Está clarísimo que los textos del evangelio diario en estos días nos animan a seguir a Cristo de una forma eficaz y verdadera desde el corazón. Esta invitación es a realizar acciones en bienestar de todos para tener una convivencia social tranquila en medio de tantas dificultades.
1. LA FAMILIA – DON DE AMOR
Está clarísimo que los textos del evangelio diario en estos días nos animan a
seguir a Cristo de una forma eficaz y verdadera desde el corazón. Esta
invitación es a realizar acciones en bienestar de todos para tener una
convivencia social tranquila en medio de tantas dificultades.
La invitación también es a desprenderse es decir, dejar de lado un poco de
nosotros para que el prójimo crezca, dejar nuestros egos, nuestro afán de
poder que lleva al ser humano a caer en el egoísmo y el desinterés.
En este mundo globalizado y de sociedad de consumo se ha abierto
peligrosamente una forma de vivir que no se conduce con la realidad de seres
humanos sociales por naturaleza que somos, ha nacido el individualismo que
frena toda acción de trabajo en conjunto, por ejemplo los niños ahora juegan en
sus celulares, tablets o cualquier otro elemento tecnológico perdiendo su
capacidad de interrelacionarse con otros niños de sus edades, prácticamente
no salen de sus casas ni de sus habitaciones.
La mesa familiar tiene como centro al televisor, las personas en el momento del
almuerzo ya no hablan de sus problemas se concentran en lo que les dicta el
programa de turno perdiéndose aquí una valiosa oportunidad de dialogar que
es importantísimo para la comunicación entre ellos, generalmente no se
encuentran muchos espacios para el desarrollo de la confianza entre padres e
hijos.
La misma forma de vida en la ciudad sobretodo y la aparición de empresas que
exigen a sus trabajadores trabajar cerca de doce horas sin respetar los
descansos de sábado y domingo pasándolos para cualquier día de la semana
también ha originado que la casa familiar se convierta en un hotel donde los
integrantes van a tomar sus alimentos y llegar a dormir, en definitiva se está
rompiendo todo lo que por siglos fue el sustento y origen de una sociedad llena
de valores, la familia.
Familias desestructuradas seguramente por algunos de estos factores y otros
más, indican y señalan lo que estamos viendo: jóvenes desorientados, sin
empleo, sin estudios y en muchos casos sin esperanza de futuro y lo que es
peor sumidos en la droga, la delincuencia y sicariato en el caso de familias que
están totalmente destruidas.
Y encima de esto como para darle el toque final la aparición de ciertos grupos
en la sociedad que bajo el lema “derechos humanos” o introduciendo la
victimización como estrategia pretenden presionar al Estado con proyectos de
ley para la Unión Civil para personas del mismo sexo y el matrimonio
2. homosexual, tratando de jugar con el concepto de familia natural, mencionando
que de no aprobarse seguiremos siendo un país retrogrado.
Todas estas formas actuales aparecidas pretenden deslegitimizar y destruir a la
familia natural. Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica menciona claramente
que el matrimonio es entre un hombre y una mujer que tiene como fines el
amor y la ayuda mutua, la procreación de los hijos y la educación de estos.
(Cfr. CIC no. 1055; Familiaris Consortio nos. 18; 28).
Por lo tanto para los cristianos la familia es natural y siempre lo será porque
ella es la fortaleza que mueve los principios y valores de la sociedad. Una
familia unida permanece unida es el lema que hemos aprendido tantas veces y
para ello hay que defenderla, no podemos ser indiferentes ante los problemas
que están sucediendo en la sociedad, se respeta a las personas que tienen una
forma distinta de ver pero respeto no es aceptación. La experiencia actual al
ser consiliario de un grupo de los Equipos de Nuestra Señora que se encargan
de animar a las parejas a vivir cristianamente su unión ante Dios, me permite
ser firme en esto: El matrimonio y la familia son sagrados y debemos
defenderlos siempre. La familia es un don del amor de Dios que ha puesto en
este mundo.