El documento analiza cómo se puede aplicar el concepto bíblico de ágape (amor incondicional y desinteresado) en el contexto educativo de un colegio particular-subvencionado en Chile. Observaciones en clases de filosofía muestran que el ágape ya está presente a través del clima de aprendizaje positivo y la comunidad escolar. Sin embargo, aplicar el ágape completamente requiere que todos los miembros de la comunidad, especialmente los profesores, se comprometan a educar con valores y generar potencial en
Ágape educativo: una mirada al colegio Manuel José Irarrázaval
1. El Ágape aplicado en la Filosofía Escolar de colegios particulares- subvencionados.
Una mirada axiológica a la educación chilena
Camila Díaz-Daniela Rivas
19 de Noviembre del 2013
Articulo perteneciente a la Revista de Filosofía de la Universidad Católica Silva Henríquez, en base al concepto de Ágape bíblico y de cómo éste puede generar una solución educativa en base al poder moral y axiológico que éste presenta.
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ÍNDICE
Introducción………………………………………………………………………………………………………….3
¿Qué es el Ágape?......................................................................................................4 Contexto educacional…………………………………………………………………………………………...5
Observaciones y análisis………….…….……………………………………………………………………..6
Vocación en relación al ágape…………………………………………………………………………….…7
Aplicar el ágape…………………………………………………………………………………………………….8
Conclusión general…………………………………………………………………………………………….…9
Bibliografía………………………………………………………………………………………………………….10
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Introducción
El presente artículo tiene por objetivo el análisis profundo a la filosofía escolar impartida en un colegio particular-subvencionado de Santiago de Chile, en relación al concepto de Ágape bíblico. El “objeto” de análisis será el Colegio Manuel José Irarrázaval, donde veremos si es que existe o si es posible implementar el ágape como metodología de enseñanza y pedagogía escolar. Así podremos saber si éste en el contexto educacional es o en algún caso genera un aporte en lo que concierne a su definición bíblica.
Tendremos presente conceptos fundamentales que nos ayudarán en la búsqueda de la realización de ágape, como por ejemplo comprender el concepto de empatía, alteridad, diferencia, mismidad, entre otros. Gracias a estos conceptos, podremos entender cómo se presentan y dan en el contexto educacional y de qué forma irrumpen en la realización ontológica del concepto ágape o simplemente se quedan en un mero enunciado lógico que busca dar soluciones educacionales.
En base de la experiencia educacional, nos centraremos finalmente en reconocer si el ágape puede ser un real aporte para la vida diaria, y de manera concreta en el sistema educativo actual, para crear un nuevo ambiente que produzca resultados óptimos a futuro y nuevas potencialidades en lo que le respecta.
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¿Qué es el Ágape?
Para comenzar a hablar del ágape debemos tener en consideración qué es y como se ha empleado en diversas culturas. Ágape (en griego ἀγάπη) es el término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el que el amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado. Mas claramente la palabra AGAPE hace referencia al amor de Dios a la humanidad, un amor perfecto e incondicional sin esperar nada a cambio.
Algunos filósofos griegos del tiempo de Platón emplearon el término para designar, por contraposición al amor personal, el amor universal, entendido como amor a la verdad o a la humanidad. Aunque el término no tiene necesariamente una connotación religiosa, éste ha sido usado por una variedad de fuentes antiguas y contemporáneas, pero fundamentalmente en la Biblia y en la religión cristiana.
En Cristianismo
Los primeros cristianos lo emplearon para referirse al amor especial por Dios, al amor de Dios para con el hombre, e incluso a “un amor que lleva a dar la propia vida por el bien del prójimo” (San Maximiliano Kolbe). Para ejemplificar una cita del evangelio es: "De tal manera amó Dios al mundo, que envió a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan, 3:16).
El amor, Ágape del cristianismo primitivo es opuesto al amor Eros (Erotismo y Sentimentalismo) debido a que implica santidad y pureza en la vida cotidiana en entrega completa a Dios y a los hermanos, muy por el contrario a lo que simboliza el amor Eros.
Con esta concepción cristiana, el ágape se da como un “don” en el cual no solo me reconozco a mí en relación a Dios, sino que con el otro y así se generan tres características:
-Dar más allá del interés: entregarse a los demás no solo materialmente, sino que también psicológicamente y en su totalidad.
-Ser responsable del otro: si me reconozco en el otro, soy responsable tanto de él como de mí.
-Genera comunidad: si doy lo mejor de mí a los demás, los demás lo harán conmigo, y así generaremos ética en nuestra comunidad que será responsablemente libre.
El ágape planteado anteriormente, podrá ser real en una comunidad o sólo se presenta como una utopía social. Veremos más adelante si es una verdadera realidad o no, en las comunidades específicamente comunidad educativa.
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Contexto educacional
En una primera instancia, al igual como lo hicimos con el termino ágape, debemos comprender y definir a que nos referimos con ‘’contexto educativo ‘’o ‘’educacional’’.
El contexto educativo es una serie de elementos y factores que favorecen o en su caso, obstaculizan el proceso de la enseñanza y el aprendizaje escolar.
