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El Camino del Líder
El Camino
del Líder
H Is t o r Ia s a n c e s t r a L e s y
VIVENCIAS PERSONALES
D a v Id f Is c h m a n
Ü > u p c € 1 Comercio
© David Fischman
© Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)
© El Comercio (para la presente primera edición)
Enero 2000
Impreso en el Perú
Cubierta: Rafael Hastings
Correción de estilo: José Luis Carrillo Mendoza
Diseño de cubierta y
diagramación: Ana Sofía Miguel de Priego
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
Centro de Información
Fischman, David
El Camino del Líder / David Fischman
Universidad Peruanade Ciencias Aplicadas (UPC); El Comercio, 2000.
ISBN 9972-676-12-9
LIDERAZGO/ CREATIVIDAD/ RECURSOS HUMANOS/
INNOVACIONES
658.4092 FISC
A mi esposa Cecilia
6 David Fischman
PRESENTACION
DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD
PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS (UPO
El tema del liderazgo está entretejido con la razón fundacional de ia
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Nuestra misión está
encabezada por el siguiente propósito: «Formamos líderes íntegros...».
Para esta universidad, ei liderazgo no es una condición congénita de los
individuos. No son líderes ios que así nacen, sino los que se hacen. De
allí que formar líderes sea ante todo una misión educativa.
E! liderazgo es la capacidad adquirida y ejercida de influir en los
demás. No es ciertamente ¡a influencia del poder, que supone ¡a des­
igualdad entre quienes mandan y quienes obedecen. Es más bien ia
influencia entre quienes son y se sienten iguaies.
Los instrumentos del poder son las reglas. La herramienta de los
líderes es la persuasión. La persuasión se contagia a través de la
razón o de la emoción, de las intuiciones compartidas o de las expe­
riencias convividas. Las regias del poder requieren autoridad y coer­
ción. La persuasión del líder necesita principios y coherencia. Un po­
der sin autoridad es ilegítimo; sin coerción, es letra muerta. Ei liderazgo
sin principios es perverso; sin coherencia, carece de integridad.
El poder se basa en el castigo, E! liderazgo descansa en e! ejem­
plo. Siempre se ha dicho que la mejor manera de educar es con ei
ejemplo. Ocurre ¡o mismo con el liderazgo. De allí que este libro en­
cuentre en los ejemplos, en los de la memoria colectiva y en los de ia
experiencia personal, un modo apropiado para difundir el liderazgo.
Su autor. David Fischman, ha combinado en su vida ia experien­
cia de empresario con la ael educador. Eilo le permite ejercer cabal­
mente la responsabilidad de Director de la Escuela de Empresa de ¡a
UPC. Pero, además, le ha impulsado a compartir su aprendizaje del
liderazgo en una de las más ieídas columnas del diario El Comercio.
Quien lee esa columna seguramente se pregunta por qué está
situada en una sección especializada como ia de Economía y Nego­
cios, cuando Interesa y afecta a toda la vida persona!. Quienes sien­
tan así, quizás también deban preguntarse si la edificación y ei enri­
quecimiento de la vida personal no es acaso el mejor de los negocios,
ia rnejor de las empresas.
LUIS BUSTAMANTEBELÁUNDE
El Camino del Líder 7
PRESENTACIÓN
DEL DIRECTOR DEL DIARIO EL COMERCIO
Siempre es grato para el director de un diario anunciar el auspicio
a una publicación. Desde siempre periodismo, literatura y arte guar­
dan su consanguinidad irrenunclable que en el caso de El Comercio
se ha traducido en una relación fecunda y leal a lo largo de sus casi
161 años de vida.
Por ello me es especialmente agradable saludar el nacimiento de
E! Camino del Líder cuya paternidad corresponde a uno de los cola­
boradores de nuestra sección Economía y Negocios. David Fishman
tiene detrás de sí un currículo nutrido que incluye su actual cargo como
Director de la Escuela de Empresa de la Universidad Peruana de Cien­
cias Aplicadas (UPC) y su trabajo en el Centro de Liderazgo e Inno­
vación de la UPC, desde los cuales realiza una importante labor de
difusión de las actitudes, cualidades y valores del liderazgo personal
e interpersonal a ejecutivos.
Me toca hablar de este joven libro desde el punto de vista del
comunicador. Se trata de un holgado recuento de artículos -varios de
los cuales han sido publicados en El Comercio - en los que trenza,
como se describe en el título, Historias ancestrales y vivencias perso­
nales, logrando uno de los anhelos más caros para quien ejerce la
faena de escribidor: la de reclutar el ojo del lector a través de un len­
guaje atractivo y ágil sin sacrificar ni una puntada de la profundidad
del contenido.
Para ello Fischman ha logrado una fórmula propia y acorde con
los principios de liderazgo que busca difundir. Es una constante en su
obra que pase a exponer sus ¡deas a través de pequeñas narracio­
nes, a manera de parábolas, que grafican conceptos tan difíciles de
definir como creatividad, autoestima y liderazgo.
Este recurso permite que nociones que podrían resultar técnicas
y abstrusas hayan encontrado un puente para desplazarse hacia la
mente del lector de forma ingeniosa y aguda.
Títulos como Los tornillos no se ponen con martillos o Los autos
alquilados no se lavan -citados ambos para tratar el siempre espino­
so tema de la tentación del poder- o Es recomendable ejercer el
liderazgo... sin ego - para retratar que el liderazgo es una forma de
servicio-; logran el cometido de no sólo retener la mirada sino de invi­
8 David Fisclvnan
tar a la lectura.
Este tipo de logro no es sin embargo una dádiva de los dioses de
la inspiración. Es, por el contrario, el resultado de un profundo enten­
dimiento del comunicador de la naturaleza cambiante de los tiempos y
las personas. Aunque afortunadamente aún existen contingentes de
asiduos a ia lectura, no podemos plegarnos a ese único frente. Por e!
contrario, debemos estar atentos hacia donde apuntan ias agujas de
ios estudios realizados en todo ei mundo y que bosquejan para los
comunicadores de la actualidad el reto de escribir para quienes no
quieren leer. Esta realidad abrumadora exige de periodistas y escrito­
res renovar sus recursos para lograr un reto sin duda arduo pero, que
per esa misma característica, resulta tentador al abrir perspectivas
hacia una serie de posibilidades demandantes.
Fischman ha comprendido ese desafío y ha buscado sus propias
estrategias para domarlo de forma exitosa, aplicando asimismo ios
valores del liderazgo que pregona. Es, por tanto, un placer para nues­
tro diario auspiciar la publicación de este grupo de artículos de lectura
placentera y contenido de virtuosa catadura.
ALEJANDRO MIRÓ QUESADA GARIAND
El Camino del Líder 9
PRESENTACIÓN
DEL GERENTE GENERAL DE PROFUTURO AFP
Para ei lector no es novedad tener un acercamiento teórico sobre
la importancia de las personas y el liderazgo en las organizaciones,
pero pocas veces las enseñanzas son tan prácticas y sencillas de rea­
lizar que hacen mucho más simple llevar a cabo lo que los enunciados
teóricos nos indican. Es precisamente este factor el que ha motivado a
ProFuturo AFP a participar en este extraordinario ejemplar.
ProFuturo AFP es una empresa que vivió y vive el cambio
organizacional, orientado a cumplir con la misión quo se ha propues­
to: «Construir con cada uno de nuestros afiliados, un respaldo que ¡es
permita vivir dignamente». En nuestra empresa hemos sabido aplicar
hombro a hombro con nuestros compañeros de trabajo muchas de las
enseñanzas que se transmiten en este libro, como son generar un
sentido de propósito, autoestima, creatividad, trabajo en equipo, etc.
Hemos pues, logrado traspasar la barrera de lo escrito a lo practica­
do... a lo hecho.
Esto es sin duda, en gran parte, gracias a la aplicación de las ense­
ñanzas vertidas por David Fishman, quien es considerado casi un miem­
bro más de nuestro equipo por haber sido ese rayo de energía creativa
que encendió chispas' y propagó el fuego en el desarrollo de nuestra
institución y en el mejoramiento y apoyo a nuestro personal;
Conocedores de la misión personal de David, de su pasión por lo
que hace y de su deseo por compartir sus conocimientos e impulsar el
liderazgo en el país, es que nos involucramos en este proyecto, por­
que sabemos que las páginas a continuación enriquecerán al lector
tanto como lo hicieron con nosotros.
Agradecemos la posibilidad de realizar esta modesta contribución.
MARIANO FELIPE PAZ SOLDÁN F.
David Fischman
«Barranco»
Oleo sobre lienzo
102x 139
Rafael Hastings
1997
La Universidad Peruana
de Ciencias Aplicadas (UPC)
agradece a Rafael Hastings
la cesión de su cuadro
reproducido en la carátula.
Partes del presente libro fueron
publicadas en el
diario El Comercio de Lima
durante el año 1999.
Contenido
PRESENTACIÓN
del Rector de la Universidad Peruana de Ciencias
Aplicadas (UPC).........................................................................6
del Director del Diario El Comercio..........................................7
del Gerente General de ProFuturo A FP .................................9
INTRODUCCIÓN
1. AUTOESTIMA.................................................................................15
Autoestima: La base del liderazgo............................................ 16
Somos creadores de profecías..................................................18
Hay que sacarse las vendas para competir............................. 20
Desactivando los botones de la mente.....................................22
La cultura de la excusa.............................................................. 24
Pequeñas metas, grandes logros............................................. 26
2. VISIÓN............................................................................................. 29
Cómo lograr pasión en acción...................................................30
Paciencia y perseverancia con el agua caliente......................32
Por un puñado de garbanzos.....................................................34
3. CREATIVIDAD.................................................................................36
Creatividad: El primer paso del liderazgo................................ 37
Cambiar o morir........................................................................... 39
Rompiendo los candados de la mente......................................42
4. EQUILIBRIO....................................................................................44
Saliendo del ojo del huracán......................................................45
El hábito de golpearse la cabeza contra la pared...................47
Reacción o creación....................................................................49
12 D avid Fischm án
5. APRENDIZAJE.............................................................................. 51
El liderazgo no se enseña, se aprende....................................52
Represando conocimientos.........................................................53
El verdadero tesoro..................................................................... 56
6. COMUNICACIÓN EFECTIVA........................................................58
¿Sabemos escuchar?..................................................................58
El respeto en la comunicación..................................................61
El poder de la palabra.................................................................62
Hablando del miedo de hablar...................................................65
7. ENTREGA PODER.........................................................................67
Consideraciones para entender el empowerment...................68
Los tornillos no se ponen con martillos.....................................71
Los autos alquilados no se lavan...............................................73
Para dictadores y subordinados «sí señor»............................ 75
8. TRABAJO EN EQUIPO..................................................................77
¿Trabaja usted en grupo o en equipo?.....................................78
Mejorando las reuniones .............................................. 80
Valorando las diferencias............................................................82
9. SERVICIO.........................................................................................85
Liderazgo: una forma de servir..................................................86
Es recomendable ejercer un liderazgo sin ego........................88
La verdadera evolución...............................................................89
EPÍLOGO
Liderando con integridad.............................................................92
El Camino del Líder 13
INTRODUCCIÓN
Cuentan que un hijo le dijo a su padre que quería ser un líder, y le
preguntó cómo podía lograrlo. El padre le respondió que lo primero
que tenía que hacer era estar consciente de sus conductas. Que cada
vez que sintiera que había hecho daño a una persona, clavara un
clavo en la cerca de su casa. El hijo aceptó el reto y empezó a tomar
mayor conciencia de sus actos. Siguiendo el consejo de su padre,
comenzó a poner clavos con el martillo cada vez que hacía daño,
maltrataba a una persona o no la respetaba. Luego de un tiempo el
hijo dejó de poner clavos en ¡a cerca, porque ya era consciente de sus
actos y trataba bien a las personas. Entonces preguntó a su padre:
«¿y ahora qué hago?» El padre le respondió diciéndoles que por cada
acto de bien y servicio que realizase, sacase un clavo de la cerca. El
hijo nuevamente aceptó el reto y empezó, poco a poco, a sacar los
clavos. Ya estaba despierto, era consciente y además se dedicaba a
ayudar a las personas. En poco tiempo logró sacar todos los clavos.
Contento, se acercó donde su padre, quizá con un poco de soberbia y
le dijo: «¡he terminado! ¡Logré sacar todos los clavos! Finalmente he
aprendido a ser una mejor persona, un líder». Sin embargo, acto se­
guido lo asaltó una duda: «¿ahora qué haremos con todos los huecos
que dejaron los clavos en la cerca?» Eí padre le respondió: «no los
toques. Están allí para recordarte siempre que en tu camino de apren­
dizaje dejaste una huella de dolor en la gente y que gracias a su entre­
ga, comprensión y colaboración ahora puedes ser la persona que eres».
Quise empezar este libro con la historia anterior por tres motivos.
El primero, porque El Camino del Líderes un libro donde quiero com­
partir con el lector las huellas que yo dejé en mi camino de aprendiza­
je de liderazgo. Por ello, este libro es un agradecimiento a todos aque­
llos que me ayudaron a crecer y a desarrollarme como persona. Com­
partiendo mis huellas quizá ayude a los lectores a aprender de mis
errores y a ro dejar tantas huellas en su propio camino.
El segundo motivo es que El Camine del Líderes un libro lleno de
historias como la citada al inicio de esta introducción, historias que
transmiten mucha sabiduría. En ¡a India es muy común el aprendizaje
a través de historias. Lo interesante de ellas es que permiten relacio­
nar conceptos nuevos con los que ya tenemos en la mente, lo que
hace muy fácil el aprendizaje. Esto se denomina «aprendizaje metafó-
14 David Fischman
rico». Cuando me encuentro con alumnos que tomaron mis talleres de
iiderazgo y les pregunto qué es lo que más recuerdan del curso, su
respuesta es siempre: «las historias». Uno olvida con facilidad los
conceptos teóricos si no los aplica rápidamente, pero ei aprendizaje
de las historias queda almacenado para siempre.
Este libro está lleno de historias ancestrales de China, Japón, África
y de la India. Historias que no sólo sirven para explicar el liderazgo,
sino que pueden ser usadas para transmitir sabiduría a la familia y a
las personas queridas.
Ei tercer motivo es que esta historia narra el inicio y el fin de El
Camino de! Líder. El primer paso que debe dar aquella persona que
quiere ser líder es aprender a estar consciente, pues éste es un ele­
mento clave para lograr e! liderazgo personal. La historia termina con
¡a etapa más evolucionada del liderazgo ínterpersonal: el servicio a
los demás. No podemos ser líderes si no tenemos primero la capaci­
dad de liderarnos a nosotros mismos.
El liderazgo personal se logra cuando la persona emprende e l'
camino trabajando su autoestima, creatividad, visión, equilibrio y capa­
cidad de aprender. El liderazgo interpersonal se ¡ogra posteriormente,
cuando la persona domina la comunicación, aprende a dirigir a otros y a
entregarles el poder, a trabajar en equipo y a servir a sus seguidores.
El liderazgo es un camino en espira! que va de dentro hacia fuera.
Si una laguna que alimenta a un río no es protunda, si tiene poco
agua, el río no podrá irrigar los campos y no se podrá sembrar ni
cosechar. De la misma forma, si la persona no tiene primero un nivel
de profundidad interior, no podrá irrigar un liderazgo constructivo y
hacer crecer a las personas que la siguen.
El Camino del Líder 15
1. AUTOESTIMA
Autoestima supone, primero, ser conscientes de nuestros actos, Si
usted pudiera preguntarle a un pez: «¿cómo crees que es el océano?», el
pez respondería: «¿de qué océano hablas?» Si está inmerso en él, no po­
drá apreciar ¡a diferencia, Nosotros estamos inmersos en un océano de
creencias, supuestos y prejuicios que consideramos verdaderos, pero que
no necesariamente lo son. Estar consciente es despertar, sacar la cabeza
del agua y darnos cuenta de nuestros comportamientos subconscientes.
Autoestima implica conocerse a si mismo. Vivimos siempre tan
apurados, que no tenemos tiempo para conocer a otras personas.
Pero lo peor de todo es que ni siquiera nos damos un tiempo para
reflexionar y conocernos a nosotros mismos.
Imagínese que estamos en el medio del mar en una embarcación.
Si somos conscientes de dónde estamos en el mapa o a través de un
GPS y conocemos la embarcación, sus fortalezas y puntos débiles,
tendremos la capacidad de llevarla al destino que escojamos.
La vida siempre nos presenta problemas y situaciones en las que
debemos tomar decisiones. Si estamos despiedos y nos conocemos
profundamente, tendremos la capacidad de decidir lo mejor para noso­
tros. Según Branden, las personas que tienen baja autoestima se sien­
ten poco valoradas, poco respetadas y poco competentes'. Es una sen­
sación profunda que nos impide muchas veces avanzar en la vida.
Las personas con baja autoestima tienen por lo general un ene­
migo interno que les habla al oído para decirles cosas negativas: «no
hagas eso», «tú no puedes», «tú no vales», «no te respetan», «no te
quieren». Si una persona no tiene autoestima será muy difícil que tome
el camino del liderazgo. No sólo no estará consciente de su realidad,
sino que su diálogo interno le impedirá correr riesgos, aprovechar opor­
tunidades y tener buenas relaciones ínterpersonales con su equipo.
«Fallar no te convierte en unfracaso. Rendirte,
aceptar elfracaso y no querer volver a intentar,
sí lo hace.»
Richard Exley
1 BRANDEN, Nathaniel. The Six Pillars olSelf-Esteem. New York: Bantam Books, 1995.
1S Dauid Fischman
Autoestima: La base del liderazgo
Baja autoestima es como no tener cinturón de seguri­
dad para viajar en una montaña rusa. No disfrutaría­
mos del viaje, y cada subida y bajada brusca en la mon­
taña de la vida nos haría sentir que caemos al vacío.
Imagínese o simplemente recuerde, en su experiencia pasada,
las siguientes situaciones de comunicación de un gerente con sus
subordinados:
-¡No estoy de acuerdo! Ninguna de las ¡deas que plantean dará re­
sultado. Como siempre, yo soy el único que piensa en esta organización.
-¡Esta es la tercera vez que te equivocas! ¿Es que no tienes cerebro?
-Aquí se hace lo que yo digo. Aquí hay una persona que manda, y
ésa soy yo. Eso de dar poder, de! empowerment, son tonterías. La
única forma de hacer bien las cosas es obedeciendo a un líder, y ése
soy yo.
Situaciones como éstas deterioran la motivación de los subordi­
nados y bajan susíancialmeníe la productividad en las empresas.
Yo le formulo al lector ia siguiente pregunta: ¿cuál cree que es el
elemento común de ia personalidad de los gerentes anteriormente men­
cionados? La respuesta es: falta de autoestima.
Según Branden, la autoestima tiene dos ejes: la capacidad de
sentirse competente y seguro, y la capacidad de valorarse y respetar­
se a sí mismo2. Cuando los gerentes tienen una baja autoestima ac­
túan como una liga que está presionada hacia abajo y que ejerce una
fuerza para regresar a su posición original. Esa fuerza se traduce en
conductas que tratan de elevar la autoestima a toda costa, pero sin
lograr ningún resultado.
Cuando un gerente tiene baja autoestima su conducta menosca­
ba permanentemente a ¡os demás. Como no se siente competente,
necesita creer que los demás son menos que él. Cada vez que en­
cuentra errores en sus subordinados, o que se convence a sí mismo
de que sus ideas son las mejores, o cada vez que se siente poderoso
porque es ei único que toma decisiones, está tratando de subir su
autoestima de forma ficticia. Trata de sentirse competente, que vale y
que es superior a sus subordinados.
2 ibíd.
El Camino del Líder < ■?
» I
Hoy en día la gerencia moderna propone entregar más poder,
confianza y responsabilidad a los subordinados. La calidad total y la
cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de trabajar en
equipo con su personal, de crear un clima de cooperación y de creci­
miento personal. Si el gerente tiene una baja autoestima saboteará
inconscientemente cualquier esfuerzo por lograr este tipo de cuitura.
Cuando nuestra autoestima es baja, nos comportamos como cuan­
do tenemos un globo con hueco. Tratamos todo el tiempo de inflarlo -
es decir, de subir la autoestima- con conductas como las antes men-.
donadas. El globo se infla un poquito, pero luego vuelve a su estado
original. Para subir la autoestima de forma rea! se requiere un proceso
mucho más complejo.
Lo más trágico de la autoestima es que la persona no es cons­
ciente de sus conductas. Se trata de procesos subconscientes que
vienen desde la niñez. Por eso, para elevar la autoestima de forma
reai se requiere de una terapia psicológica seria que permita a la per­
sona tomar conciencia de su conducta e ir construyendo, poco a poco,
las bases sobre las que desarrollará su seguridad y valoración.
Los gerentes con baja autoestima tienen otrc tipo de conductas
que también son perjudiciales para el mundo empresarial. Tratan de
ponerse en situaciones en las que terminan haciendo las cesas mal,
donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son compe­
tentes. Es el caco, por ejemplo, de un gerente que acopia más y más
trabajo hasta que se satura y las cusas ie salen mai. u e! de una
persona que sabe que al gerente le molesta ía impuntualidad y llega
permanentemente tarde a trabajar, con lo que comete una suerte de
autosabotaje. A través de comportamientos subconscientes, terminan
comprobando que en realidad no son personas capaces.
Otras conductas resultantes de una baja autoestima son los ex­
cesivos celos profesionales, la inseguridad para comunicar sus ¡deas,
el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar perma­
nentemente de sus logros, así como la incapacidad para innovar y
cambiar.
El Centro de Liderazgo de la UPC hizo un estudio en el que se
encontró q u : el principal tema tabú en las empresas era hablar del
estilo de lide.azgo del jefe. Nadie habla del estilo gerencial del jefe por
miedo a las represalias. Entonces, si los subordinados no se atreven
a enfrentar este problema por miedo y ei jefe no es consciente de su
realidad, ¿cuándo y cómo saldremos de este círculo vicioso?
18 David Fischman
«Sea que pienses que puedes o que no puedes, esta­
rás en lo cierto.»
Henry Ford
Somos creadores de profecías
El uranio es un mineral que puede ser tremendamente
destructivo para el ser humano, pero también le sirve
para la generación de energía. De la mismaforma, nues­
tros pensamientos son un arma poderosa que puede des­
truir o construir, dependiendo de cómo los usemos.
En un experimento conducido por Rosenthal y Jacobson3, de la
Universidad de Harvard, a ciertos profesores de colegio se les pidió
que determinaran cuáles de sus alumnos eran brillantes y cuáles eran
deficientes, según unas pruebas de inteligencia. Dichas pruebas eran
noticias, y ios alumnos en realidad tenian similar nivel y potencial. Al
término del período experimenta!, los alumnos catalogados
ficticiamente como inteligentes obtuvieron mucho mejor rendimiento
que aquello que fueren catalogados como deficientes. Los profeso­
res, pensando que los primeros eran alumnos muy inteligentes, ¡es
dieron más tiempo, incentivos y estímulos. Los profesores fueron, sin
saberlo, creadores de sus propias profecías. Lograron que los alum­
nos sean más capaces con sólo pensar que lo eran.
La profecía que se cumple a sí misma ocurre cuando tenernos
una creencia tan profunda que actuamos como si ésta fuese verdad.
Como consecuencia, nuestros comportamientos terminan haciendo
realidad ¡a profecía. Cuentan que Johnriy Carson, animador del popu­
lar Tonight Show en California, comentó muy serlo a su audiencia:
«Lamento darles una muy mala noticia: el papel higiénico se acaba de
agotar en California. Cuiden como oro el papei que les queda»4. ¿Qué
creen que pasó al día siguiente? Por supuesto, el pape! higiénico se
agotó y se cumplió la profecía. Las personas estaban tan convenct-
3 ROSENTHAL, Roben y Leñóte JACOBSON. FygmaHonin the Classroom TeachetExpetíalions
i Td Pupte Intelectual Development. New York: Holt, Rinehart and Winslon, 1963.
i v'ON OECH, Rogert. A Whack on the Side oí the Head. How Ycu Can Be More Creative.
vio.-- a: Warner Books, 1983.
El Camino del Líder 19
das de que se agotaría el papel que su comportamiento fue comprar
grandes cantidades y almacenarlas.
