1. “NO HAY JUSTICIA SIN IGUALDAD”.
(Campaña de MANOS UNIDAS).
Queridos amigos: En este domingo se nos relata la experiencia de una vocación
y de una misión.
Isaías siente la llamada de Dios y responde al Señor diciendo: “Aquí estoy,
mándame”. (Isa. 6, 1 – 8).
San Pablo se encuentra con Cristo resucitado y se hace testigo de lo que ha
recibido:”que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó según la
Escrituras”. (1ª.Cor. 15, 1 – 11).
La vocación de los primeros discípulos se enmarca en un trabajo común, la
pesca, y en una convivencia amistosa: “sacaron las barcas a tierra y, dejándolo
todo, lo siguieron”. (Lc. 5, 1 – 11).
Toda vocación y toda misión son fruto de una experiencia de fe en Dios, que
puede venirnos por una luz que nos enciende, un fuego que nos purifica, una
palabra que nos cambia o una presencia que nos gratifica.
Las tres experiencias que se recogen, en este domingo, se dan en circunstancias
distintas, pero siempre es Dios el que sale a nuestro encuentro para ofrecernos
una misión.
¿Cuál es la misión de la vocación cristiana?
Vivir como Jesucristo y prolongar su misión con palabras y acciones llenas de
misericordia.
La Iglesia (y los cristianos que somos parte de ella) tiene una misión que realiza
individualmente y de modo organizado a través de Manos Unidas o de Cáritas de
promoción, de integración y de ayuda misericordiosa.
La Iglesia, a través de esas instituciones, hace el bien. No sólo ofrece asistencia,
sino cultura y desarrollo. No sólo alivia la pobreza, sino que descubre las causas
de ella. No sólo trabaja a corto plazo, sino que actúa mirando al futuro.
La iglesia no solo vive comprometida, sino que compromete a los demás.
Dios y la Iglesia se valen de nuestras acciones y de nuestras “manos unidas”
para…:
Descubrir el engaño, la mentira y la injusticia.
Defender a los que son víctimas del mal.
Abrir nuevos horizontes que nos devuelvan la paz y la esperanza.
Para que haya una mayor humanidad y fraternidad.
Para trabajar por un mundo menos agresivo, más fraterno, menos discriminador
de la mujer, más capaz de reconocer realmente la dignidad de todos y más
cercano a los planes de Dios.
Para que “HAYA JUSTICIA E IGUALDAD ENTRE LAS PERSONAS Y
LOS PUEBLOS”.
¿A qué nos sentimos llamados cada uno de nosotros?
“Aquí estoy, mándame”. (Isa. 1, 8).
Gabriel.
5º. Domingo Ordinario. Ciclo. C. Madrid. 10 de Febrero de 2013.