Este documento analiza desde una perspectiva microeconómica el posible impacto de una renta básica universal mediante el uso de gráficos. Explica que para la mayoría de trabajadores con ingresos medios o altos, una renta básica no los desincentivaría a trabajar. Solo podría ocurrir si la renta básica fuera muy elevada o si las personas tuvieran una fuerte preferencia por el ocio. También señala que una renta básica podría evitar que los trabajadores con bajos ingresos a
Desarrollo y Aplicación de la Administración por Valores
Microeconomía de la renta básica
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Juancarlos.aguado.franco@gmail.com @juancaraguado juancarlos.aguado @urjc.es
ANÁLISIS MICROECONÓMICO DE LA RENTA BÁSICA UNIVERSAL
En los últimos meses ha irrumpido con fuerza en el panorama político español un nuevo partido: Podemos. Una de sus principales propuestas es la de instaurar una renta básica universal. En este artículo voy a explicar desde un punto de vista microeconómico, con ayuda del análisis gráfico, algunos de los principales argumentos que se emplean en los debates tanto para apoyar esa propuesta como para criticarla.
Para ello partiremos de estudiar la elección renta-ocio del consumidor. Supongamos que podemos calcular el tiempo del que dispone una persona en un día, una vez que descontamos el tiempo que ha de dedicar a algunas actividades básicas como dormir, comer, asearse, etc.
Este tiempo restante, puede dedicarlo, en la medida que desee, a trabajar o a disfrutar del ocio. Este supuesto puede parecer chocante a muchas personas que tienen una jornada laboral rígida, sobre todo si las horas que trabajan no son las que desearían, y más chocante todavía resultará para quienes no son capaces de encontrar un empleo, especialmente en un momento tan duro como el que atraviesa el mercado laboral español.
Sin embargo, si lo pensamos un poco, observaremos que no es un supuesto tan descabellado. En efecto, un escritor puede dedicar más horas o menos a lo largo de un día a escribir un nuevo libro. Un pintor, un fontanero, un electricista, puede aceptar más encargos o menos; una asistenta puede limpiar en más casas o en menos; el dueño de un pequeño negocio puede abrir más horas o hacerlo durante un periodo de tiempo más reducido; hay personas que pueden hacer horas extraordinarias y otras acogerse a reducciones de jornada. Por supuesto, el mercado laboral no ofrece la misma flexibilidad para todos los trabajadores y las circunstancias varían en función del sector en el que se trabaje e incluso de la empresa considerada.
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Quienes se encuentran en una situación de desempleo, y quienes tienen un trabajo que no satisface sus expectativas, tienen la opción de buscar un empleo que sí que lo haga. Pueden buscar trabajo de forma activa o formarse para incrementar sus posibilidades de encontrar un empleo que les agrade más, tanto desde el punto de vista de la jornada laboral como de la remuneración que vayan a obtener. Obviamente, nadie puede asegurar que se vaya a conseguir, especialmente en unas circunstancias tan negativas como las actuales en España, pero se puede intentar o poner medios para que en el futuro las circunstancias sean diferentes.
Representaremos en un gráfico a continuación la relación existente entre el dinero que se obtiene como remuneración del trabajo y el ocio del cual disfrutamos.
La interpretación del gráfico es la siguiente: supongamos que este individuo cuenta por ejemplo con 14 horas disponibles una vez que hemos deducido el tiempo necesario para dormir, comer, asearse, etc., y que puede trabajar a un salario de 20 euros por hora. Si dedica todo su tiempo al ocio, no obtendrá ningún ingreso y se encontrará en el punto A. Por el contrario, si dedica todo su tiempo disponible a trabajar, tendrá mucho dinero (ganará 20·14 = 280 euros al día) y no podrá disfrutar de nada de ocio; se encontrará en el punto B. Entre medias, a lo largo de la recta, por supuesto, existen muchas posibilidades en las que se encontrarán la mayoría de los trabajadores; parte del tiempo lo dedicarán a trabajar y parte al ocio. En el punto C, por ejemplo, estamos suponiendo que trabaja 8 horas (por eso el ocio que le queda es de 6 horas). Obsérvese que, si el
dinero
ocio
A
B
280
160
14
6
C
trabajo
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ocio se mide de izquierda a derecha en el eje de abscisas, el trabajo se mide de derecha a izquierda, partiendo del punto que representa el hecho de dedicar todo el tiempo al ocio.
