El documento presenta una exposición artística de Elisabetta De Luca que amalgama luz, fluidos y colores para plantear una correlación entre lo interior y exterior. La obra actúa más allá de su materialidad como lugar de reflexión simbólica y trascendental. Cada parte de la obra instaura un vocablo que compone una letanía en la que la artista incide, sugiriendo lo sonoro de forma silenciosa.