1. Mikel Arizaleta | Traductor
Justo Pastor Manso
También Justo Pastor Manso, como otros prohombres bilbainos, está tatuado de fascismo y
dictadura. Quizá llegó la hora de cambiar de nombre a esta escuela de Altamira
Este maestro dejó huella en el Botxo. Hoy le recuerda una escuela en el barrio de Altamira y un
familiar en la política, que se llama Antonio Basagoiti Pastor, a quien precedió su tía como edil
del Ayuntamiento de Bilbao, la pepera Ascensión Pastor Parres.
A lo largo de los siglos la educación primaria estuvo en manos de instituciones dependientes de
la Iglesia. La escuela pública moderna tuvo su origen en el siglo XIX. Una serie de medidas
legislativas pusieron las bases de lo que acabó siendo un nuevo sistema educativo.
Pero vayamos a Justo Pastor Manso. En 1920, Bilbao contaba con 104 escuelas nacionales, 43 de
niños, 43 de niñas y 17 de párvulos (entendamos, no edificios: en cada edificio había tres
«escuelas», una de niños, otra de niñas y una de párvulos) y 71 escuelas municipales, 24 de
niños, 23 de niñas y 24 de párvulos.
En total 8.517 niños escolarizados en centro públicos. Pues bien, hay un hecho en los anales de
la Villa, que define a este maestro, que fue director de las escuelas municipales de la Villa en
años de República y amigo de vida y tertulia del nacionalista Francisco de Arano, dueño de una
librería en la plaza de Santiago -que se alargaba por el cantón de los Luciano, el actual Txomin
Barullo- y de una imprenta en la calle El Perro.
Por amistad y negocio en esta imprenta se imprimía todo el material escolar de todas las escuelas
municipales de la villa. La economía de los Arano era boyante.
El hijo de Francisco Arano, Patxo, se casó con Leonor, presidenta de las emakumes del Batzoki
de Matiko. Pero se alzaron los militares y fachas en el putsch del 36 y Patxo y Leonor ingresaron
en la cárcel por ser nacionalistas vascos y los Pastor, por ser nacionalistas españoles e impulsores
de Franco y el golpe, fueron adquiriendo fama y prestigio.
Lo que fue amistad y camaradería en tiempos de la República se convirtió en distancia y un no te
conozco en tiempo de guerra y dictadura.
Matilde y Asun Txiki Arano, hijas de Francisco Arano, que anteriormente vivieron en un piso en
Gran Vía 18 -la actual librería del Corte Inglés- terminaron viviendo apoyadas por la caridad.
Recordar que también Diego Basterra, por entonces arquitecto provincial de Bizkaia y, junto con
Ricardo Bastida, coautor del edificio del Instituto Miguel de Unamuno de Licenciado Poza, sería
encarcelado hasta 1940, depurado políticamente y destituido de su puesto de funcionario por ser
nacionalista vasco.
También Justo Pastor Manso, como otros prohombres bilbainos, está tatuado de fascismo y
dictadura. Quizá llegó la hora de cambiar de nombre a esta escuela de Altamira.