psicología humanista, tal como sostenía Maslow en su obra, procura el crecimiento
individual a fin de que los sujetos alcancen el pleno desarrollo de su personalidad,
exhibiendo características como las siguientes: valoración efectiva de los hechos
(cognitivo), manifiestan respeto tanto por sí mismas como también hacia otros e
igualmente al medio ambiente (conductual), son valoradas por los demás como sujetos con
espontaneidad al igual que sencillez (interpersonal), se desafían constantemente por
encima de las necesidades elementales que presentan (cognitivo), han alcanzado la
habilidad para convivir con la soledad y espacio íntimo (conductual), se desenvuelven con
autonomía (conductual), logran tener vivencias transformadoramente positivas y que
califican como místicas o extrasensoriales (cognitivo – kinestésico), procuran el
establecimiento de relaciones profundas con otros (conductual), demuestran creatividad
(cognitivo – conductual) y preservan una forma de pensamiento libre con actitudes
democráticas.
8. • Carl Rogers desarrolló una teoría de la
personalidad, así como un enfoque
terapéutico “centrado en la persona” que
contribuyeron notablemente al
fortalecimiento de la psicología humanista;
además, postuló una serie de enunciados
fundacionales para argumentar el
funcionamiento de la psique humana en
términos de la interacción de la
personalidad así como de la conducta,
como serían: los organismos aprenden del
ambiente en función de la experiencia y
percepciones directas (dicho proceso
perceptivo constituye lo que es real para la
persona), los individuos tienden a
mantener un estado actualizado de
desarrollo en la propia experiencia, la falta
de adaptación psicológica o de alteración
sintomática se produce a partir de la falta
de aceptación consciente de las propias
experiencias que resultan significativas
para la persona, cuya simbolización o
integración al sí – mismo se interrumpe,
finalmente cuando una persona ha logrado
percibir e incorporar en su estructura
experiencial cada una de las experiencias,
adquiere una mayor comprensión y
asimilación social del medio al que
pertenece.
9. • Otros principios elementales dentro
del enfoque de la psicología
humanista serían los siguientes:
todos los individuos poseen tanto
dignidad como valores
intransferibles, las personas gozan
de libertad al igual que
responsabilidad para conducirse en
la vida, las personas están motivadas
naturalmente por el impulso de
autorrealizarse, las personas son
dinámicas (necesitan reafirmar su
conciencia de movimiento), las
personas son entidades tanto
subjetivas como creativas, las
conductas de las personas están
vinculadas con su estructura de
creencias, así como de principios
morales y los sujetos buscan
constantemente vincularse con
10. • Resulta crucial aproximarse al enfoque de la psicología
humanista desde la premisa axial de que ya sea en
contextos académicos, organizacionales o asistenciales,
se debe incorporar la concepción de empatía como
requerimiento insustituible para que cualquier acción
profesional sea exitosa, en virtud de que solamente de
esa forma es posible adentrarse en la realidad
fenomenológica de las personas, procurando
comprenderlas a fin de brindar argumentaciones que
estén lo más alineadas posibles a las necesidades
auténticas de los individuos a los que se destina la
labor psicológica. No obstante, la empatía como
recurso de acercamiento a la interioridad psíquica de la
humanidad, supone reconocer la amplia diversidad de
significados que cada quien concede a sus vivencias, sin
embargo cuando los psicólogos y profesiones afines a
la atención de personas, como bien podría citarse el
caso de la odontología logran desplegar la empatía
como habilidad social, los destinatarios de la misma, la
reconocen como no solamente un valor agregado, sino
como requisito indispensable para obtener seguridad y
confianza en el espacio de contacto mutuo. Se
considera que tanto la actitud, al igual que el
comportamiento empático, forman parte del plan de
acercamiento profesional que logra acortar distancias
en la dinámica interpersonal, incluida la relación
profesional en el área de la salud, para generar
estabilidad en la comunicación, para que la otra
persona se perciba tanto reconocida como
acompañada (respaldada) y que ello contribuya a
generar un espacio contribuyente al logro de los
objetivos ya sea de mantenimiento o cambio positivo
11. FUNDAMENTOS TEÓRICOS DEL ABORDAJE
PSICOTERAPÉUTICO DEL ENFOQUE HUMANISTA
• La psicología humanista, con todos los preceptos
que de ella emanan, se ha insertado con gran
aceptación, al igual que efectividad, en el contexto
sanitario, en virtud de las importantes coincidencias
que existen entre sus planteamientos teórico
filosóficos y la concepción que desde 1946 tiene la
Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los
estándares internacionales de calidad de vida, a
saber: la salud no solamente está referida a la
ausencia de enfermedad sino al estado pleno de
bienestar físico, mental, social y espiritual de una
persona, en un contexto de balance favorable con
sus valores, al igual que creencias.
