1. EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
Mr 4:26-29
Un Estudio Expositivo de los 16
capítulos del Evangelio de Marcos
2. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Esta parábola solo es
tá en el Evangelio de
Marcos, ningún otros
evangelio la cita. Nos
alegra que el ES con-
dujo a Marcos a con-
servar esta perla, dentro de las muchas
cosas excelentes que dijo nuestro Señor,
pero que se han perdido.
(4:26) Jesús está hablando del Reino de
Dios. Y nos dice algo que todo agricul-
tor puede hacer: sembrar.
3. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Es interesante notar que en ese enton-
ces se mojaba primero el suelo, luego se
arrojaba las semillas, y finalmente se ha-
cia caminar a cabras para que pisen y
hundan la semilla en el suelo.
Si la semi-
lla del evan
gelio, cae
en buen
suelo, ha-
brá una
gran cose-
cha.
4. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Tal como la semilla in-
teractúa con el suelo,
así la gracia de Dios
actúa en el alma del in-
dividuo. Tanto en la
obra de la gracia, como
en el crecimiento del
grano, debe haber un sembrador.
La tierra nunca produce grano por sí
misma, produce cizaña, pero no trigo.
Este debe ser sembrado y esparcido por
el hombre, o sinó no habrá cosecha.
5. (4:26-29) Parábola de la Semilla
De forma
similar, el
corazón
del hom-
bre por sí
Somos nosotros los que debemos sem-
brar la semilla de la Palabra en la vida
de los no creyentes.
solo nunca se volverá a Dios ni se arre-
pentirá ni creerá ni obedecerá. Es inca-
paz de darse a sí mismo vida espiritual.
6. (4:26-29) Parábola de la Semilla
La gracia en el corazón
del hombre es una planta
exótica. Es un principio
externo enviado del cielo
e implantado en el alma.
Por sí sola, ninguna
persona jamás busca a
Dios (Rom 3:10-11).
Lo que podemos hacer es
simplemente sembrar la
semilla, el resto le
corresponde a Dios.
7. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Se destaca la respon-
sabilidad del sembra
dor de echar la semi-
lla, y se omiten las
acciones relativas al cuidado de la plan-
ta como regar y abonar.
Los creyentes somos llamados a sem-
brar la semilla, predicar la palabra. Cual-
quiera que haya recibido al Señor en su
corazón, puede enseñar a otros. Todos
podemos echar nuestra semilla al suelo.
8. (4:26-29) Parábola de la Semilla
El trigo de la Palabra nece-
sita de una mano para po-
der ser sembrada, sin es-
to, no entrará en el cora-
zón de las personas, ni
tampoco producirá fruto
para la gloria de Dios.
(4:27) El hombre no puede hacer nada
para que la semilla crezca; puede irse a
casa y dormir y levantarse, de noche y
de día, no hará ninguna diferencia.
9. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Podemos hacer germinar
una semilla, darle hume-
dad, calor y hacerla bro-
tar, pero la germinación
misma, está más allá de
nosotros, la vida es un
misterio.
El hombre no puede explicar por qué al-
gunos granos viven y otros mueren. No
sabe cuando la vida comenzará a surgir.
No puede definir lo qué es la vida.
10. (4:26-29) Parábola de la Semilla
El hombre siembra la semilla y deja a
Dios el crecimiento, que es quien lo da (1
Cor 3:7). Podemos entender el proceso
de germinación pero no podemos darle
vida, esta está en la semilla, puesta allí
por Dios.
(4:28) La palabra griega traducida como
‘por sí misma’ es ‘automate’ de donde
viene nuestra palabra automáticamente.
La naturaleza no hace nada de golpe. La
planta no aparece de repente tan pronto
como germina la semilla.
11. (4:26-29) Parábola de la Semilla
La semilla en su desarrollo a planta pasa
por varias etapas, dura un tiempo, pero
en todas hay algo cierto: aunque sea
débil, se trata de una planta viva.
(1) (2) (3) (4) (5)
12. (4:26-29) Parábola de la Semilla
(1) Siembra
(2) Emergencia (Fase Vegetativa)
“primero sale una hierba”.
(3) Espiguilla (Fase Reproductiva)
“luego la espiga”.
(4) Llenado de los granos (Fase de
Madurez Fisiológica) “después el grano
se llena en la espiga”.
(5) Cosecha
13. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Es válida la relación entre el desarrollo
del brote y el progreso de la palabra de
Dios en el corazón del hombre.
La Palabra entra al alma y se arraiga sin
que sepas como. De manera natural las
personas odian la palabra, pero esta en-
tra y cambia al corazón de tal forma que
terminan amándola, sin saber cómo.
La obra progresiva de la gracia en nues-
tro corazón continúa. Nadie nace perfec-
to en la fe, es un proceso de maduración
que llevará una vida en desarrollar.
14. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Nuestra naturaleza entera es renovada, de
tal forma que en lugar de producir
pecado, genera arrepentimiento, fe y
amor, pero no sabemos cómo.
¿Cómo Dios trata con el hombre, cómo
crea un nuevo corazón, un espíritu recto,
cómo somos engendrados de nuevo a
una esperanza viva, cómo nacemos del
Espíritu? No podemos decirlo.
El E.S. entra en nosotros y hace una o-
bra eficaz que llegamos a percibir. Dios
nos cambia desde dentro hacia fuera.
15. (4:26-29) Parábola de la Semilla
El más poderoso roble fue una vez una
nuez. El hombre más fuerte fue un bebé.
Es mil veces mejor una semilla de gracia
que la ausencia absoluta de ella.
(4:29) La obra de la gracia, ocurre como
en el crecimiento del grano, no hay cose-
cha hasta que la semilla está madura.
Ningún agricultor corta su grano cuando
está verde. Espera hasta que las espigas
doradas estén listas. Entonces, mete la
hoz y junta todo el grano en el granero.
16. (4:26-29) Parábola de la Semilla
El Divino Agricultor nunca corta su gra-
no sino hasta que está maduro.
“Alcen vuestros ojos y miren los campos
porque ya están blancos para la siega”
(Jn 4:35b).
Llega el momento de cosechar el cora-
zón de las personas que están rendidas
a Dios. Cuando llegue el tiempo final de
la siembra, los justos seremos recogidos
como trigo en el granero de Dios (Leer
Mt 13:30).
17. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Se señala la transición de lo terrenal a lo
celestial. Llega, tarde o temprano, el mo-
mento en que Dios nos llamará a su pre-
sencia. Tenemos que estar preparados
para encontrarnos con Dios ese día.
“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta
la venida del Señor. Mirad cómo el labrador
espera el precioso fruto de la tierra, aguardan-
do con paciencia hasta que reciba la lluvia
temprana y la tardía. Tened también vosotros
paciencia, y afirmad vuestros corazones; por-
que la venida del Señor se acerca” (Sgo 4:7-8).
18. (4:26-29) Parábola de la Semilla
Hoy queremos ver fruto instantáneo, mas
nuestro crecimiento espiritual es imper-
ceptible para nosotros y notorio a los
demás. Ocurre algo dentro de nosotros
de lo cual no somos conscientes, al ver
retrospectivamente nos damos cuenta
cuan lejos hemos llegado y decimos:
“Guau, puedo ver la obra de Dios, ver de
donde me sacó y lo que está haciendo
por mi”.
El hombre puede esperar, pero el creci-
miento sólo lo da Dios.