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401
CapítuloXII
MICRONUTRIENTES Y ELEMENTOS TRAZA
Silvana I. Torri, Susana Urricariet, y Raúl S. Lavado
Introducción
Los micronutrientes son aquellos elementos que los cultivos
requieren en bajas cantidades y su concentración en el tejido vegetal es
del orden de mg kg-1
. Hasta el momento, se incluyen al boro (B), cloro
(Cl), cobre (Cu), hierro (Fe), manganeso (Mn), molibdeno (Mo), níquel
(Ni) y cinc (Zn). Existen otros elementos que actúan en el metabolismo
vegetal de manera no específica, denominados nutrientes funcionales
debido a que no intervienen en reacciones bioquímicas conocidas en
las plantas. Entre ellos pueden mencionarse el cadmio (Cd), plomo
(Pb), silicio (Si) y vanadio (V). Otros elementos traza como sodio (Na),
o Si cumplen funciones únicamente en ciertas especies vegetales,
mientras que otros son esenciales para los animales, como el cobalto
(Co), iodo (I), Mo y selenio (Se). Por otro lado, ciertos elementos como
arsénico (As), Cd, Cu, cromo (Cr), Pb y Zn, entre otros, son tóxicos para
los vegetales y los animales cuando son metabolizados por encima
de determinados niveles debido a que inhiben distintos procesos
metabólicos. La mayor parte de los elementos mencionados, junto con
otros que se presentan en concentraciones extremadamente bajas
en la naturaleza, en general, y en los tejidos vegetales, en particular,
suelen denominarse elementos traza. Debido a que esta denominación
es amplia e imprecisa, se utiliza el término micronutriente para
denominar específicamente a los elementos traza que son esenciales
y así diferenciarlos de los no esenciales.
El criterio de esencialidad se ha definido de varias maneras. Según
Arnon y Scout (1939), los elementos esenciales para el crecimiento y
reproducción vegetal cumplen funciones específicas en los procesos
celulares y no pueden ser reemplazados en sus funciones por otros
elementos. Debido a que para ciertos elementos este criterio es difícil
para demostrar experimentalmente, se propuso una definición más
amplia, según la cual un elemento es esencial cuando su deficiencia
origina invariablemente la disminución de una función fisiológica
hasta condiciones subóptimas, revirtiéndose esta situación cuando
el nutriente es suministrado en cantidades adecuadas (Mertz, 1981).
Otros autores propusieron que la carencia del elemento esencial
debe producir alteraciones estructurales y fisiológicas similares
en las diferentes especies vegetales; es decir, que las alteraciones
producidas por la deficiencia deben ser independientes de la especie
vegetal (Markert y col., 2000).
Teniendo en cuenta estos criterios, hasta el momento se ha
demostrado la esencialidad de ocho micronutrientes en todas las
Torri, S. I., S. Urricariet, y R. S. Lavado. 2014. Micronutrientes y elementos traza. Pp: X-XX. En: H. E. Echeverría, y F. O. García.
Fertilidad de Suelos y Fertilización de Cultivos. Editorial INTA, Buenos Aires, Argentina.
402
CapítuloXII
especies vegetales. La concentración de estos nutrientes en tejido
vegetal generalmente sigue el orden Cl >Mn > Fe > Zn > B > Cu >
Mo > Ni, aunque puede modificarse según la especie vegetal o las
condiciones de crecimiento. Posiblemente, otros elementos podrían
considerarsemicronutrientesenelfuturodebidoalosrecientesavances
en las técnicas de cultivo y la disponibilidad de instrumentos analíticos
altamente sensibles. La inclusión de Ni entre los micronutrientes es
bastante reciente. Eskew y col. (1984) demostraron su esencialidad en
el metabolismo del nitrógeno en leguminosas, y posteriormente Brown
y col. (1987) establecieron el papel esencial del Ni en cereales como
la cebada. Estos resultados, junto con los obtenidos por otros autores
permitieron incluir al Ni entre los micronutrientes (Marschner, 2002;
Taiz y Zeiger, 2004; Epstein y Bloom, 2005). El Co es esencial para
la fijación de N2
por parte del Rhizobium y otros microorganismos
fijadores de nitrógeno, pero no es requerido por las plantas superiores
(Marschner, 2002).
Función metabólica y efecto en la producción
Los micronutrientes esenciales para las plantas son cationes,
excepto el B, Mo y Cl. La mayoría de los micronutrientes se encuentran
asociados con enzimas que regulan distintos procesos metabólicos,
principalmente la respiración (Cu, Fe, Mn, Zn), la fotosíntesis (Cu,
Mn) y la síntesis de clorofila (Cu, Fe, Zn). El Mn interviene, además,
en el proceso de regulación enzimático y la permeabilidad de las
membranas. El Ni es un constituyente de las enzimas ureasa e
hidrogenasa, mientras que Mo es un componente de la nitrato
reductasa, además de intervenir, junto con el Zn, en la síntesis de
proteínas. El Cl está involucrado en el transporte de cationes, y en la
regulación de la apertura y cierre de las células estomáticas, mientras
que el B se asocia al metabolismo de azúcares y a la formación del
tubo polínico.
La deficiencia de cualquier micronutriente repercute negativamente
en la producción, tanto en el rendimiento como en la calidad. Por
ejemplo, la deficiencia de B ocasiona un incompleto llenado de
granos y, en los casos más severos, se observa un acortamiento de
entrenudos y escasa floración.
Los micronutrientes cobran, comparativamente, mayor importancia
en la producción de cultivos intensivos que en los extensivos. En
estos últimos, su deficiencia afecta el rendimiento, mientras que en
los cultivos intensivos afecta, además, factores de calidad tales como
firmeza y color de frutos, pudiendo ocasionar trastornos fisiológicos
en el período de poscosecha. El requerimiento de micronutrientes
depende de la especie (Tabla 1), material genético y rendimiento.
403
CapítuloXII
Tabla 1. Requerimiento de micronutrientes para diversos cultivos.
A diferencia de otros países, la fertilización con micronutrientes no
es una práctica muy difundida enArgentina en cultivos extensivos. Esto
es debido a que históricamente la biodisponibilidad de micronutrientes
se encontró por encima de los umbrales de suficiencia. Sin embargo, en
la Región Pampeana comenzó a observarse respuesta a la fertilización
con B y Zn en girasol, maíz, trigo y alfalfa. Estas situaciones pueden
manifestarse en planteos de alta producción, con cultivares de alto
rendimiento y elevado nivel tecnológico (Andrade y col., 2000), suelos
deteriorados (Maddonni y col., 1999), y en suelos encalados (Kabata-
Pendías y Pendías, 1992).
Contenido y biodisponibilidad de micronutrientes en el suelo
El contenido total de elementos traza en los suelos depende de
la naturaleza de los procesos geoquímicos, de las características del
material parental y su pedogenésis. Los suelos derivados de rocas
básicas presentan una mayor disponibilidad de micronutrientes
comparado con los que provienen de rocas de naturaleza ácida. La
meteorización de los minerales primarios origina la liberación de los
elementos traza generando una serie de reacciones como formación
de complejos solubles, precipitación, adsorción coloidal e inclusión
en minerales, determinando su distribución entre los diversos
componentes edáficos (Figura 1).
Existe asimismo un ingreso neto de elementos traza al sistema
suelo-planta a través de diversos procesos naturales (emisiones
volcánicas, aerosoles marinos, deposición de polvo atmosférico)
o antropogénicos (fertilización, aplicación de abonos orgánicos,
productos fitosanitarios, residuos y vertidos industriales, polución
industrial, minera y urbana, etc.).
404
CapítuloXII
En los suelos no contaminados, los micronutrientes se acumulan en
formas poco disponibles en el horizonte subsuperficial, por su mayor
contenido de arcilla. En cambio, los elementos de ingreso reciente
usualmente se depositan desde el aire, lluvias, etc. y acumulan en
formas de mayor biodisponibilidad en el horizonte superficial, debido
a su interacción con la materia orgánica y arcillas. Se exceptúa el
B, que se lixivia fácilmente en suelos de textura gruesa y/o con bajo
contenido de materia orgánica. En los suelos de la Región Pampeana,
estos elementos se encuentran en mayor proporción en horizontes
subsuperficiales y en las fracciones de menor disponibilidad,
confirmando que no existe contaminación antrópica (Lavado y Porcelli,
2000; Torri y Lavado, 2008 a,b).
Existeasimismouningresonetodeelementostrazaalsistemasuelo-
planta a través de diversos procesos naturales (emisiones volcánicas,
aerosoles marinos, deposición de polvo atmosférico) o antropogénicos
(fertilización, aplicación de abonos orgánicos, productos fitosanitarios,
residuos y vertidos industriales, polución industrial, minera y urbana, etc.).
En los suelos no contaminados, los micronutrientes se acumulan en
formas poco disponibles en el horizonte subsuperficial, por su mayor
contenido de arcilla. En cambio, los elementos de ingreso reciente
usualmente se depositan desde el aire, lluvias, etc. y acumulan en
Figura 1. Ciclo de los micronutrientes en el suelo (adaptado de Torri y
col., 2012 a)
405
CapítuloXII
formas de mayor biodisponibilidad en el horizonte superficial, debido
a su interacción con la materia orgánica y arcillas. Se exceptúa el
B, que se lixivia fácilmente en suelos de textura gruesa y/o con bajo
contenido de materia orgánica. En los suelos de la Región Pampeana,
estos elementos se encuentran en mayor proporción en horizontes
subsuperficiales y en las fracciones de menor disponibilidad,
confirmando que no existe contaminación antrópica (Lavado y Porcelli,
2000; Torri y Lavado, 2008 a,b).
Los principales mecanismos responsables del movimiento de
micronutrientes desde la solución del suelo a las raíces son la difusión
y el flujo masal (Tabla 2). Dentro de la planta, los micronutrientes son
frecuentemente inmóviles. Sin embargo, el B puede comportarse
como nutriente móvil en algunas especies debido a su asociación con
el sorbitol, el cual es transportado por el floema.
Tabla 2. Porcentaje aproximado de los mecanismos de absorción radi-
cal (Mortvedt y col., 1991)
Entre los factores que pueden afectar la biodisponibilidad de
micronutrientes en los suelos se destacan:
pH del suelo
El pH del suelo es uno de los factores más estrechamente
relacionados con la biodisponibilidad de micronutrientes y,
consecuentemente, con su absorción por las plantas (Tabla 3).
Tabla 3. Efecto del pH en el contenido de elementos traza (mg kg-1
MS)
en granos de avena (Avena sativa) (adaptado de Berrow y Burridge, 1991)
406
CapítuloXII
Por lo general, la disponibilidad de B, Cu, Fe, Mn, y Zn disminuye
con el aumento del pH del suelo y, contrariamente, la del Mo, se
incrementa. El aumento de pH favorece los procesos de adsorción de
Zn, y en menor magnitud de Cu, sobre los coloides edáficos de carga
variable, así como los procesos de precipitación de sales inorgánicos
y oclusión en óxidos e hidróxidos. En suelos calcáreos, la adsorción
de Cu y Zn sobre carbonatos explica su baja disponibilidad. El Fe y
Mn, en cambio, precipitan como óxidos e hidróxidos en condiciones
alcalinas. La disponibilidad de B no se ve mayormente afectada por
el pH del suelo, ya que todas sus formas son solubles. Sin embargo,
su concentración en la solución del suelo es ligeramente mayor a pH
ácidos o neutros, donde predomina como H3
BO3
. El Cl presenta una
elevada solubilidad y movilidad en la solución del suelo, independiente
de su pH. La disponibilidad de Mo, en cambio, se incrementa a pH
neutros o alcalinos, posiblemente debido a la liberación de este
nutriente de sitios de adsorción aniónica o debido a la solubilización
de sus óxidos, originando sales solubles.
Contenido de materia orgánica
La materia orgánica constituye una fuente importante de
micronutrientes. Algunos de sus componentes, como los ácidos
fúlvicos o la materia orgánica disuelta forman complejos quelatados
solubles con los micronutrientes catiónicos, incrementando su
biodisponibilidad. Por otro lado, la materia orgánica más estabilizada
(sustancias húmicas, huminas) contribuye a la retención, y muchas
veces a la inmovilización de micronutrientes a través de mecanismos
de adsorción específica y no específica (Blume y Brummer, 1991). En
ambos casos, las interacciones con los micronutrientes se verifican a
través de los grupos funcionales. El hecho que la interacción resulte
en la mayor biodisponibilidad o inmovilización de micronutrientes está
relacionado con la masa molar de la fase orgánica y su solubilidad,
más que con los grupos funcionales involucrados (Madrid, 1999).
