Este documento presenta dos modelos de oración eucarística para los tiempos de Adviento y Navidad basados en los escritos de Santa Teresa de Jesús. Para Adviento, la oración se divide en tres pasos: entrar, permanecer y salir, enfocándose en el amor de Dios. Para Navidad, las poesías de Santa Teresa contemplan al Niño Jesús nacido para salvarnos. El obispo anima a las comunidades a utilizar estos recursos para fortalecer su fe.
2. Diócesis de Jaén
Mis queridos hermanos. Después de haber celebrado el Encuentro Eucarístico
Diocesano de este curso pastoral 2014-2015 en torno a la figura de Santa
Teresa de Jesús y bajo el título «Oh hermosura que excedes a todas las
hermosuras», comenzamos los ciclos de oración eucarística con motivo de
los tiempos litúrgicos de Adviento y Navidad.
El domingo 30 de noviembre comienza el Adviento como preparación a la Navidad.
Tenemos cuatro semanas por delante donde podemos aprovechar o bien el
primer jueves de mes o cualquier día que veamos oportuno para hacer la
oración eucarística.
Para el tiempo de adviento he querido reproducir de nuevo, el modelo que prepararon
las hermanas nazarenas para el encuentro Eucarístico Diocesano. Partiendo
de los textos de Santa Teresa se ofrece una oración en tres pasos: entrar,
permanecer y salir.
Para el tiempo de navidad he tomado de las poesías de Santa Teresa que con una
literatura sencilla y accesible une el misterio de la encarnación con el misterio
de la redención. Con asombro y estupor, Santa Teresa cuestiona al hombre
que hace sufrir a Cristo, aún viniendo este para amar y salvar.
Espero que estos materiales sean de vuestro agrado y sobre todo un servicio útil a
vuestras comunidades. Os pido encarecidamente que lo hagáis extensivo a
todos, que lo deis a conocer, porque a veces detecto que hay parroquias y
comunidades que no conocen ni el encuentro Eucarístico Diocesano ni estos
materiales. Si hacemos un esfuerzo desde la Diócesis es porque creemos
que puede ayudar a todos, no tiene mayor pretensión.
Muchas gracias y os deseo lo mejor en estos ciclos litúrgicos y en el año nuevo que se
avecina.
Con mi oración y comunión en el Señor Jesús Eucaristía.
Mariano Cabeza Peralta
Promotor Diocesano
del Culto Eucarístico
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico
3. ADVIENTO DE LA MANO
DE SANTA TERESA DE JESÚS
«OH HERMOSURA QUE EXCEDÉIS TODAS LAS HERMOSURAS»
MONICIÓN AMBIENTAL:
Adviento, tiempo de espera, tiempo de esperanza, es el Señor el que llega, ven a
salvarnos Señor.
La Iglesia en oración, vigilante, despierta, con la llama de la fe bien encendida en la
noche de los tiempos, y hay tiempos más tenebrosos que otros. Cristo es nuestra luz,
desde el faro luminoso de la custodia, brilla para el mundo entero el haz luminoso de
Cristo. En este adviento, de la mano de Santa Teresa de Jesús, en el V Centenario de su
nacimiento, nos ponemos en tu presencia Señor, para llenarnos de ti, para decir con la
Santa de Ávila: ¡Solo Dios basta!
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Al comenzar este momento de adoración, nos ponemos en presencia del Señor, nos
hacemos consciente de que Él está aquí; Él nos mira, nos conoce, nos penetra con su
luz, Él está presente delante de nosotros en estos momentos.
Invoquemos al Espíritu Santo para que él se derrame sobre nosotros y nos haga
criaturas nuevas a imagen de Jesús, capaces de amar, creer y esperar.
CANTO: VEN ESPÍRITU DE DIOS SOBRE MÍ.
Aquí, en la Presencia de Jesús Sacramentado, de la mano de Santa Teresa de Jesús,
meditaremos sobre tres palabras con las que el Señor nos interpela y nos invita: entrar,
permanecer y salir.
EL SEÑOR NOS INVITA A «ENTRAR»
Escuchemos lo que nos dice Santa Teresa de Jesús:
4. «Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad
estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama»
«Para aprovechar mucho en este camino de oración, no está la cosa en
pensar mucho, sino en amar mucho; y así, lo que más os despertare a amar,
haced eso». (Santa Teresa de Jesús)
También el Beato Manuel González nos habla de la oración:
«¡La oración! (nos dice) ¡La llave de oro que abre de par en par el Corazón
de Jesús! ¡La luz divina que disipa todas las tinieblas y aclara todos los
misterios! ¡El bálsamo que cura las heridas del alma, sana los cuerpos y
perfuma la vida!... ¡Orar¡ ¿Hay algo más sabroso, consolador, reparador y
eficaz que la acción expresada por ese verbo? (Beato Manuel González)
PAUSA
El que está a la puerta y llama es quien sabemos nos ama. Es Él quien entra cuando le
abrimos. Y nos invita a entrar dentro de nosotros mismos, allí donde es posible la
relación porque Dios vive en cada uno. Así, nos hace salir de nosotros mismos para
estar con Él. Y lo hace cortejándonos, rogando, humildemente.
