4. Con su masa de acero, el coloso
avanza implacable. Sólo los separa
el humo de las descargas, los gritos
de lucha de su tripulación y una
brisa marina que acaricia su frente.
Con su masa de acero, el coloso
avanza implacable. Sólo los separa
el humo de las descargas, los gritos
de lucha de su tripulación y una
brisa marina que acaricia su frente.
5.
6. El momento ha llegado.
Toda su vida ha sido un continuo enfrentar con fe las
adversidades que el destino le ha deparado.
¿Qué es el deber? ... ¿qué es la tradición? ... ¿qué es hacer lo correcto?
7. Tiene el revólver en su cinturón y
su espada se encuentra como unida
naturalmente a su mano empuñada,
firme y desafiante.
La metralla del blindado surca el
espacio y sus zumbidos de muerte
y dolor se cruzan frente a él.
¿Qué diría mi madre si me viera?
8. Sus ojos son
lo primero que
se me viene a la
mente cuando
recuerdo mi
niñez.
Arturo Prat nació el 3 de abril de 1848, cuando
ella, junto a su querido viejo, ya casi cumplían
más de una década viviendo en San Agustín de
Puñual, la hacienda de su tío Andrés Chacón.
¡Alégrese, misia
Charito! ¡Es un
hombrecito!
Cuando la matrona le golpeó
dijeron que no lloró.
¡Por Dios, misia
Rosario, su hijo
salió mudo!
Pero al segundo golpe, su
voz se oyó fuerte...
9. Sus padres, Agustín Prat Barril y Rosario Chacón y Barrios,
habían enfrentado, desde los inicios de su matrimonio, la
desigual contienda que la adversidad les tenía preparada.
Así, se sobrepusieron al incendio que destruyó, a las dos
semanas de casados, el negocio que don Agustín poseía
en la Plaza de Armas, quedando solamente con lo puesto.
La calamidad no los quiso
abandonar, acompañándolos
hasta el sur. Allí vieron nacer y
morir, antes de cumplir un año, a
sus tres primeros hijos...
Por eso, cuando al
nacer el pequeño
Arturo vieron su débil
contextura, por sus
mentes se cruzó el
recuerdo de la suerte
de sus primeros hijos;
mas doña Rosario
estaba decidida a verle
crecer fuerte y sano.
Espero que sea un
sufrido y se haga
un valiente.
De esa manera, optaron por el abrigo que les
ofrecía la hacienda del cuñado Andrés en los
faldeos del cerro Coiquén: San Agustín de Puñual...
10. Agustín Arturo
Prat Chacón.
Así, sus padres
le cuidaron
solícitamente
ese invierno de
1848.
Las dos familias debieron
abandonar San Agustín, viajando
a Talcahuano para embarcarse
luego hacia Valparaíso.
Pero los obstáculos continuaron golpeando
a la familia Prat Chacón. El padre comenzó a
sufrir repentinos ataques de parálisis, que
afectaron su salud, y ese mismo año su cuñado
Andrés, agobiado por graves problemas
económicos, debió vender la hacienda.
De manera que sólo en los
primeros días de marzo de 1849
fue bautizado, en la parroquia
de Ninhue, por el párroco
Bartolomé Venegas.
11. Mientras don Agustín descansaba en el camarote
del velero, doña Rosario subió a cubierta con
el hijo. Allí, Arturo Prat tuvo su primer
contacto con el océano.
Sonreía al recibir las pequeñas
gotas de mar, producidas por
el choque del suave oleaje
contra el casco de la nave.
¿Te gusta,
Arturo?
Es el océano.
Grande y sereno, como
ahora. Pero a veces puede
enfurecerse.
Es como la vida, hijo mío.
Puede llegar a ser un desafío
gigantesco, pero con fe uno lo
puede llegar a sortear y salir
airoso. Es algo que debes llegar a
asimilar y aprender
en tu vida.
Rosario Chacón había tomado
su decisión. Pondría sobre sus
hombros, de ahí en adelante,
la pesada carga de dirigir a su
familia. El sentido del deber
estaba arraigado en sus raíces
valóricas, y para ello contaba
con una sobriedad espartana
inigualable y una fe en Dios a
toda prueba.
