El presente artículo intentará profundizar sobre la actualidad de la sociedad disciplinaria, concepto que utiliza M. Foucault para describir aquella sociedad en la cual el gobierno social se construye a través de una red de dispositivos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, se logra asegurando la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y/o exclusión, por medio de instituciones disciplinarias que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la “razón” de las disciplinas. El poder disciplinario gobierna estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y/o anormales.
Michel Foucault (1926-1984) es considerado uno de los máximos pensadores del Siglo XX por el importante legado brindado a la Filosofía contemporánea y al campo de las Ciencias Sociales. Las descripciones -de los ahora devenidos en viejos dispositivos de disciplinamiento- que hiciera en “Vigilar y Castigar” de 1975 ya no operan de la misma manera en las instituciones y en las lógicas de la formación de la subjetividad. En nuestro análisis, la obra de Foucault ocupa un sentido sustantivo porque recuperamos de su vasta producción intelectual aquellos conceptos potencialmente fecundos para estudiar algunas de las prácticas disciplinarias de la actualidad.
La actualidad de la sociedad disciplinaria. Dabin.doc
1. 1
LA ACTUALIDAD DE LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA
Un análisis desde la Filosofía Política
Pedro Dabin
Prof. de Filosofía y Ciencias de la Educación
Resumen
El presente artículo intentará profundizar sobre la actualidad de la sociedad disciplinaria,
concepto que utiliza M. Foucault para describir aquella sociedad en la cual el gobierno social
se construye a través de una red de dispositivos que producen y regulan costumbres,
hábitos y prácticas productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, se logra asegurando
la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y/o exclusión, por medio de
instituciones disciplinarias que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a
la “razón” de las disciplinas. El poder disciplinario gobierna estructurando los parámetros y
límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos
normales y/o anormales.
Michel Foucault (1926-1984) es considerado uno de los máximos pensadores del Siglo XX
por el importante legado brindado a la Filosofía contemporánea y al campo de las Ciencias
Sociales. Las descripciones -de los ahora devenidos en viejos dispositivos de
disciplinamiento- que hiciera en “Vigilar y Castigar” de 1975 ya no operan de la misma
manera en las instituciones y en las lógicas de la formación de la subjetividad. En nuestro
análisis, la obra de Foucault ocupa un sentido sustantivo porque recuperamos de su vasta
producción intelectual aquellos conceptos potencialmente fecundos para estudiar algunas de
las prácticas disciplinarias de la actualidad.
Palabras claves: Filosofía Política - Gubernamentalidad - Sociedad Disciplinaria –
Subjetividad y sumisión.
Abstrac
The present article will try to carefully explore the present time of the disciplinary society –
concept used by M. Foucault to describe the society in which the social government is
constructed through a network of devices that produce and regulate customs, habits and
productive practices. The implementation of this society is achieved by ensuring
obedience to its rules and to its mechanisms of inclusion and/or exclusion, by means
of disciplinary institutions that structure the social realm and present some procedures that
are adapted to the "rationale" of the disciplines. The disciplinary power rules by establishing
the parameters and limits of thought and practice, and setting and prescribing the normal
and/or deviant behaviour.
2. 2
Michel Foucault (1926-1984) is considered one of the greatest thinkers of the twentieth
Century because of the important legacy bequeathed to contemporary Philosophy and the
field of Social Sciences. His descriptions – of what now can be considered old disciplinary
methods – made in “Discipline and Punish”, in 1975, no longer operate in the same way in
the institutions and in the subjectivity-formation process. In this analysis, Foucault’s work
occupies a pivotal role because we take, out of his vast intellectual production, those
concepts that are potentially fruitful to study some of the present disciplinary practices.
