El futuro del sector vitivinícola en Villafranca pasa por la calidad y la diferenciación
1.
2. ÍNDICE
1.El sector del vino ante la encrucijada……………….
2.Análisis del sector……………………………………
3.Regadío: primeros pasos……………………………..
4.Regadío: la eterna promesa………………………….
5.El riego moderado no merma la calidad de la uva….
6.Resumen del Manual Práctico de Vinificación………
7.El vino ante el cambio climático……………………..
8.Nuevas variedades en el consumo……………………
9.La crisis de las variedades tintas……………………..
10.Enoturismo…………………………………………..
11.El mapa del vino en Extremadura…………………..
12.El sector tiene (debe tener) futuro…………………..
1. El sector del vino, ante la encrucijada
El sector del vino representa un pilar básico de la economía de Villafranca y
la comarca de Tierra de Barros, si bien la diversificación empresarial y la
llegada de industrias importantes a la localidad han reducido su peso en los
últimos años.
3. Estamos ante un momento clave en este ámbito. Los problemas coyunturales
se han sumado a los estructurales para generar una “tormenta perfecta” que
sitúa al sector ante una encrucijada de salida incierta.
La bajada del consumo, los problemas en mercados exteriores, las
consecuencias de la crisis climática, la falta de relevo generacional o los
problemas para encontrar mano de obra son solo algunos de los muchos
motivos de preocupación.
El futuro se presenta con muchas dudas. Los planes de reconversión del
viñedo, llamados a adaptar las parcelas a las nuevas demandas del sector, no
han hecho sino agravar el problema al penalizar las variedades autóctonas,
más exclusivas y mejor adaptadas a nuestro suelo y nuestro clima.
Algo parecido ha ocurrido con la llegada del regadío (de momento a través
de pozos), que en lugar de servir de apoyo para las plantas ha disparado la
oferta, más en otras zonas como La Mancha.
¿Por dónde pasa el futuro del sector? En primer lugar, por llevar a cabo un
exhaustivo análisis de la situación actual para acertar en el diagnóstico
primero y en las soluciones después.
El reto es garantizar la rentabilidad. Y para ello hay que reducir costes e
incrementar los ingresos. Para conseguir lo primero, es fundamental la unión
y la modernización de las explotaciones; para lo segundo, responder mejor a
las demandas del mercado y tomar medidas para evitar la especulación de
los grandes grupos que controlan el sector.
2.Análisis del sector
El sector vitivinícola, que representa un peso destacado en la economía de la
localidad, afronta unos años decisivos ante los problemas de
comercialización que arrastra en los últimos años.
Tras la revolución que representó para la agricultura de Villafranca la
implantación y generalización del viñedo en la zona, mediado el pasado
siglo, en los últimos años se han llevado a cabo una segunda transformación
en forma de reestructuración de los viñedos para adaptar las plantaciones a
las variedades más demandas por los mercados, fundamentalmente tintas.
En muchos casos, las expectativas puestas en los planes de reconversión se
han visto defraudadas por la evolución de los mercados, ya que la
incorporación de vinos de los denominados países del Nuevo Mundo
(Argentina, Chile, Nueva Zelanda, Australia, etc.) y el preocupante descenso
en el consumo, han derivado en una crisis de precios que se prolonga
demasiado en el tiempo.
Crisis es sinónimo de cambio y ante ellos hay que saber reaccionar para salir
fortalecidos. Si en lugar de analizar la situación y plantear soluciones nos
perdemos en debates estériles, flaco favor hacemos a futuras generaciones.
A lo largo de la historia encontramos muchos ejemplos de empresarios que
4. han salido a flote en momentos especialmente delicados porque en lugar de
lamentaciones buscaron soluciones en tiempos de zozobra.
En este punto, debemos dibujar cual es la realidad del sector vitivinícola
actualmente en Villafranca. Nuestro municipio cuenta con más de 7.000
hectáreas de viñedo en su propio término, a los que habría que sumar algunas
más en localidades vecinas. En el año 2004 se obtuvo una producción de 51
millones de litros de vino (el año pasado tan sólo 32 millones) de los que la
mayor parte (66%) se destinaron a vinos de la tierra o granel, el 33,4 % a
destilación y apenas un 0,51% a vinos con denominación de origen.
En los últimos años, los agricultores, con el apoyo de los fondos europeos,
han afrontado sucesivos planes de reconversión que han superado las 2.200
hectáreas con subvenciones que sobrepasan los 10,5 millones de euros (1.800
millones de pesetas).
Hace unos meses, la Comisión Europea ha presentado una propuesta de
reforma del sector del vino que plantea, entre otras medidas, el arranque
incentivado de unas 400.000 hectáreas de viñedo en toda la Unión
(recibiendo unos 6.000 euros por hectárea) y la supresión de las ayudas a la
destilación y de otras medidas de apoyo al mercado. En último término se
pretende mejorar la comercialización de los vinos adecuando la oferta a la
demanda.
