1. “La construcción social del cuerpo en
las sociedades contemporáneas”
(Martínez Barreiro, Ana, 2004)
Resumen
En el primer punto, se tratan los puntos de vista sobre el cuerpo como medio
natural y cultural. Por ejemplo, se observa cómo las teorías socio-biológicas
chocan con las constructivistas, que ven la biología como una parte integrante
de la cultura. En la historia existe un rechazo al cuerpo, que fue cohibido al
dar prioridad a la mente sobre él. Resulta especialmente interesante la
argumentación de Mary Douglas que ve al cuerpo como un “objeto natural
moldeado por las fuerzas sociales”.
La presión social también es un factor altamente restrictivo para el cuerpo. La
“necesidad” de permanencia a un determinado grupo social provoca distintos
comportamientos en el cuerpo.
El segundo apartado expone la relación de la cultura y el cuerpo con relación
a las transformaciones sociales y las necesidades de utilización del cuerpo
ante la “novedad social”. La sociedad del consumo ve al cuerpo como una
“mercancía”, término utilizado por el propio autor. Algunas variantes de la
medicina alternativa, por el contrario, se basa en la auto-curación, siendo el
cuerpo protagonista en este proceso.
Posteriormente, el texto se centra en los valores sexuales y de poder que
adquiere el cuerpo.
En este aspecto, cabe destacar una corriente histórica que hace ver el cuerpo
de diferentes maneras en el tiempo. Desde un ente dócil y obediente hasta una
2. expresión del sistema económico capitalista, “en términos de Marx”. Llama la
atención la afirmación “la lógica del cuerpo sigue la lógica del rendimiento”. Va
muy acorde a nuestra posible futura profesión.
La corriente feminista denuncia que el cuerpo ha sido y es todavía una fuente
de explotación, de utilización como objeto y mercancía. Así mismo,
actualmente existe un fuerte individualismo y búsqueda del bienestar
personal, lo que incluye al aspecto físico. Esto puede llevar a pretender
“amoldar” tu cuerpo “al gusto” a través de decoración, dietas o formas de
expresión corporal.
El cuarto apartado analiza el cuerpo “de puertas para fuera”. Destaca el
aspecto superficial y el significado de la vestimenta según el contexto y la
moda, o la preparación del cuerpo para determinadas prácticas de
presentación del mismo. Es determinante el concepto de conciencia corporal
como el “darnos cuenta de cómo preparamos nuestro cuerpo según la hora, el
espacio, la situación, etc.”
No podía faltar un apartado dirigido a la comunicación no verbal. El cuerpo
comunica de forma voluntaria e involuntaria y en cada cultura se concede un
significado a algunos gestos corporales. Las distancias son comunicación
corporal, siendo mayor en contextos públicos, con gente desconocida, que en
un grupo de amigos, por ejemplo.
Goffman defiende que “al comienzo de cualquier encuentro, es importante
distinguir algunas de las características más sobresalientes del otro, con el fin
de saber cómo comportarse”, aunque esa información pueda no ser verdadera.
3. La sociedad influye de manera sobresaliente sobre nuestro cuerpo. La presión
social, la necesidad de permanencia a un estatus social determinado o,
simplemente, el “cómo me ven los demás”, provoca cambios en nuestra figura.
Así pues, debemos ajustar nuestro cuerpo a cómo otros dicen que debe ser.
“El cuerpo se convierte en un objeto que hay que despertar, llevar a sus justas
medidas y mortificar con fines estéticos (…); es un producto social”.
El último apartado expone temas de índole “polémica”, aludiendo a un término
que tanto gusta en la actualidad. Se trata del impacto de las nuevas
tecnologías en el cuerpo, fundamentándose en los avances en ingeniería
genética, la creciente intervención humana en el cuerpo, yendo más allá de la
vida y de la muerte. Los trasplantes, el aborto o los métodos anticonceptivos
ilustran cómo se puede “jugar” con los límites de la vida.
Ante todo esto, surgen inevitablemente problemas éticos, morales y de
derechos humanos. Tal es así con los casos de uso del cuerpo como
“propiedad privada”. Según el derecho de cada región, puede considerarse que
al ser algo propio se puede utilizar “comerciar” con él, de la misma manera
que otras corrientes opinan que es un “derecho subjetivo relativo”.
A modo de conclusión, podemos determinar que a la concepción del cuerpo
como algo natural y biológico le sigue la creciente socialización del mismo. Los
límites están a la carta de uno mismo y de la ley vigente en cada región.