12. ¡Cabro chico vivo!
La familia halló amparo en la chacra
santiaguina del abuelo de Arturo,
don Pedro Chacón, quien los recibió
con los brazos abiertos.
su padre se restableció un poco. Y a Arturo su
madre no dejó ni un día de administrarle el
llamado “método Priessnitz”, también llamado
“hidropatía” o “sudores hidropáticos”, que eran
masajes diarios con agua helada.
Contra todo lo previsto, su salud se afirmó, contribuyendo
notoriamente a ello la gran libertad y el contacto con la
naturaleza, lo cual potenció su desarrollo físico y espiritual.
Al mismo tiempo, durante esos
cinco años la familia continuó
creciendo con la llegada de
más hermanos para Arturo.
13. Papá, ¿qué
es eso?
Son nubes,
Arturo.
¿Y eso de allá?
Es la Luna, que ya
está saliendo.
Debido a la enfermedad del
padre de Arturo Prat, su madre
buscó trabajo, convirtiéndose
en preceptora. De esta forma,
ganó algo de dinero y a la vez
se ocupó de los primeros pasos
de la educación de su hijo.
Un nuevo ataque de
parálisis afectó a don
Agustín, postrándolo en
una silla, pero eso nunca
fue impedimento para que
fuera un hombre bueno y
cariñoso con sus hijos.
Tiempo después, en 1854,
don Pedro Chacón debió
vender la chacra a la Casa
de los Expósitos. Así, hubo
un nuevo cambio de
domicilio, trasladándose a
una modesta vivienda en la
calle Nueva San Diego (hoy
Arturo Prat), en el centro
de Santiago.
El buen hombre nunca
demostró la más mínima
m o l e s t i a . I n c l u s o
denotaba una alegría
inmensa por estar
compartiendo, aunque
fuera sólo un poco, con
los suyos.
14. ¡Te estaremos
esperando!
Hola,
Arturo.
¡Ja, ja! ¡Allá
va el mateo
Prat!
¡Mañana te
daremos un buen
“capote”!
Abusadores.
Dentro de sus
compañeros se
encontraría uno
de los ingenieros
de la “Esmeralda”,
Vicente Mutilla,
futuro camarada
de una mañana de
Iquique...
Prat inició su vida escolar el 1 de
junio de 1856, a la edad de 8 años,
en la escuela de la Campana, dirigida
por don José Bernardo Suárez.
Allí comenzó a “cumplir su deber”,
realizando las tareas que el
profesor entregaba y dedicando
mucho tiempo al estudio.
Pero, al mismo tiempo, tuvo
algunos “encontrones” con
niños mayores.
15. Bueno, cabrito. Te
voy a prestar este
cuchillo para cortar
azúcar. Me lo traes a la
tarde sin falta.
Gracias, don
Ignacio.
Ya, Prat, no
te puedes
arrancar.
¡Sí, “mateíto”,
enséñanos a
pelear!
¡Ja, ja!
¿Quieren
aprender?
¡AAH, Prat tiene
un machete!
¡Huyamos!
¡Mamáaaa!
Al día siguiente, Prat
fue donde un
almacenero vecino.
Entonces, al
llegar a la
escuela...
16. Mire, señor. Ese
es el machete.
¿Cómo es
posible esto,
señor Prat?
Fue sólo para
asustarlos,
señor.
¡Ah! ¡ Así fue
la cosa entonces!
Bien. Ustedes
tendrán su castigo
por cobardes.
Y usted, señor Prat,
por su arrojo.
Vuelvan a clases.
Los agresores rápidamente
regresaron acompañados por
el Director de la escuela...
Arturo Prat continuó con su desarrollo
normal en la escuela como todo niño, jugando,
aprendiendo, estudiando y compartiendo.
Ellos me amenazaron
ayer con palos y hoy
me iban a pegar entre
los tres.
17. La vida familiar del clan de don Pedro
Chacón era muy activa, desarrollando
todas las semanas entretenidas reuniones
y tertulias, donde Arturo Prat pudo
conocer a distintos parientes.
