5. Índice
Cuando olvidar acrecienta la memoria… 7
Obra en galería 13
Obra no expuesta: Colección familia Urdanegui 43
Notas y comentarios del autor 55
El olvido de los horcones: video 58
6.
7. 7
Cuando olvidar acrecienta la memoria…
¿Es objeto de las artes plásticas
representar lo real como es
percibido por la experiencia sensible?
¿Qué deberíamos pensar de esta
duplicación, cuando vemos la serie
titulada El olvido de los horcones,
de Jhon Gonzales? Artista plástico
nacido en Tamshiyacu (1985) —a unos
50 minutos de Iquitos—, en el distrito
Fernando Lores, provincia de Maynas,
Región Loreto; pueblo del que migra
a los 17 años de edad para cursar
sus estudios superiores, es así como
ingresa a la especialidad de pintura
en la Escuela Regional de Bellas Artes
Víctor Morey, de donde egresa y
posteriormente se vuelve docente.
Pero antes de escarbar en sus
imágenes, para ver las condiciones en
que se crearon estos cuadros, leamos
lo que cuenta, cuando se le pregunta
cómo nació su propuesta:
“Todas las obras que están en sepia
son del año 2016. Aunque desde
los quince años, ya empezaba a
experimentar pintando sobre tablas
que, como son lisas, luego raspaba
y quedaban efectos bacanes, que
luego empecé a imitar en la tela, e
incluso sucedió que cuando no tenía
tela, usaba las sábanas y manteles
de mi madre. En sí, yo descubrí esta
técnica entre los años 2013-2014,
pero no lo hice como propuesta, sino
que pintaba uno, dos o tres cuadros,
algo así como una investigación.
Pero con el tiempo fui mejorando la
técnica, por ejemplo, antes no me
daba cuenta que en la base también
se pueden poner texturas, entonces
en el transcurso de tanto pintar e ir
conociendo más, le agregué un plus
como son las texturas con formas,
para lograr en mis cuadros efectos de
superficie. Así fue como en el 2016,
ya sintiéndome más preparado, he
planteado esto como una propuesta
artística.
En aquel entonces trabajaba para
la organización INFANT. Recuerdo
que cuando llegaba al trabajo
diariamente, escuchaba quejarse a
las personas sobre un proyecto de
reubicación de algunas zonas de la
parte baja de Belén, incluido Pueblo
Libre, el mercado de Sachachorro y
otras comunidades que no recuerdo.
Entonceslagenteandabapreocupada
porque los iban a mandar al km
14 de la carretera Iquitos-Nauta, a
un lugar llamado El Varillal; incluso
estaban construyendo las casas y,
bueno, anotaban a las personas
que querían ir voluntariamente,
pero había muchas que se oponían,
eran la mayoría. Entonces yo veía
Francisco Andía
8. 8 |
todos los días esa preocupación
de las personas y me nació la idea;
tomé con mucha responsabilidad
hacer llegar su voz, sus voces de
preocupación por no querer salir de
ahí, ¿no? Porque, para ellos, se les
iba toda la vida, sus generaciones,
sus costumbres. Ellos decían: ¿De
qué vamos a vivir? Nosotros estamos
acostumbrados a vivir del río,
tenemos nuestros peque-peques,
nuestros botes, nuestras canoas,
hacemos llevo-llevo (transporte de
pasajeros), aquí viene el turismo, los
turistas, cae algo de dinero, decían
ellos. Y también podemos ir a pescar,
agarrar algunos animales para comer
y otra cosa: aquí podemos comprar
lo que traen todas las comunidades,
y a muy bajo precio. Entonces ellos
sentían que si iban a El Varillal en la
carretera a Nauta ¿qué iban a hacer
con sus cosas, sus botes, sus peque-
peques, si allá solamente es carretera
y solo hay tierra? Entonces, esa
preocupación la asumí desde el lado
artístico y decidí meterme de lleno
a pintar, en esa época renuncié a mi
trabajo, únicamente para dedicarme
apintarestapropuesta,aunqueluego
caí en una especie de miseria ¿no?