En primer lugar, resulta sorprendente que se plantee ahora el arranque de
viñedos tras el gran esfuerzo económico realizado en los planes de
reconversión del sector. Probablemente, hubiera sido más lógico llevar a
cabo campañas de promoción para incrementar el consumo en lugar de
reducir la producción. La estricta legislación en materia de consumo de
alcohol ha supuesto un nuevo varapalo para el sector del vino. Extremadura,
una de las principales regiones productoras, está a la cola en consumo, por
lo que resulta urgente desarrollar campañas que promuevan un consumo
responsable en base a las muchas bondades que presenta la ingesta moderada
de vino para la salud, o que se apoye la transformación del mosto en
derivados como zumos, de creciente consumo en nuestra sociedad.
Hace unos años se suprimieron las ayudas a la destilación, un mecanismo de
regulación del mercado que consiste en la retirada del mercado de grandes
cantidades de vino para convertirlo en alcohol para uso de boca. Esas
partidas salían de las bodegas a un precio superior al de mercado, con lo que
se da la paradoja de que el vino de peor calidad (en teoría el que se destinaba
a la “quema”) se vendía más caro que el vino “bueno”. Un mecanismo
pernicioso, pero que ha servido de colchón para que el sector amortiguara en
los últimos años la crisis de precios.
Lo cierto es que a medio plazo hay que trabajar para que el mercado del vino
esté regulado por la ley de la oferta y la demanda y las intervenciones sean
tan sólo excepcionales. En ese sentido, el camino a seguir tiene una única
dirección: la calidad y la diferencia.
5. El futuro del sector pasa por saber llegar al consumidor, que cada vez es más
exigente. Es preocupante que tras el enorme esfuerzo inversor realizado en
los últimos años en el campo y en las bodegas y cooperativas, tan sólo el
0,5% del vino que se produce en Villafranca se venda bajo la contraetiqueta
de la denominación de origen “Ribera del Guadiana”, donde está el
verdadero valor añadido. Para ese trayecto no hacían falta alforjas tan
costosas.
¿Qué está ocurriendo? Hay datos incontestables: nuestros campos son los
mejor labrados de la región (basta con darse una vuelta en cualquier época
del año) y nuestros vinos son muy competitivos, como lo demuestra la
obtención de diversos galardones que reconocen su calidad. Tenemos el
producto, pero no hemos sabido venderlo. Es ese el gran reto que debe
afrontar el sector en los próximos años. Las bodegas y cooperativas deben
mejorar sus estructuras de comercialización, invertir en promoción a nivel
nacional y saber llegar a los nuevos consumidores.
3. Regadío. Primero pasos
El Gobierno de Extremadura anunciaba en el año 2012 el proyecto para
poner en regadío unas 15.000 hectáreas (podrían ser algunas más) en la
comarca de Tierra de Barros. Aunque las cifras no son definitivas, porque se
está a la espera de concretar los apoyos económicos que pueden llegar del
Gobierno de la Nación y de Europa, el proyecto podría suponer una inversión
de más de 200 millones de euros, de los que aproximadamente una tercera
parte serían aportados por los agricultores.
Estamos, sin duda, ante una iniciativa extraordinaria, en el más amplio
sentido de la palabra, que puede marcar un antes y un después en el desarrollo
de Villafranca y su comarca. Si hace más de seis décadas la extensión del
viñedo en nuestro término municipal significó un punto de inflexión, ahora
la posibilidad de disponer de riego de apoyo para nuestros cultivos abre un
nuevo escenario cargado de oportunidades.
6. Tenemos un suelo fértil, unos agricultores preparados y unas cooperativas
que han acometido importantes inversiones en los últimos años para elaborar
mejores vinos. Con ese punto de partida, estamos en condiciones de dar un
salto de calidad.
El proyecto de regadío para Tierra de Barros es una oportunidad única que
no podemos dejar pasar. Hay que recordar que el riego de apoyo puede
triplicar la productividad de las tierras de secano. Pero sus repercusiones
económicas no se limitan al sector agrario. Si definitivamente sale adelante
(no olvidemos que la última palabra la tienen los agricultores porque es un
proyecto privado), será necesario acometer importantes inversiones para
realizar las conducciones desde las presas de Alange y Villalba y las
instalaciones en las parcelas.
El proyecto tiene como eje central dotar de riego de apoyo a los cultivos de
la vid y el olivo, pero a nadie se le escapa que nos ofrece además la
posibilidad de introducir otros cultivos en la zona. Conseguiríamos así
diversificar nuestro sector agrario, evitando los riegos del monocultivo.
Para bien o para mal, en nuestra zona no tenemos grandes industrias (que
Barbosa o Alumasa duren muchos años) ni un atractivo turístico que pueda
ser significativo para tirar del empleo. Nuestra principal riqueza es la tierra,
pero tenemos el reto de que, directa o indirectamente, de ella vivan muchas
más familias. Con casi 2.000 desempleados en Villafranca, el proyecto de
riego para Tierra de Barros se convierte en una oportunidad única para crear
empleo y riqueza.
