El documento discute el rol de la mujer en la iglesia según la Biblia. Menciona que aunque la iglesia a menudo va a la vanguardia, muchas discriminan a las mujeres en posiciones de liderazgo. La Biblia muestra que las mujeres pueden servir como diaconisas, profetas, maestras y ayudar en otras formas. Algunos pasajes bíblicos deben interpretarse en su contexto histórico y cultural en lugar de usarlos para limitar el papel de la mujer.
2. ¿Qué posiciones ministeriales
puede la mujer ocupar en la iglesia
de acuerdo con la Biblia?
¿Cuál debe ser la participación de
la mujer en las reuniones de la
iglesia?
3. Los prejuicios se cultivan
Los prejuicios no son nuevos, cambian los rostros y los
idiomas, pero los contenidos sesgados siguen siendo los
mismos.
Estos argumentos no se sostienen en el análisis de una
hermenéutica bíblica sana y correcta. Pero sirven de
fundamento para seguir infantilizando y manipulando a la
mujer cristiana.
La gran paradoja
La iglesia va generalmente, a la vanguardia, no entendiendo
su misión liberadora. En nuestra sociedad muchas mujeres
sirven como: Presidentas, gobernadoras, senadoras,
alcaldesas, rectoras de universidades, generales de ejército,
gerentes de empresas multinacionales, etc.
4. La gran paradoja
La mujer ha demostrado ser capaz de participar en la
exploración espacial, en la medicina, en el atletismo,
en la política, en los negocios, en prácticamente en
todo. Sin embargo, en la mayoría de las iglesias se les
sigue negando el rol pastoral.
El resultado es:
–El mundo nos mira como ignorantes, insensibles,
injustos e irrelevantes. Perdemos cada vez más
jóvenes y profesionales jóvenes que no entienden la
discriminación en las iglesias cristianas.
5. Privilegios y responsabilidades
Diaconisa.
Aunque parece que la diaconía es un rol solamente para hombres (1 Ti.
2:11-13) encontramos: “…nuestra hermana Febe, diaconisa de la
iglesia” (Ro. 16:1). La palabra para “diaconisa” indica la idea de “sierva”
o ayudante de otros en necesidades (Ro. 16:2)
1 Timoteo 3:11
Muchos exegetas deducen que Pablo se referia a las mujeres
diaconisas; y dan razón, porque Pablo, no dice: “sus mujeres…”, estas
exhortaciones eran referidas a las personas que ejercen cargos en la
iglesia.
6. Profeta.
En ambos testamentos hay referencias de
mujeres como profetas: “…una profetisa
llamada Débora” (Jue. 4:); “una profetisa,
Ana” (Lc. 2:36); “Felipe el evangelista… tenía
cuatro hijas solteras que profetizaban” (Hch.
21:8-9). Es probable que el oficio de profeta
hoy esté cumplido en la persona que predica
la Palabra. Esto implica que a veces es
válido a la mujer dar un mensaje público.
Aunque normalmente es la responsabilidad
del varón (1 Ti. 3:1-2)
7. Mujeres útiles a Israel
A pesar de desarrollarse en una cultura
patriarcal, aquí aparecen dos mujeres
valientes que ocupan un lugar especial
en el salón de la fama de Israel: Débora
y Jael. Débora se distinguió como una
verdadera juez en Israel.
(Jue. 4:) Su sala de audiencias era debajo
de una palmera. Cuando le tocó
defender a Israel en el campo de batalla,
no vaciló y puso en vergüenza a Barac.
8. Mujeres útiles a Israel
(Jue. 4:21): Jael, aunque no peleó, ganó para Israel una
batalla decisiva matando al general Sísara.
Ana, la Profetisa. Simeón, el anciano, no es el único
testigo. Aquí tenemos a una mujer
que tiene mas de cien años de edad. Había vivido como
esposa siete años, y ahora tenía de viuda 84 años. de la
muerte de su marido se dedicó exclusivamente al servicio
de Dios en el templo. Gran gozo le viene en su vejez.
9. Maestras del bien
Pablo da un ejemplo de este rol: “A las
ancianas… Deben enseñar lo bueno y
aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos
y a sus hijos, a ser sensatas y puras,
cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas
a sus esposos, para que no se hable mal de
la palabra de Dios” (Tit. 2:3-5). El servicio
didáctico de la mujer, usualmente entre
otras mujeres, jóvenes y niños es esencial
para el bien de la iglesia.
10. Fortalecedora de la obra.
(Ayuda idónea, Misionera,
Discípula)
Especialmente la mujer ministra en la iglesia para
soportar y proveer a otros. Esto ha sido desde la
creación: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy
a hacerle una ayuda adecuada” (Gn. 2:18) y ha
persistido en la obra de parejas en la iglesia: “Priscila
y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús”
(Ro. 16:3). Siempre es mencionada primero que su
esposo, una forma antigua de reconocer su liderazgo.
