La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
CICLASUR 2016 - Tema 2: "Teresa de Los Andes, de la mano de María fuiste fuerte para asumir el dolor y generosa para amar"
1. Tema Nº2
Teresa de los Andes de la mano de María fuiste fuerte
para asumir el dolor y generosa para amar
De la mano de la Santísima Virgen es como Teresa llegó a enamorarse de Jesús y
centrar su vida en Él.
La virgen fue su modelo, guía y formador “es mi madre y mi todo después de
Jesús”, ha sido mi compañera inseparable (D. 33 y C. 81).
La devoción por la Virgen nació en ella a los 7 años, desde su niñez vivió una
intensa vida mariana que fue uno de los cimientos fuertes de su vida espiritual. El
conocimiento y el amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su
camino en el seguimiento de Cristo. Desde entonces Jesús la tomo de la mano con la
Santísima Virgen que era su devoción especial.
Con mi hermano Lucho hicimos la promesa de rezar el Rosario diariamente por
toda la vida. Yo le confiaba todos mis asuntos, con Ella me desahogaba y no dejaba
ninguna pena ni alegría sin confiársela. Ella correspondió a mi cariño, me protegía y me
escuchaba lo que me pedía siempre, me enseñó a amar a Jesús, puso en mi alma el
germen de mi vocación. Asegura también que le ayudó a limpiar su corazón de toda la
imperfección antes de comulgar por primera vez y escribió “Mi espejo ha de ser María,
puesto que soy su hija, debo parecerme a ella y así me pareceré a Jesús”. Recuerda con
cariño que su querido abuelito Eulogio le enseñó desde pequeña a amar y ser amante de
la naturaleza porque ahí estaba Dios y le decía “el mundo es nuestra casa, es nuestro
comedor y dormitorio. El mundo mí querida nieta con sus océanos y montes es el regalo
que Dios nos hace con cariño y recibimos de Él el encargo y la tarea de cuidar y cultivar la
tierra”. A través de los ojos de mi abuelo también aprendí a amar las flores, el movimiento
de las olas, el canto de los pájaros, porque todos los animalitos son creaturas de Dios.
En este sentido Teresa supo gozar de la tierra y de paisaje (C. 19)
Supo contemplar el mar en su inmensidad
Supo penetrar en el bosque para descubrir su misterio (C. 21)
Supo escalar un monte para mirar las distancias lejanas arriba del caballo
(C.4)
Supo penetrar en las aguas de mares, ríos y lagunas para gozar de su
frescura y practicar la natación
2. Supo mirar el correr de los ríos y navegar por ellos (C.70)
Supo mirar las estrellas y la luna nueva y deslumbrarse con su belleza
Supo de las aves de Chile y de las costumbres típicas del campo (C.38)
Supo contemplar todas las cosas hermosas y disfrutarlas (C.43)
En todas estas bellezas de la naturaleza Teresita descubría a Dios (C.20) y por
eso su armonía interior, su paz y serenidad de quien sabe contemplar sin apuros. Tenía la
sencillez tranquila de quien pasa las cuentas del Rosario en la hora de la oración cuando
la tarde caía y se regresa del trabajo de los campos. Esa serenidad y sencillez es la que
da la naturaleza cuando aprendemos a mirarla y admirarla.
Más tarde en el colegio, fue una estudiante muy normal, ahí forja ilusiones, surgen
amistades, comparte inquietudes y confidencias, discute puntos de vista y aprende a
convivir en la diversidad. Busca el consejo y apoyo de las religiosas con más sabiduría,
goza con las vacaciones y sufre cuando terminan. Su primer colegio fueron las
Teresianas, no le gustó pues encontró mucha violencia y fue para ella un alivio cuando su
mamá la retira, así ella cuenta que no guardó cariño por ese colegio aunque reconoce que
aprendió a leer (D.3).
Su vida escolar se desarrolla entonces en el colegio de las monjas del Sagrado
Corazón (1907-1918), y los últimos 3 años los vivió en régimen de internado. Ella era
profundamente afectiva y se creía incapaz de vivir separada de sus padres, esto le
preocupa ya que esto le significaba salir de su hogar y de estar con su familia. Ella cree
que jamás se acostumbrará, sin embargo asumió generosamente la prueba como
entrenamiento para más tarde su entrada al convento.
“Hiciera cenizas el internado” afirma con vehemencia y con la madre Julia Ríos se
desahogaba, era su consejera y amiga y fue tan cercana que a ella le dedica su Diario.
Su vida en el colegio en el externado le dio inmensas satisfacciones: hizo su
primera comunión lo que marcó para siempre su vida, allí recibió la orientación de su fe y
el apoyo a su vocación, la madre Izquierdo también la aconsejaba, pero le decía que no
tenía ni salud ni vocación como carmelita, pero sí la veía como educadora en la
enseñanza de niños (C. 45).
A Teresita le iba bien en sus estudios, salió primera en ortografía y en historia y
geografía, también en poesía y dice “estoy feliz porque le pido a la Virgen darle gusto a
mis papás y me lo concede, sobre todo porque es el último año de colegio y quiero dejar
un buen recuerdo para que vean que aunque pienso ser carmelita soy aplicada” y dice
“todo se lo debo a Jesús y a mi mamita Virgen, la amo, es tan buena” (D.24).