Los pueblos más desarrollados son aquellos que han tenido visión de futuro
y han apostado por los sectores con más posibilidades de desarrollo en base
sus potencialidades. En Villafranca no podemos tener dudas. Los
agricultores deben dar un paso adelante y las administraciones públicas
deben aportar todo su apoyo, y no solo económico. El riego tardará unos años
en llegar, pero el futuro debemos empezar a trazarlo ya: formando a los
profesionales que van ser demandados en la ejecución del proyecto
(ingenieros, instaladores…), informando a los agricultores de las nuevas
posibilidades que se presentan y de las nuevas técnicas de cultivo, haciendo
ver a los emprendedores que se abren nuevas oportunidades de negocio.
No se trata de escribir el cuento de la lechera, pero sí de soñar con un futuro
mejor para nuestros hijos.
Si, como algunos aseveran, nuestro petróleo es la tierra; el agua puede ser el
maná que extienda su riqueza. Este sí puede ser El Mejor Regalo de Reyes.
7. 4 Regadío: la eterna promesa (publicado en 2016)
El regadío de Tierra de Barros es un proyecto reiteradamente prometido pero
que ni está ni se le espera. De momento, al menos. Un proyecto de indudable
beneficio para la comarca pero que nació viciado desde el momento en que
se convirtió en arma electoral. La realidad es que a día de hoy no existe
proyecto ni financiación, mientras PP y PSOE se acusan mutuamente de
engañar a los agricultores, que una vez más comprueban como la politización
de una iniciativa impide su ejecución.
Desde el principio no se ha dicho la verdad, o al menos toda la verdad, a los
agricultores. En primer lugar, sobre los beneficios (muchos) pero también
los posibles riesgos de poner en regadío 15.000 hectáreas, en su mayor parte
de viñedo y olivar. Después, sobre la posibilidad que el proyecto abría para
nuevos cultivos y la rentabilidad de éstos. Y lo que es más importante: el
coste que tendría para los agricultores. En ningún momento se concretó la
inversión exacta, o bastante aproximada, que cada propietario debería
aportar para sumarse al proyecto. Se dijo que el coste sería «de entre el 25 y
el 40% de la inversión total» y con ese margen tan amplio es difícil que un
agricultor pueda hacer números para determinar la rentabilidad. Por no
hablar de un anteproyecto que beneficiaba especialmente a grandes
propietarios ajenos a la actividad agraria y dejaba fuera, por dudosos criterios
técnicos, a muchos pequeños y medianos agricultores que viven del campo.
Se dio por hecho que se destinarían al regadío de Tierra de Barros y
Monterrubio 50 millones de la deuda histórica, cuando esta partida ni estaba
cobrada ni firmada con el Gobierno de España. También se desconocía el
dinero que podría llegar a través del Programa de Desarrollo Rural, entre
otras cosas por las reticencias de la Unión Europa a financiar nuevos
regadíos. Con mucha ilusión, pero también con demasiadas incógnitas se
constituyó la Comunidad de Regantes, que confiaba en que el proyecto de
obras pudiera licitarse en breve (había una partida en los presupuestos de
Extremadura de 2015) y las obras pudieran empezar a finales de 2016. Pero
como el cuento de la lechera, no hay proyecto, ni obras, ni dinero…
Y entre tanto, el PSOE, dice que el dinero no está, aunque sigue adelante con
el proyecto; y el PP, que impulsó la iniciativa en la anterior legislatura con
demasiado «humo», acusa a los socialistas de poner excusas para que el
regadío salga adelante. Mientras discutimos si son galgos o podencos, el
8. proyecto duerme el sueño de los justos y los agricultores ven aumentada su
inquietud tras conocer que Confederación Hidrográfica del Guadiana impide
hacer nuevos pozos y puede limitar las extracciones de los ya existentes.
Con las cosas de comer, no se juega.
5. El riego moderado no merma la calidad de la uva
El riego de apoyo se está extiendo en los últimos años en toda la comarca
gracias a los planes de reestructuración y reconversión del viñedo. El agua
incrementa la producción, pero ¿afecta a la calidad de la uva?. En los
últimos años se han publicado numerosos estudios cuyas conclusiones
están condicionadas por la zona en la que se realizan.
Con el proyecto de regadío de Tierra de Barros en el horizonte, es más
necesario que nunca conocer el efecto real en la calidad de la uva, de ahí la
importancia de un reciente estudio del Centro de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (CICYTEX), dependiente de la Junta de
Extremadura. Concluye que en los viñedos extremeños de regadío es
posible obtener buenas producciones con calidad.
El estudio se centra en la variedad tempranillo y forma parte de una tesis
doctoral realizada por el investigador David Uriarte Hernández. Durante
cuatro años ha evaluado la influencia que tienen diferentes estrategias de
riego sobre la producción y la calidad de las uvas.