Ya no había dinero, tuve que vender
mi motocicleta para comprar más
material, más telas, más bastidores y
bueno, finalmente concluí la serie de
la que nació esta exposición”.
¿Cómo interrogar estos cuadros
que han nacido de las entrañas de un
olvidar crítico? Siendo el olvido algo
que cesa, por descuido de una cosa
que se debía tener presente; olvidar
es la acción materializadora del
olvido, su verbo transitivo: ubicado a
medio camino entre sujeto y objeto,
desde donde transfiere la acción
gramatical al primero. Para un pintor
comoJ.Gonzales,serelsujetodeesta
transferencia que algorítmicamente
le plantea el poder político, y cada
quinquenio el ciclo electoral, es algo
que se ha tomado muy en serio. Y su
trabajo es el mejor testimonio de que
es posible materializar el olvido que
padecemos y, al hacerlo, como en un
caleidoscopio, tornar privilegiadas las
escenas que transcurren circulares
entre madera y agua cotidianas.
Porque es posible pintar siguiendo el
curso de las estaciones, unidas por
el hilo de un río creciente o vaciante
–Máquina hídrica, impulsando un
tiempo fluvial que puede llegar a ser
muy denso (como en “Esqueleto”).
Desde aquí, el artista se lanza a la
aventura de hacer el inventario de
los objetos inmuebles de este olvidar
colectivo en colores sepia, así como
una galería donde aparecen las calles
del barrio y alrededores de su casa-
taller, el río Itaya. Junto a ellos: casas
de madera, canoas, remos, puentes,
barandas, escaleras, ventanas,
balcones, excepto cuando hace
Esqueleto, 2016
9. 9
participar a los triciclos moto-taxis
que aparecen a menudo.
En todo caso ¿no es el humano
un ser olvidadizo (animal obliviscens,
según Weinrich) por naturaleza?
¿Qué nos impide reflexionar sobre
la forma en que sucede? ¿Es posible
pintar, no sin cierta resignación,
aquello que la sociedad sumerge en
el río del olvido? Frente a un coro de
voces políticamente correctas que se
alzan para conjurarlos, estos cuadros
exploran con claridad, manos audaces
y una técnica sólida, los meandros del
Leteo amazónico. Mientras, en alguna
parte, los políticos vuelven a debatir
la posibilidad de reubicar Belén y sus
viviendas de la pendiente que baja
desde mercado hasta la ribera del
río Itaya, así acaloradamente cada
que llega el calendario electoral. Pero
este artista, instalado en la periferia,
prefiere estar ocupado en pescar
lo que viene en el devenir cotidiano
del corazón de su pueblo, entre
las resistencias que emergen en el
agua de las crecientes, antes y más
allá del discurso electoral. Porque
reubicar, mover, o cualquier otra
palabra usada demagógicamente —la
creatividad del diccionario político es
impredecible—, para no nombrar lo
quesequieredejardetenerencuenta
por oponerse al llamado “progreso”,
o lo que se desea poner bajo tierra:
el paisaje convertido en suburbio, el
barrio reducido a sumidero.
¿Pero quién responde frente
a un olvidar propagándose por
todos lados? Aquí el artista aporta
el registro crítico de un proceso de
olvido colectivo impuesto desde
afuera, por la adopción de un estilo
de vida urbano dominante y contrario
al estilo rural; por ello abundan las
calles vacías de cuerpos sintientes,
tornando esta ausencia en una
cuestión silenciosamente política.
Porque ¿quién sino la instancia mayor
(Estado) encargada de preservar
estas formas de vida, debe responder
por el olvidar que intenta propagarse
en estos lienzos como un “Moho”?
