1. Este monstruo sobrenatural, no era mas que según la
beatas de entonces, la encarnación del demonio, porque
era un perro con cuernos y de sus ojos nacían ascuas que
encandilaban en las tinieblas, y que dios había consentido
que salieran del infierno, para ver asustados un tanto a
frailes y “curuchupas”, que eran el azote de la incipiente
sociedad cuencana; y que eran los transeúntes de las
noches, en sus andanzas amorosas.
2. Este enorme animal,
arrastraba una pesada
cadena por los barrios por
los que andaba y producía
un gran estruendo que
hacia temblar de los
nervios a quienes lo
escuchaban, de tiempo en
tiempo emitía un sonido
similar a la de un aullido,
eran tan funestos que a
veces coincidían con los
graznidos de un búho.
3. Estos sonidos eran de
mal augurio, sobre todo
para los campesinos o
indígenas, pues seguro
quien los percibía estaba
para morir muy pronto,
por lo que un jocoso e
ilustre bardo decía:
El búho grazno,
el perro aúlla,
el indio muere;
parece chanza
pero sucede…