12. • Mebarak, De Castro, Salamanca y Quintero
(2009) sostienen que la psicología aplicada al
ámbito de la salud tiene un amplio espectro
de ejecución, ocupándose de la comprensión
sobre los factores que vinculan a los estados
de salud de las personas con sus patologías o
enfermedades, atendiendo a otras variables
involucradas como las características de la
personalidad, alteraciones en las respuestas
afectivo – emocionales, los componentes
actitudinales – motivacionales asociados a las
conductas, procesos cognitivos
(representaciones o símbolos mentales)
facilitadores u obstaculizantes de la
adherencia a los tratamientos médicos,
autocontrol, percepción de riesgo –
protección, apoyo social – familiar, entre otros
factores como la edad o el sexo. Toda vez que
los autores enfatizan la importancia de
comprender integralmente a las personas en
un marco de experiencias únicas e
irrepetibles, resaltando el interés de que a los
sujetos, se les confiera la identidad de
agentes de cambio dinámicos, que están
facultados para hacer una construcción social
compleja del concepto de enfermedad
(mental o física) y sobre el cual influyen
13. • El marco de la psicología humanista,
orientada a brindar sus servicios en el
ámbito sanitario, se enfrenta a importantes
desafíos o componentes a los que se le
debe prestar especial atención, como por
ejemplo: los patrones regulares de
comportamiento de las personas (estilo de
vida), así como el impacto del estrés –
ansiedad en su cotidianidad, que se asocia
a la práctica deportiva (vinculada a la
prevención de riesgo cardiovascular,
obesidad, diabetes, entre otros),
tabaquismo, consumo de alcohol o drogas
(muy frecuente en los jóvenes actualmente),
enfermedades crónicas o
neurodegenerativas (cáncer, VIH – SIDA,
Alzheimer), importancia de la interacción
social directa en contraposición del uso de
medios tecnológicos impersonales
(internet), entre otros. En la medida en que
la percepción que el sujeto tenga de su
estilo de vida sea más positivo, tanto desde
la experiencia como desde la forma de
significarla cognitivamente, también será
14. • El Modelo Biopsicosocioespiritual
plantea una concepción sanitaria
(dentro de la cual se incluyen las
enfermedades o patologías) como
una interacción recíproca constante
y multifactorial en los sustratos
biológicos, psicológicos, sociales y
de creencias que poseen las
personas, todo ello en constante
realimentación, planteando así una
realidad sistémica. Ciertamente la
psicología de la salud, la cual se
establece formalmente en 1980, a
través del psicólogo
estadounidense Joseph Matarazzo,
se ocuparía desde entonces al
estudio sobre los diferentes
métodos psicológicos que se
encuentran asociados a las causas,
evolución y formas de manifestarse
de las enfermedades en asociación
con los procesos psicológicos que
facilitan la modificación de aquellos
estilos de vida perniciosos,
promoviendo comportamientos
saludables y en definitiva la
prevención, al igual que el diseño
15. • La psicología humanista surge entonces
como una alternativa valiosa, al servicio
de la perspectiva sanitaria en el sentido
del interés que demuestra por la
aplicación de enfoques que involucren
cada una de las facetas de la persona
como un gran engranaje complejo e
integrador; quizá uno de los aspectos,
como aporte de la perspectiva
humanística, es el de la prevención, en
virtud de la necesidad de promover
hábitos saludables que eviten que las
personas desarrollen alteraciones, ya sea
en sus conductas, procesos cognitivos –
afectivos o en su organismo a nivel
biológico; se podría también afirmar que
se procura el máximo desarrollo de las
potencialidades humanas, para así
incrementar las posibilidades de un
crecimiento constante de las personas a
lo largo de sus vidas, minimizando el
riesgo a padecer alteraciones sobre su
balance interno y también social.
16. • Resulta importante destacar
que uno de los pilares, tanto
teóricos como aplicados, del
enfoque humanista al igual
que de la psicología positiva,
sería la calidad de vida (y las
condiciones que la generan,
mantienen o deterioran),
entendida ésta como la
percepción sistémica que
tienen los individuos sobre el
grado de satisfacción que
atribuyen las personas a
determinados contextos o
situaciones con las cuales
tienen contacto a lo largo de
su vida.
17. • Ardila (2011) sostiene que la
Calidad de Vida (CV) se
encuentra especialmente
vinculada con el estado de
autorrealización que alcanzan
los sujetos, tanto en un
ámbito subjetivo (senso –
percepción, representación
social o cognitiva) como
objetivo (indicadores de
cambio económico o de
salud pública).