Procesos de óxido – reducción
En condiciones de bajo suministro de oxígeno, los microorganismos
utilizan aceptores de electrones secundarios para mantener sus
procesos metabólicos. Esta situación puede manifestarse en suelos
inundados, en el interior de macroagregados o como resultado de
la incorporación de un gran volumen de residuos orgánicos, que
origina un incremento de la concentración de CO2
en la atmósfera
edáfica. Entre los aceptores secundarios se encuentran el Fe y Mn.
En condiciones reductoras, el Fe (III) mayormente precipitado como
óxido, y en menor proporción fosfato y otras sales inorgánicas, se
reduce a Fe (II) soluble. La solubilidad del Mn también se incrementa
en condiciones reductoras, debido a la formación de Mn (II), aunque
este proceso es más lento que en el caso del Fe. Por otro lado, se ha
observado que la disponibilidad de Cu y Zn disminuye bajo condiciones
407
CapítuloXII
reductoras, a pesar que estos elementos no presentan equilibrios de
óxido-reducción. Iu y col.(1981) concluyeron que la reducción de Fe y
Mn originan superficies amorfas sobre los óxidos de elevada capacidad
de adsorción, explicando la disminución de la disponibilidad de Cu y
Zn en condiciones reductoras.
Contenido de arcillas
Los procesos de intercambio catiónico sobre coloides inorgánicos
influye en menor proporción en la disponibilidad de micronutrientes,
debido a que especies como Ca2+
, Mg2+
, K+
, Al3+
y NH4
+
se encuentran
en la solución del suelo en concentraciones varias órdenes de magnitud
mayores.
Actividad radical
La actividad radical modifica la dinámica de los elementos traza
al inducir cambios químicos y microbianos en la rizósfera. El pH de
la rizósfera puede diferir en 2-3 unidades del suelo no rizosférico.
Por otro lado, las raíces pueden modificar el potencial redox en la
interfase suelo-raíz, y/o secretar exudados radicales, que alteran la
biodisponibilidad de micronutrientes en forma directa o indirecta, al
servir como sustrato para los microorganismos (Erenoglu y col., 2000;
Marschner y Römheld, 1994).
Factores climáticos y de manejo
Se trata de un conjunto de factores de incidencia compleja. Por
ejemplo, la siembra directa modifica ciertos parámetros como la
amplitud térmica de los suelos. La menor temperatura del suelo
provoca una menor tasa de liberación de micronutrientes desde formas
medianamente lábiles hacia formas solubles. Asimismo, las bajas
temperaturas restringen el crecimiento radical, afectando de manera
indirecta la tasa de absorción de micronutrientes. Por otro lado, la
disponibilidad de la mayoría de micronutrientes tiende a disminuir con
bajo contenido de humedad edáfica, debido a la reducida actividad
radical y bajas tasa de disolución y difusión de los micronutrientes
(Alloway, 1995).
La aplicación de fertilizantes puede, sin embargo, modificar ciertas
propiedades del suelo: el efecto acidificante de ciertos fertilizantes
incrementa la disponibilidad de Zn, Cu y Mn (Mench y col., 1998).
La formación de complejos amoniacales incrementa la disponibilidad
de Cu, Ni, y Zn (Ringbom, 1996). Ciertas interacciones entre macro
y micronutrientes pueden inducir deficiencias, como la deficiencia
inducida de Zn originada por altas dosis de aplicación de P (Gregory
y Frink, 1995).
408
CapítuloXII
Metodología de diagnóstico
El principio fundamental de los métodos de diagnóstico nutricional
se basa en la existencia de relaciones entre la concentración de
los nutrientes (en este caso micronutrientes) en suelo o planta y la
productividad de los cultivos.
Análisis de suelos
Se han propuesto diferentes metodologías para evaluar el contenido
de micronutrientes y, por extensión, a todos los elementos traza en los
suelos. Sin embargo, los micronutrientes presentan mayor complejidad
que los macronutrientes, y a la fecha no hay un método analítico que
permita correlacionar la biodisponibilidad de micronutrientes en los
suelos con la absorción vegetal. Las metodologías incluyen:
♦	 Extracción de formas disponibles
♦	 Extracciones secuenciales
♦	 Concentración total
Se han propuesto una amplia variedad de extractantes para
la determinación de formas disponibles, que incluyen agentes
complejantes, ácidos débiles o diluidos y sales neutras (Haq y col.,
1980; Norvell, 1984). Los valores obtenidos se comparan con el nivel
crítico, definido como la concentración que produce una disminución
del 10% del rendimiento. Una dificultad de esta técnica es que los
agentes extractantes no sólo extraen las formas disponibles, sino
también aquellas de menor disponibilidad. Por este motivo, los
resultados dependen del extractante utilizado.
Las extracciones secuenciales consisten en una serie de
extracciones sucesivas sobre una misma muestra, utilizando agentes
cada vez más enérgicos. Los esquemas de fraccionamiento no
han sido estandarizados y en la literatura se describen numerosos
procesos que remueven elementos traza de distintos compartimientos
(pools) fisicoquímicos (Tessier y col., 1979, Shuman, 1979, McGrath
y Cegarra, 1992). Las fracciones habitualmente estudiadas son cinco:
intercambiable, unida a materia orgánica, unida a carbonatos, unida a
óxidos de hierro y manganeso y remanente. La concentración total de
elementos traza se determina mediante digestiones con ácidos fuertes,
como HNO3
(Emmerich, 1980) y HF (Shuman, 1979). La extracción con
HNO3
suele denominarse pseudototal, porque al no disolver silicatos,
no alcanza a extraer la totalidad de los micronutientes presentes en el
suelo.
La determinación de formas disponibles se emplea habitualmente
para el diagnóstico de deficiencias de micronutrientes. Las extracciones
secuenciales son utilizadas en investigación para estudiar la
dinámica de los elementos en los suelos, particularmente luego de la
409
CapítuloXII
incorporación de fertilizantes o biosólidos, o en suelos contaminados
(Torri y Lavado, 2009). La concentración total suele utilizarse para
relevamientos globales de micronutrientes, en las regulaciones para
del uso de biosólidos y residuos peligrosos o para establecer límites
de contaminación con elementos potencialmente tóxicos.
Análisis foliar
La concentración de micronutrientes en tejido vegetal resulta de
la integración de diversos factores, tales como suelo, clima, tipo
de cultivo y manejo. La ventaja que presenta este método es que
permite registrar estados incipientes de deficiencia. Su empleo para
el diagnóstico de la fertilización en nuestro país no se encuentra
difundido aún para cultivos extensivos, aunque suele utilizarse para
frutales. Este análisis es también empleado para verificar la ausencia
de elementos potencialmente tóxicos en plantas, evitando su ingreso
a la cadena alimenticia.
Para interpretar los resultados del análisis foliar se utilizan dos
criterios: rangos de suficiencia o relación entre nutrientes.
Rangos de suficiencia
La concentración de micronutrientes en tejido vegetal varía según el
momento fenológico del cultivo. Por lo tanto, el momento del muestreo,
el órgano y su posición en el vegetal se han estandarizado (Tabla 4).
El número de submuestras requerido para el análisis vegetal es mayor
que el de muestras de suelo, para realizar determinaciones con un
determinado nivel de confianza.
Tabla 4. Procedimientos de muestreo en hoja sugeridos para algunos
cultivos (Sumner, 2000).
El rango de suficiencia se define como el rango de concentración
entre el nivel crítico y la concentración por encima de la cual se produce
toxicidad (Tabla 5). Si el valor determinado se encuentra dentro del
410
CapítuloXII
denominado rango de suficiencia, se concluye que ese nutriente no
es limitante para obtener altos rendimientos. Si, por el contrario, el
valor cae por debajo de ese rango, se estima que el rendimiento se
encontrará limitado por una deficiencia nutricional.
Tabla 5. Rangos de suficiencia para los cultivos en el estadio de creci-
miento indicado en Tabla 4.
Los estándares utilizados se desarrollaron en otros países, a partir
de numerosos experimentos. En la Pampa Ondulada, se determinó que
la concentración de Cu, Fe, Mn y Zn en maíz fue mayor al nivel crítico
(Ratto de Miguez y col., 1991). En un relevamiento de cultivos de maíz
en suelos de Balcarce, Rafaela y Paraná, los niveles críticos de Cu y
Zn se asociaron estrechamente a los de la bibliografía (Goldman y col.,
2002). En suelos prístinos y deteriorados de la Pampa Ondulada, las
concentraciones de B en maíz fue semejante al rango de suficiencia
(Urricariet, 2000).
Relación entre nutrientes
El Sistema Integrado de Diagnóstico y Recomendación (DRIS) es
una alternativa para evaluar el estado nutricional del cultivos partir del
análisisfoliar.Estatécnicacomparalarelaciónentrelasconcentraciones
de nutrientes de un cultivo con las relaciones obtenidas en poblaciones
de rendimiento máximo u óptimo, denominadas Normas DRIS. A
partir de ellas, el método permite establecer un orden de deficiencias e
identificar desbalances entre nutrientes, aunque éstos se encuentren
por encima de su nivel crítico (Walworth y col., 1986). Las normas
DRIS pueden diferir según los autores en función de las poblaciones
evaluadas con diferentes situaciones de balance óptimo (Reis, 2002).
La principal ventaja del sistema DRIS es su capacidad de realizar el
diagnóstico del estado nutricional del cultivo independientemente del
momento de muestreo. Esto se debe a la utilización de una amplia base
de datos en la obtención de las normas DRIS. Se han desarrollado
normas DRIS para trigo en la región semiárida pampeana con una
base de 700 análisis (Rosell et al., 1987 y 1992; Landriscini et al.,
1990 y Landriscini, 1992). Debido a que este método no está aún muy
desarrollado en el país para otros cultivos extensivos, o para trigo en
411
CapítuloXII
otras regiones, se utilizan las normas DRIS internacionales para maíz,
soja, trigo, alfalfa y girasol (García y Daverede, 2007)
Síntomas visuales
La deficiencia severa de algún micronutriente origina una alteración
del metabolismo vegetal de las plantas, manifestándose a través
de síntomas visuales. Si bien ciertos síntomas parecerían ser
suficientemente característicos como para permitir su identificación, los
criterios de diagnóstico basados exclusivamente en la sintomatología
visual son imprecisos. Cuando existe una deficiencia severa de más
de un micronutriente, los síntomas visuales se enmascaran. En otras
ocasiones, los síntomas son poco característicos, pueden relacionarse
a estrés provocado por otros factores que afectan el crecimiento;
diferentes nutrientes tienen síntomas de deficiencia similares; distintas
especies difieren en la sintomatología o el exceso de un nutriente puede
ocasionar deficiencia de otro, que es lo que se observa visualmente.
Micronutrientes en los suelos
Boro
El B no se encuentra uniformemente distribuido en la corteza
terrestre, por lo tanto sus concentraciones en suelos varían según
las distintas zonas. A pH menor a 7, la especie predominante en la
solución del suelo es H3
BO3
. Esta especie sin carga se lixivia con
facilidad, siendo la razón por la cual el B es considerado el más
móvil de los micronutrientes. Por el contrario, a pH mayor a 7 se
incrementa la concentración de [B(OH)4
]-
, siendo adsorbida sobre
sesquióxidos de Fe y, en menor proporción, sobre arcillas silicatadas.
Las determinaciones más comunes de B biodisponible en nuestro país
se realizaron mediante extracciones con acetato de amonio (Ron y
col., 1999; Sainz Rozas y col., 2012), cloruro de calcio (Urricariet y
Lavado, 1999, Ratto de Miguez y Fatta, 1999, Lavado y Porcelli, 2000)
y agua caliente (Lavado y Porcelli, 2000; Miretti y col., 2012). En casi
todos los casos, los valores obtenidos se encontraron por encima de
los rangos críticos citados por la bibliografía internacional para los
extractantes: acetato de amonio de 0.35 mg ka-1
, CaCl2
de 0.5 mg kg-1
y agua caliente de 0.5 mg kg-1
(Ponnamperuma et al., 1981).
