2. Se le acercó uno, se
arrodilló y le dijo:
Maestro bueno, ¿qué
haré para heredar la
vida eterna? Jesús le
contestó: ¿Por qué
me llamas bueno? No
hay nadie bueno, sino
Dios …Una cosa te
falta: vende lo que
tienes, da el dinero a
los pobres y luego
sígueme.
Marcos 10, 17-30
3. Un fiel seguidor de la ley judía pregunta a Jesús qué debe
hacer para alcanzar la vida eterna. Es un hombre ejemplar,
que ya cumple sus mandamientos. Jesús conoce la ley y se
la recuerda… ¿Qué más le falta?
4. Es entonces cuando Jesús da un giro copernicano y propone
al joven que vaya más allá de la ley. Le pide que no se limite a
cumplir, sino que haga un gesto trascendente: que se haga
pobre y humilde, lo dé todo y empiece a caminar, iniciando
una vida radicalmente distinta.
5. Al joven le da vértigo. Está atado a su dinero, a sus criterios
religiosos, a sí mismo, a su modo de hacer. Sus apegos le
impiden asumir un cambio radical. Y Jesús, mirando a la
gente, señala que con un corazón posesivo y aferrado a sus
bienes, nadie entrará en la vida eterna…
6. Los discípulos se
asustan ante la
radicalidad de Jesús.
¿Quién podrá
salvarse? Quizás solo
con nuestras fuerzas
no podamos
cambiar, pero con la
gracia de Dios… todo
es posible.
7. Nosotros lo hemos dejado todo, dice Pedro, y te
hemos seguido. Jesús afirma entonces que quien lo
deja todo por él y el evangelio recibirá mucho más…
¿qué obtendrá? El mayor don: ¡el mismo Cristo!
8. Los cristianos de hoy podemos también preguntarnos:
¿qué obtendremos de seguir a Jesús? Él nos advierte
contra el mercantilismo espiritual. Con Dios no se
regatea ni se intercambian favores.
9. La fe pide una conversión profunda, más que el cumplimiento
de unas normas o rituales. El cristiano ya está salvado: Dios ya
nos ha prometido la vida eterna. Tan solo necesitamos
desprendernos de todo lo que nos impide alcanzarla.
10. La tensión entre el Reino que vendrá y el Reino presente ya se
ha resuelto: con la muerte y resurrección de Cristo el Reino ya
está entre nosotros. La eucaristía es su misma presencia y
donación. ¿Qué más esperamos?
11. AHORA es el momento de comenzar a vivir la pasión de una
vocación. Déjalo todo y sígueme, dice Jesús. Deja atrás tus
apegos, tu historia, tu pasado, tu cultura, tus posesiones…
déjate atrás a ti mismo y tu narcisismo. ¡Ya estás salvado!