El documento habla sobre los retratos. Explica que un retrato es la representación de una persona a través de una pintura, fotografía o escultura, con el objetivo de reproducir fielmente su apariencia física y personalidad. Históricamente, los primeros en ser retratados fueron los gobernantes y poderosos. Con la fotografía, los retratos se popularizaron y mecanizaron, llegando a todas las clases sociales. Algunos líderes abusaron de los retratos con fines de culto a la personalidad.
1. Retratos
Retrato, del latín retractus, es la pintura, imagen o representación de una persona. El
retrato más frecuente tiene una expresión plástica (una pintura, una fotografía o una
escultura) que imita a la persona real. La intención es reproducir con la mayor
exactitud posible el aspecto físico y la personalidad del sujeto retratado.
Antes del surgimiento de las técnicas fotográficas, la única forma de captar la imagen
de una persona para inmortalizarla era a través de una creación artística. Los primeros
personajes en ser retratados fueron los poderosos y gobernantes, como reyes o
sacerdotes. Con la aparición de la fotografía, el retrato se popularizó y se mecanizó,
llegando a todas las clases sociales.
Muchos gobernantes abusaron de los retratos para desarrollar un culto a su
personalidad. Al colocar retratos de un dirigente en los edificios públicos y en las
calles, la población termina asimilando la imagen del líder y su mensaje se perpetúa.
Un ejemplo de esta utilización del retrato tiene lugar en China con la imagen de Mao
Tse Tung.
3. Retratos apócrifos y autorretratos. Óleo sobre lienzo.
65x54 cm. 1950
Con esta aproximación picassiana, que le permite
mantener una vía suficiente de identificación del
sujeto, obligada para el retrato, Barjola se aleja
puntualmente de su planteamiento habitual de un
tema como el del rostro humano y que es, de
algún modo, el de su negación. Una vez más, una
tendencia latente a lo largo de toda su trayectoria,
la de la omisión de los rasgos, encuentra en el
Barjola actual su expresión más precisa. En sus
Retratos Apócrifos, como en la mayor parte de las
figuras de este periodo, ese rostro humeno en el
que Lichtemberg cifró, lejos también de lo
apolíneo, la más interesante de las superficies,
disuelve sus rasgos en una trágica metáfora formal
de nuestra realidad evanescente. Y tal vez en ello
alcance Barjola el punto más cercano de aquella
estirpe ibérica que se empeñaban en adjudicarle,
contra viento y marea, el tópico, al modo como
sugieren las palabras de Ramón Gómez de la
Serna en su Gravedad e importancia del
humorismo: "Sin que se decida a teorizar su
estética, Valle reconoce ya en su vejez que el
camino español es el de la contradanza que
desbarajusta el ritmo, que lo desdibuja con
muestras contrapuestas".
Antonio Gamoneda. "Barjola, tauromaquia y destino".
Colección Retablo. Oviedo,1980
4. Edward Munch
Entre 1922 y su
muerte, en 1944,
Munch se aisló del
mundo y decidió
vivir como un
ermitaño. Este
autorretrato de "El
caminante de la
noche" demuestra
su inquietud y su
soledad.
9. Oswaldo Guayasamín
Este Autorretrato de Oswaldo Guayasamín tiene algo de
escultórico, por la rotundidad de sus trazos. Por otra
parte, los colores cálidos sobre un fondo negro acusan el
relieve de este primer plano con mirada frontal, donde
unos grandes ojos negros parecen absortos en la propia
autocontemplación.
Los amplios trazos fragmentarios que constituyen este
rostro, marcado por profundos surcos, le dan apariencia
de constituir una textura a base de retazos añadidos y
compuestos, como un puzle.
El rictus de la boca amplia, y de labios carnosos, le añade
sensualidad a la figura, su ligero arco le subraya el énfasis
de seriedad y rigor. El pelo abundante le confiere al
rostro cierto aspecto apostólico a la vez que muy
humano.
Tejer un autorretrato, una descripción de sí mismo, no
resulta fácil. En todo caso se trata de una interpretación
que puede mostrar desde el yo idea al yo ideal. En este
caso la impresión es grave y un tanto triste, propia del
que se siente tan complacido consigo mismo como
apesadumbrado por el estado de sus semejantes.
15. La artista Mary Ellen Croteau desarrolló este enorme
autorretrato con tapitas plásticas de diferentes botellas. El
proyecto incialmente no se penso como tal, la idea era
lograr estructuras verticales, resultantes del apilado. Al
hacer estas columnas, se dio cuenta que las tapas más
pequeñas tienden a anidar dentro de otras, y las
combinaciones de colores le recordó a retratos de Chuck
Close. Por lo que se desvió y comenzó un gran autorretrato
hecho enteramente de tapas de botellas
Solamente utilizó pintura para delinear ciertas sombras y
en pocos casos las tapitas fueron cortadas para ajustarse a
espacios reducidos.
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