18. Hola Lucho.
Hola Arturo.
¿Vamos a comernos los
pasteles?
Entre éstos destacaba don Jacinto Chacón,
hermano de la madre de Arturo Prat, personaje
que tenía una atrayente personalidad.
Se había casado con doña
Rosario Orrego, viuda de don
Juan José Uribe, con quien
había tenido un hijo, Luis Uribe.
Con la enfermedad de don Agustín
avanzando, doña Rosario buscó apoyo en su
hermano Jacinto, quien ejercería una
significativa influencia en los Prat Chacón.
Un nuevo ataque de parálisis
afectó otra vez al padre
de Arturo Prat. La situación
económica se hizo precaria
y doña Rosario, con serias
dificultades, debía velar por
sus cinco hijos.
E r a m a e s t r o d e
oratoria sagrada,
literatura e historia,
a lo que sumaba su
afición a la poesía, la
teología y el derecho
público, satisfaciendo
sus dotes de escritor
e intelectual.
19. Los esporádicos trabajos
como profesora sólo
alcanzan para reunir un
exiguo presupuesto familiar.
Su hermano Jacinto llegó,
como siempre, con una solución,
la que sería decisiva...
Arturo, existe la
posibilidad de que puedas
ingresar a la Escuela Naval como
cadete por la provincia de
Arauco, en una de las dos becas
por provincia que ha dado el
presidente Montt.
Así es, mi niño.
Luchito Uribe ha
decidido postular
también.
Están abiertas
las puertas, pequeño.
Pero debe ser una
decisión totalmente
tuya.
Tío Jacinto,
entonces yo
salto y la tomo.
Y así fue. Arturo Prat envió su solicitud el 24 de junio
de 1858 y el 12 de agosto fue nombrado cadete naval.
El día 24 rindió sus exámenes de admisión, los que
fueron aprobados totalmente, ingresando el 28 de
agosto junto a Luis Uribe a la Escuela Naval, ambos
apadrinados por don Jacinto Chacón.
20. El primer domingo de salida, Prat y
Uribe salieron con don Jacinto,
luciendo sus flamantes uniformes
náuticos por las calles de Valparaíso.
Aquí es,
muchachos.
Pasen...
adelante,
señores.
Aquí le traigo a
estos jóvenes cadetes, don
Matías. Su entrada a la
Escuela Naval amerita un
recuerdo.
Está todo
preparado ya,
don Jacinto.
Junto con los dos niños ingresaron también sus compañeros.
Ninguno de ellos podría imaginarse que en el futuro serían
recordados como el “Curso de los Héroes”. Entre otros,
figuraban Carlos Condell, Juan José Latorre, Constantino
Bannen, Jorge Montt, Wenceslao Frías, Guillermo Peña,
Carlos Moraga y Miguel Gaona.
21. Tomen posición,
por favor, y eviten
moverse demasiado.
Posición de
firme,
muchachos.
Durante su primer año en la Escuela Naval, Arturo
Prat sometió a prueba su estirpe sureña,
sobreponiéndose a la distracción, las dificultades
en las matemáticas, las pruebas físicas y a la
lejanía de su hogar.
22. Pero con sacrificio
y mucho tesón
venció toda clase
de obstáculos.
Paralelamente,
su contextura
débil y enfermiza
fue cambiando
hasta adquirir un
gran vigor.
En base a distintos sucesos,
como juegos y distracciones
(incluyendo algunas pequeñas
riñas con compañeros y
amigos), su personalidad se
fue desarrollando.
¡Condell, al encierro
por pegarle a Prat!
¡Prat! ¡Por pelear
con Condell, cuatro
horas de arresto!
¡ Ja,ja,ja!
Al finalizar 1859,
Arturo Prat recibe
una medalla de plata
por sus logros en los
estudios, seguido de
otras distinciones.
23. Ese mismo año comienza su aprendizaje
náutico, embarcado en el vapor
“Independencia” hacia Caldera y luego a
la costa de Arauco.
Durante el viaje, los
cadetes son instruidos en
emocionantes ejercicios de
vela y aparejo.