9. Además de los tratamientos de riego, las cepas fueron sometidas a
diferentes niveles de carga de racimos estableciendo el nivel de cosecha
mediante aclareos de racimos en el envero, momento en el que se produce
el cambio de tonalidad en uvas tintas. Como consecuencia de estos trabajos
es posible establecer la estrategia de riego y el nivel de carga de racimos
más adecuados en función del tipo de vino que se quiera producir para las
condiciones de cultivo de buena parte de las zonas vitivinícolas de
Extremadura.
Según explica David Uriarte, la falta de lluvia y las altas temperaturas en
Extremadura en los meses de crecimiento y maduración de la uva (junio a
septiembre) inciden negativamente en su composición, con una pérdida de
acidez, lo que afecta al aroma y a la estabilidad al vino. Por otra parte, un
exceso de riego puede provocar una reducción de compuestos fenólicos en
la uva, responsable del color en las variedades tintas.
Este estudio, que forma parte de la tesis doctoral defendida por David
Uriarte en la Universidad de Extremadura con calificación Matrícula de
Honor Cum Laude, concluye que, aunque la producción del viñedo se
incrementa al aumentar el agua aportada hasta cubrir completamente las
necesidades de agua del viñedo, no parece ser la estrategia más
recomendable en el actual contexto de la agricultura, en el que se persigue
una alta eficiencia en el uso de los recursos.
En este trabajo se recoge que al reducir la dosis de riego a un 25% de las
necesidades del cultivo, la diferencia de producción con el tratamiento más
regado fue de un 21% menor, con un efecto positivo para la calidad del
mosto, que tuvo unas características incluso mejores que las del secano, ya
que incrementó la acidez sin disminuir la concentración de azúcar y
antocianos responsables del color del vino.
El estudio también concluye que el aclareo de racimos posibilitó una semana
de adelanto en la fecha de vendimia respecto a las cepas con mayor carga
(realizada en ambos casos con 14º de alcohol) aumentando además la
concentración de compuestos fenólicos. Sin embargo, el aspecto negativo
fue una acusada perdida de acidez, lo que afecta al aroma y a la estabilidad
al vino, sin olvidar que la producción se redujo en torno a un 40%.
Para el investigador, la información obtenida es de gran interés para mejorar
la gestión de los viñedos en la región ya que aporta información obtenida y
adaptada a las condiciones de cultivo de Extremadura, frente a la importación
de prácticas de otras zonas productoras que no siempre han respondido a las
expectativas.
10. OTROS ESTUDIOS SOBRE LA INCIDENCIA DEL RIEGO EN LA
CAIDAD DE LA UVA
Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA): una
aportación de riego "de forma controlada y deficitaria" en la vid en
zonas de España más secas mejora la calidad de la uva, además de
la producción y la rentabilidad para el viticultor.
Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León: la aplicación de
dosis moderadas de riego provoca una mejora en el estado hídrico
de la vid y un importante aumento de la productividad del viñedo y
del rendimiento, pero puede acarrear un descenso en la calidad de
la uva de Tempranillo.
Gonzaga Santesteban (Universidad de Navarra): el riego de la vid
presenta dificultades, ya que "si el grano de uva es demasiado
grande, el vino no es de buena calidad".
Escalona Institut de Recerca i Formació Agrària i Pesquera
(IRFAP) de Baleares: el riego moderado aplicado a la vid no solo
repercute positivamente en la cantidad de la cosecha sino también
en ciertos parámetros que definen la calidad del fruto.
Servicio Agronómico de Caja Campo: los vinos de las cepas
regadas tienen una menor concentración de alcohol, color,
antocianos y polifenoles que los procedentes de cepas de secano
Germán Nieto (INEA Valladolid): la producción de uva incidirá
directamente en la calidad del vino y así un riego excesivo puede
producir efectos negativos y un riego moderado efectos positivos
repercutiendo directamente en la calidad del vino.
6. Resumen del Manuel Ténico de Vinificación (CICYTEX)
A la hora de manejar el riego es importante conocer el ciclo
fenológico, pudiéndose establecer de manera general dos periodos
(Pre-envero y Post-envero).
11. El periodo más sensible a la falta de agua en el viñedo es el
comprendido entre floración y final del cuajado.
En la vid cubrir el total de las necesidades de agua no es
recomendable ya que genera una serie de problemas de manejo, de
calidad y un incremento de costes.
Los Riegos Deficitarios Controlados nos permiten una
optimización de recursos y una mejora en los objetivos productivos.
Dependiendo de los objetivos productivos que se pretendan
alcanzar hay que incidir en un periodo o en otro a la hora de
establecer un déficit de agua, siendo recomendable no provocar
déficit en el pre-envero cuando en nuestro objetivo prima la
producción, mientras que si sería recomendable un cierto déficit en
pre-envero cuando en nuestro objetivo productivo prime la calidad.
