2. Hay mucha gente a
nuestro entorno
que no conoce a
Jesús o que lo ha
hecho a un lado...
ciegos de
nacimiento o
personas que han
perdido la vista.
3.
4. ¿Si conocieras el don de Dios?... esta pudiera
ser la pregunta a mucha gente que conocemos.
5. Uno de nuestros propósitos como
discípulos–misioneros de Cristo puede ser el
hablar de Él y su Reino como nos enseña el
mismo Señor en el pasaje de la samaritana.
6. 1. LA CONFIANZA
DE DIOS PARA
ENCONTRARSE
CON CADA UNO EN
LA REALIDAD DE
SU VIDA DIARIA.
7. Cada bautizado, es un discípulo-misionero
que va plasmando en su vida la vida de Cristo.
En este pasaje vemos en la sencillez de la vida
ordinaria a Cristo pidiendo de beber.
8. Sería bueno recordar ,
algunas cosas de la vida
ordinaria de Cristo, que no
están escritas en el
Evangelio.
Por ejemplo: ¿cómo se
levantaría cada día
temprano, de madrugada,
para tener tiempo para orar
en privado?
10. ¿Cómo sería cada uno de sus
días de ardua labor por
delante, y cómo adquiría la
fortaleza para completar la
jornada, no por medio de un
sueño más prolongado, sino
robándole tiempo al sueño
para acercarse en oración al
Padre fortalecedor.
11. De igual manera que nos
sucede a nosotros, cuando la
mañana llega a su fin, y
llegamos al mediodía, a la
hora del «Lunch», si estamos
acalorados y cansados y el sol
nos quema, podemos pensar
en nuestro texto: «Entonces
Jesús, cansado del camino, se
sentó junto al pozo. Era como
la hora sexta... ¡La hora del
Lunch!»
12. Cristo es el Misionero del
Padre y podemos imaginar
la vida de un misionero:
«Las zorras tienen guaridas,
y las aves del cielo nidos;
mas el Hijo del Hombre no
tiene dónde reclinar su
cabeza” (Lc. 9, 58)... ¿Dónde
comía Cristo cada día?
¿Dónde tomaba agua o
tomaría su siesta?
13. Entramos de lleno en la escena del relato de la
Samaritana. Imaginemos el lugar y los personajes.
Hay que sentir como si estuviéramos dentro de la
escena.
Juan Evangelista sabe dar
a sus relatos un ritmo
cinematográfico.
14. El episodio sucede en una ciudad de Samaria llamada
«Sicar», junto a un pozo.
Samaria, en tiempos de Jesús, era un lugar hostil. Los
judíos y los samaritanos no se trataban, por eso la
samaritana se sorprende de que Jesús le dirija la Palabra.
Tenemos un ejemplo de esa hostilidad entre judíos y
samaritanos en el evangelio de san Lucas, allí se cuenta
que cuando Jesús pasó por Samara camino de Jerusalén,
los samaritanos no quisieron recibirle, por lo que
Santiago y Juan tuvieron la «genial» idea de hacer bajar
fuego del cielo para abrasarlos a todos, lo cual les valió la
regañada del Señor... (cf. Lc 9,51-56).
15. Cristo está sentado allí
cansado, pero Él nunca
estaba demasiado cansado
para evangelizar un alma.
16. Cuántas veces se escuchan por ahí frases como
esta: ¡Estoy demasiado cansado para ir a Misa!,
¡Tengo demasiados problemas como para meterme
en más ayudando en la Iglesia! ¡Tengo tantas cosas
que resolver ($$$$$) y me piden dar en la colecta
para los pobres! ¡Quieren que vaya a ayudar a la
Iglesia, como ellos no tienen qué hacer!
17. No importa cuál sea la
situación que te tiene
cansado... siempre reserva
un poquito de tiempo para
hacer la obra del Señor. En
tu trabajo, en tu casa, en tu
escuela, en tu trabajo, en tu
vecindario tú eres un
bautizado las 24 horas del
día y por lo tanto eres un
discípulo-misionero.
18. 2. El interés de Cristo en la vida de
fe de la y nuestro interés, como
discípulos–misioneros, en la vida
de fe de los demás según nuestro
sacerdocio bautismal.
19. Jesús está sentado junto al pozo y
se encuentra con una mujer sin
nombre, un personaje que es
digna representante de un pueblo
de Dios «idólatra» y alguien que,
además, representa a cada uno de
los discípulos-misioneros con los
que Jesús se hace el encontradizo
aprovechando nuestra situación
de carencia y necesidad.
20. Jesús no hace ningún caso de
principios y normas que
marginen y excluyan a los
débiles. Mujeres, extranjeros,
pobres y enfermos eran poco
menos que «gentuza» de la que
un buen israelita debía
procurar apartarse para
mantener intacta su «pureza».
Jesús hace de esos «lugares de
abajo» un lugar privilegiado
para manifestar su salvación.
