1. El Dadaismo
La ruptura definitiva con el arte anterior corresponde al Dadaísmo (1916-1921). Si en el
Impresionismo se inicia la crisis que dará paso al arte contemporáneo, en Dadá estamos
ante la revolución. Su intención era enormemente ambiciosa: destruir el arte, pasado y
presente, desde la Antigüedad hasta las vanguardias. Para lograrlo, el Dadaísmo se sitúa
fuera del mundo artístico. No se considera a sí mismo una vanguardia, ni tiene
planteamiento formal alguno. Renuncia incluso a considerar obras de arte a sus
creaciones, a las que denomina, simplemente, objetos.
Dadá es, ante todo, la voluntad común de una serie de jóvenes de dinamitar el mundo
artístico. Sin duda, no era ajeno a su deseo, el estallido de la I Guerra Mundial que había
demostrado hasta qué punto la sociedad industrial, en la que seguían creyendo la mayor
parte de las vanguardias, había provocado la mayor masacre de la Historia. El arte
formaba parte inseparable de esa sociedad monstruosa y debía ser aniquilado.
El término Dadá fue elegido al azar de un diccionario y carece de significado especial,
supone el uso de la burla como medio para destruir los principios artísticos más
afianzados.
Este movimiento surgió en Zurich durante la Primera Guerra Mundial, como actitud de
rechazo ante la realidad circundante por parte de un grupo de jóvenes artistas entre los
que se encontraban Hans Arp y Tristán Tzara. Estos propusieron soluciones subversivas
y anárquicas ante los criterios artísticos tradicionales, y llegaron a hablar incluso de “el
fin del arte”.
En Nueva York, Picabia, Man Ray y Duchamp crearon un grupo artístico similar al
suizo. En 1918 ambos grupos se unieron y dejaron sentir su influencia por toda Europa.
Los dadaístas reivindicaban los objetos industriales, la imprenta, el cine, el sexo y, sobre
todo, la fiesta, el espectáculo y el humor. Además, las formas de expresión del
Dadaísmo han resultado fundamentales hasta nuestros días: la provocación al público, la
importancia de la imaginación, los perfomance (arte en vivo), los fotomontajes o la
utilización de desperdicios tienen su origen en Dadá. El collage también fue usado por
los dadaístas.
Los dos pilares del Dadaísmo son:
- el escándalo, la polémica y la provocación como revulsivo de todo juicio
intelectual o estético preconcebido.
- la reivindicación del azar y la dimensión irracional de la condición humana, como
componente esencial de la creación, que se concibe como un descubrimiento, una
relación sorprendente que antes no existía.
Provocador, escandaloso, divertido, violento y contradictorio, Dadá fue, a la vez, un
soplo de aire fresco y una seria propuesta de reflexión sobre la naturaleza del arte.
Cuando le pintaron bigote y perilla a una reproducción de la Gioconda no se estaban
riendo de Leonardo ni tratando de demostrar que lo que hacían era arte. Lo que
pretendían era destruir la anquilosada, seria e hipócrita forma de entender el arte por
parte de quienes, simplemente lo utilizaban en su propio beneficio, mercantilizándolo.
2. Rueda de bicicleta L.H.O.O.Q (la Gioconda con bigotes)
Marcel Duchamp (1887-1968)
Duchamp, pintor franco-americano, es el artista más influyente en la evolución del arte
del siglo XX. Excepcional dadaísta, de espíritu transgresor, después de recibir
influencias del Futurismo rompió con el Cubismo en 1912 con la polémica pintura
Desnudo bajando la escalera, que muestra la dinámica del movimiento, no el desnudo.
En esa misma década revolucionó el mundo artístico al presentar como obras de arte
una serie de objetos cotidianos, los “ready-made”, término que supone que cualquier
objeto que elija un artista, independientemente de su valor artístico, puede ser
considerado “arte”, ya que lo que importan son las ideas. En este sentido, su obra más
célebre es Fuente, pieza que en un principio fue rechazada en la Exposición de Artistas
Independientes de Nueva York. Sin embargo, hoy día está considerada como una de las
obras más influyentes del siglo, al marcar el inicio de la modernidad.
