La Tutoría un encuentro con la Arquitectura

Ensayo que presenta:
Mario Alberto Rodríguez Padilla.
Para acreditar el Diplomado a Distancia:
Impartido por:

Ensayo para acreditar
DIPLOMADO A DISTANCIA DE GESTIÓN E INSTRUMENTACIÓN DE LA TUTORÍA
EN LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR 2004-2005 Página No. 2
.
Una advertencia, fuera del texto 3
1. Introducción. 4
2. El entorno del aprendizaje de la
arquitectura. 7
3. El papel del tutor en la formación
constructivista del arquitecto. 13
4. Conclusión, o el arquitecto más allá de
la tutoría. 16
Lista de Referencias Bibliográficas 18

Una advertencia,
fuera del texto
El propósito fundamental, de este incompleto y mal estructurado ensayo es presentar en estas
escasas páginas, el producto inacabado de una raquítica investigación documental, para la que
efectué una amplia indagación previa en diversas fuentes de investigación textual, localizada
físicamente tanto en el acervo de la Biblioteca «Carlos Castillo Montes de Oca» de la Facultad de
Arquitectura de la UADY, como el escaso acervo de mi propio estudio particular, y de manera virtual
en la enorme biblioteca que se conjunta a lo largo, ancho y profundo de la red mundial de la
Internet. Pretendiendo cumplir con los objetivos del Diplomado a Distancia: Gestión e
Instrumentación de la Tutoría en las Instituciones de Educación Superior 2004-2005, que cursé
junto con cientos de compañeros que habitan en diversas ciudades de nuestra querida nación, que
recibimos tres tipos de instrucción: presencial, a través de la televisión vía satélite y el portal Internet
de la ANUIES, teniendo con esto una nueva experiencia en mi personal proceso de aprendizaje,
que para mi, que pertenezco a una generación que se acostumbró a las innovaciones tecnológicas,
que se sucedieron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, aún así siegue siendo una gran
novedad, ya que resulta un gran salto pasar del modesto y limitado trazo del tradicional gis de yeso
en los maltratados pizarrones, verde oscuro, cada más difíciles de borrar, a un medio de
comunicación, cada vez más interactivo, global y sorprendente por su dinamismo, versatilidad e
innovación educativa.
Como una de las metas fundamentales de mi vida, es contribuir, de manera modesta con el
desarrollo de la arquitectura, que es la profesión que escogí como compañera de toda mi vida.
Actividad que amo en lo profundo, y sufro por mi alto grado de incompetencia, como profesional en
estos últimos meses inactivo, y como decente que no cumple de manera adecuada a la formación
de nuevos arquitectos, que en cierto modo, en su propia capacidad de aplicación del aprendizaje,
difunden mis pocos aciertos, y no quiero pensar en los muchos errores que he inducido por los
inadecuados procesos docentes que he empleado durante estos últimos veinticinco años de labor
docente en el añoso recinto del antiguo convento de la Mejorada, bella sede de la Facultad de
Arquitectura de la UADY, de la que estoy profundamente orgulloso de pertenecer. Por fortuna la
gran inteligencia y capacidad de aprendizaje de mis alumnos, los ha librado de la incompetencia al
encargarse de eliminar, lo que ha resultado inconveniente de utilizar y continuar memorizando
inútilmente, por estar fuera de la realidad del ejercicio digno y comprometido con nuestra amada
Arquitectura.
Por otra parte, este documento, a mi manera, se adapta a las normas de estilo del APA, que si bien
tiene una mejor estructura metodológica, que la propuesta por otras fuentes normativas de
elaboración de un reporte de investigación, para mí no es congruente con la mística de la Tutoría,
ya que el incluir solo la inicial del nombre propio del autor, es despersonalizar, en primer lugar, no
sabemos si una L. corresponde a Luís o a Laura, es decir no sabemos de que sexo es, aunque
muchas veces esto no es tan determinante, en la Facultad de Arquitectura de la UADY, se acaba
de titular un antiguo alumno mío, que se llama Carmen, y en la Prevocacional 1 del Instituto
Politécnico Nacional tuve una compañera cuyo nombre es Felipe, pero esas son muy raras
Excepciones. Que difícil sería saber que la L. es de Leonardo, hay que recordar que el era de Vinci,
y no tenía ni un apellido. Y que me dicen de P. o H. no sabríamos que se trata de Platón u Homero.
Así que en las referencias si pongo el nombre completo, soy enemigo de las abreviaturas, y en
lugar usar una sola línea, distingo las partes saltando líneas y en lugar del subrayado, uso
encuadrados, ese es mi estilo de interpretar el aprendizaje. Pido disculpas.