Key words: Political Philosophy - Governmentality - Disciplinary society – Subjectivity and
Submission
3. 3
I-
El 3 de octubre del año 2009 el diario La Capital de Rosario publica un artículo
periodístico 1
-ante la inminente inauguración del tercer casino en la provincia de Santa Fe-
sobre la LUDOPATÍA. Según el texto, dicha enfermedad fue definida por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) como un “trastorno caracterizado por episodios repetitivos y
frecuentes de participaciones del individuo en juegos y apuestas”. La publicación tiene como
base una encuesta presentada por el vicepresidente de la Comisión de prevención de
Adicciones y control del narcotráfico de la Cámara de Diputados de la Nación.
El texto periodístico y los datos de la encuesta dan pie a un debate en el grupo
Yahoo -Foro del área Ciencias Sociales- “Dudemos del Progreso” 2
bajo el irónico título Don
Casino y la Sociedad Disciplinaria. Curiosamente un año después, dos páginas electrónicas3
informan que en Paraná -Pcia. Entre Ríos- se iniciaron grupos de autoayuda para jugadores
compulsivos y sus familiares, que se reúnen en dependencias del Hospital San Martín de
esa ciudad.
En el presente trabajo se trata de profundizar dicha discusión abrevando en algunos
conceptos de Michel Foucault que resultan potencialmente fecundos para llevar adelante
dicho análisis. Los artículos citados sirven de ejemplo para mostrar el funcionamiento actual
de la sociedad disciplinaria, cómo se enmarañan la microfísica del poder, la gobernabilidad y
el Estado (intereses políticos, económicos, etc.) con el saber de las disciplinas y los criterios
de qué es lo verdadero. Los conceptos, aplicados a los ejemplos, ponen de manifiesto la
actualidad y vigencia del pensamiento de nuestro autor.
II-
Michel Foucault (1926-1984) retoma de Hegel la idea de elaborar una filosofía del
presente “(…) inquieta, móvil a lo largo de su línea de contacto con la no-filosofía, no
existiendo sin embargo más que gracias a ella y revelando el sentido de que esta no-
filosofía tiene para nosotros” (2005: 73).
Una de las características de la capacidad intelectual de M. Foucault es que en él
convive el historiador con el filósofo ya que no sólo se ha formado como tal sino que lo
asume en repetidas ocasiones al definir su actividad filosófica como diagnosticadora de la
cultura del presente. Este ejercicio consiste en escribir una historia de cada verdad o mejor
dicho un recorrido por sus apariencias remontándose en algunos casos hasta la filosofía
1 En http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2009/10/03/noticia_0009.html. Consultado 27/10/09.
2 dudemos_del_progreso-subscribe@gruposyahoo.com.ar
3 http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=155410 Consultado el 30/11/10 y
http://www.zonadeazar.com/zona-de-azar-jugadores-anonimos-de-parana-%E2%80%9Ca-veces-
para-ganar-hay-que-dejar-de-apostar%C2%AE%E2%80%9D/ Consultado el 1/12/10.
4. 4
griega. Así es como la trayectoria intelectual de Foucault se basa en la idea de una
especulación que atraviesa todos los campos del conocimiento.
El proceso de constitución de las sociedades disciplinarias se lleva adelante durante
la Modernidad (Foucault 2003) y uno de los mayores obstáculos epistemológicos que ha
tenido que superar por entonces, la “ciencia del gobierno” fue pasar de actuar sobre el
territorio y la familia para comenzar a hacerlo sobre la población (Foucault, 1991). El
disciplinamiento social implica a la vez el desarrollo del disciplinamiento individual que busca
la interiorización de las normas en cada uno para su regulación y posterior ejercicio social.
Ya no se trata de imponer una obediencia ciega con fuertes amenazas de castigos o
puniciones, hay que lograr que la obediencia resulte de la propia reflexión, del autogobierno.
Es decir que para producir una mentalidad de gobierno, en donde el mismo sea
aceptado y valorado como tal, son necesarias la conducción de uno mismo, la
articulación de muchas conducciones (de la familia, de la escuela, del médico o del
psicólogo inclusive) con la conducción global de un Estado Moderno. La sociedad
disciplinaria consiste de una nueva forma de conducción de las conducciones.