Si se produjera una variación en el salario por hora que percibe este trabajador, tendríamos un movimiento de esta recta pivotando sobre el punto de corte con el eje de abscisas como se muestra en el gráfico siguiente, en el que hemos incrementado el salario por hora hasta los 25 euros. De esta forma, en el punto B’ percibiría 350 euros diarios (el resultado de multiplicar 14 horas por 25 euros), y en el punto C’ ganaría 200 (8 horas por 25 euros).
La elección de cuántas horas trabajar la tomará cada individuo en función de sus preferencias –recordemos que estamos bajo el supuesto, como explicamos al principio, de que cada trabajador puede decidir su jornada laboral-. En microeconomía utilizamos las “curvas de indiferencia” para explicar las elecciones de un consumidor entre distintos bienes. Aquí, emplearemos unas “curvas de indiferencia” especiales, entre dinero y ocio, que reflejarán las preferencias personales entre ambos bienes. Lógicamente, las preferencias son muy diferentes entre los distintos individuos y unos somos más trabajadores y otros lo son menos.
dinero
ocio
A
B’
280
200
14
6
C’
trabajo
350
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Como conocemos por el estudio del equilibrio del consumidor, éste se encontrará en equilibrio, maximizando su nivel de bienestar, en el punto en el que la curva de indiferencia sea tangente a la recta. (Si se necesitan repasar estos conceptos, recomiendo visitar mis vídeos en youtube donde lo explico: http://youtu.be/xBJjNjYctEE y http://youtu.be/LBPICnf3d_0).
Conocido todo esto, nos podemos preguntar ¿qué efecto tendrá sobre las decisiones de este trabajador el hecho de que se fijara una renta básica universal?
Para dar respuesta a esta pregunta, en primer lugar debemos saber qué se entiende en este contexto por una renta básica universal. Y la propuesta, a día de hoy, y en mi opinión, no está clara. ¿Consiste en dar a cada ciudadano una cantidad de dinero – pongamos por ejemplo 600 euros mensuales- con independencia de cuáles sean sus circunstancias económicas personales, o se trata de garantizar 600 euros a quienes tengan ingresos inferiores a esa cantidad –ya sea porque sus ingresos sean menores o porque estén en paro y no cobren nada-?
Parece, por las últimas declaraciones realizadas por los dirigentes de Podemos, que el enfoque actual que manejan es este último, en línea con lo que algunos denominan impuesto negativo de la renta.
Si esto es así, si se trata de garantizar un ingreso mínimo a quienes no lleguen a obtener esa cantidad de dinero, porque ingresen menos o simplemente porque carezcan de ingresos, la gráfica quedaría de la forma siguiente:
dinero
ocio
A
B
280
160
14
6
C
trabajo
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Para construir este gráfico, he tenido en cuenta en que 600 euros mensuales equivalen a 20 euros diarios, que es el valor que he representado en el eje de ordenadas. Así, la recta roja que muestra las distintas combinaciones de dinero y ocio entre las que el trabajador puede optar resulta estar quebrada, de forma que si sus ingresos fueran menores a 20 euros diarios se le garantizaría percibir esa cantidad.
La pregunta entonces será la siguiente: ¿afectará esa renta mínima al comportamiento del trabajador? La respuesta, para el caso que estamos representando, es clara: no. Seguirá trabajando sus ocho horas y percibiendo sus 160 euros diarios (lo que, en un cómputo de unos 20 días laborables al mes, representa un salario de 3200 euros mensuales. Si al lector le parecen unas retribuciones muy elevadas, puede considerar que están expresadas en términos brutos, o simplemente puede optar por dividir estas cifras por dos ó por tres; el análisis no se vería en absoluto alterado).