1. Introducción.
El arquitecto tiende, por su propia naturaleza, y por deformación
profesional, al control total de la Ciudad, como si fuera un único
edificio. Pero la mítica Torre de babel, como es sabido, nunca llegó
a ser construida.
Quaroni L. (1972: p. 1)
Basta ojear “Las Vidas” de Vasari para ver que sus arquitectos eran
universales, pasmosamente dotados; y el Renacimiento nos da
buenos ejemplares en Rafael, Miguel Ángel y Leonardo
Menéndez A. (1998: p.2001)
…los límites de una arquitectura son los límites de la cultura a la
que sirven. Es la incorporación de los valores que una cultura ha ido
desarrollando en todas las esferas del conocimiento (religioso,
económico, político) ¡La catedral no inventó la religión!
Colin St. John Wilson (citado en: Baker, G. H. (1998)

a Arquitectura en la tradición cultural, es una de las «Bellas Artes» de libre
inspiración, en la edad media no formaba parte de las universidades de origen
eclesiástico, sino que sus secretos se aprendían en la atmósfera misteriosa de las
logias masónicas (Fort Newton, J.1995: p.p 98 a 118) en el que aprendiz en hasta varios
ritos de iniciación gradual alcanzaba, después de haber superado el de Maestro, el grado
de Arquitecto, siendo para la masonería el «Divino Arquitecto» el nombre que le daban a
Dios Padre, y de «Arquitecto asesinado» a Jesucristo. En la Antigua Grecia y Roma, era
parte se enseñaba en los Collegia, que equivalen a los actuales Colegios de Arquitectos
(p. 104).
Desde sus orígenes, la arquitectura se a aprendido en la obra, actuando en vivo, como
auténticos artesanos, destacándose por la maestría creativa de solucionar los problemas
relativos a una realidad de la obra. Por otra vertiente contextual de la evolución universal
de la Arquitectura, esta es la suprema obra que ha construido el mundo que vive el
hombre y es el producto del sentir y la inteligencia colectiva de todos la que la conciben,
ejecutan y viven un escenario arquitectónico; partiendo siempre del hecho de que vivimos
en un todo espacial, es decir al nacer todos los humanos somos arquitectos, porqué
nuestra presencia y nuestras acciones, activas o pasivas, transforman al medio que todos
habitamos, cualquiera sea nuestra presencia en esta nuestra realidad tangible y espiritual.
Sin embargo, los escenarios y la situación institucional de la enseñanza de la
arquitectura, que siempre se han apoyado en los principios de gran libertad de acción y
pensamiento, que conlleva la formación artística, no solo han cambiado, sino que la
tradición creativa, comienza a ser mermada, de manera dramática, por los violentos
avances de la tecnología que impera en los escenarios educativos de nuestras
Instituciones de Educación Superior, y que no han alcanzado a ser readecuados a nuevas
alternativas, todavía más creativas, que están destinadas a romper los paradigmas del
diseño y construcción y utilización de la arquitectura.
Según lo que he captado en el largo diplomado que nos impartió la ANUIES a distancia, y
que es el origen de este corto ensayo. La tutoría es el medio idóneo para el reencuentro
entre la enseñanza de la arquitectura, con su compromiso moral de formar ciudadanos
comprometidos en crear una auténtica arquitectura, olvidándose de esa arrogante y
presuntuosa “calidad de virtud artística” como si fuera patrimonio exclusivo de “divinos
privilegiados”, para volver a los humildes principios de fraternidad, que siempre
identificaron a los arquitectos, jurando siempre, ante lo más divino y la asamblea de sus
honorables colegas, representantes de colectividad arquitectónica, el sagrado
compromiso de esforzarse por el bienestar comunitario, fomentar el respeto colectivo al
orden natural, agrandar la gran fe del ser humano que debe guardar en el ser humano,
comprometerse en la apasionada entrega incondicional a la bondad de nuestro divino
creador y sobre todo mantener siempre ese gran amor que le debemos a la Arquitectura,
redundando con creces todo lo anterior.
Debido a lo breve del ensayo, solo intenté estructurarlo de acuerdo a los esquemas,
aceptados por los teóricos de la Metodología de la Investigación, en cuatro pequeños
capítulos, la primera que es esta introducción, la segunda que trata de cumplir con la
exposición del llamado contexto o marco teórico referencial, la tercera que plantea una
hipótesis de diagnosis de la situación actual de la tutoría en el ámbito de la enseñanza de
L

la arquitectura, en específico con el de la Facultad de Arquitectura de la UADY y un
pronóstico de la perspectiva futura de la actividad tutorial en el proceso de formación del
arquitecto egresado de la misma institución. Para que por último proponer una estrategia
de acción, planteando algunas hipótesis previas de los efectos esperados en el proceso
de gestión e instrumentación de la tutoría en la licenciatura de arquitectura de la
Universidad Autónoma de Yucatán.
El espacio lo siento demasiado insuficiente, para la importancia de la Arquitectura como
medio de influencia permanente de la cultura universal y de la propia Tutoría, como
paradigma educativo del Siglo XXI sobre todo por mi incapacidad de sintetizar.
Comprendo la situación, también pido disculpas por haber rebaso los límites. Aunque
acudí a la táctica barata de resolver esta investigación en las últimas horas, para forzar a
mi limitada mente a no tener que dejar en sus escasas neuronas y en el gran numero de
libros que apile a espaldas del sillón sobre el que me siento para teclear este trabajo,
renunciando a una enorme información tal vez superflua, pero para mi indispensable para
un estudio que requiere un tratamiento de mayor categoría.