La biopolítica (Foucault; 2006a, 2006b, 2007) es una nueva forma del ejercicio del
poder que también tiene por objeto el cuerpo, pero no el individual, sino el de la especie, el
de la población, el cuerpo colectivo. Las acciones derivadas de la biopolítica han sido
llamadas por Foucault regulaciones.
Los conceptos desarrollados por nuestro autor nos permiten analizar algunas
modalidades específicas de intervención, ciertas prácticas discursivas que afectan a la
población y que se encuentran referidas a su gobierno. En el marco de una redefinición de
sus funciones el Estado es el gestor de determinadas maneras de gobernar a la población.
Efectivamente de esto se trata la gubernamentalidad, concepto que nos permite reconocer
una función estratégica y una finalidad reproductiva en las prácticas de gobierno y abordar el
problema del Estado no en términos normativos, sino en carácter de reproductor del orden
social.
Para Foucault (2006a, 2006b, 2007, 2009) la noción de gobierno se funda en dos
ejes. En el primero gobernar consiste en conducir las conductas, es decir en una relación
que se establece entre los sujetos. El otro consiste en la relación que uno puede establecer
consigo mismo en la medida en que trata de dominar los placeres o los deseos. Los modos
de objetivación-subjetivación se sitúan en el cruce de estos dos ejes. En cambio, la
gubernamentalidad es el estudio de las maneras de gobernar o mejor dicho una analítica
del gobierno. Éste concepto es un dominio definido por:
1. el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones,
cálculos y tácticas que permiten ejercer esta forma de ejercicio del poder que tiene
5. 5
por objeto principal a la población, por forma mayor la economía política y por
instrumento técnico a los dispositivos de seguridad;
2. el gobierno sobre otros, que permitieron el desarrollo de toda una serie de saberes;
3. el proceso por el cual el Estado de justicia de la Edad Media, terminó convirtiéndose
-durante los siglos XV y XVI- en el Estado administrativo y finalmente en el Estado
gubernamental que ahora tiene por objetivo a la población y no al territorio, que
utiliza un saber económico y controla la sociedad por medio de dispositivos de
seguridad.
En Dichos y Escritos Vol. IV (1994), Foucault llama gubernamentalidad al encuentro
entre las técnicas de dominación ejercidas sobre los otros y las técnicas de sí. El autor
francés no deja de lado la relación del sujeto consigo mismo; en este sentido es que
desarrolla el concepto en Hermenéutica del sujeto (1996). Por lo tanto el análisis de la
gubernamentalidad abarca:
1. la ética o el examen de las artes de gobernar que incluyen el estudio del gobierno de
sí;
2. las formas políticas de la gobernabilidad, es decir el gobierno de los otros y
3. las relaciones entre el gobierno de sí y el gobierno de los otros.
A partir de lo expuesto se puede comprender la importancia que tendrá, en el
pensamiento de Foucault, la cuestión del liberalismo desde el punto de vista de la
racionalidad de las prácticas de gubernamentalidad. Según Castro “(…) la cuestión
fundamental que plantea el liberalismo no es la del mercado o la de la representación
ideológica que la sociedad tiene de sí misma, sino el gobierno de la vida, tal como aparece
en este nuevo objeto de acción y de análisis, descubierto en el siglo XVIII, esto es, la
población” (2005: 3).
El principal problema de la gubernamentalidad consiste en cómo volver gobernable
a una sociedad que cada vez vive más, se reproduce y produce exclusión social. En
definitiva se trata de nuevas formas de gobierno sobre determinados sectores de la
población que se encuentran objetivadas en prácticas cotidianas, en reglamentos, en un
organigrama institucional y especialmente, en una particular problematización que constituye
el objeto sobre el cual se apoyan.