Muchos varones de hoy están inseguros de sus dones,
por eso no le dan lugar a más mujeres. Es notable que
Cristo y los apóstoles recibían apoyo esencial de
mujeres: “Juana… Susana y muchas más que los
ayudaban” (Lc. 8:3).
11. Poderosa Influencia
Ester Aunque no ocupó una posición de autoridad religiosa,
su vida demuestra que Dios puede utilizar a la mujer en
puestos de influencia.
Actuó como intercesora y liberadora del pueblo de Israel.
Las palabras de Mardoqueo aún resuenan para ella y todas
las mujeres que tienen un momento para obrar: “Porque si
callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación
vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa
de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has
llegado al reino?” (Ester 4:14). Muchas mujeres, que tienen
la posibilidad de actuar como Ester, luchan contra la
discriminación y la descalificación. En realidad, muchos
prefieren verlas calladas.
12. Riesgos
1. Que quiere tener mas autoridad que el
hombre. (Pastor, líder, esposo, etc.).
2. Vanagloria
3. Que ande en desorden y quiera autoridad
4. Sea mal ejemplo para otras mujeres, jóvenes,
etc.
5. Mala influencia para los que le rodean
13. 1 Cor. 14:34-36
Pablo amonesta a las mujeres a guardar silencio a las iglesias. Esto
debe ser interpretado a luz de la situación histórica. Las mujeres
cristianas de corinto se estaban gloriando en su libertad
recientemente encontrada y se estaban portando como un niño con
un juguete nuevo. Estaban trastornando los cultos de la iglesia, al
hablar en voz alta. Pablo les indica que hagan sus preguntas en la
casa, no en los cultos públicos. El ultimo versículo resume el énfasis
general del apóstol, “Hágase todo decentemente y con orden”.
14. 1 Ti 2:12-14
Se escribió desde un trasfondo judío. No ha habido nunca una nación
que diera a las mujeres un lugar más importante en el hogar y en la
familia que los judíos; pero oficialmente la posición de la mujer era muy
inferior. Para la ley judía no era una persona sino una cosa; estaba
totalmente a disposición de su padre o de su marido. Se le prohibía
aprender la Ley; el instruir a una mujer en la Ley era echar perlas a los
puercos. Las mujeres no tomaban parte en el culto de la sinagoga;
estaban encerradas aparte en una sección de la sinagoga, como si
dijéramos en «el gallinero» donde no se las podía ver. Un hombre iba a
la sinagoga para aprender; pero, como mucho, una mujer iba para oír.
La lección de la escritura la leían en la sinagoga los miembros de la
congregación; pero nunca mujeres, porque eso habría sido «quitarle
honor a la congregación.»
1 Ti 2:12-14
15. 1 Ti 2:12-14
Se escribió desde un trasfondo griego. El trasfondo griego ponía las cosas
doblemente difíciles. El lugar de la mujer en la religión griega era bajo. El
Templo de Afrodita en Corinto tenía mil sacerdotisas que eran
prostitutas sagradas, y todas las tardes cumplían su función en las calles
de la ciudad. El Templo de Diana en Éfeso tenía centenares de
sacerdotisas que se llamaban melissae, que quiere decir abejas, cuya
función era la misma. Una mujer griega respetable llevaba una vida muy
recluida. Vivía en una parte de la casa a la que no accedía nada más que
su marido. No estaba presente ni en las comidas. Nunca se la veía sola
en la calle; nunca asistía a ninguna reunión pública. El hecho es que si en
un pueblo griego las mujeres cristianas hubieran tomado una parte
activa y hubieran hecho uso de la palabra, la Iglesia habría ganado
inevitablemente la reputación de ser una guarida de mujeres livianas.
16. 1 Ti 2:12-14
• Pero es mucho más probable que el sentido sea mucho más
sencillo; y que aquí se quiera decir que las mujeres encontrarán la
salvación, no en hablar en las reuniones, sino en la maternidad, que es
su corona. Aparte de todos los otros sentidos posibles, la mujer es la
reina del hogar. No debemos leer este pasaje como una barrera para el
trabajo de las mujeres en la Iglesia, sino a la luz de su trasfondo judío y
griego. Y debemos buscar el punto de vista permanente de Pablo en el
pasaje en que nos dice que las diferencias se han borrado, y que
hombres y mujeres, esclavos y libres, judíos y gentiles, son todos
igualmente elegibles en el servicio de Cristo. (Gal. 3:28). En Cristo se
borran en la Iglesia las diferencias de lugar y honor y cargos.