2. El entorno del
aprendizaje de la
arquitectura.
El arquitecto es un albañil que ha estudiado latín.
Adolf Loos (citado en: Muñoz Cosme: 2004 p.71)
El taller de proyectos es la asignatura y el espacio académico más importante
en la formación de los arquitectos; es ahí en donde se integran y “se ponen en
práctica” los conocimientos de las demás materias que el alumno va cursando
a lo largo de su carrera; sin embargo, quienes han pasado por la experiencia
del taller –como maestros o como alumnos podrían hablarnos del sinnúmero
de problemas que existen en este proceso de enseñanza-aprendizaje.
Govea Ek, A.(2005: p.42)

n nuestro hermoso planeta azul. La Arquitectura es una de las manifestaciones
humanas más identificadas con el objetivo de su presencia en el contexto que
envuelve a la actividad humana. Actuando como un medio creativo, por excelencia,
precisamente el que más influye en el medio ambiente físico y emocional, que vive el ser
humano, generando una relación activa del usuario con la naturaleza de los objetos
construidos, los que conforman su cotidianidad, en un entorno interno, y extendiendo esa
relación con el contexto natural del sitio, y a la vez con toda la mecánica orgánica de
nuestro planeta Tierra, involucrando a sus integrantes vivos y componentes no vivos, ya
sean de origen orgánico e inorgánico. Así como con la propia humanidad, en todos sus
contextos: intimo, afectivo, privado, social, público, de identidad urbana, regional,
nacional, continental,…, y otras variantes, hasta alcanzar al orden planetario.
Participando con otras disciplinas en el mantenimiento un conjunto de relaciones
ecológicas, económicas, sociales y culturales que conforman y interactúan en el medio
espacial creado por la acción de la propia arquitectura en sus diversas modalidades de
actuación ya sea como disciplina científica, tecnológica o artística.
Para nosotros los arquitectos, la arquitectura se aprende como un oficio, es decir en la
práctica cotidiana, tal como lo hacían los arquitectos de principios de la historia humana,
debido a la gran limitación de espacio, tengo que abstenerme de una recapitulación de la
brillante historia de la arquitectura y de su aprendizaje, que se pierde en los orígenes de
la humanidad, tan antiguo es este oficio, que en son de broma se dice que es el segundo,
ya que la prostitución como primer oficio, siempre ha requerido de un escenario intimo.
Antes de centrarme en el meollo del problema de la implantación y desarrollo de la
Tutoría en la Facultad de Arquitectura de la UADY, necesito efectuar un demasiado fugaz
repaso de lo que es y ha sido la enseñanza de la arquitectura, hasta llegar al contexto
educativo que se vive en el antiguo recinto del Convento Franciscano de «La Mejorada»
inspiradora sede de la Facultad de Arquitectura de la UADY. Siendo esto para mí, un
punto indispensable de expresar, por la propia fundamentación que obliga el contexto
formativo del arquitecto a través de la Tutoría.
El Dr. Aquiles Menéndez (1972) escribe el siguiente texto: “el primer Arquitecto e
Ingeniero que creó el majestuoso escenario de la vida del hombre fue Dios. El confió a la
inteligencia humana la adaptación personal, para que surgieran otros escenarios
perecederos, pero proporcionados a sus necesidades, y dotados de la perdurabilidad de
los elementos constructivos seleccionados y manejados sabiamente”
San Pablo en su Primera Epístola a los Corintios (3:1-4; Scofield: 1985. p.1171) incluye
lo siguiente: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de
Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo
sobreedifica”
Siguiendo con el texto de Menéndez (1972), que versa acerca de la Ética Profesional,
Homero nos da noticias de lo que era «Tektones» que significa «construcciones» (p.200)
de la que surgiría la palabra «Arxitekton», que literalmente traducimos como
«archiconstructor». “Solo merecía este titulo (según Piti) [sic] aquel hombre cuya
capacidad fuera superior, en cualquier campo, a cualquier especialidad” (p. 201).
E

