El documento resume las preocupaciones del senador Jorge Enrique Robledo sobre los graves problemas ambientales, de salud y laborales causados por la exportación de carbón en la región de Santa Marta, Colombia. Específicamente, señala que (1) la minería de carbón y los puertos carboneros han contaminado el aire y el agua, afectando la salud de los residentes y el turismo, una industria declarada en 1972; (2) las empresas transnacionales no pagan suficientes impuestos ni cumplen con las normas ambientales; y (3) existe una
APOS - Global Médica SA: Contrato de prestación de servicios farmacéuticos
Robledo critica manejo de puertos carboneros en Santa Marta por daños ambientales y contradicción con turismo
1. El cargue del Carbón de la Drummond en barcazas en
Santa Marta debió desaparecer desde 2010
Sesión de la Comisión Quinta en Santa Marta 15 de noviembre de 2007.
Intervención del senador Jorge Enrique Robledo en el debate sobre la problemática de
los puertos carboneros
García Márquez y Gossaín terminaron tiznados. Un problema pésimamente manejado.
Graves problemas ambientales, de salud y laborales. Las trasnacionales no pagan lo
que deberían. Como para Ripley que se haya montado minería de carbón en una zona
declarada turística desde 1972 y un muelle carbonero en la bahía más bella de
América. Hay una contradicción innegable entre carbón y turismo. Inaceptable que
toque sacarles a la brava a las trasnacionales el cuidado del medio ambiente. ¿Podría
la Drummond montar un puerto carbonero en las playas de Miami?
Voy a hacer un esfuerzo de síntesis para permitirles a los demás senadores y a los
habitantes de la región dar sus opiniones. Espero que no me quede demasiado resumido,
porque soy de los que piensan que este es un país muy mal gobernado, no solo ahora
sino desde siempre. Y espero que cuando ustedes oigan la historia de este caso
coincidan conmigo en que ha sido muy mal manejado. Si el propósito de los gobiernos
ha sido manejar mal el tema del carbón y el problema ambiental, diría que lo han
logrado a la perfección. Hay que ponerles cinco aclamado, porque terminó convertido
en un enredo de dificilísima solución.
Pensé que iba a haber más gente de las altas instancias en Santa Marta hoy aquí con
nosotros. Saludo a quienes se dignaron acompañarnos, pero lamento que no haya un
interés mayor en un tema de tanta importancia para la vida de la ciudad y de la región.
No sé si tenga que ver con la idea de que es un tema que se les debe dejar a los samarios
y no a los cachacos. Reconozco que la región es de la gente de aquí, pero con todo
cariño me permito decirle a la gente de Santa Marta que este es un solo país y que es
muy grande el afecto que los cachacos tenemos por la Costa.
En mi caso particular, y puede ser el de otros senadores, conocí el mar aquí en Santa
Marta. La primera vez que vi el mar en la vida es una imagen que tengo grabada en mi
cerebro, y fue aquí en Santa Marta. He vuelto en tren, en flota y a dedo, cuando
estudiaba en la universidad, y después he venido en carro particular, y he dormido en
carpa, en hoteles, en apartamentos. Conocí el Parque Tayrona cuando ir a las playas de
Cañaveral o de Arrecifes era una hazaña porque los medios eran extremadamente
precarios, y he nadado en las frías aguas de los ríos que vienen de la Sierra. Santa Marta
es tierra de todos, y en ese sentido pienso que con todo derecho podemos reclamar el
derecho, no solo legal sino también sentimental, a opinar sobre lo que está ocurriendo
aquí, a mi juicio algo demasiado grave.
Quiero aclarar, porque las cosas se manipulan, que aquí no se está discutiendo si en
Colombia debe haber o no explotación de carbón, ni si en Colombia debe exportarse o
no carbón. Si Colombia terminó embarcada en el gran negocio del carbón, que mueve
sumas y recursos inmensos –estamos hablando de exportaciones de más de 100 millones
2. de toneladas y de arrancarles a decenas de miles de hectáreas las capas superiores del
suelo, un impacto ambiental descomunal –, esforcémonos por hacerlo bien. Absurdo
persistir en este disparate en el que estamos montados.
