La Monografía del Municipio de San José La Arada, escrita por el licenciado en Pedagogía y Ciencias de la Educación Ricardo de Jesús Moscoso Chigua, encierra los aspectos monográficos más relevantes de dicho lugar.
El estudio documental, plasmado en esta monografía, principia con una relación del poblamiento y otros capítulos que persiguen ubicar al lector en el tiempo y el àmbito geográfico, a efecto de que le den un mayor conocimiento y consciencia del entorno del municipio en relación con el entorno centroamericano y especialmente guatemalteco.
1. R I C A R D O M O S C O S O
i
Ricardo de Jesús Moscoso Chigua
MONOGRAFÍA
DEL MUNICIPIO DE
SAN JOSÉ LA ARADA
DEPARTAMENTO DE CHIQUIMULA
GUATEMALA, CENTROAMÉRICA
2. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
ii iii
Monografía de San José La Arada
Departamento de Chiquimula
República de Guatemala
Edición, Septiembre 2015.
Publicación patrocinada por la Municipalidad de
San José La Arada Chiquimula
Guatemala, Centroamérica
Tiraje: 1,000 ejemplares
Portada: Diseñada por Néstor García
Impresión: Imagraf G&N
Jocotán, Chiquimula
DEDICATORIA:
A:
Mirna Gladys Morales de Moscoso
Mi esposa: con amor.
A:
Mirna Violeta
Elvira Rosa
Rocío Alejandra
Mis hijas.
Con inmarcesible amor.
A:
David Ricardo Geburzi
Mi nieto: con amor.
A:
Luis Alfonso Rodas Guzmán
Mi yerno: con cariño.
3. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
iv v
AGRADECIMIENTO:
–Al Honorable Concejo Municipal de San José La
Arada, Chiquimula, y al bachiller Carlos Enrique Cal-
derón y Calderón, quien lo preside, por el apoyo brin-
dado al autor en la edición de la Monografía de San
José La Arada y el patrocinio total de la misma. La
aportación de mérito y demás facilidades para esta se-
gunda reproducción, se traducirá en información im-
portante para la población josefina y chiquimulteca en
particular y guatemalteca en general, pues por medio
de la misma se conocerá más ampliamente el desa-
rrollo administrativo, educativo y sociocultural de la
mencionada jurisdicción municipal.
Con profundo sentimiento de gratitud y estima.
EL AUTOR
–Al profesor José de la Rosa Moscoso Morales y al
teniente coronel DEM Carlos Iscamey Rivera por la
valiosa ayuda al auxiliar al autor en los trámites per-
tinentes ante el señor Alcalde Municipal y Honorable
Concejo Municipal, a efecto de que esta Monografía
en su segunda edición viera la luz pública.
Con el reconocimiento y afecto del autor.
4. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
vi vii
C O N T E N I D O
Presentación----------------------------------------------- ix
Prólogo de la segunda edición-------------------------- xii
Introducción---------------------------------------------xvii
Poblamiento primitivo------------------------------------- 1
Chiquimula durante el período colonial----------------- 9
Inicio de la colonización-------------------------------- 16
La Iglesia de San José----------------------------------- 22
San José La Arada en la historia Centroamericana--- 27
Monumento a la Batalla de la Arada------------------- 34
El municipio de San José La Arada-------------------- 36
Demografía del municipio------------------------------ 40
Educación------------------------------------------------- 55
Salud------------------------------------------------------- 62
Desarrollo económico productivo---------------------- 70
San José La Arada de hoy------------------------------ 109
San José en fotografías--------------------------------- 131
Apéndice documental----------------------------------- 141
Bibliografía---------------------------------------------- 158
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viii ix
Honorable Concejo Municipal
De San José La Arada
Departamento de Chiquimula
Guatemala, C.A.
A la fecha, el Concejo Municipal está integrado por los
miembros siguientes:
Alcalde: Br. Carlos Enrique Calderón y Calderón
Síndico I: Prof. José De La Rosa Moscoso Morales
Síndico II: Tte. coronel Carlos Esteban Iscamey Rivera
Concejal I: Francisco Ortiz Moscoso
Concejal II: Prof. Sergio Ronaldo Miranda Calderón
Concejal III: Br. Luis Alberto Villeda Portillo
Concejal IV: Prof. Víctor Calderón Morales
San José La Arada, enero de 2015
P rese n taci ó n
(De la primera edición)
En todas partes del mundo, sin tomar en cuenta su si-
tuación cultural, la labor de investigación monográfica
de determinada región, indiscutiblemente significa un
aporte importante para el conocimiento de ese lugar.
El cultivo del quehacer monográfico no es una activi-
dad sencilla, pues integrar los conocimientos naturales
o del medio ambiente con otros elementos propiamen-
te culturales, como pueden ser las creencias y prácti-
cas religiosas, indudablemente amplias y complejas, el
sistema de convivencia familiar, sistemas de expresión
en todas sus manifestaciones, artes plasmadas de tin-
tes insospechados, las prácticas agrícolas y su desarro-
llo en el transcurso del tiempo, las fiestas populares
como lazos de unión local, y un sinnúmero de situa-
ciones y cuestiones que se transmiten de generación
en generación, hacen la delicia del tema monográfico.
La base de este tipo de estudio puede enmarcarse en
gran medida dentro de los límites históricos, por lo
cual puede constituirse como un apoyo a la herencia
cultural del país de que se trate. Esto es, desde luego,
un halagüeño aspecto de la investigación social. La
historia propiamente dicha, es una compleja combi-
nación de arte y ciencia. Por su trascendencia ha sido
fundamental en el estudio de la gente letrada desde la
época clásica occidental al presente. Aunque no pode-
mos retroceder en el tiempo, ni podemos demostrar
6. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
x xi
un experimento con los elementos de la Historia, así
como tampoco podemos conocer nunca el significado
total de los acontecimientos pasados, el investigador
se arroja al descubrimiento de lo que considera la mina
de sus aspiraciones. Siendo nuestro país un comple-
jo de tradiciones y realidades, podemos afirmar que
los estudios monográficos del mismo no han merecido
como quisiéramos, por parte de los investigadores la
medida suficiente dedicada al enfoque de sus conteni-
dos. En otras palabras, la monografía general del país,
en sentido estricto, no existe.
En el presente caso, ha tenido a la vista el original de
la obra titulada “Monografía del Municipio de San José
La Arada”, escrita por el señor licenciado en Pedago-
gía y Ciencias de la Educación, don Ricardo de Jesús
Moscoso, dilecto amigo y compañero de labores en el
quehacer docente de la Universidad de San Carlos de
Guatemala. La obra en mención, según su autor, encie-
rra los aspectos monográficos más relevantes de dicho
lugar. De paso, el licenciado Moscoso es oriundo de
ese municipio, lo cual indudablemente pesó sobrema-
nera para la elaboración de la misma.
Hacia finales del siglo XVII, el cronista de reconocida
pluma, don Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán,
en su elogiada obra titulada: “Recordación Florida: Dis-
curso historial y Demostración Natural, material, militar
y política del Reino de Guatemala”, hizo una descripción
del corregimiento de Chiquimula de la Sierra, y men-
ciona la existencia de San José La Arada como una in-
cipiente aldea del referido corregimiento. Agrega que
San José La Arada existía ya en época prehispánica,
que es un sitio arqueológico aunque su nombre abo-
rigen no se ha conservado. Con el correr del tiempo,
la aldea de San José La Arada solicita de las autori-
dades correspondientes, se le eleve a la categoría de
Municipio del Departamento de Chiquimula, petición
que finalmente es atendida y consignada como tal por
Acuerdo Gubernativo de fecha 11 de septiembre de
1924.
Al presente, el municipio del San José La Arada, según
los últimos censos estadísticos oficiales, es un pueblo
habitado totalmente por gente ladina y se ha superado
de tal manera que cuenta con todos los servicios esen-
ciales para su población y la suficiente infraestructura
física, signo del progreso y superación regional.
No todas las localidades cuentan con alguna caracte-
rística física especial o bien un acontecimiento trascen-
dental que los distingan de los demás lugares. Caso es-
pecial es el de San José La Arada, donde se libró la más
notable acción de armas que se recuerde en los anales
de nuestra historia. El ejército nacional combate contra
la coalición militar de hondureños y salvadoreños, de-
rrotándolos y logrando hacerlos huir en retirada. Esto
sucedió el día 02 de febrero de 1851. Con ello, Guate-
mala logró mantener su hegemonía en Centroamérica,
propiciando su período de paz y bonanza.
No cabría en esta presentación alargarnos en demasía,
proporcionando datos sobre tan especial municipio,
dado que precisamente los mismos indudablemente se
encuentran dentro de la descripción del presente tra-
bajo. Felicitaciones sinceras para el distinguido amigo,
licenciado Ricardo Moscoso, por tan bien lograda in-
vestigación de su terruño, cuna de hombres de valía y
prometedoras esperanzas para el país.
Lic. Helio Gómez Lanza
Historiador
Guatemala de la Asunción, 1997.
7. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
xii xiii
Un pueblo Josefino, un escrito josefino,
un escritor josefino
Prólogo
El licenciado Ricardo Moscoso como escritor, es un
minucioso y metódico investigador. Cuando lo ima-
gino en la soledad de su hogar, leyendo y releyendo
sus documentos históricos, se me cruza la imagen
del cortador de café. Luego lo imagino en la labor
de campo, hablando con la gente, extensas conver-
sas donde la información fidedigna oral es asimila-
da y almacenada. Así comprueba sus hipótesis, sus
suposiciones, sus lagunas o también se asombra de
nuevos hallazgos. Ricardo me ha pedido que escriba
el prólogo de la segunda edición de la Monografía
de San José La Arada. Le llamo Ricardo por la con-
fianza que me arrogo, por haberlo conocido - de oí-
das- desde pequeña. Mis padres hablaban de él, con
admiración y respeto, hablaban de su formación, de
sus creencias, de su trayectoria, sus éxitos profesio-
nales y yo, con mucha curiosidad, fui configurando
la figura de Ricardo Moscoso como un ser rebosante
de conocimientos, un gran profesional, académico y
hasta dotado de poderes extrasensoriales, lo imagi-
naba como un individuo alto, de complexión fuerte
y místico. Era entonces que San José La Arada se me
volvía un pueblo vecino, muy afortunado e impor-
tante por tener personalidades como él. Me permito
contar aquí, que soy originaria de un pueblo peque-
ño que colinda al Este con San José la Arada, somos
pueblos hermanos, allí no existen cercas ni fronteras,
solo cerros compartidos.
He llegado a la compresión que las personas que
aportan a la construcción cultural de los pueblos, son
la parte viva de las monografías, es por ello que deci-
dí introducir este prólogo con el párrafo anterior en
el sentido de ubicar al autor como parte dinámica de
la misma, en el sentido conceptual que una monogra-
fía es definida desde sus raíces griegas Mono –uno- y
Grapho –escritura. Por tanto, una monografía viene a
ser un documento que consolida y articula diferentes
fuentes de uno o varios autores sobre un tema espe-
cífico. Y es allí donde brilla el escritor de la monogra-
fía, que impregna con su historia personal y cultural,
el documento. El hecho de que la Monografía de San
José la Arada sea escrita por un hijo propio, la hace
más valiosa y certera.
Esta es la segunda edición de la Monografía por tan-
to encontrarán datos actualizados y nuevos elemen-
tos y hallazgos que el autor ha venido desarrollando
en el ínterin. La primera edición fue publicada en el
año de 1997 y fue prologada por el historiador Lic.
Helio Gómez Lanza, quien de manera elocuente y
bien estructurada logra motivar al lector a entrar a la
lectura, trazando el mapa de contenidos de manera
profesional como lo es el historiador.
El prólogo de la primera edición aparece en esta se-
gunda edición como presentación, por decisión del
autor para honrar la amistad con el historiador y
por el elocuente contenido del mismo. Menudo reto
el que me impuso Ricardo Moscoso. Leo el prólogo
8. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
xiv xv
magistral de la primera edición y me doy cuenta que
tendré que ser meticulosa para no caer en redundan-
cia de información y abrir algunas brechas que en-
cuentre en la lectura.
Una de los elementos para escribir un buen prólo-
go es que el autor y prologador se conozcan y me
agarro de este salvavidas. Y tomando en cuenta que
las monografías llevan el sello del autor en tanto que
sean originarias y conozcan el municipio, entonces
decido tomar esa ruta literaria y prologar a partir de
la figura del monografista mismo, que en este caso
es sujeto y objeto de la misma. La monografía inicia
por el inicio, es decir por el poblamiento primitivo
del Oriente de Guatemala y la irrupción de la vio-
lenta conquista y colonización española. La riqueza
y claridad de este capítulo introduce estratégica y de
manera deductiva al lector para llevarlo poco a poco
al objetivo Josefino.