Sin embargo la tradición arquitectónica señalan la obra Los Diez Libros de Arquitectura
como gran hito de la educación arquitectónica, esplendido tratado científico, concebido
por Marco Vitruvio (2000). Quien fuera arquitecto y amigo íntimo de Julio Cesar, de gran
aprecio para este, gracias a la excelente inversión del gran Botín producto de la Guerra
de las Galias, en grandes obras de mejoramiento de la republicana ciudad de Roma, así
Cesar alcanzo el enorme prestigio que lo transformo en un ser “divino e inmortal”,
estableciendo ese gran poder imperial que todavía influye a la cultura universal.
En esta obra del llamado «padre de la arquitectura», dedicada a su gran mecenas,
Vitruvio en los Diez Libros, presenta todo el panorama científico que hacía poderosa a la
Roma Imperial, en el primero hace una descripción de la relación que guarda la
Arquitectura con los arquitectos, en el tercero describe los secretos de los materiales y los
proceso constructivos, en el tercero las normas de construcción de los templos, el cuarto
está dedicado a los ordenes clásicos de la arquitectura, el quinto define las características
de los edificios de uso civil, el sexto en nuestros días le llamaríamos un tratado de
ecología, el séptimo está más emparentado a la química, el octavo a la hidráulica y la
hidrología, el noveno a la astrología y la astronomía, y el décimo a la ingeniería, es decir a
la concepción de maquinas de trabajo y de guerra. Lo que nos habla de la gran influencia
que ha tenido la arquitectura en las ciencias y tecnologías de todos los tiempos. Según
este celebre tratadista la arquitectura descansa en tres principios: la Belleza (Venustas),
la Firmeza (Firmitas) y la Utilidad (Utilitas). De esta manera la arquitectura se puede
definir como el equilibrio entre estos tres elementos, sin sobrepasar ninguno a los otros.
Esta Summa de la Teoría Arquitectónica ha mantenido una gran influencia en los más de
dos milenios de su existencia, especialmente en el Renacimiento, cuando los tratadistas
redescubren este tratado (Chanfón C. 1996: p 146) de esta manera surgen los, tratados
como el de De Re AEdificadora escrito por León Batista Alberti (p. 147) y la «Academia
de Disegno» de Basari. Es de todos nosotros conocido el gran prestigio de Leonardo Da
Vinci, Miguel Angel Buonarroti, Bramante, y otros celebres artistas que actuaron como
grandes arquitectos. Es importante mencionar al fraile Lucca Pacioli, quien fue amigo
intimo de Leonardo, no solo escribió uno de los tratados de arte fundamentales para el
diseño arquitectonico: De divina Proportione, también escribe tratados de matemáticas
como la Summa de arithmetica, proportioni et proportionalita por el que es
considerado como el Padre de la Contabilidad Moderna.
La Arquitectura y su enseñanza permanecieron estables hasta llegar el siglo XX, no
obstante a que después de la Revolución Francesa, en pleno Consulado Napoleónico las
artes y los oficios fueron incorporados a las Universidades ahora del estado, y con el
surgimiento de profesiones libres en la Universidad de la Soborna y la incorporación de la
enseñanza de la Ingeniería que se impartía en las antiguas academias militares al
Politécnico de Paris, surgiendo de esta manera los Títulos Profesionales, tratando de
otorgar el acceso a un nuevo concepto de aristocracia a todas las clases sociales
francesas, liberadas por la Revolución, así surgieron la Arquitectura y la Ingeniería Civil,
como profesiones en la que sus egresados, al igual que los de otras profesiones,
anteponen un ostentoso titulo.
La arquitectura moderna en plena era de la maquina surgió en su modalidad de
«funcionalista» el adorno, la decoración no racional, ahora era delito, bajo este contexto
surge en Weimar, Alemania, en Abril de 1919 abrió sus puertas las escuelas que marcó
un cambio radial de la forma del mundo en todas sus manifestaciones, se trata de la