Gravísimos problemas
¿Cómo se resuelven tantos y tan gravísimos problemas? Tenemos en primer término
problemas laborales inmensos. Apenas por ahí la mitad de los obreros gozan de
derechos laborales, porque a los demás les han inventado un sistema de contratación
para escamotearles sus ingresos salariales. Hay problemas de salud ocupacional también
gravísimos en las minas, que no se están atendiendo, en especial daños de columna
vertebral, para no hablar de la contaminación del aire que afecta a todos los
trabajadores.
Hay un inmenso problema ambiental desde el Cesar hasta la costa. El ferrocarril
también ha creado problemas ambientales y auditivos gravísimos en las poblaciones por
donde pasa. Hay poblaciones prácticamente partidas en dos y en donde ir de un lado a
otro se ha vuelto imposible. La vibración de los trenes sobre las casas está causando
daños estructurales. Las minas son de tajo abierto y abren huecos monstruosos de 300
metros de profundidad en áreas descomunalmente grandes en que se arranca toda la
capa vegetal y después lo que se llama materia estéril para hallar el carbón. Y el
gobierno está por concederle a una de estas mineras 60 mil hectáreas en el Cesar. Se
afirma que las mineras hacen el hueco y después lo tapan, bueno, pero el daño del hueco
no lo arregla nadie e incluso taparlo es un decir.
El Cerrejón ha destapado más de 9.400 hectáreas y apenas ha recuperado 2.300.
Drummond ha excavado más de mil hectáreas y ha recuperado apenas 123. Prodeco ha
barrido 147 hectáreas y solo ha recuperado 17, o sea, es evidente que no se están
cumpliendo las normas ambientales. Tenemos además el lío aquí en la Costa de
pescadores que han perdido varias de sus zonas de faena.
Trasnacionales no le pagan lo justo al país
A uno le dicen entonces, bueno, senador, claro que hay líos, pero es que la plata es muy
grande y el país gana mucho. He estado muy dedicado últimamente a mirar qué tan
cierto es que las trasnacionales nos están pagando lo justo. No es el tema de hoy, pero lo
voy a mencionar. Las regalías son ridículas. Todos los demás países productores ganan
más plata en el negocio del carbón que Colombia. Aquí es mejor sacar el carbón,
transportarlo, revenderlo, intermediarlo, asegurarlo. En lo que tiene que ver con las
regalías, cualquier cosa es mejor negocio que ser el dueño del carbón.
He estado mirando con detenimiento si pagan los impuestos que debieran pagar.
Drummond, por ejemplo, tiene una exención en IVA a la gasolina que vale 150 mil
millones de pesos en los últimos años. En estos días el presidente Uribe explicaba cómo
para el caso de estos puertos se va a poder utilizar la idea de las zonas francas
independientes. Pues ese solo hecho les bajaría el impuesto de renta del 34% al 15%.
Imagínense de cuánta plata estamos hablando aquí. La renta que pagan está en promedio
en 25%, contra el 34, que debiera ser. O sea, aquí hay toda una discusión para establecer
si es verdad que el gran daño nos lo están pagando bien, suponiendo que ese daño
irremediable pudiera pagarse.
3. Me preocupa también el ocultamiento de la realidad. Les voy a dar un dato para
mostrarles que hay una especie de conspiración del silencio, que afortunadamente se
está rompiendo. El 8 de agosto pasado, Drummond perdió con el Estado colombiano un
Tribunal de Arbitramento que le cuesta a la trasnacional 37,5 millones de dólares y yo
pregunto: ¿alguien vio esa noticia en alguna parte? A los estudiantes de periodismo les
enseñan que no es noticia que un perro lo muerda a uno, sino que uno muerda al perro.
