1. El Conocimiento Libre y el Proyecto Nacional y Popular
Hasta aquí, hemos visto cuáles aspectos técnicos o tecnológicos diferencian al
Software Libre del Software Propietario. Esperamos haber dejado en claro
que,mientras el modelo de licencias propietarias apunta a la concentración en pocas
manos de la industria del software, favoreciendo la conformación de monopolios que
imponen sus formatos hasta alcanzar una posición dominante en el mercado y
generando una situación de dependencia que vulnera el derecho de los usuarios al
libre acceso a la información, la comunicación, la cultura y el conocimiento, el
Software Libre propone una alternativa socialmente justa, económicamente libre
y políticamente soberana.
Para explicarlo mejor, vamos a apoyarnos en la clase magistral brindada en el IFFPP
por elcompañero Javier Castrillo, titulada “El Software Libre y las Tres Banderas
del Peronismo”, que pueden ver completa en su blog, y dice, resumidamente, lo que
sigue:
“Comenzaré por el concepto de Socialmente Justa y por qué el software libre se
hermana con el Justicialismo en pos de este objetivo: si el software y su código fuente
no están al alcance de todos y todas, la famosa brecha tecnológica será cada vez más
grande. Debe garantizarse que cada individuo, sin importar su edad, sexo, ocupación
o sector social; tenga acceso al software, y pueda estudiarlo, modificarlo, adaptarlo y
distribuirlo. Es muy común la refutación gorila de “¿Para qué quiere un
abuelo/niño/ama de casa/etc el acceso al código si para entender eso hay que ser
programador?” Justamente, existen programadores en todos los sectores y todas las
franjas etáreas. Y si no tuvieren ganas, intención o conocimiento suficiente, es muy
diferente el “no querer” al “que no se pueda”. ¿Con qué derecho prohiben algo
sosteniendo que lo hacen porque no puedo acceder a eso? ¿Desde qué lugar?
El acceso a una computadora, sea por una erogación económica familiar o desde
programas estatales como el de los jubilados o el Conectar Igualdad; no es condición
suficiente para reducir la brecha digital. Una computadora tiene dos partes
fundamentales, cada una de las cuales no sirve de nada sin la otra. Cualquiera que
haya tenido una sola clase de computación en su vida, sabe que una computadora se
compone de una parte que se llama hardware y otra que se llama software. Y si esa
parte que se llama software es obra de una corporación, estamos llevando su dominio
hasta las casas mismas de nuestros hijos. Es decir, que estamos ayudando a la
penetración de ese monopolio desde las propias políticas, y con dinero público.
Afortunadamente, las computadoras de Conectar Igualdad tienen, al menos, una
2. partición con Software Libre, que debemos potenciar con actividades, capacitación a
docentes y capacitadores para que sea cada vez más usada por nuestros pibes, y sean
educados con herramientas *libres*. Se está haciendo, pero no basta aún. Las
corporaciones ponen millones en publicidad, cursos, viajes, lobbies, regalos, aulas y
laboratorios enteros para universidades y colegios. Nosotros tenemos nuestra
militancia.
Cuando nuestros estudiantes usan herramientas libres, las posibilidades de creación,
el techo, son virtualmente infinitas. El uso sin riesgos, sin miedos, la investigación, la
curiosidad, la inventiva de los estudiantes sube el listón de manera constante. No
existe en un aula el “no se puede hacer”, el “reiniciá a ver qué pasa” o “necesitás la
próxima versión de tal programa porque esta no lo trae”. Sino que el “se puede”,
“vamos a estudiarlo juntos y lo modificamos”, “nos juntamos con el profe y lo
aprendemos todos juntos” son las frases que más se escuchan en el aula.
Evidentemente estas cuestiones, someras en el marco de una presentación, son ya
decisivas para una elección de uso en la escuela pública. Solamente un interesado
comercialmente puede sostener la dicotomía eligiendo por los productos privativos.
Actividades transversales que comulgan con los principios justicialistas y del software
libre, como el compañerismo, que se manifiesta en el compartir, en el trabajar juntos
en un proyecto comunitario, en el devolver a la comunidad lo aprendido, a escribir y
publicar un tutorial para que otro aprenda lo que a mí me costó mucho encontrar, etc.
Todas estrategias de trabajo escolar que fortalecen los contenidos actitudinales, en
plena corcondancia con las herramientas y materiales usados. No hay conflicto sino
coherencia institucional.