Bauhaus, fundada por Walter Gropius, (Hahn D.: 2005). Institución que vive ahora en
Dessau, después de haber afrontado el grave peligro de desparecer en manos de los
nazis, hay que recordar que el “delfín” de Hitler era Albert Speer, conocido también como
“El arquitecto del Führer”, encargado de diseñar un “Nuevo Orden” que duraría mil años,
tratando de hacer realidad las ideas torcidas del que fuera fracasado estudiante de
arquitectura, que con su “humilde” grado de Führer (Jefe) al mando de grandes
mariscales puso en peligro a toda la humanidad.
A partir de la Bauhaus surgen nuevos paradigmas arquitectónicos adoptados y
difundidos por varios hombres y mujeres que han abrasado como medio de vida a la
arquitectura, el diseño industrial, el urbanismo, y las artes plásticas, que han trasformado
casi por completo el rostro de la obra humana, destacando Frank Lloyd Wright, Le
Corbusier, Richard Neutra, Kenzo Tange, Mario Botta, etc. (López Rangel, R.:1973) .
En México, a pesar de existir una arquitectura de más de 4 milenios de existencia, y
talvez mucho más, ante la duda y la soberbia de la cultura europea, que nos domina, no
hay actualmente una arquitectura que continué los grandes avances logrados a través de
la instrucción académica estilada por las culturas mesoamericanas, solo se conservan
algunos códices con planos arquitectónicos semejantes a los que usamos incluso con el
AutoCad y maquetas, que parecen estar más dedicadas a la docencia que a la
concepción formal de los templos que representan. El periodo de la Nueva España fue
prolifero, y transformó por completo el paisaje que admiraron tanto y acrecentó la codicia
de los hispanos, Pero solo al final del dominio español surgió la Academia de San Carlos
de donde surgieron los primeros arquitectos y el Colegio de Minería los ingenieros,
producto del Despotismo Ilustrado de Don Carlos III de Borbón, Rey de España. La
independencia, el siglo XX, a pesar de un intento nacionalista de Porfirio Díaz, solo
impulso la obra de arquitectos extranjeros. No es hasta que la educación mexicana es
conmovida por el espíritu de la raza cósmica de Vasconcelos, propone cambios a una
ecuación pública estancada, surgiendo la Autonomía de la Universidad Nacional, y el
surgimiento en 1936 de una institución más apegada al sentir del pueblo mexicano, el
Instituto Politécnico Nacional, en cuyo seno la Escuela Superior de Construcción fundada
en 1933, hoy Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) fue la depositaria de
las corrientes funcionalistas y racionalistas surgidas en la Bauhaus, de los que eran sus
radicales seguidores Juan O’Gorman, Juan Leguerreta y Alvaro Aburto, arquitectos de
espíritu indomable, convencidos que la arquitectura mexicana debe estar al servicio de la
dignidad humana del pueblo mexicano, y no ser un simple objeto de vanidad de la
“creatividad” de un artista que vive y piensa en un pasado muy lejano. La UNAM después
fundaría la Escuela Nacional de Arquitectura, hoy su Facultad de Arquitectura, tratando
de romper la inercia de la Academia de San Carlos que sedería su institucionalidad, José
Villagrán García fue el “gurú” que encabezó el cambio. Siendo celebre su Teoría de la
Arquitectura (Villagrán: 1983), considerado un importante paradigma para la educación de
la arquitectura mexicana moderna.
Así llego hasta el seno de la Facultad de Arquitectura de la UADY, fundada de manera
demasiado tardía el 17 de Septiembre de 1973, en una época de profunda crisis
educativa generada por los acontecimientos de 1968 y 1971, en medio de una sórdida
“guerra sucia”. A pesar que las fuerzas reaccionarías locales la impulsaron, como un
modo de dominio que no estaba en sus manos y dependía del centro, optaron apoyar a
Aercel Espadas Medina, arquitecto egresado de la Universidad de Puebla después de

haber sido expulsado, por nuestro “glorioso” ejercito nacional a punta de bayoneta, del
Instituto Politécnico Nacional en 1956 junto con varios “Gaviotas” como eran conocidos
los estudiantes que vivían en el internado del Casco de Santo Tomás. Su orientación
marxista-leninista, característica de los “espartanos” grupo comunista radical, impuso un
régimen autoritario, arbitrario, arrogante e insultante, producto de la enorme
intransigencia y soberbia marxista, que acrecentaba considerablemente la solemnidad del
antiguo convento de la Mejorada, al no surgir una cabeza capaz de sustituirlo, una vez
que la primera promoción de estudiantes egresó, el apoyo subterráneo a estudiantes en
activo, más arraigados con el poder elítico, se encargaron de su caída, apoyados por el
poder de la “La Primera Columna” que con este motivo se estrenó en el Diario de
Yucatán. Con tres de los egresados, hijos de las familias que promovieron la creación de
la Escuela de Arquitectura de Yucatán, al frente del nuevo orden institucional el ambiente
mejoró para todos los alumnos, aunque persistieron algunos fundamentalistas del antiguo
régimen, hoy con presuntuosos doctorados, viviendo como verdaderos burgueses
adinerados, gracias a su visión empresarial de la “investigación científica” y los
profesores que apoyamos a los alumnos, por ser enemigos de la injusticia, pero que no
éramos parte del nuevo grupo en el poder, fuimos relegados y estancados, esperando
nuestra rápida renuncia, por considerarnos “peligrosos”, pero aquí permanezco, gracias a
mi tranquilidad y conformismo, para dar otro testimonio contrastante al que han emitido
otros cronistas Peraza Guzmán, M.T. (2005) y Urzaiz Lares, E. (1989), mis compañeros
que respeto y admiro por sus logros como profesores e investigadores y por ser fieles a
su verdad.
El problema específico de la Facultad de Arquitectura.
Al periodo demasiado radical de Espadas, continuo un periodo demasiado laxo, en el que
si bien el trato de tu a tu, no era el que enmascaraba al marxismo autoritario, la
cordialidad, el acercamiento, fue sincero, como pasa después de una guerra, un
terremoto, un huracán o se estrena un Sistema de Transporte Colectivo subterráneo de la
Ciudad de México, el buen trato, la comprensión es contagiosa, recuerdo que el fin de
año de 19981, ya sin los Espadas, Los alumnos, los maestros que los apoyamos y
Fernando Medina el nuevo Director jugamos en medio del Claustro, correteando,
bailando, como niños chiquitos. Medina en su largo régimen mantuvo, un ambiente lleno
de fiesta, que nos animó tanto a seguidores, como los antiguos detractores a apoyarlo a
su incursión a la Rectoría, el patio central de la Universidad Autónoma de Yucatán, se
llenó de un ambiente nunca vivido, en sus viejas arcadas resonaron alegres gritos:
¡Chután!, ¡Chután!, ¡Chután!, mientras que el salón del Consejo Universitario, se festejaba
la primera elección real de un Rector. La derrota lejos de desanimarnos, fue festejada con
grandes manifestaciones de camarería. Cuando el rector Mimenza designo de la manera
tradicional e impositiva a Enrique Urzaiz, la fuerza nos unió para apoyar a Roberto
Ancona, otro miembro del trimburato que sustituyó a Aercel y a su Esposa Marycarmen
Ancona, y a su pesar el Rector saliente, cambió su decisión.
Roberto Ancona tenía una mejor idea del problema que atraviesan los procesos
educativos de la facultad, pero 16 años de falta de crecimiento real, impidió efectuar
alguna acción reguladora, los siguientes directores, tampoco han aportado nada, y la
facultad se hunde irremediablemente en un bache profundo de efectividad educativa, que
se ahonda con la presencia de tres universidades privadas que han captado a lo “mejor”
de los aspirantes, y han formado su planta docente con gran parte de los profesores de la

