El documento plantea que el asesinato de Marta del Castillo debería generar un debate sobre la educación que se les está dando a los niños y jóvenes. Argumenta que la permisividad de los padres y la falta de límites pueden llevar a los jóvenes a la violencia y la falta de respeto por la vida. Propone un examen de la educación afectiva y sexual que se imparte para fortalecer el carácter moral de las nuevas generaciones.
1. left731520Me refiero a un examen personal y sincero sobre si la educación que les estamos ofreciendo a niños y jóvenes está encaminada a enriquecer sus facultades físicas, intelectuales y morales; o si bien, nuestro modo de hacer nos convierte en “cómplices por omisión”. <br />El caso del asesinato de Marta del Castillo debería plantear un debate profundo en la sociedad. <br />No me refiero solo por la conmoción y el rechazo que nos produce la muerte de esta chiquilla de tan solo 17 años a manos de un energúmeno que descargo sobre ella sus frustraciones infantiles sin el más mínimo escrúpulo, al que le deseamos la cadena perpetua. No. Ni tampoco por la indignación de ver la complicidad de unos jóvenes que le ayudaron a deshacerse del cuerpo y a ocultar lo sucedido, como si fuese lo más habitual en las noches de botellón, sin aparentes signos posteriores de remordimiento de conciencia. <br />Me refiero a un examen personal y sincero de los padres, los educadores, la comunidad política y los medios de comunicación sobre si la educación que les estamos ofreciendo a nuestros niños y jóvenes está encaminada a enriquecer sus facultades físicas, intelectuales y morales; o si bien, nuestro modo de hacer nos convierte en “cómplices por omisión” de estos hechos macabros, que nos recuerdan que ante nuestra incapacidad de asumir la responsabilidad y las consecuencias de nuestra permisividad, la falta de autoridad y la carencia de límites en la educación de las nuevas generaciones , les estamos abocando a un peligro inminente.<br />No estamos hablando de algo baladí. El vacío, la confusión y la ambigüedad que existe en la llamada educación afectiva y sexual de nuestros niños y jóvenes, dista mucho de enriquecer a las nuevas generaciones, fortalecer su carácter y mover su voluntad para conseguir una vida digna. Es triste constatar, los padres somos unos expertos en esto, como intentamos tirar balones fuera, o escondemos la cabeza en el trabajo, el activismo frenético, el ruido y el placer del momento…para evitar el esfuerzo y el compromiso que se necesita en la inevitable lucha en una educación “contracorriente” que tenemos ante nosotros, cuanto menos, en lo que se refiriere a tomar medidas para prevenir actitudes agresivas y violentas de nuestros hijos.<br />La permisividad de los padres, el hedonismo que promueven los medios de comunicación y los nuevos modelos de conducta que presenta la sociedad hace que nuestros niños y jóvenes, observen, interioricen y traten de imitar lo que es “socialmente correcto”, predisponiéndoles, a menudo, a que la falta de respeto por la vida humana, la violencia domestica y el egoísmo se conviertan en algo “normal y cotidiano”, e incluso, como en este caso, provocando en ellos unos desequilibrios afectivos cada vez mayores.<br />LUNESMARTESMIERCOLESJUEVESVIERNES1 ro “J”LIBRE1 ro “J”5 to “B”LIBRE5 to “B”4 to “A”3 ro “C”LIBRE3 ro “C”<br />38xn+13+n2=8+5n8+5nx-n-3xnxx-322cos8522<br />