El documento describe el pensamiento simbólico como la capacidad de sustituir la realidad por algo que la represente, como los símbolos y signos. Explica que los símbolos permiten captar rápidamente una representación u objeto y no son materiales, mientras que las señales sí lo son. Además, señala que la inteligencia requiere equilibrar la asimilación de la realidad con la acomodación a ella y que la capacidad de imitación diferida es fundamental para los procesos simbólicos y de uso de herramientas