III-
El juego siempre se ha prestado con facilidad al negocio. Hay un cuidado de todos
los detalles para conformar el gusto de los jugadores por dinero, para estimular el consumo
masivo y de esta manera producir el baile de millones de pesos. Los que dirigen el juego por
dinero y todo el escenario que lo rodea (espectáculos, prostitución, prestamistas,
extorciones, robos, etc.) no tienen interés por la salud del público consumidor, sólo les
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importa la ganancia que el juego reditúa. El capitalismo nos hace ver al Casino como una
fuente laboral para algún centenar de jóvenes que trabajan en el mismo y nos vuelve miope
para percibirlo como algo nefasto que fagocita a los individuos.
En la sociedad capitalista los sujetos aceptan una compacta red de obligaciones y
responsabilidades fijadas por contrato. Ya no es necesario el sometimiento al poder del
soberano porque el capitalismo, plasmado en la sociedad disciplinaria, constituye a la
subjetividad y una forma de ejercer el control sobre dicha subjetividad es a través de la
seducción de la pauta publicitaria o de una oferta de consumo que se traduce en “felicidad”.
Cabe preguntarse ¿Cómo es que se permite el juego por dinero? ¿Cómo es que el Estado
admite la apertura de un negocio tan infame que ha sido montado para producir enfermos?
La OMS asigna el nombre de ludopatía a la compulsión de los sujetos por el juego de
azar; los ha encasilla en una celda. La medicina, a través de su sociedad científica, apresa
como blanco del saber positivo a un sector de la población de los que hay que tener un
especial cuidado (Foucault, 2001). Se señalan las coordenadas que muestran el límite entre
lo normal y lo patológico. A continuación se desprenden un conjunto de enunciados
procedentes de diversos discursos (psicológico, jurídico, médico e incluso pedagógico) que
toman cuerpo en una serie de técnicas, instituciones, esquemas de comportamiento, tipos
de transmisión y difusión y hasta en formas pedagógicas que las imponen y mantienen.
Cuando Foucault habla de discurso -a diferencia de otros autores- se refiere a una
construcción histórica, política y social que trasciende a sus hablantes, que inspira y genera
prácticas discursivas. En el libro Arqueología del Saber (2002) introduce una ruptura con la
tradición lingüística de Saussure (1945) y a partir de ella propicia estudiar los efectos del
poder discursivo y la injerencia de las prácticas sociales en lo que él llama
formaciones discursivas. El análisis que pretende hacer Foucault es a partir del
funcionamiento inmanente o interno de los discursos ya que para él, apartándose de
Saussure, el significado mismo presupone condiciones de producción que no son en
sí reductibles a la significación. Para Foucault el discurso no es solamente la palabra
hablada, sino que incluye al sujeto mismo que se encuentra enraizado en un suelo histórico
y socio político:
Los Discursos Sociales -y todo Discurso es social en tanto construcción histórica- se
van transformando mediante incesantes juegos de repeticiones y diferencias
producidas por el suelo político económico que marca reglas de construcción y
validación, inclusive modos o estilos de pensar y conocer, según la hegemonía que
surca la historicidad misma de las prácticas sociales (Emmanuele, 2008).
En las referencias a los episodios y experiencias concretas de la instalación del
Casino en Rosario -más allá de quien habla- se presentan nuevas formas del ejercicio del
7. 7
poder o regulaciones que tienen por objeto el cuerpo de la población, el cuerpo colectivo de
la especie; que están dadas por las campañas de prevención respecto del juego compulsivo.