Las profecías que se cumplen a sí mismas están muy presentes en
la economía, y la empresa. Todos sabemos el daño que le puede cau­
sar a un banco la «volada» de que va a quebrar. La gente, creyendo que
el banco es instable, actúa de acuerdo con esta creencia y retira iodo su
dinero, con lo cual el banco efectivamente se debilita y hasta puede
quebrar. Lo mismo ocurre con la inflación: si la gente piensa que los
precios van a subir, todos se adelanta, suben sus precios y se produce
la inflación. En Estados Unidos, uno de ios indicadores más importantes
para predecir el futuro de la economía es una encuesta de expectativas
a los ejecutivos. Si los ejecutivos piensan que a futuro habrá recesión,
existe una gran posibilidad de que ésta ocurra. Las empresas dejan de
invertir, de hacer proyectos nuevos y de contratar personal por temor a
una menor demanda, y toda la economía se empieza a paralizar. La
profecía termina cumpliéndose.
En la empresa, la profecía que se cumple a sí misma crea fre­
cuentemente círculos viciosos entre jefe y subordinado. Si usted tiene
un subordinado que no le convence porque cree que carece de las
habilidades necesarias, no le dará mucho tiempo, no lo motivará, ni lo
ayudará a mejorar. Sentirá que es una pérdida de tiempo. A su vez, si
e! subordinado siente que su jefe no lo escucha, no le da tiempo y no
lo incentiva, se desmotivará y tendrá baja productividad. Al ver esto,
el jefe le dará aún menos tiempo y atención, y el círculo continuará
hasta que el subordinado renuncie o sea despedido. La profecía se ha
cumplido. ¿Cuántas personas valiosas se pierden simplemente por
creencias equivocadas?
Si pensamos que la economía está en mal estado, pues seguirá
mal. Si pensamos que habrá Inflación, pues habrá inflación. Si pensa­
mos que una persona es un mal empleado, pues seguirá siendo un
mal empleado. Si pensamos que no somos capaces, seremos los pro­
fetas de nuestro propio fracaso. Nuestros pensamientos son esculto­
res de la obra de nuestra vida. Cómo los utilicemos depende sóio de
nosotros mismos. Si tenemos una piedra entre las manos, podemos
destruirla o esculpir con ella una maravillosa obra de arte.
«Uno puede encontrar lasfallas de los demás en po­
cos minutos, pero puede tomarle toda la vida descu­
brir las suyas.»
Anónimo
20 David Fischtnan
Hay que sacarse las vendas para competir
¿Podría usted competir en una carrera de vallas siendo
el único de los contendientes que tiene los ojos venda­
dos? Lo mismo ocurre en la empresa cuando los geren­
tes son inconscientes de sus comportamientos. Para
competir hay que sacarse ¡as vendas.
Hace quince años, cuando era gerente financiero de una empre­
sa, aprendí una lección importante. Escuché que mis subordinados
hablaban fuera de mi oficina sobre un loco. Al comienzo no hice caso,
pero como seguían abrí la puerta con curiosidad y les pregunté: «¿Quién
es el loco? ¿Se ha metido un loco a la oficina?» Mi personal se quedó
mudo; algunos incluso se pusieron pálidos. En ese momento me preocu­
pé; ¿algún loco se habría robado aigo de la empresa? Ante mi insisten­
cia, uno de ellos se armó de valor y me dijo: «Disculpa, David: el loco eres
tú». Sentí como sí despertara de golpe y cayera de la cama a una reali­
dad desconocida Confieso que en esa época mi estilo gerencial era au­
toritario, explosivo y poco predecible. Sin embargo, no era consciente de
mi comportamiento, ni de cómo era percibido por mis subordinados.
Nuestra mente es como un iceberg: una pequeña parte, el cons­
ciente, aparece sobre e! agua, pero otra, bastante mayor, está sumergi­
da. Cuando trabajamos sin ser conscientes de nuestras conducías y
sus consecuencias, estamos actuando desde la parte sumergida, el sub­
consciente. La lección que aprendí a partir de la experiencia del «loco»
es que tenemos conductas propias que no conocemos. Debemos dar a
quienes nos rodean la oportunidad de ayudarnos a despertar.
En mis talleres de liderazgo doy a cada participante tres sobres
que deben entregar a amigos cercanos. En los sobres se pregunta
sobre ios aspectos más positivos de la persona y las áreas en que
tiene que mejorar. Cuando el alumno lee las respuestas, muchas ve­
ces descubre características que no conocía. Es un momento emoti­
vo. Aparecen muchas caras tristes y hasta lágrimas. Con la ayuda de los
sobres, el alumno se sumerge, pica un poco de hielo del iceberg y lo trae
a la superficie para analizarlo.
Mientras más conscientes de nuestros actos estemos, mejor será
nuestro manejo interpersonal y mayor nuestra posibilidad de evitar
conflictos innecesarios.
Hace poco, en una reunión de equipo, un miembro agredió fuerte­
mente a otro. El agredido respondió el ataque con la misma vehemen­
cia y se creó un clima muy tenso. A! término de ia reunión, quien agre­
dió primero me comentó: «¿Viste cómo me atacaron gratis? No hice
nada para recibir este trato». Intrigado, en ese momento le pregunté:
«¿No te has dado cuenta de que tú atacaste primero?» Sinceramen­
te, respondió que no. Estar despiertos significa mirar por nuestros ojos
y por un «tercer ojo» fuera de nosotros, y observar todo lo que ocurre.
También significa aceptar criticas y sugerencias de los demás. Estas
despiertos significa dejar de mirar sólo hacia nosotros mismos para
mirar afuera, hacia las reacciones y emociones de otros.
Los gerentes «dormidos» pueden hacer mucho daño al clima
organizacional y desmotivar a su personal, Pero la responsabilidad no
es sólo de! gerente: ios subordinados también ponen lo suyo. Como
ya ha sido mencionado, en el Centro del Liderazgo de la UPC hicimos
recientemente una encuesta a ejecutivos de recursos humanos sobre
los temas tabú en la empresa. Uno de los más importantes era el
estilo gerencial del jefe. El personal, por miedo, no habla con su jefe
acerca de su estilo gerencial, sus conductas y sobre lo que quisiera
que mejore. Si el personal no ayuda a su jefe a despertar, entonces
¿quién lo hará?
Cuentan que un rey, ante la sorpresa de todos, despidió a un ofi­
cial de altísima jerarquía en su reino sin que hubiese razón obvia algu­
na. La reina, intrigada, le preguntó: «¿por qué has despedido a nues­
tro oficia! que fue tan lea!, que nunca te criticó ni cuestionó ninguna
orden tuya en diez años?» El rey le respondió: «lo despedí justamente
por eso, mi querida reina»5.
Ayudemos a despertar a nuestro jefe, colegas y familia. No sólo
mejoraremos nuestras relaciones con ellos; también los haremos cre­
cer como personas.
El Camino del Líder 21
«La gente que combate elfuego con fuego, usualmente
termina con sólo- cenizas.»
Abigail Van Burén
5 CHAN, L u k s . 101 Lessons ol Tso. Ohio: Benefactor Press, 1995.
Desactivando los botones de la mente
22 David Fischman
Cuando nos curan con alcohol una herida abierta, ex­
plotamos de dolor de forma inmediata. De la misma
manera, en el trabajo algunos estímulos presionan cier­
tos botones de nuestra mente hasta hacernos explotar
de ira y destruir la confianza y la comunicación.
Cuando fui gerente de una empresa que pasaba por una época
difícil en términos de volumen de ventas, encontré un gran vendedor.
Pedí a! gerente de Ventas que lo entrevistase y lo contratase. A la
semana, e! gerente de Ventas me comentó: «Entrevisté al vendedor,
pero ei gerente de Recursos Humanos lo descartó». Decepcionado,
vi fallar mi estrategia. Esa tarde me encontré con los gerentes de Ven­
tas y de Recursos Humanos en la cafetería. Le pregunté al de Recur­
sos Humanos: «¿Qué tal la entrevista con el vendedor? ¿Por qué lo
descartaste?»Él me respondió: «No lo entrevisté...». Lo interrumpí y
no pudo decir nada más. Convertido en un monstruo, grité al gerente
de Ventas: «Me mentiste, dijiste que lo había entrevistado». Él me
respondió: «Nunca miento; lo que pasa es...». No terminó de hablar.
Rabioso, seguí insultándolo: «Cómo es posible que no seas capaz de
decirme que no te gusta la persona y culpes a otros». El gerente de
Recursos Humanos observaba impresionado mi reacción. Luego de
que me vio clamado, me dijo: «David, no entrevisté al vendedor, pero
sí verifiqué sus referencias y no es recomendable». En ese momento
quería desaparecer: había armado tremendo lío sin razón y, lo que es
peor aún, maltraté al gerente de ventas gratuitamente.
Cuántas veces reaccionamos desproporciona-damente, como en
la historia anterior, y no dejamos a las personas terminar de explicar
su punto de vista. Según Weeks6, el ser humano tiene «botones» crí­
ticos que al ser presionados generan conductas explosivas que des­
truyen ¡a comunicación. Cuando nos ocurre, es como si un monstruo
tomase el control de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Una vez que
pasa tomamos conciencia de lo que hicimos y nos arrepentimos, sin
entender por qué ocurrió.
Hay dos causas importantes que originan esta reacción:
-Tener una niñez traumática: si nuestros padres explotaban fre-
6 WEEKS. Dudley. The Eight Essential Steps to Conflict Resolulion. New York: Penguin
Putnam Inc., 1994
El Camino del Líder 23
cuentemeníe, es probable que nosotros hayamos aprendido a hacer
lo mismo. Y si recibimos poco amor, cariño y respeto de nuestros pa­
dres, nos generaron frustraciones subconscientes que favorecen con­
ductas explosivas. Ante situaciones que nos evoquen momentos difí­
ciles de ia niñez, es probable que reaccionemos de forma explosiva.
-El estrés en el trabajo: a medida que tenemos más problemas en
el trabajo, las frustraciones, tensiones y miedos se acumulan hasta
que cualquier situación aprieta un botón y explotamos con fuerza.
¿Qué hacer? Tomemos conciencia. ¿Cuáles son los «botones»
que disparan conductas agresivas en nosotros? En mi ejemplo, el
«botón» fue a posible mentira.
En su libro La inteligencia emocional, Goleman presenta un estu­
dio que determina que el principal disparador de la ira son situaciones
en las que nos sentimos en peligro físico, pero sobre todo cuando las
afectadas pueden ser nuestra autoestima y nuestra dignidad7. Si te­
nemos una sólida autoestima, aun en la circunstancias más difíciles
de ia vida nos sentiremos más seguros y estaremos menos propen­
sos a explotar.
Un antídoto para desactivar los «botones» es pensar más en los
demás. No permanecer a la defensiva, tomar una actitud de servicio
para comprender y aceptar a las personas. Si, en mi ejemplo, yo hu­
biera estado en una actitud de servir, no hubiese reaccionado de esa
forma; pero sólo me preocupaba cuidar mi ego: «cómo era posible
que a mí me mintieran». Nuestro ego es como un guardián permanen­
te que vigila el mundo para ver si ios estímulos externos ío favorecen
o maltratan. Apenas ve la más mínima posibilidad de que saiga mal­
tratado, corre y presiona los botones mentales y nos hace explotar.
Pero nosotros no somos nuestro ego. Tener una actitud de servicio
implica darle descanso a ese guardián, orientarse hacia ios demás y
asi mejorar nuestras relaciones ¡nterpersonales.
Otro antídoto es la respiración. Cuando presionen nuestros «bo­
tones», respiremos profundamente. La respiración cambia la fisiolo­
gía de nuestro cuerpo y nos relaja, corta los cables mentales que unen
ios botones con nuestro cuerpo. Cuando se enfrente a una situación
difícil recuerde este consejo y respire profundamente. Verá cómo lo
que parecía un incendio masivo descontroladó es realmente una pe­
queña chispa.
Hace poco recibí la siguiente historia por internet. Una pareja ha­
bía salido de casa dejando solos a sus hijos pequeños y al perro.
7 GOLEMAN. Daniei. Emotional Intelligence. New York: Bantam Books, 1995.
Estaban preocupados, pero era una emergencia y no tenían con quién
dejarlos. Cuando regresaron y llamaron a los niños, éstos no contes­
taron. Se dirigieron hacia la habitación de sus hijos y vieron salir de
ésta al perro con la boca llena de sangre. El padre, lleno de ira, persi­
guió al perro y lo mató. Luego entró en el cuarto de los niños y encon­
tró a una serpiente muerta y a ios niños a salvo. El perro héroe había
salvado a los niños de morir.
Desactivemos los «botones» que nos hacen explotar. Entenda­
mos que nuestra mentes interpretan una percepción de la realidad y
no la realidad absoluta. Respiremos profundamente y tomemos el tiem­
po para analizar la situación con calma y elegir nuestras acciones.
24 David Fischman
«Aquellas personas que son buenas dando excusas,
es probablemente para lo único que son buenas.»
Benjamín Franklin
La cultura de la excusa
Cuando la cultura de las excusas se asienta en las em­
presas, es como si le sacasen las llantas a un automóvil.
Dentro del auto uno siente que el motor está prendido,
que puede acelerar, pero no se llega a ningún lado.
Cuentan que un anciano ya no podía salir de cacería para alimen­
tar a su familia, razón por la cual le pide a su hijo que se encargue de
ello. El hijo sale a cazar y regresa rápidamente con un conejo para la
cena. Al día siguiente regresa sin haber cazado nada y se excusa
diciendo que no hay animales. Al día siguiente tampoco trae nada y
se excusa nuevamente. Intrigado, el anciano sale a verificar cómo
cazaba su hijo, y lo encuentra sentado junto a un árbol. El anciano le
pregunta qué hace allí. El hijo le responde: «Silencio, estoy esperan­
do que los conejos se estrellen contra el árbol. ¿Te acuerdas del pri­
mer conejo que traje a casa? Bueno, ese lo recogí cuando se estrelló
contra el árbol. Sé paciente, padre, seguro que más tarde otro se es­
trellará contra el árbol.8
Cuántas veces, como en esta historia, nos quedamos esperando
que los éxitos en la vida nos vengan de pura suerte o damos excusas
El Camino del Líder 25
para encubrir nuestra falta de responsabilidad y perseverancia.
«No tengo tiempo», «no tengo recursos», «no me dejan trabajar»,
«no me siento bien», «es culpa de otro departamento», «es ei sistema
que no funciona». ¿Reconoce estas excusas? La excusa es la distan­
cia más corta entre ia responsabilidad y la irresponsabilidad. Cuando
damos una excusa no nos hacemos responsables y dejamos de per­
severar. Presuponemos que una circunstancia externa a nosotros es
más poderosa y dopiina nuestro destino.
Si es tan negativo para nosotros, ¿por qué lo hacemos? A los que
tienen bajo autoestima les cuesta mucho admitir sus equivocaciones,
pues ello confirmaría que no son competentes. Culpar a otros de sus
problemas aleja la sensación de inferioridad generada por el incumpli­
miento de sus responsabilidades. Aparentemente, las excusas son
muy útiles: reducen ei trabajo y no cuestan nada. Lo único que se
necesita es un poco de creatividad para que parezcan verdaderas.
Pero las excusas tienen el costo escondido de mermar nuestra res­
ponsabilidad, encubriendo nuestra dejadez y generando un clima de
desconfianza e hipocresía en la organización.
Según Williamson9, los padres normalmente celebran con amor y
alegría los logros y aciertos de los niños. Pero otros también critican,
humillan o no dan muestras de afecto cuando los niños fallan. Esto
condiciona al niño a querer hacer todo perfecto para recibir siempre el
cariño. De adultos tenemos el mismo problema: creemos
subconscientemente que si nos equivocamos nos retirarán el cariño.
Por eso las excusas nos permiten engañarnos a nosotros mismos y
creer que no somos nosotros los equivocados, pues de esa forma
evitamos el dolor.
Las empresas también contribuyen a fomentar la cultura de la
excusa cuando penalizan los errores de su personal. Si maltratamos o
despedimos a nuestro personal cuando falla al emprender algo, da­
mos un mensaje muy claro: «Mejor no emprenda, y si lo hace tenga
una excusa en caso no funcione». Tenemos que cambiar la valoración
negativa de ia palabra «error». Normalmente asociamos la palaora
error con .minos negativos como «malo» o «destructivo», Recuerde
que un er¡ sólo es negativo cuando no aprendemos de é!. Si no
hubiesen. rendido de nuestros errores estaríamos en la empresa
vestidos de temo, pero gateando. Todos hemos aprendido a caminar
cayéndonos, tropezándonos. pero parece que lo hemos o:vidado.
¿CHAÑ.obTcit
3 WILLIAMSON Marianne, O . SeS-Fsíwm. Na . Ver*. Ha'psrCoitos ¡•ubiiste's 139¿.
26 David Fischman
Cuentan que a Thomas Watson, presidente de IBM en sus inicios,
le preguntaron si despediría ai empleado que había hecho perder 600
000 dólares a la empresa. Él respondió: «¡De ninguna manera! Acabo
de invertir 600 000 dóiares en su entrenamiento! ¿Ustedes piensan
que lo voy a despedir?»1
0
Las empresas que penalizan el error también penalizan el riesgo.
Hoy, si las empresas no corren riesgos, tomarán automáticamente el
riesgo de ser desplazadas por su competencia.
«El único lugar donde el éxito viene antes que el traba­
jo es en el diccionario.»
Donald Kendall, Chairman Pepsi Co.
Pequeñas metas, grandes logros
La mejor actitud para sobrevivir a la crisis económica
que nos toca vivir en el Perú es quizá la perseverancia.
Pero perseverar no es fácil: implica estar dispuestos a
esperar para ver la luz alfinal del túnel.
Cuentan que Winston Churchiil fue invitado a su colegio después
de la Segunda Guerra Mundial para que contase el secreto de su éxi­
to. El auditorio estaba totalmente lleno, y había una gran expectativa
por su discurso. Al empezar, sacó una hoja y dijo: «Nunca, nunca,
nunca, nunca, nunca, nunca te des por vencido». Hizo una pausa,
guardó el papel y tomó asiento. Por unos segundos el auditorio, des­
concertado, se mantuvo en silencio, pero luego vino una tremenda
ovación. Churchiil transmitió el verdadero secreto de su éxito: la per­
severancia:
En nuestro medio la perseverancia no es una actitud muy popular.
De niños nos acostumbraron a gratificaciones inmediatas: teníamos
hambre y nos alimentaban al instante; hacíamos algo gracioso e inme­
diatamente nos daban muestras de cariño y atención. De adultos, cuan­
do emprendemos un proyecto, ios resultados ya no son inmediatos.
Estamos mucho tiempo luchando contra obstáculos sin experimentar
10 JOHN C. MAXWELL. Leadership 101 Inspirationat Quoles & Irisights lar Leaders.
Okiahoma: Honors Books, 1994.
El Camino del Líder 27
gratificaciones a corto plazo.
Al buscar gratificaciones inmediatas y no encontrarlas, empeza­
mos a desmotivarnos, a sabotear nuestras metas, o simplemente aban­
donamos los proyectos. Tomemos el ejemplo de una persona que quie­
re adelgazar. Se mira en el espejo, se pesa y, angustiada, se traza
como meta bajar diez kilos en un mes. Pasa una semana de una dieta
estricta y dolorosa. Siente que el sacrificio ha sido extremo. Se vuelve
a mirar al espejo y sigue gorda. Se pesa y comprueba que sólo ha
bajado medio kilo. Siente que el progreso ha sido mínimo, y duda si
debe seguir con el esfuerzo. Ese mismo día rompe la dieta y se come
una caja de bombones, con lo que vuelve a su peso original. Lo que le
ocurrió a esta persona es que no pudo postergar la gratificación. Se­
gún Scott Peck, autor del libro The Road Less Travelled, postergar la
gratificación es el proceso de programar el dolor y el placer en la vida
de tal forma que primero nos encarguemos del dolor para luego au­
mentar el placer al final” . En el ejemplo anterior, la dieta implicaba un
sacrificio para obtener la gratificación de estar delgada al cabo de un
mes, pero la persona que la emprendió prefirió dejarla y obtener la
gratificación inmediata de los bombones.
En su libro La inteligencia emocional, Goleman narra un experi­
mento llevado a cabo por la Universidad de Stanford con niños de 4
años de edad. En este estudio se puso un marshmallowfrente a cada
uno de los niños y se les dijo que si esperaban que una persona re­
gresara a la habitación para comérselo, se les daría un segundo
marshmallow como premio. Hubo niños que lograron postergar la gra­
tificación, y otros que no. A estos niños se les hizo un seguimiento en
el colegio y la universidad. El resultado fue sorprendente: los niños
que no se habían comido el marshmallow tuvieron mejor desempeño
mejores notas en la prueba de entrada a las universidades y, en gene­
ral, presentaban mejores habilidades sociales y emocionales12. Pos­
tergar la gratificación es la base déla disciplina en la vida; pero, ¿cómo
podemos ayudar a formarla?
Volviendo al ejemplo de la persona que quiere adelgazar, ¿qué
habría ocurrido si la meta trazada hubiese sido bajar sólo medio kilo
esa semana? Hubiera tenido la gratificación de lograrlo y las fuerzas
para continuar. Ése es el secreto para lograr la perseverancia: alcan­
zar pequeñas metas que nos lleven al objetivo final. La perseverancia
11 PECK, Scott. The Road Less Travelled: A New Psychology ol Leve, Tradilional Valúes
and Spiritual Growth. New York: Touchstone Books, 1985.
12 GOLEMAN, ob. cit.
23 David Fischman
requiere que confiemos en nosotros mismos, que seamos capaces de
salir adelante por nuestro propio esfuerzo. Trazarse pequeñas metas
y lograr pequeñas ganancias nos gratifica, refuerza nuestra autoestima
y nos incentiva a seguir luchando.
En la empresa, cuando un líder de equipo traza desde el principio
metas muy ambiciosas para su equipo, el personal se motiva, se sien­
te muy importante. Pero si el líder no establece anticipadamente pe­
queños logros y felicita a su personal por su cumplimiento, el equipo
no se cohesiona, no se compromete ni confía en su propio potenciai.
Dos ranas, una pequeña y otra gorda, cayeron en un porongo de
leche. Trataron de escapar trepando las paredes, pero les resultó im­
posible, puesto que estaban grasosas. Empezaron a patalear para
sobrevivir, pero la rana gorda quería parar porque no encontraba sali­
da. La rana pequeña, en cambio, pensaba que si había que morir
tendría que ser pataleando. Dos horas después la rana gorda decidió
parar, se ahogó y se fue al fondo. La pequeña seguía pataleando sin
parar, dispuesta a morir pataleando. La leche estaba tremendamente
movida por el pataleo, pero la rana seguía. Cuando ya no daba más y
estaba a punto de morir, sintió debajo un bulto: era un pedazo de
mantequilla que se había formado con el fuerte pataleo. Se apoyó en
la mantequilla y saltó a su libertad'3.
Cuando enfrentemos situaciones difíciles, confiemos que al final
del camino, si trabajamos con perseverancia, generaremos la mante-
quilla que nos ayudará a superar los obstáculos en la vida.
13 PARAMAHANSA YOGANANDA. Two Frogs in Trouble. California: Self Realization
Fellowship.
El Camino del Líder 29
2. VISIÓN
S¡ tener autoestima significa que sé dónde estoy, que me conozco y
que además me siento valorado y competente para seguir la travesía,
ahora estoy listo para trazar la visión hacia donde quiero llegar. En la vida
todos tenemos un propósito especial que debemos saber reconocer.
La persona que quiere recorrer el camino del líder debe recono­
cer ese propósito y orientar todas sus energías a lograrlo. Cuando
nuestras acciones están alineadas con nuestra visión, toda la natura­
leza trabaja para nosotros, todas las puertas se abren, como si exis­
tiera un complot divino en nuestro favor. Pero recuerde que el liderazgo
no es un destino sino un viaje, y la visión sólo nos traza la dirección.
Cuando nos convencemos de que no podemos ser felices si no
alcanzamos la visión, es el momento en que ésta deja de ser cons­
tructiva para nosotros. Recuerde que nosotros tenemos la capacidad
de alcanzar una 'elicidad interior al margen de las circunstancias.