¿No es la territorialización del poder,
lo que discurre en el trazo errático de
estos asentamientos “periurbanos”
y “vulnerables”? Así la cotidianidad
de Cabo López, caserío donde vive
Moho, 2016
Horcones que lloran, 2016
10. 10 |
Los invisibles, 2016
Desolada, 2016
y trabaja el artista en el distrito de
Belén, en las márgenes de la ciudad
de Iquitos, la “isla bonita”. Frente
al olvido depredador del Estado,
el artista asume la acción de un
olvidar crítico que, por el contrario,
recupera lo memorable. Siendo que
la cultura es la memoria longeva de la
sociedad, su parte no hereditaria, es
trabajo colectivo suyo hacer crecer el
volumen de la memoria utilizando los
mecanismos del olvido, en la medida
que éste implica hacer una selección
a partir de la que se crean contenidos
nuevos.
En esta serie, en la que el artista
lleva trabajando años, alternándola
con la pintura de paisajes y tahuampas
multicolores (influencia de Zumaeta
y Cliver), el espectador puede darse
cuenta que su preocupación no es
el individuo, aunque hace intervenir
personas colectivas, como “Las
lavanderas” en el río, un grupo de
hombres caminando en alguna calle
(“Horcones que lloran”) o canoeros en
algún embarcadero (“Los invisibles”).
No hay aquí un estudio del cuerpo
que encuentre su verticalidad en el
espacio y esto es lo que introduce en
sus cuadros una atmósfera que abre la
ventanaalanostalgia,añoranzaprecoz
de un presente en rápida extinción.
En el lugar dejado por los cuerpos,
vamos hallar un estudio detallado del
diseño estructural del espacio que si
bien, no ha logrado independizarse
totalmente del marco fotográfico,
lo presenta en toda su naturaleza de
lenguaje primario. Es el caso de la
obra “Desolada”, que funciona como
una visión arquetípica que el artista
proyecta en otras pinturas, como en
“Moho”, misma imagen a la que se han
incorporado otras perspectivas. A ello
se agrega un inventario relacionado
con los elementos más importantes
de su entorno: tierra, madera y agua,
de los que J. Gonzales logra hacer un
inventario de texturas con las que
está hecha la contramemoria que
se levanta en contra de un olvido
histórico y oficialmente depredador.
¿Reivindicar nuestra paradójica
capacidad para el olvido? ¿Hay alguna
utilidad en ello? Según algunos
filósofos, en la “capacidad de olvido”
estaría la clave de una buena salud.
11. 11
En esta serie, que bosqueja, por
otra parte, el texto de su identidad
territorial, deben haberse hecho una
serie de operaciones mnemónicas
previas de selección —lo que debe
haber implicado activar mecanismos
de olvido selectivo que, al dejar
de lado lo “insignificante”, crean
una imagen que agrega contenido
simbólico al volumen de la memoria
y lo imaginario colectivos—, para
hacer el registro de todo aquello que
no se ha doblegado a la organización
espacial del poder. Algo de aquello
se descubre en la manera de titular
sus lienzos, cuya semántica propone
referentes distintos al pigmento,
donde la obra artística también
puede anclar sus sentidos. Todo
artista, en su performance, es un
generadordelenguajesqueproducen
un tipo particular de conocimiento:
¿Qué hay en el corazón de la casa?
Un árbol frondoso que ocupa la
sala y el cariño de sus moradores,
un ejemplo de que las relaciones
sociales pueden incluir las que se
entablan con el mundo natural: la
societureza. En esa línea incluimos
lienzos como “Amasisa del otro
lado”, “Esqueleto”, “Las lavanderas”,
“Tahuampa I”, “Tahuampa II” y
“Viene la lluvia”. También hay otras
narrativas que componen este olvido
crítico, las relaciones positivas y
negativas con la modernidad y su
tecnología contaminante, las cuales
se yuxtaponen, como capas de
sentido, a las tonalidades del sepia
o al cromatismo, para expresar las
contradicciones actuales del hombre
amazónico con respecto a una
tecnología que depreda su entorno y
que sin embargo él utiliza, es el caso
de obras como “Lazos”, “Los compas”
y “Máquina de este tiempo”; esta
Lazos, 2017
Los compas, 2017
Amasisa del otro lado, 2016
12. 12 |
última, una alegoría del taxista
eventual.