Ricardo elige el monumental tempo blanco como
punto de ingreso histórico a San Josep (y feliz, des-
cubro su ingenio para hilar la monografía). Es noto-
ria la manera acuciosa en que investiga los archivos
y documentos existentes para develar cómo fue la
construcción de dicho tesoro arquitectónico por ca-
recer de registros aquí en el país. Cuando leía dicho
capítulo, vino a mi mente una anécdota real que me
contó una amiga, refiero esto para ilustrar de manera
coloquial la posición y vista geográfica muy particu-
lar en la que se encuentra localizado el municipio.
“Había en la comunidad de La Torera, un joven ya
mayor de edad que nunca había tenido la oportuni-
dad de salir de su comunidad, un día se presentó la
oportunidad. Venía bajando por la carretera serpen-
teada de terracería rumbo a Chiquimula, (por la ruta
departamental Chi-01). Cuando apareció de repen-
te en el lado derecho de los pinales, la majestuosa
vista del pueblo de San José la Arada lleno de ca-
sas, callecitas y árboles y, en el centro, la gran Igle-
sia blanca, se para de un salto en la palangana del
pickup y maravillado levanta las manos y exclama:
“Acabo de creer, que qué grande es el mundo”.
Luego el autor retoma el hilo de la construcción de
la identidad del municipio. El capítulo del hito his-
tórico denominado La batalla de la Arada y cuya
expresión simbólica es El Panteón de la Arada,
construido en memoria del triunfo de Guatemala
contra las fuerzas liberales de El Salvador y Hon-
duras, Ricardo Moscoso cita al historiador Francis
Polo Sifontes quien plantea que “La batalla de la
Arada significó la hegemonía de Guatemala en
Centroamérica y aseguró el clima para una época
de restauración, seguridad y cierta bonanza econó-
mica”. Afirmación que hace sentir muy orgullosos
a los habitantes Josefinos. En este punto de la Mo-
nografía, es cuando el lector descubre el nombra-
miento de San Josep y el nombre actual San José la
Arada.
Cabe mencionar que si este hecho fue determinan-
te para el país, lo fue también para la conforma-
ción de la identidad de Ricardo Moscoso, quien me
contaba en una conversa telefónica que desde niño
en edad escolar, las visitas al monumento, el escu-
char la historia como un cuento infantil clásico, el
acercamiento a la poesía y oratoria alrededor de
la figura del comandante general de esta gesta, lo
marcó definitivamente a tal extremo que se volvió
un investigador vehemente del tema y personaje
principal, Rafael Carrera.
9. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
xvi xvii
INTRODUCCIÓN
La presente Monografía de San José La Arada no es
un trabajo exhaustivo, pues hay dificultad para encon-
trar informaciones que se han perdido en el devenir
del tiempo. Constituye, sí, un esfuerzo de indagación
bibliográfica, de preguntar a personas idóneas y de re-
currir a las fuentes que fueron accesibles. Es producto
también de la asesoría de amigos historiadores como
el licenciado Helio Gómez Lanza, Q.E.P.D., quien no
regateó su tiempo para proporcionar al autor informa-
ciones veraces y autorizadas que le fueron requeridas.
El estudio documental, plasmado en esta monografía,
principia con una relación del poblamiento y otros ca-
pítulos que persiguen ubicar al lector en el tiempo y
el ámbito geográfico, a efecto de que le den un mayor
conocimiento y consciencia del entorno del municipio
en relación con el entorno centroamericano y especial-
mente guatemalteco.
Hay partes del trabajo monográfico en las que apare-
cen citas, a veces bastante extensas, de autores chiqui-
multecos y de otros lugares. Se prefirió esa modalidad
-la cita completa y textual- para evitar incurrir en pará-
frasis innecesarias, las que, además, podrían dar lugar
a sesgos de la información y la narración históricas.
Al final de la monografía aparece un anexo con foto-
grafías que muestran imágenes de monumentos, edifi-
La monografía contiene datos reveladores como la
participación histórica de las mujeres para la conse-
cución de un San José La Arada independiente como
nuevo municipio del departamento de Chiquimula
en 1924, entre otros datos, como quién fue el primer
alcalde, la última vez que pasó el tren 40 rumbo a El
Salvador y el 41 rumbo a Zacapa. Confieso que me
hubiese gustado leer más sobre la vida de San José
la Arada y su vinculación con el tren en dicha época,
quizá por mera cuestión romántica –ajena a una mo-
nografía–.
La última parte de la monografía presenta los ele-
mentos socio demográficos y geográficos que el au-
tor debió actualizar en cuanto que, el elemento po-
blación es dinámico y los aspectos sociales, educati-
vos, políticos, etc. son cambiantes.
Finalmente quiero tomarme estas líneas para agra-
decer personalmente el interés de Ricardo Moscoso
por documentar la historia y desenvolvimiento de
su querido San José la Arada. Y es realmente digno
agradecer la existencia de personas con ese especial
oficio de escribir que tercamente se empeñan en de-
jar escrita la existencia de los pueblos, y cuyo oficio
resulta ser voluntario y a veces costoso por la falta de
información y otros factores propios del oficio. ¿Qué
sería de los pueblos sin investigadores, sin escribien-
tes, sin Ricardos?
Brenda Solís-Fong
Socióloga y escritora
10. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
xviii 1
cios, paisajes, etc., de San José La Arada. Asimismo, se
incluyen figuras de objetos artesanales para ofrecer al
lector idea de las herramientas de la época; igualmente
se incluye un mapa de San José La Arada levantado por
el señor Lisandro Sandoval, quien tenía conocimiento
en materia de planimetría y levantado de mapas.
No pueden concluirse estas notas sin antes agradecer
la colaboración del señor alcalde de San José La Arada,
Carlos Calderón y Calderón, quien manifestó al autor
de este trabajo, tener deseos de procurar para San José
no solo el progreso material sino el desarrollo cultural
y educativo de un municipio que los josefinos lo consi-
deramos un monumento histórico nacional.
Es justo agradecer al Honorable Concejo Municipal por
haber autorizado la publicación de esta monografía en
una segunda edición con lo cual dejan constancia de su
aporte a la cultura. Es justo agradecer al Prof. José De
la Rosa Moscoso Morales y al teniente coronel Carlos
Iscamey Rivera, quienes plasmaron su apoyo a la cul-
tura al servir de enlace entre el señor Alcalde, Concejo
Municipal y el autor, para los efectos de viabilizar la
autorización de la impresión de la Monografía.
No debo eludir, finalmente, la ayuda del Prof. Moscoso
Morales por los insumos bibliográficos y estadísticos
actualizados que me proporcionó.
POBLAMIENTO PRIMITIVO
El poblamiento de la actual república de Guatemala,
antes de la venida de los conquistadores europeos es
confuso, desde el momento que dicho poblamiento
puede ubicarse en el período prehistórico. Aun así,
los movimientos migratorios que dieron origen a las
actuales etnias del país se enmarcan en el contexto
migratorio mesoamericano. Al tratar de Mesoamérica
en el aspecto geográfico, estamos contemplando gran
parte del actual territorio mexicano, Guatemala, Beli-
ce, El Salvador, la zona noroccidental de Honduras y
las zonas costeras del océano Pacífico de Nicaragua y
Costa Rica. El historiador guatemalteco José Milla, al
tratar sobre este asunto comenta que efectivamente es
muy difícil, si no imposible, decir quiénes fueron los
habitantes verdaderamente indígenas del país. Agre-
ga que los cronistas guatemaltecos y los historiadores
generales de Indias nos ayudan a conocer las fuentes
históricas a que se debe recurrir para tomar una idea
de cómo fueron estos pueblos en época anterior a la
conquista española.
Entre otras consideraciones respecto del poblamiento
de estas tierras nos dice que “La capital de los toltecas
llegó a ser más poderosa y grande que la del imperio
de Xibalbá y acabó por arrebatarle la supremacía en el
país. Los Xibalbaidas se vieron obligados a emigrar y
se esparcieron por diversos puntos. Algunos de ellos
11. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
2 3
fueron a fundar al norte de México otra ciudad a la que
dieron también el nombre de Tula, en memoria de la
que habían abandonado, y establecieron allá un nuevo
reino, al cual dan algunos escritores cerca de cuatro
siglos de duración. El historiador mexicano Clavije-
ro dice que se fundó esa monarquía en el siglo VII de
nuestra era, y que en el XI fue destruida por el hambre,
ocasionada por una gran escasez de lluvia, y por la pes-
te, que fue la consecuencia inmediata de aquella plaga.
Agregan algunos que el último rey tolteca de México,
llamado Topiltzín-Acxitl, emigró con los restos de su
pueblo y se vino a Honduras donde estableció el reino
de Hueytlato, fijando su residencia en Copantl1
. Agre-
ga que Payaquí y dicen que comprendía a Chiquimu-
la y parte de las actuales repúblicas de El Salvador y
Honduras2
. En lo que atañe al poblamiento mesoame-
ricano pero propiamente a Guatemala, durante princi-
pios del segundo milenio de nuestra era, Milla y otros
autores aportan una serie de consideraciones sobre el
tema, todos interesantes, definitivamente.
Modernamente se ha ampliado la cadena de estudios
referentes a este aspecto antropológico tan interesante,
tal como veremos más adelante.
Sin embargo, es necesario mencionar que las referen-
cias que Milla hace al respecto han sido retomadas por
la escritora y maestra chiquimulteca Rosa Flores M. en
su obra “Chiquimula en la historia”, tratado muy cono-
cido en el oriente guatemalteco.
1 -José Milla. Historia de la América Central, Tomo I, Ministerio de Educación. CE-
NALTEX, Guatemala, 1986.pp 19-20
2 –Milla, José. Op. Cit. P.20
Asienta la señora Flores M. lo siguiente: “Se dice que
los toltecas arribaron al lago de Izabal, y luego busca-
ron la desembocadura del río Motagua siguiendo su
curso, abandonándolo después, recorrieron una parte
del territorio de lo que ahora ocupan los departamen-
tos de Izabal, Zacapa y Chiquimula, encaminándose
hacia la región donde se alzan las montañas del Me-
rendón. La ruta anterior se supone que fue la seguida
por los indígenas que después de caminar mucho por
lugares de naturaleza salvaje, por las derivaciones de
la Sierra, de exuberante vegetación o de escarpadas
pendientes que hacían trabajoso el caminar, detuvie-
ron su marcha en un extenso y hermoso valle regado
por las cristalinas aguas de un río, y allí fundaron una
ciudad a la que le dieron el nombre de Copantl, que
fue asiento de esta raza por varias generaciones, pero
al cabo de los años la abandonaron impulsados, qui-
zá, por su afán de ir de un lugar a otro, o por buscar
lugares más propicios para la vida. Esta ciudad llegó
a ser reconstruida, aunque se cree que solo había sido
abandonada en parte.
“Cuentan las crónicas que cuando el nuevo imperio
tolteca quedó pobre y debilitado, debido a las frecuen-
tes invasiones de las razas enemigas, como los teochi-
chimecas, el último de sus reyes llamado Huémac, al
comprender que aquel reino heredado de sus antepasa-
dos había perdido su poderío, carente de medios para
devolverle su pasada grandeza, se ocultó de sus súbdi-
tos en la cueva de Cincalco, donde murió poco tiempo
después. Muerto el rey, quedó dirigiendo al pueblo el
gran sacerdote Topiltzín-Acxitl, quien dispuso alejarse
de aquellas tierras y salir en busca de nuevos lugares
donde establecerse.
12. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
4 5
“Reunió al pueblo y ayudado por veinte de sus mejores
capitanes se puso a la cabeza y abandonó el imperio,
emprendiendo una inmigración más importante que
las anteriores, la cual salió de Tula como a mediados
del siglo XI de la era cristiana.
“Se cree que recorrió el mismo trayecto que los que
le antecedieron hacía varios siglos; pero esta iba so-
metiendo a los pueblos que encontraba en la ruta que
seguía; fundaba ciudades y enseñaba a los habitantes
una religión sencilla, nociones de agricultura, a edifi-
car viviendas, a medir el tiempo y otros conocimientos
con los cuales podían los conquistadores mejorar las
condiciones de la vida de los hombres que dominaban;
era Acxitl, un gran conquistador, pues los pueblos que
sometía a su dominio los sabía organizar.
