1. REGISTRO DE LOS RINCONES:
En la clase tenemos cuatro rincones: la casita, los puzles (y lógica –
matemática), los coches (y otro material simbólico como construcciones,
animales…), y la plastilina (y otros materiales de expresión plástica).
Cada niño/a tiene una tarjeta (o carnet) para cada uno de los rincones,
como el siguiente modelo:
En la clase, donde la asamblea, tenemos la lista de los niños con todas las
tarjetas:
Y el panel de cada uno de los rincones con 4 “huequitos” de velcro:
Cada niño, cada día, empezando por el encargado, elige el rincón al que
quiere ir, quitando la tarjeta correspondiente de la lista y poniéndola en el
panel del rincón. Con lo que tiene que fijarse qué tarjetas le quedan (en
caso de no tratarse del primer día) y si hay “hueco” en el rincón al que
quiere ir. El primer día, por ejemplo, quedarían así los paneles:
2. Al día siguiente, las tarjetas que están en los paneles de los rincones se
meten en una cajita, porque “ya están gastadas”, y “hasta que no
gastemos todas no podemos volver a empezar”.
Así que otra vez, empezando por el encargado, cada niño/a elige a qué
rincón quiere ir, fijándose si le queda la tarjeta y si tiene hueco en el panel
para poder pegar la tarjeta. Y así sucesivamente durante 4 días, que se
“gastan” todas las tarjetas. Una vez que están gastadas todas, se vuelve a
rellenar el panel para empezar de nuevo. Cada niño tiene que recordar su
número (en clase cada niño tiene un número, y así además del nombre
trabajamos los números también de manera constructivista) y colocar sus
tarjetas en su sitio.
A ellos les resulta muy fácil porque es muy manipulativo: despegan y
pegan las tarjetas, solo pueden elegir entre las que le quedan, si un rincón
está ya “completo” no pueden pegar su tarjeta, así que no es nada
abstracto como los cuadros de doble entrada y esas cosas.