Cinc
La concentración total de Zn en suelos agrícolas oscila entre 50
y 300 mg kg-1
asociado a óxidos e hidróxidos de Fe y Al, arcillas
minerales y formas inorgánicas solubles (Torri y col., 2012b). La
especie predominante en la solución del suelo es Zn2+
, regulada
por los equilibrios de adsorción/desorción. Comparado con los otros
412
CapítuloXII
micronutrientes, el Zn es un elemento muy soluble en los suelos. Su
concentración en la solución del suelo puede oscilar entre 4-270 µg L-1
.
En caso de contaminación, este valor puede ascender hasta 17000 µg
L-1
. La adsorción de Zn se reduce a pH menor a 7 por competencia con
otros cationes, favoreciendo su movilización, mientras que a pH mayor
a 7 forma complejos orgánicos solubles.
La deficiencia de Zn puede manifestarse en suelos encalados, con
elevada fertilización fosforada o en sistemas altamente productivos.
En un estudio realizado en la Región Pampeana, Rivero y col. (2006)
indicaron que, si bien el contenido promedio de Zn en esos suelos es
elevado, existe una zona en el centro de Córdoba, Sur de Santa Fe,
N de Buenos Aires y oeste de Entre Ríos con probabilidad media de
respuesta a la fertilización con Zn.
Las determinaciones más comunes de Zn biodisponible en nuestro
país se realizaron mediante extracciones con EDTA (Urricariet y
Lavado, 1999;Gonzalez y Buschiazzo, 1996), DTPA (Ratto de Miguez
y Fatta, 1990;Lavado y Porcelli, 2000;Miretti y col., 2012; Eyherabide y
col., 2012a) y con cloruro de calcio (Torri y Lavado, 2000). En todos los
casos, los valores obtenidos se encontraron por encima de los rangos
críticos citados por la bibliografía internacional para los extractantes:
EDTA de 0.7-1.4 mg kg-1
(Trierweiler y Lindsay, 1969), DTPA de 0.5
mg (Brown et al., 1971) y con CaCl2
de 0.3 mg kg-1
(Angelidis, 1981).
El maíz es uno de los cultivos que más frecuentemente presenta
deficiencia de Zn, especialmente en los estadios tempranos, cuando
la baja temperatura y la excesiva humedad del suelo reducen la
disponibilidad de este nutriente. Normalmente, la deficiencia se deja
de observar a medida que la temperatura se incrementa y el sistema
radical explora un mayor volumen de suelo (Melgar y col., 1997). Por
este motivo, este micronutriente está comenzando a ser aplicado junto
con el fósforo y nitrógeno en los programas de fertilización a la siembra
(Michiels y Ruffo, 2012).
La deficiencia de Zn en arroz es muy frecuente, particularmente en
suelos vertisólicos de Entre Ríos donde el pH más elevado resulta en
una menor disponibilidad de este micronutriente. Los tratamientos de
la semilla con óxido de Zn constituyen una alternativa para incrementar
los rendimientos a partir de una mejora en la implantación del cultivo
de arroz (Quintero y col., 2006).
Cloro
El Cl se encuentra en la naturaleza principalmente como anión (Cl-
).
Su concentración media en la litosfera es de 500 mg kg-1.
Es absorbido
como Cl-
y presenta gran movilidad dentro del vegetal. Interviene
en diversos procesos metabólicos como la regulación osmótica y la
supresión de enfermedades radicales causadas por hongos (Xu y col.,
413
CapítuloXII
2000). En cereales de grano fino contribuye a disminuir las infecciones
causadas por diversos hongos en hojas y panoja (Engel y Grey 1991).
Se especula que el Cl compite con la absorción de nitrato. En el
suelo, muestra un comportamiento similar a estos, movilizándose con
facilidad en el perfil.
En la región pampeana han comenzado a aparecer indicios de
respuestas en trigo (Díaz-Zorita y col. 2004), a pesar de que los niveles
de cloruros en el suelo resultaron superiores al nivel crítico (30 mg kg-1
,
Havlin y col., 2005)
Cobre
La concentración total de Cu en los suelos varía de 6 a 60 g kg-1
. El
Cu es un elemento inmóvil que se acumula en los horizontes super-
ficiales debido a bioacumulación y contaminación antropogénica. La
mayor proporción de este elemento se adsorbe en forma específica
a la materia orgánica y, en menor proporción, a la superficie de arci-
llas silicatadas generando formas poco disponibles. En la solución del
suelo, el 98% del Cu se encuentra como complejos orgánicos (Sauvé
y col., 1997). El incremento del pH aumenta las formas precipitadas
de Cu, mientras disminuye la concentración de Cu ligado a la fracción
orgánica (Torri 2001).
En Hapludoles, Natracuoles y Argiudoles típicos de la provincia
de Buenos Aires, la concentración total de este elemento en suelos
prístinos se encontró en el rango de 11-22 mg kg-1
. Este micronutriente
se encuentra distribuido entre las fracciones orgánica (3.4-7 mg kg-1
),
precipitados inorgánicos (2.7-6.6 mg kg-1
) y remanente (2.5-15.3 mg
kg-1
) (Torri, 2001). Esta información indica una reserva suficiente, lo
que se corrobora porque no se han registrado, a la fecha, valores de
deficiencia.
Las determinaciones más comunes de cobre biodisponible en
nuestro país se realizaron mediante extracciones con DTPA (Ratto
de Miguez y Fatta, 1990, Lavado y Porcelli, 2000; Eyherabide y col.,
2012b; Miretti y col., 2012), EDTA (González y Buschiazzo, 1996,
Urricariet y Lavado, 1999), y cloruro de calcio (Torri y Lavado, 2000).
En la mayoría de los casos, los valores obtenidos se encontraron por
encima de los rangos críticos citados por la bibliografía internacional
para los extractantes: DTPA de 0.4 mg kg-1
(Kluger et al., 1985) y EDTA
de 0.75 mg kg-1
(Reith, 1968).
Hierro
Es uno de los elementos más abundantes en la naturaleza. En
los suelos se lo encuentra en forma de óxidos e hidróxidos, como
partículas discretas o adsorbidas sobre la superficie de los minerales.
Aunque su concentración total en el suelo puede oscilar entre 0.1% a
414
CapítuloXII
30%, su disponibilidad es muy baja (Tabla 6). Aunque es muy variable
según la metodología utilizada el rango normal en suelos varía entre
30 y 67 mgkg-1
.
Tabla 6. Contenido total y disponible de micronutrientes y otros elemen-
tos traza en Argiudoles Típicos del N de la provincia de Buenos Aires (Lavado
y Porcelli, 2000).
La principal reacción que regula la dinámica de este nutriente es
el equilibrio de solubilización y precipitación de óxidos (Schwertmann,
1991), regulado por el pH edáfico. A pH de 7, la concentración
de las especies de Fe biodisponibles son del orden de 10-14
g kg-1
,
insuficientes para abastecer la demanda vegetal. En esas condiciones,
los exudados radicales y los agentes quelatantes provenientes de la
descomposición de residuos vegetales juegan un rol fundamental
para incrementar la biodisponibilidad de este elemento. El potencial
redox también controla la disponibilidad de este elemento a través del
equilibrio Fe(II)/Fe(III) (Lindsay, 1979).
Manganeso
La concentración total de Mn en los suelos oscila entre 300 y 500 g
kg-1
. Se presenta como Mn2+
en la solución del suelo y en el complejo
de cambio, o precipitado como MnO2
. La concentración de Mn2+
en la
solución del suelo se encuentra regulada por el equilibrio de óxido-
reducción. La oxidación se ve favorecida a pH mayores a 7,5, con
formación de MnO2
.
Las determinaciones más comunes de Mn biodisponible en nuestro
país se realizaron mediante extracciones con DTPA (Ratto de Miguez
y Fatta, 1990, Lavado y Porcelli, 2000; Miretti y col., 2012) y EDTA
(González y Buschiazzo, 1996). En general, los valores determinados
en estos suelos son superiores a los límites a los rangos críticos
citados por la bibliografía internacional siendo para los extractantes:
DTPA de 0.21 mg kg-1
(Shuman et al., 1980) y EDTA de 10.0-15.0 mg
kg-1
(Mortvedt et al., 1991).
Molibdeno
La concentración total de Mo en los suelos agrícolas oscila entre
415
CapítuloXII
0.07 y 5 mg kg-1
y se lo encuentra mayormente adsorbido a óxidos
de Fe. En la solución del suelo, la especie predominante a pH mayor
a 4.3 es el MoO4
2-
. El Mo forma parte de la enzima nitrogenasa, que
cataliza la reducción del N atmosférico por la simbiosis leguminosa-
Rhizobium. El tratamiento de semillas de soja con Mo puede suplir
los requerimientos de Mo del cultivo y del Rhizobium. Los valores
disponibles registrados en la Región Pampeana son muy bajos,
aunque no se han observado deficiencias. No se registran rangos
críticos para los suelos agrícolas pampeanos.
En forrajes, el contenido de Mo no debe superar los 3 mg kg-1
, para
no reducir la disponibilidad de Cu en animales. Por otro lado, se han
indicado efectos tóxicos en rumiantes con contenidos de Mo del orden
de 10-20 mg kg-1
en materia seca, aunque se han reportado casos a
valores menores (Davies y Jones, 1988).
Níquel
La concentración total de Ni en los suelos agrícolas oscila entre 3
y 1000 mg kg-1
. En los suelos, se lo encuentra mayormente adsorbido
al complejo de cambio, a la materia orgánica, o en formas precipitadas
y, en menor proporción, en formas libres o como complejos orgánicos
solubles (Iyaka, 2011). La biodisponibilidad de Ni es función del pH
del suelo, incrementándose a pH <6,5 . En el sur de la provincia de
Buenos Aires, Andrade y col. (2005) indicaron que la concentración
total de Ni en los suelos oscila entre 30-40 mg kg-1
.
Por ahora no se han detectado síntomas de deficiencia de Ni en
suelos de la Región Pampeana. La concentración de Ni en tejidos
vegetales se encontró siempre por encima de 0,2 mg kg-1
(peso seco)
en distintos cultivos. Sin embargo, la deficiencia de Ni puede ocurrir
como resultado de la aplicación de altas dosis de Zn, Cu o Mg a través
de fertilizantes.
Influencia de los sistemas de labranzas, el manejo agrícola
y la fertilización en la disponibilidad de los micronutrientes
en los suelos
La intensificación en el uso agrícola de los suelos de la Región
Pampeana causó una generalizada disminución de la disponibilidad
de nutrientes. En suelos deteriorados de la Pampa Ondulada, se
encontró una menor disponibilidad de Cu B y Zn (19%, 55% y 65%,
respectivamente) con respecto a los suelos prístinos (Urricariet y
Lavado,1999). Los sistemas de labranzas afectan la distribución y
disponibilidad de algunos micronutrientes, como el Cu y Zn que se
estratifican en planteos de siembra directa, En cambio, no se observó
efecto de labranzas sobre la biodisponibilidad de Fe y Mn (Lavado y
Porcelli, 1999). El Zn aumentó su disponibilidad en la superficie del
416
CapítuloXII
suelo en siembra directa y paralelamente su concentración en los
tejidos de maíz, soja y trigo (Lavado y col., 2001).
Los fertilizantes fosfatados son portadores de muchos elementos
traza, y hay indicios de su acumulación en los suelos debido a una larga
historia de fertilización fosfatada. En la Argentina, éstos fertilizantes
presentan una corta historia de uso, aunque en Pergamino originaron
una muy incipiente acumulación de elementos traza en los suelos
(Lavado y col., 1999). Otros autores observaron que maíz fertilizado
con P por 20 años no afectó la concentración total de elementos
traza (Zubillaga y Lavado, 2002). Podría inferirse que, en la Región
Pampeana, la acumulación de micronutrientes y de elementos traza
por uso de fertilizantes fosforados en cultivos extensivos no es un
fenómeno trascendente y tampoco lo será en el corto y mediano plazo.
Fertilización con micronutrientes
Existe una gran variedad de productos que aportan micronutrientes.
Se presentan en forma líquida o sólida pudiéndose aplicar al suelo,
agua de riego o por vía foliar. Se formulan como óxidos, sulfatos o
quelatos. Su elección dependerá del tipo de suelo (principalmente su
pH), cultivo a fertilizar y forma de aplicación (suelo, riego o foliar).