¡Esto es
espectacular,
cabros!
De vuelta en Valparaíso, los
cadetes recibieron, en enero
de 1860, una importante
noticia.
Señores cadetes, debo
informarles que a contar de
la próxima semana deberán
embarcarse en la corbeta
“Esmeralda”.
24. Era esta nave una bella corbeta de casco de madera
y aparejo de tres palos. Desplazaba 850 toneladas
y cuatro calderos producían 200 HP de sus máquinas,
lo que con su velamen le permitía alcanzar una
velocidad máxima de entre 7 y 8 millas por hora.
Los cadetes abordaron entusiasmados
el orgullo de la Armada chilena,
siendo recibidos por el estricto
comandante José Anacleto Goñi.
Arriba. Rápido,
señores.
Prat pudo pisar por primera
vez la toldilla de popa de
la capitana.
Había sido construida en los astilleros ingleses de Northfleet entre
diciembre de 1854 y septiembre de 1856. Su lema eran las palabras que
ocupó como santo y seña Cochrane y sus marinos en la captura de la
primera “Esmeralda”, en la bahía de El Callao en 1820: “Gloria y Victoria”.
25. Pronto comenzaron
los ejercicios de
artillería y marinería.
¡ Fuegooo! Embarque y desembarque,
simulacros de combate y
abordaje...
Los primeros viajes a bordo
de la “Esmeralda” son a
Quintero y, durante 1861,
a Talcahuano y Lota, como
también al Archipiélago de
Juan Fernández.
El 13 de julio de 1861, Prat egresa
de la Escuela Naval en calidad de
guardiamarina sin examinar.
Felicitaciones,
hijo mío.
26. El 1 de octubre, mientras la “Esmeralda” se
hallaba fondeada en Valparaíso, un pontón
francés, llamado “Infernal” y en cuyo interior
había importantes suministros de explosivos y
municiones, de improviso comenzó a arder.
¡Se quema el
“Infernal”!
¡Debemos sofocar ese
incendio! ¡Puede estallar
y causar problemas!
Varios botes fueron despachados
en su auxilio desde la “Esmeralda”.
Uno de ellos iba comandado por
el guardiamarina Arturo Prat, de
tan sólo trece años.
El pontón francés fue
abordado por Prat y los
marinos bajo su mando.
¡Rápido, debemos
apagar el fuego!
27. Después de más de dos horas el
incendio se hizo incontrolable, por
lo que los marinos chilenos tuvieron
que abandonar el “infernal”.
Se trató de echarlo a pique
desde una lancha a vapor
con un cañón de bote.
Esta cuestión no
se hunde nunca, mi
guardiamarina. Y está
lleno de pólvora.
Es cuestión
de tiempo,
marinero.
Repentinamente el “Infernal”,
haciendo honor a su nombre,
explosionó violentamente
frente al bote de Prat, lo cual
obligó a todos a arrojarse al
suelo para cubrirse.
El único que
se mantuvo de
pie había sido
Arturo Prat...
El buque, lentamente,
se fue sumergiendo en
las profundidades.
28. Luego de este incidente, la
“Esmeralda” zarpó rumbo a
Mejillones, en el norte de
Chile, para defender los
intereses de nuestros
connacionales frente a las
autoridades bolivianas de
Cobija.
Después de permanecer un
tiempo en el litoral
nortino, la capitana
regresó al sur en 1863,
pero cuando navegaba a la
altura de Totoralillo, en
medio de una densa niebla...
¡Rayos!...
¿Qué fue
eso, Prat?
Parece que
tocamos
fondo, Montt.
Así había acontecido. El choque de la corbeta
con las rocas produjo una avería considerable,
debiendo ser remolcada hasta Valparaíso.
Prat se reúne con sus compadres Juan
José Latorre, Luis Uribe y Jorge Montt.
Muchachos, ha
surgido la posibilidad de
zarpar hacia California, en
los Estados Unidos.
¿Pero
cómo?
Se está
pensando enviar la
“Esmeralda”a los astilleros
del río Sacramento, en San
Francisco, para que allí sea
reacondicionada.
