1. ESCOLARIZACIÓN Y POBREZA: LÍMITES Y DECISIONES
Hacia fines del siglo XX y principios del siglo XXI, hubo un aumento en la escolarización en todos los niveles
en Latinoamérica. En la mayoría de los países del continente, este crecimiento de la escolarización estuvo
acompañado por una prolongación del período de escolarización obligatoria. Por un lado, el nivel inicial (a partir
de los 5 años los niños tienen que concurrir al jardín de infantes tras la aplicación de Ley Federal de Educación
24.195, sancionada en 1993 que reconocía 10 años de educación obligatoria) y, por el otro, la secundaria (Ley de
Educación Nacional 26.026) ya que ambas son obligatorias. En lo que respecta a la educación primaria ésta ya
estaba casi garantizada (La Ley de Educación Común 1.420, sancionada en 1884, la cual la definió como obligatoria
y gratuita).
En la Argentina se reflejan los siguientes datos:
Niños (1991) 27.8% (2003) 50.8%
Adolescentes (1990) 68.8% (2002) 83.2%
El aumento de la escolarización se produce ya que los grupos que antes estaban excluidos tienden a
permanecer más años en el sistema educativo hasta alcanzar niveles (bachillerato) antes reservados
exclusivamente a los hijos de las clases más favorecidas de los grandes centro urbanos. En el nivel pre-primario y
en el secundario, las tasas de cobertura están directamente relacionadas con el nivel de ingreso de las familias.
Los chicos pretenden alcanzar claves que les permitan lograr una meta de enorme complejidad que se
dirige al objetivo de constituirse a la vez en ciudadanos, sujetos de derecho y jóvenes con competencias para
ingresar al mercado de trabajo. Para los más pobres, este ser alguien no es poco. En muchos casos, implica alcanzar
niveles educativos más altos que los de sus propias familias de origen.
NIVEL EDUCATIVO ALCANZADO POR LA POBLACION ADULTA
En países como Honduras, Guatemala, El Salvador, etc. (América Central) el porcentaje de exclusión llega al
70% de la población de 15 años. En cambio, en Costa Rica, Argentina, Chile y Uruguay ese porcentaje es inferior al
20%. Sin embargo, se puede afirmar que en la Argentina (2003) los porcentajes de la población adulta de 25 a 50
años que posee estudios secundarios completos solo es un 51,5 %.
JÓVENES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN LATINOAMÉRICA
Si tuviéramos que hablar de quiénes son las personas más vulnerables ya que no sólo deben postergar sus
estudios, sino también su desarrollo profesional diríamos que son las mujeres. Éstas se dedican principalmente al
trabajo del cuidado (nacimiento de un nuevo integrante) y al sostenimiento de la familia. La proporción de jóvenes
y adolescentes de entre 15 y 24 años que no estudia ni trabaja ronda entre el 15%. Se puede constatar que la
probabilidad de que las mujeres se encuentran en esta situación es cuatro veces más alta que la de los varones. El
6,5% de los varones de entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja, mientras que las mujeres es un 23,4%.
Los resultados muestran que la proporción más alta de doble inactividad oscila entre el 21% y 26% y se
concentra en Centroamérica- Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua- mientras que en Venezuela y Bolivia
se reduce a menos de la mitad.
LA CALIDAD COMO UN PROBLEMA
En el contexto de sociedades extremadamente desiguales la masificación de la escolarización en el nivel
medio se acompaña con una fuerte acentuación de carácter estratificado de la oferta institucional de enseñanza.
Los que pertenecen a la élite concurren a escuelas bilingües y, además, tienen la posibilidad de poder gozar de
ciertas cosas que los sectores populares no pueden:
- El contenido ofrecido es mucho más rico;
- La oferta curricular es bilingüe;
- Infraestructura
El conocimiento es un valor muy concentrado en ciertas categorías privilegiadas de la población urbana. En
la mayoría de los países no sólo se presenta un problema de escasez de recursos, sino también un bajo grado de
eficacia en la gestión y uso de ellos.
2. El aprendizaje no depende solo de los factores escolares para que los niños aprendan no basta una buena
escuela, buenos docentes, programas modernos, métodos didácticos adecuados, etc. En otros términos, el éxito del
aprendizaje depende de factores sociales que básicamente se resumen en distintos tipos de capital (cultural,
económico, social, afectivo) que las familias están en condición de invertir en la educación de sus hijos.
Ante la pobreza, lo que sucede es que las familias disminuyen la capacidad para acompañar la
escolarización de los hijos. En muchos casos, produjo la exclusión escolar de estos chicos. En la mayoría, el
empobrecimiento de las familias limita las oportunidades de aprendizaje de los niños, los cuales, pese a
permanecer en la escuela, no aprenden lo que se supone que deberían aprender. Para los pobres, la escuela sirve
de contención: les brinda asistencia social, becas, comedor y merienda.
ADOLESCENTES: RELACIÓN ESCUELA- TRABAJO
La juventud está integrada por aquellos que poseen un margen de autonomía mayor que el de los niños y
menor que de los adultos. Márgenes de autonomía y tramos de edad que están obviamente determinados por
dimensiones sociales, económicos, culturales y de época que hacen que el establecimiento de los limites
cronológicos dependan menos de argumentos o características de tipo biológico que de tipo social.
En 1962 Philippe Aries mostró que surgimiento de la niñez como concepto sociológico requirió cambios
estructurales en la capacidad de percibirla. En otras palabras, la edad no fue siempre un principio de diferenciación
entre las personas ya que tener de 12 ó 13 en un hogar de clase media no es lo mismo que tenerlos en una familia
indigente. Por otro lado, se podría agregar que ser adolescente/ joven se prolonga más cuando hay condiciones
sociales para disfrutarlos. Cuando la satisfacción de las condiciones de vida está garantizada social y familiarmente,
más se extienden la adolescencia y la juventud; por el contrario, cuando no se accede a esos derechos, mas
prematuro se hace el paso a los estadios posteriores.
Es por eso que se puede decir que la relación que los adolescentes plantean entre la escuela y el trabajo
remite al contexto social de su inserción. Cuando las familias están en posesión de capital cognitivo y social
relevante, sus adolescentes tienen mayores probabilidades de compatibilizar sus esfuerzos educativos presentes y
hasta sus eventuales cambios y contratiempos con un desenvolvimiento futuro acorde a esos estudios. Las
relaciones personales y de conocimiento mutuo hacen que los hijos de algunas familias privilegiadas tengan acceso
directo a ámbitos que para otros son remotos e inimaginables como la universidad, la gerencia empresarial o la
alta administración estatal. Con lo cual, la relación entre estudios y trabajo que puede representarse con
naturalidad un adolescente de una familia de este tipo es muy distinta a la que puede imaginar otro proveniente de
una familia en la que el capital social relevante es menor. En lo que respecta a los adolescentes de sectores
populares, estos optan por el corto plazo y una recompensa material segura, abrazando el trabajo – aunque sea
precario-y dejando la escuela, con lo que reproducen la lógica social de sus mayores.
DESAFIOS DE LA POLÍTICA EDUCATIVA
- Incorporación de los excluidos;
- Intensificar la inversión en el desarrollo de nuevas modalidades pedagógicas (ejemplo: para ofrecer
educación efectiva a las pequeñas poblaciones rurales aisladas) que den respuestas adecuadas a las
situaciones particulares que hay que resolver.
- Articulación de una política de sostén de la demanda y una mejora de la oferta escolar que se destina a
estos grupos socialmente subordinados.