Económicamente libre
Lamentablemente muchos organismos públicos disponen de aplicativos que
solamente corren en sistemas window$, por ejemplo la Página de la AFIP solo puede
verse en Internet Explorer, el SIAP corre solamente en window$ y la Cédula Escolar
que es la herramienta de gestión escolar que provee la Dirección General de Cultura y
Educación también son privativas de sistemas de Micro$oft. Ello implica que todos los
contribuyentes, monotributistas, escuelas, alumnos, directivos, etc son rehenes de
una corporación, que cobra costosísimas licencias que el estado debe afrontar
puntualmente, y ese enorme gasto puede ser usado de infinitas maneras antes de
regalárselo a las corporaciones. Y digo regalar, ya que el pago de la licencia no implica
su posesión, sino un “permiso de uso mas no de investigación sobre el programa”. En
mi caso, como docente y coordinador de una escuela, desarrollé una aplicación libre
(Sancabase) que está disponible para administrar Centros de Formación Profesional,
así no dependemos de la Cédula Escolar.
3. La educación pública, inversión básica, basal y prioritaria de estas políticas
refundacionales del Justicialismo del 2003 a la fecha, debe usar software libre. El uso
de software privativo mete a los monopolios y corporaciones en algo que no debe ser
un negocio privado, sino una política de estado, que formará a nuestros hombres de la
próxima década. Así las corporaciones regalen el software a las escuelas implica una
concesión muy peligrosa. ¿Si Clarín pasara a regalar su diario, sería bueno para la
sociedad? ¿O simplemente sería una penetración cultural irrefrenable, mucho más
costosa que el precio de tapa de un ejemplar? El tema no es económico, sino político.
En el menemismo, fue trágicamente famoso un escandaloso acuerdo con Siemens
para renovar los DNI en todo el país. Más allá de la barbaridad de dar a una
corporación extranjera los datos biométricos de todos los ciudadanos(!) el precio que
se pagaba era exhorbitante. Hoy, el nuevo DNI que la Presidenta Cristina ha lanzado,
con un trámite rápido, ágil y económico, cuidando los datos manteniéndolos en
nuestras bases, y sobre todo *usando software desarrollado localmente* muestran que
es posible pensar en desarrollar aplicaciones complejas y específicas favoreciendo la
industria local y las ciencias en nuestra querida Argentina.
Allí tenemos una “licencia” de window$, ni siquiera nos deja usarlo para lo que
querramos. No nos da posesión sobre el programa, sino que nos permite ciertos usos
por un tiempo determinado. Luego de ese período arbitrariamente tomado, cesa el
acuerdo unilateralmente y debemos cambiar (pagar) por todo de nuevo. ¿Es ése el
modelo de negocios que queremos para nuestro pueblo?
Desarrollo web, diseño industrial, clientes ligeros, artes y multimedia aplicada. Todos
los sectores de la industria tienen un fuerte componente de software, casi no hay
actividad que no lo incluya. Es por ello que el desarrollo de software de manera local,
en conjunción con la Ley de Promoción del Software, harán de nuestro país un polo
industrial de infinita proyección internacional.
Políticamente soberana
Increíblemente, las comunicaciones (obviamente informatizadas en todos los medios
que se pueda uno imaginar) entre empresas, entre agentes estatales, entre
personalidades, entre ciudadanos comunes; se realiza muchas veces usando
herramientas que no se sabe cómo funcionan realmente (MSN, Hotmail, Yahoo,
Outlook, Internet Explorer, Skype, BlackBerry, etc) ya que no se puede estudiar su
software / firmware. ¿Quién asegura que Microsoft no copia o espía cada correo que
mandamos? ¿Quién me da la certeza que las conversaciones por MSN no son leídas o
filtradas por alguien? Nadie, porque no se puede saber qué es lo que hace su
programa. Y, seamos claros, lo único que tiene poder sobre un artefacto es el
4. programa que lo maneja. No es el operador, sino la aplicación. Y el programador es el
amo.
16) El uso de estándares es fundamental para las políticas públicas. Todos hemos
padecido, por ejemplo el formato .doc. Que no es un estándar, y por eso el documento
hecho en el Word 2003 no se puede ver en el Word 1997. Y cuando tenían sus usuarios
una cierta estabilidad, salió el .docx y todo el mundo a comprar el nuevo Word!. Eso se
llama obsolescencia programada, las corporaciones se apropian de los formatos,
haciéndolos estándares de facto (regalando el software por ejemplo, o “permitiendo la
piratería(?)”) y así todas las documentaciones están en un soporte privativo. ¿Se
imaginan que sucedería si los fabricantes de lámparas no hicieran las mismas con
rosca estándar sino que pusieran su propia rosca? Todos deberíamos cambiar nuestros
veladores y apliques, hasta que los fabricantes de lámparas cambien otra vez, y así
una lámpara no serviría para mi velador, y debería cambiar el velador… Bueno, esto
que parece una ridiculez es lo que hacen con los soportes de formatos no estándares.