29. Prat y Uribe tienen la ocasión
de reunirse con sus familias en
Valparaíso.
Estoy expectante.
Esto de viajar por el mundo
nos tiene a todos los que
formamos parte de la
tripulación realmente
ansiosos.
Entre los asistentes a la tertulia
estaba la joven Carmela
Carvajal. Ella era huérfana de
padre y madre y por esa razón
vivía junto a su hermano mayor,
José Jesús, quien se encontraba
casado con Concepción Chacón,
hermana de la
m a d r e d e
Arturo Prat.
La química y afinidad entre los
dos muchachos había hecho lo
suyo, surgiendo un idilio entre
Carmelita y Arturo.
Las estaciones
que cubrimos en el norte
a veces resultan irritantes.
Incluso hay semanas de
ocio obligado.
Quizás el viaje
a Sacramento sea
más entretenido.
30. ¡Muchachos, les
tengo noticias!
¿Qué pasó?
De regreso los recibió Carlos
Condell con noticias...
El viaje a Sacramento
ha sido cancelado. El lugar
de las reparaciones fue
sustituido por el varadero
de Huito.
¡Chiloé! Y yo que quería
aprender inglés.
Prat, incluso, confesaría a su
madre en una carta el “pecado de
haber llegado a leer novelas
románticas para matar el tiempo”.
La “Esmeralda” debió viajar
entonces a la costa oriental
de la Isla Grande de Chiloé,
al solitario Huito, donde fue
sometida a reparaciones por
varias semanas.
La tripulación tuvo que
soportar con tedio la soledad
de la región y las inclemencias
del tiempo.
31. Ya reparada, la corbeta chilena debió zarpar una
vez más hacia Mejillones, donde los problemas
entre chilenos y bolivianos no cesaban.
Durante estas estaciones, Prat se esforzaba en
poner al día su libro de memorias, descripciones
y planos de puertos, experiencias a bordo, etc.
Y así, el 21 de julio de
1864, en Valparaíso...
De esta manera
finaliza mi exposición,
mi Comandante.
¡Excelente, señor Prat!
¡ Magníficamente
presentado!
¡Felicitaciones,
señor Prat! Su examen ha
sido aprobado con
mención especial de
competencia.
Gracias, mi
comandante
Williams.
Y es más,
solicitaré de
inmediato que usted
sea trasbordado a la
“Esmeralda”, bajo mi
mando.
Será un honor
seguir bajo sus
órdenes, mi
Comandante.
Tengo que
estar bien preparado
para los próximos
exámenes de
Guardiamarina.
32. Más tarde...
Un brindis por
nuestros muchachos,
Arturo y Lucho, los
nuevos guardiamarinas de
la Armada de Chile.
¡Bravo!
¡Bravo!
Gracias, tío
Jacinto.
Muchas felicidades,
Arturo. Estoy muy
orgullosa de tí.
Gracias,
Carmelita.
Ya sólo te
falta un buque
propio.
No, ya lo tengo. He
sido confirmado en mi
querida “Esmeralda”.
¡Salud por
nuestra
capitana!
33. Mientras esto ocurría, la situación internacional
del Perú era sumamente delicada, debido a la
presencia de la flota de guerra de España en
sus costas. El país ibérico exigía al Perú reconocer
las deudas contraídas por el Virreinato y que
estaban impagas al declararse la independencia.
Al no acatar el Perú esa demanda, la
escuadra española ocupó las islas peruanas
de Chinchas, en abril de 1864.
El único país americano
que reaccionó ante este
hecho fue Chile.
Se organizó un Congreso Americano en Lima, para
tratar de atenuar las diferencias entre hispanos
y peruanos. La “Esmeralda” zarpó en septiembre,
llevando consigo una delegación encabezada por
don Manuel Montt.
Pero las conversaciones llevadas
a cabo no llegaron a buen
término, debido a problemas
internos del Perú.
Asumió el mando de la escuadra
española el almirante José
Manuel Pareja, quien recibió
orden de zarpar hacia Chile
para exigir disculpas públicas
por las manifestaciones
hostiles contra España.