7. El viñedo ante el cambio climático
Durante el pasado mes de julio (2022) en Villafranca se superaron los 40
grados en 10 días. El aumento de las temperaturas a lo largo del tiempo está
cambiando los patrones climáticos y alterando el equilibrio habitual de la
naturaleza, con los consiguientes riesgos para la salud humana pero también
para animales y plantas.
Muchos expertos señalan que el viñedo puede ser uno de los cultivos más
afectados por el cambio climático. Un estudio, publicado en la revista PNAS,
demuestra que si la Tierra se calienta 2 grados respectos a los niveles
preindustriales –el límite establecido por el Acuerdo de París–, el 56% de
todas las regiones que cultivan uvas de vino perderán idoneidad
climática para estos cultivos. En un escenario de calentamiento de 4 grados
esta cifra ascenderá a 85%.
“Las consecuencias de esas pérdidas de idoneidad climática podrían
traducirse en pérdidas de productividad o de calidad (contenido de azúcar y
ácido de las uvas), en cuyo caso, los productores deberían hacer una
12. valoración de la conveniencia de adoptar medidas de adaptación”, señala el
investigador de la Universidad de Alcalá, Ignacio Morales-Castilla, primer
autor del estudio.
En Villafranca el calor extremo, unido a la sequía, han provocado una
importante merma en la vendimia de este año
Un reciente informe de COAG alerta de que el cambio climático puede
suponer un cambio importante en las condiciones del cultivo y dada la
importante influencia del clima sobre lo fisiología de la vid permite
predecir importantes efectos potenciales sobre su producción. Podría afectar
principalmente al potencial de maduración de la uva e incluso al rendimiento
de la vid. El responsable del Departamento de Riesgos Agrarios de COAG y
autor del estudio, Pablo Resco, señala que una subida media de las
temperaturas de dos grados hasta 2050 incrementaría de forma exponencial
el importe de la “factura climática” y "reduciría un 20 % la superficie de
viñedo de alta calidad en España. Matiza que el viñedo es un cultivo muy
bien adaptado al clima mediterráneo de la península ibérica y especialmente
resistente a las condiciones semi-áridas, lo que ayuda a explicar que sea un
cultivo tan extendido en toda España.
Estas son las principales conclusiones:
Un calentamiento de la atmósfera podría ocasionar alteraciones en la
fenología de lo vid, adelantando etapas y aumentando sus periodos activos.
Esto podría afectar principalmente al potencial de maduración de la uva e
incluso al rendimiento de la vid. Al adelantarse el inicio de la maduración,
podría coincidir con períodos demasiado calurosos y con diferenciales de
temperatura noche-día muy bajos, lo que ocasionaría una pérdida de calidad
debido a un exceso de madurez y de azúcares en lo uva.
Al acelerarse el ciclo de la planta, también podría ser que coincidieran las
lluvias primaverales con la floración y el desarrollo del fruto, lo que
perjudicaría un proceso que necesita ambientes más secos que no afecten a
la polinización. Además, las altas temperaturas primaverales podrían hacer
que la planta privilegie el desarrollo vegetativo frente o la producción de
uva.
El aumento de la concentración de CO2 podría incrementar la eficiencia
en la forma en que la vid utiliza tanto el agua como lo radiación en lo
fotosíntesis, disminuyendo la tasa de transpiración. Esto aumentaría la
acumulación de fruto y de la biomasa total. Sin embargo, podría afectar
negativamente a la calidad del vino al reducir lo concentración de antocionos
(moléculas que están en la piel de la uva y dan color al vino) y la intensidad
del color
13. Otros efectos indirectos del calentamiento global serían una mayor
degradación de la cubierta vegetal y un aumento de la frecuencia de los
incendios forestales. Ambos podrían favorecer un aumento de lo erosión de
los suelos, al unirse con una mayor frecuencia y severidad de episodios de
lluvias intensas y crecidas.
Por último, el incremento de la temperatura podría modificar el
comportamiento de las plagas y enfermedades que afectan o los cultivos.
Unos inviernos más suaves y unas primaveras más calurosas favorecerían
claramente el desarrollo de determinadas especies de plagas y enfermedades,
como por ejemplo lo enfermedad de Pierce, ocasionada por la bacteria
Xylella Fastidiosa. También de forma general, un cultivo debilitado por un
esperado aumento de los eventos climáticos extremos como pedriscos o
inundaciones sería más sensible o plagas y enfermedades que en condiciones
normales.
El cambio climático obligará a realizar las vendimias mucho antes de lo
habitual. Según algunos expertos, con el aumento de temperaturas las fechas
de floración de la vid podrían adelantarse entre 3 y 6 semanas y las fechas
de la vendimia hasta 2 meses.