“Esta segunda inmigración fundó varias ciudades
siendo la más notable la de Utatlán, y fue también la
que reconstruyó Copantl e hizo de ella la más famo-
sa metrópoli por sus grandes edificios y sus hermosos
monumentos, llegando a ser la capital del reino de Pa-
yaquí, Chiquimulhá o Hueytlato, y que según algunos
historiadores era muy extensa, pues medía tres millas
de superficie y de la grandiosidad de sus ruinas puede
deducirse que llegó a figurar como una ciudad céle-
bre, rica y opulenta, con suntuosos palacios, hermosos
templos y grandes plazas. En los restos de sus edificios
y en sus estelas se aprecia el grado de adelanto que
habían alcanzado sus habitantes, sobre todo, en la ar-
quitectura y en el arte de esculpir la piedra”.3
3 Rosa flores M. Chiquimula en la historia. Segunda Edición. Editorial José de Pineda
Ibarra. Ministerio de Educación. Guatemala, 1973.pp 20-21
LÍMITES GEOGRÁFICOS
“Probablemente el área era mucho más extensa antes
de la llegada de los españoles de lo que es hoy, pues los
nombres chortís para designar lugares aún se emplean
fuera de los límites de la actual región de esta lengua y
a considerable distancia de ellos.
“Es aquella época la región posiblemente llegaba hasta
El Salvador, por el sur; pasaba de la ciudad de Chi-
quimula, por el oeste; llegaba casi al golfo Dulce, por
el norte, y probablemente se extendía hacia el este del
actual pueblo de Copán. En su informe de 1834 sobre
las ruinas de Copán, Juan Galindo deduce que el “rey”
de Copán debió haber dominado originalmente el área
que se extiende desde el golfo de Honduras hasta cer-
ca del océano Pacífico”4
“Hacia el siglo XVI la región
poblada por los Chortís llegaba, al norte, hasta Izabal,
en donde confinaba con el grupo chol; el cual abarcaba
el actual estado de Chiapas, las selvas de Alta Verapaz,
las márgenes del lago de Izabal hasta alcanzar las cos-
tas de la bahía de Honduras. Hacía el sur los Chortís
abarcaban parte de El Salvador, específicamente los
pueblos Citalá y Tejutla.” 5
De tal manera que sumando la cantidad de estudios
profundos que se han realizado sobre el poblamiento
del oriente de Guatemala, en diferentes siglos por dis-
tintos autores, puede confiarse, por los menos parcial-
4 Charles Wisdom. Los Chortís de Guatemala. Editorial del Ministerio de Educación
“José de Pineda Ibarra”. (Seminario de Integración Social guatemalteca No. 10). Guate-
mala, Centroamérica, 1961. P 18
5 Claudia Dary. “Estudio Antropológico de la Literatura oral en Prosa del Oriente de
Guatemala”. Edit. Universitaria de Guatemala. Colección Archivo de Folklore Literario.
Vol. No. 4 Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala, 1986 p 51.
13. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
6 7
mente, que las exposiciones anotadas contienen cierta
validez.
Al respecto puede agregarse la siguiente: “De la ana-
logía de su lenguaje y escritura y de los lugares en los
cuales se consumaban los sacrificios, se deduce que
Copán se originó de una colonia tolteca y que su rey
dominaba el territorio que se extendía al este del de
los mayas, o de Yucatán el cual comprendía un área de
más de 10,000 millas cuadradas y está actualmente en
los modernos estados de Guatemala, Honduras y El
Salvador”6
“Con el correr de los años el área Chortí se fue redu-
ciendo paulatinamente, Francisco de Solano indica que
hacia el siglo XVIII la región ocupada por los chortís no
sobrepasaba la sierra de la Minas, sino en su meridión,
y por el sur el río San Sebastián servía de frontera con
los grupos étnicos Pokomam y Xinca. En el siglo XVIII
el país chortí está más globalmente unido a Honduras
y al Norte de El Salvador.
“En Guatemala, aparece un bloque en su parte sureste,
en torno a los curatos de Zacapa, Jocotán, Chiquimula
y Esquipulas”7
.
APRECIACIÓN LINGÜÍSTICA
De acuerdo con el estudio de la lingüística, ciencia que
trata de los fenómenos relativos a la evolución, dis-
tribución y desarrollo de las lenguas, así como las re-
laciones existentes entre ellas, notamos que en lo que
6 Wisdom, Charles. op. Cit. P. 18
7 Dary, Claudia. Op. Cit. p 18
respecta al idioma hablado por los chortís, se han ver-
tido por los especialistas de este campo, diversas opi-
niones.
Según el antropólogo Rafael Girard, “los chortís son
descendientes directos de los constructores de Copán
y conservan una tradición cultural y lingüística con los
pueblos antiguos que al abandonar Copán hacia el nor-
te y Yucatán fundan nuevos pueblos en dicha área”8
.
Por otra parte, Kaufman señalaba “que los habitantes
autóctonos de Chiquimula y sus aledaños son los chor-
tís quienes dentro de la familia mayanse pertenecen a
la rama lingüística chol”.9
Dary, resumiendo estudios
de otros autores afirma que “cultural y lingüísticamen-
te los chortís están emparentados con los chontales de
Tabasco y con los choles de Chiapas (México).
“Los choles y los chortís ya se habían separado antes
de la conquista española; los primeros se dirigieron ha-
cia el noroeste y los segundos permanecieron en la que
probablemente fue su región original. Gates afirma que
el chol y el chortí son lenguas casi equivalentes, y que
ambas están mucho más estrechamente emparentadas
con el Yucateco que con las lenguas pokom-quiché”. 10
El idioma chortí se manifiesta en proceso de desapari-
ción. Tal situación se ha acentuado a partir de la segun-
da mitad del presente siglo XX, debido especialmente
8 Raphael Girard. “Origen y Desarrollo de las civilizaciones antiguas de América”.
Editores Mexicanos unidos, S.A. México 1977. P. 326
9 Terrence Kaufman. “Idiomas de Mesoamérica”. Edit. del Ministerio de Educación
“José de Pineda Ibarra”. (Seminario de Integración Social Guatemalteca No. 33) Guate-
mala, 1974 p. 85
10 Dary, Claudia. Op. Cit. pp 50-51
14. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
8 9
al proceso de ladinización que la sociedad indígena
chortí ha venido aceptando a pasos apresurados. Los
municipios de Jocotán y Camotán son los principales
núcleos de población indígena, quienes representan
lo más puro del idioma chortí, aunque ya han acep-
tado gran cantidad de elementos idiomáticos españo-
les. Para el resto de pueblos del departamento de Chi-
quimula y sus aledaños podría decirse que el idioma
chortí ha desaparecido; tal es el caso del municipio de
San José La Arada, donde el último censo general de la
población de la república de Guatemala, levantado en
1981 arrojó la cantidad de 137 indígenas pero que no
hablan ya su idioma ancestral, salvo raras excepciones.
En este momento no se cuenta con datos al respecto.
Quizá tampoco sea este un dato de trascendencia; más
bien ya no lo es.
CHIQUIMULA DURANTE
EL PERÍODO COLONIAL
La conquista del reino de Payaquí.
De acuerdo con lo expuesto en el capítulo precedente
en el orden cronológico normalmente aceptado, toca
revisar lo correspondiente a los primeros encuentros
que se dieron entre las dos culturas, la autóctona y la
española. Si bien es cierto existen algunas pequeñas di-
ferencias expuestas por algunos cronistas con respecto
a la conquista del oriente guatemalteco, ellas no entor-
pecen ni desmienten lo que sobre dicho acontecimien-
to refiere doña Rosa Flores M. en su mencionada obra,
ya que ella se encargó de reunir algunos datos gene-
ralmente aceptados en los textos de carácter histórico
sobre el mencionado tema. Por tal motivo le damos el
crédito suficiente a su versión, la cual trasladaremos
textualmente a continuación…
LA CONQUISTA DE PAYAQUÍ
“Establecido el extenso reino de Payaquí o Chiquimul-
há fue invadido frecuentemente por tribus de otros
lugares, entre ellos los pipiles que fundaron varios
pueblos, siendo uno Xutiapán; los pocomames que se
establecieron en parte del hoy departamento de Iza-
bal, cerca del Motagua, fundando algunos pueblos; los
choles vivieron errantes durante mucho tiempo en las
15. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
10 11
montañas de Izabal por Acasaguastlán y Esquipulas,
resistieron a la conquista largos años porque se inter-
naban en las montañas y fueron sometidos hasta que
los sacerdotes misioneros llegaron a esas regiones lle-
vando la paz con las enseñanzas del Evangelio. Todas
estas razas y pueblos que formaron el reino Payaquí,
lucharon valerosamente en defensa de su libertad a la
llegada del conquistador.
“A mediados del año de 1528, los españoles tuvieron
que pacificar a los indios de diferentes lugares y entre
ellos a los de Jalpatagua que eran de los más rebeldes,
siendo famosos en la historia de la conquista, el asalto
del peñón de Jalpatagua, en el cual murieron muchos
soldados españoles, entre los que se cuentan Hernando
de Alvarado, Pedro de Valdivieso y Gonzalo González.
“Pero a pesar de esta derrota sufrida por los indíge-
nas a fines del mismo año, varios pueblos como Sina-
cantán, Petapa y otros, se levantaron bajo las órdenes
del cacique Tonaltetl, Señor de Jumay, y sosteniendo
la sublevación llegaban en sus incursiones hasta apro-
ximarse a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Te-
meroso e intranquilo por la audacia y el valor de estos
nativos, don Jorge de Alvarado organizó una fuerza
compuesta de 80 infantes, 30 soldados de caballería
y 1000 indios auxiliares y al mando de los capitanes
Juan Pérez Dardón, Sancho de Barahona y Bartolomé
Becerra, los envió a combatir a estos bravos habitantes
de los pueblos tributarios del reino de Chiquimulhá.
Los acompañaban los curas Juan Díaz, Juan Godínez y
Francisco Hernández, con el fin de comenzar su cam-
paña de catequización. Al darse cuenta los insurrectos
de que los españoles se acercaban, se replegaron hacia
las riberas del Río Coaxiniquilapa y tomaron posesión
de lugares estratégicos, pero las fuerzas expediciona-
rias no declararon combate sino que vadearon el río
y se posesionaron de las llanuras de Jumay, y allí se
emprendió la lucha y el cacique Tonaltetl y los demás
indios sublevados fueron completamente derrotados,
siendo a raíz de esa derrota que, esclavizados los in-
dios de esa comarca, se formó el pueblo de los Esclavos
y se le dio al el mismo nombre.
“Pero los orientales no podían soportar la pérdida de
su libertad, y en el año de 1529, se sublevaron encabe-
zados por los caciques Copantl-Galel, el de Esquipulas
y el de Mitlán. Por ese tiempo don Diego de Orduña
estaba en Guatemala como juez visitador, y ordenó a
Pedro de Amalín y a Hernando de Chávez que mar-
charan a pacificar con una columna compuesta de 60
infantes y 400 indios auxiliares, llevando 30 caballos.
“Los sincas ocupaban las proximidades del Pacífico y
al tener noticias del levantamiento realizado por los ca-
ciques ya mencionados, se apresuraron a enviar en su
ayuda a numerosos indios procedentes de Jalpatagua,
Comapán y otros pueblos. Y sabedores de que la expe-
dición española marchaba a sofocar el levantamiento
para someterlos de nuevo, les salieron al encuentro y
aunque hicieron oposición al paso de los españoles no
pudieron detenerlos, pues se declaró el combate y que-
daron derrotados, llegando los expedicionarios a Mit-
lán lo tomaron fácilmente. Estando aún allí recibieron
refuerzos de 40 infantes, 20 caballos, víveres y muni-
ciones, para continuar la expedición.
“Pacificado Mitlán, después de varios días de des-
canso se dispusieron a dirigirse a Esquipulas. Em-
prendieron la caminata haciendo jornadas difíciles, y
16. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
12 13
cuando iban en el tercer día de camino acamparon en
una cumbre donde pensaban pernoctar; pero los jefes
no se consideraron seguros en aquel lugar, y hacia la
media noche, con el mayor sigilo cambiaron de sitio,
yéndose a ocupar una llanura situada a alguna distan-
cia. Situada a alguna distancia. Como a las dos horas
de haber dejado la altura donde habían estado, oyeron
una gritería, y luego vieron que ardía por todas par-
tes; se habían librado de estar en medio del incendio, o
tal vez de perecer quemados en él, al intuir el peligro.
Todavía tuvieron que librar dos reñidos combates con
las fuerzas indias que les salieron al encuentro antes
de llegar a Esquipulas; pero quedaron vencedores de-
jando muertos a muchos nativos. Cuando estuvieron
en las proximidades de la población pudieron darse
cuenta de que el cacique era poderoso, pues estaba de-
fendida por fuertes trincheras y numerosos indios. Los
invasores le enviaron al Señor de aquellos lugares una
proposición de amistad, él pidió tres días para resol-
ver, y al cabo de ellos, desalentados por las derrotas
que habían sufrido, acepto la paz. El ejército español,
dejando rehenes a algunos de los emisarios enviados
por el cacique entró a la población y ocupó las princi-
pales viviendas.