Entonces, señor ministro, debiera ser noticia que Colombia le gane un pleito a una
trasnacional en el que probablemente sea el único caso que haya sucedido, y sin
embargo no se sabe. Menos se sabe incluso que ya Drummond hizo saber que no le
gusta el fallo y que lo va apelar ante el Consejo de Estado y entonces fácilmente la plata
va a terminar embolatándose en los retruécanos de la justicia.
Dejo planteado el problema general, sobre el cual esta Comisión y los colombianos
deben poner los ojos, no para que no haya minería del carbón, sino para ver cómo
hacemos para que resulte beneficiosa a la nación.
Turismo y carbón
Lo otro que quiero mencionarles, mis queridos samarios, y me parece inaudito, es que
hayan podido montar minería del carbón sobre una zona eminentemente turística. Es
como para Ripley que se haya podido montar una exportación de carbón desde la propia
Sociedad Portuaria de Santa Marta, un muelle enclavado en la bahía más bella de
América, y todo porque alguien se va a ganar unos, y aquí si cabe la expresión,
miserables dólares. Un muelle carbonero en una bahía relativamente pequeña y que, sin
embargo, lleva ya muchísimos años. Probablemente pase a la historia.
Quiénes han dirigido esta ciudad, pregunto, y cómo la han dirigido para que puedan
suceder cosas como estas. Y pregunto también con toda cordialidad, ¿y las fuerzas vivas
de esta ciudad donde han estado mientras sucedían tantos desmanes? No olvidemos la
canción, que tal vez pueda ser exagerada, pero tiene su fondo: “Si no fuera por las olas,
Santa Marta moriría”. Son hechos que nos debieran hacer reflexionar.
El desorden es inaudito, ministros. Yo no sabía, senador Name, de los cinco muelles
carboneros en Barranquilla ni de los cuatro que hay aquí en Santa Marta, o sea, nueve
puertos de exportación de carbón en menos de cien kilómetros, nueve fuentes de
contaminación y de problemas, probablemente otro récord mundial, porque obvio que la
actividad debiera estar centralizado en un solo puerto o en dos, a lo sumo. Mi impresión
es que aquí se les están abriendo las compuertas a las audacias de un poco de
propietarios de tierras adyacentes al mar, que utilizan sus poderes y sus influencias para
construir un puerto allí donde a cada uno de ellos se le dé la gana, con tal de ganarse
unos miserables dólares sin considerar el interés de la nación y de la sociedad.
Es demasiado grave, porque cualquier análisis técnico elemental indica que estas cosas
se deberían resolver de otra manera. Es evidente la contradicción existente entre la
vocación de la región, en el caso de Santa Marta en especial, y la situación que viene
presentándose. Se emplazó un muelle carbonero precisamente en lo que desde 1972 está
definido por resolución presidencial como zona turística. No estamos hablando de
cualquier sitio, sino de una región definida legalmente desde 1972 como zona de
desarrollo turístico. Lo que crea derechos, senadores. En una zona de desarrollo turístico
4. empieza a aparecer una infraestructura de hoteles y apartamentos, una actividad de
negocios inmobiliarios a los que no les puede clavar encima, como está sucediendo,
cualquier cosa que los destruya.
En el plano se puede ver de qué estamos hablando. El extremo norte del Terminal
Marítimo es la propia bahía de Santa Marta, luego está el casco histórico de Santa Marta
y hacia abajo, entre la carrilera y la carretera y el mar, en amarillo, viene todo lo que es
la zona de desarrollo turístico. Y precisamente allí se pueden ver, después del
aeropuerto, el puerto de Prodeco, el de Drummond y más abajo el de la Sociedad
Portuaria de Ciénaga. Los puntos negros son los barcos y barcazas en las cuales se
transporta el carbón desde la Costa hasta los barcos, un proceso llamado de cargue
indirecto, porque el barco no se puede arrimar a hasta la playa.
En el puerto de Santa Marta, hace un par de años, creo, ya fue establecido el sistema de
cargue directo, y el barco grande se arrima hasta el muelle, uno de los líos que estamos
enfrentando. Se discute si hay o no problemas y hay incluso estudios según los cuales
aquí no hay contaminación.