El adelanto de la vendimia tendrá sus consecuencias en las características del
vino. El aumento de la temperatura durante la temporada de crecimiento de
la uva definirá cómo será el vino y provocará que el contenido en azúcares
aumente demasiado rápido, lo que, a su vez, obligará a recoger la fruta
mucho antes para evitar que suba demasiado la graduación
Estas diferencias darán notas no deseadas al vino resultante y “saldrá
perjudicado en catas enológicas”, explica Jordi Sardans, investigador
experto en metabolómica y consultor del Centro de Investigación Ecológica
y Aplicaciones Forestales (CREAF).
El traslado de las zonas de cultivo hacía tierras más altas y frescas, la
recuperación de variedades autóctonas o el cambio de los métodos agrícolas
son algunas de las soluciones que se plantean para mitigar los efectos del
cambio climático en el viñedo.
Un equipo internacional de científicos, con participación del grupo
de Ecología del Cambio Global y Evolución (GloCEE) de la Universidad de
Alcalá, ha examinado de qué manera los cambios en las prácticas agrícolas
podrían mejorar los pronósticos en los cultivos vitícolas, o al menos evitar
algunas de sus consecuencias.
Entre las alternativas están diferentes medidas de manejo agrícola que
14. pueden implementarse a escala local como riegos, microaspersión o
sombreo, y otras como el traslado de los viñedos en altura o en latitud.
Los científicos también sugieren la sustitución de material vegetal o de
variedades y aumentar la diversidad de cultivos. Los resultados del trabajo
muestran que la diversidad de cultivos puede reducir las pérdidas agrícolas
por el calentamiento global, aunque su efectividad disminuirá
considerablemente si se materializan los escenarios más cálidos.
La conservación de la diversidad genética de la vid, el retraso de la fecha de
poda o el uso de cubiertas vegetales son algunas prácticas que pueden
contribuir a adaptar los viñedos al cambio climático. Así lo ha confirmado
un consorcio internacional, liderado por el centro tecnológico
NEIKER, durante la jornada de cierre del proyecto VITISAD para el
desarrollo de estrategias vitivinícolas sostenibles de adaptación al cambio
climático.
Otro de los estudios realizados en el marco del proyecto se ha enfocado a la
reducción de la temperatura del racimo y en el control de la maduración. En
este sentido, las investigaciones realizadas en el sur de Francia han
constatado que el uso de mallas de sombreo ha conseguido reducir la
temperatura del racimo, permitiendo un mayor control sobre la maduración
de la uva.
Más a largo plazo se plantean otras medidas como la implantación y
adaptación de otras variedades de vid que resistan mejor el estrés hídrico y
térmico, el rediseño de la geometría de los viñedos e incluso la reubicación
de los mismos en otras zonas.
Las nuevas tecnologías permiten diseñar herramientas a partir de inteligencia
artificial para ayudar al agricultor tomar mejores decisiones.
El cambio climático también incrementará las necesidades hídricas. La viña
está considerada un cultivo de secano, pero con la escasez de agua será
necesario buscar alternativas para mantener los cultivos vivos. Una de ellas
es el regadío. Nuestros viñedos van a necesitar riego de apoyo es un
escenario de escasa disponibilidad en los embalses.
¿Qué pasa con el regadío de Tierra de Barros? ¿Es parte de la solución o
puede agravar el problema?
“Regar es la mejor estrategia para adaptarse al cambio climático, pero sólo
cuando se disponga de agua y siempre que sea económicamente viable para
una explotación”, indica Robert Savé, investigador experto en viticultura del
Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), que de
esta manera da argumentos a partidarios y detractores del riego en Tierra de
Barros.
15. 8. Nuevas tendencias en el consumo
La incorporación de nuevos consumidores, el contexto internacional o la
pandemia han modificado en los últimos años los hábitos en el consumo de
vino y obligan al sector a adaptarse.
Una primera conclusión que podremos extraer tras consultar con varios
expertos es que sigue bajando el consumo global de vino (volumen) pero
aumenta el gasto (facturación).
La consultora IWSR señala que a largo plazo la tendencia es hacia una
disminución de los volúmenes en muchos mercados mientras surgen nuevas
oportunidades en el comercio electrónico, vinos premium, espumosos y
alternativos.
Se consume menos vino que antes, pero hay más gente que bebe vino. “El
consumo moderado se ha convertido en una tendencia importante en el sector
de bebidas a nivel mundial, y esto ha llevado a una mayor demanda de
opciones de vino con menos alcohol”, señala la consultora.
El rendimiento de los vinos de gama alta es significativamente mejor que el
de sus homólogos de menor precio, y esta tendencia se espera que se
mantenga en los próximos años. La mayoría de los consumidores afirma que
prefieren beber vinos más caros con menos frecuencia.
16. También la preferencia de los consumidores por los vinos ecológicos,
naturales y producidos de forma sostenible ha aumentado
considerablemente, incluso en los dos últimos años.