CANTO: NADA TE TURBE
EL SEÑOR NOS INVITA A «PERMANECER»
Escuchemos nuevamente a Santa Teresa, dejémonos enseñar por sus palabras y
transformémoslas en oración:
«No os pido más que le miréis…» «Mirad que no está Él aguardando otra
cosa…, sino que le miremos…»
«Si estáis alegre, miradle resucitado; si estás con trabajos o triste, miradle
en la columna lleno de dolores». (Santa Teresa de Jesús)
Para no despistarse en este camino «pongamos los ojos en Cristo», que era para Teresa
«Libro Vivo». A veces será duro, pues seguir a Jesús es «ser siervos del amor», pero
no tengamos dudas de que es posible pues Dios nos lo ha dado ya todo en su Hijo.
Aunque Teresa no sienta nada en la oración, permanece para dar gusto y servicio al
Señor. «Guíe su Majestad por donde quisiere». Esta actitud es clave para mantener y
fortalecer la amistad.
5. «El Corazón de Jesús en el Sagrario me mira. Me mira siempre. Me mira
en todas partes… Me mira como si no tuviera que mirar a nadie más que a
mí. ¿Por qué? Porque me quiere, y los que se quieren ansían mirarse» (Don
Manuel González García)
CANTO: PERMANECED EN MI AMOR.
EL SEÑOR NOS INVITA A «SALIR»
«El mirar de Dios es amar y hacer mercedes»… «Basta una merced de estas
para trocar toda un alma»… «La misma alma no se conoce a sí» (Santa
Teresa de Jesús)
Dios es quien actúa y transforma a la persona de tal manera que si esta está atenta a lo
que Dios hace en ella, ve que da mucho más de lo que puede. Dios crea en nosotros el
amor y el don, la capacidad de relación; nos recrea. «Podemos vivir de otro modo
porque somos otra cosa mejor de lo que superficialmente nos descubrimos».
Conocerse es conocer las gracias que uno ha recibido de Dios, las maravillas que ha
hecho en mí.
«Cuando yo veo ciertas personas muy encapotadas cuando están en
oración… ¡y piensan que allí está todo el negocio! Que no, hermanas, no:
obras quiere el Señor, y que si ves a una enferma a quien puedes dar algún
alivio, no te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si
tiene algún dolor te duela a ti; y si fuere menester lo ayunes para que ella
lo coma» (Santa Teresa de Jesús)
«Madre querida, que mi alma sea sagrario en el que se quede el Jesús de
mi Comunión y que el bienestar que a mi alrededor siembre mi abnegación
silenciosa y constante sea la lámpara que lo acompañe y lo dé a sentir»
(Beato Manuel González García)
CANTO: UBI CARITAS
6. ORACIÓN PARA EL V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DE JESÚS:
Dios, Padre nuestro, te alabamos y te bendecimos,
porque nos concedes la gracia de celebrar
el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Señor Jesucristo, «amigo verdadero», ayúdanos a crecer en tu amistad,
para que, como Teresa, hija de la Iglesia,
demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades de la Humanidad.
Espíritu Santo, ayúdanos a avanzar,
«con limpia conciencia y humildad»,
en el camino de la vida interior,
cimentados en la verdad,
con renovado desprendimiento,
y amor fraterno incondicional.
Como Teresa de Jesús,
maestra de espiritualidad,
enséñanos a orar de todo corazón:
«Vuestra soy, Señor, para Vos nací
¿qué mandáis hacer de mi? Amén.
MONICIÓN FINAL:
La Virgen María, madre del Señor y madre de la Iglesia es figura del tiempo de Adviento
porque ella supo mejor que nadie aguardar el consuelo de Israel que llevaba en sus
entrañas. A ella vamos a dirigir nuestra oración en presencia de su divino Hijo que
mira a la Virgen María con los ojos del amor, ese amor que todo lo puede:
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al
encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y
todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras
enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos
y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.
7. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a
Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con
el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa
María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre
muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y,
si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver e El, mediante la confesión de nuestras
culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma. Te
suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos,
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la
paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos
llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro
Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos
de los siglos, Amén.
(SAN JUAN PABLO II)
8. NAVIDAD DE LA MANO
DE SANTA TERESA DE JESÚS
¡OH PRECIOSO AMOR, QUE VA IMITANDO
AL CAPITÁN DEL AMOR, JESÚS, NUESTRO BIEN! (SANTA TERESA DE JESÚS)
MONICIÓN AMBIENTAL:
Nos dice Santa Teresa de Jesús en su libro de las moradas: «porque no hay
encerramiento tan encerrado adonde él no pueda entrar, ni desierto tan partado
adonde deje de ir».
Celebrar este tiempo de Navidad es recordar con inmenso gozo que Dios busca al
hombre haciéndose hombre para no asustarlo ni abrumarlo con su omnipotencia.
Cristo viene a buscarnos, ovejas de su rebaño, especialmente a las más perdidas, a las
más apartadas o heridas por las garras del dolor.
Es sólo dejarnos alcanzar por él, dejarnos alcanzar por su amor, por su mirada profunda
que nos salva del abismo.
Buen momento este, aquí junto a él, ante su presencia y en este año, de la mano de
Santa Teresa de Jesús, en el V Centenario de su nacimiento. Sus poesías llenas de ternura
nos harán contemplar al esposo amado, al divino humanado que da la vida por
nosotros.
JESÚS CONFÍO EN TI
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor.
Cuando te entregues a mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.
No te desesperes, no me dirijas una oración agitada,
como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos,
cierra los ojos del alma y dime con calma: Jesús confío en Ti.
(Repetimos todos: Jesús confío en Ti).
Evita las preocupaciones angustiosas
y los pensamientos sobre lo que puede suceder,
No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas.
Déjame ser Dios y actuar con libertad.
9. Entrégate confiadamente en mí, reposa en mí, y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente: Jesús confío en Ti.
(Repetimos todos: Jesús confío en Ti)
Lo que más te daña querer resolver las cosas a tu manera.
No seas como el paciente que le dice al médico que lo cure, pero le dice el modo de
hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, yo te amo.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración,
Sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a todas horas: Jesús confío en Ti.
(Repetimos todos: Jesús confío en Ti)
Necesito las manos libres para poder obrar,
no me ates con tus preocupaciones inútiles.
El maligno quiere agitarte, angustiarte,
quitarte la paz. Confía en mí.
Reposa en Mí.
Entrégate a Mí.
Yo hago los milagros en la proporción de la entrega
y de la confianza que tienes en Mí.
Así que no te preocupes, echa en mí todas tus angustias y duerme tranquilo.
Dime siempre: Jesús confío en Ti, y verás grandes milagros.
Te lo prometo por mi amor.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio ahora y siempre
Por los siglos de los siglos. Amén.
10. AL NACIMIENTO DE JESÚS
Misterio de amor el de la encarnación de nuestro Dios omnipotente que siendo
soberano y el más grande entre los grandes se hace pequeño y pobre, para rescatar al
pobre entregando como adeudo su propia vida. Preciosa poesía de Santa Teresa al
nacimiento de Jesús.
Hoy nos viene a redimir
un Zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios omnipotente.
Por eso nos ha sacado
de prisión a Satanás;
mas es pariente de Bras,
y de Menga, y de Llorente.
¡Oh, que es Dios omnipotente!
Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
y muere crucificado?
¿No ves que mató el pecado,
padeciendo el inocente?
Gil, que es Dios omnipotente.
Mi fe, yo lo vi nacido
de una muy linda Zagala.
Pues si es Dios ¿cómo ha querido
estar con tan pobre gente?
¿No ves, que es omnipotente?
Déjate de esas preguntas,
muramos por le servir,
y pues El viene a morir
muramos con El, Llorente,
pues es Dios omnipotente.
11. PARA NAVIDAD
Decía el apóstol San Pablo, «si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros»
(Rom 8,32). Nada que temer desde ahora porque Dios se ha hecho hombre para
conducirnos como buen pastor de nuestras vidas.
Santa Teresa en esta poesía para el tiempo de Navidad une el misterio de la encarnación
con el de la pasión, el que nace viene para dar la vida por nosotros, pero no debemos
de temer sino unirnos siempre a él, en una comunión plena por amor.
Pues el amor
nos ha dado Dios,
ya no hay que temer,
muramos los dos.
Danos el Padre
a su único Hijo:
hoy viene al mundo
en pobre cortijo.
¡Oh gran regocijo,
que ya el hombre es Dios!
no hay que temer,
muramos los dos.