“Pacificado Esquipulas se dirigieron hacia Copantl
donde el cacique Copantl-Galel se había levantado
también, y además ayudaba a los otros pueblos re-
beldes enviándoles refuerzos. Llegados los españoles
a las cercanías de la ciudad, consideraron muy difícil
tomarla porque estaba defendida, por una parte, por
las altas murallas formadas por las montañas, y por
otra parte, por un foso y atrincheramientos hechos de
madera que presentaban huecos por los indios dispa-
raban flechas y piedras, y tras las que se defendían de
los tiros disparados por los españoles sobre un blanco
difícil de localizar. Muy apurada era la situación de
Chávez y sus fuerzas, y no podían desistir de la em-
presa porque era preciso conservar el prestigio de las
armas castellanas. En estas circunstancias se les pre-
sentó un indio, quien les ayudó traicionando a su raza,
pues les dio aviso de que el foso no era igualmente
profundo en toda su longitud, indicándoles el lugar
por donde podrían pasar sin mayores dificultades. Así
pudo penetrar la infantería a la población, pero los de-
fensores de la plaza que estaban observando los movi-
mientos del enemigo, cuando vieron que se aproxima-
ba, cubrieron la entrada con numerosos indios, éstos
caían a los disparos de los arcabuces y las ballestas,
pero inmediatamente eran sustituidos; así rechazaron
varios asaltos, y ya estaban desalentados los españo-
les, cuando Juan Vásquez de Osuna espoleando fuerte-
mente a su caballo lo hizo saltar el foso llevándose de
encuentro la empalizada de la trinchera haciendo gran
ruido, tras él se fueron los demás de la caballería, y los
indios se llenaron de terror; pero luego recuperaron el
ánimo y se aprestaron al combate que fue reñido. Ven-
cidos a pesar de su coraje, el cacique se retiró a uno de
sus cuarteles y con otros soldados que tenía de reser-
va, embistió de nuevo pero sin éxito, pues las armas
españolas volvieron a obtener el triunfo. Sin embargo,
dispuso luchar hasta el último sacrificio y le pidió au-
xilio al Señor de Citalá, quien le envió refuerzos que
llegaron rápidamente; el cacique siguió resistiendo y
los expedicionarios tuvieron que ponerle un largo si-
tio a la ciudad, costándoles muchísimo que se rindiera,
tanto que se asegura que allí en Copantl se libraron los
combates más sangrientos de la conquista.
17. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
14 15
“Vencidos por fin, en este lugar, los nativos salieron
hacia Citalá la mayor parte de ellos, penosamente pu-
dieron los conquistadores seguirlos a través de las se-
rranías, y fortificándose en dicho lugar aún resistieron
por mucho tiempo, teniendo varios encuentros con los
españoles. Al fin el cacique se retiró a las montañas, y
allá le envió presentes a Hernando de Chávez, quien
los recibió bien, y el cacique pudo volver pacíficamen-
te a Copantl, sometidos y debilitados dominios, des-
pués de haberse sacrificado millares de indios en la
lucha por defender su libertad.
“Los nativos de las regiones de oriente fueron “los pri-
meros marcados con el sello de la esclavitud”, querien-
do humillar su espíritu rebelde.
“A pesar de ser los españoles tan superiores, también
aquí les costó salir triunfantes en la gran empresa de
la conquista, pues los habitantes de este reino resistie-
ron con valor en luchas que son dignas de recordarse;
pelearon con arrojo contra el invasor que venía a arre-
batarles, con su libertad, sus dominios y a someterlos
a la servidumbre y a la esclavitud; eran valerosos y
luchaban en superior número, pero carecían de dis-
ciplina. Los españoles eran valientes, poseían táctica
militar, peleaban con armas de fuego y contaban con la
caballería, todo lo cual les dio la superioridad sobre los
indios. Pero para vencerlos realizaron verdaderas ha-
zañas de un carácter recio; no perdían el ánimo ante la
resistencia tenaz de los indígenas, ni se desalentaban
por más que a veces se vieran acosados hasta por la
misma naturaleza que contribuía a que aquella lucha
fuera más desesperada, pues dificultaba la conquista
por tener que caminar entre espesa vegetación o agres-
tes montañas donde los indios se defendían mejor ya
que hallaban lugares estratégicos que eran desconoci-
dos para los castellanos, y donde acaso se escondiera
el peligro de una emboscada. También resistieron estos
rigores de las intemperies, la falta de víveres; mas en
todo momento los alentó la idea de alcanzar el triunfo
que por fin fue totalmente de ellos.” 11
11 Flores M., Rosa. Op. Cit. pp 33-38
18. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
16 17
INICIO DE LA COLONIZACIÓN
Para efecto de una mejor administración de la corona
española sobre los recién conquistados territorios en el
reino de Guatemala, el rey ordena el establecimiento de
corregidores y alcaldías mayores, divisiones político-
administrativas de menor rango, las cuales tenían por
objeto la recaudación tributaria en una amplia región.
Esta región reunía dentro de su jurisdicción varios
pueblos indígenas. Según fuera la organización que se
adjudicaba a estas regiones, el funcionario de mayor
rango dentro de ella recibía el nombre de corregidor
o alcalde mayor. Dentro de sus funciones se encontra-
ban las de servir de enlace entre la autoridad real y los
indígenas, corregir los desmanes que pudieran susci-
tarse entre los nuevos pobladores españoles respecto
de los indígenas, cobrar tributos y, en fin, organizar la
administración y velar por el buen desenvolvimiento
del territorio asignado.
EL CORREGIMIENTO DE CHIQUIMULA DE LA SIERRA
“La jurisdicción asignada al corregimiento de Chiqui-
mula de la Sierra sufrió durante el período colonial di-
ferentes demarcaciones, pero podríamos aceptar como
jurisdicción más permanente la ocupada por los actua-
les departamentos de El Progreso, Zacapa, Jalapa, nor-
te de Jutiapa, Izabal y Chiquimula.
“La cabecera del corregimiento era la población de Chi-
quimula de la Sierra; dicha población conserva su an-
cestral nombre y es actualmente la cabecera del depar-
tamento de Chiquimula. El corregimiento oriental, for-
malmente ya establecido para fines del siglo XVI, fue
próspero en todo sentido. Para efecto de administración
espiritual y gobierno civil, al pueblo de Chiquimula se
le anexaron tres pueblos más, siendo estos Santa Elena,
San Estevan y San Joseph.12
Con esta ortografía se men-
cionan estos dos últimos pueblos durante el período co-
lonial (N.A.). [De aquí en adelante exceptuando las citas
textuales donde aparezcan con la ortografía original, los
denominaremos San Esteban y San José (N.A.)].
“Considero que por tal motivo, muchas de las situacio-
nes de toda índole ocurridas en el pueblo de San José
no se mencionan aisladamente para este lugar, sino
conjuntamente en unión de los pueblos de Santa Elena
y San Esteban pero especialmente formando parte de
un todo con su cabecera, Chiquimula de la Sierra.
“Como muestra de lo anterior vemos en el año de 1676,
los indígenas y ermitas de dichos de tres pueblos ane-
xos, en conjunto envían oficio A la Real Audiencia del
Reino informándole ser vecinos viejos de dichos luga-
res por lo cual solicitan se les tome en cuenta como
habitantes, de un solo pueblo pidiendo además se les
empadrone como tal, se les tase su pago de tributos en
forma particular y se les deslinde del pueblo de Chi-
quimula de la Sierra. 13
12 Fray Milton Jordán Chigua en Historia de la Iglesia Católica de Chiquimula de la
Sierra, p. 305 dice “que su nombre primero era simplemente ‘San Joseph’. “La Arada” se
le agregó después de la Batalla del mismo nombre del 02 de febrero de 1851”.
13 Archivo General de Centroamérica. Sig. A 1. 10, Exp. 31,189, Leg. 4,043.
19. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
18 19
“A la petición anterior La Real Audiencia no le conce-
dió mayor importancia, pues durante el resto de pe-
ríodo colonial la situación administrativa de dichos
pueblos siguió de manera inalterable pues vemos que
durante el viaje que ha dicho corregimiento realiza el
Obispo Cortez y Larraz en 1769 en misión pastoral in-
forma que “La Cabecera del Curato es Chiquimula con
tres pueblos anexos: 1 ̊ San Esteban, 2 ̊ Santa Elena y
3 ̊ San Joseph. De Chiquimula a San Joseph hay dos
leguas”14
. Hacia el año 1740 contamos con varias refe-
rencias del corregimiento de Chiquimula, en vista de
haber tomado posesión del cargo de Corregidor de las
provincias de Chiquimula y Zacapa don Joseph Gonzá-
lez Rivera y Rancaño, quien deseaba dar noticia al rey,
sobre lo más importante ocurrido en su jurisdicción de
gobierno. Una de las principales características de sus
informes fueron los censos levantados con respecto a
las diferentes clases sociales así como su número, que
habitaban dicha región al realizar el informe del pa-
drón del corregimiento de Chiquimula, se extiende en
su informe agregando lo siguiente: “Y con esta última
partida se dio fin a la numeración de los vecinos de
este partido de Chiquimula de la que son: Santa Elena,
San Esteban, San Joseph y este de Nuestra Señora de la
Acsumpción de Chiquimula de la Sierra, todos entre
sierras; sus plantas de ellos bajas, y la más lúcida, por
abierta es la de este pueblo; el temperamento de ellos
es caliente y seco; tienen un río, no muy grande, de
que usan los indios de este pueblo y del de San Jose-
ph, labrando en sus riveras maíz y cacao; y lo mismo
14 Pedro Cortez y Larraz. “Descripción Geográfico-moral de la Diócesis de Guatema-
la”. Tomo I, Biblioteca Goathemala de la Sociedad de Geografía e historia de Guatemala.
Vol. XX Edit. Tipografía Nacional de Guatemala. Junio de 1958. p. 274.
hacen los indios de los otros pueblos de San Esteban y
Santa Elena con otro río que bien de sur a norte hasta
encontrarse con el de este pueblo referido. No hay en
estos dichos pueblos muchas enfermedades, ni duran
en ellos las pestes que suelen entrar, ni menos hacen
mucho estrago por la misericordia de Dios. Lo más
vecinos de ellos pasan y se mantienen de su trabajo
personal y muy pocos son los que tienen su hatillo de
poco valor. Tampoco es tierra de comercio, ni hay en
ella minerales declarados; se dice sí que hubo minas
en tiempo que fue esto de gentiles. Y por lo bajo de la
tierra unos inviernos son medios buenos y otros malos.
Hay dos leguas de distancia de este dicho pueblo a los
de Santa Elena y San Esteban, y a la ciudad capital que
es Santiago de Guatemala hay cincuenta leguas. Este
pueblo es cabecera de esta provincia de Chiquimula,
la que se compone de veintidós pueblos, lo que están
repartidos en ocho curatos de curas beneficiados y uno
rector, que es el de Minas de Alotepeque, que son de
esta dicha provincia. Y porque conste lo firmé con los
testigos de asistencia, a falta de escribano público ni
real. (f) Joseph González (Rúbrica). Joseph Solórzano
Alvarez (Rúbrica). Manuel Henríquez Montes de Espi-
nosa (Rúbrica)”.15
“Con fecha del 24 de marzo de 1756 se realizan nuevas
adjudicaciones de tierras en mancomún a los pueblos
de Chiquimula, Santa Elena, San Estevan y San Joseph.
Al pueblo de Chiquimula de la Sierra se le asignan 76
caballerías de tierra que componen dos leguas en cua-
dro por ser estas numerosas para sus ejidos, labranzas
15 Revista de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Histó-
ricos. Tipografía Nacional. Guatemala, 1987. pp. 60-63
20. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
20 21
y sementeras, y a los de Santa Elena, San Estevan y San
Joseph, por ser cortos, 38 caballerías en cada uno. A la
vez se declara deben componer con su majestad dichos
pueblos las restantes 657 caballerías a razón de 4 reales
cada una, que es la mitad del verdadero valor de cada
caballería, para lo cual deben ingresar su valor en las
cajas reales, lo cual deberá hacerse constar en certifica-
ción de oficiales reales como es en ley. Lo anterior fue
proveído y firmado por el Dr. Don Jacobo de Huerta,
del Consejo de su Majestad, Oidor y Alcalde de Corte
de la Real Audiencia y Juez sub-delegado del juzgado
de Tierras del reino de Guatemala y avalado a la vez
por las demás autoridades reales.