Álvaro Giménez, Director y Fundador de Giménez & Sigwald Wine
Associates, indica que los nuevos consumidores demandan "vinos blancos y
rosados, vinos naturales y con burbujas", y en tintos vinos superiores o de
autor. En ese sentido, señala que “cada vez se demanda más que la etiqueta
refleje la variedad de la uva”
Los vinos blancos, en especial los de denominación de origen protegida,
evolucionan mejor que los tintos y rosados, tanto a nivel nacional como en
exportaciones por la conquista de un nuevo público.
“Hay un auge extraordinario del vino blanco que tiene mucho que ver con el
hecho de que nos estamos acercando a nuevos tipos de clientes, como
jóvenes y mujeres, y también a muchos hombres a los que nos gusta el vino
blanco”, asegura el director general del Observatorio Español del Mercado
del Vino, Rafael del Rey.
El vino tinto sigue siendo liderando el mercado del vino, con dos de cada tres
euros de facturación pero cede terrenos al blanco. En una década, los blancos
han pasado del 20 % al 30 % en valor y del 25% a más de un tercio del total
de ventas en 2021, con 112 millones de litros.
Entre las ventajas de los vinos blancos están que son “frescos, fáciles de
beber y agradables”, lo que les permite llegar a más gente y crecer en
consumo
“El cambio de tendencia se viene manifestando en los últimos años, pero no
es un cambio brusco”, señala el villafranqués Alberto Carrillo, director-
gerente de Viñaoliva, la cooperativa de segundo grado a la que pertenece la
cooperativa San Isidro.
Añade que el consumidor demanda finos “fácilmente bebibles y de baja
graduación”, mientras los tintos bajan a una media del 1% anual. “El
mercado de los vinos blancos es dinámico, con una tendencia alcista y
sostenible”, recalca.
17. 9. La crisis de las variedades tintas
La uva tinta atraviesa un momento difícil por varios factores: exceso de
producción por la reestructuración del viñedo, bajada del consumo y
problemas en muchos mercados internacionales. “Los productores han
tomado conciencia del exceso de vino tinto que hay”, indica Alberto Carrillo,
de Viñaoliva.
En los últimos años han entrada en producción miles de hectáreas de
variedades tintas, el mercado chino casi se cerró por la pandemia y Portugal,
nuestro principal cliente, también arrastra problemas a los que no somos
ajenos.
Carrillo apunta como solución encontrar otras alternativas al vino tinto como
el mosto concentrado, la destilación y la elaboración de vinagre. El problema
es que “la rentabilidad de estos mercados no compensa”, entre otros factores
por la baja productividad de nuestros viñedos y el incremento de los costes
de producción.
Una crisis que se ve acentuada por la caída de los precios. “No es creíble que
sea el cambio en los gustos, de tinto a blanco, el origen de los bajos precios
del tinto; sí pueden serlo la caída de los mercados chino y ruso, o la recesión
en Alemania pues el vino no es un bien de primera necesidad”, opina Benito
Durán, gerente de CAVE San José.
Él pone el foco en “la cantidad de viñedos tintos plantados en zona de riego,
como el acuífero 2 en Ciudad Real, por la sencilla razón de que en una
secuencia de treinta años tan solo en tres campañas ha estado el precio de las
uvas blancas, ligeramente, sobre las tintas”
Sobre el futuro, Benito Durán es claro: “La crisis del vino tinto producido en
explotaciones poco competitivas se solucionará con su abandono; nosotros
corremos actualmente ese riesgo”.
El sector productor debe dar respuesta a las nuevas demandas del mercado.
Muchos agricultores están arrancando parcelas de variedades tintas para
volver a plantar blancas. Partiendo de la materia prima disponible, el reto es
elaborar vinos con salida en los mercados y una cotización que garantice la
rentabilidad para el agricultor.
Álvaro Giménez, consultor, destaca la necesidad de apostar por los mercados
18. internacionales, especialmente en América del Norte. Estados Unidos y
Canadá suman más de 500 millones de personas con un consumo de vino
muy superior al de España y donde los vinos de nuestro país tan solo tienen
una cuota de mercado del 5%.
10.Enoturismo
En las últimas décadas, el sector vitivinícola ha representado, y lo seguirá
haciendo, un papel destacado en la economía de la localidad y la comarca.
Para ello, además del empleo y la riqueza que proporciona el cultivo de
nuestros fértiles campos, debemos profundizar en el desarrollo de la industria
auxiliar ligada a este ámbito. Y es que el sector no sólo debe crear empleo
en el campo, también en bodegas, empresas de calderería y estructuras
metálicas, sistemas de riego, etc.
Además de los anteriormente mencionados, Tierra de Barros tiene el reto de
potenciar el enoturismo, es decir las visitas que llegan a la zona atraídas por
el mundo del vino. En esa línea, debemos incidir en la importancia de ligar
el vino a la gastronomía, abrir tiendas especializadas, poner en marcha
alojamientos y casas rurales en algunas explotaciones y adaptar las bodegas
para que puedan ser visitadas. Para conseguirlo, Tierra de Barros dispone de
una herramienta muy importante: el proyecto de «Las Rutas del Vino», al
que acaba de adherirse el Ayuntamiento de Villafranca de los Barros.
