3. ¿Cómo se defiende a la gente?
Cuando un intendente decide incorporar a la
planta de empleados municipales a mil choferes
desplazados de una empresa privada que está por
quebrar, para evitar un conflicto ¿a quién está
defendiendo? ¿Al bien común ‐al interés general‐
o al interés de un sector, en desmedro de todos?
O cuando decide pasar a planta permanente 4.000
contratados, sin concurso… es posible que haga
justicia con algunos de ellos que se lo merecen.
¿Pero es justo para todos los vecinos y sobre todo
para aquellos que no tuvieron ninguna
oportunidad de presentarse, porque no eran
amigos de tal o cual funcionario?
El derecho a poder acceder a un cargo en el
Estado a través de concurso público ‐una bandera
muy cara a Primero la Gente‐ es, en el fondo, la
defensa del derecho de todo ciudadano común a
competir, en igualdad de oportunidades con
aquellos que son “amigo del poder” (además, por
supuesto, de ser la mejor forma de que ingresen
los mejores a trabajar al Estado)
La exigencia constante de nuestra fuerza por
privilegiar en el presupuesto público, al menos un
50 %, para la realización de obras y servicios por
sobre el pago de sueldos, también es defender al
vecino que no tiene la capacidad de coacción del
gremio, pero que en verdad paga sus impuestos
para que le vuelvan en mejoras a su calidad de
vida.
Cuando el intendente sucumbe a la presión y
dedica más del 70 % a sueldos, está traicionando a
la gente en beneficio de un sector ‐los empleados‐
y de él mismo (porque nadie quiere salir en los
diarios por conflictos prolongados).
Alguien podría decir que el hecho de evitar
conflictos sociales por dejar a miles de familias sin
trabajo es un factor de bien común. Es un punto
de vista a tener en cuenta.
Sin embargo, cuando esa excepción deja de ser
puntual y el Estado se convierte en una “agencia
de empleo”, entonces se está distorsionando el fin
básico que todos pretendemos del poder público y
que es, antes que cualquier otro, garantizar
bienestar general y no sólo el de un grupo
determinado.
7. Qué el Servicio del Estado
lo haga el mejor y más barato.
Sigamos profundizando en nuestro compromiso
con la gente común, en lograr su bienestar por
sobre cualquier justificación que pretenda
demorarlo en atención a “fines superiores”.
Si como intendente de la Ciudad, ante una gran
obra de infraestructura, prefiero convocar sólo a
los empresarios locales (“porque ellos le dan
trabajo a nuestra gente y luego gastan el dinero
en nuestros comercios”) en lugar de convocar a
una licitación abierta, incluso internacional, me
estoy equivocando en forma grosera.
No sólo por lo dicho en el anterior apartado, sino ‐
sobre todo‐ porque el interés general es lograr la
mejor empresa, al menor precio para hacer una
obra que trascienda.
Peso que ahorremos en esa licitación, peso que
podremos invertir en otra obra que beneficie a
todos, con la tranquilidad que ha ganado la mejor
empresa que hubiéramos podido contratar. Peso
que, en cambio, malgastemos apoyando al
empresario local, es un privilegio para unos en
desmedro del conjunto con resultado incierto
respecto a la obra final.
Más aún: garantizados los servicios que el Estado
no puede delegar (Justicia, Seguridad, Educación
Pública, Salud Pública, etc.) si hay servicios que,
desde la intendencia, me resultan más caros
hacerlos con la propia estructura del Estado que
con la asistencia de la iniciativa privada (o logra
menor calidad o tarda más tiempo o resulta
propicio para la corrupción, etc.) entonces, no
debo dudarlo: es mejor tercerizar.
Porque es mentira que el Estado pueda hacer
todo bien y que es preferible su acción a la de los
privados (insisto que hablamos de actividades que
no son las centrales y propias del Estado).
Si el Estado no lo hace bien ¿de qué le sirve al
ciudadano común que sea “público” el servicio en
lugar de “privado”?
Aquí PRIMERO LA GENTE tiene una “guerra
intelectual” declarada con todos los supuestos
defensores de las causas populares, que abogan
por el retorno de la acción directa del Estado
sobre todos los servicios.