Para los docentes frente a grupo, es de vital importancia conocer el tipo de contexto en el cual sus alumnos se desenvuelven o desarrollan, ya que los niveles de aprendizaje y conocimiento adquiridos hasta ese momento, junto con las situaciones sociales y culturales en las cuales están inmersos son de gran importancia y ayudan para comprendérseles como tal.
Un ejemplo de esto es que, aunque existen los mismos planes y programas de estudio para las asignaturas de educación básica, no se abordan de la misma manera en una comunidad rural y una urbana, o en una escuela particular a que en una pública, o en una zona montañosa a una costera. Es importante hacer las adecuaciones pertinentes y necesarias de acuerdo al nivel y tipo de población (así como la ideología predominante o cultura), para sacar provecho de los contenidos escolares.
Nuestro contexto educacional será específico: enseñanza media. Evidentemente y como se expuso anteriormente, el contexto tiene identidad y se diferencia de “otros contextos”. Para nuestro artículo analizaremos cómo se imparte en un colegio de modalidad particular-subvencionado la Filosofía, para luego inferir cómo se aplica o puede ser aplicado el ágape en este denso ramo.
El contexto en análisis
Ahora nos centraremos en el colegio de estudio. Realizamos una observación detallada a las clases de Filosofía en tercero y cuarto medio, de un colegio ubicado en Santiago Centro. El colegio Manuel José Irarrázaval, particular-subvencionado, se caracteriza por educar niños y jóvenes en riesgo social, con familias carenciadas en muchos aspectos y con una visión limitada de la educación superior. En base a esta experiencia de análisis y basándonos en el cuestionamiento de esta investigación nos preguntamos, ¿Cómo se puede aplicar el ágape en este contexto educacional? ¿Es posible que este sea entendido como tal? ¿Su cumpliría el ágape en su totalidad?
El ágape por su definición nos habla sólo de aspectos positivos, por ende este al ser aplicado sigue la idea de esto mismo; pero aun está en pie la interrogante de si es posible aplicar este en el ‘’contexto educacional’’, es por ello que quisimos partir definiendo estos conceptos para
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comprendérseles de tal modo que el lector pueda realizar una síntesis del tema tratado y sacar así también su propia conclusión.
Observaciones y análisis
Nuestra observación comprendió a terceros y cuartos medios de este establecimiento educacional. Todos eran de modalidad humanista, lo que nos facilitó el trabajo, debido al interés puesto por los jóvenes en la asignatura de análisis. Los jóvenes pertenecientes a este contexto educacional no sólo presentaban interés por la asignatura, sino que también interés y respeto en el profesor. Éste cumple un rol fundamental en el aula, pues es quien está a cargo del desarrollo cognitivo dentro de esta. Y claramente lograba objetivos concretos: concentración en sus estudiantes, preguntas a las problemáticas expuestas, buenos resultados en las evaluaciones, clima grato para el aprendizaje, compañerismo y ganas de “surgir”.
Las comunidades escolares a pesar de tener multiplicidades que lo diferencian en todos sus sentidos y ámbitos (edades, clase social, situación económica, entre otros), siempre llegan a ser una comunidad, a que nos referimos con esto, que a pesar de todo aquello que se les pueda diferenciar, siempre existe una unión grupal, lo que hace que la incondicionalidad y el lado reflexivo, afectivo y comprensivo del ágape se hagan presentes en su totalidad.
Inferimos que el ágape no sólo se genera en los estudiantes, pues a esta comunidad escolar también pertenece quien cumple con el rol fundamental de generar ágape: el docente. Es éste quien tiene como función generar un clima grato, que se aleje de lo mismo, de la mismidad educacional, de esa copia de todo igual sin la autenticidad que debe marcar la diferencia, que busque crear algo nuevo y que se aleje de “el mapa de la mismidad como un calco de lo mismo, el calco de aquello que siempre vuelve a lo mismo” (Skliar,Carlos 2002). En esta metáfora englobamos que muchas veces es la educación: un mapa que se calca.
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La vocación en relación al ágape
Ahora visto desde un punto ‘vocacional’ también puede ser aplicado el ágape. El pedagogo en su labor también crea una incondicionalidad y entrega con quienes esté desarrollando su rol pedagógico. En muchas ocasiones se da que personas que estudian una carrera en particular lo hacen por tener un mejor futuro, pues la ambición maneja sus decisiones laborales. Pero aquellos que estudian pedagogía y la valorizan, lo hacen por vocación y por amor a enseñar, pues sienten un llamado a servir de esta manera
Es de este amor al que también queremos hacer referencia. Dicho de otro modo, el ágape visto desde esta perspectiva, también nos habla de una entrega educativa por parte de quienes la ejercen. Es amor a esta vocación, es entrega sin esperar nada a cambio, es responsabilidad por el otro y también formar y hacer crecer la comunidad, es decir, la vocación de docente, el ser docente y amar lo que se es Ágape.