19. La denominación de Origen «Ribera del Guadiana» ya trabaja en el diseño
de la ruta, que deberá contar con el apoyo de las instituciones y sobre todo
del propio ámbito agrícola. Por delante queda mucho por hacer, sobre todo
en Villafranca, donde el sector debería tomar nota de experiencias cercanas.
Nuestra zona cuenta con una buena base, y sobre todo unos vinos de
excelente calidad, pero necesita que las bodegas se adapten a la actividad
turística, tematizar los restaurantes, crear una imagen corporativa, elaborar
un plan de marketing para la promoción, etc. En ello ya trabajan las empresas
Dinamiza Asesores y Tea Cegos que han sido contratadas por el Ministerio
de Industria, Turismo y Comercio para realizar el proyecto de la Ruta del
Vino de Extremadura (año 2.007)
En las Rutas del Vino de España se incluyen actualmente 17 zonas: La Ruta
del Vino de Bullas, en Murcia; la del Condado de Huelva, del Vino y del
Brandy de Jerez y de Montilla- Moriles, en Andalucía; del Vino y del Cava
del Penedés, en Cataluña; de las Rías Baixas en Galicia; de la Rioja Alavesa,
en el País Vasco, o de Tacoronte- Acentejo, en Canarias. Además, hay unas
20 en proceso de certificación, entre ellas la nuestra.
20. 11.El mapa del viñedo en Extremadura
En Extremadura, el viñedo está presente en 201 municipio: más de la mitad
del total. Badajoz reúne a 106, que representan el 64% del total de los
municipios de la provincia. Entre las zonas pacenses con mayor presencia de
viñedo destaca la comarca de Tierra de Barros. No obstante, en términos de
número de municipios con viñedo, Cáceres presenta un mayor peso relativo
que por superficie de este cultivo, ya que alberga a 95 municipios con esta
característica, es decir, el 43% del total de sus términos municipales. Ello
viene explicado en buena medida por la tipología de explotaciones o
plantaciones de vid, menos extensas en el caso cacereño (también presencia
de pequeñas bodegas) que en el pacense.
Villafranca, con casi 7.000 hectáreas, es el tercer municipio de Extremadura
con más superficie de viñedo (ver cuadro adjunto)
En Extremadura están registrados unos 15.380 viticultores, según el
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Más de uno de cada cinco
está adherido a la DOP Ribera del Guadiana.
El viñedo contribuye a fijar población. Así, entre los años 2000 y 2020, el
conjunto de los municipios con viñedos de la provincia de Badajoz ha
registrado un crecimiento de la población del 3%, mientras que los
municipios sin viñedo han experimentado una reducción del censo cercana
al 5%.
21. En España, la superficie de viñedo se redujo un 1% en 2022, hasta las
931.568 hectáreas (-9.519 ha), la cifra más baja de la serie histórica.
El año 2010 fue el último en el que la superficie de viñedo en nuestro país
superó el millón de hectáreas. Si comparamos los datos del año 1980
(primero de la serie histórica) con los correspondientes a 2022, se registra un
descenso de la superficie de viñedo del 43%. En aquel año, la superficie de
uva de transformación en España alcanzaba 1.642.622 hectáreas. Es decir,
en los últimos 42 años, la superficie se ha reducido en 711.054 hectáreas
Por comunidades autónomas, Castilla-La Mancha posee la mayor superficie
de viñedo para uva de transformación, con 453.090 hectáreas en 2022, que
suponen el 49% de la superficie total. Con respecto al dato de 2021, registra
una caída del -1,3%, o 5.862 hectáreas menos. Extremadura tiene 85.748
hectáreas, 3.124 menos que un año antes.
12.El sector tiene (debe tener) futuro
En indudable que en el sector del vino atraviesa un momento difícil: escaso
consumo, bajos precios, efectos del cambio climático y falta de relevo
generacional. Hay que hacer reflexión colectiva sobre el futuro, que nunca
está escrito, a pesar de los agoreros.
22. Hay que apostar por la unión para ser más competitivos, por variedades
autóctonas más resistentes a la sequía y el calor, invertir más en promoción,
adaptarse a los nuevos consumos y, por qué no, diversificar los cultivos
El campo ES NECESARIO y lo seguirá siendo porque cumple una triple
función: alimentar a la humanidad, mantener vivos los pueblos y por sus
beneficios ambientales, PERO hay que hacerlo RENTABLE Y
ATRACTIVO PARA LOS JÓVENES
A pesar de las dificultades, el sector del vino en Villafranca y Tierra de
Barros tiene futuro porque tenemos lo más importante: TIERRAS FÉRTLES
Y AGRICULTORES PREPARADOS Y COMPROMETIDOS
Derechos de reproducción: Pedro Fernández
Contacto: pedrofyanahotmail.com
Villafranca de los Barros (Badajoz), octubre
2023