1. LA PRUEBA MÁS GRANDE DE LA VIDA
Estimados hermanos y hermanas:
Debemos recordar para estos tiempos una de las consignas que está ligada
para nuestras vidas “todo lo que hacemos lo hacemos por y para Dios”, si eres
cristiano ese es tu lema ante las situaciones alarmantes que se presentan, de
obrar así estaremos haciendo la voluntad de Dios.
Pareciera que hoy día la sociedad careciera de valores, de hecho, estamos
asistiendo a un escenario en el cual todo nos invita a formar parte de un
sistema de antivalores que tiene caratula atrayente y se presenta como algo
“imprescindible”, quiero decirte que no es así que cada ser humano puede
optar por hacer el bien, que producto del alejamiento de ellos a Dios es que
viven en el egoísmo y lo que podemos llamar hoy egocentrismo indolente
dónde ya no importa nada con tal de ganarles a todos sea como sea y por eso
se trastocan los buenos valores llamando a lo bueno malo y a lo malo bueno.
El Perú ha tocado su pico más alto dentro de las ciudades con más corrupción
en el mundo y aunque nos cueste decirlo, este antivalor se ha enraizado en la
mayoría de instituciones, donde muchos por el afán de poder y dinero hacen lo
que sea e incluso desprecian la vida.
Donde hay corrupción todo se desestabiliza porque es un pecado grave que
atrae a otros, si la persona no está preparada en relación con Dios se contagia
de ese virus.
Recientemente tenemos experiencias de cómo ese mal ataca a las
instituciones, el tema de las situación apremiante de la comunidad de Shipibos
konibos en Lima y en Chimbote dónde se destruyeron colegios para volverlos a
reedificar y que hasta ahora son elefantes blancos dejando a alumnos y
alumnas asilados en otros centros educativos con aulas pre fabricadas a la
intemperie y muchos de muchos casos más en nuestro país demuestran cómo
la corrupción indolente ataca al ser humano y lo destruye.
¿Qué hacer frente a todo ello? ¿Cómo se combate?
Allí está la gran prueba de la vida y los cristianos, como toda persona de bien,
tienen la solución a todo ello. Lo primero es luchar sin desmayar aunque
parezca que las fuerzas nos falten pues sabemos que tenemos a Dios de
nuestro lado y Él nunca nos abandona y segundo junto a ello, la formación de
casa es importante y básica, la familia es la escuela de valores y de las buenas
costumbres. La formación de los padres a sus hijos en el cultivo de buenas
formas de vivir, cultivando el amor, el servicio, la responsabilidad, formación
que es irremplazable y de allí emergen los buenos ciudadanos que cambiarán
este sistema en el que vivimos.
2. Que Dios bendiga nuestro país en estos momentos apremiantes y lo conduzca
con el ejemplo de todas las personas de buena fe al sitial que le corresponde.