El almirante Pareja era hijo del
general fallecido en Chile durante las
campañas de Independencia de la Patria
Vieja, y por esta razón mantenía un
resentimiento contra el pueblo chileno.
34. Se ordenó, entonces, a la corbeta “Esmeralda”
entrar al dique “Duprat”, reembarcar su
artillería y alistarse para zarpar.
Ten mucho cuidado,
Arturo, y compórtate
como siempre lo has
hecho.
El 17 de septiembre arribó
frente a Valparaíso la
poderosa escuadra española.
Desde la cubierta de la
“Esmeralda”, el comandante
Williams y su tripulación
observaron la llegada de las
naves españolas.
Señores, esa imponente
fragata de 46 cañones es la
“Villa de Madrid”, comandada
por el almirante Pareja.
Así lo haré, mamá.
Te tendré en mis
pensamientos.
35. Señor
Thomson, ordene a
los hombres alistarse para
zarpar junto con el
vapor “Maipú”.
De la “Villa de Madrid” se desprende un bote
llevando un ultimátum del almirante Pareja
a las autoridades chilenas, exigiendo saludar
al pabellón español con 21 cañonazos y
dar las satisfacciones correspondientes por
las ofensas a la Corona.
Tan pronto como el gobierno chileno recibió
el ultimátum, dio instrucciones al comandante
Williams Rebolledo para zarpar hacia Chiloé.
A su orden, mi
Comandante.
A la medianoche del 18
de septiembre, la
“Esmeralda” y el “Maipú”
levaron anclas y se
pusieron en movimiento.
Frente a las naves chilenas,
la escuadra española.
Señor
oficial, informe a los
chilenos que, de lo contrario,
quedarán rotas las relaciones
y las reclamaciones se harán
extensivas a una indemnización
de guerra.
36. Toda la tripulación chilena cubría con expectación
los puestos de zafarrancho de combate.
Lenta, pero resuelta
a todo, la corbeta
chilena pasó a
escasos cien metros
de la “Villa de
Madrid”, seguida del
vapor “Maipú”.
Es la corbeta
chilena “Esmeralda”,
señor Almirante. Dejémosla
salir... Pronto la
volveremos a
ver.
Ya fuera de la bahía, las dos naves chilenas tomaron
rumbo a Chiloé. El vapor “Maipú” no era una nave de
guerra, siendo recientemente artillado, y la “Esmeralda”
había logrado montar sus 16 cañones, teniendo una
tripulación de 120 hombres, a lo que se agregaba que
hacía agua a razón de 3 a 4 pulgadas por hora.
Mas el pueblo chileno no estaba
dispuesto a ser humillado, y su
respuesta al ultimátum de Pareja
fue la declaración de guerra
inmediata. De esta manera Chile,
empujado por la opinión pública,
entraba en un conflicto necio, a
manera de Quijote, defendiendo
la honra del Perú.
Pareja reaccionó
rápidamente, iniciando
las hostilidades con el
bloqueo a todos los
puertos chilenos.
No tendrán entrada
ni salida de ninguna
naturaleza.
37. Quizás
debamos felicitarnos
de esta situación, pues sería más
crítico el estado en que nos
dejarían si se les hubiera ocurrido
esto a punto de entablar
combate.
La pequeña flotilla chilena
arribó a Huito, donde
completó sus reparaciones.
Williams recibió instrucciones
para partir al Perú, tratando
de concertar una alianza y
efectuar un ataque sorpresivo
a la escuadra española.
Los chilenos llegaron al vecino país el 28 de octubre,
reuniéndose Williams con el almirante Lizardo
Montero, jefe de la escuadra peruana, pero...
Así es, comandante Williams.
A la oficialidad peruana no le interesa
operar con Chile contra los españoles,
mientras no se resuelvan los problemas
de gobernabilidad que afectan a
nuestra nación.
Williams decidió regresar entonces, sin
esperar el desenlace de los problemas
internos peruanos.
Creo que los peruanos se
encuentran en una especie
de guerra civil y por eso
no nos pueden acompañar,
Latorre.