Un argumento que se utiliza en ocasiones para criticar la propuesta de la renta básica es el coste que supondría para las arcas públicas esta medida, y el coste de oportunidad de utilizar el dinero para otros fines. No es el objeto de este artículo valorar qué cuantía supondría ni de dónde se podría sacar ese dinero. El segundo argumento es que podría ser una medida desincentivadora del trabajo: si me van a dar dinero aunque no haga nada, ¿para qué voy a trabajar?
En el gráfico anterior hemos visto que ese razonamiento sería erróneo para ese trabajador. Pero, ¿qué factores podrían hacer que efectivamente tuviera ese impacto negativo?
Son dos: en primer lugar, que la renta que se garantizara fuera suficientemente elevada.
dinero
ocio
A
B
280
160
14
6
C
trabajo
20
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En este gráfico hemos supuesto que al trabajador se le garantizasen 100 euros diarios (20 días laborables supondrían 2000 euros) por lo que la recta roja se quebraría antes. En esta ocasión, podría alcanzar una curva de indiferencia más alejada del origen de coordenadas, que le proporcionaría un mayor nivel de bienestar, en el punto D: sin trabajar.
El segundo motivo por el que la renta básica universal entendida como aquí la estamos interpretando, pudiera ser desincentivadora del trabajo, sería por la forma de las curvas de indiferencia.
En efecto, si las curvas de indiferencia fueran muy verticales –mostrando por consiguiente una alta predilección por el ocio frente al dinero que se puede obtener como consecuencia del trabajo-, podría darse el caso de que hubiera personas que decidieran no trabajar, como vamos a ver en el gráfico siguiente. En este caso, se pasaría por ejemplo del punto E, correspondiente a una baja remuneración debido a que se trabajan pocas horas, al punto A, en el que se percibiría la renta básica sin trabajar. Pero con este tipo de curvas de indiferencia, hasta el trabajador que consideramos anteriormente –que tenía un elevado nivel de ingresos y se encontraba en el punto C-, estaría mejor en el punto E y aún mejor en el punto A; si eso fuera así, prácticamente nadie trabajaría.
dinero
ocio
A
B
280
160
14
6
C
trabajo
100
D
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Queda finalmente por considerar la situación de las personas que obtienen una remuneración muy baja como contraprestación por su trabajo. En el gráfico siguiente podemos ver un trabajador que cobra por hora la mitad de lo que hemos considerado en los gráficos precedentes. En casos así, aun cuando tuviera unas curvas de indiferencia muy horizontales, mostrando una alta indiferencia por el ocio frente a algo que le importaría más que es el trabajo, vemos que le podría resultar completamente indiferente situarse en el punto A que en el F; le daría igual trabajar 8 h. que ninguna.
dinero
ocio
A
B
280
160
14
6
C
trabajo
20
E
dinero
ocio
A
B
140
14
6
trabajo
20
F
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En conclusión, basándonos en el análisis gráfico realizado en las páginas precedentes, y sin haber realizado ninguna contrastación empírica con datos estadísticos, podemos decir que la instauración de una renta básica universal no tendría por lo general efectos negativos sobre el trabajo de las personas que perciben unas rentas medias o altas; alguien que cobre 2000 ó 4000 euros al mes y que lleve un ritmo de vida en consonancia con sus ingresos, raramente va a renunciar a trabajar por percibir tan solo 600.
En segundo lugar, el hecho de considerar que los trabajadores son en general unos perezosos que preferirían quedarse en casa cobrando un subsidio antes que ir a trabajar parece poco plausible, pues la existencia de curvas de indiferencia muy verticales en consonancia con ese supuesto podría desincentivar el trabajo de personas con muy distintos ingresos y muy diferente predisposición hacia el trabajo. Solo en el supuesto muy improbable de establecerse una renta básica muy elevada podría producirse un efecto disuasorio sobre el trabajo.
Finalmente, la existencia de ese colchón que representaría la renta básica propiciaría que los trabajadores que perciben bajos ingresos o que se encuentran en situación de desempleo no se viesen obligados a aceptar condiciones laborales y salariales muy adversas.