2011.02 BOLETÍN CGTFESANCAT ANTÍDOTO 14 - SOBRE LAS MEDIDAS DE LA LEY 20.2012
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24/Abr/2012
Sobre las medidas aprobadas por el Gobierno para “racionalizar el
gasto y garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario”.
Las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros del pasado 20 de abril de 2012 (que,
tratándose de medidas urgentes, curiosamente aún no han sido publicadas en el BOE –
aunque sí lo han sido las de educación: Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de
medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo) suponen un
paso más dentro del plan de desmantelamiento y privatización del sistema público de salud
que se lleva ejecutando desde hace años -ley 15/97- con la complicidad y/o el silencio de
partidos políticos parlamentarios y sindicatos subvencionados.
Se establecen mecanismos discriminatorios que excluyen a los inmigrantes sin papeles
de gran parte de la asistencia sanitaria, quedando reducida la atención en su caso a la
urgencia, el parto y los cuidados pediátricos.
Esta medida, manifiestamente inhumana y que reduce a personas al nivel de
mercancía, es además insostenible desde el punto de vista de la salud pública y tendrá
efectos negativos sobre la salud del resto de la población - patologías infecto-contagiosas
podrán extenderse-, además de provocar más gasto que el que se
pretende ahorrar.
Se establece la “división en categorías de la cartera de servicios”: básicos, accesorios y
complementarios. Este mecanismo sienta las bases para la futura exclusión de una
serie de servicios y/o prestaciones, por las que habrá que pagar si se quiere tener
acceso a ellas. El organismo que decidirá la inclusión o exclusión de los servicios (Red
de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones) no parece que vaya a
disponer de ningún sistema de transparencia.
Se aprueba, por primera vez, el “copago farmacéutico para pensionistas” (10% del
precio de las medicinas) y el “aumento del copago farmacéutico para el resto de la
población”, según teóricos niveles de renta:
Activos Pensionistas
Perceptores de pensiones no
contributivas, parados de larga
duración.
0% 0%
Rentas inferiores a la
obligatoriedad declaración renta.
40% 10% Límite máximo de 8€/mes
Rentas superiores a la
obligatoriedad declaración renta.
50% 10% Límite máximo de 18€/mes
Rentas superiores a 100.000€ 60% 60% Límite máximo de 60€/mes
2. Se establece un impuesto a la enfermedad. La protección social, basada en la
solidaridad de los impuestos en función de la renta, deja de tener efecto, obligándose a
pagar más no a quienes más tienen, sino a quienes están más enfermos.
Por otra parte, lo que se produce de hecho es una importantísima reducción de las
pensiones, ya que, tomando como referencia la pensión media (poco más de 800
€/mes), un matrimonio de pensionistas que paguen 8 €/mes cada uno, tendrá que
gastar en medicamentos el 2% de su pensión (cantidad que se eleva al 3% en
Cataluña, donde se mantiene la tasa de 1€ por receta).
La constatación del nivel de renta de cada persona para llevar a cabo los diferentes
niveles de pago de medicamentos, hará necesario que se cambien todas las tarjetas
sanitarias del Estado -47 millones-, con un gasto estimado por algunas fuentes de hasta
900 millones; gasto que, se supone, habrá que realizar cada año para actualizar el nivel
de renta de cada usuario.
No deja de ser importante que los datos económicos se airearán mucho más de lo
aconsejable, siendo conocido el grupo económico al que pertenece cada persona por
personal sanitario, de farmacias, .., y hasta de otros usuarios presentes en el momento
de la adquisición y abono de medicamentos.
Se pretende ahorrar 500 millones mediante medidas de “ordenación de los recursos
humanos” que, en la práctica, se concretarán en recortes de plantillas, lo que
incrementará aún más las listas de espera y deteriorará la asistencia. Esta cantidad
equivaldría a la eliminación de más de 15.000 trabajadores de la sanidad.
Para conseguir un teórico ahorro de 600 millones, se anuncia la “coordinación con
servicios sociales” para reducir el porcentaje de personas mayores (es decir, crónicos)
en los hospitales, mediante su derivación a residencias.
Además de que esta medida parece esconder un importante desvío de fondos públicos
al sector de residencias privadas, ¿qué familias van a poder acometer ese coste –con el
actual desmantelamiento del sistema de dependencia- que, en muchas CCAA, supera
con creces los 1.500 euros/mes por persona?
En definitiva, desde CGT sospechamos que el supuesto ahorro de 7.000 millones que se
pretende conseguir, va a provocar no sólo el abandono de tratamientos por falta de medios
económicos y el deterioro de la asistencia sanitaria, que se traducirá en un empeoramiento
de los indicadores sanitarios de toda la población -no sólo de la población inmigrante sin
papeles- sino también en un nuevo mecanismo de desvío de dinero público hacia centros
privados.
Simplemente aplicando medidas de sentido común, como son la persecución del fraude
fiscal (entre 70.000 y 90.000 millones al año), en lugar de su “indulto/perdón”; el
incremento de los controles para el cobro del IVA dejado de recaudar ( 17.000 millones en
2008, cantidad similar al gasto sanitario de 15 millones de españoles); la supresión de
subvenciones a la patronal (alrededor de 400 millones en 2010, cantidad similar a lo que se
pretende ahorrar con el envío de los pacientes crónicos a residencias de ancianos con
peor atención que en un hospital); etc. podría no sólo mantenerse el sistema sanitario
actual, sino construir otro nuevo similar.
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