“Respecto de ello se dio a sus correspondientes auto-
ridades copia provisional del consecuente expediente,
así como de lo determinado por la Real Audiencia en
auto de 21 de Enero de 1757, devolviéndoseles los tí-
tulos presentados para tal efecto. Con fecha de años
posteriores se confronta en subsiguientes documentos
al referido asunto, que sí fueron ingresados al fisco, el
dinero que por tal motivo se tasó, librándose los títulos
correspondientes. Lo anterior se hizo para delimitar
sus territorios con otros pueblos vecinos”16
. “En lo co-
rrespondiente al recaudado de tributos, el Contador de
cuentas Reales del reino de Guatemala, informa que el
Partido de Chiquimula de la Sierra, para la fecha del
año1756, tiene 22 pueblos, contando con el número de
12595 indias e indios tributarios, sin incluir los meno-
res de 18 años que no tributan. En dicho informe se se-
ñala que el pueblo de San José tributa 565 tostones con
18 reales al año. En total a este respecto, el Partido de
16 Archivo General de Centroamérica. Exp. 52504, leg 5976, fol 23V-24 y S.S.
Chiquimula de la Sierra tributa anualmente 3287 tosto-
nes con 18 ½ reales.”17
Los datos anteriores son de un
significado muy especial, por cuanto nos informan lo
referente al número de pueblos pertenecientes al Parti-
do de Chiquimula, así como la cantidad de tributarios
indígenas y sus tributos abonados al fisco anualmente
a mediados del S. XVIII. Puede notarse además, que
para ese período, el pueblo de San José era un pueblo
relativamente pequeño, dado su número de habitantes.
17 Archivo General de Centroamérica. Sig. A 1.23. Leg 45670, exp. 39331.
21. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
22 23
LA IGLESIA DE SAN JOSÉ
Cuando nos encontramos en las estribaciones de la sie-
rra de las minas, bajando del pueblo de Ipala hacia la
ciudad de Chiquimula, sobre el antiguo camino colo-
nial, entre la pinada y paredones, surge de repente un
pequeño valle verde que nos señala el fin del escabro-
so descenso, para entrar a tierra llana. De dicho valle
sobresale una mole blanca, que al ir acercándonos a
ella, va mostrándonos su verdadero ser. Trátase de la
Iglesia Parroquial del añoso pueblo de San José. ¿Qué
razones hubo para que entre sierras surgiera como de
milagro edificio misterioso?
Poco se sabe, o casi nada al respecto; ni los misione-
ros lugareños desentrañan su presencia en ese solar.
Los archivos históricos especializados del país, poco
dicen sobre el templo. Sin embargo, la búsqueda de re-
ferencias aparece al fin. En un artículo de la revista del
Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, el
autor del referido artículo, indica que los datos sobre
el templo de San José, fueron traídos exclusivamente
del Archivo General de Indias, de Sevilla, España, re-
cientemente.
La carencia de documentación sobre la mayoría de mo-
numentos arquitectónicos importantes del país, muy
posiblemente presentan esta desafortunada caracterís-
tica. Desde el inicio de la colonia española en la región
oriental del país, el pueblo de San José, anexo en lo
civil y espiritual al pueblo cabecera de Chiquimula de
la Sierra, contó con su templo católico, tal como suce-
dió en todas las colonias españolas del Nuevo Mun-
do. Como era de esperarse, en áreas rurales de menor
importancia, dichas construcciones fueron en su inicio
rudimentarias. Templo pajizo en su totalidad, o bien
paredes de bajareque con techo pajizo o si era de lujo,
techo de teja de barro cocido. En la iglesia del peque-
ño pueblo de San José fue originalmente construido de
material pajizo. Así duró muchos años, hasta que un
incendio lo consumió totalmente varios años después.
La primera noticia “oficial” al respecto nos informa lo
siguiente: “El 10 de agosto de 1681, se concede por par-
te de la autoridades reales, a favor de los indígenas del
pueblo de San Joseph, perteneciente al corregimiento
de Chiquimula de la Sierra, no pagar la cuarta parte de
sus tributos durante el tiempo de cuatro años, los cua-
les serían utilizados para la construcción de su templo
parroquial, pues el que existía fue destruido por un
incendio, ya que era de material pajizo y se deseaba
edificar uno más formal” 18
Posteriormente se construyó un templo más sólido, el
cual duró relativamente pocos años, pues para 1749
se desplomó casi totalmente, quedando en ruinas. Su
construcción de artesón y techo de teja de barro coci-
do, fueron la causa que sus livianas paredes no sopor-
taran semejante peso.
Luego se buscó otro terreno para construir un nuevo
templo que reuniera mejores condiciones arquitectó-
18 Archivo General de Centroamérica. Sig. A1. 24 exp. 10,210, leg. 1,566 fol. 215
22. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
24 25
nicas que el recién arruinado. De tal manera que para
ilustrar formalmente la construcción del nuevo templo,
que es el que hasta hoy permanece en funcionamien-
to, recurriremos a lo anotado en la revista del IDAEH
mencionada anteriormente.
“La construcción del templo del pueblo de San José
estuvo a cargo del maestro mayor o alarife Gregorio
Ramírez, quien fue contratado para tal efecto por el
cura del pueblo de Chiquimula, maestro Joseph Garín.
Dicho contrato se firmó el 9 de mayo de 1749, época
en que el mismo alarife finalizaba la construcción del
templo de Santa Elena por encargo del mismo cura. El
padre Joseph Garín se hizo cargo del pago del alarife
y el costo de la construcción, colaborando la gente del
pueblo con la manutención del arquitecto y sus oficia-
les y ayudar en sus ratos libres.
“El templo tenía 48 varas de largo por 17 y media de
ancho con los gruesos muros. El ancho de los muros,
tanto de las maestras como las de las capillas era de
vara y media y el de la portada dos y cuarta. Se cons-
truía con piedra que se llamaba de “mal país” y de la-
drillo de buen barro; el coro sería sobre arcos volados
y de bóveda.
“Toda la obra se hallaba nivelada hasta la cornisa, cuya
altura es de siete varas y cuarta. La sacristía, de 17 va-
ras y media, va a la espalda del altar mayor, habiendo
otra pequeña para guardar las alhajas de la iglesia. El
alarife dice que calcula que se tardará en terminarla
poco más de dos años, porque falta la media naranja,
finalizar la portada, las torres , que llevan ahora la mis-
ma altura de la cornisa de la iglesia, cerrar el medio ca-
ñón, sacristía y bóvedas de las capillas. La iglesia tiene
tres cuerpos y remate. El tercer cuerpo está a la misma
altura que las torres, con las que confunde volumétri-
camente; al centro hay dos nichos que funcionan como
espadaña, con sendas campanas, fechadas en 1731”.19
Su portada es de tipo fachada-retablo guatemalteca con
sus tres calles, hornacinas, sin imágenes, en las calles
laterales, ventana-hornacina, en la calle central a la al-
tura del segundo cuerpo, dicha abertura es octogonal.
El remate solucionado a base de una hornacina central
con columnillas a los lados con roleos para triangular
con el cuerpo inferior.
En cuento a las columnas y pilastras, en la portada
predominan las columnas de orden toscano. Tiene dos
puertas laterales en el segundo tramo de la nave y una
segunda capilla abovedada en el primer tramo a la iz-
quierda, cúpula con linternas.
En general su arquitectura del tipo llamado “antigüe-
ña”; es decir, en ella se manifiesta la influencia o de-
pendencia hacia la arquitectura que se hacía en la ca-
pital del Reino Santiago de Guatemala, hoy Antigua
Guatemala. La construcción de la iglesia fue concluida
hacia finales del año 1754.
“Algunos otros años después la Iglesia sufrió algunos
daños, pues en julio de 1840, el corregidor de Chi-
quimula, informa a la Secretaría General del Gobier-
no, sobre que el templo de San José, se encuentra en
reconstrucción”20
.
19 Antropología e Historia de Guatemala No. 5 Vol. V, II Época. Ministerio de Edu-
cación, Guatemala, 1983 pp. 101-111
20 Archivo General de Centroamérica. Seg. B 119.2. Exp. 57,362, leg. 2,526
23. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
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No contamos con mayores informaciones sobre los da-
ños que pudo sufrir dicho edificio durante los terre-
motos de los años 1917-18.
Los terremotos del año 1976, sí afectaron seriamente su
estructura, así como sus retablos y otros objetos de or-
den ornamental. Para su reconstrucción se emplearon
fuertes recursos económicos, especialmente estatales,
ayuda extranjera y de vecinos y amigos de San José La
Arada. Los trabajos ya han sido concluidos y el tem-
plo se encuentra nuevamente en funcionamiento para
la feligresía que satisfecha ve cómo su principal edifi-
cio arquitectónico luce su esplendente belleza blanca.
Loable trabajo ha hecho el sacerdote polaco Juan Bart-
nowski, quien con la colaboración decidida del pueblo,
el hermoso templo luce esplendoroso para orgullo de
los josefinos. Debe apreciarse también la colaboración
de entidades gubernamentales.
SAN JOSÉ LA ARADA EN
LA HISTORIA CENTROAMERICANA
Los acontecimientos políticos que rodearon el área
centroamericana a partir de la ruptura del pacto fede-
ral, se acentúan al mediar el siglo XIX. No es motivo
del presente trabajo entrar en mayores consideracio-
nes al respecto, ya que el objeto del mismo es de otra
índole. Baste, eso sí, señalar; que los sucesos que des-
encadenan el enfrentamiento entre las recién nacidas
repúblicas centroamericanas se definirán precisamente
en el pueblo de San José, todavía para esa época, aldea
del municipio de Chiquimula de la Sierra. Precisamen-
te debido a los sucesos acaecidos en ese poblado, es
la consecuencia que el pueblo de San José desde 1851
deba su nombre “La Arada”, con el cual tiene asegura-
do su recuerdo en los anales de la historia patria cen-
troamericana. He aquí los acontecimientos.
LA BATALLA DE LA ARADA
“Luego del retorno de Carrera de su exilio en 1849, el
gobernante salvadoreño Doroteo Vasconcelos dio asi-
lo a los liberales guatemaltecos, quienes hostigaban
al gobierno de Guatemala en varias formas: don José
Francisco Barrundia lo hacía desde un periódico que
fundó con ese expreso fin; Vasconcelos alimentó, du-
rante todo el año de 1850 a la facción de la Montaña
en el oriente de Guatemala, distribuyendo dinero y
24. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
28 29
armas entre los sublevados. A fines del citado año de
1850, Vasconcelos se sintió cansado de esta guerra len-
ta contra Guatemala y decidió obrar abiertamente. Así
las cosas, el mandatario salvadoreño inició una cruza-
da contra Guatemala, invitando a participar en ella a
Honduras y Nicaragua; pero de ambos estados, sólo
el gobierno hondureño presidido por don Juan Lindo
aceptó participar en la aventura.
“Entre tanto, en Guatemala, donde se conocían perfec-
tamente los planes de invasión en su contra, el pre-
sidente don Mariano Paredes tomaba las previsiones
necesarias para enfrentar la situación, mientras el ar-
zobispo don Francisco de Paula García Peláez ordena-
ba en su arquidiócesis rogativas por la paz.
“El día 4 de enero de 1851 se reunieron en Ocotepe-
que los presidentes de Honduras y El Salvador, con lo
cual quedó sellada la alianza en contra de Guatemala.
El ejército salvadoreño se componía de 4,000 hombres
perfectamente municionados y con apoyo de artillería;
los hondureños por su parte, aprestaron 2,000 hombres
para la campaña. El ejército salvadoreño formó línea a
lo largo de la frontera con Guatemala, mientras Carre-
ra se movía por distintos lugares, a efecto de tenerlos
dispersos.
“Finalmente, el grueso de las fuerzas aliadas se situó
en Metapán, por ser esta una ubicación próxima a
Honduras y a la frontera guatemalteca. El 28 de enero
de 1851, el presidente Doroteo Vasconcelos dirigió al
Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala un ex-
tenso comunicado, en el cual le manifiesta:
1. Que el presidente guatemalteco abandonara
el mando, para que este fuera ocupado por un
hombre de confianza de los invasores.
2. Que Carrera fuera extrañado del país, debiendo
ser conducido hacia alguno de los puertos del
sur por una partida de tropa salvadoreña.
3. Que una vez estuvieran en poder del mando
de Guatemala los salvadoreños, se convocara a
una Asamblea Constituyente.
4. Que el ejército salvadoreño podría ocupar los
territorios de Guatemala que consideraran con-
venientes y por un tiempo indefinido.
El gobierno guatemalteco respondió lacónicamente
una nota que dice:
“No teniendo usted autoridad por las leyes de San
Salvador para hacer declaratorias de guerra, y no pu-
diendo mandar tropas sin permiso de las Cámaras, al
presentarse armado declarando la guerra a Guatemala,
este gobierno, considera a usted y a los que lo acom-
pañen como facciosos ejecutando un atentado. No le
corresponde, pues, otra cosa que dar conocimiento del
anuncio que usted hace de que se introducirá con tro-
pas en este territorio, a S.E. el general en jefe que guar-
nece las fronteras, para que obre como corresponde al
honor y seguridad de la república.” (f) Arriaga.