Cuando un pez ve un pequeño gusano flotando en el agua, se
traza la meta de obtenerlo. El pez nada con todas sus fuerzas para
alcanzarlo, y cuando lo logra resulta que detrás de su presa hay un
anzuelo de un pescador que lo arrastra a la superficie para comérselo.
No enganchemos con el anzuelo de los deseos y necesidades de nues­
tro ego.
Cuando la visión se convierte en una meta de alcanzar para ele­
var nuestro ego. Para demostramos que somos capaces y que vale­
mos, pierde su razón de ser.
Debemos encaminar nuestras acciones hacia nuestra visión en el
futuro disfrutando el camino y viviendo el presente con desapego,
sirviendo a un propósito más grande que nosotros mismos.
«Elfw uro pertenece a aquéllos que creen en la be­
lleza de sus sueños.»
Eleanor Roosevelt
30
Como lograr pasión en acción
David Fischman
Los líderes alcanzan su poder por diferentes medios:
algunos lo obtienen porque son visionarios, otros por
su creatividad, y otros por su integridad. Pero todos
tienen un elemento en común que les otorga la denomi­
nación de líderes: pasión por lo que hacen.
E! sueño de todo empresario es llegar a su empresa y encontrar a
sus empleados comprometidos, trabajando con pasión y entusiasmo,
tomando los proyectos como propios, sin horarios ni restricciones. Pero,
¿es posible tai paraíso?
Pruebe conversar en su empresa con una persona poco apasiona­
da que navega por la vida con el motor en cuarta a 30 kilómetros por
hora. Pídale que le hable de sus hobbieso de lo que más le gusta hacer,
y observe cómo le brillan ios ojos, le cambia la cara y le sale la pasión.
Todos tenemos algo que nos apasiona, muchas veces escondido,
y que generalmente no tiene nada que ver con el trabajo. Hay perso­
nas a quienes el trabajo no les despierta ninguna pasión. Cumplen,
pero rara vez hacen un esfuerzo adicional. Sin embargo, si les pre­
guntas sobre su próximo viaje, les sale toda la pasión. Se transforman
y despliegan pura energía. Estas personas pueden ser verdaderos
lideres cuando se trata de organizar un viaje turístico.
Pero la pasión no siempre depende de situaciones ni de elemen­
tos externos a nosotros. La llevamos dentro y depende sóio de noso­
tros saber acceder a ella y canalizarla hacia nuestras metas en la
vida. En lo que sigue, algunas sugerencias.
Conózcase a sí mismo
Vivimos una vida muy acelerada. Somos seres humanos, pero en
realidad nos deberíamos llamar «haceres humanos». Nos pasamos la
vida apurados haciendo cosas, sin tiempo para nosotros mismos, Te­
nemos que conocernos, explorar nuestro pasado e Identificar lo que
nos apasionaba de niños. Entender nuestro presente, saber lo que
realmente valoramos y por lo que estamos dispuestos a luchar con
todas nuestras energías. Tomar conciencia de nuestras fortalezas y
debilidades, y comprender a quiénes queremos servir o ayudar en
esta vida.
Defina su visión
Sobre la base de nuestro conocimiento personal, trazarnos una vi­
El Camino del Líder 31
sión que es una fotografía del futuro de lo que realmente valoramos y
deseamos alcanzar en esta vida. En La quinta disciplina, Senge1men­
ciona que la visión es como una liga ubicada entre nuestras manos.
Cuando levantamos una mano, la otra tiende a subir por la tensión de la
liga. La mano que levantamos representa nuestra visión, y la otra nos
representa a nosotros mismos. Si la visión es una fotografía poco
insoiradora y muy fácil de alcanzar, entonces una mano subirá poco y
no hará presión para que la otra suba. Si trazamos una visión demasia­
do ambiciosa, entonces estiraremos tanto la liga que se romperá y
tampoco habrá presión para subir. La visión debe ser una imagen del
futuro inspiradora pero alcanzable. Piense qué haría si le quedara poco
tiempo de vida. ¿A qué le dedicaría su tiempo? ¿Qué le gustaría lo­
grar? Piense qué le gustaría que esté escrito en su epitafio. Píense
cómo le gustaría que lo recuerden las personas a quien usted más
quiere y quienes más lo quieren. Imagínese que tiene 85 años de
edad y está sentado cómodamente en un lugar de su casa recordan­
do sus mayores logros en esta vida. ¿Qué ve?
Trate de alinear la visión de la empresa con su pro­
pia visión
Una vez que sepa lo que quiere y le apasiona, examine la visión
de su empresa. Busque puntos de unión entre las dos, ios valores y
objetivos comunes. Si donde trabaja no puede cumplir su visión, in­
vestigue las de otras áreas. Si eso no da resultado, sea creativo y
proponga a la empresa nuevos productos o servicios que usted po­
dría impulsar, más alineados con su visión. Si nada da resultado, no
se quede quieto: busque otra empresa u otras posibilidades donde
usted pueda realizar apasionadamente sus sueños. Recuerde las pa­
labras de Harvey Mackay: «Encuentre algo que le fascine hacer y
nunca tendrá que trabajar un día más en su vida».
Una empresa es como una embarcación en la que el personal
hace las veces de motores. Hay algunos que funcionan bajo el agua e
impulsan la nave. Otros están prendido y tiene todo el potencial pero,
al no estar sumergidos, simplemente caldean el ambiente. Apoyemos
a nuestra personal para que recupere su pasión y ayudémoslo a en­
contrar un lugar en la organización donde pueda lograr sus sueños.
Necesitamos hacer funcionar todos los motores en el agua para lograr
adelantar a la competencia.
1 SENGE, Peter. The Fifth Discipline: TheArtand Practice ofthe Learning Organization.
New York: Bantam Doubleday Dell Publising Group, 1990
32 David Fischman
«No tengas deseos de hacer las cosas rápidamente.
No mires las pequeñas ventajas.
El deseo de hacer las cosas rápidas,previene que se
hagan meticulosamente.
Mirar las pequeñas ventajas, previene que los grandes
acontecimientos se logren.»
Confucio
Paciencia y perseverancia con el agua caliente
Vivimos en un mundo global en el que las cosas cam­
bian a gran velocidad y donde cada vez más .se esperan
resultados inmediatos. Sin embargo, la estructura bási­
ca del ser humano no ha cambiado. La paciencia aún
es necesaria para el logro de resultados en la vida y el
trabajo.
En la antigua Asia una mujer buscó a un sabio con el fin de que le
hiciese una pócima para reconquistar al marido. Éste había regresado
de la guerra después de meses y no quería saber nada con ella. El
sabio le pidió que consiguiese un pelo de tigre salvaje. La mujer, deci­
dida a recuperar al marido, se dirigió al campo y ubicó un tigre. Diaria­
mente le llevaba un trozo de carne. A! comienzo el tigre no permitía
que la mujer se le acercase, pero ella fue aproximándosele poco a
poco. Un tiempo después la mujer pudo darle la carne y quedarse
junto a él, hasta que un día, cuando el animal estaba durmiendo, le
sacó el pelo que necesitaba y se fue donde el sabio. La mujer le pidió
la pócima, pero el sabio le respondió sonriendo: «Mujer, ya no la ne­
cesitas. Si has logrado conquistar con amor y paciencia a un tigre
feroz, igualmente podrás reconquistar a tu marido»2.
Hoy en día la paciencia es una cualidad olvidada. Los cambios y
la tecnología nos acostumbran a esperar resultados inmediatos. Los
juegos electrónicos nos condicionan a responder de ía misma forma.
El control remoto del televisor y la variedad de canales nos dan ia
2 FORF.ST, Heather. Wisdom Tales from Around lite World. Arkansas: August House
Publishers, Inc. 1996.
El Camino del Líder 33
posibilidad de escoger y cambiar rápidamente. Internet nos da acceso
inmediato a la información que queremos. La competencia y la
globalización permiten que el servicio mejore en cualquier negocio,
acostumbrándonos a esperar resultados inmediatos.
Pero no todo es inmediato en la vida: hay actividades que requieren
mucha paciencia. En el campo, por más que quieras resultados, tienes
que esperar pacientemente que llegue el momento de cosechar.
En lo personal, necesitamos paciencia y perseverancia para los
estudios, para reemplazar un hábito, para aprender una nueva habili­
dad o para lograr nuestra visión y metas importantes.
En el nivel organizacional, necesitamos paciencia para entender
las demoras naturales de los sistemas empresariales. En La quinta dis­
ciplina, Senge3menciona un ejemplo: en las tuberías antiguas, cuando
uno abre la llave de agua caliente, el agua sale fría por un tiempo y
luego calienta. Si uno se quiere bañar debe tener paciencia para espe­
rar que caliente. De lo contrario, abrimos tanto la llave que cuando sale
nos quemamos. En la teoría de sistemas esto se llama «demoras». En
el mundo empresarial existen muchas «demoras»: cuando empezamos
un proceso de cambio y reestructuración; cuando contratamos nuevo
personal; cuando implementamos un proceso de calidad o estrategias
competitivas. Los beneficios toman tiempo en materializarse. Hay que
tener paciencia para esperar las «demoras» en los resultados, o de lo
contrario nos podemos quemar como con el agua caliente.
La semilla de bambú es como una nuez de cáscara muy dura.
Cuando uno la planta, el primer año no pasa nada. La sigue abonando
y regando el segundo año, y no pasa nada. El tercero y el cuarto,
tampoco. Pero cuando llega el quinto año, el bambú crece 30 metros
en seis semanas. Tenga paciencia con los ciclos naturales de la vida y
el trabajo; persevere fertilizando y regando para que, cuando llegue el
tiempo, el resultado nos sorprenda.
«No hay nada malo en tener posesiones materiales;
el problema está cuando los bienes materiales nos po­
seen a no: ctros.»
Paramahansa Yogananda
3 SENGE, ob. cit.
84 David. Fischman
Por un puñado de garbanzos
Las metas que nos trazamos nos dan oportunidades para
superarnos; el problema está cuando perdemos la pers­
pectiva de su importancia
Cuentan que en ia India los cazadores esconden botellas con
garbanzos en la selva para atrapar monos. Los monos meten su mano
en la botella para sacar los garbanzos, pero, al estar la mano llena y
querer sacarla, no sale por ia boca de la botella. Los monos pierden
agilidad y velocidad para huir. Pueden soltar los garbanzos y sacar la
mano de la botella para salvarse, pero no io hacen. El mono, ensimis­
mado con el deseo y la ambición de obtener los garbanzos, no ve que
en poco tiempo será el menú de! cazador.
¿Cuántas veces en el mundo empresarial somos como esos mo­
nos de la India? Tratamos de lograr nuestras metas a toda costa, aun­
que en el camino sacrifiquemos a nuestra familia, a nuestra pareja y,
sobre iodo, nuestra salud. Lo peor es que basamos nuestra felicidad o
miseria en e! logro de los objetivos. Tener metas es importante; el
problema es cuando las metas nos tienen a nosotros, es decir, cuan­
do estamos apegados a ios resultados.
Anthony De Mello define ei apego corno la creencia de que nues­
tra felicidad depende de personas o aspectos externos a nosotros'1.
Cuando estamos apegados tenemos muchas emociones negativas y
miedo de rio conseguir los resultados porque, subconscientemente,
consideramos que nuestra felicidad depende de eílos. Por ejemplo,
cuando queremos ganar una licitación crucial para la empresa; cuan­
do preparamos un informe para el directorio; cuando llevamos a cabo
un evento y queremos que salga perfecto.
No está mal buscar la excelencia en (o que hacemos; el problema
está cuando creemos que el logro de la meta que buscamos define
nuestra paz y tranquilidad. Desapego no significa desinterés, sino ía
conciencia de que valemos por lo que ya somos y no por el éxito en
alcanzar una meta. Cuando estamos apegados y no logramos los ob­
jetivos, nos molestamos, nos da cólera, sufrimos y hasta maltratamos
a nuestro personal, buscando culpables de los fracasos. Como con­
secuencia, generamos estrés y éste deteriora la salud de nuestro cuer­
4 DE MELLO, Anthony. Awareness: A De Mello Splrituality Conterence ¡n His Oten Words.
New York: Baritam Doubleday Dell Pubiishing Group, 1982.
El Camino del Líder 35
po. La pregunta es: ¿vale la pena?
Imagínense a un buzo que baja con tanques de oxigeno al fondo
del mar. Se golpea, pierde la memoria y cae soltando la boquilla de
oxígeno. Al poco tiempo se despierta y se da cuenta de que debe
llegar a la superficie. Trata desesperadamente de subir, pero le falta
aire. Sufre, le da miedo no llegar a su meta para salvarse. Sobre su
espalda tiene todo el aire que necesita para estar tranquilo. El proble­
ma es que no se da cuenta.
Cuando nos trazamos una visión en la empresa, muchas veces
somos como este buzo: nos desesperamos por llegar a la meta y nos
ahogamos. La visión sólo debe darnos la dirección de un camino que
tenemos que recorrer con desapego. El camino a la visión presenta
muchos obstáculos, razón por la cual debemos tomar una posición de
observador que nos permita ampliar nuestra perspectiva.
Cuentan que en una oportunidad, cuando estaba cumpliendo su
visión de divulgar sus enseñanzas al mundo, Buda fue insultado gro­
seramente por unas personas, Buda los miró y siguió caminando como
si nada pasara. Un discípulo se le acercó y le dijo: «Maestro, esto no
puede quedar así. ¡Esas personas lo han insultado! No voy a permitir
que insulten a mi maestro. ¡Les daré su merecido!». Buda le contestó:
«Discípulo, cuando alguien te da un regalo y no lo aceptas, ¿de quién
es el regalo? Yo veo que tú lo has aceptado y ahora lo quieres devol­
ver».
De la misma forma, en el camino a la misión habrá muchos rega­
los o, mejor dicho, obstáculos. Sólo usted decide si los acepta, com­
prometiendo su salud, bienestar y tranquilidad, o toma una actitud de
desapego que le permita mantener el balance en la vida.
36 David Fischmari
3. CREATIVIDAD
En el camino a la visión existirán muchas dificultades y obstácu­
los. Para superarlos se requiere creatividad.
Cuando uno maneja un vehículo de doble tracción por un cerro de
arena y no ve huellas alrededor, siente un cosquilleo en ei estómago.
Uno siente que es eí primero que toma esta nueva ruta, y no sabe si
ella io llevará a la cima o ai abismo. Uno toma el riesgo de seguir
adelante, pero con cautela, pues después de la cima del cerro puede
haber un precipicio. En el mundo empresarial no podemos caminar
encima de las huellas de los competidores; tenemos que tomar ries­
gos calculados y encontrar nuevos caminos que nos permitan alcan­
zar la cima más rápido que la competencia. Para salirse de ias hueilas
que todos recorren se requiere la capacidad de ser flexibles y romper
esquemas, hábitos y costumbres.
Nuestros hábitos son como un mayordomo que está en nuestra
mente y se encarga de hacer una serie de labores previamente apren­
didas por nosotros. Por ejemplo, cuando nos dirigimos en el auto de la
casa a la oficina vamos pensando en nuestros proyectos, y nuestro
mayordomo mental nos lleva a la oficina manejando. Ei problema es
cuando el mayordomo abarca ei 100% de nuestra vida, porque cuan­
do ello ocurre nos volvemos esquemáticos y rutinarios. Es muy fácil
que esto suceda, puesto que resulta muy cómodo dejar que el mayor­
domo de los hábitos dirija nuestra vida.
Si queremos avanzar en el camino del líder tenemos que estar
dispuestos a romper nuestros hábitos y estar abiertos a nuevas posi­
bilidades que nos permitan alcanzar nuestra visión.
«Descubrir significa mirar lo mismo que observan
otras personas pero ver algo diferente.»
Albert Szent-Gyorgi
Creatividad: El primer paso del liderazgo
El Camino del Líder 37
Nuestros hábitos nos condicionan a seguir repitiendo
deforma permanente las mismas conductas, aunque las
condiciones en las cuales se establecieron hayan cam­
biado.
A las pulgas saltarinas se las entrena colocándolas en una caja
de vidrio. Cuando saltan se estrellan contra la tapa de la caja, pero
poco a poco van regulando su salto hasta que aprenden a hacerlo a
una altura donde ni siquiera la tocan. Al remover la caja, como las
pulgas ya están entrenadas, siguen saltando a esa misma altura, aun­
que esta vez ya no tengan un límite real.
En la India, a los elefantes se los amarra desde pequeños a un
árbol con una cadena para que no puedan escapar. Tratan de hacer­
lo, pero la cadena y el árbol son más fuertes que ellos. Cuando crecen
a su tamaño y adquieren la fuerza de los adultos, basta con amarrar­
los a un pequeño arbusto para que no se escapen. Con la fuerza que
tiene, el elefante podría sacar el arbusto de raíz, pero no lo hace por­
que tiene grabado el esquema de que es imposible escapar. Lo mis­
mo nos ocurre a los seres humanos una vez que aprendemos un es­
quema. Por ejemplo, la forma en que hacemos nuestro trabajo o con­
ducimos nuestra vida. Nos es muy difícil cambiar aun si las condicio­
nes del mundo, el mercado y la competencia cambian.
Según Kouzes y Posner, el primer paso para ser un líder es rom­
per lo establecido, cambiar e innovar la forma en que hacemos las
cosas1. La historia es testigo de cómo los verdaderos líderes rompie­
ron esquemas. Gandhi consiguió la independencia de la India rom­
piendo el esquema de la lucha con armas y la violencia: usó la paz
como arma y cambió la forma de hacer revoluciones. Miguel Grau
rompió el esquema de que al enemigo hay que maltratarlo y aniquilar­
lo: rescató del mar a los chilenos caídos en la guerra, y, de alguna
manera, la dignificó. La Madre Teresa de Calcuta rompió lo estableci­
do al atender y ayudar a personas de pobreza extrema en la India.
Pero romper lo establecido no es fácil; no sólo por los hábitos,
sino también por nuestra percepción. La percepción humana barre el
1 KOUZES, James M. y Barry Z.POSNER. The Leadership Challenge: How lo Keep
Getting Extraordinary Things Done in Organizalions. San Francisco: Jossey Bass
Pubtishers, 1995.
mundo y trata de ubicar ¡o que ve en esquemas previamente conoci­
dos. Imagínese, por ejemplo, que está en una cola esperando su tur­
no y pasa un tipo muy bien vestido con un temo oscuro y lentes oscu­
ros y ío empuja por atrás. Usted se cae y, al voltear, lo ve. Furioso, se
para, lo enfrenta y empuja, pero, con ei movimiento, a esa persona se
ie caen los lentes y usted se da cuenta de que es ciega. Muestra per­
cepción interpretó la situación como sí se tratase de una persona ele­
gante, prepotente, creída y abusiva. Nos hizo pensar y sentir sobre la
base de este esquema. La realidad era diferente. La percepción nos
ancla a esquemas conocidos en la mente y ríos dificulta ser flexible
para crear.
Una vez que aprendemos las características de un esquema y lo
grabamos en la mente, nos es muy difícil escaparnos de él. Han que­
dado grabadas en la historia frases célebres de grandes personajes
que en su momento no tuvieron la flexibilidad necesaria para escapar­
se de sus esquemas. Por ejemplo: en. 1927
Hany M. Warner, de Warner Brothers, preguntaba: «¿quién dia­
blos quiere escuchar a un autor hablar?», cuando las películas mudas
pasaban a ser películas habladas. O. Keneth Olsen, presidente y fun­
dador de iaempresa Digital Equipment Corporation, en 1977 dijo: «No
hay razón para que ios individuos tengan una computadora en su
casa-*.
Cuenta Anthony de Mello que un hombre se sentó en el autobús
a: lado de una persona con apariencia desarreglada. Ai ver que le
faltaba un zapato, le dijo: «Disculpe, ¿se ¡e ha perdido un zapato?».
La persona respondió: «No, me he encontrado uno». Para ser
innovadores tenemos que luchar contra nuestra percepción que nos
obliga a mantenernos en lo ya conocido.
En su libro Thinkertovs, Michael Michalko cuenta cómo hacia ei
inventor Thomas Edison para contratar personal. Su método consistía
en invitarles una sopa; si le echaban sal sin probaria primero, no los
contrataba, porque no quería personas que no estuviesen dispuestas
a romper sus esquemas, a cuestionar sus propios hábitos2.
¿Qué hacer para empezar a romper esquemas? Empiece a cues­
tionar sus propios hábitos. Cambie de ruta en las mañanas cuando
maneja de su casa a ¡a oficina. Cambie su rutina en la oficina. Empie­
ce por hacer lo que normalmente hace al fina!. Cuestione sus {uncio­
nes: ¿realmente aportan valor, o debería estar haciendo algo diferen­
2 MICHALKO, Michaeí. Thinkerioys: A Hanobook of Business Creativiiy for ihs 90's.
California: Ten Speed Press, 199!.
38 David Fischman
te? Cuestione sus productos y servicios: ¿cómo podrían mejorar?
Cambie su rutina de almuerzo, pruebe nuevas comidas, experimente
nuevas actividades y pasatiempos. Forme el hábito de cambiar hábi­
tos. Sólo de esta manera se acostumbrará a romper lo establecido y
no tendrá barreras para crear. Recuerde que si usted no crea el cam­
bio, el cambio terminará creándolo a usted.
El Camino del Líder 39
«Los hombres nacen suaves y flexibles.
En la muerte son rígidos y duros.
Las plantas nacen tiernas y dóciles.
En la muerte son secas y quebradizas.
Entonces cualquiera que sea rígido e inflexible, es un
discípulo de la muerte.
Cualquiera que sea suave, abierto y flexible, es un
discípulo de la vida.»
Lao Tzu
Cambiar o morir
Vivimos en una época competitiva y cambiante en la
que, para no perecer, las personas y empresas deben
serflexibles. Pero llegar a serflexible y abierto al cam­
bio no es fácil: implica modificar hábitos arraigados
en las conductas personales y organizacionales.
Los hábitos son como un resorte: si uno quiere cambiarlos, tiene
que estirarlos fuertemente por un tiempo prolongado. De lo contrario,
vuelven a su posición. Por ello, muchos esfuerzos de cambio empre­
sarial no dan resultados. Si el «resorte» no es estirado con el suficien­
te compromiso y por el tiempo necesario, las cosas vuelven a la nor­
malidad.
En primer lugar, se debe desarrollar en las personas una actitud
de toma de riesgos y de ruptura de esquemas, empezando por los
directivos más altos en la organización. No podemos pedir a un ejecu-
40 David Fischman
iivo que tome riesgos o que sea innovador cuando su jefe es un
«seguróla»3que se rige por la forma tradicional de hacer las cosas.
Cómo incentivar la toma de riesgos
En el comportamiento de las personas se puede distinguir dos
zonas: una de seguridad y una de riesgo. Normalmente las personas
actúan desde su zona de seguridad, según hábitos o conductas apren­
didas que le dan total seguridad. Esta zona no promueve la innova­
ción o el cambio.
Para que las personas aprendan a cruzar las fronteras de la zona
de seguridad es necesario que se expongan a situaciones que los
hagan actuar en la zona de riesgo, para valorar y perder el miedo a la
ambigüedad y a los territorios desconocidos. Una forma de ayudar a
los ejecutivos a salir de su zona de seguridad son los ejercicios de
cuerdas altas. En la UPC llevamos a los ejecutivos a una instalación
de cuerdas ubicadas a 12 metros de altura, en las afueras de la ciu­
dad. En ellas los hacemos trabajar en equipo. Ei resultado de la expe­
riencia es sorprendente: el hecho de que se enfrenten a sus miedos y
salgan a su zona de riesgo genera un cambio de actitud en los partici­
pantes. Después de caminar a 12 metros de altura sobre cables de
acero, se sienten capaces de hacer cualquier cosa en ia oficina.
Cómo romper esquemas
Cuando en una carretera vemos un objeto distante que no distin­
guimos bien, nos concentramos y tratamos de encajarlo en aigún es­
quema mental conocido: es un cartel, una grúa, etc. A medida que
nos acercamos, en algún momento finalmente lo encajamos y termina
el proceso. Así funciona la percepción humana: nos permite ver el
mundo desconocido y asociarlo a esquemas conocidos por nuestra
mente. Para romper esquemas, el proceso es inverso. Tenemos que
aprender a pasar de algo conocido a un esquema novedoso. Por eso
es tan difícil. Se trata de una habilidad opuesta a nuestra percepción.