Es nuestro deber desenmascarar a estos
mentirosos que en realidad lo que buscan es
beneficiarse con sus “contactos políticos” una vez
que la empresa o servicio vuelva a quedar en
manos estatales (muchos gremialistas confían en
que podrán transar mejor con el político de turno
que con un empresario dispuesto a defender a los
accionistas).
Es real que, con este razonamiento, se justificaron
muchas distorsiones durante los 90. Pero el caso
en ese momento fue completamente otro. Porque
las tercerizaciones no mejoraban los servicios ni lo
hacían más baratos en muchas ocasiones. Y en
varias privatizaciones lo único que hacíamos era
consolidar monopolios privados que no tenían
ninguna presión del mercado ni control del Estado
como para esforzarse en brindar un mejor
servicio. Además el factor “corrupción” fue tan
alevoso en ese período que distorsiona cualquier
análisis
8. ¿Qué es lo mejor
para la gente a nivel social?
Llegamos a uno de los aspectos que, seguramente,
resulta más álgido en el debate. Porque aquí hay
una divisoria de aguas entre los que subestiman la
capacidad de decidir sobre lo que más le conviene
a la propia persona y los que, por el contrario,
sostenemos la necesidad que dejar que los
ciudadanos sean protagonistas de sus vidas y
tomen la mayor cantidad de decisiones que sea
posible. Nuestra posición está detalladamente
explicada en el documento: “El fundamento de
nuestra Lucha”
Elegido el segundo camino las decisiones sobre
cómo promover el desarrollo social se ordenan en
el acto. ¿Es mejor que el Estado Provincial obligue
a casi 500.000 personas a ser afiliadas al APROSS
(ex IPAM) o sería mucho más conveniente que
pudieran elegir permanecer en esa obra social o
pasarse a otra que le ofrece, por el mismo dinero,
un mejor servicio? Esta es una lucha que llevamos
en Córdoba en soledad, pues los otros partidos
políticos no se animan a tanto.
Y para resolver a miles de personas su grave
problema de falta de vivienda propia ¿es mejor el
sistema actual en el que el Estado decide por ellos
en qué barrio deben vivir, con qué vecinos,
cuántos dormitorios debe tener, como única
posibilidad de acceder a este derecho?
¿O sería mucho más conveniente para la gente
que el Estado llevara de tal manera ordenada la
administración pública que no encareciera la tasa
de interés de los créditos inmobiliarios, hasta
llegar a una tal que sea accesible para cualquier
trabajador, pagadera a lo largo de su vida, para
decidir dónde quiere comprar o construir su casa
propia? Lo primero sigue la lógica del “bolsón” y el
clientelismo. El segundo promueve
verdaderamente la emancipación y el desarrollo
de las familias.
No dejemos de hablar del desafío de las
jubilaciones, sin olvidar que aquí no ha habido
gobierno en la historia reciente que no haya
echado mano de las cajas jubilatorias para
financiar el corto plazo, hipotecando el largo plazo
(que es el plazo de las jubilaciones!).
Los supuestos “defensores de la gente” lucharon
en contra de los regímenes de capitalización e
insistieron en volver a consolidar el régimen
estatal de reparto.
En el primero cada persona va aportando a una
cuenta que es suya, para retirar el monto
ahorrado en cuotas al final de su vida laboral más
los intereses que haya logrado conseguir la
empresa administradora por invertir esos fondos.
En el segundo, lo que aportan los activos va a
parar a un fondo común que es repartido entre
todos los jubilados actuales. Pero ¿Qué ocurre
cuándo un gobierno como el actual amplía la base
de los jubilados con personas que nunca
aportaron y por otro lado echa mano sobre esos
recursos para financiar otros proyectos del
Estado?
Se atacó a las llamadas “AFJP” porque no
generaban la rentabilidad suficiente. Pero no
podemos dejar pasar que en Argentina incluso
11. Estas ideas: ¿defienden a los pobres?
Estas propuestas revolucionarias a nivel social, son
la mejor garantía para las personas marginadas y
de escasos recursos.
Es probable que, después de tantas décadas de
subestimar a la gente humilde, lleve un tiempo
prolongado hacerlos tomar conciencia y seguridad
respecto a que sus decisiones tienen valor y a la
importancia de que sean protagonistas de su
propia vida. Pero es el único camino que garantiza
un futuro mejor para ellos y para sus hijos,
teniendo en cuenta que el futuro será cada vez
más globalizado.
