2. Arte Grecolatino Entre las tres obras hay muchas similitudes, salvando las distintas épocas, claro está. La primera es que representan todas ellas la figura humana. En cuanto a Apoxiomeno, es una escultura de mármol construida en el 330 a. C. aproximadamente, en ella Lisipo retrata un atleta en la posición de quitarse el polvo y el aceite después de una carrera con una estrígila o raedera (objeto en forma de hoz que se utilizaba en la Antigüedad para limpiar el cuerpo después de una competición atlética) El original de esta obra, sita en Los Museos Vaticanos, lleva taparrabos, al contrario que en la copia del museo, donde el taparrabos está ausente, tal y como lo esculpió Lisipo. Probablemente este asunto del taparrabos venga dado por el puritanismo de la Iglesia y su política cristiana. En cualquier caso, en esta escultura destaca la modificación del canon que hizo Lisipo con respecto a Policleto. Una visión que dotó a sus esculturas de una mayor elegancia y expresividad, una cabeza más pequeña que hace más esbelto el cuerpo humano. Las obras de este escultor, predilecto de Alejandro Magno, son muy especiales. Su principal virtud es que logra emancipar a la escultura de su espacio, es decir, que la escultura tiene volumen, saca brazos, manos o pies. Y hace que el espectador pueda tener una visión múltiple de la obra. A Apoxiomeno se le emparienta con el Dorífora de Policleto y no es de extrañar ya que Lisipo perteneció a su escuela. Además, su postura, la entonación de los músculos o simplemente las facciones son muy parecidas a las obras de Policleto. También se pueden establecer conexiones con las otras obras a analizar en este trabajo. Por ejemplo, con Augusto de Prima Porta la relación que podemos hacer es el contraposto de ambas escenas o la posición de los pies, uno totalmente apoyado y el otro ligeramente levantado. O sin duda la expresión de la cara, que no expresa sentimiento alguno.
3. Grecolatino en las lenguas griega y latina es cuantitativa, esto es, se funda en la repetición de un determinado patrón de sílabas de duración larga (habitualmente transcritas en métrica con el signo de raya larga baja o __) o bien breve (transcrito con el signo U) denominado pie. Cada sílaba larga equivalía en duración a dos breves. El verso griego, como el latino y el del sánscrito, se basa en la cantidad; su métrica se funda en la oposición de duración de sílabas largas y sílabas breves. «Longam ese duorum temporum breve unius etiam pueri sciunt», «Hasta los niños saben que una larga vale dos tiempos, una breve, uno», dice Quintiliano en su Institutio oratoria IX, 4, 47).
4. Poemade Fernando Fernández Palacios «Y en una alberca-arcón donde la luna es tul de plata-cae la Leda lunar como una joya» [11]. El tema de Leda está presente asimismo y por última vez en la poética hernandiana en el debut impreso de Miguel como vate, es decir, en la composición «Pastoril», fechada «[e]n la huerta» el 30 de diciembre de 1929, que vio la luz en El Pueblo de Orihuela [12] y que se ha incluido también en los Poemas Sueltos, I [38]: «Junto al río transparenteque el astro rubio coloray riza el aura naciente,llora Leda la pastora. De amarga hiel es su llanto.¿Qué llora la pastorcilla?¿Qué pena, qué gran quebrantopuso blanca su mejilla? ¡Su pastor la ha abandonado!A la ciudad se marchóY solita la dejóA la vera del ganado. ¡Ya no comparte su chozani amamanta su cordero!¡Ya no le dice: «Te quiero»,y llora y llora la moza!
5. Leda como figura mitológica tuvo de la unión con Zeus -bajo forma de cisne- a Helena (la de Troya) y a Pólux, hermanos gemelos, pero aquí vemos que Miguel la convierte en una persona normal, una pastorcilla que llora la marcha de su amado a la ciudad. Conviene anotar que es a partir de 1930 cuando las imágenes bucólicas y mitológicas -que podrían recordar a veces vagamente, por ejemplo, circunstancias parecidas al principio de la Bucólica I de Virgilio, donde Título, tendido a la sombra de una buena haya, canta a la hermosa Amarilis-, van dejando paso a un universo más concreto como el que está presente desde la poesía [39] de Poemas Sueltos, I, y en dicho universo tiene cabida asimismo un fascinador mundo oriental que presumo que el poeta sentía lleno de posibilidades líricas. También emerge en alguna que otra ocasión un devoto sentimiento católico que presta especial atención a la Virgen. Las divinidades y personajes mitológicos, por su parte, se verán transformados en abstracciones como «la Vida», ([61], v. 13), «la sombría Tristeza» ([61], v. 29), etc. Pero sigamos nuestro camino. En [8], «Lección de armonía», aparece Pan repetidas veces. Es la primera de las muchas divinidades agrestes que encontraremos en los poemas a comentar. A Pan, hermano de Dafnis -que más tarde saldrá a nuestro encuentro-, se le atribuyeron diferentes padres dependiendo de la tradición y era un dios de la mitología griega que era representado con cuernos pequeños y pies de macho cabrío, podríamos añadir que con un cierto aspecto de sátiro, pero sobre todo tiene su papel destacado en los poemas que analizamos porque fue el que consiguió la flauta de Pan, es decir, la siringa, en una aventura amorosa con la ninfa Syrinx. Miguel, que le invoca admirándole, adorándole e idolatrándole, le llama: —Dios de patas y cuernos de macho cabrío. —Dios contento. —Dios inmortal. —Dios agreste. —Dios que entraña el aire melódico. —Hijo de Hermes el ágil, y confiesa el poeta al final del poema que sus horas de pastor transcurren con un hondo afánde dar a mis versos la luz, la alegría.La eterna, la aurísona, la sola armoníaQue esconden tus cañas ¡Oh, Pan!