Facultad de Arquitectura de la UADY que por un lado tienen más prestigio, y otros no ha
sido promovidos y preparado debidamente, a causa de un perverso circulo vicioso, que
argumenta ineptitud de parte de los docentes y también falta de recursos.
La ya ausente animo, tanto de alumnos como profesores, el espíritu de aprendizaje, la
iniciativa propia de superación, la competencia en buena lid, que a finales de los ochenta
y que por inercia mantuvo a principios de los noventas, que dieran como resultado la
obtención de grandes triunfos en los concursos nacionales e internacionales de
estudiantes de arquitectura, se ha esfumado, se hoy en día continúan, los éxitos, son
personales de estudiantes que a pesar de todo destacarán, debido a su convicción de
superación, demostrando que el estudiante yucateco de arquitectura tiene en su espíritu
el de los grandes y prodigiosos constructores mayas. Todos los que hemos sido actores y
testigos, sabemos que estos resultados no son indicadores fidedignos de la realidad, que
es diferente.
La brecha entre el los estudiantes y los docentes es cada vez más profunda, el
entendimiento tiene más obstáculos, solo un cambio conciente del proceso formativo,
puede ser la formula, la Tutoría parece ser parte sustancial de este cambio, por eso es
necesaria su verdadera implementación, instrumentación, difusión, integración al proceso
de aprendizaje de la arquitectura, rompiendo los mitos de su aprendizaje:
 Es una de las bellas artes, por lo que solo es accesible a los grandes talentos,
dotados de una divina y exclusiva fuente de inspiración.
 La arquitectura no puede ser enseñada, no existiendo de esta manera emprender
estrategias de aprendizaje que mejoren la capacidad de concepción del arquitecto.
 Es parte de una cultura educativa completamente ajena a la de otras profesiones.
 Es imposible que un alumno de escasos recursos llegue a ser por lo menos
mediano arquitecto.
 El estudiante de arquitectura debe ser un talentoso dibujante ya sea trazando a
mano o con el uso de complicados y avanzados equipos y programas de computo.
 El estudiante de arquitectura, tiene que pasar noches enteras dibujando sus
planos.
 Por lo anterior es un ser antisocial, e inculto ya que no tiene tiempo de leer, menos
de estudiar reflexivamente y escribir para enriquecer el contenido de sus propuestas
de diseño.
 La tutoría no tiene nada que ver con el aprendizaje de la Arquitectura, ya que
fomenta el paternalismo y con ello merma su capacidad creativida.
 La tutoría coarta la libertad de alumno, de por sí el alumno es demasiado
dependiente de lo que el profesor le índica.
 La tutoría es inútil, el alumno de todos modos no aprenderá, además como el
estudiante depende de su talento creativo, de nada le servirá el acompañamiento de
un tutor.
 La tutoría es un fracaso, y lo seguirá siendo, de nada sirve, además los procesos
educativos severos siempre han demostrado su efectividad.

3. El papel del tutor
en la formación
constructivista del
arquitecto.
«La situación de Aprendizaje básica es aquella en la cual la persona aprende gracias a la
ayuda de alguien que realmente sabe lo que está haciendo»
Alexander (1980).
Patrón 83 “Maestro y aprendices”