Para desarrollarla tenemos que aprender a utilizar lo que De Bono
¡lama pensamiento lateral4. Con el pensamiento lateral flexibílizamos
los esquemas y encontramos nuevas relaciones. Destruimos para cons­
truir algo nuevo.
Una técnica muy fácil que ayuda a romper esquemas es la de
reversión de supuestos. Haga una lista de los supuestos o caracterís­
3 Ver personalidades que Irenan !a creatividad en FISCHMAN, David. “ Creatividad em­
presarial: El caso peruano», en revista Anda, julio de 1997.
4 DE BONO, Etíward. El pensamiento creativo. El poder de! pensamienio lateral para la
creación de nuevas ideas. Barcelona: Ediciones Paidós 1994
El Camino del Líder 41
ticas del producto o servicio que quiere innovar. Luego reviértala y
registre las ¡deas que se ie vienen a la mente. Por ejemplo, en 1995
en la UPC, queríamos mejorar el mecanismo de ingreso a la universi­
dad. Listamos los supuestos o características del examen de ingreso:
Supuestos del ingreso tradicional
1. La universidad toma examen para seleccionar a los mejores.
2. El desempeño en el colegio no se toma en cuenta para el ingre­
so a la universidad.
3. Los alumnos dan el examen al terminar el colegio.
4. Los alumnos se presentan a la universidad.
Reversión de supuestos
1. Los mejores no se examinan.
2. El desempeño académico es la base del ingreso a la universidad.
3. Los alumnos dan el examen durante el colegio.
4. La universidad se presenta a los alumnos.
Revirtiendo los supuestos, la UPC instauró el sistema de Selec­
ción Preferente® que logró innovar todos los procesos de admisión
existentes y captar con éxito a los alumnos del tercio superior de los
colegios.
Si tuviéramos que graficar la actitud que debemos tomar, podría­
mos decir que debemos ser como la langosta5. La langosta nace en
una pequeña caparazón que le sirve para sus primeros meses de vida,
pero luego tiene que tomar el riesgo de salir de allí para adquirir una
caparazón nueva que le permita seguir desarrollándose. Durante dos
días se queda sin caparazón, vulnerable al ataque de otras especies
o de las corrientes que la pueden aplastar contra las rocas. Nosotros
también debemos aprender a tomar el riesgo de cambiar nuestra «ca­
parazón» o esquemas, que muchas veces nos limitan y nos hacen
perder oportunidades de crecimiento personal y empresarial.
El mura o competitivo de hoy exige personas flexibles, que tomen
riesgos y qu rompan esquemas. Estas personas serán las creadoras
del caos en la industria, en vez de los «segundones» que reaccionan
con desventaja ante el caos creado por sus competidores.
5 Historia tomada de la base de datos ¡deaBank en Internet.
42 David Fischrnan
«Nosotros no vemos las cosas como son; vemos las
cosas como somos nosotros.»
Anuís Nin
Rompiendo los candados de la mente
Nuestras creencias v experiencias pasadas nos permi­
ten interpretar el mundo y tomar decisiones. Sin em­
bargo, también nos anclan y nos impiden cuestionar.
En una conferencia espiritual en Nueva York, un maestro anunció
a los asistentes que les presentaría a un verdadero gurú: «Este gurú
estuvo 50 años en una cueva en el Himalaya, en silencio, y ha alcan­
zado la iluminación. Hoy romperá por primera vez ei silencio». El pú­
blico, interesado, vio con regocijo y mucha atención al gurú, que ves­
tía. una bata anaranjada; él permaneció en silencio 15 minutos. Cuan­
do finalmente hablo, dijo 20 palabras y calló. Luego el maestro infor­
mó que el gurú daría una conferencia a un costo de 1500 dólares, y
sólo para las primeras 30 personas en inscribirse. Al ver la avalancha
de gente peleando por un cupo, el maestro pidió regresar al auditorio
y les confesó que el «gurú iluminado» que habían visto era un mendi­
go recogido de las calles. Le había ofrecido tan sólo 20 dólares por
ponerse la túnica y por decirles unas palabras. La mente de ios asis­
tentes lo convirtió en un verdadero gurú.
Esta historia real evidencia la existencia de «lentes mentales».
Nosotros no vernos la realidad como es, sino como creemos que es.
Los «ientes» están compuestos de memorias, experiencias y creen­
cias. Nuestro pasado determina cómo percibimos el presente. En esta
historia, el hecho de que el mendigo tuviera barba, túnica y hablara
muy poco evocó la memoria y creencias de los participantes sobre
gurúes reales. Así, su mente no cuestionó las palabras sin sentido del
mendigo.
Nuestra mente tiene un sistema de «casilleros de vidrio con can­
dado». Cuando aprendemos o vivimos algo, almacenamos en estos
El Camino del Líder 43
casilleros nuestras experiencias, hechos, creencias y actitudes. Lue­
go la mente les pone candado para que no cambien. Cuando percibi­
mos un estímulo, nuestra mente tiene acceso a los casilleros, ve lo
almacenado y actúa en función de sus contenidos.
Este mecanismo mental trae problemas en la empresa. Cuando
juzgamos apresuradamente al compañero de trabajo como poco
creativo porque alguna vez dio una mala ¡dea; cuando una persona es
ubicada en el casillero de los «ineficientes» y se duda siempre de su
capacidad de trabajo; cuando una persona comete un error y es colo­
cada por su equipo en el casillero reservado para los «faltos de crite­
rio». En todas estas situaciones se ponen en juego prejuicios que difi­
cultan la comunicación, reducen el potencial de los empleados y crean
un mal clima organizacional. Nadie puede juzgar o tachar a una per­
sona sólo por lo que percibe de sus actos. Nosotros vemos a las per­
sonas por una pequeña ventana, de manera que no tenemos toda la
información para formarnos un juicio correcto.
Cuentan que una señora pidió un plato de sopa en un restaurante
y fue al baño. Cuando regresó a su mesa vio a un hombre sucio y mal
vestido tomando la sopa. Ella, indignada, decidió sentarse en la mesa,
coger otra cuchara y comer de la misma sopa al tiempo que miraba al
individuo fijamente a los ojos. Al terminar la sopa el hombre vino con
un plato de tallarines. Ambos comieron los tallarines en silencio. La
señora pensó que quizá no era un mal hombre, que tal vez tenía ham­
bre, y que al comprar los tallarines había demostrado ser un caballe­
ro. La señora, arrepentida, se paró para comprar el postre. Al regre­
sar, el hombre ya no estaba; tampoco su cartera. Así que, desespera­
da, gritó «¡ladrón, agarren al ladrón!» La gente corrió a perseguir al
hombre. Mientras tanto, la señora volteó y vio una mesa con un plato
lleno de sopa y una cartera al costado. Sí, se había equivocado de
mesa y le había robado la sopa al hombre sucio y mal vestido.
Como la señora de la historia, a cuántas personas en nuestra
vida tachamos de ladrones, injustos, tontos, cuadriculados o flojos
cuando realmente no lo son. A cuántas personas discriminamos y les
restamos oportunidades. Seamos lo suficientemente flexibles para
cuestionar y destruir los candados mentales. Sólo de esta forma ten­
dremos los lentes claros para aprovechar las oportunidades que nos
ofrece la vida.
44 David. Fischman
4. EQUILIBRIO
El mundo empresarial vive hoy una guerra permanente. A dife­
rencia de los combates de guerra tradicionales, en los que hay ban­
dos claramente definidos, la guerra empresarial es de todos contra
todos. Cada vez salen más enemigos, empresas que se globalizan y
penetran nuestras fronteras atacando nuestros mercados. Empresas
que cruzan las fronteras electrónicamente y atacan por flancos nunca
antes conocidos. En una guerra convencional se usan armamentos
como aviones, tanques y camiones, pero siempre se tiene que parar a
echarles combustible y darles mantenimiento. De lo contrario dejan
de estar operativos. En la guerra empresarial nuestro único armamen­
to es nuestro cuerpo. Si no paráramos a recargar nuestras energías y
fuerzas no habría la posibilidad de seguir en la batalla.
Cuando hacemos una fogata tenemos que alimentarla permanen­
temente de leños para que no se extinga. Cuando hay mucho viento
la madera se consume muy rápido, de manera que se requiere más
leños para mantener el fuego. Nosotros somos iguales que esta foga­
ta: tenemos un fuego interno maravilloso, pero con frecuencia pasa­
mos momentos de turbulencia y dificultad que lo consumen. Para re­
cuperarlo y lograr nuestro equilibrio necesitamos ubicar un espacio
calmo y acceder a la fuente inagotable de leños o energía que todos
llevamos dentro.
Si cargamos sobre nuestros hombros unos baldes de agua y no
estamos equilibrados, al mínimo choque con una persona le derrama­
remos el agua en la cabeza. Lo mismo ocurre en el trabajo cuando no
estamos equilibrados: chocamos con personas y les derramamos nues­
tras cóleras y rabias hasta embarrarlas por completo. Equilibrio tam­
bién significa estar en paz con uno mismo, entender y aceptar nues­
tras emociones.
«Toda la miseria del hombre deriva de no poder sen­
tarse en silencio en un cuarto a solas.»
Blas Pascal
El Camino del Líder 45
Saliendo del ojo del huracán
En un mundo empresarial de constantes cambios e ines­
tabilidad necesitamos encontrar un centro que no cam­
bie, que amplíe nuestra perspectiva, que nos permita
alcanzar nuestro balance. La pregunta es: ¿existe?
Un huracán es un fenómeno atmosférico que provoca vientos de
una velocidad superior a los 180 kilómetros por hora. Crea caos y
destrucción total, pero su centro -el «ojo» del huracán- es totalmente
calmo. Hoy día vivimos en el mundo empresarial huracanes de
globalización. La competencia nos exige avanzar más rápido y traba­
jar más horas cada día, lo que genera desgaste emocional y mental.
¿Qué hacer? Ubicar el ojo del huracán donde todo es calmo para
retomar fuerzas y seguir luchando. Pero, ¿dónde está ese paraíso?
Paramahansa Yogananda cuenta la historia del venado almizclero,
que tiene en una bolsa ubicada debajo de su estómago una fragancia
exquisita. Cuando el venado envejece comienza a sentir la fragancia,
pero no sabe de dónde viene. Empieza a buscarla por todo el campo
-en los árboles, en las piedras, en el río -pero no la encuentra. El
venado enloquece buscando la fragancia, y en su desesperación se
arroja a un precipicio tratando de encontrarla en el vacío. Los cazado­
res, lo recogen muerto debajo de los precipicios.
Lo increíble es que el venado ya tenía lo que buscaba adentro,
pero no lo sabía.
De manera similar, nosotros buscamos la paz y la felicidad fuera,
en vez de mirar a nuestro interior. Las buscamos a través del cumpli­
miento de metas y retos externos, o del reconocimiento y aceptación
de terceras personas. Pero la búsqueda externa nos lleva a un espiral
sin fin en el que queremos siempre más y más, y lo que logramos es
justamente lo contrario de ¡a paz: estrés e intranquilidad.
Un tesoro escondido en una laguna es muy difícil de encontrar si ei
viento mueve las aguas y crea chupina. En cambio, cuando las aguas
están calma ; se puede ver con claridad la ubicación del tesoro. De
manera similar, tenemos que calmar los vientos de nuestros pensamien­
tos para poder acceder a un tesoro que yace dentro de nosotros.
En el Oriente le llaman meditación; en el Occidente, silenciamiento.
Lo que buscan estas técnicas es simplemente lograr mantener la mente
en blanco -es decir, sin pensamientos- por algunos minutos. Cuando
46 David Fischman
esto se logra nos invade una sensación de paz y felicidad que recon­
forta y tranquiliza, lo que permite retomar el balance. Tener la mente
en blanco por unos minutos no es fácil. Haga la prueba en este mo­
mento. Pare de leer y trate de no pensar por un minuto.
Como pudo comprobar, le vinieron más pensamientos que nunca.
E! hábito de pensar lo tenemos por décadas, y no es fácil cambiarlo.
Para lograr el silenciamiento existen muchas técnicas, maestros y li­
bros. Los resultados no son inmediatos, de manera que se requiere
mucha perseverancia.
Existen numeroso estudios científicos que comprueban ios efec­
tos de esta técnica milenaria en nuestro cuerpo. Por ejemplo, en su
libro Ageless Body; Timeless Mind, Deepak Chopra menciona un es­
tudio realizado por una compañía de seguros. Se encontró que los
clientes que practicaban silenciamiento visitaron 50% menos hospita­
les, tuvieron 80% menos enfermedades del corazón y 50% menos
enfermedades de cáncer que el grupo de control. Un estudio de la
Universidad de Harvard encontró que a 22 pacientes hipertensos a
quienes ¡es enseñaron técnicas de silenciamiento, lograron una pre­
sión normal en cinco años1.
Durante el día no podemos ver las estrellas, porque el soi es tan
luminoso que nos lo impide. Pero las estrellas están en el firmamento
día y noche. De la misma forma, nuestros sentidos actúan como el sol:
nos iluminan con tantas sensaciones y percepciones, que generan pen­
samientos que nos impiden ver el firmamento en nuestro interior.
Los pensamientos son ios guardianes de una inmensa bóveda de
alegría y tranquilidad que tenemos todos en nuestro interior. Démos­
les un descanso a estos guardianes cerrando nuestros sentidos. Abra­
mos la bóveda y recarguemos nuestras energías para mejorar nues­
tra salud con esta inagotable fuente de paz. Salgamos unos minutos
del huracán turbulento de decisiones, retos y problemas empresaria­
les e ingresemos en el ojo calmo. Es probable que desde esta pers­
pectiva percibamos a este huracán como un simple viento de verano y
tengamos mayor capacidad para tomar decisiones acertadas.
1CHOPRA, Deepak Ageless Body, Timeless Mind: The Quantum Atternative to Growing
Oíd. New York: Harmony 3ooks, 1993.
El Camino del Líder 47
«Que los pájaros de preocupación y tensión vuelen
alrededor de tu cabeza, eso no lo puedes cambiar.
Que ellos hagan nidos en tus cabellos, eso sí lo
puedes impedir.»
Proverbio chino
El hábito de golpearse la cabeza contra la pared
Hoy en día, para competir en la carrera empresarial
necesitamos que nuestros motores mentales estén fun­
cionando a su máxima capacidad. Sin embargo, mu­
chos caminan con motores frenados por los miedos de
la preocupación.
«Qué pensarían si encuentran en la calle a una persona golpeán­
dose la cabeza contra una pared con mucha fuerza. Tiene la cabeza
totalmente ensangrentada, pero lo sigue haciendo. Lo más probable
es que piensen que está loco. ¿No hacemos nosotros lo mismo cuan­
do tenemos un problema difícil de resolver?»2Con la preocupación no
nos golpeamos la cabeza físicamente, pero sí mentalmente. A pesar
de que ei problema nos angustia, nos llena de miedo y nos tortura, le
seguimos dando vueltas.
Es cierto que la preocupación tiene el objetivo de cuidarnos como
especie. Gracias a la preocupación nos hemos salvado de ser devo­
rados por bestias salvajes. La preocupación es una emoción que nos
alerta de un posible peligro o dificultad. Cuando suena la alarma de
nuestro auto corremos para ver qué sucede, y cuando constatamos
que no pasó nada, la apagamos. No se nos ocurre manejar con la
alarma encendida por toda la ciudad. Sin embargo, cuando suena la
alarma mental de la preocupación y nos alerta sobre un problema,
generalmente la dejamos prendida, lo que desgasta nuestras bate­
rías. Cuando vivimos preocupados no sólo se reduce nuestra capaci­
dad de pensamiento, sino que además dañamos nuestro cuerpo.
En un estudio hecho a 75 pacientes de cáncer, los investigadores
de la Universidad de California, LA, descubrieron que existía un vín­
2 Talleres de Encuentro con Ignacio Larrañaga.
48 David Fischman
culo directo entre el estado mental del paciente y el sistema
inmunológico. Descubrieron que emociones negativas severas debili­
tan el sistema inmunológico3.
Si las preocupaciones y angustias nos hacen daño, entonces ¿por
qué nos preocupamos? Quizá porque nos gusta tener la razón. Cuan­
do nos preocupamos filtramos lo bueno y nos concentramos en lo
malo. Estamos pendientes de lo que puede suceder y nuestros pen­
samientos son negativos. Como la mente es muy poderosa y lo que
se piensa generalmente se cumple, es más frecuente que confirme­
mos que lo que presagiábamos era correcto; es decir, que nos pase lo
malo, este resultado va creando un hábito de preocupaciones4. La
preocupación no permite que veamos objetivamente un problema.
Cuando terminemos de preocuparnos veremos que cualquier circuns­
tancia se puede superar con esfuerzo y persistencia.
Lo que nos preocupa es muchas veces como un globo enorme
donde se han dibujado monstruos horribles. Mientras más nos pre­
ocupamos, más inflamos el globo y más nos asusta. Una técnica que
nos permite desinflar el globo, mencionada por Neale Donald Walsch
en su libro Conversaciones con Dios, Libro Guía, consiste en pregun­
tarse varias veces «¿qué pasaría si lo que me preocupa y angustia
realmente ocurriera?»5 Por ejemplo, supongamos que me preocupa
que un subordinado clave se marche de la empresa. ¿Qué pasaría si
ello ocurriera? Quedaría un vacío en esta área de la empresa. ¿Qué
pasaría después? Tendríamos que trabajar todos más para poder cu­
brirlo mientras buscamos su reemplazo. ¿Qué pasaría después? Qui­
zá bajaríamos nuestra productividad y la competencia se aprovecha­
ría de tal situación. ¿Qué pasaría después? Estoy seguro de que nos
pondríamos al día rápidamente. Como ven, el globo se fue desinflan­
do poco a poco; es cierto que el problema subsiste, pero ya no tiene la
magnitud que uno Imaginaba ¡nicíalmente.
La mente es como una radio. Usted puede sintonizar una esta­
ción de música melodiosa y relajarse, o puede dejar e! dial en una
frecuencia de interferencias y ruidos estridentes. Sólo de usted de­
pende romper la preocupación y sintonizar pensamientos melodiosos
que refuercen su salud y bienestar.
3 O’HARA, Valerte. Five Weeks to Healing Stress: The Wellness Option. Caliíornia: New
Harbinges Publícations Inc. 1996.
4 MC WILLIAMS, Peter. You Can't Afloró the Luxury oí a Negative Thought. Caliíornia:
Prelude Press, 1995.
5 WALSCH, Neale Donald. Conversations with God: an Uncommort Dialogue. Book 1
Guidebook. Virginia: Hampton Roads Publishing Company Inc., 1997.
El Camino del Líder 49
«Lm s circunstancias no hacen al hombre, lo revelan.»
Jumes Alien
Reacción o creación
A cada instante el líder tiene dos alternativas: la crea­
ción o la reacción ante las circunstancias. Dos pala­
bras con un significado tan diferente pero que se escri­
ben con las mismas letras: únicamente se distinguen por
la posición de una C.
Un gerente trabajó muy duro con su equipo para ganar una licita­
ción, pero su empresa quedó descalificada por la falta de un docu­
mento. El gerente, furioso, maltrató y gritó a su equipo, y humilló a ¡a
persona que debió responsabilizarse. Al poco tiempo el gerente des­
cubrió que no hubo error en su equipo, sino más bien un problema en
la licitación. Se arrepintió y se avergonzó.
Ante un estímulo externo (perder la licitación), el gerente se dejó
llevar por sus instintos y miedos. Entró en un ciclo negativo y destruc­
tivo para él mismo y para ¡a organización. Reaccionó apresuradamen­
te creando un entorno de desconfianza poco motlvador.
En su libro Conversaciones con Dios, Neale Donald Walsch iden­
tifica dos alternativas para enfrentar situaciones: la creación o la reac­
ción6; palabras que significan cosas contrarias, pero que se escriben
con las mismas letras. En la reacción no existe control sobre lo que
hacemos. Perdemos el poder; no somos responsables por nuestros
actos y buscamos un culpable. En la creación, en cambio, somos li­
bres de responder ante un estímulo, tenemos poder sobre nuestros
actos y enfrentamos con creatividad y positivismo las circunstancias.
Son muchas las veces en nuestra vida que recurrimos al hábito
de la reacción. Reaccionamos negativamente cuando las cosas no
salen como queremos, cuando nos dan una maia noticia, cuando no
alcanzamos una meta, o hasta en una circunstancia tan cotidiana como
cuando alguien nos cruza con su auto mientras estamos manejando.
La conducta de reacción nos llena de pensamientos y emociones ne­
gativas que bloquean nuestra capacidad de análisis y raciocinio y afec­
6 WALSCH, Neale Donald. Conversations wilh God: an Uncommon Dialogue. Book 1.
Virginia: Hampion Roads Publishing Company Inc., 1997.
50 David Fischman
tan nuestra salud. Esto resulta peligroso, porque hoy más que nunca
se requiere que eí líder sea positivo, que esté despierto y consciente
en la toma de decisiones y en la comunicación con su personal.
Los pasos para conseguir una conducta de creación son:
Adopte la posición de observador
Al enfrentar un estímulo difícil, no lo tome personalmente. Obser­
ve externamente sus sentimientos y pensamientos. Trate de estar
consciente de lo que le está ocurriendo. ¿Lo que percibe es su inter­
pretación de la realidad, o la verdad absoluta?
Cuestione supuestos
La realidad que percibimos pasa por nuestras creencias, prejui­
cios y supuestos, muchas veces equivocados y egoístas. Si una per­
sona nos critica en público, antes de reaccionar negativamente supo­
niendo que nos quiere atacar, pensemos que esa persona podría te­
ner un problema grave, o que no se dio cuenta.
Tenga ciclos mentales positivos
Los pensamientos negativos traen emociones negativas y gene­
ran un círculo vicioso que fomenta conductas de reacción. Tome con­
ciencia de su pensamientos en cada instante y manténgase en ciclos
mentales positivos.
Cuentan que en un país lejano vivía un hombre que tenía un ca­
ballo muy fino al que quería mucho. Un día el caballo fugó. Su vecino se
acercó y le dijo: «Es una pena que se escapara el caballo». El hombre
respondió: «No sé si es bueno o malo». Al día siguiente su caballo
regresó junto con una yegua muy fina, Vino el vecino y le dijo: «Qué
suerte tienes». El hombre respondió: «No sé si es bueno o malo». Días
más tarde su hijo se rompió la pierna al tratar de domar a la yegua. El
vecino corrió a auxiliarle y le dijo: «Qué desastre lo de tu hijo». El hom­
bre dijo: «No sé si es bueno o malo». Al poco tiempo el país entró en
guerra, vino el vecino llorando y le dijo: «Mis hijos se fueron a la guerra,
quizá no regresen nunca. Tienes suerte de que tu hijo siga mal de la
pierna». El hombre respondió: «No sé si es bueno o malo»7.
Cuando nos enfrentemos a circunstancias en el trabajo tratemos
de actuar como este hombre: con desapego. Las cosas no son bue­
nas ni malas; son nuestra percepción y voluntad las que finalmente
definen dónde colocamos la C, en la reacción o creación de nuestro
futuro.
7 FOREST, Heather. Wisdom Tales Irom Around the World. Arkansas: August House
Publishers Inc.,
El Camino del Líder 51
5. APRENDIZAJE
¿Cuántas veces le ha pasado que compra un producto en el su­
permercado, lo almacena en su despensa y cuando lo quiere usar
revisa su fecha de vencimiento y se da cuenta de que ya expiró hace
meses? Usted dirá: ¿qué tiene que ver esto con el aprendizaje? La
respuesta es: más de lo que cree.
Cuando seguimos una carrera profesional, estudiamos semina­
rios, cursos o uña maestría, ios conocimientos adquiridos también tie­
ne fecha de vencimiento. Si aprendemos algo, lo guardamos en nues­
tra despensa de conocimientos y no lo aplicamos rápidamente, es
probable que cuando lo queramos usar ya sea obsoleto. Hoy día no
sólo la velocidad de la creación de conocimiento se ha multiplicado;
también se han multiplicado los medios donde conseguir el conoci­
miento. Recuerde sólo hace diez años. ¿Cuántos libros nuevos apa­
recían sobre un tema? ¿Se usaba Internet? ¿Cuántos canales de te­
levisión había? ¿Con qué velocidad aparecían nuevos conceptos
empresariales? ¿Cuántos cursos y programas había a distancia? Ver­
daderamente, la realidad era otra.