Así es como los ciudadanos toman conciencia de que la existencia de la adicción al
juego para generar luego sistemas de prevención por parte del Estado. Las normas
(sociales, técnicas, económicas y jurídicas) tienen que ser representadas, aprendidas,
rememoradas, aplicadas y si hubiera infracciones, las faltas deben ser castigadas. La unidad
virtual de las normas se convierte en una institución, en la cual las reglas de ajuste de las
partes son exteriores a las partes ajustadas. De esta manera en el ámbito de lo social no
hay normalidad sin normalización y tanto soberanía como disciplina (ambas son
dispositivos de seguridad) son las dos caras constitutivas de los mecanismos generales de
poder (mecanismos de disciplina) en nuestra sociedad. Para Foucault (2006a) las disciplinas
normalizan, analizan, descomponen a los individuos (los lugares, los tiempos, los gestos, los
actos, las operaciones) en elementos suficientes como para percibirlos y modificarlos. La
cuadrícula disciplinaria establece los elementos mínimos de percepción y los clasifica en
función de objetivos determinados. Las disciplinas dicen cómo se deben distribuir a la
población, mediante jerarquías, dentro de clasificaciones (ludópata y no ludópatas); también
fija los procedimientos de adiestramiento progresivo, de control permanente y a partir de ahí
los clasifica entre normales y anormales (sanos o enfermos).
Varias disciplinas se entrecruzan aportando sus saberes -viejos o nuevos- para
disciplinar a los sujetos fabricando celdas panópticas vinculadas a los intereses de una
determinada época. La Psicología, a través de la tecnocracia tradicional, aporta un conjunto
de teorías diversas y postulaciones que intentan objetivar el psiquismo humano de maneras
muy disímiles. En este caso clasifica a la ludopatía como enfermedad emocional y prescribe
que tratamientos a través de los grupos de autoayuda; en cambio la medicina la clasifica
como enfermedad social. La estadística brinda los datos numéricos para justificar que es
necesario masificar y dar mayor volumen a las campañas publicitarias para generar más
niveles de conciencia entre la población y que se sepa que la ludopatía es una adicción
como cualquier otra, aunque no haya sustancia. Otras disciplinas aportan sus conocimientos
diciendo que cuando un sujeto tiene impulsos incontrolables y de golpe, deja de trabajar
para apostar termina perdiendo el salario en situaciones que se tornan extremas.
IV-
Los aportes de Foucault producen un giro en el campo de la filosofía sociopolítica,
hasta entonces dominada y adormecida por el canto de sirenas del marxismo, del
postmarxismo o por sus críticos. Se puede decir que a partir de Foucault se abren una serie
de apuestas inéditas en el campo en la teoría social. Hablar filosóficamente de la sociedad y
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de la historia va más allá de los temas del trabajo, de la explotación del proletariado, del
modo de producción y de sus contradicciones, de la lucha de clases, de las condiciones de
la revolución política, etc. Con toda contundencia dirá en una entrevista de 1972: “Llamo
‘político’ a todo aquello que concierne a la lucha de clases y ‘social’ a todo lo que deriva
como consecuencia en las relaciones humanas y en las instituciones” (1994: 379).
Nuestro autor no se coloca en la perspectiva tranquilizadora en que se había
instalado el marxismo, él no postula una teoría orgánicamente vinculada con una práctica
que promete transformaciones sociales progresivas. El hecho de tomar en cuenta las formas
de vida marginadas y los saberes sometidos permite a la teoría social crítica salir de los
temas trillados del análisis capitalista y de una focalización sobre el proletariado que la
evolución histórica volvía insostenible. En definitiva el objeto que Foucault investiga es la
posibilidad de la historia presente:
[El objeto] Existe en las condiciones positivas de un haz complejo de relaciones (...)
establecidas entre instituciones, procesos económicos y sociales, formas de
comportamiento, sistemas de normas, técnicas, tipos de clasificación, modos de
caracterización; y estas relaciones no están presentes en el objeto (...) definen lo que
le permite aparecer (2002a: 73, 74).
Definir esos objetos sin referencia al fondo de las cosas, sino refiriéndose al conjunto
de las reglas que permiten formularlos como objetos de un discurso y constituyen así
sus condiciones de aparición histórica. Hacer una historia de los objetos que no los
hundiera en la profundidad de un suelo originario, sino que desplegara el nexo con
las regularidades que rigen su dispersión (2002a: 78, 79).