21. El relato tiene un claro sentido
bautismal, Jesús se presenta ante
la samaritana no sólo como
fuente de agua viva, sino como
quien nos hace ser «un
manantial capaz de dar la vida
eterna». Si me acerco a Él, se
remedia mi sed, y puedo dar a los
demás agua viva; puedo
ayudarles a salir de su desierto,
de su soledad, de su amargura y
desolación, y que lleguen a la
tierra prometida.
22. Esto es lo que hace el agua
del bautismo: nos lava de
nuestros pecados. Por ello la
Iglesia nos exige lavarnos de
tantas manchas que se nos
pegan por el camino.
Para eso tenemos el
sacramento de la
Reconciliación.
23. Nosotros tenemos que ser
portadores de la Verdad del
Evangelio. Nuestras casas,
son casas de bautizados.
Hijos que honran a sus
padres, padres responsables
de la fe de sus hijos, esposos
que se aman y se ayudan a
crecer, hombres de bien, y
mujeres de influencia en el
mundo.
24. El día de nuestro bautismo
recibimos el Agua Nueva de
Jesús. A través del «agua y
del Espíritu Santo»
comenzamos a formar
parte del pueblo de
Dios, renunciando al
pecado para vivir en la
libertad de los hijos de Dios.
25. «Cómo debemos agradecer
la gracia inmensa del
bautismo, que nos hizo hijos
de Dios sin mérito de
nuestra parte, sino que
gratuitamente lo
recibimos».
Beata María Inés Teresa
del Santísimo Sacramento.
26. Podemos revivir nuestro
bautismo quizá volviendo a ver
las estampas, fotos, videos.
Visitando o llamando a
nuestros padrinos si viven u
orando por su eterno descanso
si ya se nos han adelantado en
el camino hacia la vida eterna.
Sería muy bueno hacerlo en
familia. Que todo esto nos
ayude a renovar nuestra fe y
vivencia cristiana.
27. 3. Profetas desde nuestro bautismo
como Cristo, velando por que el
Reino llegue a los demás.
28. Veamos un poco más de
cerca a la mujer samaritana:
Su vida está marcada por la
carencia y la rutina
infecunda. Diariamente
debía ir a buscar agua, pues
carecía de ella.
29. Estaba seca también de
amor...no tenía marido, ¡y en
eso dijo la verdad!
Había tenido cinco, y su
compañero actual no era su
marido.
30. La Samaritana representa al pueblo idólatra, el
pueblo incapaz de saciar su sed de vida con los
numerosos dioses paganos a los que se había ido
aferrando. Recordemos que muchos profetas
utilizan la imagen de una esposa que se prostituye
para representar al pueblo infiel a Dios (cf. Oseas 1-
2; Ez 16,15ss; Jr 3...).
31. La referencia a los cinco maridos es una clara
alusión a las cinco ermitas de los dioses paganos
que se mencionan en 2 Re 17,24-41.
El sexto marido pudiera referirse a Yahveh, el Dios
verdadero que ella no reconoce como legítimo
Dios... ¡el que ahora tienes no es tu marido!
33. ¡Cristo es el único que puede saciar nuestra sed!
Los que beben de esta agua volverán a tener sed;
pero el que beba del agua que yo le daré,
jamás volverá a tener sed.
Porque el agua que yo le daré brotará
en él como un manantial de vida eterna (V. 13-14).
34. El Agua Viva que Cristo da, no
tiene precio y sin embargo es
gratis. Él nos lo da, lo instala
dentro de nosotros cuando uno se
abre a Él y esa agua corre dentro de
cada bautizado para vida eterna. Es
un agua viva, no es un agua
estancada, es un agua viva que
hace ruido, que promete vida y
gozo y esperanza, es un agua
fresca, es un agua aireada
oxigenada por su correr.
Es el agua del Evangelio.
35. «La salvación no se
compra ni se vende: se
regala. Es gratis».
dice el Papa Francisco.
(25/03/2014).
37. Al ver este relato, tenemos
que captar cómo aquella
mujer quería cambiar el tema
de la conversación. No quería
hablar de su vida personal
sino de teorías. ¡Una táctica
muy común en mucha gente!
(v 20).
38. La realidad es que la mujer
samaritana se encontraba ella sola
allí en esa plaza pública cogiendo
agua, cuando tomar agua del pozo
era algo social y un momento de
convivencia con los demás del
pueblo.
¡Jesús sabe de su vida!
«Señor, ya veo que eres un profeta».
39. Su vida, lejos de Dios, la había
orillado a la soledad...
Quizás las otras mujeres de la aldea decían:
¡hm! vamos a cuidarnos de esta
y cuando la veían
venir vigilaban al marido
y lo metían adentro de la casa
y cerraban las puertas y las ventanas.
40. Esa mujer era como Zaqueo,
como el hijo pródigo, como
Bartimeo, como la
Magdalena y como tantos
otros personajes de la
Escritura.
Esa mujer representa a la
humanidad lejos de Dios.