Los compuestos inorgánicos (óxidos, cloruros, nitratos,
sulfatos) son los mayormente utilizados debido a su bajo costo. Se
aplican en general al suelo, mezclados de diversas formas con los
macronutrientes. Debido a que la mayor proporción de micronutrientes
presentan escasa movilidad en los suelos, se aconsejan incorporar
estos fertilizantes. Las formulaciones solubles en agua se utilizan
preferentemente para fertilización foliar. Los quelatos constituyen
formas solubles de micronutrientes, pero su uso se restringe en general
a cultivos intensivos. por su mayor costo. La eficiencia de la fertilización
con micronutrientes quelatados va a depender de su reactividad en el
medio en que se apliquen y de la capacidad de la especie vegetal
para tomar el micronutriente aportado. En la Tabla 7 se presentan los
fertilizantes más utilizados que aportan micronutrientes.
Tabla 7. Fertilizantes que aportan micronutrientes, fórmula y grado.
417
CapítuloXII
cont.
Contaminación de suelos con micronutrientes y otros ele-
mentos traza
La toxicidad de elementos potencialmente tóxicos (EPT) se
debe entre otras causas al estrés oxidativo a nivel celular debido a
la formación de radicales libres y el reemplazo de otros metales
en pigmentos o enzimas, interrumpiendo su función esencial. La
contaminación de origen antrópico proviene principalmente de la vida
urbana (uso vehicular, residuos urbanos sólidos y residuos cloacales),
la industria en su conjunto, la minería y la producción agropecuaria.
Las plantas pueden absorber grandes cantidades de distintos
elementos, pero las raíces generalmente acumulan la mayor parte y,
frecuentemente, constituyen el sitio de almacenamiento. Esto evita
que los tallos y granos acumulen concentraciones que lleguen a niveles
tóxicos. Las plantas poseen diferentes mecanismos de resistencia al
estrés causado por los EPT, entre ellos i) reducción de la absorción;
ii) secuestro en organelas subcelulares; iii) precipitación como sales
insolubles; iv) complejación con compuestos orgánicos de bajo peso
molecular y v) extrusión activa desde de la membrana plasmática.
Contaminación de suelos de la Región Pampeana
La Región Pampeana es el centro de la actividad productiva
agropecuaria argentina y donde se ubican las ciudades más populosas
del país. En los suelos predominantes del área,Argiudoles, Hapludoles,
Haplustoles y otros subgrupos, los principales materiales originales de
los suelos fueron sedimentos de tipo loéssico, con baja concentración
de EPT (Torri, Lavado 2002).
La mayoría de los suelos agrícolas de la región Pampeana no
muestran signos de contaminación con EPT. Las concentraciones
y valores de dispersión de estos elementos en dichos suelos son
similares a las observadas en otros suelos no contaminados en
diferentes continentes. En la Figura 2 se presentan valores medios
en suelos y su dispersión (Lavado y col., 1998; Lavado y col., 2004).
Las concentraciones de estos elementos son menores que el rango
admisible de la UE (entre otros, cadmio 1- 3 mg kg-1
, cinc 150 – 300 mg
kg-1
, cobre: 50 – 140 mg kg-1,
níquel 30 – 75 mg kg-1
, mercurio 1 - 1,5
418
CapítuloXII
m gkg-1
, plomo 50 – 300 mg kg-1
) y también menores que los límites
de concentración permisibles de la norma US-EPA 501 (arsénico 20
mg kg-1
, cadmio 3 mg kg-1
, cinc 600 mg kg-1
, cobre, 150 mg kg-1
, cromo
750 mg kg-1
, mercurio 0,8 mg kg-1
, níquel 150 mg kg-1
, plomo 75 mg
kg-1
).Hay que tener en cuenta que en cada caso se utilizan diferentes
metodologías analíticas.
Figura 2. Valores medios y dispersión de 15 EPT en diferentes suelos
de la Región Pampeana (Lavado y col., 2004).
Además del material original de los suelos, la razón principal de
este panorama es que en la región existe baja densidad poblacional,
no existen la minería metalífera y las empresas industriales están
mayoritariamente localizadas en las inmediaciones de las ciudades.
En la Tabla 8 se muestra que la concentración de EPT en las capas
profundas de los perfiles (2.0-2.5 m) del material loésico, no difiere
de los suelos superficiales (0.0-1.0 m de profundidad). Esta es una
evidencia directa de la ausencia de contaminación antrópica en estos
suelos.
Tabla 8. Concentración promedio de EPT a profundidad de 2,00-2,50m
y a 0,00-1,00. (mg kg-1
) en suelos de la Región Pampeana (adaptado de La-
vado y col., 2004).
419
CapítuloXII
En los suelos de la región, los EPT se encuentran principalmente
en las fracciones más insolubles, lo que confirma que no existe
contaminación de suelos en las zonas agrícolas lejanas a las
poblaciones. En cultivos como trigo, maíz, girasol, soja y otros,
también se encontró que no existe acumulación de EPT en hojas,
tallos y raíces (Lavado, 2006). En cambio, en pasturas cercanas a
rutas y caminos se encontraron algunos casos de acumulación de
estos elementos, atribuidos a deposición atmosférica (Lavado, 2006).
El riesgo potencial de contaminación antropogénica de estos suelos
estaría ligado a la utilización continua de fertilizantes, agroquímicos o
abonos orgánicos, como estiércoles o biosólidos. En un feedlot de 11
años de uso en un Argiudol típico se observaron incrementos en el Cu
y Zn en suelo y agua pero con concentraciones inferiores a los niveles
para suelos contaminados de la bibliografía (Andriulo y col., 2003)
A diferencia de los suelos agrícolas o con pasturas circundantes,
los suelos de la ciudad de Buenos Aires presentan concentraciones de
Cd, Cu, Pb y Zn mucho mayores que los límites de varios estándares
internacionales, como por ejemplo la Organización Mundial de la
Salud (Figura 3). Esto es principalmente debido a las industrias, tráfico
vehicular y otras fuentes de contaminación (Camilión y col., 1996;
Lavado y col., 1998).
Figura 3. Niveles de Cd, Cu, Pb y Zn en suelos de Buenos Aires y sus
suburbios, y de áreas concéntricas ubicadas hasta 250 km de distancia de la
urbe (Lavado y col., 1998).
Dentrodelapropiaciudad,seencontraronmayoresconcentraciones
de algunos EPT entre los suelos de áreas industriales, en comparación
con áreas residenciales. En otras áreas suburbanas industrializadas
también se encontraron elevados valores de metales pesados e
420
CapítuloXII
hidrocarburos de petróleo. Por otro lado, los suelos del Gran La Plata
localizados cerca de rutas y autopistas, se encuentran enriquecidos
en Pb y Zn respecto a suelos lejanos a las vías de comunicación
(Camilión y col., 1996). De esta manera, algunas áreas localizadas
de la región han comenzado a mostrar acumulación antropogénica
de EPT, documentado en otras áreas del mundo. Se destacan suelos
ubicados en los cinturones hortícolas, que se encuentran alrededor de
las ciudades (Andrade et al, 2005).
En síntesis, por sus características pedogenéticas, demográficas
y productivas, los suelos la Región Pampeana no han sufrido hasta
el presente un gran impacto de acumulación de EPT. Se exceptúa la
periferiadelasciudadesypueblos,dondesellevanacaboinnumerables
actividades, como industrias, producciones animales y agrícolas
intensivas, proyectos agroindustriales, desarrollos paisajísticos, etc.
Estas actividades están haciendo uso de un alto nivel de insumos.
Consideraciones finales
La disponibilidad edáfica de micronutrientes ha sido históricamente
considerada adecuada en la Argentina para cultivos extensivos
Sin embargo, en los últimos años se han observado síntomas de
deficiencia y respuesta a su aplicación. Esto se debe a distintos
procesos: deterioro de los suelos, incapacidad de los suelos de reponer
formas biodisponibles frente a cultivos sucesivos y como resultado de
altos niveles de fertilización con macronutrientes en planteos de alta
producción. Los resultados obtenidos hasta el presente indican que no
se han registrado deficiencias de Cu y Mo, y que los niveles de Fe, Mn
y Ni son superiores a los niveles críticos citados en la bibliografía. Por
el contrario, hay indicios de deficiencia de Zn y B en ciertos cultivos.
La fertilización con micronutrientes es una práctica incipiente en
nuestro país por lo que, pese a un creciente número de estudios y
experimentos con distintos elementos, no se han desarrollado aún
modelos de diagnóstico de respuesta a la fertilización para cultivos
extensivos.
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Micronutrientes. En: Fertilidad de suelos y fertilización de cultivos

  • 1. 401 CapítuloXII MICRONUTRIENTES Y ELEMENTOS TRAZA Silvana I. Torri, Susana Urricariet, y Raúl S. Lavado Introducción Los micronutrientes son aquellos elementos que los cultivos requieren en bajas cantidades y su concentración en el tejido vegetal es del orden de mg kg-1 . Hasta el momento, se incluyen al boro (B), cloro (Cl), cobre (Cu), hierro (Fe), manganeso (Mn), molibdeno (Mo), níquel (Ni) y cinc (Zn). Existen otros elementos que actúan en el metabolismo vegetal de manera no específica, denominados nutrientes funcionales debido a que no intervienen en reacciones bioquímicas conocidas en las plantas. Entre ellos pueden mencionarse el cadmio (Cd), plomo (Pb), silicio (Si) y vanadio (V). Otros elementos traza como sodio (Na), o Si cumplen funciones únicamente en ciertas especies vegetales, mientras que otros son esenciales para los animales, como el cobalto (Co), iodo (I), Mo y selenio (Se). Por otro lado, ciertos elementos como arsénico (As), Cd, Cu, cromo (Cr), Pb y Zn, entre otros, son tóxicos para los vegetales y los animales cuando son metabolizados por encima de determinados niveles debido a que inhiben distintos procesos metabólicos. La mayor parte de los elementos mencionados, junto con otros que se presentan en concentraciones extremadamente bajas en la naturaleza, en general, y en los tejidos vegetales, en particular, suelen denominarse elementos traza. Debido a que esta denominación es amplia e imprecisa, se utiliza el término micronutriente para denominar específicamente a los elementos traza que son esenciales y así diferenciarlos de los no esenciales. El criterio de esencialidad se ha definido de varias maneras. Según Arnon y Scout (1939), los elementos esenciales para el crecimiento y reproducción vegetal cumplen funciones específicas en los procesos celulares y no pueden ser reemplazados en sus funciones por otros elementos. Debido a que para ciertos elementos este criterio es difícil para demostrar experimentalmente, se propuso una definición más amplia, según la cual un elemento es esencial cuando su deficiencia origina invariablemente la disminución de una función fisiológica hasta condiciones subóptimas, revirtiéndose esta situación cuando el nutriente es suministrado en cantidades adecuadas (Mertz, 1981). Otros autores propusieron que la carencia del elemento esencial debe producir alteraciones estructurales y fisiológicas similares en las diferentes especies vegetales; es decir, que las alteraciones producidas por la deficiencia deben ser independientes de la especie vegetal (Markert y col., 2000). Teniendo en cuenta estos criterios, hasta el momento se ha demostrado la esencialidad de ocho micronutrientes en todas las Torri, S. I., S. Urricariet, y R. S. Lavado. 2014. Micronutrientes y elementos traza. Pp: X-XX. En: H. E. Echeverría, y F. O. García. Fertilidad de Suelos y Fertilización de Cultivos. Editorial INTA, Buenos Aires, Argentina.
