Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Ele
1. César Rodrigo Moreno Cárdenas. Maestría en Lingüística Aplicada.
Interculturalidad y la enseñanza de ELE en México: el caso de la Especialización en
Enseñanza del Español como Lengua Extranjera a Distancia. Dra. Sabina Pfleger y
Mtra. Cristina Simón.
Al acercarnos al problema de la interculturalidad, nos damos cuenta que va más allá del
estudio de la interacción entre culturas, al llevarlo al terreno de la lingüística aplicada y de
la pragmática, surgen algunas interrogantes tales como ¿Es la interculturalidad una
competencia? ¿Es una actitud general frente al Otro? ¿Qué se requiere para fomentar el
diálogo entre las culturas?
Cuando intentamos acotar el concepto de interculturalidad nos damos cuenta que ésta se ha
entendido de distintas maneras, ya sea como una competencia, una macrocompetencia o
bien una competencia transversal. Si la entendemos como una competencia entrenada y
desarrollada a la par de los conocimientos sintácticos o semánticos, nos encontramos con
problemas, ya epistemológicos, ya ontológicos, como el del malentendido cultural, el cual
se entiende como la no-comunicación entre miembros pertenecientes a distintos entornos
culturales y no puede determinarse tan fácilmente si éste se da por insuficiencia léxica, por
falta de dominio de elementos no-lingüísticos (proxemia, gestualidad, mímica), o bien por
un desconocimiento pragmático de situaciones específicas que se llevan a cabo o no en la
cotidianidad de la cultura meta.
Los hablantes de una lengua forman parte de un sistema de codificación cultural que rige
sus acciones y sus intercambios culturales, lo que hace que lean, codifiquen y decodifiquen
el contenido de los discursos de su entorno y mediante la creación de idealizaciones y
tipificaciones van cubriendo huecos comunicativos. Asimismo, hay estructuras de fondo
que les suministran marcos conceptuales de referencia, los cuales son compartidos y
conformados por contenidos semánticos estables. La Cultura, entonces, funciona como una
base cognitiva común con marcos de referencia compartidos de una comunidad de práctica.
Es un anclaje cognitivo que sirve como base cultural compartida que funciona a un nivel
macro con contenidos comunes concretos, como los marcos de referencia de tiempo y
2. espacio que permiten que la comunicación fluya más fácilmente, a diferencia de otros a un
nivel micro, más abstractos (ideacionales, creacionales o normativos) que no lo permiten.
Es por ello que entre miembros de la misma comunidad el proceso de comunicación y la
negociación de estos significados específicos se interrumpe, no se da un dinamismo
discursivo y se genera una retracción hacia marcos de referencia propios, trayendo como
consecuencia un choque cultural.
De acuerdo con las autoras, la comunicación ha de ser un proceso en el que la comprensión
del Otro se facilite, en este sentido, proponen repensar la lengua y cultura meta al insistir
que lo idóneo sería darle a nuestros alumnos las condiciones de posibilidad de reconstruir
una perspectiva cultural adicional a la suya, para que de esta forma puedan encontrar
equivalencias y analogías con o en su propio sistema cultural y de valores.
Al compartir una lengua, idealmente, habría de compartirse el sistema conceptual y el
patrimonio cultural, sin embargo, esto puede resultar relativo si tomamos como punto de
referencia la variedad cultural, lingüística y dialectológica del mundo hispanohablante.
Las autoras hacen hincapié en la necesidad de alertar a los estudiantes de Español como
lengua adicional de las particularidades que nos distinguen, que más allá de separarnos nos
dan una pertenencia identitaria nacional.
Las autoras, con base en un estudio de C. Company, hacen referencia a los casos de México
y España que reflejan en sus respectivos dialectos visiones y construcciones conceptuales
del mundo muy diferentes. Company hizo un análisis gramaticalista-funcional y cognitivo
de cuatro fenómenos lingüísticos (dos nominales, uno de posesivos y otro de diminutivos y
dos correspondientes a la frase verbal: el leísmo y el uso del pretérito y antepresente del
indicativo). Las diferencias a las que se refiere van más allá del uso estilístico, ya que estos
“marcadores inocentes” logran codificar las idiosincrasias culturales e influyen en las
intenciones comunicativas.
Al analizar los casos mexicano y español, afirma que la diferencia fundamental entre los
dialectos de ambos países estriba en el perfilamiento que se establece ante la escena
comunicativa. Los mexicanos tenemos un perfilamiento relacional y vemos o valoramos la
3. escena comunicativa en vez de describir el hecho comunicativo en sí mismo. Esto es, que
tenemos un perfilamiento relacional, por lo cual hablamos de cómo vemos la realidad y no
hablamos o describimos la realidad misma y vivimos en un proceso constante de
subjetivización. Por el contrario, los españoles tienen un perfilamiento absoluto, mediante
el cual los hablantes adoptan preferentemente un plano más objetivo o distante y codifican
las entidades atendiendo más a sus propiedades referenciales que a la relación que los
hablantes tienen con ellas y con el discurso comunicado. En síntesis, los españoles
describen la escena comunicativa en vez de aportar su propia visión y valoración al
respecto. En este sentido, hacen referencia a cuatro aspectos lingüísticos que hacen la
diferencia entre los dialectos de ambos países:
Gramatical: Referente a las remantizaciones particulares que diferencian las
variantes dialectales de ambos países. En México el sentido que le damos al verbo
coger, que hace referencia al acto sexual o el vocativo buey/güey
Morfológico: la postura que asume el hablante es la que determina el uso de
diminutivos o uso y abuso del pretérito y antepresente del indicativo.
Sintáctico: De acuerdo a Company, los mexicanos tenemos una tendencia a
personalizar el verbo haber “Habemos muchos que vamos al cine” y al uso del
leísmo, aunque de una forma distinta al del castellano: Órale, Híjole, Ándale, el cual
llegamos incluso a pluralizar en el clásico Híjoles.
Pragmalingüístico: La cortesía, ese rasgo tan característico de nosotros los
mexicanos, lo manejamos de una manera que podría ser ofensiva para otras culturas,
si es que no están familiarizados con nuestra cultura ¿me pasas las tortillitas? Podría
ser interpretado como una duda sobre las capacidades del Otro.
Es entonces, que un acercamiento cognitivo a la interculturalidad es importante para
desarrollar un proyecto de “simulación cultural” en el aula y el conocimiento y uso de las
manifestaciones culturales de distintas instanciaciones, tales como películas o textos
literarios son importantes testimonios de la realidad ajena y que puede complementar
nuestro propio sistema de valores y referencias sociales y culturales.
Si bien me parecen acertadas las diferencias entre españoles y mexicanos en sus variantes
dialectales, me parece que tampoco logran capturar al grueso de los mexicanos y no dejan
4. claro si se refieren a determinado sector social y cultural, sin embargo, me parece acertada
su visión del perfilamiento relacional que tenemos, pues ello también puede verse en
dialectos indígenas como el náhuatl, en el que un simple saludo nos lleva a recrear una ética
vivencial y la relación de los humanos con su entorno.