El jefe chileno
había decidido
atacar de
“guerrilla” a la
flota hispana.
Terminamos
combatiendo
solos, amigos.
38. Señores
oficiales, he recibido la
noticia de que el vapor “Matías Cousiño”
ha sido capturado y ahora, junto a la nave
española “Virgen de la Covadonga”, se
hallan sosteniendo el bloqueo de
Coquimbo.
En tanto el “Maipú” se dirigía hacia
Chiloé, la “Esmeralda” llegó a Lebu,
donde Williams recibió noticias
importantes...
Mi intención es atacar
esa división de la flota hispana,
recuperando al “Matías” y
capturando a la “Covadonga”.
El teniente Manuel Thomson recibió
el encargo de organizar una
división de abordaje.
A su orden,
mi Teniente.
Verifique que cada
hombre lleve un
puñal y un revólver.
Nuestro santo y
seña será...
“Patria-Chile”.
Guardiamarina Prat,
usted ha sido asignado
para acompañarme en una
partida de abordaje.
39. La corbeta chilena navegó hasta llegar frente
a Tongoy, donde supo que la fragata española
“Blanca” se había sumado al bloqueo. Luego de
esto prosiguió su viaje al sur, y en la mañana
del 25 de noviembre...
¡Huuuumooooo
al suur!
Se creyó reconocer a la
“Covadonga” y toda la tripulación
se llenó de entusiamo, preparándose
para el combate.
Pero, al acercarse, se dieron cuenta que se
trataba del vapor chileno “Fósforo”...
¡Solemne chasco!...
es el “Fósforo”.
A la distancia
era parecido.
Mas la “Esmeralda” continuó su
proyectada cacería, y en la
mañana del 26 de noviembre de
1865, a la altura de Papudo...
¡Humo a
proaaa!
40. ¡A su
orden!
Tratando de evitar una fuga
precipitada de la nave
hispana, Williams ordenó izar
el pabellón inglés.
La “Covadonga” cayó en el engaño,
deteniendo su andar. No obstante, cubrió sus
puestos de combate. La “Esmeralda” continuó
acercándose hasta llegar a una distancia
conveniente.
Entonces, Williams
ordenó izar el
pabellón chileno y...
¡Baterías de
estribor...
FUEGOOOO!
Los cañones, dirigidos por los
guardiamarinas Prat, Latorre, Condell
y Montt, retumbaron frente a Papudo.
¡Esta vez sí
es la “Covadonga”, señores! ¡Teniente
Thomson, toque de zafarrancho de
combate!
41. ¡ Bravo,
muchachos!
¡Inutilizamos su
cañón de proa!
Un certero disparo cayó justo en el
centro del personal que servía el
cañón de proa de la nave hispana.
Los españoles intentaron escapar, pero
la distancia con la “Esmeralda” era muy
corta y, viendo inminente el desastre,
abrieron sus válvulas, al mismo tiempo
que arriaban su bandera.
¡Prepararse para
el abordaje!
¡Preparados, mi
Teniente!
La “Covadonga” respondió, pero la puntería de los
guardiamarinas chilenos causó serios destrozos en la
arboladura y casco de la goleta española.
42. Concluía el combate naval de Papudo
y se reunían, por primera vez, las dos
naves que en un futuro darían gloria
y orgullo a Chile.
43. Rápidamente, el grupo de abordaje
chileno, con Thomson y Prat a la cabeza,
saltaron sobre la cubierta enemiga.
¡Hyatt, revise las
válvulas de fondo por
si las han abierto para
hundir la nave!
¡ Allá voy,
mi Teniente!
La “Covadonga” ya tenía 4 pies de agua en la
bodega. El ingeniero Hyatt y sus hombres
actuaron de inmediato, deteniendo la inundación.
¡Ya, aquí están
las válvulas!
La tripulación española fue
trasbordada a la corbeta
chilena y Thomson asumió el
mando de la nueva nave de la
armada chilena.
Prat, ice
nuestra
bandera.
¡A su orden,
mi Teniente!