ntes de iniciarme en la cultura de la tutoría, al unísono de la gran mayoría de mis compañeros
docentes de la Facultad de Arquitectura de la UADY, opinaba que la tutoría era otra de esas
incursiones de parte de la Dirección, obedeciendo a imposiciones administrativas de parte
del edificio central de la Universidad Autónoma de Yucatán. Lo que no dudo que tenga algo de
cierto, por la actitud demostrada hasta este momento de parte de los responsables de los destinos
del centro de trabajo en el que laboro. En realidad tengo dudas de su éxito, no porque no este
convencido de sus virtudes e importancia, sino porque no hay plantada una estrategia eficaz que
me permita afirmar, “el que éxito esta asegurado”, sin embargo, el objetivo de que haya cursado
este diplomado es el de proponer soluciones, y este es el momento preciso, lo que temo es no
poder seguir avanzando más y llegar a la primera meta que aclare el destino de la Tutoría como
medio de mejoramiento del proceso de formación del arquitecto.
Partiré de los problemas detectados, plantando las soluciones que aportaría la tutoría, pido
disculpas por su desorden y lo reducido de casos y soluciones que trato de correlacionar con la
tutoría:
Problema de formación del estudiante de
arquitectura.
Soluciones que aporta el proceso de
acompañamiento de la Tutoría.
El alumno de arquitectura, se encuentra en el
dilema de conocer los aspectos
fundamentales de su formación como
arquitecto (Ayora Talavera, S.: 2005)
El tutor como guía personal, conociendo más a
fondo el esfuerzo y dedicación, y por su propia
experiencia estará capacitado en orientar y animar
al tutorado acerca de las estrategias que podría
realizar como alternativas.
Concepción de la arquitectura como en toda
actividad humana, surge como manifestación
del hacer del individuo y de la sociedad,
como resultado de la congruencia entre su
manera de pensar y hacer las cosas
(Comisión de Ética de la Zona
Metropolitana de ASINEA: 1995)
En un dialogo tutorial, y teniendo un ambiente más
propicio, en una sección grupal, se pueden
plantear estudios de caso, tanto de parte del tutor,
como de los tutorados en los que intervengan con
mayor confianza y reflexiva acerca de este
concepto y otros relacionados, estableciendo un
ambiente democrático de igualdad, y oportunidad
de participación.
El arquitecto debe ser ante todo un
profesional, que sea capaz de crear espacios
bellos que fundamentalmente sirvan para
satisfacer las necesidades de sus usuarios,
proporcionándoles bienestar (Ídem)
El Programa Institucional de Tutoría, debe afrontar
el compromiso de difundir los valores éticos y
morales que debe tener el profesional egresado de
la Universidad Autónoma de Yucatán
Se preocupa permanentemente por tener
sensatez para formar juicios demostrando
tacto para hablar u obrar. Sabe guardar la
información que les confiada por sus propios
compañeros, sus futuros patrones y clientes,
contratistas o proveedores cuidando no
divulgarla o darla a conocer
innecesariamente. (Misma fuente).
La discreción que requiere el proceso tutorial, y la
conducta del tutor que guarda dentro y fuera del
escenario de la tutoría, será el modelo a inducir al
tutorado a la práctica activa de la discreción como
estudiante de arquitectura, la que mantendrá
siempre en su vida profesional y cotidiana.
Desanimo, falta de motivación, debidas a la
falta de adaptación al medio educativo de la
arquitectura, llena de entregas de taller de
La dosificación de materias, que escoge el
estudiante debe ser orientada por el tutor, con el fin
de evitar sobre cargas, tiempos perdidos, una
A

Problema de formación del estudiante de
arquitectura.
Soluciones que aporta el proceso de
acompañamiento de la Tutoría.
proyectos, con la imposibilidad de integrar
conocimientos que resultan ajenos al
contenido de los proyectos que soluciona en
ese momento el alumno, y que se convierten
un aprendizaje fraccionado y caótico.
estancia que atenta con la salud del joven aprendiz
de arquitectura. Además de plantear un paquete de
conocimientos que se compaginen en un todo por
aprender y sintetizar en un conocimiento que se
Mantener Una actitud crítica, permanente en
el proceso de aprendizaje, cuando se decide
analizar y opinar en lugar de aceptar sin
comprender lo que el docente expone o
propone como medio de aprendizaje.
En todos estos casos, el proceso de gestión de la
tutoría, se convierte en una nueva la piedra de
toque del aprendizaje de la arquitectura.
Su ubicación estratégica, en los nuevos modelos
educativos, le permite vincular al estudiante con
un conocimiento más vivo, que ha dejado de ser
una entidad ajena al ser y el sentir del alumno. La
labor del tutor por lo tanto debe ser más formativa
del carácter del futuro arquitecto, con ello su
actitud de aprendizaje será más apegado a la
propia tradición arquitectónica, que si bien el
aprendiz actúa como mero artesano (como
dibujante en los primeros pasos en su experiencia
con el aprendizaje de arquitectura), no se trata de
trazar magistralmente un plano, a lápiz o con el
AutoCad, sino conocer el significado de cada una
de líneas en los contextos científicos, tecnológicos
y artísticos, pero no solo eso que cada acción del
arquitecto, va hasta el fondo del ser humano para
de ahí forjar todo el ambiente vivo que requiere el
crecimiento colectivo de los que gozan de un
recinto arquitectónico, limpio, sencillo, luminoso,
confortable, humilde, inocente, lleno de gracia. Que
es capaz de otorgar el crecimiento espiritual de
quienes lo viven. La tutoría de esta manera se
convierte en una auténtica expresión de la
arquitectura. De esta manera el estudiante, conoce
mejor su misión de servidor a favor del bienestar
colectivo de la humanidad, mas se da cuenta de
que la dignidad humana, con todo su potencial
individual es el objetivo más caro de la
arquitectura.
Lastima que el tiempo y el espació se me agotó, es
demasiado escueto mi análisis, me encantaría
seguir, explorando más a fondo por medio de los
procesos de implementación, para poder de verdad
contribuir con esta oportunidad de mejorar el
proceso de formación del arquitecto.
Asumir una actitud reflexiva, digna de un
arquitecto de verdad, preocupándose más en
los efectos sociales de su aprendizaje que en
la calificación que obtenga con la entrega de
los ejercicios que le encargan en cada una de
las materias que cursa.
Capacidad de manifestación de sus propias
ideas acerca de lo que aprende en sus
propuestas de proyecto de diseño.
Gozar de libertad autónoma y no aceptar al
pie de la letra, las instrucciones de los
profesores o el tutor, sino el plantear
soluciones producto de su propio esfuerzo a
pesar de no haber llegado al resultado
solicitado.
Fomento del poder de búsqueda de
soluciones óptimas y la solicitud de otros
datos que complementen su formación
académica y profesional
Asumir una actitud propositiva, cuando no
sólo cumple con lo que se le solicita en su
proceso de aprendizaje, sino cuando da más
de lo que se le pide.
Inquietud por resolver honestamente, con sus
propios recursos los problemas que se le
plantean en el diseño arquitectónico.
Preocupación de por superar lo ya logrado a
lo largo de su formación como arquitecto en
el ejercicio.
Poder de integración con el grupo de
compañeros con quienes interactua en un
ambiente de compañerismo y lealtad mutua