Hoy día la velocidad de aparición y distribución de los conocimien­
tos es más rápida que la velocidad con que el ser humano puede apren­
derlos. Escomo si siempre hubiésemos usado un embudo para pasar el
liquido de las botellas del conocimiento a nuestra «galonera» de la mente.
Un día las botellas se convirtieron en cilindros de conocimiento, pero
nuestro embudo no creció y m>pudimos captar todo. Lo más probable
es que en el futuro las instituciones educativas entreguen sus diploma
con fecha de vencimiento, igual que el yogurt en el supermercado.
Las entidades educativas deberán orientarse cada vez más hacia
la formación de habilidades que nunca venzan, que sean indepen­
dientes del tiempo. Por ejemplo, la habilidad de aprender a aprender,
la habilidad de pensamiento critico, la habilidad del trabajo en equipo,
habilidades de liderazgo, entre otras. Para desarrollar estas habilida­
des tendrán que cambiar sus sistemas tradicionales de exposiciones
teóricas por metodologías activas donde la gente aprenda haciendo.
«Lo que escucho lo olvido.
Lo que veo lo recuerdo.
Pero lo que hago, lo entiendo.»
Confucio
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  • 7. © David Fischman © Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) © El Comercio (para la presente primera edición) Enero 2000 Impreso en el Perú Cubierta: Rafael Hastings Correción de estilo: José Luis Carrillo Mendoza Diseño de cubierta y diagramación: Ana Sofía Miguel de Priego Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas Centro de Información Fischman, David El Camino del Líder / David Fischman Universidad Peruanade Ciencias Aplicadas (UPC); El Comercio, 2000. ISBN 9972-676-12-9 LIDERAZGO/ CREATIVIDAD/ RECURSOS HUMANOS/ INNOVACIONES 658.4092 FISC
  • 8. A mi esposa Cecilia
  • 9. 6 David Fischman PRESENTACION DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS (UPO El tema del liderazgo está entretejido con la razón fundacional de ia Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Nuestra misión está encabezada por el siguiente propósito: «Formamos líderes íntegros...». Para esta universidad, ei liderazgo no es una condición congénita de los individuos. No son líderes ios que así nacen, sino los que se hacen. De allí que formar líderes sea ante todo una misión educativa. E! liderazgo es la capacidad adquirida y ejercida de influir en los demás. No es ciertamente ¡a influencia del poder, que supone ¡a des­ igualdad entre quienes mandan y quienes obedecen. Es más bien ia influencia entre quienes son y se sienten iguaies. Los instrumentos del poder son las reglas. La herramienta de los líderes es la persuasión. La persuasión se contagia a través de la razón o de la emoción, de las intuiciones compartidas o de las expe­ riencias convividas. Las regias del poder requieren autoridad y coer­ ción. La persuasión del líder necesita principios y coherencia. Un po­ der sin autoridad es ilegítimo; sin coerción, es letra muerta. Ei liderazgo sin principios es perverso; sin coherencia, carece de integridad. El poder se basa en el castigo, E! liderazgo descansa en e! ejem­ plo. Siempre se ha dicho que la mejor manera de educar es con ei ejemplo. Ocurre ¡o mismo con el liderazgo. De allí que este libro en­ cuentre en los ejemplos, en los de la memoria colectiva y en los de ia experiencia personal, un modo apropiado para difundir el liderazgo. Su autor. David Fischman, ha combinado en su vida ia experien­ cia de empresario con la ael educador. Eilo le permite ejercer cabal­ mente la responsabilidad de Director de la Escuela de Empresa de ¡a UPC. Pero, además, le ha impulsado a compartir su aprendizaje del liderazgo en una de las más ieídas columnas del diario El Comercio. Quien lee esa columna seguramente se pregunta por qué está situada en una sección especializada como ia de Economía y Nego­ cios, cuando Interesa y afecta a toda la vida persona!. Quienes sien­ tan así, quizás también deban preguntarse si la edificación y ei enri­ quecimiento de la vida personal no es acaso el mejor de los negocios, ia rnejor de las empresas. LUIS BUSTAMANTEBELÁUNDE
  • 10. El Camino del Líder 7 PRESENTACIÓN DEL DIRECTOR DEL DIARIO EL COMERCIO Siempre es grato para el director de un diario anunciar el auspicio a una publicación. Desde siempre periodismo, literatura y arte guar­ dan su consanguinidad irrenunclable que en el caso de El Comercio se ha traducido en una relación fecunda y leal a lo largo de sus casi 161 años de vida. Por ello me es especialmente agradable saludar el nacimiento de E! Camino del Líder cuya paternidad corresponde a uno de los cola­ boradores de nuestra sección Economía y Negocios. David Fishman tiene detrás de sí un currículo nutrido que incluye su actual cargo como Director de la Escuela de Empresa de la Universidad Peruana de Cien­ cias Aplicadas (UPC) y su trabajo en el Centro de Liderazgo e Inno­ vación de la UPC, desde los cuales realiza una importante labor de difusión de las actitudes, cualidades y valores del liderazgo personal e interpersonal a ejecutivos. Me toca hablar de este joven libro desde el punto de vista del comunicador. Se trata de un holgado recuento de artículos -varios de los cuales han sido publicados en El Comercio - en los que trenza, como se describe en el título, Historias ancestrales y vivencias perso­ nales, logrando uno de los anhelos más caros para quien ejerce la faena de escribidor: la de reclutar el ojo del lector a través de un len­ guaje atractivo y ágil sin sacrificar ni una puntada de la profundidad del contenido. Para ello Fischman ha logrado una fórmula propia y acorde con los principios de liderazgo que busca difundir. Es una constante en su obra que pase a exponer sus ¡deas a través de pequeñas narracio­ nes, a manera de parábolas, que grafican conceptos tan difíciles de definir como creatividad, autoestima y liderazgo. Este recurso permite que nociones que podrían resultar técnicas y abstrusas hayan encontrado un puente para desplazarse hacia la mente del lector de forma ingeniosa y aguda. Títulos como Los tornillos no se ponen con martillos o Los autos alquilados no se lavan -citados ambos para tratar el siempre espino­ so tema de la tentación del poder- o Es recomendable ejercer el liderazgo... sin ego - para retratar que el liderazgo es una forma de servicio-; logran el cometido de no sólo retener la mirada sino de invi­
  • 11. 8 David Fisclvnan tar a la lectura. Este tipo de logro no es sin embargo una dádiva de los dioses de la inspiración. Es, por el contrario, el resultado de un profundo enten­ dimiento del comunicador de la naturaleza cambiante de los tiempos y las personas. Aunque afortunadamente aún existen contingentes de asiduos a ia lectura, no podemos plegarnos a ese único frente. Por e! contrario, debemos estar atentos hacia donde apuntan ias agujas de ios estudios realizados en todo ei mundo y que bosquejan para los comunicadores de la actualidad el reto de escribir para quienes no quieren leer. Esta realidad abrumadora exige de periodistas y escrito­ res renovar sus recursos para lograr un reto sin duda arduo pero, que per esa misma característica, resulta tentador al abrir perspectivas hacia una serie de posibilidades demandantes. Fischman ha comprendido ese desafío y ha buscado sus propias estrategias para domarlo de forma exitosa, aplicando asimismo ios valores del liderazgo que pregona. Es, por tanto, un placer para nues­ tro diario auspiciar la publicación de este grupo de artículos de lectura placentera y contenido de virtuosa catadura. ALEJANDRO MIRÓ QUESADA GARIAND
  • 12. El Camino del Líder 9 PRESENTACIÓN DEL GERENTE GENERAL DE PROFUTURO AFP Para ei lector no es novedad tener un acercamiento teórico sobre la importancia de las personas y el liderazgo en las organizaciones, pero pocas veces las enseñanzas son tan prácticas y sencillas de rea­ lizar que hacen mucho más simple llevar a cabo lo que los enunciados teóricos nos indican. Es precisamente este factor el que ha motivado a ProFuturo AFP a participar en este extraordinario ejemplar. ProFuturo AFP es una empresa que vivió y vive el cambio organizacional, orientado a cumplir con la misión quo se ha propues­ to: «Construir con cada uno de nuestros afiliados, un respaldo que ¡es permita vivir dignamente». En nuestra empresa hemos sabido aplicar hombro a hombro con nuestros compañeros de trabajo muchas de las enseñanzas que se transmiten en este libro, como son generar un sentido de propósito, autoestima, creatividad, trabajo en equipo, etc. Hemos pues, logrado traspasar la barrera de lo escrito a lo practica­ do... a lo hecho. Esto es sin duda, en gran parte, gracias a la aplicación de las ense­ ñanzas vertidas por David Fishman, quien es considerado casi un miem­ bro más de nuestro equipo por haber sido ese rayo de energía creativa que encendió chispas' y propagó el fuego en el desarrollo de nuestra institución y en el mejoramiento y apoyo a nuestro personal; Conocedores de la misión personal de David, de su pasión por lo que hace y de su deseo por compartir sus conocimientos e impulsar el liderazgo en el país, es que nos involucramos en este proyecto, por­ que sabemos que las páginas a continuación enriquecerán al lector tanto como lo hicieron con nosotros. Agradecemos la posibilidad de realizar esta modesta contribución. MARIANO FELIPE PAZ SOLDÁN F.
  • 13. David Fischman «Barranco» Oleo sobre lienzo 102x 139 Rafael Hastings 1997 La Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) agradece a Rafael Hastings la cesión de su cuadro reproducido en la carátula. Partes del presente libro fueron publicadas en el diario El Comercio de Lima durante el año 1999.
  • 14. Contenido PRESENTACIÓN del Rector de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).........................................................................6 del Director del Diario El Comercio..........................................7 del Gerente General de ProFuturo A FP .................................9 INTRODUCCIÓN 1. AUTOESTIMA.................................................................................15 Autoestima: La base del liderazgo............................................ 16 Somos creadores de profecías..................................................18 Hay que sacarse las vendas para competir............................. 20 Desactivando los botones de la mente.....................................22 La cultura de la excusa.............................................................. 24 Pequeñas metas, grandes logros............................................. 26 2. VISIÓN............................................................................................. 29 Cómo lograr pasión en acción...................................................30 Paciencia y perseverancia con el agua caliente......................32 Por un puñado de garbanzos.....................................................34 3. CREATIVIDAD.................................................................................36 Creatividad: El primer paso del liderazgo................................ 37 Cambiar o morir........................................................................... 39 Rompiendo los candados de la mente......................................42 4. EQUILIBRIO....................................................................................44 Saliendo del ojo del huracán......................................................45 El hábito de golpearse la cabeza contra la pared...................47 Reacción o creación....................................................................49
  • 15. 12 D avid Fischm án 5. APRENDIZAJE.............................................................................. 51 El liderazgo no se enseña, se aprende....................................52 Represando conocimientos.........................................................53 El verdadero tesoro..................................................................... 56 6. COMUNICACIÓN EFECTIVA........................................................58 ¿Sabemos escuchar?..................................................................58 El respeto en la comunicación..................................................61 El poder de la palabra.................................................................62 Hablando del miedo de hablar...................................................65 7. ENTREGA PODER.........................................................................67 Consideraciones para entender el empowerment...................68 Los tornillos no se ponen con martillos.....................................71 Los autos alquilados no se lavan...............................................73 Para dictadores y subordinados «sí señor»............................ 75 8. TRABAJO EN EQUIPO..................................................................77 ¿Trabaja usted en grupo o en equipo?.....................................78 Mejorando las reuniones .............................................. 80 Valorando las diferencias............................................................82 9. SERVICIO.........................................................................................85 Liderazgo: una forma de servir..................................................86 Es recomendable ejercer un liderazgo sin ego........................88 La verdadera evolución...............................................................89 EPÍLOGO Liderando con integridad.............................................................92
  • 16. El Camino del Líder 13 INTRODUCCIÓN Cuentan que un hijo le dijo a su padre que quería ser un líder, y le preguntó cómo podía lograrlo. El padre le respondió que lo primero que tenía que hacer era estar consciente de sus conductas. Que cada vez que sintiera que había hecho daño a una persona, clavara un clavo en la cerca de su casa. El hijo aceptó el reto y empezó a tomar mayor conciencia de sus actos. Siguiendo el consejo de su padre, comenzó a poner clavos con el martillo cada vez que hacía daño, maltrataba a una persona o no la respetaba. Luego de un tiempo el hijo dejó de poner clavos en ¡a cerca, porque ya era consciente de sus actos y trataba bien a las personas. Entonces preguntó a su padre: «¿y ahora qué hago?» El padre le respondió diciéndoles que por cada acto de bien y servicio que realizase, sacase un clavo de la cerca. El hijo nuevamente aceptó el reto y empezó, poco a poco, a sacar los clavos. Ya estaba despierto, era consciente y además se dedicaba a ayudar a las personas. En poco tiempo logró sacar todos los clavos. Contento, se acercó donde su padre, quizá con un poco de soberbia y le dijo: «¡he terminado! ¡Logré sacar todos los clavos! Finalmente he aprendido a ser una mejor persona, un líder». Sin embargo, acto se­ guido lo asaltó una duda: «¿ahora qué haremos con todos los huecos que dejaron los clavos en la cerca?» Eí padre le respondió: «no los toques. Están allí para recordarte siempre que en tu camino de apren­ dizaje dejaste una huella de dolor en la gente y que gracias a su entre­ ga, comprensión y colaboración ahora puedes ser la persona que eres». Quise empezar este libro con la historia anterior por tres motivos. El primero, porque El Camino del Líderes un libro donde quiero com­ partir con el lector las huellas que yo dejé en mi camino de aprendiza­ je de liderazgo. Por ello, este libro es un agradecimiento a todos aque­ llos que me ayudaron a crecer y a desarrollarme como persona. Com­ partiendo mis huellas quizá ayude a los lectores a aprender de mis errores y a ro dejar tantas huellas en su propio camino. El segundo motivo es que El Camine del Líderes un libro lleno de historias como la citada al inicio de esta introducción, historias que transmiten mucha sabiduría. En ¡a India es muy común el aprendizaje a través de historias. Lo interesante de ellas es que permiten relacio­ nar conceptos nuevos con los que ya tenemos en la mente, lo que hace muy fácil el aprendizaje. Esto se denomina «aprendizaje metafó-
  • 17. 14 David Fischman rico». Cuando me encuentro con alumnos que tomaron mis talleres de iiderazgo y les pregunto qué es lo que más recuerdan del curso, su respuesta es siempre: «las historias». Uno olvida con facilidad los conceptos teóricos si no los aplica rápidamente, pero ei aprendizaje de las historias queda almacenado para siempre. Este libro está lleno de historias ancestrales de China, Japón, África y de la India. Historias que no sólo sirven para explicar el liderazgo, sino que pueden ser usadas para transmitir sabiduría a la familia y a las personas queridas. Ei tercer motivo es que esta historia narra el inicio y el fin de El Camino de! Líder. El primer paso que debe dar aquella persona que quiere ser líder es aprender a estar consciente, pues éste es un ele­ mento clave para lograr e! liderazgo personal. La historia termina con ¡a etapa más evolucionada del liderazgo ínterpersonal: el servicio a los demás. No podemos ser líderes si no tenemos primero la capaci­ dad de liderarnos a nosotros mismos. El liderazgo personal se logra cuando la persona emprende e l' camino trabajando su autoestima, creatividad, visión, equilibrio y capa­ cidad de aprender. El liderazgo interpersonal se ¡ogra posteriormente, cuando la persona domina la comunicación, aprende a dirigir a otros y a entregarles el poder, a trabajar en equipo y a servir a sus seguidores. El liderazgo es un camino en espira! que va de dentro hacia fuera. Si una laguna que alimenta a un río no es protunda, si tiene poco agua, el río no podrá irrigar los campos y no se podrá sembrar ni cosechar. De la misma forma, si la persona no tiene primero un nivel de profundidad interior, no podrá irrigar un liderazgo constructivo y hacer crecer a las personas que la siguen.
  • 18. El Camino del Líder 15 1. AUTOESTIMA Autoestima supone, primero, ser conscientes de nuestros actos, Si usted pudiera preguntarle a un pez: «¿cómo crees que es el océano?», el pez respondería: «¿de qué océano hablas?» Si está inmerso en él, no po­ drá apreciar ¡a diferencia, Nosotros estamos inmersos en un océano de creencias, supuestos y prejuicios que consideramos verdaderos, pero que no necesariamente lo son. Estar consciente es despertar, sacar la cabeza del agua y darnos cuenta de nuestros comportamientos subconscientes. Autoestima implica conocerse a si mismo. Vivimos siempre tan apurados, que no tenemos tiempo para conocer a otras personas. Pero lo peor de todo es que ni siquiera nos damos un tiempo para reflexionar y conocernos a nosotros mismos. Imagínese que estamos en el medio del mar en una embarcación. Si somos conscientes de dónde estamos en el mapa o a través de un GPS y conocemos la embarcación, sus fortalezas y puntos débiles, tendremos la capacidad de llevarla al destino que escojamos. La vida siempre nos presenta problemas y situaciones en las que debemos tomar decisiones. Si estamos despiedos y nos conocemos profundamente, tendremos la capacidad de decidir lo mejor para noso­ tros. Según Branden, las personas que tienen baja autoestima se sien­ ten poco valoradas, poco respetadas y poco competentes'. Es una sen­ sación profunda que nos impide muchas veces avanzar en la vida. Las personas con baja autoestima tienen por lo general un ene­ migo interno que les habla al oído para decirles cosas negativas: «no hagas eso», «tú no puedes», «tú no vales», «no te respetan», «no te quieren». Si una persona no tiene autoestima será muy difícil que tome el camino del liderazgo. No sólo no estará consciente de su realidad, sino que su diálogo interno le impedirá correr riesgos, aprovechar opor­ tunidades y tener buenas relaciones ínterpersonales con su equipo. «Fallar no te convierte en unfracaso. Rendirte, aceptar elfracaso y no querer volver a intentar, sí lo hace.» Richard Exley 1 BRANDEN, Nathaniel. The Six Pillars olSelf-Esteem. New York: Bantam Books, 1995.
  • 19. 1S Dauid Fischman Autoestima: La base del liderazgo Baja autoestima es como no tener cinturón de seguri­ dad para viajar en una montaña rusa. No disfrutaría­ mos del viaje, y cada subida y bajada brusca en la mon­ taña de la vida nos haría sentir que caemos al vacío. Imagínese o simplemente recuerde, en su experiencia pasada, las siguientes situaciones de comunicación de un gerente con sus subordinados: -¡No estoy de acuerdo! Ninguna de las ¡deas que plantean dará re­ sultado. Como siempre, yo soy el único que piensa en esta organización. -¡Esta es la tercera vez que te equivocas! ¿Es que no tienes cerebro? -Aquí se hace lo que yo digo. Aquí hay una persona que manda, y ésa soy yo. Eso de dar poder, de! empowerment, son tonterías. La única forma de hacer bien las cosas es obedeciendo a un líder, y ése soy yo. Situaciones como éstas deterioran la motivación de los subordi­ nados y bajan susíancialmeníe la productividad en las empresas. Yo le formulo al lector ia siguiente pregunta: ¿cuál cree que es el elemento común de ia personalidad de los gerentes anteriormente men­ cionados? La respuesta es: falta de autoestima. Según Branden, la autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse competente y seguro, y la capacidad de valorarse y respetar­ se a sí mismo2. Cuando los gerentes tienen una baja autoestima ac­ túan como una liga que está presionada hacia abajo y que ejerce una fuerza para regresar a su posición original. Esa fuerza se traduce en conductas que tratan de elevar la autoestima a toda costa, pero sin lograr ningún resultado. Cuando un gerente tiene baja autoestima su conducta menosca­ ba permanentemente a ¡os demás. Como no se siente competente, necesita creer que los demás son menos que él. Cada vez que en­ cuentra errores en sus subordinados, o que se convence a sí mismo de que sus ideas son las mejores, o cada vez que se siente poderoso porque es ei único que toma decisiones, está tratando de subir su autoestima de forma ficticia. Trata de sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados. 2 ibíd.
  • 20. El Camino del Líder < ■? » I Hoy en día la gerencia moderna propone entregar más poder, confianza y responsabilidad a los subordinados. La calidad total y la cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de trabajar en equipo con su personal, de crear un clima de cooperación y de creci­ miento personal. Si el gerente tiene una baja autoestima saboteará inconscientemente cualquier esfuerzo por lograr este tipo de cuitura. Cuando nuestra autoestima es baja, nos comportamos como cuan­ do tenemos un globo con hueco. Tratamos todo el tiempo de inflarlo - es decir, de subir la autoestima- con conductas como las antes men-. donadas. El globo se infla un poquito, pero luego vuelve a su estado original. Para subir la autoestima de forma rea! se requiere un proceso mucho más complejo. Lo más trágico de la autoestima es que la persona no es cons­ ciente de sus conductas. Se trata de procesos subconscientes que vienen desde la niñez. Por eso, para elevar la autoestima de forma reai se requiere de una terapia psicológica seria que permita a la per­ sona tomar conciencia de su conducta e ir construyendo, poco a poco, las bases sobre las que desarrollará su seguridad y valoración. Los gerentes con baja autoestima tienen otrc tipo de conductas que también son perjudiciales para el mundo empresarial. Tratan de ponerse en situaciones en las que terminan haciendo las cesas mal, donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son compe­ tentes. Es el caco, por ejemplo, de un gerente que acopia más y más trabajo hasta que se satura y las cusas ie salen mai. u e! de una persona que sabe que al gerente le molesta ía impuntualidad y llega permanentemente tarde a trabajar, con lo que comete una suerte de autosabotaje. A través de comportamientos subconscientes, terminan comprobando que en realidad no son personas capaces. Otras conductas resultantes de una baja autoestima son los ex­ cesivos celos profesionales, la inseguridad para comunicar sus ¡deas, el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar perma­ nentemente de sus logros, así como la incapacidad para innovar y cambiar. El Centro de Liderazgo de la UPC hizo un estudio en el que se encontró q u : el principal tema tabú en las empresas era hablar del estilo de lide.azgo del jefe. Nadie habla del estilo gerencial del jefe por miedo a las represalias. Entonces, si los subordinados no se atreven a enfrentar este problema por miedo y ei jefe no es consciente de su realidad, ¿cuándo y cómo saldremos de este círculo vicioso?
  • 21. 18 David Fischman «Sea que pienses que puedes o que no puedes, esta­ rás en lo cierto.» Henry Ford Somos creadores de profecías El uranio es un mineral que puede ser tremendamente destructivo para el ser humano, pero también le sirve para la generación de energía. De la mismaforma, nues­ tros pensamientos son un arma poderosa que puede des­ truir o construir, dependiendo de cómo los usemos. En un experimento conducido por Rosenthal y Jacobson3, de la Universidad de Harvard, a ciertos profesores de colegio se les pidió que determinaran cuáles de sus alumnos eran brillantes y cuáles eran deficientes, según unas pruebas de inteligencia. Dichas pruebas eran noticias, y ios alumnos en realidad tenian similar nivel y potencial. Al término del período experimenta!, los alumnos catalogados ficticiamente como inteligentes obtuvieron mucho mejor rendimiento que aquello que fueren catalogados como deficientes. Los profeso­ res, pensando que los primeros eran alumnos muy inteligentes, ¡es dieron más tiempo, incentivos y estímulos. Los profesores fueron, sin saberlo, creadores de sus propias profecías. Lograron que los alum­ nos sean más capaces con sólo pensar que lo eran. La profecía que se cumple a sí misma ocurre cuando tenernos una creencia tan profunda que actuamos como si ésta fuese verdad. Como consecuencia, nuestros comportamientos terminan haciendo realidad ¡a profecía. Cuentan que Johnriy Carson, animador del popu­ lar Tonight Show en California, comentó muy serlo a su audiencia: «Lamento darles una muy mala noticia: el papel higiénico se acaba de agotar en California. Cuiden como oro el papei que les queda»4. ¿Qué creen que pasó al día siguiente? Por supuesto, el pape! higiénico se agotó y se cumplió la profecía. Las personas estaban tan convenct- 3 ROSENTHAL, Roben y Leñóte JACOBSON. FygmaHonin the Classroom TeachetExpetíalions i Td Pupte Intelectual Development. New York: Holt, Rinehart and Winslon, 1963. i v'ON OECH, Rogert. A Whack on the Side oí the Head. How Ycu Can Be More Creative. vio.-- a: Warner Books, 1983.
