2. La filosofía presocrática es el período de la historia de la filosofía griega que se
extiende desde el comienzo mismo de ésta, con Tales de Mileto (nacido en el
siglo VII a. C.), hasta las últimas manifestaciones del pensamiento griego no
influidas por el pensamiento de Sócrates, aún cuando sean cronológicamente
posteriores a él. Tales y los filósofos griegos posteriores a él se incluyen dentro
de los llamados «presocráticos» hasta la época de Platón, cuyas obras más
importantes corresponden a la primera mitad del siglo IV a. C. y afirman estar
basadas directamente en las enseñanzas de Sócrates.
La obra de estos pensadores antiguos no nos ha llegado sino fragmentariamente,
en citas de autores posteriores, por lo que el estudio de sus doctrinas debe
tener presente constantemente la forma de transmisión textual y la valoración
de las fuentes.
3. Tales de Mileto (en griego, Θαλῆς ὁ Μιλήσιος)
(c. 625/4 a. C.-c. 547/6 a. C.)1 fue un
filósofo y científico griego. Nació y murió en
Mileto, polis griega de la costa Jonia (hoy en
Turquía). Fue el iniciador de la escuela
filosófica milesia a la que pertenecen
también Anaximandro (su discípulo) y
Anaxímenes (discípulo del anterior). En la
antigüedad se le consideraba uno de los
Siete Sabios de Grecia. No se conserva
ningún fragmento suyo y es probable que no
dejara ningún escrito a su muerte. Se le
atribuyen desde el s. V a.C. importantes
aportaciones en el terreno de la filosofía, las
matemáticas, astronomía, física etc., así
como En cuanto al alma, la considera como
dadora de vida, movimiento y divina. Como en
la época en la que vive, todavía no se
diferenciaba entre seres vivientes y no
vivientes.
Tales atribuye vida al agua, porque
como el agua se mueve sola (véanse los
mares o los ríos), esta debe tener alma,
puesto que el alma es lo que hace
moverse las cosas. Y también es divina
(esta llena de dioses) porque el alma es
divina para él. Así por lo tanto, el agua
para Tales es, el origen de todo, esta
llena de dioses y tiene vida propia. Y de
forma parecida, que con el agua, razona
para con las piedras imán.
4. Anaxímenes de Mileto (en griego Αναξιμένης)
(ca. 585 a. C. – 524 a. C.)1 fue un filósofo
griego. Nació en Mileto. Fue discípulo de Tales
y de Anaximandro, coincidiendo con él en que
el principio de todas las cosas (y también el
substrato que permanece invariable ante
todos los cambios y el fin, o "telos" al que todo
vuelve) — arkhé/arjhé/arjé/arché— es
infinito; aunque, a diferencia del ápeiron de su
mentor, nos habla de un elemento concreto: el
aire. Se opone a Anaximandro y a Tales de
Mileto en cuanto a la determinación del primer
principio o "arjé" que Anaxímenes considera
ser el aire. Probablemente haya tomado esta
elección a partir de la experiencia, influyendo
la observación de los seres vivos y la
importancia del fenómeno de la respiración; en
cuanto toma como "arjé" un elemento
particular, su pensamiento supone un
retroceso con respecto a Anaximandro; pero
Anaxímenes nos ofrece un mecanismo de
explicación de la generación de las cosas a
partir de otro elemento distinto de ellas: ese
mecanismo de generación se apoya en las
nociones de "condensación" y "rarefacción".
5. Anaxágoras (en griego Αναξαγόρας)
(500 - 428 a. C.) fue un filósofo
presocrático que introdujo la noción de
nous (νοῦς, mente o pensamiento) como
elemento fundamental de su concepción
física. Anaxágoras (en griego
Αναξαγόρας) (500 - 428 a. C.) fue un
filósofo presocrático que introdujo la
noción de nous (νοῦς, mente o
pensamiento) como elemento
fundamental de su concepción física.
Para explicar la pluralidad de objetos
en el mundo dotados de cualidades
diferentes, recurre a la suposición de
que todas las cosas estarían formadas
por partículas elementales, que llama
con el nombre de "semillas" (spermata,
en griego).