Michel Foucault desarrolla su obra orientándose en el sentido de lo que se podría
llamar el proyecto de una filosofía social crítica postmarxista. Procura producir algunos
relatos de la modernidad que le permiten encarar una alternativa distinta al relato marxista
del desarrollo del modo de producción capitalista.
Nos detendremos ahora en la constitución de la subjetividad en Foucault como lugar
de resistencia posible a la empresa de las técnicas de control. En el ensayo “El sujeto y el
poder” (1983)4
distingue tres tipos de luchas: las que se oponen a formas de dominación -
étnicas, sociales, religiosas-; las que se oponen a formas de explotación y finalmente “las
que combaten todo lo que vincula al individuo consigo mismo y asegura así su sumisión a
los otros (luchas contra el sometimiento, contra las diversas formas de subjetividad y de
sumisión” (2006c: 5).
4 El presente trabajo de Foucault que ha sido traducido del inglés en el año 2006, constituía el epílogo
a la segunda edición del libro de Hubert L. Dreyfus y Paul Rabinow: Michel Foucault: beyond
structuralism and hermeneutics (Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermeneútica)
públicado por la Chicago University Press, por primera vez en 1983.
9. 9
En “Las palabras y las cosas” –editado por primera vez en 1966- se sugiere una
imagen del sujeto como efecto de superficie, como una ilusión que el saber disuelve. En
cambio en “Vigilar y castigar” –editado por primera vez en 1975- hace de la subjetividad una
pieza en la interiorización coercitiva de las normas, al mismo tiempo efecto e instrumento del
sometimiento del cuerpo a la ley. Entre el período de tiempo señalado por los dos escritos
se puede ver que Foucault va realizando una determinada reevaluación del sujeto, de la
subjetividad como lugar de resistencia posible a la empresa de las técnicas de control.
En el texto de Dreyfus y Rabinow (1983), en primer lugar habla de las luchas “contra
las diferentes formas de subjetividad y sumisión” en ella conserva un pie en la teorización
crítica de una subjetividad necesariamente sometida, como algo que habría que arrancarse.
Lo que expresa es que ya no queremos ser gobernados de esa manera -en los hospitales,
en las cárceles, en las escuelas- ya no queremos ser sujetos de ese modo y para ello hay
que arrancarse o sacarse de encima los estilos de sometimiento y sumisión.
En segundo lugar habla de “luchas por una nueva subjetividad” y allí integra la
subjetividad a su propia gramática filosófica, hace de ella algo a reconquistar. Foucault
estima que las luchas por una nueva subjetividad tienen una particular actualidad y que se
encuentran expresadas en diferentes movimientos sociales del momento. Por nueva
subjetividad entiende a la que se rebela contra los dispositivos de sometimiento del campo
de la medicina, de las leyes y de la educación que constituyen otras formas de relación
consigo mismo y con los demás.
La utilización de los conceptos foucoultianos desarrollados a lo largo del presente
artículo -que operan en la sociedad actual- nos permiten actualizar el pensamiento del
filósofo francés, en función del cruce que advierte entre liberalismo, gubernamentalidad,
sociedad disciplinaria y producción del yo. Dichos conceptos al momento de interpretar el
mapa de las relaciones de poder guardan relación con una serie de aspectos que
corresponden validar. En primer lugar la autogestión individualista, propia del neoliberalismo,
es un dispositivo político que pretende superar el binomio poder-libertad. En segundo lugar,
la relación entre gubernamentalidad y liberalismo permite observar que la gestión biopolítica
de la población está unida al mercado. En tercer lugar el entrecruzamiento entre tecnologías
de gobierno y tecnologías del yo legitima las culturas terapéuticas, la promoción de estilos
de vida, de grupos de autoayuda y por lo tanto el cuidado del cuerpo como mecanismos de
regulación y de control de los sujetos. En definitiva se trató de enlazar las problemáticas del
gobierno formuladas por M. Foucault con la comprensión de los procesos complejos de
disciplinamiento, control y subjetivación de la modernidad decadente.
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10. 10
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