  • 22. El Camino del Líder 19 das de que se agotaría el papel que su comportamiento fue comprar grandes cantidades y almacenarlas. Las profecías que se cumplen a sí mismas están muy presentes en la economía, y la empresa. Todos sabemos el daño que le puede cau­ sar a un banco la «volada» de que va a quebrar. La gente, creyendo que el banco es instable, actúa de acuerdo con esta creencia y retira iodo su dinero, con lo cual el banco efectivamente se debilita y hasta puede quebrar. Lo mismo ocurre con la inflación: si la gente piensa que los precios van a subir, todos se adelanta, suben sus precios y se produce la inflación. En Estados Unidos, uno de ios indicadores más importantes para predecir el futuro de la economía es una encuesta de expectativas a los ejecutivos. Si los ejecutivos piensan que a futuro habrá recesión, existe una gran posibilidad de que ésta ocurra. Las empresas dejan de invertir, de hacer proyectos nuevos y de contratar personal por temor a una menor demanda, y toda la economía se empieza a paralizar. La profecía termina cumpliéndose. En la empresa, la profecía que se cumple a sí misma crea fre­ cuentemente círculos viciosos entre jefe y subordinado. Si usted tiene un subordinado que no le convence porque cree que carece de las habilidades necesarias, no le dará mucho tiempo, no lo motivará, ni lo ayudará a mejorar. Sentirá que es una pérdida de tiempo. A su vez, si e! subordinado siente que su jefe no lo escucha, no le da tiempo y no lo incentiva, se desmotivará y tendrá baja productividad. Al ver esto, el jefe le dará aún menos tiempo y atención, y el círculo continuará hasta que el subordinado renuncie o sea despedido. La profecía se ha cumplido. ¿Cuántas personas valiosas se pierden simplemente por creencias equivocadas? Si pensamos que la economía está en mal estado, pues seguirá mal. Si pensamos que habrá Inflación, pues habrá inflación. Si pensa­ mos que una persona es un mal empleado, pues seguirá siendo un mal empleado. Si pensamos que no somos capaces, seremos los pro­ fetas de nuestro propio fracaso. Nuestros pensamientos son esculto­ res de la obra de nuestra vida. Cómo los utilicemos depende sóio de nosotros mismos. Si tenemos una piedra entre las manos, podemos destruirla o esculpir con ella una maravillosa obra de arte. «Uno puede encontrar lasfallas de los demás en po­ cos minutos, pero puede tomarle toda la vida descu­ brir las suyas.» Anónimo
  • 23. 20 David Fischtnan Hay que sacarse las vendas para competir ¿Podría usted competir en una carrera de vallas siendo el único de los contendientes que tiene los ojos venda­ dos? Lo mismo ocurre en la empresa cuando los geren­ tes son inconscientes de sus comportamientos. Para competir hay que sacarse ¡as vendas. Hace quince años, cuando era gerente financiero de una empre­ sa, aprendí una lección importante. Escuché que mis subordinados hablaban fuera de mi oficina sobre un loco. Al comienzo no hice caso, pero como seguían abrí la puerta con curiosidad y les pregunté: «¿Quién es el loco? ¿Se ha metido un loco a la oficina?» Mi personal se quedó mudo; algunos incluso se pusieron pálidos. En ese momento me preocu­ pé; ¿algún loco se habría robado aigo de la empresa? Ante mi insisten­ cia, uno de ellos se armó de valor y me dijo: «Disculpa, David: el loco eres tú». Sentí como sí despertara de golpe y cayera de la cama a una reali­ dad desconocida Confieso que en esa época mi estilo gerencial era au­ toritario, explosivo y poco predecible. Sin embargo, no era consciente de mi comportamiento, ni de cómo era percibido por mis subordinados. Nuestra mente es como un iceberg: una pequeña parte, el cons­ ciente, aparece sobre e! agua, pero otra, bastante mayor, está sumergi­ da. Cuando trabajamos sin ser conscientes de nuestras conducías y sus consecuencias, estamos actuando desde la parte sumergida, el sub­ consciente. La lección que aprendí a partir de la experiencia del «loco» es que tenemos conductas propias que no conocemos. Debemos dar a quienes nos rodean la oportunidad de ayudarnos a despertar. En mis talleres de liderazgo doy a cada participante tres sobres que deben entregar a amigos cercanos. En los sobres se pregunta sobre ios aspectos más positivos de la persona y las áreas en que tiene que mejorar. Cuando el alumno lee las respuestas, muchas ve­ ces descubre características que no conocía. Es un momento emoti­ vo. Aparecen muchas caras tristes y hasta lágrimas. Con la ayuda de los sobres, el alumno se sumerge, pica un poco de hielo del iceberg y lo trae a la superficie para analizarlo. Mientras más conscientes de nuestros actos estemos, mejor será nuestro manejo interpersonal y mayor nuestra posibilidad de evitar conflictos innecesarios. Hace poco, en una reunión de equipo, un miembro agredió fuerte­
  • 24. mente a otro. El agredido respondió el ataque con la misma vehemen­ cia y se creó un clima muy tenso. A! término de ia reunión, quien agre­ dió primero me comentó: «¿Viste cómo me atacaron gratis? No hice nada para recibir este trato». Intrigado, en ese momento le pregunté: «¿No te has dado cuenta de que tú atacaste primero?» Sinceramen­ te, respondió que no. Estar despiertos significa mirar por nuestros ojos y por un «tercer ojo» fuera de nosotros, y observar todo lo que ocurre. También significa aceptar criticas y sugerencias de los demás. Estas despiertos significa dejar de mirar sólo hacia nosotros mismos para mirar afuera, hacia las reacciones y emociones de otros. Los gerentes «dormidos» pueden hacer mucho daño al clima organizacional y desmotivar a su personal, Pero la responsabilidad no es sólo de! gerente: ios subordinados también ponen lo suyo. Como ya ha sido mencionado, en el Centro del Liderazgo de la UPC hicimos recientemente una encuesta a ejecutivos de recursos humanos sobre los temas tabú en la empresa. Uno de los más importantes era el estilo gerencial del jefe. El personal, por miedo, no habla con su jefe acerca de su estilo gerencial, sus conductas y sobre lo que quisiera que mejore. Si el personal no ayuda a su jefe a despertar, entonces ¿quién lo hará? Cuentan que un rey, ante la sorpresa de todos, despidió a un ofi­ cial de altísima jerarquía en su reino sin que hubiese razón obvia algu­ na. La reina, intrigada, le preguntó: «¿por qué has despedido a nues­ tro oficia! que fue tan lea!, que nunca te criticó ni cuestionó ninguna orden tuya en diez años?» El rey le respondió: «lo despedí justamente por eso, mi querida reina»5. Ayudemos a despertar a nuestro jefe, colegas y familia. No sólo mejoraremos nuestras relaciones con ellos; también los haremos cre­ cer como personas. El Camino del Líder 21 «La gente que combate elfuego con fuego, usualmente termina con sólo- cenizas.» Abigail Van Burén 5 CHAN, L u k s . 101 Lessons ol Tso. Ohio: Benefactor Press, 1995.
  • 25. Desactivando los botones de la mente 22 David Fischman Cuando nos curan con alcohol una herida abierta, ex­ plotamos de dolor de forma inmediata. De la misma manera, en el trabajo algunos estímulos presionan cier­ tos botones de nuestra mente hasta hacernos explotar de ira y destruir la confianza y la comunicación. Cuando fui gerente de una empresa que pasaba por una época difícil en términos de volumen de ventas, encontré un gran vendedor. Pedí a! gerente de Ventas que lo entrevistase y lo contratase. A la semana, e! gerente de Ventas me comentó: «Entrevisté al vendedor, pero ei gerente de Recursos Humanos lo descartó». Decepcionado, vi fallar mi estrategia. Esa tarde me encontré con los gerentes de Ven­ tas y de Recursos Humanos en la cafetería. Le pregunté al de Recur­ sos Humanos: «¿Qué tal la entrevista con el vendedor? ¿Por qué lo descartaste?»Él me respondió: «No lo entrevisté...». Lo interrumpí y no pudo decir nada más. Convertido en un monstruo, grité al gerente de Ventas: «Me mentiste, dijiste que lo había entrevistado». Él me respondió: «Nunca miento; lo que pasa es...». No terminó de hablar. Rabioso, seguí insultándolo: «Cómo es posible que no seas capaz de decirme que no te gusta la persona y culpes a otros». El gerente de Recursos Humanos observaba impresionado mi reacción. Luego de que me vio clamado, me dijo: «David, no entrevisté al vendedor, pero sí verifiqué sus referencias y no es recomendable». En ese momento quería desaparecer: había armado tremendo lío sin razón y, lo que es peor aún, maltraté al gerente de ventas gratuitamente. Cuántas veces reaccionamos desproporciona-damente, como en la historia anterior, y no dejamos a las personas terminar de explicar su punto de vista. Según Weeks6, el ser humano tiene «botones» crí­ ticos que al ser presionados generan conductas explosivas que des­ truyen ¡a comunicación. Cuando nos ocurre, es como si un monstruo tomase el control de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Una vez que pasa tomamos conciencia de lo que hicimos y nos arrepentimos, sin entender por qué ocurrió. Hay dos causas importantes que originan esta reacción: -Tener una niñez traumática: si nuestros padres explotaban fre- 6 WEEKS. Dudley. The Eight Essential Steps to Conflict Resolulion. New York: Penguin Putnam Inc., 1994
  • 26. El Camino del Líder 23 cuentemeníe, es probable que nosotros hayamos aprendido a hacer lo mismo. Y si recibimos poco amor, cariño y respeto de nuestros pa­ dres, nos generaron frustraciones subconscientes que favorecen con­ ductas explosivas. Ante situaciones que nos evoquen momentos difí­ ciles de ia niñez, es probable que reaccionemos de forma explosiva. -El estrés en el trabajo: a medida que tenemos más problemas en el trabajo, las frustraciones, tensiones y miedos se acumulan hasta que cualquier situación aprieta un botón y explotamos con fuerza. ¿Qué hacer? Tomemos conciencia. ¿Cuáles son los «botones» que disparan conductas agresivas en nosotros? En mi ejemplo, el «botón» fue a posible mentira. En su libro La inteligencia emocional, Goleman presenta un estu­ dio que determina que el principal disparador de la ira son situaciones en las que nos sentimos en peligro físico, pero sobre todo cuando las afectadas pueden ser nuestra autoestima y nuestra dignidad7. Si te­ nemos una sólida autoestima, aun en la circunstancias más difíciles de ia vida nos sentiremos más seguros y estaremos menos propen­ sos a explotar. Un antídoto para desactivar los «botones» es pensar más en los demás. No permanecer a la defensiva, tomar una actitud de servicio para comprender y aceptar a las personas. Si, en mi ejemplo, yo hu­ biera estado en una actitud de servir, no hubiese reaccionado de esa forma; pero sólo me preocupaba cuidar mi ego: «cómo era posible que a mí me mintieran». Nuestro ego es como un guardián permanen­ te que vigila el mundo para ver si ios estímulos externos ío favorecen o maltratan. Apenas ve la más mínima posibilidad de que saiga mal­ tratado, corre y presiona los botones mentales y nos hace explotar. Pero nosotros no somos nuestro ego. Tener una actitud de servicio implica darle descanso a ese guardián, orientarse hacia ios demás y asi mejorar nuestras relaciones ¡nterpersonales. Otro antídoto es la respiración. Cuando presionen nuestros «bo­ tones», respiremos profundamente. La respiración cambia la fisiolo­ gía de nuestro cuerpo y nos relaja, corta los cables mentales que unen ios botones con nuestro cuerpo. Cuando se enfrente a una situación difícil recuerde este consejo y respire profundamente. Verá cómo lo que parecía un incendio masivo descontroladó es realmente una pe­ queña chispa. Hace poco recibí la siguiente historia por internet. Una pareja ha­ bía salido de casa dejando solos a sus hijos pequeños y al perro. 7 GOLEMAN. Daniei. Emotional Intelligence. New York: Bantam Books, 1995.
  • 27. Estaban preocupados, pero era una emergencia y no tenían con quién dejarlos. Cuando regresaron y llamaron a los niños, éstos no contes­ taron. Se dirigieron hacia la habitación de sus hijos y vieron salir de ésta al perro con la boca llena de sangre. El padre, lleno de ira, persi­ guió al perro y lo mató. Luego entró en el cuarto de los niños y encon­ tró a una serpiente muerta y a ios niños a salvo. El perro héroe había salvado a los niños de morir. Desactivemos los «botones» que nos hacen explotar. Entenda­ mos que nuestra mentes interpretan una percepción de la realidad y no la realidad absoluta. Respiremos profundamente y tomemos el tiem­ po para analizar la situación con calma y elegir nuestras acciones. 24 David Fischman «Aquellas personas que son buenas dando excusas, es probablemente para lo único que son buenas.» Benjamín Franklin La cultura de la excusa Cuando la cultura de las excusas se asienta en las em­ presas, es como si le sacasen las llantas a un automóvil. Dentro del auto uno siente que el motor está prendido, que puede acelerar, pero no se llega a ningún lado. Cuentan que un anciano ya no podía salir de cacería para alimen­ tar a su familia, razón por la cual le pide a su hijo que se encargue de ello. El hijo sale a cazar y regresa rápidamente con un conejo para la cena. Al día siguiente regresa sin haber cazado nada y se excusa diciendo que no hay animales. Al día siguiente tampoco trae nada y se excusa nuevamente. Intrigado, el anciano sale a verificar cómo cazaba su hijo, y lo encuentra sentado junto a un árbol. El anciano le pregunta qué hace allí. El hijo le responde: «Silencio, estoy esperan­ do que los conejos se estrellen contra el árbol. ¿Te acuerdas del pri­ mer conejo que traje a casa? Bueno, ese lo recogí cuando se estrelló contra el árbol. Sé paciente, padre, seguro que más tarde otro se es­ trellará contra el árbol.8 Cuántas veces, como en esta historia, nos quedamos esperando que los éxitos en la vida nos vengan de pura suerte o damos excusas
  • 28. El Camino del Líder 25 para encubrir nuestra falta de responsabilidad y perseverancia. «No tengo tiempo», «no tengo recursos», «no me dejan trabajar», «no me siento bien», «es culpa de otro departamento», «es ei sistema que no funciona». ¿Reconoce estas excusas? La excusa es la distan­ cia más corta entre ia responsabilidad y la irresponsabilidad. Cuando damos una excusa no nos hacemos responsables y dejamos de per­ severar. Presuponemos que una circunstancia externa a nosotros es más poderosa y dopiina nuestro destino. Si es tan negativo para nosotros, ¿por qué lo hacemos? A los que tienen bajo autoestima les cuesta mucho admitir sus equivocaciones, pues ello confirmaría que no son competentes. Culpar a otros de sus problemas aleja la sensación de inferioridad generada por el incumpli­ miento de sus responsabilidades. Aparentemente, las excusas son muy útiles: reducen ei trabajo y no cuestan nada. Lo único que se necesita es un poco de creatividad para que parezcan verdaderas. Pero las excusas tienen el costo escondido de mermar nuestra res­ ponsabilidad, encubriendo nuestra dejadez y generando un clima de desconfianza e hipocresía en la organización. Según Williamson9, los padres normalmente celebran con amor y alegría los logros y aciertos de los niños. Pero otros también critican, humillan o no dan muestras de afecto cuando los niños fallan. Esto condiciona al niño a querer hacer todo perfecto para recibir siempre el cariño. De adultos tenemos el mismo problema: creemos subconscientemente que si nos equivocamos nos retirarán el cariño. Por eso las excusas nos permiten engañarnos a nosotros mismos y creer que no somos nosotros los equivocados, pues de esa forma evitamos el dolor. Las empresas también contribuyen a fomentar la cultura de la excusa cuando penalizan los errores de su personal. Si maltratamos o despedimos a nuestro personal cuando falla al emprender algo, da­ mos un mensaje muy claro: «Mejor no emprenda, y si lo hace tenga una excusa en caso no funcione». Tenemos que cambiar la valoración negativa de ia palabra «error». Normalmente asociamos la palaora error con .minos negativos como «malo» o «destructivo», Recuerde que un er¡ sólo es negativo cuando no aprendemos de é!. Si no hubiesen. rendido de nuestros errores estaríamos en la empresa vestidos de temo, pero gateando. Todos hemos aprendido a caminar cayéndonos, tropezándonos. pero parece que lo hemos o:vidado. ¿CHAÑ.obTcit 3 WILLIAMSON Marianne, O . SeS-Fsíwm. Na . Ver*. Ha'psrCoitos ¡•ubiiste's 139¿.
  • 29. 26 David Fischman Cuentan que a Thomas Watson, presidente de IBM en sus inicios, le preguntaron si despediría ai empleado que había hecho perder 600 000 dólares a la empresa. Él respondió: «¡De ninguna manera! Acabo de invertir 600 000 dóiares en su entrenamiento! ¿Ustedes piensan que lo voy a despedir?»1 0 Las empresas que penalizan el error también penalizan el riesgo. Hoy, si las empresas no corren riesgos, tomarán automáticamente el riesgo de ser desplazadas por su competencia. «El único lugar donde el éxito viene antes que el traba­ jo es en el diccionario.» Donald Kendall, Chairman Pepsi Co. Pequeñas metas, grandes logros La mejor actitud para sobrevivir a la crisis económica que nos toca vivir en el Perú es quizá la perseverancia. Pero perseverar no es fácil: implica estar dispuestos a esperar para ver la luz alfinal del túnel. Cuentan que Winston Churchiil fue invitado a su colegio después de la Segunda Guerra Mundial para que contase el secreto de su éxi­ to. El auditorio estaba totalmente lleno, y había una gran expectativa por su discurso. Al empezar, sacó una hoja y dijo: «Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca te des por vencido». Hizo una pausa, guardó el papel y tomó asiento. Por unos segundos el auditorio, des­ concertado, se mantuvo en silencio, pero luego vino una tremenda ovación. Churchiil transmitió el verdadero secreto de su éxito: la per­ severancia: En nuestro medio la perseverancia no es una actitud muy popular. De niños nos acostumbraron a gratificaciones inmediatas: teníamos hambre y nos alimentaban al instante; hacíamos algo gracioso e inme­ diatamente nos daban muestras de cariño y atención. De adultos, cuan­ do emprendemos un proyecto, ios resultados ya no son inmediatos. Estamos mucho tiempo luchando contra obstáculos sin experimentar 10 JOHN C. MAXWELL. Leadership 101 Inspirationat Quoles & Irisights lar Leaders. Okiahoma: Honors Books, 1994.
  • 30. El Camino del Líder 27 gratificaciones a corto plazo. Al buscar gratificaciones inmediatas y no encontrarlas, empeza­ mos a desmotivarnos, a sabotear nuestras metas, o simplemente aban­ donamos los proyectos. Tomemos el ejemplo de una persona que quie­ re adelgazar. Se mira en el espejo, se pesa y, angustiada, se traza como meta bajar diez kilos en un mes. Pasa una semana de una dieta estricta y dolorosa. Siente que el sacrificio ha sido extremo. Se vuelve a mirar al espejo y sigue gorda. Se pesa y comprueba que sólo ha bajado medio kilo. Siente que el progreso ha sido mínimo, y duda si debe seguir con el esfuerzo. Ese mismo día rompe la dieta y se come una caja de bombones, con lo que vuelve a su peso original. Lo que le ocurrió a esta persona es que no pudo postergar la gratificación. Se­ gún Scott Peck, autor del libro The Road Less Travelled, postergar la gratificación es el proceso de programar el dolor y el placer en la vida de tal forma que primero nos encarguemos del dolor para luego au­ mentar el placer al final” . En el ejemplo anterior, la dieta implicaba un sacrificio para obtener la gratificación de estar delgada al cabo de un mes, pero la persona que la emprendió prefirió dejarla y obtener la gratificación inmediata de los bombones. En su libro La inteligencia emocional, Goleman narra un experi­ mento llevado a cabo por la Universidad de Stanford con niños de 4 años de edad. En este estudio se puso un marshmallowfrente a cada uno de los niños y se les dijo que si esperaban que una persona re­ gresara a la habitación para comérselo, se les daría un segundo marshmallow como premio. Hubo niños que lograron postergar la gra­ tificación, y otros que no. A estos niños se les hizo un seguimiento en el colegio y la universidad. El resultado fue sorprendente: los niños que no se habían comido el marshmallow tuvieron mejor desempeño mejores notas en la prueba de entrada a las universidades y, en gene­ ral, presentaban mejores habilidades sociales y emocionales12. Pos­ tergar la gratificación es la base déla disciplina en la vida; pero, ¿cómo podemos ayudar a formarla? Volviendo al ejemplo de la persona que quiere adelgazar, ¿qué habría ocurrido si la meta trazada hubiese sido bajar sólo medio kilo esa semana? Hubiera tenido la gratificación de lograrlo y las fuerzas para continuar. Ése es el secreto para lograr la perseverancia: alcan­ zar pequeñas metas que nos lleven al objetivo final. La perseverancia 11 PECK, Scott. The Road Less Travelled: A New Psychology ol Leve, Tradilional Valúes and Spiritual Growth. New York: Touchstone Books, 1985. 12 GOLEMAN, ob. cit.
  • 31. 23 David Fischman requiere que confiemos en nosotros mismos, que seamos capaces de salir adelante por nuestro propio esfuerzo. Trazarse pequeñas metas y lograr pequeñas ganancias nos gratifica, refuerza nuestra autoestima y nos incentiva a seguir luchando. En la empresa, cuando un líder de equipo traza desde el principio metas muy ambiciosas para su equipo, el personal se motiva, se sien­ te muy importante. Pero si el líder no establece anticipadamente pe­ queños logros y felicita a su personal por su cumplimiento, el equipo no se cohesiona, no se compromete ni confía en su propio potenciai. Dos ranas, una pequeña y otra gorda, cayeron en un porongo de leche. Trataron de escapar trepando las paredes, pero les resultó im­ posible, puesto que estaban grasosas. Empezaron a patalear para sobrevivir, pero la rana gorda quería parar porque no encontraba sali­ da. La rana pequeña, en cambio, pensaba que si había que morir tendría que ser pataleando. Dos horas después la rana gorda decidió parar, se ahogó y se fue al fondo. La pequeña seguía pataleando sin parar, dispuesta a morir pataleando. La leche estaba tremendamente movida por el pataleo, pero la rana seguía. Cuando ya no daba más y estaba a punto de morir, sintió debajo un bulto: era un pedazo de mantequilla que se había formado con el fuerte pataleo. Se apoyó en la mantequilla y saltó a su libertad'3. Cuando enfrentemos situaciones difíciles, confiemos que al final del camino, si trabajamos con perseverancia, generaremos la mante- quilla que nos ayudará a superar los obstáculos en la vida. 13 PARAMAHANSA YOGANANDA. Two Frogs in Trouble. California: Self Realization Fellowship.