LA BATALLA
El ejército aliado ingresó a Guatemala por tres lugares
diferentes, ya que el 29 de enero entró por Piñuelas,
Agua Blanca, Jutiapa, un contingente de 500 hombres,
al mando del general Vicente Baquero, pero el grueso
de la fuerza marchó desde Metapán. Comandaban el
ejército unido de El Salvador y Honduras los siguien-
tes militares: general Isidoro Saget, militar francés muy
25. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
30 31
experimentado en otras guerras contra Guatemala. Se
le nombró Jefe del Estado Mayor del ejército; general
José Santos Guardiola, comandante de la 1a. División;
general Ramón Belloso, comandante de la 2a. División;
general Indalecio Cordero, comandante de la 3a. Divi-
sión; general Domingo Asturias, comandante de la 4a.
División; general Trinidad Cabañas, a cargo de la Di-
visión hondureña, general Gerardo Barrios, Jefe de la
División de San Miguel; además de dos generales gua-
temaltecos renegados; José Dolores Nufio y Doroteo
Monterroso. Como comandante general del ejército,
se obedecían las órdenes del Lic. Doroteo Vasconcelos,
presidente del Estado de El Salvador.
“¡Once generales! ¡Lo mejor de la oficialidad que había
entonces en Centroamérica al frente del más poderoso
ejército visto hasta entonces por estas tierras!
“Del lado de Guatemala llegaron a reunirse 2000 hom-
bres comandados por: El Coronel Manuel María Bola-
ños; coronel Vicente Cerna, corregidor de Chiquimula;
coronel Ignacio García Granados, comandante de la 1a.
División; coronel Joaquín Solares, comandante de la
2a. División; teniente coronel Leandro Navas, a cargo
de la retaguardia y coronel Mariano Álvarez, jefe de la
Artillería; teniente general José Rafael Carrera, coman-
dante general.
“Quizá el mayor mérito de la estrategia empleada, fue
el hecho de que Carrera se movía de tal manera, que
fingiendo que se retiraba, fue haciendo que el enemigo
lo siguiera hasta el sitio que él deseaba; o sea que es-
cogió su propio terreno de lucha; el día 1 de febrero de
1851, ambos ejércitos pernoctaron con solo el río San
José de por medio.
“Carrera se fortificó en las estribaciones del cerro La
Arada, el cual terminaba en una colina de contornos
suaves, de aproximadamente 50 metros de altura so-
bre el nivel del río; entre dicha colina y el río hay unos
300 metros de vegas, mientras que los alrededores es-
taban sembrados de caña de azúcar. Carrera dividió
su fuerza en tres secciones; la izquierda mandada por
Cerna y Solares; la derecha por Bolaños, y mandaba
él personalmente el centro, donde colocó la artillería.
500 hombres quedaron en Chiquimula en defensa de la
plaza y previniendo cubrir una posible retirada, por lo
que solo participaron 1,500 guatemaltecos contra unos
4,500 enemigos.
“Se inició el combate a las 8:30 de la mañana el 2 de fe-
brero de 1851, atacando los aliados por tres puntos di-
ferentes, abriéndose fuego muy vivo por ambas partes.
“La primera carga de los aliados fue repelida por los
defensores de la colina; al segundo ataque los aliados
lograron tomar la primera línea de trincheras, donde
nuevamente fueron arrojados. A la tercera carga, la
fuerza honduro-salvadoreña avanzó aún más, hasta
llegar a confundirse con los soldados guatemaltecos,
que peleaban ahora cuerpo a cuerpo y con la bayoneta
calada, mientras que la artillería castigaba duramente
al grueso de los atacantes.
“En lo más reñido del combate y cuando el resultado
parecía incierto, Carrera ordenó que pegara fuego a los
cañales que flanqueaban la vega del río donde opera-
ba el ejército invasor. Cuando un cañal se incendia, se
producen ciertas explosiones o denotaciones similares
a disparos, con lo que los atacantes se creyeron vícti-
mas de un movimiento envolvente. Tenemos entonces
26. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
32 33
al ejército invasor rodeado; al frente el fuego vivo del
ejército guatemalteco; por los costados un incendio y
hacia atrás el río, que dificultaba una retirada rápida y
ordenada. El general Saget ordenó tocar retirada para
el cuerpo de tropa que mandaba Cabañas, pero todo
el ejército emprendió la retirada al toque de corneta
salvadoreño. Pronto se inició un retroceso, que era más
bien una fuga desesperada de aquella trampa mortal,
que no una retirada estratégica. El fuego fue hacién-
dose menos fuerte y a las cinco de la tarde, el sol del
oriente guatemalteco alumbraba una escena terrible:
Entre el humo y las cenizas, quedaba el campo sem-
brado de cadáveres.
“Cuando terminó el combate se notó la falta del jefe
guatemalteco; se le buscó entre los muertos y final-
mente fue hallado tendido a la sombra de un árbol,
boca arriba, con los brazos en cruz y respirando len-
tamente; en su mano derecha sostenía aún su espada
manchada de sangre, la cual no podía soltar, pues tenía
hinchada la mano, por lo que se hizo necesario limar
los gavilanes del guardamano, y era que dos veces fue
desmontado al ser herido su caballo.
“Los 500 hombres que mandaba el coronel Leandro
Navas, y que se hallaban frescos por haber estado en la
retaguardia, se lanzaron a la persecución de los fugiti-
vos que buscaban la frontera de sus países a marchas
forzadas.
“El recuento final de las pérdidas de los aliados arrojó:
528 muertos, 200 prisioneros, 1,000 fusiles, 13,000 tiros
de fusil, multitud de bestias y equipajes, 11 cajas de
guerra y dos piezas de artillería.
“El presidente Vasconcelos buscó refugio en El Salva-
dor, mientras que se vio cruzar la frontera hondureña a
dos generales que montaban el mismo caballo.
“Carrera hizo formar al ejército y cruzó la frontera de
El Salvador; se encontraba acampado en Santa Ana
cuando recibió órdenes de su superior, el general Ma-
riano Paredes, quien le mandó volver al suelo guate-
malteco, en vista de que enviados del gobierno salva-
doreño solicitaban la paz.
“La batalla de la Arada significó la hegemonía de Gua-
temala en Centroamérica y aseguró el clima para una
época de restauración, seguridad y cierta bonanza eco-
nómica” 21
En memoria de este triunfo se levantó un monumento
sencillo que se denomina Panteón de La Arada, cons-
truido a dos kilómetros del centro de la población ha-
cia el noreste y sobre la carretera antigua que conduce
a Chiquimula
Es un Monumento Nacional, de conformidad con
Acuerdo Ministerial No. 1,210 de fecha 12 de junio de
1970.
21 Francis Polo Sifontes. “Historia de Guatemala”. Editorial Everest, Guatemala
C.A. 1988 pp 210-212
27. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
34 35
MONUMENTO A LA BATALLA DE LA ARADA
El monumento conmemora el triunfo logrado en la batalla de
La Arada el 2 de febrero de 1851 por la tropas guatemaltecas
dirigidas por Rafael Carrera, contra el ejército expediciona-
rio al mando del presidente de El Salvador, Doroteo Vascon-
celos, 2 kilómetros al noreste de la cabecera municipal por
carretera asfaltada, al oeste del río San José y al sureste del
cerro Tercerón. 420 mts. S.N.M. latitud: 14 ̊44´13”, longi-
tud: 89 ̊34´20”. Chiquimula 2260 II.22
22 Instituto Geográfico Nacional. “Diccionario Geográfico de Guatemala”. Tomo III.
Tipografía Nacional Guatemala, C.A 1978. p 682
PANTEÓN DE LA ARADA
FOTO ACTUAL
28. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
36 37
DESCRIPCIÓN DEL MUNICIPIO
DE SAN JOSÉ LA ARADA
SÍNTESIS HISTÓRICA
Los habitantes de la aldea de San José La Arada, desde
muchísimos años, en conjunto con Santa Elena y San
Esteban, deseaban separarse de la jurisdicción munici-
pal de Chiquimula de la Sierra, como hemos visto, pero
las autoridades coloniales desoyeron su petición. Sin
embargo, la población de la aldea de San José continuó
su petición ante denegada su solicitud de convertirse
en municipio. Ya en época independiente continúan
con ese deseo. En la sección de “Noticias Oficiales” del
Diario de Centroamérica del año 1893 leemos: “Secre-
taría de Gobernación y Justicia. Se declaró sin lugar
la solicitud de los vecinos de la aldea de San José La
Arada para poder constituirse en municipio indepen-
diente, por carecer dicha aldea de los requisitos exigi-
dos por la ley” 23
. (Acdo. Gubernativo del 18 de enero
de 1893).
Con motivo de legalizar los terrenos de una finca si-
tuada en jurisdicción del municipio de Chiquimula, la
cual era reclamada por los señores Juan B. Sagastume
y Juana Morales, es que el señor Lisandro Sandoval,
de reconocido mérito en el oriente del país, levanta el
plano de la aldea de San José La Arada, en el año 1896.
Es muy posible que dicho plano sea el primero que se
conozca de dicho lugar, utilizando en él la técnica mo-
23 Diario de Centro América Vol. LXII, No. 3,341. Guatemala, sábado 31 de enero
de 1893. P. 1.
derna de la topografía de dicho lugar, según aparecen
señalados en el mismo, por cuanto ya se mencionan
nombres de los primeros propietarios de esos sitios, es
decir aspecto relacionado con la genealogía del lugar
a fines del siglo XIX y muy posible a principios del
presente.
“Hacia el norte los terrenos de los señores Jesús Mo-
rales V., A. José Valdés; en el nororiente Valerio Vás-
quez, J. Morales V., Cayetano Morales V., M. Valdés,
J. Valdés, R. Zelaya; en el sur los señores don José de
la Rosa Moscoso y M. Guzmán, así como otros límites
señalados solo por sus nombres geográficos”24
.
Treinta y un años después reiteran su petición y en-
contrándose que las condiciones habían cambiado
fue resuelta favorablemente por medio del siguiente
acuerdo que dice: “Casa del Gobierno. Guatemala, 11
de septiembre de 1924
Examinada la solicitud de los vecinos de San José
La Arada, departamento de Chiquimula, relativa a que
se erija en municipio a dicha aldea, y
CONSIDERANDO
Que son justas y atendibles las razones en que la fun-
dan
POR TANTO
El presidente de la República con vista en la informa-
ción seguida al efecto y del dictamen por el Fiscal del
Gobierno.
24 Archivo General de Centroamérica. Sección de tierras Paquete 9, Exp. 9, Depto. de
Chiquimula 1911
29. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
38 39
ACUERDA:
a) Acceder a la solicitud de que se ha hecho méri-
to, debiendo observarse para la organización del
nuevo municipio las siguientes prescripciones. El
municipio comprenderá las aldeas y caseríos de
Tierra Colorada, Santa Rosa, El Rincón, Los Ci-
mientos, El Rodeo, Saspán, Guacamayas y Tobar,
teniendo como límites jurisdiccionales al Oriente,
Chiquimula y San Jacinto, al sur, Ipala; al Poniente,
Jilotepeque, departamento de Jalapa; y al Norte, el
municipio de Chiquimula.
b) La municipalidad se compondrá de dos alcaldes,
un síndico y cuatro regidores, y se procederá a su
inmediata elección, a fin que proceda a organizar
los servicios municipales, bajo la inspección de la
Jefatura Política de Chiquimula.
c) Oportunamente se nombrará a un Ingeniero para
la demarcación de los límites jurisdiccionales del
nuevo municipio siendo los gastos por cuenta de
los interesados. Comuníquese: Orellana, El Secre-
tario de Estado en el Despacho de Gobernación y
Justicia: H. Abraham Cabrera.”
Es justo mencionar en este espacio, la lucha que hicie-
ron 13 mujeres josefinas que, en actitud perseveran-
te y casi heroica, no cesaron de presionar al Gobierno
a fin de lograr la que llamaron independencia de San
José La Arada, hasta ver a la aldea constituida como un
municipio. En la plaza central del pueblo se erigió un
monumento dedicado a la denominada “13 Damas”.
La lucha de estas mujeres fue dirigida por los ilustres
señores Benjamín Guzmán España y Bernabé Portillo
Guzmán. Las liderezas fueron las señoras: profeso-
ra María Antonia Moscoso Espino, Juliana Valdés de
Moscoso, Victoria Arrué de Guzmán, Mercedes Porti-
llo de Guzmán, Virginia Calderón de Urzúa, Dolores
Guzmán de Miranda, Edelmira Guzmán Valdés, Cán-
dida Moscoso de Castañeda, Celia Guzmán Valdés,
Adela Valdés de Morales, Berta Moscoso de Lemus,
María Lucinda Guzmán Valdés y Milagros Valdés de
Camacho.
En esa época gobernaba el país José María Orellana y
era Jefe Político (Gobernador Departamental) Francis-
co Mollinedo, quien levantó el acta a las 14:00 horas
del 16 de septiembre de 1924 en la que toma posesión
como Primer Alcalde de San José La Arada el Prof. Ber-
nabé Portillo Guzmán.
30. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
40 41
DEMOGRAFÍA DEL MUNICIPIO
DE SAN JOSÉ LA ARADA
Población del Municipio de San José La Arada, Censo
a mayo 2005.