  • 2. 402 CapítuloXII especies vegetales. La concentración de estos nutrientes en tejido vegetal generalmente sigue el orden Cl >Mn > Fe > Zn > B > Cu > Mo > Ni, aunque puede modificarse según la especie vegetal o las condiciones de crecimiento. Posiblemente, otros elementos podrían considerarsemicronutrientesenelfuturodebidoalosrecientesavances en las técnicas de cultivo y la disponibilidad de instrumentos analíticos altamente sensibles. La inclusión de Ni entre los micronutrientes es bastante reciente. Eskew y col. (1984) demostraron su esencialidad en el metabolismo del nitrógeno en leguminosas, y posteriormente Brown y col. (1987) establecieron el papel esencial del Ni en cereales como la cebada. Estos resultados, junto con los obtenidos por otros autores permitieron incluir al Ni entre los micronutrientes (Marschner, 2002; Taiz y Zeiger, 2004; Epstein y Bloom, 2005). El Co es esencial para la fijación de N2 por parte del Rhizobium y otros microorganismos fijadores de nitrógeno, pero no es requerido por las plantas superiores (Marschner, 2002). Función metabólica y efecto en la producción Los micronutrientes esenciales para las plantas son cationes, excepto el B, Mo y Cl. La mayoría de los micronutrientes se encuentran asociados con enzimas que regulan distintos procesos metabólicos, principalmente la respiración (Cu, Fe, Mn, Zn), la fotosíntesis (Cu, Mn) y la síntesis de clorofila (Cu, Fe, Zn). El Mn interviene, además, en el proceso de regulación enzimático y la permeabilidad de las membranas. El Ni es un constituyente de las enzimas ureasa e hidrogenasa, mientras que Mo es un componente de la nitrato reductasa, además de intervenir, junto con el Zn, en la síntesis de proteínas. El Cl está involucrado en el transporte de cationes, y en la regulación de la apertura y cierre de las células estomáticas, mientras que el B se asocia al metabolismo de azúcares y a la formación del tubo polínico. La deficiencia de cualquier micronutriente repercute negativamente en la producción, tanto en el rendimiento como en la calidad. Por ejemplo, la deficiencia de B ocasiona un incompleto llenado de granos y, en los casos más severos, se observa un acortamiento de entrenudos y escasa floración. Los micronutrientes cobran, comparativamente, mayor importancia en la producción de cultivos intensivos que en los extensivos. En estos últimos, su deficiencia afecta el rendimiento, mientras que en los cultivos intensivos afecta, además, factores de calidad tales como firmeza y color de frutos, pudiendo ocasionar trastornos fisiológicos en el período de poscosecha. El requerimiento de micronutrientes depende de la especie (Tabla 1), material genético y rendimiento.
  • 3. 403 CapítuloXII Tabla 1. Requerimiento de micronutrientes para diversos cultivos. A diferencia de otros países, la fertilización con micronutrientes no es una práctica muy difundida enArgentina en cultivos extensivos. Esto es debido a que históricamente la biodisponibilidad de micronutrientes se encontró por encima de los umbrales de suficiencia. Sin embargo, en la Región Pampeana comenzó a observarse respuesta a la fertilización con B y Zn en girasol, maíz, trigo y alfalfa. Estas situaciones pueden manifestarse en planteos de alta producción, con cultivares de alto rendimiento y elevado nivel tecnológico (Andrade y col., 2000), suelos deteriorados (Maddonni y col., 1999), y en suelos encalados (Kabata- Pendías y Pendías, 1992). Contenido y biodisponibilidad de micronutrientes en el suelo El contenido total de elementos traza en los suelos depende de la naturaleza de los procesos geoquímicos, de las características del material parental y su pedogenésis. Los suelos derivados de rocas básicas presentan una mayor disponibilidad de micronutrientes comparado con los que provienen de rocas de naturaleza ácida. La meteorización de los minerales primarios origina la liberación de los elementos traza generando una serie de reacciones como formación de complejos solubles, precipitación, adsorción coloidal e inclusión en minerales, determinando su distribución entre los diversos componentes edáficos (Figura 1). Existe asimismo un ingreso neto de elementos traza al sistema suelo-planta a través de diversos procesos naturales (emisiones volcánicas, aerosoles marinos, deposición de polvo atmosférico) o antropogénicos (fertilización, aplicación de abonos orgánicos, productos fitosanitarios, residuos y vertidos industriales, polución industrial, minera y urbana, etc.).
  • 4. 404 CapítuloXII En los suelos no contaminados, los micronutrientes se acumulan en formas poco disponibles en el horizonte subsuperficial, por su mayor contenido de arcilla. En cambio, los elementos de ingreso reciente usualmente se depositan desde el aire, lluvias, etc. y acumulan en formas de mayor biodisponibilidad en el horizonte superficial, debido a su interacción con la materia orgánica y arcillas. Se exceptúa el B, que se lixivia fácilmente en suelos de textura gruesa y/o con bajo contenido de materia orgánica. En los suelos de la Región Pampeana, estos elementos se encuentran en mayor proporción en horizontes subsuperficiales y en las fracciones de menor disponibilidad, confirmando que no existe contaminación antrópica (Lavado y Porcelli, 2000; Torri y Lavado, 2008 a,b). Existeasimismouningresonetodeelementostrazaalsistemasuelo- planta a través de diversos procesos naturales (emisiones volcánicas, aerosoles marinos, deposición de polvo atmosférico) o antropogénicos (fertilización, aplicación de abonos orgánicos, productos fitosanitarios, residuos y vertidos industriales, polución industrial, minera y urbana, etc.). En los suelos no contaminados, los micronutrientes se acumulan en formas poco disponibles en el horizonte subsuperficial, por su mayor contenido de arcilla. En cambio, los elementos de ingreso reciente usualmente se depositan desde el aire, lluvias, etc. y acumulan en Figura 1. Ciclo de los micronutrientes en el suelo (adaptado de Torri y col., 2012 a)
  • 5. 405 CapítuloXII formas de mayor biodisponibilidad en el horizonte superficial, debido a su interacción con la materia orgánica y arcillas. Se exceptúa el B, que se lixivia fácilmente en suelos de textura gruesa y/o con bajo contenido de materia orgánica. En los suelos de la Región Pampeana, estos elementos se encuentran en mayor proporción en horizontes subsuperficiales y en las fracciones de menor disponibilidad, confirmando que no existe contaminación antrópica (Lavado y Porcelli, 2000; Torri y Lavado, 2008 a,b). Los principales mecanismos responsables del movimiento de micronutrientes desde la solución del suelo a las raíces son la difusión y el flujo masal (Tabla 2). Dentro de la planta, los micronutrientes son frecuentemente inmóviles. Sin embargo, el B puede comportarse como nutriente móvil en algunas especies debido a su asociación con el sorbitol, el cual es transportado por el floema. Tabla 2. Porcentaje aproximado de los mecanismos de absorción radi- cal (Mortvedt y col., 1991) Entre los factores que pueden afectar la biodisponibilidad de micronutrientes en los suelos se destacan: pH del suelo El pH del suelo es uno de los factores más estrechamente relacionados con la biodisponibilidad de micronutrientes y, consecuentemente, con su absorción por las plantas (Tabla 3). Tabla 3. Efecto del pH en el contenido de elementos traza (mg kg-1 MS) en granos de avena (Avena sativa) (adaptado de Berrow y Burridge, 1991)
  • 6. 406 CapítuloXII Por lo general, la disponibilidad de B, Cu, Fe, Mn, y Zn disminuye con el aumento del pH del suelo y, contrariamente, la del Mo, se incrementa. El aumento de pH favorece los procesos de adsorción de Zn, y en menor magnitud de Cu, sobre los coloides edáficos de carga variable, así como los procesos de precipitación de sales inorgánicos y oclusión en óxidos e hidróxidos. En suelos calcáreos, la adsorción de Cu y Zn sobre carbonatos explica su baja disponibilidad. El Fe y Mn, en cambio, precipitan como óxidos e hidróxidos en condiciones alcalinas. La disponibilidad de B no se ve mayormente afectada por el pH del suelo, ya que todas sus formas son solubles. Sin embargo, su concentración en la solución del suelo es ligeramente mayor a pH ácidos o neutros, donde predomina como H3 BO3 . El Cl presenta una elevada solubilidad y movilidad en la solución del suelo, independiente de su pH. La disponibilidad de Mo, en cambio, se incrementa a pH neutros o alcalinos, posiblemente debido a la liberación de este nutriente de sitios de adsorción aniónica o debido a la solubilización de sus óxidos, originando sales solubles. Contenido de materia orgánica La materia orgánica constituye una fuente importante de micronutrientes. Algunos de sus componentes, como los ácidos fúlvicos o la materia orgánica disuelta forman complejos quelatados solubles con los micronutrientes catiónicos, incrementando su biodisponibilidad. Por otro lado, la materia orgánica más estabilizada (sustancias húmicas, huminas) contribuye a la retención, y muchas veces a la inmovilización de micronutrientes a través de mecanismos de adsorción específica y no específica (Blume y Brummer, 1991). En ambos casos, las interacciones con los micronutrientes se verifican a través de los grupos funcionales. El hecho que la interacción resulte en la mayor biodisponibilidad o inmovilización de micronutrientes está relacionado con la masa molar de la fase orgánica y su solubilidad, más que con los grupos funcionales involucrados (Madrid, 1999). Procesos de óxido – reducción En condiciones de bajo suministro de oxígeno, los microorganismos utilizan aceptores de electrones secundarios para mantener sus procesos metabólicos. Esta situación puede manifestarse en suelos inundados, en el interior de macroagregados o como resultado de la incorporación de un gran volumen de residuos orgánicos, que origina un incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera edáfica. Entre los aceptores secundarios se encuentran el Fe y Mn. En condiciones reductoras, el Fe (III) mayormente precipitado como óxido, y en menor proporción fosfato y otras sales inorgánicas, se reduce a Fe (II) soluble. La solubilidad del Mn también se incrementa en condiciones reductoras, debido a la formación de Mn (II), aunque este proceso es más lento que en el caso del Fe. Por otro lado, se ha observado que la disponibilidad de Cu y Zn disminuye bajo condiciones
  • 7. 407 CapítuloXII reductoras, a pesar que estos elementos no presentan equilibrios de óxido-reducción. Iu y col.(1981) concluyeron que la reducción de Fe y Mn originan superficies amorfas sobre los óxidos de elevada capacidad de adsorción, explicando la disminución de la disponibilidad de Cu y Zn en condiciones reductoras. Contenido de arcillas Los procesos de intercambio catiónico sobre coloides inorgánicos influye en menor proporción en la disponibilidad de micronutrientes, debido a que especies como Ca2+ , Mg2+ , K+ , Al3+ y NH4 + se encuentran en la solución del suelo en concentraciones varias órdenes de magnitud mayores. Actividad radical La actividad radical modifica la dinámica de los elementos traza al inducir cambios químicos y microbianos en la rizósfera. El pH de la rizósfera puede diferir en 2-3 unidades del suelo no rizosférico. Por otro lado, las raíces pueden modificar el potencial redox en la interfase suelo-raíz, y/o secretar exudados radicales, que alteran la biodisponibilidad de micronutrientes en forma directa o indirecta, al servir como sustrato para los microorganismos (Erenoglu y col., 2000; Marschner y Römheld, 1994). Factores climáticos y de manejo Se trata de un conjunto de factores de incidencia compleja. Por ejemplo, la siembra directa modifica ciertos parámetros como la amplitud térmica de los suelos. La menor temperatura del suelo provoca una menor tasa de liberación de micronutrientes desde formas medianamente lábiles hacia formas solubles. Asimismo, las bajas temperaturas restringen el crecimiento radical, afectando de manera indirecta la tasa de absorción de micronutrientes. Por otro lado, la disponibilidad de la mayoría de micronutrientes tiende a disminuir con bajo contenido de humedad edáfica, debido a la reducida actividad radical y bajas tasa de disolución y difusión de los micronutrientes (Alloway, 1995). La aplicación de fertilizantes puede, sin embargo, modificar ciertas propiedades del suelo: el efecto acidificante de ciertos fertilizantes incrementa la disponibilidad de Zn, Cu y Mn (Mench y col., 1998). La formación de complejos amoniacales incrementa la disponibilidad de Cu, Ni, y Zn (Ringbom, 1996). Ciertas interacciones entre macro y micronutrientes pueden inducir deficiencias, como la deficiencia inducida de Zn originada por altas dosis de aplicación de P (Gregory y Frink, 1995).