Dejar el colegio le produce un gran dolor, sentía que se le destrozaba el corazón y
decía “¡¡oh Dios mío!! Cómo todo pasa y concluye y se despide de sus queridas madres,
profesoras y concejeras y las que tanto nos enseñaron no solo el camino de la virtud, sino
que también el camino al cielo”. Adiós morada del Corazón de Jesús donde estos 3 años
he vivido contigo, adiós compañeras queridas, adiós, adiós a todos… me voy con Él. Lo
3. sigo y soy feliz (D.43).
Su paso por el colegio la marcó profundamente tanto en el amor como en el dolor,
• La hizo apreciar a su familia, ya que debió estar lejos de todos ellos
• La hizo gozar de sus amigas las que perdurarían hasta su muerte
• La afianzó en su fe, en Cristo y en la vida sacramental
• Le hizo pulir sus rasgos de personalidad en los cuales se sentía débil
• Le dio la inquietud vocacional, al ver la vida y testimonio de las religiosas
• La preparó para su vida en el convento, ya que debió acostumbrarse a vivir y sufrir
en silencio por ello.
• La hizo una joven humilde, porque la humildad es saberse criatura delante del
creador y es conciencia lúcida para nuestras múltiples limitaciones
• Le dio autenticidad para mostrar exactamente lo que ella era con aciertos y caídas
y con las sombras y luces del alma
Ella dice: la humildad es posible verla en la maravillosa figura de Jesús, “manso y
humilde de corazón”, para asemejarse a Jesús no duda en buscar ser humillada delante
de otros y de humillarse ante sí misma, conoce bien su pecado, es consciente de sus
errores, no los oculta porque se sabe débil, ella se define muchas veces como una “nada
criminal”, dice: soy perversa y miserable, hipócrita, infiel al señor, tan tibia a su servicio,
tengo carácter regalón y soy tan aguaguada, también soy orgullosa y mala.
Esta es la gracia de los Santos, como viven cerca de Dios, ella siente su propia
pequeñez al lado de la grandeza de su Señor.
En un día de retiro y de silencio en 1917 hace importantes descubrimientos:
• Comprendió que lo que más la apartaba de Dios era su orgullo
• Se dio cuenta que la humildad nos da la semejanza de Cristo, la paz del alma, la
santidad y la unión íntima con Dios
Teresa no nació humilde, fue exactamente al revés, pero se dejó interpelar por el
testimonio humilde de Jesús en su crucifixión y se crucifico con Él, y también con Él salió
triunfante.
Teresita fue una joven amorosa bendecida por Dios, por el amor que le entregó
desde pequeña, se supo amada por sus padres, hermanos, familia, su colegio, las
religiosas, sus amigos y no pudo sino responder con amor a tanto amor.
¿Hay algo más grande en el mundo que Dios?
4. ¿No es ésta la mayor grandeza a lo que puede aspirar el hombre?
Al contemplar este amor de Teresa estamos tocando el fondo más hermoso de su
alma, aquí está la razón de su vida, este es el secreto que nos permite entenderla, porque
dejaba a Dios acariciar su alma.
Teresa fue una joven sufrida por seguir fielmente a su Maestro y conoció
intensamente el dolor. Conoció el dolor en su cuerpo, sufría de dolores casi permanentes
a la columna, a la cabeza, al hígado y al estómago. Fue operada de histeria a los 12 años
y de apendicitis a los 14, pero el dolor físico no era para ella lo fundamental, sufría más
cuando veía relacionarse conflictivamente a sus padres. Sufría cuando a su padre le iba
mal en los negocios y perdía sus bienes, como el fundo de Melipilla o parte de la hacienda
Chacabuco, sufría cuando debía cambiarse de casa, sufría con las dudas existenciales de
su padre y su distanciamiento de la Iglesia, sufría por los problemas de fe de su hermano
y decía tengo pena, me sangra el corazón, dame todos los sufrimientos Dios mío con tal
de que él se convierta. Teresa no arranca del dolor, era capaz de asumirlo valerosamente,
cuando a ella venia sin buscarlo, ella sabía muy bien que era la noche oscura la que
prepara el día y que solamente “muriendo se resucita a la vida eterna”. Teresa de los
Andes es feliz, porque ama y es amada, porque conoce a Jesús, porque se sabe esposa
de Él, porque siente su cercanía, porque la Virgen es su amiga y protectora y porque
sufre…
¡Qué paradoja!
“estoy feliz porque sufro”, dice.
Preguntas para dialogar, reflexionar, compartir y escribir
1. ¿Cuál es nuestro vínculo con la naturaleza? Y ¿Qué contacto tenemos con ella?
2. ¿sabemos descubrir al creador en sus criaturas?
3. ¿Qué características de la vida escolar de Teresa nos llama la atención?
4. ¿Qué nos puede enseñar su actitud?
5. ¿Por qué consideramos la humildad como una virtud?
6. ¿La vanidad y el orgullo nos deforman en nuestra vocación?
7. ¿en que se demuestra que el amor es nuestra búsqueda fundamental?
8. ¿Por qué Teresa ama tan inmensamente a Dios y a su familia?
9. ¿Cómo enfrentamos nuestros momentos de dolor?
10. ¿Qué mensaje nos entrega Teresa en su modo de sufrir y de amar?