41. El Papa Emérito Benedicto XVI nos enseña al respecto: «La
petición que Jesús hace a la samaritana: “Dame de beber” (Jn
4, 7), expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere
suscitar en nuestro corazón el deseo del don del “agua que
brota para la vida eterna” (v. 14): es el don del Espíritu Santo,
que hace de los cristianos “adoradores verdaderos” capaces
de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23)».
(Mensaje de la Cuaresma de 2011).
42. Podemos ser adoradores
en espíritu y en verdad en
la medida en
que realmente nos
rindamos ante Él. Como
los Reyes Magos al estar
frente al Niño Jesús.
«Vieron al Niño con
María y, postrados,
le adoraron» (Mt. 2, 11).
43. Como los 24 ancianos en la
Liturgia Celestial que
describe el Apocalipsis, que
representan al pueblo de
Dios fiel. «Se arrodillan ante
el que está sentado en el
trono, adoran al que vive
por los siglos de los siglos y
arrojan sus coronas delante
del trono» (Ap. 4, 10).
44. Nosotros nos inclinarnos, nos
arrodillarnos, nos postrarnos
ante Cristo en la Eucaristía, con
un gesto físico que debemos
hacer con respeto, y
verdaderamente en actitud de
inferioridad absoluta ante
Quien nos posee, porque de Él
nos viene el Agua Viva.
45. Vamos al Sagrario en actitud
de quitarnos nuestras
coronas de orgullo, de
engreimiento, de vanidad,
de independencia ante
Dios. Nos postramos ante Él
adorándole en espíritu y en
verdad.
46. Nosotros también, como la
Samaritana, nos encontramos a
Jesús en el pozo, el pozo del
Sagrario, y sólo acudiendo a su
presencia, en ese pozo profundo del
Sagrario, beberemos paz, perdón,
serenidad y fortaleza, para
continuar luchando en este desierto
de la vida. De manera que a la luz de
este relato encontramos que hay
que acercarnos a ese pozo y orar.
47. La adoración ante Jesús
Eucaristía puede incluir la
oración, la lectura de la
Palabra de Dios con un
corazón abierto, la
meditación, el canto, la
contemplación, el rezo de
la Liturgia de las Horas y
muchas oraciones
formuladas... Eso es
adorar en espíritu y en
verdad.
48. En cada momento de
adoración eucarística,
como en cada Misa, está
María, con ella vamos al
Pozo del Agua Viva y junto
a ella nosotros también
decimos «Sí» a la voluntad
del Señor.
49. Sólo bebiendo de esta agua, los esposos
pueden permanecer fieles, sobrellevarse y
amarse. Sólo escuchando su palabra y
conversando con Él en la oración, los
sacerdotes podrán ser «pan partido» como
Jesús Eucaristía para los demás. Sólo estando
a solas con Cristo, los que quieran vivir la Fe
en su vida de solteros encontrarán prudencia
y fortaleza para vivir puros. Solo postrándose
ante él los religiosos podarán ser pobres,
castos y obedientes como Él.
¡Todos somos invitados a beber del pozo de
la Eucaristía!
50. «El evangelio dice que los
discípulos quedaron
maravillados de que su
maestro hablara con esa
mujer. Pero el Señor es más
grande que los prejuicios,
por eso no tiene temor de
detenerse con la samaritana:
la misericordia es más
grande que el prejuicio»
Papa Francisco.
23/03/2014.
52. Por el bautismo hemos sido hechos
hijos de Dios. En este santo sacramento
Dios nos ha dado a nosotros también
«AGUA VIVA».
Un agua que nos ha marcado como
discípulos-misioneros.
53. ¡Qué sorpresa se llevó la Samaritana aquel día! Su
fe sorprendida la arrastra a dejar el cántaro y a ir
corriendo a anunciar lo que ha visto y oído. Su fe
contagia de fe a sus paisanos, quienes terminan
confesando: «Éste es verdaderamente el Salvador
del mundo».
54.
55. Ella inmediatamente fue a buscar a otros. No se mostró
egoísta, pues quiso compartir lo que había encontrado. Y eso
es lo que Dios espera de todo aquel que ha sido alcanzado por
Cristo Jesús.
¡La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo
como misionera a compartir lo que aprendió como
discípula!
56. «El encuentro con Jesús,
cambia la vida y nos
llena de alegría».
Papa Francisco,
23/03/2014.
57. La mujer Samaritana
inmediatamente fue a buscar
a otros. No se mostró
egoísta... ni demandó a Jesús
porque le descubrió quien
era... pues quiso compartir lo
que había encontrado: «¡Me
ha dicho todo lo que he
hecho!» (vv. 29 y 39).
Y eso es lo que el Padre espera
de todo aquel que ha sido
alcanzado por Cristo Jesús.
58. Sólo buscando a Cristo
«Agua Viva», los que
quieran vivir la Fe
encontrarán sabiduría,
prudencia y fortaleza para
vivir.