No. Nombre Categoría No. De
Familias
No. De
Habitantes
Habitantes
por familia
(promedio)
1 Los Cimientos Aldea 252 1089 4.32
2 El Rincón Aldea 272 1136 4.18
3 La Joya Caserío 68 270 3.97
4 Santa Rosa Aldea 113 518 4.58
5 Saspán Aldea 200 957 4.78
6 El Carrizal Caserío 74 356 4.81
7 El Rodeo Aldea 42 195 4.64
8 El Potrero Caserío 24 108 4.50
9 Plan Redondo Caserío 11 76 6.90
10 Montañuelas Caserío 7 33 4.71
11 Cerro de Cal Aldea 27 146 5.41
12 El Chucte Caserío 11 64 5.82
13 Tobar Aldea 31 146 4.71
14 Granadillas Caserío 9 51 5.67
15 El Tambor Caserío 5 25 5.00
16 El Chilar Caserío 9 52 5.78
17 Los Encuentros Aldea 17 70 4.12
18 Dos Quebradas Caserío
19 Tontol Aldea 12 66 5.50
20 El Barro Caserío 5 28 5.60
21 La Chorrera Caserío 12 45 3.75
22 Joyitas Caserío 5 29 5.80
23 Tierra Colorada Aldea 197 807 4.10
24 Tashán Aldea 11 76 6.91
25 Chiscú Caserío 3 17 5.67
26 El Pedrero Caserío 2 9 4.50
27 Guacamayas Aldea 37 220 5.94
28 Tres Ceibas Aldea 5 21 4.20
29 La Torera Aldea 34 182 5.35
30 Cabecera Municipal Pueblo 560 2,584 4.61
TOTALES 2059 9391
El municipio cuenta con catorce aldeas y 15 caseríos.
Se deduce que el rango de personas por familia es de 4
a 5 personas en todo el municipio.
El municipio también cuenta con algunos parajes y fin-
cas.
No. Nombre Categoría
1 La Zanja Paraje
2 Candelaria Paraje
3 El Tule Paraje
4 El Cajón Paraje
5 Piedra de Afilar Paraje
6 La Doncella Paraje
7 El Esfuerzo Finca
8 Las Granadillas Finca
9 Miramundo Finca
10 Los Palones Finca
11 Buena Vista Finca
12 Taramunish Finca
31. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
42 43
Población Total en el Área Urbana por sexo según
edad; año 2005
RANGO DE
EDAD
URBANA TOTAL
HOMBRES % MU-
JERES
%
< 1 año 23 0.89 23 0.89 46
1 a 5 años 152 5.88 131 5.07 283
6 a 14 años 266 10.29 289 11.19 555
15 a 24 años 279 10.79 293 11.34 572
25 años y más 544 21.05 584 22.6 1,128
TOTAL 1,264 48.91 1,320 51.09 2,584
Población Total en el Área Rural por Sexo, según
edad año 2005
RANGO DE
EDAD
RURAL TOTAL
HOMBRES % MU-
JERES
%
< 1 año 54 0.79 54 0.79 108
1 a 5 años 388 5.70 386 5.67 774
6 a 14 años 729 10.70 748 10.99 1,477
15 a 24 años 762 11.19 750 11.02 1,512
25 años y más 1,530 22.48 1,406 20.66 2,936
TOTAL 3,463 50.86 3,344 49.13 6,807
Población Total en el Municipio por sexo, según edad
año 2005
RANGO DE
EDAD
A NIVEL MUNICIPAL TOTAL
HOMBRES % MU-
JERES
%
< 1 año 77 0.82 77 0.82 154
1 a 5 años 540 5.75 517 5.50 1057
6 a 14 años 995 10.60 1,037 11.04 2032
15 a 24 años 1,060 11.10 1,043 11.10 2103
25 años y más 2,074 22.08 1,990 21.19 4064
TOTAL 4,746 50.35 4,664 49.65 9,410
Densidad de Población
Se estiman 58.69 personas por kilómetro cuadrado en
el municipio de San José La Arada, Chiquimula.
Población Económicamente Activa
De acuerdo al censo de Población y Vivienda a mayo
2005 elaborado por el Centro de Salud, San José La
Arada, se estima que la población económicamente ac-
tiva alcanza 55.73% de la población total (9,391).
32. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
44 45
ACCIDENTES HIDROGRÁFICOS
Río: San José
Zanjones: Del Escamal, de la Sobrecama, el Tercerón.
Quebradas:
Chiscú La Joya
De Saspán La Quebrada
De Tierra Colorada Liquidámbar
Del Chucte Los Encuentros
De La Chorrera Santa Rosa
Granadillas Tashán 25
Según fuente del MAGA, hay quebradas con nombre y
otras que no aparecen como Agua Caliente, Junquillo.
Los Palones, Negra, El Salitre, del Huilihuiste que apa-
recen en el censo general de 1981.
25 Instituto Geográfico Nacional “Diccionario Geográfico de Guatemala”. Tomo II.
Tipografía Nacional de Guatemala. C.A. 1978. pp. 334
ARBITRIOS
Plan de arbitrios para la municipalidad. Acuerdo del
27 de noviembre de 1924.
Nuevos Arbitrios para la municipalidad. Acuerdo del
19 de mayo de 1947.
Arbitrios por explotación de yeso y minerales. Acuer-
do del 17 de julio de 1947.
Nuevo Plan de Arbitrios, que sustituye los anteriores.
Acuerdo del 13 de febrero de 1950.
Rebaja el arbitrio por óxido de hierro. Acuerdo del 4 de
junio de 1956.
Nuevo Plan de Arbitrios, que constituye los anteriores.
Acuerdo del 21 de noviembre de 1958
Hay nuevos arbitrios, pero estos por su significado a la
luz del nuevo municipio se citan en este espacio.
CORPORACIÓN MUNICIPAL
“Aumenta dos regiones a la Municipalidad; Acuerdo
del 25 de octubre de 1929.
CLASIFICACIÓN
La municipalidad es de 3a. categoría. Acuerdo del 26
de julio de 1957.
CAMBIO DE NOMBRE
El caserío Quebrada de los Encuentros se llama Dos
Quebradas y el llamado La Joya se denomina La Joyita,
de Tontol. Acuerdo del 21 de junio de 1960.
33. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
46 47
COMISIÓN POLÍTICA
Establece en el lugar un Comisionado Político. Acuer-
do del 29 de septiembre de 1891.
CORREO
Establece oficina postal de 4o. orden. Acuerdo del 7 de
julio de 1925. Abre al servicio público oficina de co-
rreos y telecomunicaciones de 3ª. Categoría. Acuerdo
del 4 de junio de 1949” (25)
TELÉGRAFO
Establece oficina telegráfica. Acuerdo del 6 de octubre
de 1924. Abre al servicio público oficina de correos y
telecomunicaciones de 3ª. categoría. Acuerdo del 4 de
junio de 1949”26
.
De la fecha del acuerdo Gubernativo que dio origen al
municipio de San José La Arada, al presente. Hemos
encontrado nuevas referencias sobre dicha población,
las cuales consideramos de sumo interés, por lo cual
procederemos a exponerlas.
SAN JOSÉ LA ARADA, municipio del departamento
de Chiquimula, municipalidad 3ª. categoría, área apro-
ximadamente 160 km2.
Nombre geográfico oficial: San
José La Arada.
Colinda al norte con Chiquimula (Chiq); al este con
San Jacinto (Chiq); al sur con Ipala (Chiq); al oeste con
San Luis Jilotepeque (Jal) y San Diego (Zac).
26 Morales Urrutia, Mateo. “La División Política y Administrativa de la República
de Guatemala con sus Datos Históricos y de la Legislación “. Tomo 1, Editorial Iberia –
Gutenberg. Guatemala ,1961. (pp.257 -259)
El BM (Monumento de elevación) del Instituto Geo-
gráfico Nacional (IGN) en la estación del ferrocarril
de la cabecera, está a 434.58 m SNM. Lat. 14 ̊43´28”,
Long. 89 ̊37´17”. Frente a la iglesia 420 m SNM. Lat
14 ̊43´19”, long 89 ̊37´17”. De la cabecera departamen-
tal, Chiquimula, por la carretera departamental Chi-
quimula 1, aprox. 11 km suroeste a la cabecera de San
José La Arada. De allí al sur unos 17 km a la cabece-
ra de Ipala, donde entronca con la ruta nacional 18 en
su km 170.84, Chiquimula 2260 II; Ipala 2259 I. Tiene,
asimismo, caminos, roderas y veredas que unen a sus
poblados y propiedades rurales entre sí y con los mu-
nicipios vecinos. La vía férrea atraviesa el municipio
Aproximadamenete. de Norte a sur.
El ferrocarril, “Ruta De Zacapa a la frontera de An-
guiatu”
“El gobierno del general José María Orellana (período
diciembre 1921 - septiembre 1926) el 28 de mayo de 1920
según Decreto Legislativo No. 1054, autoriza los arre-
glos para el tramo Zacapa, Guatemala – Frontera El Sal-
vador, iniciándose los trabajos el 10 de marzo de 1923,
estableciéndose que las propiedades de la Internacional
Railways of Centro América” –IRCA- volverían a la na-
ción después de 86 “años, es decir, el 23 de enero 2009.”
“Con el Gobierno del General Lázaro Chacón (período
septiembre 1926 – diciembre 1930), el 29 de diciembre
de 1929 fecha en la que se inauguró el tramo de Zaca-
pa, Guatemala a Anguiatú frontera El Salvador, con 70
millas de recorrido.213 “ El 30 de agosto de 1982 fue la
última vez que pasó el tren 40 de Zacapa, Guatemala a
Anguiatú El Salvador, así mismo por última vez pasó
el tren 41 de Anguiatú Frontera El Salvador a Zacapa,
34. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
48 49
Guatemala, cerrado el 1 de septiembre de 1982 por fal-
ta de mantenimiento.”
Actualmente no hay este servicio de transporte, el que
se deterioró y desapareció al ser oficializado en tiem-
pos del Dr. Julio César Méndez Montenegro.
Red Vial del municipio
El municipio de San José La Arada, se comunica con
la Ciudad Capital de Guatemala a través de un tramo
de carretera asfaltada que atraviesa el municipio de
este a oeste. La distancia es de 183.5 kilómetros, por
35. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
50 51
la ruta CA-09 al Atlántico y Ruta CA-10, siendo todo
de asfalto y entroncando en el kilómetro 173.5 de la
última mencionada; ruta que conduce al municipio de
Esquipulas, desde dicho entronque hasta la cabecera
municipal de San José La Arada se le denomina ruta
departamental Chi-06. Desde la cabecera departamen-
tal hay una distancia de 13.5 kilómetros.
Otra vía hacia la capital es por la ruta departamental
Chi-01 (tramo San José La Arada-Ipala), luego toman-
do la Ruta Panamericana CA-01 del sur-oriente, pa-
sando por los departamentos de Jutiapa y Santa Rosa,
con una distancia de 194 kilómetros.
Asimismo, el municipio cuenta con tres vías de acceso
alternas a otras regiones, siendo las siguientes:
−− La carretera asfaltada la cual enlaza en el kiló-
metro 174 de la ruta CA-10, a la altura de la al-
dea de San Esteban, pasando a mediaciones de
las aldeas El Obraje y Sabana Grande, de Chi-
quimula, uniéndose a la ruta asfaltada depar-
tamental Chi-06, luego de pasar por la última
aldea en mención.
−− Carretera asfaltada que conduce de la cabece-
ra departamental de Chiquimula e inicia en la
zona 4, Barrio el Molino, y finalizando en la ca-
becera municipal de San José La Arada, con la
distancia de 9 kilómetros. Esta es la carretera
departamental Chi-01 pasando por la cabecera
municipal de San José La Arada y llegando al
municipio de Ipala, este último trayecto esta
asfaltado (San José La Arada-Ipala) y tiene una
longitud de 17 kilómetros.
−− Carretera de tercería con una longitud de 11
kilómetros desde el enlace en la ruta departa-
mental Chi-01 en el lugar denominado el Limi-
te, el cual es la entrada principal a la aldea los
Cimientos, la cual conduce a San Luis Jilotepe-
que, Jalapa, pasando por dicha aldea, la distan-
cia que hay desde la cabecera municipal de San
José La Arada hasta San Luis Jilotepeque por
esta ruta es de 21 kilómetros.
Infraestructura Vial Existente en el Municipio
CATEGORIA COMUNIDADES QUE COMUNICA
CARRETERA
ASFALTADA
Cabecera Municipal
CARRETERA
DE TERRACE-
RIA
Carrizal, Saspán, Tierra Colorada, Cerro de Cal,
Rodeo Arriba y Abajo, Potrero, Santa Rosa, Gua-
camayas, Tres Ceibas, Rincón, Joya, Cimientos, La
Torera, Tobar, Tontol, Chorrera, Tambor, Chilar y los
Encuentros.
