1. 1 de 2
DE: JAIME DÍAZ PAGE –MÉXICO-
AGOSTO 2012
ESCRITO 87
BIENAVENTURANZAS - CUATRO ACTITUDES DE FE
Jesús nos enseña a amar a los hombres con amor paternal, en lugar del amor
fraternal limitado, que consiste en amar al prójimo como a uno mismo. El amor
paternal requiere que amemos a los hombres así como Jesús nos ama. 1573:3.
Las personas que disciernen al espíritu y en las cuales moran estas actitudes
de fe, pueden intentar el extraordinario ejercicio del afecto paternal: considerar a los
hombres así como Dios considera a todas sus criaturas, amar a los hombres así como
Dios ama a todas sus criaturas. Amando incluso con amor paternal a los seres
humanos que son poco amables. Jesús habló sobre estas actitudes de fe: 1573: 5,7.
1. “Bienaventurados son los pobres de espíritu, los humildes”. 1573:9.
2. “Bienaventurados son aquellos que tienen hambre y sed por la rectitud
(divina), porque ellos serán saciados”. 1574:1.
3. “Bienaventurados son los mansos, porque ellos heredarán la
tierra”. 1574:4.
4. “Bienaventurados son los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”.
1574:5.
1.- Los pobres de espíritu son personas que buscan la verdad, buscan metas
de riqueza espiritual, buscan a Dios. Los pobres de espíritu son
recompensados ahora, en su vida humana. Encuentran el reino del cielo dentro de
su propio corazón, experimentando la felicidad del reino de Dios ahora. 1573:9.
2.- Tienen hambre por la rectitud de Dios, los que se sienten pobres de
espíritu, los humildes que buscan la fuerza divina y anhelan el poder espiritual.
1574:1.
Esta rectitud es amor dinámico en el hombre, mostrando el afecto paternal
y fraternal a todo ser humano. El amor dinámico es un placer no un deber; no se
trata de una rectitud negativa basada en un mandato de: “no harás”. Porque, ¿cómo
podemos tener hambre de algo negativo, de algo de “no hacer”? Las mentes maduras
debieran comprender el significado de estas dos primeras actitudes o bienaventuranzas
1574:2,3.
3.- La mansedumbre genuina del hombre manso, no tiene nada que ver con el
temor, es la actitud de nuestra cooperación con Dios, cuando decimos: “Padre, que
se haga tu voluntad”. La mansedumbre implica paciencia y tolerancia, motivadas
por la fe inamovible de vivir en un universo justo y amistoso. La mansedumbre impide
que nos rebelemos contra la guía divina. Por “heredar la tierra” debemos comprender
heredar el mundo espiritual, las certezas divinas, la abundancia de paz espiritual. Jesús
fue el hombre manso ideal de Urantia, y heredó un vasto universo. 1574:4.