18. • Lograr un estado de homeostasis (equilibrio)
entre cada uno de esos subcomponentes
supone una visión de entendimiento lo
suficientemente abarcante, como la que
emana de la planteada por la psicología
humanista aplicada al contexto de salud.
19. • En lo atinente a la psicología aplicada a
entornos sanitarios o asistenciales, bajo un
enfoque de tipo humanista – existencial, se
debe tener claro que existe una interconexión
entre diversos niveles interdependientes, de la
misma forma en que se concibe que la
naturaleza humana es holística o sistémica;
donde, la salud se debe apreciar como un
estado transitorio (corte transversal del
estatus actual de un sujeto) además de cómo
una dinámica en constante transformación en
la cual influyen diferentes variables tanto
externas como internas a la persona, más que
un objetivo a preservar, la salud debe ser
susceptible de desarrollo, en la cual las
creencias, actitudes y patrones de
comportamiento son fundamentales en su
evolución individual y colectiva. El paradigma
de trabajo se tiene que centrar en la
funcionalidad óptima (positiva) de los
organismos, por encima del análisis
20. • Entre los elementos que
suelen formar parte de la
consideración sobre esta
visión holística de la
psicología aplicada al
ámbito de la salud, se
encuentran: el estrés
psicológico (hiperactivación
psicofisiológica), ansiedad,
estilos de vida (hábitos),
consumo de sustancias
(alcohol, tabaco, drogas),
características de la
personalidad, respuesta del
sistema inmunológico,
enfermedades
cardiovasculares, diabetes,
cáncer, entre otros.
21. • La infancia, adolescencia,
adultez, al igual que la
adultez mayor, son
escenarios con
requerimientos muy
específicos, por lo cual toda
disciplina orientada a la
procura de la salud integral,
debe de manera crucial,
enfocar su interés en que
cada una de éstas alcance su
máximo estado de bienestar
o satisfacción, en el caso de
la psicología aplicada a la
salud, tiene la obligación de
generar las
fundamentaciones teórico –
metodológicas que faciliten
la implementación de
programas de acción para el
óptimo tránsito de los
individuos a través de cada
22. • Hay que resaltar, que según indagaciones que
reportan Segrera, Cornelius – White, Behr y
Lombardi (2014), los consultantes que han
recibido atención psicológica bajo el enfoque
de la psicología positiva (forma parte del
enfoque humanista aplicado a la salud) se
preservan por más tiempo, destacando la
capacidad de autodeterminación,
responsabilidad, autoconsciencia y satisfacción
personal. Para Schmid (2014), c.p. Segrera,
Cornelius – White, Behr y Lombardi (2014),
actualmente la persona representa un todo,
goza de toda la preeminencia y dedicación en
la labor de los profesionales de la salud mental,
el humanismo ha influido decididamente en
ese sentido, al promover una prestación de
servicios profesionales donde se privilegia las
necesidades individuales del sujeto y el valor de
que interrelacione con otros de forma
armónica, se trata de una visión cualitativa, en
la cual las personas obtienen mayores
beneficios para el desarrollo pleno de sus
capacidades a largo plazo mediante un
acompañamiento que hace hincapié en su
poder de cambio constante, en lugar de la
23. • Desde el paradigma enunciado, se
entiende que en la medida en que
la psicología le ofrezca a las
personas, los recursos de
afrontamiento ante las situaciones
de inadaptación que
eventualmente afrontan
(independientemente de la
gravedad sintomática o clínica que
entrañen), su grado de
empoderamiento aumenta,
apropiándose cada vez más de sus
propias vivencias, al igual que
adquieren un compromiso en
expansión para ser más
responsables de sí mismos, todo
ello en una atmósfera en que la
percepción de satisfacción sobre
los diferentes entornos de su vida
es más positiva y además redunda
en una Calidad de Vida más
óptima.
24. • En este marco de ideas, hay que argumentar el hecho de que un síntoma o signo de tipo
psicológico, sería una evidencia que es manifestada por la persona a fin de que sea asistida
profesionalmente de manera efectiva, es decir se convierte automáticamente en una
“solicitud de acompañamiento”, en contraposición al enfoque clásico (médico), que
entendía los síntomas como un rasgo característico de una alteración patológica
determinada. Aunque se recurra a la evaluación clínica contemporánea, es necesario
entender los síntomas con una aproximación más amplia del análisis psicodiagnóstico, que
incorpore la noción de quebrantamiento del equilibrio natural del funcionamiento óptimo
de los sujetos en su cotidianidad, entendiéndolo de esta manera, se partiría de la
concepción de que la remisión sintomática y restablecimiento de la salud (en forma
holística), inicia con la restauración de la capacidad de respuesta del propio sujeto a sus
estados de insatisfacción interna, así como al mantenimiento de esta habilidad consciente
por largos periodos de estabilidad o resolución.