CAMINO
VECINAL
(VEREDA)
Joyitas, Doncella, Barro, Chiscú, Tashán, Pedrero,
Chucte, Granadillas, Plan Redondo y Montañuela.
Distancia en kilómetros de las aldeas a la cabecera
municipal
No. COMUNIDAD Distancia a la
Cabecera Munici-
pal (km)
1 Caserío El Chucte 12
2 Aldea Tontol 12
3 Caserío La Chorrera 12
4 Aldea Los Cimientos 11
5 Caserío La Joya 11
6 Aldea Saspán 11
7 Caserío Montañuelas 11
36. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
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8 Aldea Tobar 11
9 Aldea El Rincón 10
10 Caserío Plan Redondo 10
11 Aldea Cerro de Cal 10
12 Caserío El Tambor 8
13 Caserío El Chilar 8
14 Caserío El Barro 8
15 Caserío La Doncella 8
16 Caserío Joyitas 8
17 Aldea Guacamayas 8
18 Caserío El Carrizal 7
19 Aldea El Rodeo 7
20 Caserío El Potrero 7
21 Caserío Chiscú 7
22 Caserío El Pedrero 7
23 Aldea Santa Rosa 6
24 Caserío Granadillas 6
25 Aldea Tashán 6
26 Aldea Tierra Colorada 5
27 Aldea Tres Ceibas 4
28 Aldea La Torera 4
29 Aldea Los Encuentros 2
En lo que respecta a geología existen filitas, pizarras
y esquistos grafitosos del período pérmico. Al noroes-
te del municipio hay hierro hidrotermal contenido
en calizas cretácicas, en contacto con el intrusivo, de
donde obtiene su materia prima la fábrica de cemento
que función en la ciudad de Guatemala. Al norte de la
cabecera, coladas de basalto sobre los ya citados me-
tasedimentos. Remanentes dispersos de la formación
Atima, grupo Yojoa, afloran paralelamente a la falla
de Jocotán. Esta formación es equivalente a las forma-
ciones Metapán y Cobán y está constituida por calizas
grises con algunas dolomitas y contiene lutita, lodolita
y conglomerado de caliza. San José La Arada explota la
cal para la construcción habitacional local, como para
surtir gran parte del departamento de Chiquimula.
Para viajar en autobús o camioneta a San José La Ara-
da, hay muchas salidas diarias de la capital hacia Chi-
quimula, donde hay diversos transportes con horarios
establecidos. La mayoría de los habitantes de San José
La Arada se dedican a faenas agrícolas, a explotación
de minerales y al comercio; no existen industrias como
tales.
El servicio de energía eléctrica fue inaugurado el 17
de marzo de 1972 por el Instituto Nacional de electri-
ficación, a un costo de Q27, 230.00, lo que constituye
un valioso impulso en todo orden a la cabecera. A laño
2007 el convenio de energía eléctrica no cubre el 100%
de las poblaciones por lo que las comunidades de To-
bar, Tontol, Tashán y varios caseríos no cuentan con
dicho servicio.
La Escuela Nacional denominada “María Antonia
Moscoso Espino”, fue inaugurada por el general Car-
los Manuel Arana Osorio el 6 de febrero de 1972. Cu-
bre un área de casi 631 m2,
con capacidad para atender
a 300 alumnos en cada jornada en sus seis aulas. Su
construcción fue financiada por el Comité Nacional
pro-construcción de escuelas, la comunidad, CARE y
la operación escuela, a un costo de Q16, 000.00.
Antes de esta fecha, la escuela funcionaba en un edifi-
cio construido durante la gestión edilicia del entonces
alcalde, Manuel Moscoso Espino. El edificio de mérito
37. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
54 55
llenó una gran necesidad, pues anteriormente la escue-
la realizaba su labor educativa en distintos ambientes,
diseminados por todo el pueblo, con las consiguientes
deficiencias y desavenencias. Actualmente la escuela
nueva está muy embellecida y se le han introducido
importantes ampliaciones, gracias a maestros y muni-
cipalidad.
EDUCACIÓN
Educación Formal y no Formal en el municipio
La educación formal en el municipio de San José La
Arada está conformada por varios sectores y niveles;
dentro de estos sectores participa el sector oficial, sec-
tor privado, sector por cooperativa y sector municipal;
dentro de estos sectores se dan también diferentes ni-
veles como el nivel pre-primario, comprende el Pro-
grama de Atención Integral al Niño (PAIN) y párvulos,
el nivel primario, el nivel medio que comprende el ci-
clo básico y el diversificado.
NIVEL PREPRIMARIO
Maestros pre-
supuestados
Maestros por
contrato
Maestros
Municipales
Cantidad de
Alumnos
PAIN 2 1 1 121
PÁRVULOS 8 -------- --------- 174
PRIVADO -------- 1 --------- 27
TOTALES 10 2 1 322
NIVEL PRIMARIO
Maestros pre-
supuestados
Maestros por
contrato
Maestros
Municipales
Cantidad de
Alumnos
PAIN 37 25 3 1329
PRONADE ------ 3 ------- 3
MUNICIPALIDAD ------ -------- 1 14
PRIVADO ------ 6 ------ 45
TOTALES 37 34 4 1,391
38. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
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NIVEL BÁSICO
Maestros pre-
supuestados
Maestros
por con-
trato
Maestros
Municipales
Cantidad
de Alum-
nos
BÁSICO POR COOP-
ERATIVA
------ 8 ------ 104
TELESECUNDARIAS ------- 3 ------ 116
BÁSICO PRIVADO ------- 5 ------ 10
TOTALES 16 230
NIVEL DIVERSIFICADO
Maestros
presupuestados
Maestros
por con-
trato
Maestros
Municipales
Cantidad
de Alum-
nos
DIVERSIFICADO
PRIVADO
------ 5 --------- 3
TOTALES 5 3
El Comité Nacional de Alfabetización (CONALFA) tie-
ne como finalidad disminuir el nivel de analfabetismo
en el país. Desde enero de 2005 la oficina de CONAL-
FA funciona en la municipalidad de San José La Ara-
da, la cual fue nombrada por el Lic. José Daniel Pérez
coordinador departamental del CONALFA en el de-
partamento de Chiquimula, contando también con el
apoyo del alcalde municipal Carlos Enrique Calderón
y Calderón, apoyando a la institución además con una
bodega para el almacenamiento del material didáctico.
Hasta la fecha se formaron 10 grupos de alfabetización
integrados por 25 participantes de 15 años en adelante,
distribuidos en las aldeas y centros de alfabetización.
No. COMUNIDAD
ALFABETIZADOR
(A)
NÚMERO DE
ALUMNOS
1 Barrio Nuevo,
San José La Arada
Wendy Mata Reyes 22
2 Tierra Colorada Rosa Mélida Espino 22
3 Aldea Saspán Elva Rutilia Díaz 22
4 Aldea El Rodeo Héctor Mata 22
5 Caserío El Carrizal Aura Migdalia Lázaro 22
6 Aldea La Joya Aura Sipac 22
7 Aldea Los Cimientos Wendy Singara 23
8 Aldea Los Cimientos Adilia Soto 22
9 Aldea La Torera Glendy Osorio 22
10 Aldea Santa Rosa Verónica Véliz 22
TOTAL 10 221
CONALFA les ha proporcionado a los mismos, mate-
rial didáctico como: libros de texto, cuadernos, lápices
y lapiceros. Además se han brindado capacitaciones a
los alfabetizadores en la cabecera departamental, con
viáticos pagados a cada uno u un estímulo de Q350.00
al mes.
Infraestructura Educación Área Rural
NIVEL TIPO LUGAR
Preprimario
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea Santa Rosa
Centro de Educación Inicial (PAIN) Aldea Tierra Colorada
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea El Rincón
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Caserío El Carrizal, Aldea Saspán
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea Saspán
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea Guacamayas
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea Los Cimientos
Escuela Oficial Parvularia (EOP) Aldea Cerro de Cal
39. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
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Primario
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea El Pedrero
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Rincón
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Caserío Plan Redondo, Aldea El
Rodeo
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Guacamayas
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Tashán
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Tontol
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Caserío El Carrizal, Aldea Saspán
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea El Rodeo
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea El Tambor
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea La Torera
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Tobar
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Tierra Colorada
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Cerro de Cal
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Los Encuentros
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea La Joya
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Los Cimientos
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Saspán
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Santa Rosa
Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) Aldea Granadillas
Básico Telesecundaria Aldea Los Cimientos
Telesecundaria Aldea Saspán
Telesecundaria Aldea Santa Rosa
Infraestructura Educación Área Urbana
NIVEL TIPO LUGAR
Pre-Primario
Escuela Oficial Parvularia (EOP)
“María Moscoso Espino)
San José La Arada
Centro de Educación Inicial (PAIN)
“Cantón Tamarindo”
San José La Arada
Colegio Privado Jardín Infantil “Mi
Mundo Encantado”
San José La Arada
Escuela de PRONADE Colonia Juan Bartnowski
Primario
Escuela Oficial Urbana Mixta
(EOUM) “María Moscoso Espino”
San José La Arada
Básico
Instituto Mixto de Educación Básica
por Cooperativa de Enseñanza
San José La Arada
Colegio Privado Mixto Josefino San José La Arada
Colegio Privado Mixto Josefino San José La Arada
Profesionalización
No existe un programa de profesionalización en el mu-
nicipio. Sin embargo el 03 de junio de 2002 con colabo-
ración de la Universidad Mariano Gálvez, se inició el
proyecto sobre Profesionalización Docente, orientado
al magisterio existente en el municipio; el mismo que
no se concluyó debido a que el Ministerio de Educa-
ción suspendió dicho proyecto temporalmente por los
siguientes motivos: el primero, los maestros adujo que
el Ministerio de Educación les había prometido que a
cambio de realizar dichos estudios les estarían propor-
cionando un bono incentivo a efecto les sirviera para
cubrir los gastos de su estudio, y no se les cumplió lo
prometido; la otra circunstancia que impidió se siguie-
ra con los estudios de profesionalización fue la huel-
ga realizada por el magisterio, misma que empezó en
el mes de enero y terminó en marzo del año dos mil
dos. De esa cuenta no pudo cubrirse todo el pensum
destinado a dicho programa, y solo se impartieron dos
semestres en los que se incluyen los siguientes cursos:
Contexto socio-cultural de Guatemala, Cultura e idio-
mas de Guatemala, Matemática, Lenguaje, Evaluación
Educativa, Psicopedagogía. Se desarrollan programas
de capacitación a docentes en cursos como Matemáti-
ca, Física, Idioma Español.
A nivel diversificado únicamente se tiene la carrera
de Perito Contador con Orientación en Computación,
proporcionada por el Colegio Privado Mixto Josefino.
- Potencialidades del Sector Educación
−− Población Escolar (1946) en todos los niveles
−− Existencia de 20 establecimientos educativos a
Nivel Primario.
40. MONOGRAFÍA MPIO. DE SAN JOSÉ LA ARADA R I C A R D O M O S C O S O
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−− Vías de acceso a comunidades
−− Recurso Humano (82 maestros disponibles)
−− Organización Comunitaria (23 Juntas Escolares)
−− Apoyo del gobierno municipal
−− Existencia de coordinación técnica administra-
tiva (CTA)
−− Existencia de Comité Nacional de Alfabetiza-
ción (CONALFA)
- Deficiencias en el Sector Educación
−− Inadecuada infraestructura en nivel medio
(Instituto Básico por Cooperativa, Cabecera
Municipal)
−− Descontextualización de los contenidos a nivel
primario en el municipio.
−− Limitado equipamiento en todos los niveles de
educación.
−− Inestabilidad laboral de maestros por contrato.
−− Escasas oportunidades para capacitación Téc-
nica al magisterio.
−− Escaso material didáctico para todos los nive-
les.
−− Baja cobertura en la educación física en el mu-
nicipio.
−− Bajos salarios del magisterio.
−− Deserción escolar en todo nivel.
−− Bajo presupuesto escolar para refacción escolar.
−− Inadecuados horarios para la alfabetización
−− Inestabilidad de autoridades educativas (su-
pervisión educativa)
−− Poca implementación de materiales para Tele-
secundaria.
El 18 de noviembre de 1966, se publicó en el diario ofi-
cial las tasas acordadas por la municipalidad y el Ins-
tituto de Fomento Municipal (INFOM) para el servicio
de agua potable en la cabecera. El acdo. gub. Del 16 de
mayo de 1974, publicado el 18 de junio de 1974, auto-
rizó a la municipalidad unos arbitrios. Cuenta con un
puesto de salud, con un instituto de Educación Básica
por Cooperativa, con teléfonos y con todos los servi-
cios que hacen de San José un pueblo progresista.