  • 8. 408 CapítuloXII Metodología de diagnóstico El principio fundamental de los métodos de diagnóstico nutricional se basa en la existencia de relaciones entre la concentración de los nutrientes (en este caso micronutrientes) en suelo o planta y la productividad de los cultivos. Análisis de suelos Se han propuesto diferentes metodologías para evaluar el contenido de micronutrientes y, por extensión, a todos los elementos traza en los suelos. Sin embargo, los micronutrientes presentan mayor complejidad que los macronutrientes, y a la fecha no hay un método analítico que permita correlacionar la biodisponibilidad de micronutrientes en los suelos con la absorción vegetal. Las metodologías incluyen: ♦ Extracción de formas disponibles ♦ Extracciones secuenciales ♦ Concentración total Se han propuesto una amplia variedad de extractantes para la determinación de formas disponibles, que incluyen agentes complejantes, ácidos débiles o diluidos y sales neutras (Haq y col., 1980; Norvell, 1984). Los valores obtenidos se comparan con el nivel crítico, definido como la concentración que produce una disminución del 10% del rendimiento. Una dificultad de esta técnica es que los agentes extractantes no sólo extraen las formas disponibles, sino también aquellas de menor disponibilidad. Por este motivo, los resultados dependen del extractante utilizado. Las extracciones secuenciales consisten en una serie de extracciones sucesivas sobre una misma muestra, utilizando agentes cada vez más enérgicos. Los esquemas de fraccionamiento no han sido estandarizados y en la literatura se describen numerosos procesos que remueven elementos traza de distintos compartimientos (pools) fisicoquímicos (Tessier y col., 1979, Shuman, 1979, McGrath y Cegarra, 1992). Las fracciones habitualmente estudiadas son cinco: intercambiable, unida a materia orgánica, unida a carbonatos, unida a óxidos de hierro y manganeso y remanente. La concentración total de elementos traza se determina mediante digestiones con ácidos fuertes, como HNO3 (Emmerich, 1980) y HF (Shuman, 1979). La extracción con HNO3 suele denominarse pseudototal, porque al no disolver silicatos, no alcanza a extraer la totalidad de los micronutientes presentes en el suelo. La determinación de formas disponibles se emplea habitualmente para el diagnóstico de deficiencias de micronutrientes. Las extracciones secuenciales son utilizadas en investigación para estudiar la dinámica de los elementos en los suelos, particularmente luego de la
  • 9. 409 CapítuloXII incorporación de fertilizantes o biosólidos, o en suelos contaminados (Torri y Lavado, 2009). La concentración total suele utilizarse para relevamientos globales de micronutrientes, en las regulaciones para del uso de biosólidos y residuos peligrosos o para establecer límites de contaminación con elementos potencialmente tóxicos. Análisis foliar La concentración de micronutrientes en tejido vegetal resulta de la integración de diversos factores, tales como suelo, clima, tipo de cultivo y manejo. La ventaja que presenta este método es que permite registrar estados incipientes de deficiencia. Su empleo para el diagnóstico de la fertilización en nuestro país no se encuentra difundido aún para cultivos extensivos, aunque suele utilizarse para frutales. Este análisis es también empleado para verificar la ausencia de elementos potencialmente tóxicos en plantas, evitando su ingreso a la cadena alimenticia. Para interpretar los resultados del análisis foliar se utilizan dos criterios: rangos de suficiencia o relación entre nutrientes. Rangos de suficiencia La concentración de micronutrientes en tejido vegetal varía según el momento fenológico del cultivo. Por lo tanto, el momento del muestreo, el órgano y su posición en el vegetal se han estandarizado (Tabla 4). El número de submuestras requerido para el análisis vegetal es mayor que el de muestras de suelo, para realizar determinaciones con un determinado nivel de confianza. Tabla 4. Procedimientos de muestreo en hoja sugeridos para algunos cultivos (Sumner, 2000). El rango de suficiencia se define como el rango de concentración entre el nivel crítico y la concentración por encima de la cual se produce toxicidad (Tabla 5). Si el valor determinado se encuentra dentro del
  • 10. 410 CapítuloXII denominado rango de suficiencia, se concluye que ese nutriente no es limitante para obtener altos rendimientos. Si, por el contrario, el valor cae por debajo de ese rango, se estima que el rendimiento se encontrará limitado por una deficiencia nutricional. Tabla 5. Rangos de suficiencia para los cultivos en el estadio de creci- miento indicado en Tabla 4. Los estándares utilizados se desarrollaron en otros países, a partir de numerosos experimentos. En la Pampa Ondulada, se determinó que la concentración de Cu, Fe, Mn y Zn en maíz fue mayor al nivel crítico (Ratto de Miguez y col., 1991). En un relevamiento de cultivos de maíz en suelos de Balcarce, Rafaela y Paraná, los niveles críticos de Cu y Zn se asociaron estrechamente a los de la bibliografía (Goldman y col., 2002). En suelos prístinos y deteriorados de la Pampa Ondulada, las concentraciones de B en maíz fue semejante al rango de suficiencia (Urricariet, 2000). Relación entre nutrientes El Sistema Integrado de Diagnóstico y Recomendación (DRIS) es una alternativa para evaluar el estado nutricional del cultivos partir del análisisfoliar.Estatécnicacomparalarelaciónentrelasconcentraciones de nutrientes de un cultivo con las relaciones obtenidas en poblaciones de rendimiento máximo u óptimo, denominadas Normas DRIS. A partir de ellas, el método permite establecer un orden de deficiencias e identificar desbalances entre nutrientes, aunque éstos se encuentren por encima de su nivel crítico (Walworth y col., 1986). Las normas DRIS pueden diferir según los autores en función de las poblaciones evaluadas con diferentes situaciones de balance óptimo (Reis, 2002). La principal ventaja del sistema DRIS es su capacidad de realizar el diagnóstico del estado nutricional del cultivo independientemente del momento de muestreo. Esto se debe a la utilización de una amplia base de datos en la obtención de las normas DRIS. Se han desarrollado normas DRIS para trigo en la región semiárida pampeana con una base de 700 análisis (Rosell et al., 1987 y 1992; Landriscini et al., 1990 y Landriscini, 1992). Debido a que este método no está aún muy desarrollado en el país para otros cultivos extensivos, o para trigo en
  • 11. 411 CapítuloXII otras regiones, se utilizan las normas DRIS internacionales para maíz, soja, trigo, alfalfa y girasol (García y Daverede, 2007) Síntomas visuales La deficiencia severa de algún micronutriente origina una alteración del metabolismo vegetal de las plantas, manifestándose a través de síntomas visuales. Si bien ciertos síntomas parecerían ser suficientemente característicos como para permitir su identificación, los criterios de diagnóstico basados exclusivamente en la sintomatología visual son imprecisos. Cuando existe una deficiencia severa de más de un micronutriente, los síntomas visuales se enmascaran. En otras ocasiones, los síntomas son poco característicos, pueden relacionarse a estrés provocado por otros factores que afectan el crecimiento; diferentes nutrientes tienen síntomas de deficiencia similares; distintas especies difieren en la sintomatología o el exceso de un nutriente puede ocasionar deficiencia de otro, que es lo que se observa visualmente. Micronutrientes en los suelos Boro El B no se encuentra uniformemente distribuido en la corteza terrestre, por lo tanto sus concentraciones en suelos varían según las distintas zonas. A pH menor a 7, la especie predominante en la solución del suelo es H3 BO3 . Esta especie sin carga se lixivia con facilidad, siendo la razón por la cual el B es considerado el más móvil de los micronutrientes. Por el contrario, a pH mayor a 7 se incrementa la concentración de [B(OH)4 ]- , siendo adsorbida sobre sesquióxidos de Fe y, en menor proporción, sobre arcillas silicatadas. Las determinaciones más comunes de B biodisponible en nuestro país se realizaron mediante extracciones con acetato de amonio (Ron y col., 1999; Sainz Rozas y col., 2012), cloruro de calcio (Urricariet y Lavado, 1999, Ratto de Miguez y Fatta, 1999, Lavado y Porcelli, 2000) y agua caliente (Lavado y Porcelli, 2000; Miretti y col., 2012). En casi todos los casos, los valores obtenidos se encontraron por encima de los rangos críticos citados por la bibliografía internacional para los extractantes: acetato de amonio de 0.35 mg ka-1 , CaCl2 de 0.5 mg kg-1 y agua caliente de 0.5 mg kg-1 (Ponnamperuma et al., 1981). Cinc La concentración total de Zn en suelos agrícolas oscila entre 50 y 300 mg kg-1 asociado a óxidos e hidróxidos de Fe y Al, arcillas minerales y formas inorgánicas solubles (Torri y col., 2012b). La especie predominante en la solución del suelo es Zn2+ , regulada por los equilibrios de adsorción/desorción. Comparado con los otros
  • 12. 412 CapítuloXII micronutrientes, el Zn es un elemento muy soluble en los suelos. Su concentración en la solución del suelo puede oscilar entre 4-270 µg L-1 . En caso de contaminación, este valor puede ascender hasta 17000 µg L-1 . La adsorción de Zn se reduce a pH menor a 7 por competencia con otros cationes, favoreciendo su movilización, mientras que a pH mayor a 7 forma complejos orgánicos solubles. La deficiencia de Zn puede manifestarse en suelos encalados, con elevada fertilización fosforada o en sistemas altamente productivos. En un estudio realizado en la Región Pampeana, Rivero y col. (2006) indicaron que, si bien el contenido promedio de Zn en esos suelos es elevado, existe una zona en el centro de Córdoba, Sur de Santa Fe, N de Buenos Aires y oeste de Entre Ríos con probabilidad media de respuesta a la fertilización con Zn. Las determinaciones más comunes de Zn biodisponible en nuestro país se realizaron mediante extracciones con EDTA (Urricariet y Lavado, 1999;Gonzalez y Buschiazzo, 1996), DTPA (Ratto de Miguez y Fatta, 1990;Lavado y Porcelli, 2000;Miretti y col., 2012; Eyherabide y col., 2012a) y con cloruro de calcio (Torri y Lavado, 2000). En todos los casos, los valores obtenidos se encontraron por encima de los rangos críticos citados por la bibliografía internacional para los extractantes: EDTA de 0.7-1.4 mg kg-1 (Trierweiler y Lindsay, 1969), DTPA de 0.5 mg (Brown et al., 1971) y con CaCl2 de 0.3 mg kg-1 (Angelidis, 1981). El maíz es uno de los cultivos que más frecuentemente presenta deficiencia de Zn, especialmente en los estadios tempranos, cuando la baja temperatura y la excesiva humedad del suelo reducen la disponibilidad de este nutriente. Normalmente, la deficiencia se deja de observar a medida que la temperatura se incrementa y el sistema radical explora un mayor volumen de suelo (Melgar y col., 1997). Por este motivo, este micronutriente está comenzando a ser aplicado junto con el fósforo y nitrógeno en los programas de fertilización a la siembra (Michiels y Ruffo, 2012). La deficiencia de Zn en arroz es muy frecuente, particularmente en suelos vertisólicos de Entre Ríos donde el pH más elevado resulta en una menor disponibilidad de este micronutriente. Los tratamientos de la semilla con óxido de Zn constituyen una alternativa para incrementar los rendimientos a partir de una mejora en la implantación del cultivo de arroz (Quintero y col., 2006). Cloro El Cl se encuentra en la naturaleza principalmente como anión (Cl- ). Su concentración media en la litosfera es de 500 mg kg-1. Es absorbido como Cl- y presenta gran movilidad dentro del vegetal. Interviene en diversos procesos metabólicos como la regulación osmótica y la supresión de enfermedades radicales causadas por hongos (Xu y col.,