  • 32. El Camino del Líder 29 2. VISIÓN S¡ tener autoestima significa que sé dónde estoy, que me conozco y que además me siento valorado y competente para seguir la travesía, ahora estoy listo para trazar la visión hacia donde quiero llegar. En la vida todos tenemos un propósito especial que debemos saber reconocer. La persona que quiere recorrer el camino del líder debe recono­ cer ese propósito y orientar todas sus energías a lograrlo. Cuando nuestras acciones están alineadas con nuestra visión, toda la natura­ leza trabaja para nosotros, todas las puertas se abren, como si exis­ tiera un complot divino en nuestro favor. Pero recuerde que el liderazgo no es un destino sino un viaje, y la visión sólo nos traza la dirección. Cuando nos convencemos de que no podemos ser felices si no alcanzamos la visión, es el momento en que ésta deja de ser cons­ tructiva para nosotros. Recuerde que nosotros tenemos la capacidad de alcanzar una 'elicidad interior al margen de las circunstancias. Cuando un pez ve un pequeño gusano flotando en el agua, se traza la meta de obtenerlo. El pez nada con todas sus fuerzas para alcanzarlo, y cuando lo logra resulta que detrás de su presa hay un anzuelo de un pescador que lo arrastra a la superficie para comérselo. No enganchemos con el anzuelo de los deseos y necesidades de nues­ tro ego. Cuando la visión se convierte en una meta de alcanzar para ele­ var nuestro ego. Para demostramos que somos capaces y que vale­ mos, pierde su razón de ser. Debemos encaminar nuestras acciones hacia nuestra visión en el futuro disfrutando el camino y viviendo el presente con desapego, sirviendo a un propósito más grande que nosotros mismos. «Elfw uro pertenece a aquéllos que creen en la be­ lleza de sus sueños.» Eleanor Roosevelt
  • 33. 30 Como lograr pasión en acción David Fischman Los líderes alcanzan su poder por diferentes medios: algunos lo obtienen porque son visionarios, otros por su creatividad, y otros por su integridad. Pero todos tienen un elemento en común que les otorga la denomi­ nación de líderes: pasión por lo que hacen. E! sueño de todo empresario es llegar a su empresa y encontrar a sus empleados comprometidos, trabajando con pasión y entusiasmo, tomando los proyectos como propios, sin horarios ni restricciones. Pero, ¿es posible tai paraíso? Pruebe conversar en su empresa con una persona poco apasiona­ da que navega por la vida con el motor en cuarta a 30 kilómetros por hora. Pídale que le hable de sus hobbieso de lo que más le gusta hacer, y observe cómo le brillan ios ojos, le cambia la cara y le sale la pasión. Todos tenemos algo que nos apasiona, muchas veces escondido, y que generalmente no tiene nada que ver con el trabajo. Hay perso­ nas a quienes el trabajo no les despierta ninguna pasión. Cumplen, pero rara vez hacen un esfuerzo adicional. Sin embargo, si les pre­ guntas sobre su próximo viaje, les sale toda la pasión. Se transforman y despliegan pura energía. Estas personas pueden ser verdaderos lideres cuando se trata de organizar un viaje turístico. Pero la pasión no siempre depende de situaciones ni de elemen­ tos externos a nosotros. La llevamos dentro y depende sóio de noso­ tros saber acceder a ella y canalizarla hacia nuestras metas en la vida. En lo que sigue, algunas sugerencias. Conózcase a sí mismo Vivimos una vida muy acelerada. Somos seres humanos, pero en realidad nos deberíamos llamar «haceres humanos». Nos pasamos la vida apurados haciendo cosas, sin tiempo para nosotros mismos, Te­ nemos que conocernos, explorar nuestro pasado e Identificar lo que nos apasionaba de niños. Entender nuestro presente, saber lo que realmente valoramos y por lo que estamos dispuestos a luchar con todas nuestras energías. Tomar conciencia de nuestras fortalezas y debilidades, y comprender a quiénes queremos servir o ayudar en esta vida. Defina su visión Sobre la base de nuestro conocimiento personal, trazarnos una vi­
  • 34. El Camino del Líder 31 sión que es una fotografía del futuro de lo que realmente valoramos y deseamos alcanzar en esta vida. En La quinta disciplina, Senge1men­ ciona que la visión es como una liga ubicada entre nuestras manos. Cuando levantamos una mano, la otra tiende a subir por la tensión de la liga. La mano que levantamos representa nuestra visión, y la otra nos representa a nosotros mismos. Si la visión es una fotografía poco insoiradora y muy fácil de alcanzar, entonces una mano subirá poco y no hará presión para que la otra suba. Si trazamos una visión demasia­ do ambiciosa, entonces estiraremos tanto la liga que se romperá y tampoco habrá presión para subir. La visión debe ser una imagen del futuro inspiradora pero alcanzable. Piense qué haría si le quedara poco tiempo de vida. ¿A qué le dedicaría su tiempo? ¿Qué le gustaría lo­ grar? Piense qué le gustaría que esté escrito en su epitafio. Píense cómo le gustaría que lo recuerden las personas a quien usted más quiere y quienes más lo quieren. Imagínese que tiene 85 años de edad y está sentado cómodamente en un lugar de su casa recordan­ do sus mayores logros en esta vida. ¿Qué ve? Trate de alinear la visión de la empresa con su pro­ pia visión Una vez que sepa lo que quiere y le apasiona, examine la visión de su empresa. Busque puntos de unión entre las dos, ios valores y objetivos comunes. Si donde trabaja no puede cumplir su visión, in­ vestigue las de otras áreas. Si eso no da resultado, sea creativo y proponga a la empresa nuevos productos o servicios que usted po­ dría impulsar, más alineados con su visión. Si nada da resultado, no se quede quieto: busque otra empresa u otras posibilidades donde usted pueda realizar apasionadamente sus sueños. Recuerde las pa­ labras de Harvey Mackay: «Encuentre algo que le fascine hacer y nunca tendrá que trabajar un día más en su vida». Una empresa es como una embarcación en la que el personal hace las veces de motores. Hay algunos que funcionan bajo el agua e impulsan la nave. Otros están prendido y tiene todo el potencial pero, al no estar sumergidos, simplemente caldean el ambiente. Apoyemos a nuestra personal para que recupere su pasión y ayudémoslo a en­ contrar un lugar en la organización donde pueda lograr sus sueños. Necesitamos hacer funcionar todos los motores en el agua para lograr adelantar a la competencia. 1 SENGE, Peter. The Fifth Discipline: TheArtand Practice ofthe Learning Organization. New York: Bantam Doubleday Dell Publising Group, 1990
  • 35. 32 David Fischman «No tengas deseos de hacer las cosas rápidamente. No mires las pequeñas ventajas. El deseo de hacer las cosas rápidas,previene que se hagan meticulosamente. Mirar las pequeñas ventajas, previene que los grandes acontecimientos se logren.» Confucio Paciencia y perseverancia con el agua caliente Vivimos en un mundo global en el que las cosas cam­ bian a gran velocidad y donde cada vez más .se esperan resultados inmediatos. Sin embargo, la estructura bási­ ca del ser humano no ha cambiado. La paciencia aún es necesaria para el logro de resultados en la vida y el trabajo. En la antigua Asia una mujer buscó a un sabio con el fin de que le hiciese una pócima para reconquistar al marido. Éste había regresado de la guerra después de meses y no quería saber nada con ella. El sabio le pidió que consiguiese un pelo de tigre salvaje. La mujer, deci­ dida a recuperar al marido, se dirigió al campo y ubicó un tigre. Diaria­ mente le llevaba un trozo de carne. A! comienzo el tigre no permitía que la mujer se le acercase, pero ella fue aproximándosele poco a poco. Un tiempo después la mujer pudo darle la carne y quedarse junto a él, hasta que un día, cuando el animal estaba durmiendo, le sacó el pelo que necesitaba y se fue donde el sabio. La mujer le pidió la pócima, pero el sabio le respondió sonriendo: «Mujer, ya no la ne­ cesitas. Si has logrado conquistar con amor y paciencia a un tigre feroz, igualmente podrás reconquistar a tu marido»2. Hoy en día la paciencia es una cualidad olvidada. Los cambios y la tecnología nos acostumbran a esperar resultados inmediatos. Los juegos electrónicos nos condicionan a responder de ía misma forma. El control remoto del televisor y la variedad de canales nos dan ia 2 FORF.ST, Heather. Wisdom Tales from Around lite World. Arkansas: August House Publishers, Inc. 1996.
  • 36. El Camino del Líder 33 posibilidad de escoger y cambiar rápidamente. Internet nos da acceso inmediato a la información que queremos. La competencia y la globalización permiten que el servicio mejore en cualquier negocio, acostumbrándonos a esperar resultados inmediatos. Pero no todo es inmediato en la vida: hay actividades que requieren mucha paciencia. En el campo, por más que quieras resultados, tienes que esperar pacientemente que llegue el momento de cosechar. En lo personal, necesitamos paciencia y perseverancia para los estudios, para reemplazar un hábito, para aprender una nueva habili­ dad o para lograr nuestra visión y metas importantes. En el nivel organizacional, necesitamos paciencia para entender las demoras naturales de los sistemas empresariales. En La quinta dis­ ciplina, Senge3menciona un ejemplo: en las tuberías antiguas, cuando uno abre la llave de agua caliente, el agua sale fría por un tiempo y luego calienta. Si uno se quiere bañar debe tener paciencia para espe­ rar que caliente. De lo contrario, abrimos tanto la llave que cuando sale nos quemamos. En la teoría de sistemas esto se llama «demoras». En el mundo empresarial existen muchas «demoras»: cuando empezamos un proceso de cambio y reestructuración; cuando contratamos nuevo personal; cuando implementamos un proceso de calidad o estrategias competitivas. Los beneficios toman tiempo en materializarse. Hay que tener paciencia para esperar las «demoras» en los resultados, o de lo contrario nos podemos quemar como con el agua caliente. La semilla de bambú es como una nuez de cáscara muy dura. Cuando uno la planta, el primer año no pasa nada. La sigue abonando y regando el segundo año, y no pasa nada. El tercero y el cuarto, tampoco. Pero cuando llega el quinto año, el bambú crece 30 metros en seis semanas. Tenga paciencia con los ciclos naturales de la vida y el trabajo; persevere fertilizando y regando para que, cuando llegue el tiempo, el resultado nos sorprenda. «No hay nada malo en tener posesiones materiales; el problema está cuando los bienes materiales nos po­ seen a no: ctros.» Paramahansa Yogananda 3 SENGE, ob. cit.
  • 37. 84 David. Fischman Por un puñado de garbanzos Las metas que nos trazamos nos dan oportunidades para superarnos; el problema está cuando perdemos la pers­ pectiva de su importancia Cuentan que en ia India los cazadores esconden botellas con garbanzos en la selva para atrapar monos. Los monos meten su mano en la botella para sacar los garbanzos, pero, al estar la mano llena y querer sacarla, no sale por ia boca de la botella. Los monos pierden agilidad y velocidad para huir. Pueden soltar los garbanzos y sacar la mano de la botella para salvarse, pero no io hacen. El mono, ensimis­ mado con el deseo y la ambición de obtener los garbanzos, no ve que en poco tiempo será el menú de! cazador. ¿Cuántas veces en el mundo empresarial somos como esos mo­ nos de la India? Tratamos de lograr nuestras metas a toda costa, aun­ que en el camino sacrifiquemos a nuestra familia, a nuestra pareja y, sobre iodo, nuestra salud. Lo peor es que basamos nuestra felicidad o miseria en e! logro de los objetivos. Tener metas es importante; el problema es cuando las metas nos tienen a nosotros, es decir, cuan­ do estamos apegados a ios resultados. Anthony De Mello define ei apego corno la creencia de que nues­ tra felicidad depende de personas o aspectos externos a nosotros'1. Cuando estamos apegados tenemos muchas emociones negativas y miedo de rio conseguir los resultados porque, subconscientemente, consideramos que nuestra felicidad depende de eílos. Por ejemplo, cuando queremos ganar una licitación crucial para la empresa; cuan­ do preparamos un informe para el directorio; cuando llevamos a cabo un evento y queremos que salga perfecto. No está mal buscar la excelencia en (o que hacemos; el problema está cuando creemos que el logro de la meta que buscamos define nuestra paz y tranquilidad. Desapego no significa desinterés, sino ía conciencia de que valemos por lo que ya somos y no por el éxito en alcanzar una meta. Cuando estamos apegados y no logramos los ob­ jetivos, nos molestamos, nos da cólera, sufrimos y hasta maltratamos a nuestro personal, buscando culpables de los fracasos. Como con­ secuencia, generamos estrés y éste deteriora la salud de nuestro cuer­ 4 DE MELLO, Anthony. Awareness: A De Mello Splrituality Conterence ¡n His Oten Words. New York: Baritam Doubleday Dell Pubiishing Group, 1982.
  • 38. El Camino del Líder 35 po. La pregunta es: ¿vale la pena? Imagínense a un buzo que baja con tanques de oxigeno al fondo del mar. Se golpea, pierde la memoria y cae soltando la boquilla de oxígeno. Al poco tiempo se despierta y se da cuenta de que debe llegar a la superficie. Trata desesperadamente de subir, pero le falta aire. Sufre, le da miedo no llegar a su meta para salvarse. Sobre su espalda tiene todo el aire que necesita para estar tranquilo. El proble­ ma es que no se da cuenta. Cuando nos trazamos una visión en la empresa, muchas veces somos como este buzo: nos desesperamos por llegar a la meta y nos ahogamos. La visión sólo debe darnos la dirección de un camino que tenemos que recorrer con desapego. El camino a la visión presenta muchos obstáculos, razón por la cual debemos tomar una posición de observador que nos permita ampliar nuestra perspectiva. Cuentan que en una oportunidad, cuando estaba cumpliendo su visión de divulgar sus enseñanzas al mundo, Buda fue insultado gro­ seramente por unas personas, Buda los miró y siguió caminando como si nada pasara. Un discípulo se le acercó y le dijo: «Maestro, esto no puede quedar así. ¡Esas personas lo han insultado! No voy a permitir que insulten a mi maestro. ¡Les daré su merecido!». Buda le contestó: «Discípulo, cuando alguien te da un regalo y no lo aceptas, ¿de quién es el regalo? Yo veo que tú lo has aceptado y ahora lo quieres devol­ ver». De la misma forma, en el camino a la misión habrá muchos rega­ los o, mejor dicho, obstáculos. Sólo usted decide si los acepta, com­ prometiendo su salud, bienestar y tranquilidad, o toma una actitud de desapego que le permita mantener el balance en la vida.
  • 39. 36 David Fischmari 3. CREATIVIDAD En el camino a la visión existirán muchas dificultades y obstácu­ los. Para superarlos se requiere creatividad. Cuando uno maneja un vehículo de doble tracción por un cerro de arena y no ve huellas alrededor, siente un cosquilleo en ei estómago. Uno siente que es eí primero que toma esta nueva ruta, y no sabe si ella io llevará a la cima o ai abismo. Uno toma el riesgo de seguir adelante, pero con cautela, pues después de la cima del cerro puede haber un precipicio. En el mundo empresarial no podemos caminar encima de las huellas de los competidores; tenemos que tomar ries­ gos calculados y encontrar nuevos caminos que nos permitan alcan­ zar la cima más rápido que la competencia. Para salirse de ias hueilas que todos recorren se requiere la capacidad de ser flexibles y romper esquemas, hábitos y costumbres. Nuestros hábitos son como un mayordomo que está en nuestra mente y se encarga de hacer una serie de labores previamente apren­ didas por nosotros. Por ejemplo, cuando nos dirigimos en el auto de la casa a la oficina vamos pensando en nuestros proyectos, y nuestro mayordomo mental nos lleva a la oficina manejando. Ei problema es cuando el mayordomo abarca ei 100% de nuestra vida, porque cuan­ do ello ocurre nos volvemos esquemáticos y rutinarios. Es muy fácil que esto suceda, puesto que resulta muy cómodo dejar que el mayor­ domo de los hábitos dirija nuestra vida. Si queremos avanzar en el camino del líder tenemos que estar dispuestos a romper nuestros hábitos y estar abiertos a nuevas posi­ bilidades que nos permitan alcanzar nuestra visión. «Descubrir significa mirar lo mismo que observan otras personas pero ver algo diferente.» Albert Szent-Gyorgi
  • 40. Creatividad: El primer paso del liderazgo El Camino del Líder 37 Nuestros hábitos nos condicionan a seguir repitiendo deforma permanente las mismas conductas, aunque las condiciones en las cuales se establecieron hayan cam­ biado. A las pulgas saltarinas se las entrena colocándolas en una caja de vidrio. Cuando saltan se estrellan contra la tapa de la caja, pero poco a poco van regulando su salto hasta que aprenden a hacerlo a una altura donde ni siquiera la tocan. Al remover la caja, como las pulgas ya están entrenadas, siguen saltando a esa misma altura, aun­ que esta vez ya no tengan un límite real. En la India, a los elefantes se los amarra desde pequeños a un árbol con una cadena para que no puedan escapar. Tratan de hacer­ lo, pero la cadena y el árbol son más fuertes que ellos. Cuando crecen a su tamaño y adquieren la fuerza de los adultos, basta con amarrar­ los a un pequeño arbusto para que no se escapen. Con la fuerza que tiene, el elefante podría sacar el arbusto de raíz, pero no lo hace por­ que tiene grabado el esquema de que es imposible escapar. Lo mis­ mo nos ocurre a los seres humanos una vez que aprendemos un es­ quema. Por ejemplo, la forma en que hacemos nuestro trabajo o con­ ducimos nuestra vida. Nos es muy difícil cambiar aun si las condicio­ nes del mundo, el mercado y la competencia cambian. Según Kouzes y Posner, el primer paso para ser un líder es rom­ per lo establecido, cambiar e innovar la forma en que hacemos las cosas1. La historia es testigo de cómo los verdaderos líderes rompie­ ron esquemas. Gandhi consiguió la independencia de la India rom­ piendo el esquema de la lucha con armas y la violencia: usó la paz como arma y cambió la forma de hacer revoluciones. Miguel Grau rompió el esquema de que al enemigo hay que maltratarlo y aniquilar­ lo: rescató del mar a los chilenos caídos en la guerra, y, de alguna manera, la dignificó. La Madre Teresa de Calcuta rompió lo estableci­ do al atender y ayudar a personas de pobreza extrema en la India. Pero romper lo establecido no es fácil; no sólo por los hábitos, sino también por nuestra percepción. La percepción humana barre el 1 KOUZES, James M. y Barry Z.POSNER. The Leadership Challenge: How lo Keep Getting Extraordinary Things Done in Organizalions. San Francisco: Jossey Bass Pubtishers, 1995.
  • 41. mundo y trata de ubicar ¡o que ve en esquemas previamente conoci­ dos. Imagínese, por ejemplo, que está en una cola esperando su tur­ no y pasa un tipo muy bien vestido con un temo oscuro y lentes oscu­ ros y ío empuja por atrás. Usted se cae y, al voltear, lo ve. Furioso, se para, lo enfrenta y empuja, pero, con ei movimiento, a esa persona se ie caen los lentes y usted se da cuenta de que es ciega. Muestra per­ cepción interpretó la situación como sí se tratase de una persona ele­ gante, prepotente, creída y abusiva. Nos hizo pensar y sentir sobre la base de este esquema. La realidad era diferente. La percepción nos ancla a esquemas conocidos en la mente y ríos dificulta ser flexible para crear. Una vez que aprendemos las características de un esquema y lo grabamos en la mente, nos es muy difícil escaparnos de él. Han que­ dado grabadas en la historia frases célebres de grandes personajes que en su momento no tuvieron la flexibilidad necesaria para escapar­ se de sus esquemas. Por ejemplo: en. 1927 Hany M. Warner, de Warner Brothers, preguntaba: «¿quién dia­ blos quiere escuchar a un autor hablar?», cuando las películas mudas pasaban a ser películas habladas. O. Keneth Olsen, presidente y fun­ dador de iaempresa Digital Equipment Corporation, en 1977 dijo: «No hay razón para que ios individuos tengan una computadora en su casa-*. Cuenta Anthony de Mello que un hombre se sentó en el autobús a: lado de una persona con apariencia desarreglada. Ai ver que le faltaba un zapato, le dijo: «Disculpe, ¿se ¡e ha perdido un zapato?». La persona respondió: «No, me he encontrado uno». Para ser innovadores tenemos que luchar contra nuestra percepción que nos obliga a mantenernos en lo ya conocido. En su libro Thinkertovs, Michael Michalko cuenta cómo hacia ei inventor Thomas Edison para contratar personal. Su método consistía en invitarles una sopa; si le echaban sal sin probaria primero, no los contrataba, porque no quería personas que no estuviesen dispuestas a romper sus esquemas, a cuestionar sus propios hábitos2. ¿Qué hacer para empezar a romper esquemas? Empiece a cues­ tionar sus propios hábitos. Cambie de ruta en las mañanas cuando maneja de su casa a ¡a oficina. Cambie su rutina en la oficina. Empie­ ce por hacer lo que normalmente hace al fina!. Cuestione sus {uncio­ nes: ¿realmente aportan valor, o debería estar haciendo algo diferen­ 2 MICHALKO, Michaeí. Thinkerioys: A Hanobook of Business Creativiiy for ihs 90's. California: Ten Speed Press, 199!. 38 David Fischman
  • 42. te? Cuestione sus productos y servicios: ¿cómo podrían mejorar? Cambie su rutina de almuerzo, pruebe nuevas comidas, experimente nuevas actividades y pasatiempos. Forme el hábito de cambiar hábi­ tos. Sólo de esta manera se acostumbrará a romper lo establecido y no tendrá barreras para crear. Recuerde que si usted no crea el cam­ bio, el cambio terminará creándolo a usted. El Camino del Líder 39 «Los hombres nacen suaves y flexibles. En la muerte son rígidos y duros. Las plantas nacen tiernas y dóciles. En la muerte son secas y quebradizas. Entonces cualquiera que sea rígido e inflexible, es un discípulo de la muerte. Cualquiera que sea suave, abierto y flexible, es un discípulo de la vida.» Lao Tzu Cambiar o morir Vivimos en una época competitiva y cambiante en la que, para no perecer, las personas y empresas deben serflexibles. Pero llegar a serflexible y abierto al cam­ bio no es fácil: implica modificar hábitos arraigados en las conductas personales y organizacionales. Los hábitos son como un resorte: si uno quiere cambiarlos, tiene que estirarlos fuertemente por un tiempo prolongado. De lo contrario, vuelven a su posición. Por ello, muchos esfuerzos de cambio empre­ sarial no dan resultados. Si el «resorte» no es estirado con el suficien­ te compromiso y por el tiempo necesario, las cosas vuelven a la nor­ malidad. En primer lugar, se debe desarrollar en las personas una actitud de toma de riesgos y de ruptura de esquemas, empezando por los directivos más altos en la organización. No podemos pedir a un ejecu-
  • 43. 40 David Fischman iivo que tome riesgos o que sea innovador cuando su jefe es un «seguróla»3que se rige por la forma tradicional de hacer las cosas. Cómo incentivar la toma de riesgos En el comportamiento de las personas se puede distinguir dos zonas: una de seguridad y una de riesgo. Normalmente las personas actúan desde su zona de seguridad, según hábitos o conductas apren­ didas que le dan total seguridad. Esta zona no promueve la innova­ ción o el cambio. Para que las personas aprendan a cruzar las fronteras de la zona de seguridad es necesario que se expongan a situaciones que los hagan actuar en la zona de riesgo, para valorar y perder el miedo a la ambigüedad y a los territorios desconocidos. Una forma de ayudar a los ejecutivos a salir de su zona de seguridad son los ejercicios de cuerdas altas. En la UPC llevamos a los ejecutivos a una instalación de cuerdas ubicadas a 12 metros de altura, en las afueras de la ciu­ dad. En ellas los hacemos trabajar en equipo. Ei resultado de la expe­ riencia es sorprendente: el hecho de que se enfrenten a sus miedos y salgan a su zona de riesgo genera un cambio de actitud en los partici­ pantes. Después de caminar a 12 metros de altura sobre cables de acero, se sienten capaces de hacer cualquier cosa en ia oficina. Cómo romper esquemas Cuando en una carretera vemos un objeto distante que no distin­ guimos bien, nos concentramos y tratamos de encajarlo en aigún es­ quema mental conocido: es un cartel, una grúa, etc. A medida que nos acercamos, en algún momento finalmente lo encajamos y termina el proceso. Así funciona la percepción humana: nos permite ver el mundo desconocido y asociarlo a esquemas conocidos por nuestra mente. Para romper esquemas, el proceso es inverso. Tenemos que aprender a pasar de algo conocido a un esquema novedoso. Por eso es tan difícil. Se trata de una habilidad opuesta a nuestra percepción. Para desarrollarla tenemos que aprender a utilizar lo que De Bono ¡lama pensamiento lateral4. Con el pensamiento lateral flexibílizamos los esquemas y encontramos nuevas relaciones. Destruimos para cons­ truir algo nuevo. Una técnica muy fácil que ayuda a romper esquemas es la de reversión de supuestos. Haga una lista de los supuestos o caracterís­ 3 Ver personalidades que Irenan !a creatividad en FISCHMAN, David. “ Creatividad em­ presarial: El caso peruano», en revista Anda, julio de 1997. 4 DE BONO, Etíward. El pensamiento creativo. El poder de! pensamienio lateral para la creación de nuevas ideas. Barcelona: Ediciones Paidós 1994
  • 44. El Camino del Líder 41 ticas del producto o servicio que quiere innovar. Luego reviértala y registre las ¡deas que se ie vienen a la mente. Por ejemplo, en 1995 en la UPC, queríamos mejorar el mecanismo de ingreso a la universi­ dad. Listamos los supuestos o características del examen de ingreso: Supuestos del ingreso tradicional 1. La universidad toma examen para seleccionar a los mejores. 2. El desempeño en el colegio no se toma en cuenta para el ingre­ so a la universidad. 3. Los alumnos dan el examen al terminar el colegio. 4. Los alumnos se presentan a la universidad. Reversión de supuestos 1. Los mejores no se examinan. 2. El desempeño académico es la base del ingreso a la universidad. 3. Los alumnos dan el examen durante el colegio. 4. La universidad se presenta a los alumnos. Revirtiendo los supuestos, la UPC instauró el sistema de Selec­ ción Preferente® que logró innovar todos los procesos de admisión existentes y captar con éxito a los alumnos del tercio superior de los colegios. Si tuviéramos que graficar la actitud que debemos tomar, podría­ mos decir que debemos ser como la langosta5. La langosta nace en una pequeña caparazón que le sirve para sus primeros meses de vida, pero luego tiene que tomar el riesgo de salir de allí para adquirir una caparazón nueva que le permita seguir desarrollándose. Durante dos días se queda sin caparazón, vulnerable al ataque de otras especies o de las corrientes que la pueden aplastar contra las rocas. Nosotros también debemos aprender a tomar el riesgo de cambiar nuestra «ca­ parazón» o esquemas, que muchas veces nos limitan y nos hacen perder oportunidades de crecimiento personal y empresarial. El mura o competitivo de hoy exige personas flexibles, que tomen riesgos y qu rompan esquemas. Estas personas serán las creadoras del caos en la industria, en vez de los «segundones» que reaccionan con desventaja ante el caos creado por sus competidores. 5 Historia tomada de la base de datos ¡deaBank en Internet.