Mira, Llorente
qué fuerte amorío,
viene el inocente
a padecer frío;
deja un señorío
en fin, como Dios,
ya no hay que temer,
muramos los dos.
Pues ¿cómo, Pascual,
hizo esa franqueza,
que toma un sayal
dejando riqueza?
Mas quiere pobreza,
sigámosle nos;
pues ya viene hombre,
muramos los dos.
Pues ¿qué le darán
por esta grandeza?
Grandes azotes
con mucha crudeza.
Oh, qué gran tristeza
será para nos:
si esto es verdad
muramos los dos.
Pues ¿cómo se atreven
siendo Omnipotente?
¿Ha de ser muerto
de una mala gente?
Pues si eso es, Llorente,
hurtémosle nos.
¿No ves que Él lo quiere?
muramos los dos.
12. PASTORES QUE VELÁIS
En la noche de Belén los pastores guardaban sus rebaños y de repente, una luz del
cielo, un coro angélico que alababa y glorificaba a Dios y aquellos sencillos hombres,
rudos pero nobles, se les anunció que en Belén de Judá había nacido el Mesías.
Santa Teresa se une a este anuncio, es como ángel que lleva la nueva buena a los
pastores, con el asombro agridulce de las anteriores poesías, el dulce del nacimiento
de Dios, el agrio de su penoso destino a manos de los hombres. Misterio de amor,
misterio de redención.
¡Ah, pastores que veláis,
por guardar vuestro rebaño,
mirad que os nace un Cordero,
Hijo de Dios Soberano!
Viene pobre y despreciado,
comenzadle ya a guardar,
que el lobo os le ha de llevar,
sin que le hayamos gozado.
Gil, dame acá aquel cayado
que no me saldrá de mano,
no nos lleven al Cordero:
¿no ves que es Dios Soberano?
¡Sonzas!, que estoy aturdido
de gozo y de penas junto.
¿Si es Dios el que hoy ha nacido,
cómo puede ser difunto?
¡Oh, que es hombre también junto!
La vida estará en su mano;
mirad, que es este el Cordero,
Hijo de Dios Soberano.
No sé para qué le piden,
pues le dan después tal guerra.
Mía fe, Gil, mejor será
que se nos torne a su tierra.
Si el pecado nos destierra,
y está el bien todo en su mano,
ya que ha venido, padezca
este Dios tan Soberano.
Poco te duele su pena;
¡oh, cómo es cierto del hombre,
cuando nos viene provecho,
el mal ajeno se esconde!
¿No ves que gana renombre
de pastor de gran rebaño?
Con todo, es cosa muy fuerte
que muera Dios Soberano.
13. EN LA FESTIVIDAD DE LOS SANTOS REYES
Unos magos venidos de oriente, siguiendo el rastro de una estrella del cielo preguntan
por el rey-niño que ha nacido. Todo Jerusalén se conmueve, algunos para bien y otros
para mal. Esos magos que representan a la humanidad que busca a Dios porque como
decía San Agustín, el corazón del hombre no puede descansar hasta que no lo hace en
Dios.
Santa Teresa nos invita a seguir a los magos para ofrecernos también, cada uno de
nosotros, a Dios Niño con ellos.
Pues la estrella
vaya con los Reyes
No cures, Llorente,
es ya llegada,
la mi manada.
de buscar razón,
vaya con los Reyes
para ver que es Dios
la mi manada.
Llevémosle dones
aqueste garzón.
de grande valor,
Dale el corazón,
Vamos todas juntas
pues vienen los Reyes,
y yo esté empeñada:
a ver el Mesías,
con tan gran hervor.
vaya con los Reyes
pues vemos cumplidas
Alégrese hoy
la mi manada
ya las profecías.
nuestra gran Zagala,
Pues en nuestros días,
vaya con los Reyes
es ya llegada,
la mi manada.
14. MONICIÓN FINAL:
Hemos orado de la mano de Santa Teresa contemplando el misterio de la Navidad,
todo un Dios que se hace niño pequeño, en pobre portal y mísero pesebre. Lo hacemos
en el misterio eucarístico, todo un Dios omnipotente que se queda entre nosotros en
las humildes especies eucarísticas. Un misterio de accesibilidad que eleva al ser humano
hasta su Dios, hasta su amor y hermosura.
Terminemos con este poema de Santa Teresa de Jesús que dio lema al encuentro
Eucarístico Diocesano de este año 2014:
Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico
¡OH HERMOSURA
QUE EXCEDES A TODA HERMOSURA!
Oh hermosura que excedéis!
¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.
Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.
Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.