3. Urinario o la Fuente. Marcel Duchamp, 1917. Loza blanca.
En 1917 Marcel Duchamp fue invitado por la galería Grand Central de Nueva York a
formar parte del jurado de una exposición de artistas independientes. Sin informar a
nadie, el propio Duchamp envió para exponer en esa exposición este urinario de
porcelana blanca firmado con el seudónimo "R. Mutt". Cuando su Fuente fue rechazada
para la exhibición, Duchamp renunció al jurado amparándose en las bases de la
Asociación –la libre participación previo pago de una cuota de seis dólares-, y en el
carácter abierto del gusto artístico neoyorquino. El incidente causó un escándalo que
sacudió al mundo del arte.
Con esta actitud provocadora Marcel Duchamp quiso mostrar su desilusión ante las
formas tradicionales del arte, pintura y escultura, como medios de expresión, y su
rechazo ante la idea de que el arte y el artista tienen una "naturaleza especial" distinta a
la de los hombres y objetos ordinarios. Su gesto de enviar a la exposición un producto
comercial fabricado en serie y firmado por un "artista" inexistente, se opone
radicalmente a la sacralización de la obra de arte como "creación única e irrepetible",
salida de las manos de un "genio". Este desafío "antiartístico" proponía romper con las
barreras del arte y ampliar sus horizontes.
La actuación del artista, completada por la del espectador, al que Duchamp concede un
papel igualmente destacado, radica en la descontextualización del objeto, aunque aquí,
aparte del título, queda reducida a la simple inversión de la posición del urinario,
impidiendo así el cumplimiento de su función original, y la alteración de la firma Mott
Works, unos reputados fabricantes de equipos sanitarios, por R Mutt un personaje de
una célebre tira cómica.
En la defensa de su Fuente, Duchamp escribió:
Si el Sr. Mutt construyó o no con sus propias manos la Fuente no tiene ninguna
importancia. Él la ELIGIÓ. Tomó un objeto de la vida diaria, lo reubicó de manera que
se perdiera su sentido práctico, le dio un nuevo título y punto de vista y creó un nuevo
significado para ese objeto.
El concepto artístico que Duchamp postula con obras como Fuente es el del ready-
made, es decir "lo ya hecho" u "objeto encontrado". Es decir que encuentra objetos
manufacturados que descontextualiza de su entorno común y a los que les otorga una
nueva identidad. Con ello, Duchamp ubica la esencia del acto artístico en la IDEA y
selección del objeto, no en la creación ni en la imagen visual de la obra. De este modo,
el artista se libera de la manualidad y, por ende, de la técnica, que la tradición artística
4. entendía como indisolubles del acto creado. En su momento, y quizá todavía, obras
como ésta se tomaban como una agresión. Marcel Duchamp usó este tipo de violencia
para combatir las ideas convencionales del arte. Su actitud coincide con el movimiento
dadaísta (Zurich,1916), en donde se cuestiona la validez del arte mismo. Duchamp y los
dadaístas buscaron demoler las barreras entre el arte y la vida, declarando que
cualquiera podía ser un artista y cualquier cosa podía convertirse en una obra de arte.
Duchamp, cuyas primeras creaciones están próximas al Futurismo y al Cubismo, se
adentró, con sus ready-made, en un arte basado en las ideas, anticipando lo que más
tarde se llamaría arte conceptual. Refuerza la dimensión intelectual perseguida por
los artistas desde siglos, resaltada por la misma definición de ready-made: el objeto
usual elevado a la dignidad de objeto artístico por la simple elección del artista.
El urinario, adquirido por W. Avensberg, se convirtió en un objeto artístico, con lo que
la sociedad demostraba, una vez más, su capacidad para apropiarse y reconvertir las
manifestaciones más críticas.