  • 45. 42 David Fischrnan «Nosotros no vemos las cosas como son; vemos las cosas como somos nosotros.» Anuís Nin Rompiendo los candados de la mente Nuestras creencias v experiencias pasadas nos permi­ ten interpretar el mundo y tomar decisiones. Sin em­ bargo, también nos anclan y nos impiden cuestionar. En una conferencia espiritual en Nueva York, un maestro anunció a los asistentes que les presentaría a un verdadero gurú: «Este gurú estuvo 50 años en una cueva en el Himalaya, en silencio, y ha alcan­ zado la iluminación. Hoy romperá por primera vez ei silencio». El pú­ blico, interesado, vio con regocijo y mucha atención al gurú, que ves­ tía. una bata anaranjada; él permaneció en silencio 15 minutos. Cuan­ do finalmente hablo, dijo 20 palabras y calló. Luego el maestro infor­ mó que el gurú daría una conferencia a un costo de 1500 dólares, y sólo para las primeras 30 personas en inscribirse. Al ver la avalancha de gente peleando por un cupo, el maestro pidió regresar al auditorio y les confesó que el «gurú iluminado» que habían visto era un mendi­ go recogido de las calles. Le había ofrecido tan sólo 20 dólares por ponerse la túnica y por decirles unas palabras. La mente de ios asis­ tentes lo convirtió en un verdadero gurú. Esta historia real evidencia la existencia de «lentes mentales». Nosotros no vernos la realidad como es, sino como creemos que es. Los «ientes» están compuestos de memorias, experiencias y creen­ cias. Nuestro pasado determina cómo percibimos el presente. En esta historia, el hecho de que el mendigo tuviera barba, túnica y hablara muy poco evocó la memoria y creencias de los participantes sobre gurúes reales. Así, su mente no cuestionó las palabras sin sentido del mendigo. Nuestra mente tiene un sistema de «casilleros de vidrio con can­ dado». Cuando aprendemos o vivimos algo, almacenamos en estos
  • 46. El Camino del Líder 43 casilleros nuestras experiencias, hechos, creencias y actitudes. Lue­ go la mente les pone candado para que no cambien. Cuando percibi­ mos un estímulo, nuestra mente tiene acceso a los casilleros, ve lo almacenado y actúa en función de sus contenidos. Este mecanismo mental trae problemas en la empresa. Cuando juzgamos apresuradamente al compañero de trabajo como poco creativo porque alguna vez dio una mala ¡dea; cuando una persona es ubicada en el casillero de los «ineficientes» y se duda siempre de su capacidad de trabajo; cuando una persona comete un error y es colo­ cada por su equipo en el casillero reservado para los «faltos de crite­ rio». En todas estas situaciones se ponen en juego prejuicios que difi­ cultan la comunicación, reducen el potencial de los empleados y crean un mal clima organizacional. Nadie puede juzgar o tachar a una per­ sona sólo por lo que percibe de sus actos. Nosotros vemos a las per­ sonas por una pequeña ventana, de manera que no tenemos toda la información para formarnos un juicio correcto. Cuentan que una señora pidió un plato de sopa en un restaurante y fue al baño. Cuando regresó a su mesa vio a un hombre sucio y mal vestido tomando la sopa. Ella, indignada, decidió sentarse en la mesa, coger otra cuchara y comer de la misma sopa al tiempo que miraba al individuo fijamente a los ojos. Al terminar la sopa el hombre vino con un plato de tallarines. Ambos comieron los tallarines en silencio. La señora pensó que quizá no era un mal hombre, que tal vez tenía ham­ bre, y que al comprar los tallarines había demostrado ser un caballe­ ro. La señora, arrepentida, se paró para comprar el postre. Al regre­ sar, el hombre ya no estaba; tampoco su cartera. Así que, desespera­ da, gritó «¡ladrón, agarren al ladrón!» La gente corrió a perseguir al hombre. Mientras tanto, la señora volteó y vio una mesa con un plato lleno de sopa y una cartera al costado. Sí, se había equivocado de mesa y le había robado la sopa al hombre sucio y mal vestido. Como la señora de la historia, a cuántas personas en nuestra vida tachamos de ladrones, injustos, tontos, cuadriculados o flojos cuando realmente no lo son. A cuántas personas discriminamos y les restamos oportunidades. Seamos lo suficientemente flexibles para cuestionar y destruir los candados mentales. Sólo de esta forma ten­ dremos los lentes claros para aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida.
  • 47. 44 David. Fischman 4. EQUILIBRIO El mundo empresarial vive hoy una guerra permanente. A dife­ rencia de los combates de guerra tradicionales, en los que hay ban­ dos claramente definidos, la guerra empresarial es de todos contra todos. Cada vez salen más enemigos, empresas que se globalizan y penetran nuestras fronteras atacando nuestros mercados. Empresas que cruzan las fronteras electrónicamente y atacan por flancos nunca antes conocidos. En una guerra convencional se usan armamentos como aviones, tanques y camiones, pero siempre se tiene que parar a echarles combustible y darles mantenimiento. De lo contrario dejan de estar operativos. En la guerra empresarial nuestro único armamen­ to es nuestro cuerpo. Si no paráramos a recargar nuestras energías y fuerzas no habría la posibilidad de seguir en la batalla. Cuando hacemos una fogata tenemos que alimentarla permanen­ temente de leños para que no se extinga. Cuando hay mucho viento la madera se consume muy rápido, de manera que se requiere más leños para mantener el fuego. Nosotros somos iguales que esta foga­ ta: tenemos un fuego interno maravilloso, pero con frecuencia pasa­ mos momentos de turbulencia y dificultad que lo consumen. Para re­ cuperarlo y lograr nuestro equilibrio necesitamos ubicar un espacio calmo y acceder a la fuente inagotable de leños o energía que todos llevamos dentro. Si cargamos sobre nuestros hombros unos baldes de agua y no estamos equilibrados, al mínimo choque con una persona le derrama­ remos el agua en la cabeza. Lo mismo ocurre en el trabajo cuando no estamos equilibrados: chocamos con personas y les derramamos nues­ tras cóleras y rabias hasta embarrarlas por completo. Equilibrio tam­ bién significa estar en paz con uno mismo, entender y aceptar nues­ tras emociones. «Toda la miseria del hombre deriva de no poder sen­ tarse en silencio en un cuarto a solas.» Blas Pascal
  • 48. El Camino del Líder 45 Saliendo del ojo del huracán En un mundo empresarial de constantes cambios e ines­ tabilidad necesitamos encontrar un centro que no cam­ bie, que amplíe nuestra perspectiva, que nos permita alcanzar nuestro balance. La pregunta es: ¿existe? Un huracán es un fenómeno atmosférico que provoca vientos de una velocidad superior a los 180 kilómetros por hora. Crea caos y destrucción total, pero su centro -el «ojo» del huracán- es totalmente calmo. Hoy día vivimos en el mundo empresarial huracanes de globalización. La competencia nos exige avanzar más rápido y traba­ jar más horas cada día, lo que genera desgaste emocional y mental. ¿Qué hacer? Ubicar el ojo del huracán donde todo es calmo para retomar fuerzas y seguir luchando. Pero, ¿dónde está ese paraíso? Paramahansa Yogananda cuenta la historia del venado almizclero, que tiene en una bolsa ubicada debajo de su estómago una fragancia exquisita. Cuando el venado envejece comienza a sentir la fragancia, pero no sabe de dónde viene. Empieza a buscarla por todo el campo -en los árboles, en las piedras, en el río -pero no la encuentra. El venado enloquece buscando la fragancia, y en su desesperación se arroja a un precipicio tratando de encontrarla en el vacío. Los cazado­ res, lo recogen muerto debajo de los precipicios. Lo increíble es que el venado ya tenía lo que buscaba adentro, pero no lo sabía. De manera similar, nosotros buscamos la paz y la felicidad fuera, en vez de mirar a nuestro interior. Las buscamos a través del cumpli­ miento de metas y retos externos, o del reconocimiento y aceptación de terceras personas. Pero la búsqueda externa nos lleva a un espiral sin fin en el que queremos siempre más y más, y lo que logramos es justamente lo contrario de ¡a paz: estrés e intranquilidad. Un tesoro escondido en una laguna es muy difícil de encontrar si ei viento mueve las aguas y crea chupina. En cambio, cuando las aguas están calma ; se puede ver con claridad la ubicación del tesoro. De manera similar, tenemos que calmar los vientos de nuestros pensamien­ tos para poder acceder a un tesoro que yace dentro de nosotros. En el Oriente le llaman meditación; en el Occidente, silenciamiento. Lo que buscan estas técnicas es simplemente lograr mantener la mente en blanco -es decir, sin pensamientos- por algunos minutos. Cuando
  • 49. 46 David Fischman esto se logra nos invade una sensación de paz y felicidad que recon­ forta y tranquiliza, lo que permite retomar el balance. Tener la mente en blanco por unos minutos no es fácil. Haga la prueba en este mo­ mento. Pare de leer y trate de no pensar por un minuto. Como pudo comprobar, le vinieron más pensamientos que nunca. E! hábito de pensar lo tenemos por décadas, y no es fácil cambiarlo. Para lograr el silenciamiento existen muchas técnicas, maestros y li­ bros. Los resultados no son inmediatos, de manera que se requiere mucha perseverancia. Existen numeroso estudios científicos que comprueban ios efec­ tos de esta técnica milenaria en nuestro cuerpo. Por ejemplo, en su libro Ageless Body; Timeless Mind, Deepak Chopra menciona un es­ tudio realizado por una compañía de seguros. Se encontró que los clientes que practicaban silenciamiento visitaron 50% menos hospita­ les, tuvieron 80% menos enfermedades del corazón y 50% menos enfermedades de cáncer que el grupo de control. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que a 22 pacientes hipertensos a quienes ¡es enseñaron técnicas de silenciamiento, lograron una pre­ sión normal en cinco años1. Durante el día no podemos ver las estrellas, porque el soi es tan luminoso que nos lo impide. Pero las estrellas están en el firmamento día y noche. De la misma forma, nuestros sentidos actúan como el sol: nos iluminan con tantas sensaciones y percepciones, que generan pen­ samientos que nos impiden ver el firmamento en nuestro interior. Los pensamientos son ios guardianes de una inmensa bóveda de alegría y tranquilidad que tenemos todos en nuestro interior. Démos­ les un descanso a estos guardianes cerrando nuestros sentidos. Abra­ mos la bóveda y recarguemos nuestras energías para mejorar nues­ tra salud con esta inagotable fuente de paz. Salgamos unos minutos del huracán turbulento de decisiones, retos y problemas empresaria­ les e ingresemos en el ojo calmo. Es probable que desde esta pers­ pectiva percibamos a este huracán como un simple viento de verano y tengamos mayor capacidad para tomar decisiones acertadas. 1CHOPRA, Deepak Ageless Body, Timeless Mind: The Quantum Atternative to Growing Oíd. New York: Harmony 3ooks, 1993.
  • 50. El Camino del Líder 47 «Que los pájaros de preocupación y tensión vuelen alrededor de tu cabeza, eso no lo puedes cambiar. Que ellos hagan nidos en tus cabellos, eso sí lo puedes impedir.» Proverbio chino El hábito de golpearse la cabeza contra la pared Hoy en día, para competir en la carrera empresarial necesitamos que nuestros motores mentales estén fun­ cionando a su máxima capacidad. Sin embargo, mu­ chos caminan con motores frenados por los miedos de la preocupación. «Qué pensarían si encuentran en la calle a una persona golpeán­ dose la cabeza contra una pared con mucha fuerza. Tiene la cabeza totalmente ensangrentada, pero lo sigue haciendo. Lo más probable es que piensen que está loco. ¿No hacemos nosotros lo mismo cuan­ do tenemos un problema difícil de resolver?»2Con la preocupación no nos golpeamos la cabeza físicamente, pero sí mentalmente. A pesar de que ei problema nos angustia, nos llena de miedo y nos tortura, le seguimos dando vueltas. Es cierto que la preocupación tiene el objetivo de cuidarnos como especie. Gracias a la preocupación nos hemos salvado de ser devo­ rados por bestias salvajes. La preocupación es una emoción que nos alerta de un posible peligro o dificultad. Cuando suena la alarma de nuestro auto corremos para ver qué sucede, y cuando constatamos que no pasó nada, la apagamos. No se nos ocurre manejar con la alarma encendida por toda la ciudad. Sin embargo, cuando suena la alarma mental de la preocupación y nos alerta sobre un problema, generalmente la dejamos prendida, lo que desgasta nuestras bate­ rías. Cuando vivimos preocupados no sólo se reduce nuestra capaci­ dad de pensamiento, sino que además dañamos nuestro cuerpo. En un estudio hecho a 75 pacientes de cáncer, los investigadores de la Universidad de California, LA, descubrieron que existía un vín­ 2 Talleres de Encuentro con Ignacio Larrañaga.
  • 51. 48 David Fischman culo directo entre el estado mental del paciente y el sistema inmunológico. Descubrieron que emociones negativas severas debili­ tan el sistema inmunológico3. Si las preocupaciones y angustias nos hacen daño, entonces ¿por qué nos preocupamos? Quizá porque nos gusta tener la razón. Cuan­ do nos preocupamos filtramos lo bueno y nos concentramos en lo malo. Estamos pendientes de lo que puede suceder y nuestros pen­ samientos son negativos. Como la mente es muy poderosa y lo que se piensa generalmente se cumple, es más frecuente que confirme­ mos que lo que presagiábamos era correcto; es decir, que nos pase lo malo, este resultado va creando un hábito de preocupaciones4. La preocupación no permite que veamos objetivamente un problema. Cuando terminemos de preocuparnos veremos que cualquier circuns­ tancia se puede superar con esfuerzo y persistencia. Lo que nos preocupa es muchas veces como un globo enorme donde se han dibujado monstruos horribles. Mientras más nos pre­ ocupamos, más inflamos el globo y más nos asusta. Una técnica que nos permite desinflar el globo, mencionada por Neale Donald Walsch en su libro Conversaciones con Dios, Libro Guía, consiste en pregun­ tarse varias veces «¿qué pasaría si lo que me preocupa y angustia realmente ocurriera?»5 Por ejemplo, supongamos que me preocupa que un subordinado clave se marche de la empresa. ¿Qué pasaría si ello ocurriera? Quedaría un vacío en esta área de la empresa. ¿Qué pasaría después? Tendríamos que trabajar todos más para poder cu­ brirlo mientras buscamos su reemplazo. ¿Qué pasaría después? Qui­ zá bajaríamos nuestra productividad y la competencia se aprovecha­ ría de tal situación. ¿Qué pasaría después? Estoy seguro de que nos pondríamos al día rápidamente. Como ven, el globo se fue desinflan­ do poco a poco; es cierto que el problema subsiste, pero ya no tiene la magnitud que uno Imaginaba ¡nicíalmente. La mente es como una radio. Usted puede sintonizar una esta­ ción de música melodiosa y relajarse, o puede dejar e! dial en una frecuencia de interferencias y ruidos estridentes. Sólo de usted de­ pende romper la preocupación y sintonizar pensamientos melodiosos que refuercen su salud y bienestar. 3 O’HARA, Valerte. Five Weeks to Healing Stress: The Wellness Option. Caliíornia: New Harbinges Publícations Inc. 1996. 4 MC WILLIAMS, Peter. You Can't Afloró the Luxury oí a Negative Thought. Caliíornia: Prelude Press, 1995. 5 WALSCH, Neale Donald. Conversations with God: an Uncommort Dialogue. Book 1 Guidebook. Virginia: Hampton Roads Publishing Company Inc., 1997.
  • 52. El Camino del Líder 49 «Lm s circunstancias no hacen al hombre, lo revelan.» Jumes Alien Reacción o creación A cada instante el líder tiene dos alternativas: la crea­ ción o la reacción ante las circunstancias. Dos pala­ bras con un significado tan diferente pero que se escri­ ben con las mismas letras: únicamente se distinguen por la posición de una C. Un gerente trabajó muy duro con su equipo para ganar una licita­ ción, pero su empresa quedó descalificada por la falta de un docu­ mento. El gerente, furioso, maltrató y gritó a su equipo, y humilló a ¡a persona que debió responsabilizarse. Al poco tiempo el gerente des­ cubrió que no hubo error en su equipo, sino más bien un problema en la licitación. Se arrepintió y se avergonzó. Ante un estímulo externo (perder la licitación), el gerente se dejó llevar por sus instintos y miedos. Entró en un ciclo negativo y destruc­ tivo para él mismo y para ¡a organización. Reaccionó apresuradamen­ te creando un entorno de desconfianza poco motlvador. En su libro Conversaciones con Dios, Neale Donald Walsch iden­ tifica dos alternativas para enfrentar situaciones: la creación o la reac­ ción6; palabras que significan cosas contrarias, pero que se escriben con las mismas letras. En la reacción no existe control sobre lo que hacemos. Perdemos el poder; no somos responsables por nuestros actos y buscamos un culpable. En la creación, en cambio, somos li­ bres de responder ante un estímulo, tenemos poder sobre nuestros actos y enfrentamos con creatividad y positivismo las circunstancias. Son muchas las veces en nuestra vida que recurrimos al hábito de la reacción. Reaccionamos negativamente cuando las cosas no salen como queremos, cuando nos dan una maia noticia, cuando no alcanzamos una meta, o hasta en una circunstancia tan cotidiana como cuando alguien nos cruza con su auto mientras estamos manejando. La conducta de reacción nos llena de pensamientos y emociones ne­ gativas que bloquean nuestra capacidad de análisis y raciocinio y afec­ 6 WALSCH, Neale Donald. Conversations wilh God: an Uncommon Dialogue. Book 1. Virginia: Hampion Roads Publishing Company Inc., 1997.
  • 53. 50 David Fischman tan nuestra salud. Esto resulta peligroso, porque hoy más que nunca se requiere que eí líder sea positivo, que esté despierto y consciente en la toma de decisiones y en la comunicación con su personal. Los pasos para conseguir una conducta de creación son: Adopte la posición de observador Al enfrentar un estímulo difícil, no lo tome personalmente. Obser­ ve externamente sus sentimientos y pensamientos. Trate de estar consciente de lo que le está ocurriendo. ¿Lo que percibe es su inter­ pretación de la realidad, o la verdad absoluta? Cuestione supuestos La realidad que percibimos pasa por nuestras creencias, prejui­ cios y supuestos, muchas veces equivocados y egoístas. Si una per­ sona nos critica en público, antes de reaccionar negativamente supo­ niendo que nos quiere atacar, pensemos que esa persona podría te­ ner un problema grave, o que no se dio cuenta. Tenga ciclos mentales positivos Los pensamientos negativos traen emociones negativas y gene­ ran un círculo vicioso que fomenta conductas de reacción. Tome con­ ciencia de su pensamientos en cada instante y manténgase en ciclos mentales positivos. Cuentan que en un país lejano vivía un hombre que tenía un ca­ ballo muy fino al que quería mucho. Un día el caballo fugó. Su vecino se acercó y le dijo: «Es una pena que se escapara el caballo». El hombre respondió: «No sé si es bueno o malo». Al día siguiente su caballo regresó junto con una yegua muy fina, Vino el vecino y le dijo: «Qué suerte tienes». El hombre respondió: «No sé si es bueno o malo». Días más tarde su hijo se rompió la pierna al tratar de domar a la yegua. El vecino corrió a auxiliarle y le dijo: «Qué desastre lo de tu hijo». El hom­ bre dijo: «No sé si es bueno o malo». Al poco tiempo el país entró en guerra, vino el vecino llorando y le dijo: «Mis hijos se fueron a la guerra, quizá no regresen nunca. Tienes suerte de que tu hijo siga mal de la pierna». El hombre respondió: «No sé si es bueno o malo»7. Cuando nos enfrentemos a circunstancias en el trabajo tratemos de actuar como este hombre: con desapego. Las cosas no son bue­ nas ni malas; son nuestra percepción y voluntad las que finalmente definen dónde colocamos la C, en la reacción o creación de nuestro futuro. 7 FOREST, Heather. Wisdom Tales Irom Around the World. Arkansas: August House Publishers Inc.,
  • 54. El Camino del Líder 51 5. APRENDIZAJE ¿Cuántas veces le ha pasado que compra un producto en el su­ permercado, lo almacena en su despensa y cuando lo quiere usar revisa su fecha de vencimiento y se da cuenta de que ya expiró hace meses? Usted dirá: ¿qué tiene que ver esto con el aprendizaje? La respuesta es: más de lo que cree. Cuando seguimos una carrera profesional, estudiamos semina­ rios, cursos o uña maestría, ios conocimientos adquiridos también tie­ ne fecha de vencimiento. Si aprendemos algo, lo guardamos en nues­ tra despensa de conocimientos y no lo aplicamos rápidamente, es probable que cuando lo queramos usar ya sea obsoleto. Hoy día no sólo la velocidad de la creación de conocimiento se ha multiplicado; también se han multiplicado los medios donde conseguir el conoci­ miento. Recuerde sólo hace diez años. ¿Cuántos libros nuevos apa­ recían sobre un tema? ¿Se usaba Internet? ¿Cuántos canales de te­ levisión había? ¿Con qué velocidad aparecían nuevos conceptos empresariales? ¿Cuántos cursos y programas había a distancia? Ver­ daderamente, la realidad era otra. Hoy día la velocidad de aparición y distribución de los conocimien­ tos es más rápida que la velocidad con que el ser humano puede apren­ derlos. Escomo si siempre hubiésemos usado un embudo para pasar el liquido de las botellas del conocimiento a nuestra «galonera» de la mente. Un día las botellas se convirtieron en cilindros de conocimiento, pero nuestro embudo no creció y m>pudimos captar todo. Lo más probable es que en el futuro las instituciones educativas entreguen sus diploma con fecha de vencimiento, igual que el yogurt en el supermercado. Las entidades educativas deberán orientarse cada vez más hacia la formación de habilidades que nunca venzan, que sean indepen­ dientes del tiempo. Por ejemplo, la habilidad de aprender a aprender, la habilidad de pensamiento critico, la habilidad del trabajo en equipo, habilidades de liderazgo, entre otras. Para desarrollar estas habilida­ des tendrán que cambiar sus sistemas tradicionales de exposiciones teóricas por metodologías activas donde la gente aprenda haciendo. «Lo que escucho lo olvido. Lo que veo lo recuerdo. Pero lo que hago, lo entiendo.» Confucio