4. Conclusión, o el
arquitecto más allá
de la tutoría.
|
Terminar con éxito la carrera de arquitectura es un logro
significativo y un hito en la trayectoria profesional de cualquier
arquitecto. En ocasiones los años de estudio intenso y el trabajo
absorbente parecen no tener fin. Quizá se titule la mitad de los
estudiantes que empezaron. Y no obstante que la titulación
señala el final de la escuela formal, en modo alguno señala que
se hayan concluido los estudios de arquitectura.
Lewis R.K. (2001:175)

ara terminar este pequeño ensayo, mi conclusión acerca de la tutoría, como entidad
institucional encargada de una formación más formal e integral del estudiante, es de que
debe de actuar como una especie de rito de iniciación del arquitecto, tal como se efectuaban
en las logias masónicas del medioevo, antecedente histórico de nuestras actuales instituciones de
enseñanza de la arquitectura, es decir preparar al estudiante hacia un desempeño profesional
comprometido con sus propios valores como arquitecto, encaminado por eso a una exitosa espiral
de bienestar en lo personal y en lo colectivo, sin embargo el tutor validando su responsabilidad
como educador, debe preparar al futuro arquitecto a afrontar con optimismo el sin numero de
momentos de adversidad que conlleva el ejercicio profesional de una arquitectura digna del ser
humano que vive en el siglo XXI.
La piedra fundamental ya está colocada, el proceso de gestión e instrumentación de la tutoría se
encargará de construir el edificio completo.
Pero como toda buena obra requiere de muchos recursos, sobre todo humanos. Los constructores
deben estar convencidos de lo que erigen, deben estar concientes que el proceso de construcción
necesita de mucho esfuerzo, que el edificio no se localiza en una isla solitaria y estéril, sino es parte
de un armonioso conjunto construido con aprendizaje colectivo, la Facultad de Arquitectura de la
UADY que es a su vez parte de una gran ciudad educativa, que es nuestra Universidad Autónoma
de Yucatán que forma parte del gran valle del conocimiento que abona la ANUIES con este
innovador intento de forjar una nueva cultura de aprendizaje.
El programa de la obra debe de considerar el trabajo colectivo de las entidades educativas que
apoyan a la tutoría, estableciendo los tiempos y escenarios adecuados, que harán actuar oportuna y
racionalmente los recursos necesarios para la obra educativa de la Tutoría.
El producto final nos arrojará un egresado que es un arquitecto apto para superar cualquier
adversidad, conocedor pleno de su potencial personal y de sus propias limitaciones, que gracias al
proceso de la tutoría, habrá aprendido que solo las superará por medio de la integración de otras
habilidades dotadas a otros de sus colegas u otros profesionales, que lo auxiliarán en la
presentación soluciones sinérgicas de mucho mayor calidad si son activadas de manera individual.
Es por lo anterior la importancia del proceso de implementación por medio de redes de cooperación
institucional que propone la ANUIES, es por eso importante que esta integración se consolide en la
Universidad Autónoma de Yucatán con la participación interactiva de todas las entidades que la
integran, solo de esa manera la tutoría habrá convencido a propios y extraños, y con ello habrá
demostrado con pruebas fehacientes de su eficacia en el mejoramiento del proceso de aprendizaje
universitario. Entonces vendrán nuevos retos, mayores exigencias demostrativas, y con ello la
espiral evolutiva de la educación, seguirá ascendiendo sin fin hasta llevar al arquitecto y todos sus
demás compañeros de las otras profesiones hasta amplios horizontes de bienestar.
P

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