44. La “Esmeralda”, seguida por la
“Covadonga” y el “Maipú”, zarpó con
rumbo sur. Al llegar a Ancud, Arturo
Prat escribió a su madre, dejando un
vivo testimonio de sus sentimientos y
de los de sus compañeros de armas:
“ Hoy la senda de la gloria se nos
presenta a la vista, nadie vacila en
seguirla, todos la deseamos, pues en
Chile no es conocida la cobardía y en
nuestros buques se la desprecia”.
45. La victoria chilena de Papudo trajo consigo
muchas consecuencias importantes: el almirante
Pareja no soportó la derrota y se suicidó,
asumiendo el mando hispano Casto Méndez Núñez,
mientras el Perú declaró la guerra a España y
ordenó el zarpe de su escuadra hacia el sur para
unirse a la chilena.
La figura del comandante Juan
Williams Rebolledo fue elevada a
nivel de héroe. Todos los
participantes del combate fueron
ascendidos y recibieron una medalla
al honor obsequiada por Bolivia. El
ahora teniente Arturo Prat era
trasbordado a la “Covadonga”,
bajo las órdenes de Manuel
Thomson.
46. Por fin se reunieron las naves chilenas y peruanas en el estuario de
Challahué, estacionándose entre el continente y la isla de Abtao.
Para su infortunio, la nave peruana “Amazonas” encalló, perdiéndose
totalmente al igual que el vapor “Lautaro”, que luego del estallido
de su caldera quedó totalmente inmovilizado.
Williams Rebolledo se
reunió con los jefes
peruanos, entre los que
se encontraba el capitán
Miguel Grau.
Señores, partiré
con la “Esmeralda” hacia
Ancud en busca del
carbón y los pertrechos
que vuestras naves
necesitan.
De esta manera,
usted queda al mando de
la división estacionada en
Abtao, comandante
Manuel del Villar.
El día 5 de febrero de
1866 la”Esmeralda”
zarpaba, dejando a la
flota chileno-peruana.
Ésta estaba conformada por las naves peruanas
“Unión”, “América” y “Apurimac”, más la goleta
chilena “Covadonga”, encontrándose bajo el
mando de Manuel Thomson y entre cuyos
oficiales estaba el joven Arturo Prat.
47. Así, al amanecer del día 7, las poderosas
fragatas hispanas “Villa de Madrid” y “Blanca”
se presentaron frente al apostadero de
Abtao.
¡Es el
enemigo! ¡Todos
a sus puestos de
combate!
La flota chileno-peruana se formó en una sola
línea de fila cerrada, dominando las dos bocas
formadas por la punta norte de la isla de Abtao
y el continente.
La “Blanca” se asomó por la boca
del puerto, siendo recibida por una
descarga cerrada de artillería...
Había comenzado el combate
de Abtao. Las naves rivales se
enfrascaron en un cañoneo
sin descanso por más de dos
horas.
Pero mientras Williams
emprendía su viaje, la
escuadra española buscaba
venganza de la derrota
de la “Covadonga”,
merodeando por los mares
del sur de Chile tratando
d e e n c o n t r a r e l
apostadero aliado.
48. La fragata hispana
“Blanca” fue afectada
por un tiro bajo la línea
de flotación, viéndose
obligada a refugiarse
tras un islote.
¡Se han varado!
¡Vamos! ¡Proa hacia
la “Blanca”!
Con una audacia sin límites, Thomson
lanzó a la “Covadonga” rumbo a la nave
española con la idea de cañonearla.
Mas la nave española, aún
operativa, recibió con una
granizada de proyectiles a
la pequeña nave chilena.
La tripulación, sorprendida,
se arrojó sobre cubierta
mientras los disparos pasaban
sobre sus cabezas...
49. Thomson se disponía a reprochar la actitud de sus hombres,
cuando observó que uno solo se había mantenido en pie.
Era el teniente Prat,
quien conservaba la
mayor tranquilidad.
La “Covadonga” se mantuvo por casi 10 minutos
enfrentándose a las dos naves españolas...
un cañón contra noventa y seis...
Luego de más de 1.500 cañonazos
entre ambos contendientes sin
resultados positivos, las fragatas
hispanas se retiraron.