Hay otro grupo de cuadros que
nos plantean problemas sociales
como la migración, la reubicación de
algunas partes de Belén, la vivienda
precaria, el alumbrado eléctrico que
produce contaminación visual y la
participaciónsocialenlosmecanismos
democráticos. Es el caso de obras
como “Chauchero”, “Horcones que
lloran”, “Los invisibles” y “Manzana
podrida”. En tal sentido podemos
decir lo siguiente: donde otros, con
ingenuidad política, han peleado
combates que han disminuido
finalmente el volumen de la memoria
al institucionalizarla, oponiéndose
irreflexivamente al olvido como fieles
seguidores de “Funes el memorioso”
(delcuentodeBorges),enlapinturade
J. Gonzales encontramos los horcones
afirmados en tierra firme, antes que
la marea del río crezca de nuevo —y
esto último es literal—. Porque los
horcones son esos palos que en un
extremo tienen la forma de una “y”
orientada hacia arriba, dado que
son el principal soporte estructural
en la construcción de las viviendas
en el medio rural-indígena, tienen
una significación especial porque
son entidades que conviven con los
habitantes de la casa; según el pueblo
que se trate pueden representar
entidades diversas del mundo animal
o vegetal, así como estados de la
persona, en muchos casos se celebran
fiestas rituales de agradecimiento por
separado, de acuerdo a la función
social que cumplan. En una cultura
como la nuestra convertida en
sustancia líquida, para alguien como
J. Gonzales enterrar horcones en la
época de la vaciante, palafitos en el
agua para levantar la casa cuando
viene la creciente, elevar el cuerpo
por encima de sus corrientes, sentarse
en el embarcadero para echar la
red, pescar diseños estructurales
extraídos del espacio o del reflejo en
el agua, con la gimnasia de espátulas
y pinceles, es trabajar recuperando la
memoria de la tierra, la madera y el
agua, volviéndonos mejores: pintando
la reminiscencia.
Chauchero, 2016
52. El puente de la disputa
Óleo sobre tela, 2018
60 x 70 cm
Colección familia Urdanegui
53.
54.
55. 55
Notas y comentarios del autor
Máquina de este tiempo......................15
Lo he llamado así porque en la amazonía —no
sé si sucede también en Lima— mucha gente
dedica su tiempo a trabajar con mototaxis,
muchos de estos choferes son profesionales,
otros están especializados en diversos oficios,
en mi caso, como artista plástico, también
he tenido que salir a trabajar con mototaxis,
hasta ahora lo hago, por eso lo he llamado
“Máquina de este tiempo”. Queriendo o no queriendo, nosotros siempre
estamos ligados a esto.
Los invisibles ........................................17
Políticamente hablando, son una especie más,
gente común de a pie realizando sus cosas,
sus quehaceres. Pero hay ocasiones en que
los poderes económicos o políticos deciden
proyectos en nombre de ellos, sin consultar
al pueblo, para ver si está de acuerdo o no y
todo eso. Ni si quiera se toman, al menos, el
trabajo de ir y hacer un sondeo para saber si
la gente está de acuerdo. Es la razón de que les llame “Los invisibles”, porque
otros toman decisiones por ellos y su palabra propia no sirve para nada, no
tiene ningún valor.
Moho .................................................. 19
Con esta obra quiero representar el moho,
pero quiero representar la cosa misma, el
moho, ya que en él puedo ver imágenes de
toda clase. Entonces ¿cómo represento el
paisaje de Belén con la misma palabra moho?
Como hay tanta humedad en Belén, hay
una especie de bloque, cantidad de moho
en una sola pared. También quería expresar
la sombra, cómo uno puede perderse en ella o cómo puede verse en su
interior la atmósfera. También quiero mencionar que lo llamo moho por la
fragilidad del paisaje, fragilidad de las maderas, se van consumiendo por
la humedad y a la vez ven la forma de adaptarse. Los pobladores de esa
comunidad ven la forma de cómo sobrevivir adaptándose a todo eso.