Más tarde Aristóteles llama a estas partículas
coAnaxágoras concibe el nous como origen del
universo y causa de la existencia, pero a la vez
trata de explicarse y llama a encontrar las
cosas cotidianas de lo que ocurre en el mundo.
Por otro lado, hizo formar parte de su
explicación de la realidad al concepto de nous,
inteligencia, la cual, siendo un «fluido»
extremadamente sutil, se filtra por entre los
recovecos de la materia, a la que anima con su
movimiento. n el nombre de homeomerías
(partes semejantes).
6. Heráclito de Éfeso (en griego: Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος Herákleitos ho Ephésios),
conocido también como «El Oscuro de Éfeso»,2 fue un filósofo griego. Nació
hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de
la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás
filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en
gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores
- Para Heráclito, este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en un sentido
literal, pues es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El
principio del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se
encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura
de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas.
7. Parménides de Elea (en griego Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης) fue
un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C.* 1
en la ciudad de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia
(Italia).
Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en
verso épico del cual nos han llegado únicamente algunos
fragmentos conservados en citas de otros autores. Los
especialistas consideran que la integridad de lo que
conservamos es notablemente mayor en comparación con lo
que nos ha llegado de las obras de casi todos los restantes
filósofos presocráticos, y por ello su doctrina puede ser
reconstruida con mayor precisión.
Por lo que podemos deducir a partir de los testimonios
conservados, el poema de Parménides representa una
revelación divina dividida en dos partes:
La vía de la verdad, donde se ocupa de «lo que es» o «ente»,
y expone varios argumentos que demuestran sus atributos:
es ajeno a la generación y la corrupción y por lo tanto es
inengendrado e indestructible, es lo único que
verdaderamente existe —con lo que niega la existencia de
la nada— es homogéneo, inmóvil y perfecto.
8. Anaximandro de Mileto (en griego antiguo
Ἀναξίμανδρος; Mileto, Jonia; c. 610 a. C.-c. 546 a. C.)
fue un filósofo jonio considerado el primer
científico, al usar la experimentación como método
demostrativo.1 2 Discípulo y continuador de Tales,
compañero y maestro de Anaxímenes;se le atribuye
sólo un libro, que es sobre la naturaleza, pero su
palabra llega a la actualidad mediante comentarios
doxográficos de otros autoresLa respuesta dada por
Anaximandro a la cuestión del arché puede
considerarse un paso adelante respecto a Tales (del
que Anaximandro probablemente fue discípulo). El
arché es ahora lo ápeiron (de a: partícula privativa; y
peras:, ‘límite, perímetro’), es decir, lo
indeterminado, lo ilimitado, que es precisamente,
según hemos dicho, el concepto de lo que vamos
buscando.
El principio (arjé) de todas las cosas es lo
indeterminado ápeiron. Ahora bien, allí mismo donde
hay generación para las cosas, allí se produce
también la destrucción, según la necesidad; en
efecto, pagan las culpas unas a otras y la reparación
de la injusticia, según el orden del tiempo.
9. Pitágoras de Samos (en griego antiguo Πυθαγόρας) (ca.
569 a. C. – ca. 475 a. C.1 ) fue un filósofo y matemático
griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó
de manera significativa en el avance de la matemática
helénica, la geometría y la aritmética, derivadas
particularmente de las relaciones numéricas, y aplicadas
por ejemplo a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la
música o a la astronomía. Es el fundador de la Hermandad
Pitagórica, una sociedad que, si bien era de naturaleza
predominantemente religiosa, se interesaba también en
medicina, cosmología, filosofía, ética y política, entre otras
disciplinas. El pitagorismo formuló principios que influyeron
tanto en Platón como en Aristóteles y, de manera más
general, en el posterior desarrollo de la matemática y en la
filosofía racional en OccidenteLa «ciencia matemática»
practicada por Pitágoras y los matematikoi difiere del
tratamiento de esta ciencia que se lleva a cabo en
universidades o instituciones modernas. Los pitagóricos no
estaban interesados en «formular o resolver problemas
matemáticos», ni existían para ellos «problemas abiertos»
en el sentido tradicional del término. El interés de
Pitágoras era el de «los principios» de la matemática, «el
concepto de número», «el concepto de triángulo» (u otras
figuras geométricas) y la idea abstracta de «prueba».
Como señala Brumbaugh.