Para ser más precisos, se tiene que entender por ésta que implica una fidelidad a una práctica. También se requiere de un compromiso y describe un trabajo que implica un servicio para los demás y una satisfacción en el cumplimiento de dicho servicio, además de la recompensa de esta vocación en el futuro que integra a personas que aman y respetan su vida y la de los demás, implica más bien ser el arquitecto de un mundo en la propia aula.
La vocación es la inclinación a cualquier estado, carrera o profesión. El término proviene del latín vocatio y, para los religiosos, es la inspiración con que Dios llama a algún estado. Por eso el concepto también se utiliza como sinónimo de llamamiento o convocación, ¿El ágape no nos llama a esto también? ¿Al llamado para con el otro, a la entrega sin condicionamientos?
Esto es parte de la vocación del pedagogo, su rol es de suma importancia, lo que le hace ser un personaje especial y particular dentro del contexto educacional, pasando a ser un pilar fundamental dentro de este y para con quienes se relaciona en su formación .
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Aplicar el ágape
Existe un concepto al cual podemos hacer referencia y relación con el ágape , nos referimos al concepto de la mismidad, que hace referencia a la condición de ser lo mismo, de perdurar con “lo mismo” en el tiempo… Si lo relacionamos con el termino del ágape ¿Cómo se deja de lado esa condición de mismidad, de no cambiar, si lo que propone el ágape es la unión en comunidad cuando existen diferencias que nos separan?, ¿qué pasa cuando esta se ve interrumpida?
Sin lugar a dudas esta se ve totalmente confundida, pasando de ser ordenada, coherente, a ser un caos, porque la identidad de cada cual no siempre se ve reflejada en el otro y a veces solo sobresalen las diferencias. Pues las reacciones del ser humano pueden generar empatía en el otro o simplemente rechazo, sin buscar una solución favorable a un hipotético conflicto. A pesar de todo esto el ágape nos llama a mirar más allá y descubrir en todas las diferencias una semejanza “humana” que nos puede llamar a hacer comunidad y pasar por alto el obstáculo de la diferencia, pues la diferencia puede ser rica en conocimiento y experiencia del otro, para luego ver que “tenemos algo en común”.
Aplicar el ágape en la educación
¿Es posible? Vemos a diario los conflictos educacionales que dan a conocer un marco negativo en el cual se sitúa la educación chilena: demandas educacionales, profesores desanimados, críticas al sistema, etc. Esto nos genera una sensación negativa con respecto a la educación que a estado en tapete últimamente. Sin embargo y a pesar de todas estas críticas negativas y resentimientos colectivos la educación chilena si tiene aspectos positivos. Estos aspectos claramente no salen en la presa. No veremos nunca en la portada de un diario que un hijo de narcotraficantes logró salir de cuarto medio con buenas notas, ni que una chica embarazada opto por la vida y logró terminar su cuarto medio a pesar de todo. Está claro que estas noticias no venden, pues el “mal” al parecer crea más polémica y llama más la atención del público. Pero esto no significa que no existan logros cada día. El responsable de estos logros no es un profesor en específico, ni una institución, ni una comuna ni una fundación… El responsable es el ÁGAPE. Este ágape está presente en muchos contextos educacionales, y si lo vimos presente en el contexto analizado, pues se traduce en el clima del aula, en la cercanía y empatía del profesor, en la alteridad generada por los estudiantes y por sobre todo en la producción de una comunidad educativa que es responsable y libre. Si se generó en nuestra observación, cómo se puede generar en otros contextos? Es una construcción en base a los aportes de todos los miembros de la comunidad en cuestión y como punto de partida en la vocación del profesor, quien con esta herramienta emocional educa no solo de manera lógica, sino también de manera axiológica, pues en base a valores universales se crean cambios futuros, se cree potencialidad y esperanza de ser más y mejor.
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El ágape no es solo una “norma” cristiana, es también un llamado a todos a ser mejores como seres humanos, pues el otro es semejante a mí en dignidad y por ende en respeto y valor. Así podemos aplicar, aunque muchas veces cueste muchos esfuerzos, el mandamiento tan nombrado en toda la historia “amar a tu prójimo como a ti mismo” pues a asumirnos y amarnos, somos capaces de amar al resto, sin interés de por medio, solo entrega solidaria.
Conclusión General
A modo de conclusión cabe destacar que el ágape puede ser aplicable no solo en los contextos tratados durante el artículo, es un término que podemos abarcarlo en una multiplicidad de temas, pero en este caso visto desde nuestra carrera (Pedagogía en filosofía) quisimos evocarlo al aspecto educacional, ya que se nos presenta como un aporte que futuramente nos será de gran ayuda en nuestro desarrollo como docentes profesionales, y que mejor instancia para hacerlo a través de este artículo y bajo el concepto del ágape, un tipo de amor indudablemente reconfortante en todos sus ámbitos visto como tal por su significación.
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BIBLIOGRAFÍA
- Biblia de Jerusalén. Editorial San Pablo
- José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía. Editorial Ariel
-Carlos Skilar, Y si el otro no estuviera ahí? Editorial Miño y Dávila
Agradecimientos especiales:
-Colegio Manuel José Irarrázaval por permitirnos observar las clases de Filosofía del profesor Jaime Guzmán.