Manzana podrida ............................................21
Resulta que en esa manzana hubo incendios dos
veces. La primera vez quedó en nada, todo se fue a la
nada. Muchas familias perdieron sus cosas y todo eso.
En el segundo incendio, sucedido en el 2016, hubo
gente que tuvo un pequeño proyecto de construir ahí
mismo casas de dos pisos, en la misma manzana, pero
resulta que ese mismo año fue cuando el Estado los quiso sacar porque
había un proyecto de obra pública. Entonces los querían reubicar en otro
lado, en la carretera Iquitos-Nauta, entonces en vano se habían organizado
los pobladores, por eso lo llamé “Manzana podrida”, porque ese intento
de hacer las casas ahí mismo fue en vano, echado a perder, si al final se los
llevaban a otro lugar.
Horcones que lloran........................................................................22
Había un proyecto de reubicación de esta zona de
Belén, las familias no querían salir y se han unido,
al final nunca lograron sacarlos, pero aún están
amenazados, no sabemos en qué va a terminar.
“Horcones que lloran” también tiene que ver con el
tiempo, las generaciones que van pasando, entonces
también ellos, los horcones, esas maderas, se van
deteriorando y por eso pinté de rojo los maderos,
para hacer ver que están lastimados, que están
sufriendo.
Chauchero.......................................................................................23
Con esta obra yo quería interpretar dos cosas:
uno, pensaba en la posibilidad de que algún día el
hombre de Belén —del río Itaya— sea despojado de
su casa, de sus tradiciones, de sus formas de vivir,
de su generación, de sus ancestros y por ese motivo
fuera trasladado a otro espacio. Entonces, la primera
imagen que vino a mi mente fue que ese lugareño esté
llevando todas sus casas, toda su existencia en todo
sentido. Dos, la otra cosa era cómo el chauchero es un
cargador, ¿no? En Belén lo conocen como estibador,
acá lo llamamos chauchero, el que carga su plátano, sus carbones, todo, pero
en este caso, está cargando toda su vida.
56. 56 |
Las lavanderas...................................25
Aquí se plasma la forma y la naturaleza de
las personas, en especial las mujeres que van
los sábados a la orilla de cualquier río a lavar
ropa, siempre las acompañan niños para
ayudarlas. Me gustó el movimiento de estas
personas a la hora de cargar la bandeja. En
este caso quise integrar la figura humana con
el paisaje, con el entorno de Belén, entonces
mi experimento consiste en que, al ocultar algunas figuras de la escena,
resaltan otras cosas.
Los compas........................................ 27
Simplemente quería hacer una comparación
entre los mototaxis y sus dueños, cada
máquina pues se comprende con su mismo
dueño, en este caso dos mototaxistas están
bebiendo en un bar, entonces dejan ahí sus
mototaxismientrasbeben,estánplanificando
alguna cosa para más tarde, no sé. Entonces,
me llamó la atención la composición de esta
imagen viva, ya que el motocarro era rojo y
como estaba empleando los sepias, aproveche entonces ese momento.
Desolada..........................................................................................29
Esta obra está ambientada en Pueblo Libre.
Lo que quiero mostrar ahí es el mismo
paisaje que me cautivó en una oportunidad,
la forma, la composición es tal cual como
se ve acá, está en la misma naturaleza,
en el sitio. Me cautivó mucho, porque
hay un momento —cuando yo trabajo la
composición—, en que a veces tengo que
unir varias fotografías, pero si veo que en la
fotografía o en el paisaje real —cuando voy a
pintar en vivo—, hay algunas cosas que están muy alejadas o muy separadas,
entonces tengo que unirlas, achicarlas o hacer algo para componer. Por eso,
cuando aquel día vi este paisaje quedé impresionado y pensé: “no hay nada
que modificar aquí”. Estaba todo tal y como se ve en este lienzo, me encantó
la composición, su luz, su sombra, quiero decir que me motiva mucho el
efecto que me causa esta pintura, por eso lo introduzco en otras obras.