  • 13. 413 CapítuloXII 2000). En cereales de grano fino contribuye a disminuir las infecciones causadas por diversos hongos en hojas y panoja (Engel y Grey 1991). Se especula que el Cl compite con la absorción de nitrato. En el suelo, muestra un comportamiento similar a estos, movilizándose con facilidad en el perfil. En la región pampeana han comenzado a aparecer indicios de respuestas en trigo (Díaz-Zorita y col. 2004), a pesar de que los niveles de cloruros en el suelo resultaron superiores al nivel crítico (30 mg kg-1 , Havlin y col., 2005) Cobre La concentración total de Cu en los suelos varía de 6 a 60 g kg-1 . El Cu es un elemento inmóvil que se acumula en los horizontes super- ficiales debido a bioacumulación y contaminación antropogénica. La mayor proporción de este elemento se adsorbe en forma específica a la materia orgánica y, en menor proporción, a la superficie de arci- llas silicatadas generando formas poco disponibles. En la solución del suelo, el 98% del Cu se encuentra como complejos orgánicos (Sauvé y col., 1997). El incremento del pH aumenta las formas precipitadas de Cu, mientras disminuye la concentración de Cu ligado a la fracción orgánica (Torri 2001). En Hapludoles, Natracuoles y Argiudoles típicos de la provincia de Buenos Aires, la concentración total de este elemento en suelos prístinos se encontró en el rango de 11-22 mg kg-1 . Este micronutriente se encuentra distribuido entre las fracciones orgánica (3.4-7 mg kg-1 ), precipitados inorgánicos (2.7-6.6 mg kg-1 ) y remanente (2.5-15.3 mg kg-1 ) (Torri, 2001). Esta información indica una reserva suficiente, lo que se corrobora porque no se han registrado, a la fecha, valores de deficiencia. Las determinaciones más comunes de cobre biodisponible en nuestro país se realizaron mediante extracciones con DTPA (Ratto de Miguez y Fatta, 1990, Lavado y Porcelli, 2000; Eyherabide y col., 2012b; Miretti y col., 2012), EDTA (González y Buschiazzo, 1996, Urricariet y Lavado, 1999), y cloruro de calcio (Torri y Lavado, 2000). En la mayoría de los casos, los valores obtenidos se encontraron por encima de los rangos críticos citados por la bibliografía internacional para los extractantes: DTPA de 0.4 mg kg-1 (Kluger et al., 1985) y EDTA de 0.75 mg kg-1 (Reith, 1968). Hierro Es uno de los elementos más abundantes en la naturaleza. En los suelos se lo encuentra en forma de óxidos e hidróxidos, como partículas discretas o adsorbidas sobre la superficie de los minerales. Aunque su concentración total en el suelo puede oscilar entre 0.1% a
  • 14. 414 CapítuloXII 30%, su disponibilidad es muy baja (Tabla 6). Aunque es muy variable según la metodología utilizada el rango normal en suelos varía entre 30 y 67 mgkg-1 . Tabla 6. Contenido total y disponible de micronutrientes y otros elemen- tos traza en Argiudoles Típicos del N de la provincia de Buenos Aires (Lavado y Porcelli, 2000). La principal reacción que regula la dinámica de este nutriente es el equilibrio de solubilización y precipitación de óxidos (Schwertmann, 1991), regulado por el pH edáfico. A pH de 7, la concentración de las especies de Fe biodisponibles son del orden de 10-14 g kg-1 , insuficientes para abastecer la demanda vegetal. En esas condiciones, los exudados radicales y los agentes quelatantes provenientes de la descomposición de residuos vegetales juegan un rol fundamental para incrementar la biodisponibilidad de este elemento. El potencial redox también controla la disponibilidad de este elemento a través del equilibrio Fe(II)/Fe(III) (Lindsay, 1979). Manganeso La concentración total de Mn en los suelos oscila entre 300 y 500 g kg-1 . Se presenta como Mn2+ en la solución del suelo y en el complejo de cambio, o precipitado como MnO2 . La concentración de Mn2+ en la solución del suelo se encuentra regulada por el equilibrio de óxido- reducción. La oxidación se ve favorecida a pH mayores a 7,5, con formación de MnO2 . Las determinaciones más comunes de Mn biodisponible en nuestro país se realizaron mediante extracciones con DTPA (Ratto de Miguez y Fatta, 1990, Lavado y Porcelli, 2000; Miretti y col., 2012) y EDTA (González y Buschiazzo, 1996). En general, los valores determinados en estos suelos son superiores a los límites a los rangos críticos citados por la bibliografía internacional siendo para los extractantes: DTPA de 0.21 mg kg-1 (Shuman et al., 1980) y EDTA de 10.0-15.0 mg kg-1 (Mortvedt et al., 1991). Molibdeno La concentración total de Mo en los suelos agrícolas oscila entre
  • 15. 415 CapítuloXII 0.07 y 5 mg kg-1 y se lo encuentra mayormente adsorbido a óxidos de Fe. En la solución del suelo, la especie predominante a pH mayor a 4.3 es el MoO4 2- . El Mo forma parte de la enzima nitrogenasa, que cataliza la reducción del N atmosférico por la simbiosis leguminosa- Rhizobium. El tratamiento de semillas de soja con Mo puede suplir los requerimientos de Mo del cultivo y del Rhizobium. Los valores disponibles registrados en la Región Pampeana son muy bajos, aunque no se han observado deficiencias. No se registran rangos críticos para los suelos agrícolas pampeanos. En forrajes, el contenido de Mo no debe superar los 3 mg kg-1 , para no reducir la disponibilidad de Cu en animales. Por otro lado, se han indicado efectos tóxicos en rumiantes con contenidos de Mo del orden de 10-20 mg kg-1 en materia seca, aunque se han reportado casos a valores menores (Davies y Jones, 1988). Níquel La concentración total de Ni en los suelos agrícolas oscila entre 3 y 1000 mg kg-1 . En los suelos, se lo encuentra mayormente adsorbido al complejo de cambio, a la materia orgánica, o en formas precipitadas y, en menor proporción, en formas libres o como complejos orgánicos solubles (Iyaka, 2011). La biodisponibilidad de Ni es función del pH del suelo, incrementándose a pH <6,5 . En el sur de la provincia de Buenos Aires, Andrade y col. (2005) indicaron que la concentración total de Ni en los suelos oscila entre 30-40 mg kg-1 . Por ahora no se han detectado síntomas de deficiencia de Ni en suelos de la Región Pampeana. La concentración de Ni en tejidos vegetales se encontró siempre por encima de 0,2 mg kg-1 (peso seco) en distintos cultivos. Sin embargo, la deficiencia de Ni puede ocurrir como resultado de la aplicación de altas dosis de Zn, Cu o Mg a través de fertilizantes. Influencia de los sistemas de labranzas, el manejo agrícola y la fertilización en la disponibilidad de los micronutrientes en los suelos La intensificación en el uso agrícola de los suelos de la Región Pampeana causó una generalizada disminución de la disponibilidad de nutrientes. En suelos deteriorados de la Pampa Ondulada, se encontró una menor disponibilidad de Cu B y Zn (19%, 55% y 65%, respectivamente) con respecto a los suelos prístinos (Urricariet y Lavado,1999). Los sistemas de labranzas afectan la distribución y disponibilidad de algunos micronutrientes, como el Cu y Zn que se estratifican en planteos de siembra directa, En cambio, no se observó efecto de labranzas sobre la biodisponibilidad de Fe y Mn (Lavado y Porcelli, 1999). El Zn aumentó su disponibilidad en la superficie del
  • 16. 416 CapítuloXII suelo en siembra directa y paralelamente su concentración en los tejidos de maíz, soja y trigo (Lavado y col., 2001). Los fertilizantes fosfatados son portadores de muchos elementos traza, y hay indicios de su acumulación en los suelos debido a una larga historia de fertilización fosfatada. En la Argentina, éstos fertilizantes presentan una corta historia de uso, aunque en Pergamino originaron una muy incipiente acumulación de elementos traza en los suelos (Lavado y col., 1999). Otros autores observaron que maíz fertilizado con P por 20 años no afectó la concentración total de elementos traza (Zubillaga y Lavado, 2002). Podría inferirse que, en la Región Pampeana, la acumulación de micronutrientes y de elementos traza por uso de fertilizantes fosforados en cultivos extensivos no es un fenómeno trascendente y tampoco lo será en el corto y mediano plazo. Fertilización con micronutrientes Existe una gran variedad de productos que aportan micronutrientes. Se presentan en forma líquida o sólida pudiéndose aplicar al suelo, agua de riego o por vía foliar. Se formulan como óxidos, sulfatos o quelatos. Su elección dependerá del tipo de suelo (principalmente su pH), cultivo a fertilizar y forma de aplicación (suelo, riego o foliar). Los compuestos inorgánicos (óxidos, cloruros, nitratos, sulfatos) son los mayormente utilizados debido a su bajo costo. Se aplican en general al suelo, mezclados de diversas formas con los macronutrientes. Debido a que la mayor proporción de micronutrientes presentan escasa movilidad en los suelos, se aconsejan incorporar estos fertilizantes. Las formulaciones solubles en agua se utilizan preferentemente para fertilización foliar. Los quelatos constituyen formas solubles de micronutrientes, pero su uso se restringe en general a cultivos intensivos. por su mayor costo. La eficiencia de la fertilización con micronutrientes quelatados va a depender de su reactividad en el medio en que se apliquen y de la capacidad de la especie vegetal para tomar el micronutriente aportado. En la Tabla 7 se presentan los fertilizantes más utilizados que aportan micronutrientes. Tabla 7. Fertilizantes que aportan micronutrientes, fórmula y grado.
  • 17. 417 CapítuloXII cont. Contaminación de suelos con micronutrientes y otros ele- mentos traza La toxicidad de elementos potencialmente tóxicos (EPT) se debe entre otras causas al estrés oxidativo a nivel celular debido a la formación de radicales libres y el reemplazo de otros metales en pigmentos o enzimas, interrumpiendo su función esencial. La contaminación de origen antrópico proviene principalmente de la vida urbana (uso vehicular, residuos urbanos sólidos y residuos cloacales), la industria en su conjunto, la minería y la producción agropecuaria. Las plantas pueden absorber grandes cantidades de distintos elementos, pero las raíces generalmente acumulan la mayor parte y, frecuentemente, constituyen el sitio de almacenamiento. Esto evita que los tallos y granos acumulen concentraciones que lleguen a niveles tóxicos. Las plantas poseen diferentes mecanismos de resistencia al estrés causado por los EPT, entre ellos i) reducción de la absorción; ii) secuestro en organelas subcelulares; iii) precipitación como sales insolubles; iv) complejación con compuestos orgánicos de bajo peso molecular y v) extrusión activa desde de la membrana plasmática. Contaminación de suelos de la Región Pampeana La Región Pampeana es el centro de la actividad productiva agropecuaria argentina y donde se ubican las ciudades más populosas del país. En los suelos predominantes del área,Argiudoles, Hapludoles, Haplustoles y otros subgrupos, los principales materiales originales de los suelos fueron sedimentos de tipo loéssico, con baja concentración de EPT (Torri, Lavado 2002). La mayoría de los suelos agrícolas de la región Pampeana no muestran signos de contaminación con EPT. Las concentraciones y valores de dispersión de estos elementos en dichos suelos son similares a las observadas en otros suelos no contaminados en diferentes continentes. En la Figura 2 se presentan valores medios en suelos y su dispersión (Lavado y col., 1998; Lavado y col., 2004). Las concentraciones de estos elementos son menores que el rango admisible de la UE (entre otros, cadmio 1- 3 mg kg-1 , cinc 150 – 300 mg kg-1 , cobre: 50 – 140 mg kg-1, níquel 30 – 75 mg kg-1 , mercurio 1 - 1,5
  • 18. 418 CapítuloXII m gkg-1 , plomo 50 – 300 mg kg-1 ) y también menores que los límites de concentración permisibles de la norma US-EPA 501 (arsénico 20 mg kg-1 , cadmio 3 mg kg-1 , cinc 600 mg kg-1 , cobre, 150 mg kg-1 , cromo 750 mg kg-1 , mercurio 0,8 mg kg-1 , níquel 150 mg kg-1 , plomo 75 mg kg-1 ).Hay que tener en cuenta que en cada caso se utilizan diferentes metodologías analíticas. Figura 2. Valores medios y dispersión de 15 EPT en diferentes suelos de la Región Pampeana (Lavado y col., 2004). Además del material original de los suelos, la razón principal de este panorama es que en la región existe baja densidad poblacional, no existen la minería metalífera y las empresas industriales están mayoritariamente localizadas en las inmediaciones de las ciudades. En la Tabla 8 se muestra que la concentración de EPT en las capas profundas de los perfiles (2.0-2.5 m) del material loésico, no difiere de los suelos superficiales (0.0-1.0 m de profundidad). Esta es una evidencia directa de la ausencia de contaminación antrópica en estos suelos. Tabla 8. Concentración promedio de EPT a profundidad de 2,00-2,50m y a 0,00-1,00. (mg kg-1 ) en suelos de la Región Pampeana (adaptado de La- vado y col., 2004).