Y lamentablemente, por desconocimiento, todos lo aceptan como normal. Las
instituciones de estandarización y normalización internacionales tienen formatos de
archivos abiertos y estándares (pdf, odt, xlm, etc) que hacen que el soporte no
dependa del producto sino al revés. Y la lectura de un documento tal cual se originó
no implique comprar o usar determinado producto. Lamentablemente muchos
organismos públicos tienen en sus webs documentos para su descarga en esos
formatos privativos.
Una de las refutaciones más cipayas que se escuchan a las ideas del software libre es
que “se deben dar las dos campanas y mantener la neutralidad tecnológica” Es decir
que para estos supuestos paladines de la libertad, hay que poner en igualdad de
valores a sistemas privativos, que no permiten su estudio ni acceso, que es caro y que
prevé que en pocos años se harán obsoletos, a una estructura comunitaria, con
valores de colaboración, solidaridad y trabajo conjunto. Que provee recursos genuinos
y siembra en los estudiantes valores de manera continua. Estos lobbystas, muchas
veces por tilinguería, otras por desconocimiento, otras lisa y llanamente por ser
agentes pagos desde las corporaciones, o por el mero gorilismo de “no puede ser que
acá hagamos algo que solo los yankees pueden”(?); multiplican entre los legos o
seudo entendidos cuestiones primero de ninguneo, luego de mentira y ahora de
combate a las alternativas libres. Así como TN miente, Microsoft también miente.
Diciendo que su sistema es seguro, que Linux es más caro(?), que tal o cual aplicación
es mejor que su equivalente libre, y los tilingos, cipayos y fanáticos de las
corporaciones, seguramente los mismos que van a las marchas de Fibertel y escuchan
a Majul, repiten como loros. Y los mediocres de siempre hacen el caldo gordo,
5. difundiendo estas patrañas. Otro argumento, más incomprensible aún, es que en las
escuelas “debe enseñarse Windows porque es lo que hay afuera”. Con ese mismo,
básico, corto y entreguista razonamiento, hagamos que las clases se dediquen a leer
Clarín, mirar a Tinelli, escribir y cantar el himno a Ricardo Fort o demás cosas que
“están afuera”. La posición debería ser “justamente porque eso es lo que está afuera,
la escuela debe mostrar los verdaderos valores” y no bajar las banderas por pedido de
lobbystas y mediocres. Estamos entregando a las corporaciones nuestro futuro,
pensemos bien y seamos responsables.
En este proceso de cambio tenemos a tres actores fundamentales. El Estado, la
militancia política y la comunidad del software libre. Cada uno con sus
contradicciones, particularidades y problemas. El gobierno debe, como dijo el
compañero Ministro Aníbal Fernández tomar “al software libre como política de
estado” y establecer las estrategias correspondientes para la difusión del mismo. Así
como con la Ley de Medios, el casamiento igualitario o la AUH, saldrán voces de la
derecha, de los interesados, de los lobbystas y las corporaciones, y habrá que trabajar
en ello. Tenemos, una vez más, la compañía de los gobiernos de Brasil, Ecuador,
Venezuela y Paraguay, que desde la misma presidencia convocan al uso de Software
Libre.
Desde la militancia, sé que muchos compañeros no compran Clarín o no miran TN. Y
desde sus blogs, afiches, arte o charlas dan pluralidad de ideas a lo que era un
monopolio. Pero en lo que hace al software siguen anclados en un producto nocivo y
monopólico, “porque me de pereza cambiar, ya estoy acostumbrado, sé que es
horrible pero no sé como se instala el otro”. La militancia debe entender que usar
software privativo es también un acto que no se encamina con los objetivos de la
Patria Grande, y que el pequeño esfuerzo en desacostumbrarse de una cosa, pasa en
pocas horas pero la construcción, el desarrollo y la libertad son para siempre.
Y desde la comunidad del Software Libre, se debe entender que, afortunadamente, no
todo es binario, y que hay un mundo real más allá de nuestros monitores. Que
sentarnos a elaborar políticas implica un mundo que es nuevo y que hay que
aprender, y que el conocimiento técnico o la esxperiencia de uso, es solamente una de
las patas de este proyecto.
Como parte de la militancia y de la comunidad, conozco de lo que hablo y creo que el
diagnóstico es correcto. Si no trabajamos mancomunadamente, convocando a
compañeros y compañeras que estén comprometidos con el proyecto nacional y
popular y las ideas de liberación tecnológica y política, las corporaciones harán su
agosto. Estamos en un momento histórico propicio, y es nuestro deber patriótico hacer
ese trabajo”.