Amasisa del otro lado ............................. 31
Acá en Loreto es común ver amasisas. Estos
árboles se encuentran mayormente en las orillas
de los ríos, por eso me he preguntado a menudo:
¿por qué están siempre ahí? La gente que conoce
dice que estos árboles son como malas hierbas,
algo así, que las cortan e igual crecen, están a la
orilla porque absorben harta agua también. De
una rama pueden crecer nuevamente, crecen rápido. Estos árboles son muy
importantes en las orillas, si no fuera por ellos, quizás el Amazonas hubiese
sido más ancho, ellos protegen las casas de los vientos, sus raíces son enormes,
grandes y profundas. Recuerdo que en Tamshiyacu, en el puerto, había hartos
deestosenlaorillay,comoelmuelledelpuertoesalto,entoncesesoloprotegía
de las olas, de los vientos; ahora quedan pocos ahí. Por acá por Belén también
veo algunos, en mi huerta yo los tengo, bueno, a mí me protegen del viento.
Lazos............................................................................................... 33
En esta pintura quiero reflejar la conexión entre
lo rural y lo urbano, teniendo al alumbrado
eléctrico como una tecnología que llega a
nuestro entorno en forma caótica, como se
puede ver en la manera cómo se entrelazan los
cables del alumbrado en la vía pública, entonces
cada persona va viendo por su cuenta cómo
conectarse a la red de electricidad, sea para los televisores, sea para internet,
pero lo hace de una forma desorganizada. “Lazos”; también es un poco
contradictorio el mismo nombre…
Esqueleto........................................................................................ 35
A mí me gusta caminar por ciertos espacios de
Belén; algunos son un poquito peligrosos, pero
igual siempre voy con amigos a sacar fotos,
con cuidado, y se ve de todo, muchos tipos de
paisaje. Bueno, lo que yo intenté pintar, lo que
vi, fue una casa en construcción de tres pisos,
con su vida familiar a la vista de todos, como algo
totalmente natural, las personas actuaban como
si la estructura estuviese cerrada con paredes,
sin embargo, podía ver a una señora cocinando, unos niños bañándose, otros
lavando ropa, personas haciendo otras actividades, o sea, todos con total
naturalidad, era como mirar el funcionamiento de un cuerpo a través de su
esqueleto…
57. 57
Los caídos ...................................... 37
Tahuampa I.................................... 38
Tahuampa II................................... 39
Viene la lluvia ................................. 41
En esta obra yo quería reflejar el río
Itaya, ya que Itaya es el famoso río
principal de Belén y también se podría
decir de Iquitos, ya que por ahí llegan
todos los productos que come la ciudad.
Quería darle énfasis a lo que se refleja en
el agua, es por eso que el lado superior lo
hice borroso.
Horcones incansables.................... 42
Son los pilares de la zona pobre de
Belén, los quise pintar así con colores
fuertes, colores complementarios;
estaba descubriendo algunas cosas
quizás de momentos expresivos también
y por eso pinté así con bastantes tonos
fuertes.
Sin nombre....................................... 45
(no incluido en la exposición)
Tiempo y desesperación.................. 47
(no incluido en la exposición)
Reflejos I............................................49
(no incluido en la exposición)
Reflejos II............................................51
(no incluido en la exposición)
El puente de la disputa .....................53
(no incluido en la exposición)
58. 58 |
El olvido de los horcones: video
Iquitos, febrero de 2021
Disponible en: https://youtu.be/yFdFOHXTOmQ
El cortometraje El olvido de los horcones se produjo
para complementar la exposición de Jhon Gonzales.
Muestra —además de su técnica pictórica— sus
concepciones sobre el distrito de Belén y el olvido
estatal desde su trabajo como artista visual y como
ciudadano que vive entre la creciente y la vaciante.
Producción: Jhon Gonzales
Realización: Rafael del Piano