1. *La columna rota
1944
Óleo sobre masonite
67 x 58
Colección Dolores Olmedo. Ciudad de México.
Tema
Se trata de un autorretrato de Frida Kahlo con un aparato ortopédico de metal que
muestra una columna jónica rota, en lugar de la columna vertebral. Lleva un corsé de
cuero que arma la figura que de otra forma se desmoronaría.
Frida muestra con una mezcla de ironía y fantasía los momentos más dolorosos de su
vida, truncada por un accidente que le parte la columna y del que se salva
milagrosamente. Presenta las muestras de sufrimiento físico, en la reiteración de clavos
que lleva en múltiples zonas de su cuerpo, pero sobre todo el cuerpo partido por la
frustración que le produce el no poder concebir hijos, debido a las secuelas de este
accidente sufrido en 1925.
Acentúa sus rasgos mexicanos como son las cejas espesas y sin separación, la sombra
del bigote, que era el distintivo de las princesas aztecas. El fondo es un paisaje desolado
y desértico de México, que también aparece roto. Este paisaje acompaña la soledad y el
estado de ánimo de la artista.
Composición
Se trata de un autorretrato frontal y simétrico, que se sitúa en la mitad del cuadro. Es
casi una forma de acentuar la narración emocional.
Como las imágenes clásicas gira el rostro hacia un lado.
Técnica
Este cuadro es un cuadro pensado y realizado con una técnica depurada, en un momento
en el que Frida es una pintora consagrada.
El color se extiende en zonas bien delimitadas sin invadir otras zonas del dibujo.
No hay pincelada suelta, color está dado con verdadera maestría, acentuando el colorido
alegre como contraste irónico con la situación que se narra. La figuración se complace
en una abundancia de detalles selectivos, provocando éstos en el espectador
sentimientos y emociones.
La luz es teórica, ya que no proviene de ningún foco visible. Parece estar irradiada por
el color blanco del corsé de cuero y la falda. Esto acentúa los rasgos del rostro y las
manos, transmitiendo fragilidad.
Interpretación
Es una imagen frontal que parece encarar con dureza y sin concesiones a la compasión
su propio destino. Esta verdad desnuda se complace en lo descriptivo del dolor tanto
psíquico como físico.