  • 19. 419 CapítuloXII En los suelos de la región, los EPT se encuentran principalmente en las fracciones más insolubles, lo que confirma que no existe contaminación de suelos en las zonas agrícolas lejanas a las poblaciones. En cultivos como trigo, maíz, girasol, soja y otros, también se encontró que no existe acumulación de EPT en hojas, tallos y raíces (Lavado, 2006). En cambio, en pasturas cercanas a rutas y caminos se encontraron algunos casos de acumulación de estos elementos, atribuidos a deposición atmosférica (Lavado, 2006). El riesgo potencial de contaminación antropogénica de estos suelos estaría ligado a la utilización continua de fertilizantes, agroquímicos o abonos orgánicos, como estiércoles o biosólidos. En un feedlot de 11 años de uso en un Argiudol típico se observaron incrementos en el Cu y Zn en suelo y agua pero con concentraciones inferiores a los niveles para suelos contaminados de la bibliografía (Andriulo y col., 2003) A diferencia de los suelos agrícolas o con pasturas circundantes, los suelos de la ciudad de Buenos Aires presentan concentraciones de Cd, Cu, Pb y Zn mucho mayores que los límites de varios estándares internacionales, como por ejemplo la Organización Mundial de la Salud (Figura 3). Esto es principalmente debido a las industrias, tráfico vehicular y otras fuentes de contaminación (Camilión y col., 1996; Lavado y col., 1998). Figura 3. Niveles de Cd, Cu, Pb y Zn en suelos de Buenos Aires y sus suburbios, y de áreas concéntricas ubicadas hasta 250 km de distancia de la urbe (Lavado y col., 1998). Dentrodelapropiaciudad,seencontraronmayoresconcentraciones de algunos EPT entre los suelos de áreas industriales, en comparación con áreas residenciales. En otras áreas suburbanas industrializadas también se encontraron elevados valores de metales pesados e
  • 20. 420 CapítuloXII hidrocarburos de petróleo. Por otro lado, los suelos del Gran La Plata localizados cerca de rutas y autopistas, se encuentran enriquecidos en Pb y Zn respecto a suelos lejanos a las vías de comunicación (Camilión y col., 1996). De esta manera, algunas áreas localizadas de la región han comenzado a mostrar acumulación antropogénica de EPT, documentado en otras áreas del mundo. Se destacan suelos ubicados en los cinturones hortícolas, que se encuentran alrededor de las ciudades (Andrade et al, 2005). En síntesis, por sus características pedogenéticas, demográficas y productivas, los suelos la Región Pampeana no han sufrido hasta el presente un gran impacto de acumulación de EPT. Se exceptúa la periferiadelasciudadesypueblos,dondesellevanacaboinnumerables actividades, como industrias, producciones animales y agrícolas intensivas, proyectos agroindustriales, desarrollos paisajísticos, etc. Estas actividades están haciendo uso de un alto nivel de insumos. Consideraciones finales La disponibilidad edáfica de micronutrientes ha sido históricamente considerada adecuada en la Argentina para cultivos extensivos Sin embargo, en los últimos años se han observado síntomas de deficiencia y respuesta a su aplicación. Esto se debe a distintos procesos: deterioro de los suelos, incapacidad de los suelos de reponer formas biodisponibles frente a cultivos sucesivos y como resultado de altos niveles de fertilización con macronutrientes en planteos de alta producción. Los resultados obtenidos hasta el presente indican que no se han registrado deficiencias de Cu y Mo, y que los niveles de Fe, Mn y Ni son superiores a los niveles críticos citados en la bibliografía. Por el contrario, hay indicios de deficiencia de Zn y B en ciertos cultivos. La fertilización con micronutrientes es una práctica incipiente en nuestro país por lo que, pese a un creciente número de estudios y experimentos con distintos elementos, no se han desarrollado aún modelos de diagnóstico de respuesta a la fertilización para cultivos extensivos. Bibliografía Alloway, B. J. 1995. Heavy metals in soils. New York: Blackie Academic &pro- fessional, 368 p. Andrade, F., H. E. Echeverría, N. S. González, y S. A. Uhart. 2000. Requeri- miento de nutrientes minerales. p. 211-232. En: F.E. Andrade, y V.O. Sa- dras (eds.). Bases para el manejo del maíz, el girasol y la soja. Editorial Médica Panamericana S.A. Buenos Aires. Andrade, M. L., E. Fernández Covelo, y M. F. Alonso Vega. 2005. Influencia del manejo agrícola intensivo en la contaminación del suelo. Revista Pil-
  • 21. 421 CapítuloXII quen, Nº 7, pp17. Andriulo, A., C. Nasa, C. Amándola, y F. Rimatori. 2003. Impacto de un siste- ma intensivo de producción de carne vacuna sobre algunas propiedades del suelo y del agua. Revista de Investigaciones Agrarias 32:27-56. Angelidis, M. 1981. Chemical forms of heavy metals in non polluted soils. Environ. Sci.Technol. 15:1378-1383. Arnon, D. I., y P. R. Scout. 1939. The essentiality if certain elements in minute quantity for plants with special reference to copper. Plant Physiol. 14:371- 375. Berrow, M., y J. Burridge. 1991. Uptake, distribution and effects of metal com- pounds on plants. p. 399-410. In: Merian, E. (ed.). Metals and their com- pounds in the environment. Weinheim, New York, Basel, Cambridge. Blume, H., y D. Brummer. 1991. Prediction of heavy metal behaviour in soil by means of simple field tests. Ecotoxicol. Environ. Saf. 22:164-174. Brown, A., J. Wuick, y J. Eddings. 1971. A comparison of analytical methods for soil zinc. Soil Sci. Soc. Amer. Proc. 35:105-107. Brown, P. H., R. M. Welch, y E. E. Cary. 1987. Ni: A micronutrient essential for higher plants. Plant Physiol. 85:801-803 Burton, W.G. 1989. The Potato. Longman Scientific and Technical, Harlow, UK. Camilión, M., M. Hurtado, A. Roca, y M. Da Silva, 1996. Niveles de Cu, Pb y Zn en Molisoles, Alfisoles y Vertisoles platenses, Provincia de Buenos Aires, Argentina. En Actas del XIII Congreso Latinoamericano de Ciencia del Suelo, pp. 9-16 Aguas de Lindoia, Brazil. Davies, B., y L. Jones.1988. Micronutrient and toxic elements. p. 146 - 185. In: Wild, A. (ed.). Soil conditions and Plant growth. Longman, Essex, UK. DeDatta, S. 1989. II. Cereal Crops: Rice p 40- 56. In: Plucknett, D. y H. Spra- gue (eds.).Detecting mineral nutrient deficiencies in tropical and tempera- te crops. Westview Press Inc. Diaz Zorita, M., G. Duarte, y M. Barraco. 2004. Effects of chloride fertilization on wheat (Triticum aestivum L.) productivity in the sandy Pampas region, Argentina. Agron. J. 96:839-844. Emmerich, W. E. 1980. Chemical forms of heavy metals in sewage sludge- ammended soils as they relate to movement through soils. Ph.D. disserta- tion. Univ. of California, Riverside (Diss. Abstr. 41:4190). Engel, R, y W. Grey. 1991. Chloride fertilizers effects on winter wheat inocula- ted with Fusarium culmorum. Agron. J. 83:204-208. Epstein, E., y A. Bloom. 2005. Mineral nutrition of plant: principles and pers- pectives. Sinauer Associates, Inc. Publishers. Sunderland, MA Erenoglu, E., S. Eker, I. Cakmak, R. Derici, y V. Römheld. 2000. Effect of iron and zinc deficiency on release of phytosiderophores in barley cultivars differing in zinc efficiency. J. Plant Nutr. 23:1645-1656. Eskew, D. L., R. M. Welch, y W. A. Norvell. 1984. Ni in higher plants: further evidence for an essential role. Plant Physiol. 76:691-693. Eyherabide, M., H. Sainz Rozas, H. Echeverría, J. Velasco, M. Barraco, G. Ferraris, y H. Angelini. 2012 a. Niveles de cinc disponibles en suelos de la Región Pampeana argentina. Actas XIX Congreso Latinoamericano y XXIII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Eyherabide, M., H. Sainz Rozas, H. Echeverría, J. Velasco, M. Barraco, G. Ferraris, y H. Angelini. 2012 b. Niveles de cobre disponibles en suelos de la Región Pampeana argentina. Actas XIX Congreso Latinoamericano y XXIII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. García F., e I. Daverede. 2007. Diagnóstico para recomendación de fertiliza-
  • 22. 422 CapítuloXII ción nitrogenada en cultivos de interés económico. En T. Yamada, S. Aba- día y G. Vitti (ed.). Nitrogenio e enxofre na agricultura brasileira. IPNI Bra- sil. Piracicaba, Sao Paulo, Brasil. pp. 277-320. ISBN 978-85-98519-03-6. García, F., M. Ruffo, e I. Davedere. 1999. Fertilización de pasturas y verdeos. Informaciones Agronómicas del Cono Sur 1:2-11. Goldman, V., H. E. Echeverria, F.H. Andrade, y S. Uhart, 2002. Incidencia de la fertilización nitrogenada sobre la concentración de nutrientes en maíz. Ciencia del Suelo. 20:27-35. González, G., y D. Buschiazzo. 1996. Contenidos de hierro, cobre, manga- neso y cinc en suelos de la provincia de La Pampa, Argentina. Actas XV Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Santa Rosa, La Pampa. Gregory, J., y C. Frink. 1995. Phosphorus and zinc fertilization of corn grown in Connecticut soil. Commun. Soil Sci. Plant Anal. 26:269-276. Haq, A. U., T. E. Bates, y Y. K. Soon. 1980. Comparison of extractants for plant-available zinc, cadmium, niquel and copper in contaminated soils. Soil Sci. Soc. Am. J. 44:772-777. Havlin, J. L., J. D. Beaton, S. L. Tisdale, y W. L. Nelson. 2005. Micronutrients. En J. L. Havlin, J. D. Beaton, S. L. Tisdale, W.L. Nelson (eds.) Soil fertility and fertilizers. Pearson Prentice Hall. New Jersey. 7th ed, pp. 244-297. Iu, K., I. Pulford, y H. Duncan. 1981. Influence of water logging and lime or organic matter additions on the distribution of trace metals in an acidic soil. 1. Manganese and iron. Plant Soil 59:317-326. Iyaka, Y. A. 2011.Nickel in soils: A review of its distribution and impacts. Scien- tific Research and Essays 6:6774-6777. Benton Jones, J. Jr. 1991. Plant tissue analysis in micronutrients. En: Mortve- dt, J., F. Cox, L. Shuman y R. Welch (eds.). Micronutrients in Agriculture. SSSA, Inc. Madison, WI, USA, p.477-521. Kabata-Pendías, A., y H. Pendías. 1992. Trace elements in soils and plants. CRC Press, Inc., Boca Raton. FL, USA. Kruger, G., R. Karamanos, y J. Singh. 1985. The copper fertility of Saskat- chewan soils. Can. J. Soil Sci. 65:89-99. Landriscini M. R. 1992. Nivel de nutrientes edáficos y foliares en trigo en la región semiárida pampeana. Tesis Magister en Ciencia del Suelo, UNS, Bahía Blanca, 126 pág. Landriscini M. R., J. A. Galantini, J. O. Iglesias, R. A. Rosell, y A. E. Glave , 1990. Balance de N, P y K en trigo en distintos sistemas de producción en la región semiárida bonaerense. Actas II Congreso Nacional de Trigo: 245-253. Pergamino. Landriscini, M. R., M.A. Lázzari, y J. A. Galantini. 2010. Fertilización nitro- genada y balance de nutrientes en cebada cervecera. Ciencia del Suelo 2:751-758. Lavado, R., M. Rodriguez, J. Scheiner, M. Taboada, G. Rubio, M. Aleonada, y M. Zubillaga. 1998. Heavy metals in soils of Argentina: Comparison bet- ween urban and agricultural soils. Commun. Soil Sci. Plant Anal. 12:1913- 1917. Lavado, R. S. 2006. Concentration of potentially toxic elements in field crops grown near or far from cities of the Pampas (Argentina). J. Environ. Mana- ge. 80:116-119. Lavado, R. S., y C. Porcelli. 2000. Contents and main fractions of trace ele- ments in Typic Argiudolls of the Argentinean Pampas. Chem.Speciation Bioavail. 12:67-70 Lavado, R. S., C. A. Porcelli, y R. Alvarez. 2001. Nutrient and heavy metal concentration and distribution in corn, soybean and wheat as affected by
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