Es claro que los mecanismos de supervivencia que tienen los diversos animales producto de su evolución, fascinan al mundo de la ciencia hasta el punto de querer emplearlos para el beneficio del ser humano. Sin embargo, detrás de la obtención de dichos usufructos se esconden prácticas de abuso animal, piratería y corrupción.
Cuando a la bioprospección con animales “se le va la mano”
1. Cuando a la bioprospección con animales “se le va la mano”
Juan Pablo Ramírez Galvis. Especialista en gestión ambiental globussltda@gmail.com
ORCID: 0000-0002-1947-5589
1. Introducción
Es claro que los mecanismos de supervivencia que tienen los diversos animales producto de su
evolución, fascinan al mundo de la ciencia hasta el punto de querer emplearlos para el beneficio
del ser humano. Ejemplo de ello, son los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga
comúnmente conocidos como omega 3 y que incluyen el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido
eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA); los dos últimos de procedencia
animal como en peces y mariscos (Valenzuela, Tapia, Gonzalez, & Valenzuela, 2011).
Sin embargo, detrás de la obtención de dichos beneficios se esconden prácticas de abuso animal,
piratería y corrupción. Un caso ilustrativo, es el de las practicas indiscriminadas y sanguinarias
que se dan en aguas internacionales para cazar a los tiburones y obtener sus aletas, aduciendo que
tienen propiedades antiinflamatorias, analgésicas, inmunoestimulantes y reductoras de la
actividad tumoral.
Figura 1. Tiburón mutilado por sus aletas y arrojado al mar. Fuente: Youtube https://youtu.be/DhVptSEzAu8
¿Vale la pena generar medicamentos, cuando a estos especímenes se les desmiembra vivos y
luego son arrojados agonizantes de nuevo al mar hasta que se ahogan o hasta que otros
organismos atraídos por la sangre se los devoran?
2. ¿Qué hay de la publicidad alrededor de estos productos que los promueven como una panacea?
Otro caso importante, es el maltrato animal que se presenta al interior de algunos centros de
investigación (como el ya denunciado laboratorio de farmacología y toxicología en Hamburgo,
Alemania) en donde se abusa de los especímenes para realizar pruebas científicas en ellos. Es
posible apreciar perros, gatos y simios enjaulados en pésimas condiciones, sometidos con
mordazas en el cuello y manos, subyugados a torturas constantes, viviendo moribundos entre
charcos de sangre y en algunos casos, exhibidos como cadáveres colgantes (La Vanguardia,
2019).
Figura 2. Beagle en condiciones deplorables dentro del laboratorio de farmacología y toxicología en Hamburgo,
Alemania. Fuente: Youtube https://youtu.be/MSmAEPD86KM
Y la lista que sigue es interminable: ballenas, tortugas, pangolines, iguanas…
2. Discusión
Es evidente el poco respeto que se le da a la vida, cuando se degradan las condiciones de ser
orgánico sensitivo a insumo para la industria biotecnológica o de consumo. De igual manera, a
las personas que se manifiestan contra este tipo de despotismos se les atribuyen cualidades de
manifestantes paranoicos ambientalistas. Todo es una cortina de humo en donde prima el
bienestar económico en un modelo que se diseñó para la manipulación de las masas, encerrando
innumerables ambigüedades en modelos matemáticos que impresionaron a empresas y gobiernos
desde las épocas de Adam Smith, David Ricardo y John Maynard Keynes (siglo XVIII en
adelante).
3. No acuso de incorrectos a estos modelos, pero si están viciados por el contexto industrial
anexando apenas tangencialmente los postulados de la bioética en apenas unas cuantas letras
pequeñas, como dando cumplimiento mínimo a ciertos requerimientos de licenciamiento para
proceder con la cadena de producción. Es importante entonces, entender que la economía como
ciencia social debe contemplar holísticamente las implicaciones en la trama de la vida más allá de
los modelos econométricos que prometen a los gobiernos y empresarios de turno, una
optimización de las cuentas nacionales como el PIB, la inflación, el desempleo y la pobreza.
Todos somos agentes de un metabolismo colectivo que se da al interior del planeta Tierra, donde
la existencia de jerarquías naturales no se pueden interpretar como relaciones de poder sino de
dinamismo ecosistémico (ningún elemento es más importante que el otro, todos tienen su
propósito) (Bejan, 2016). Así, quien le ha dado mayor valor a la vida de un humano que a la de
un animal, es el humano mismo.
3. Conclusiones
Para finalizar esta reflexión bioética, insto a que se tengan en cuenta las siguientes
consideraciones:
Es necesario replantear los modelos económicos desde sus bases incluyendo las
directrices bioéticas y no como tratando de “maquillar” las falencias de las viejas
propuestas. Personas como Gunter Pauli han descrito alternativas viables, que respetan los
conocimientos ancestrales y los ciclos naturales, como “La economía azul” que son
dignas de ser tenidas en cuenta.
Del mismo modo, considero que los ecosellos regulados por la ISO 14020 deberían
constituir mayor obligatoriedad pues una forma de frenar con los abusos hacia los
animales es el poner freno desde el consumo consciente de bienes y servicios.
Además, afianzar las estrategias contra el “green washing” dado que hay una tendencia de
las marcas a realizar promoción de sus productos como los más saludables,
biodegradables, amigables con el medio ambiente, etc., cuando en muchos casos detrás de
bambalinas se están cometiendo acciones reprochables de maltrato animal.
4. 4. Trabajos citados
Bejan, A. (2016). The Physics of Life: The Evolution of Everything. New York: St. Martin's
Press.
La Vanguardia. (Octubre de 2019). Un vídeo muestra el terrible maltrato animal en un
laboratorio alemán. Obtenido de
https://www.lavanguardia.com/natural/20191016/471026656530/video-maltrato-animal-
laboratorio-aleman-denuncia-asociacion-protectora-video-seo-ext.html
Valenzuela, R., Tapia, G., Gonzalez, M., & Valenzuela, A. (2011). Ácidos grasos omega-3 (epa y
dha) y su aplicación en diversas situaciones clínicas. Revista Chilena de Nutrición, 356-
367.