Es bueno concentrarse en uno de los aspectos
más problemáticos como es la cuestión de la
“asistencia social” que da el Estado a través de
bolsones, planes asistenciales, pensiones
graciables, donaciones, etc.
Más allá de que hay circunstancias extraordinarias
‐como la crisis del 2002‐ en los que es necesario
paliar las necesidades básicas (el hambre más
urgente), a nivel general Primero la Gente
sostiene la necesidad de hacer foco en la
promoción humana y social antes que en la
asistencia.
Cuando el Estado le da un trabajador
desempleado, un subsidio para que mantenga a su
familia, sin límite de tiempo y sin
condicionamiento alguno, está condicionando
fuertemente a ese grupo familiar a ingresar o
permanecer en la llamada “pobreza estructural”.
Cada vez le resultará más difícil volver al mercado
laboral por la paulatina marginación que va
produciendo esa situación de dependencia a una
dádiva pública, sin acceso a la capacitación y a
nuevas oportunidades.
Por ello, la mejor forma de defender a la gente
marginada es permitirles un eficaz acceso a la
capacitación en habilidades laborales y también
de otro tipo (administración de sus escasos
recursos, auto‐elaboración de una dieta eficaz
para la alimentación de sus hijos, etc). Aunque tal
vez deje de serlo en un futuro, hoy continúa
siendo el trabajo del jefe de familia, la piedra
fundamental de la estructura familiar y la clave de
su desarrollo.
Sin embargo, esquemas de capacitación también
pueden ser inútiles si la transformación no es
completa.
Para romper los llamados “círculos de la pobreza”
de los cuáles les resulta muy difícil salir a miles de
familias marginadas, se requiere poner en
prácticas todas nuestras propuestas en forma
sistémica:
• Si el joven ha sido “obligado” a ir al colegio
que le fue asignado por el Estado y allí un
funcionario decidió que él no puede
aspirar a más que ser un “técnico” en
algún oficio.
12. • Si a la hora de asignarle una vivienda a su
familia lo han “obligado” a trasladarse a
donde decidió mudar la villa otro
funcionario.
• Si su alimentación no dependió de su
madre sino del comedor escolar que fue
financiado por el Estado.
• Si su salud es precaria porque siempre
dependió de las tremendas demoras de
los Hospitales Públicos (no le dieron la
posibilidad de elegir a su familia donde
asignar los fondos para ellos previstos
respecto a salud).
• Si su condición de “empleado informal”
(en negro) cuando tuvo un empleo
(causado por los impuestos al trabajo que
aplica el Estado y que desalienta la
formalidad) le impidió conseguir
financiamiento de una tarjeta o de un
crédito y debió echar mano a usureros,
• si….
El listado podría ser tan largo como un libro:
¿entonces cómo podemos pedirle que se
prepare para competir en el dinámico
mercado laboral?
En Primero la Gente tenemos una opción
preferencial por los más pobres. Pero
queremos sacarlos del círculo de la pobreza y
no consolidarlos en esa condición que es lo
que hacen las mayorías de las políticas
sociales actuales.
A modo de conclusión
Como habrá podido verse en este breve repaso
por los principales tópicos políticos, el
razonamiento que debe tener un gobernante y un
dirigente político para priorizar los intereses de la
gente es muy distinto al que hoy utilizan muchos
referentes.
Cuando en una mesa de consenso ante un
conflicto del transporte, están sentados los
empresarios del transporte y la UTA (los
trabajadores del transporte) no está representado
el interés del ciudadano que nadie defiende y que
es el usuario.
O la Municipalidad convoca a representantes de
este grupo, el destinatario principal de la política
pública o directamente el intendente asume que
se el
interés general que en ese
caso está representado por los padres y por los
él está allí para representarlos.
Lo mismo en cada caso. ¿Puede resolver
problema de los accidentes de tránsito por
consumo de alcohol en los jóvenes si la
negociación es un tironeo entre los dueños de los
boliches, los inspectores municipales y la policía?
¿Cómo defender el
mismos jóvenes?