Voy a leer entonces algunos testimonios, primero, el de un gerente hotelero: “El hotel se
encuentra en una situación calamitosa de contaminación en sus playas” y añade que
ellos hacen grandes esfuerzos por mantener limpias sus habitaciones.
Antonio José Caballero, periodista de RCN, muy conocido, escribe un análisis que titula
con una frase bien dura, “La bahía más sucia de América”. Y quiero llamar la atención a
los samarios. La frase puede ser o no cierta, pero crea fama. Es como está percibiendo
alguna gente el asunto. Juan Gossaín escribió un artículo memorable en la revista
Diners, que ojala leyeran todos aquí en esta región, donde él cuenta lo que le pasó hace
unos meses, yendo en tren hacia Aracataca con Gabriel García Márquez y Caballero. Lo
voy a leer porque además es bonito y creo que ilustra lo que está sucediendo. Dice:
“De súbito, antes de que ganáramos la estación de Pozos Colorados, en las últimas
calles de la ciudad, el certero reportero Caballero –periodista en verso– me miró
aterrado, despepitó los ojos y me hizo unos ademanes extraños, simulando que se
pasaba la mano por la frente, pero sin suspender su transmisión de radio.
“–¿Qué te pasa le pregunté? –mientras la emisora ponía unos avisos comerciales–.
“–Que tienes la cara negra –me contestó.
“Me limpié los cachetes con la palma, que me quedó tiznada. Gabito, a nuestro lado,
levantó la mano para saludar por la ventanilla agrietada el gentío que lo vitoreaba desde
los ranchos. La manga de la camisa, que media hora antes relucía de blanco a causa del
almidón, tenía ahora esa coloración plomiza y oscura de la pólvora cruda.
“Ahora que tengo tiempo de pensarlo, debí haber puesto una cara de espanto como la de
Camus en medio de los estragos de la peste, porque la cuñada de García Márquez, que
iba también en el tren, que es samaria y estaba sentada frente a mí, se sintió obligada a
revelar el secreto. ‘Es el carbón’, me dijo.”
5. (Lástima que no esté aquí el doctor Lozano, ministro del Ambiente, y esperemos que ya
haya leído el artículo).
“–Es el carbón –me dijo con un acento de terror, el maldito carbón.
“–¿Cuál carbón? –dije yo, que ya sentía los ojos colorados de la irritación.
“–Cuál va a ser –gritó el turco George, desde la última banca, con su vozarrón de
centella.
“–El que exportan por los muelles de Santa Marta, el que vuela en el aire, el que está
matando a la gente, al turismo, a los pescados.
“Sentí el cuello pegajoso y le solicité a mi mujer que me mirara.
“—Tienes en el pescuezo un caldo negro —respondió la mujer de Gossaín—. De sudor
y carbón.”
Son palabras mayores, y alguien podrá alegar que no es cierto o que sí, pero es de lo que
se está hablando. Por si las dudas, voy a mostrarles a lo más furibundos partidarios del
gobierno lo que dice al respecto el propio presidente Uribe. Dice: los de los hoteles se
quejan de que la volatilidad del carbón, ministro, produce una película en las carpas de
los turistas, en las mesas de los turistas, en las habitaciones de los turistas. Son las
palabras del Presidente de la República.
Sí existe la contradicción
O sea, aquí sí hay un problema. Me limito a señalarlo, porque en más de una ocasión he
oído decir que se lo están inventando. Incluso si fuera inventado, debo decir con
franqueza que las percepciones generan realidades y es algo que se ha vuelto una
realidad.
El Ministerio de Ambiente curiosamente me responde a una pregunta que le formulo
que la presunta contradicción entre turismo y carbón radica en que hay quienes indican
que las dos actividades son incompatibles. Lástima que no esté aquí el doctor Lozano,
pero le digo que la contradicción no es presunta, la contradicción existe, es un hecho
objetivo. Yo llegué ayer a Santa Marta y nos fuimos con unos amigos a inspeccionar la
playa de la Drummond. Más nos demoramos en bajarnos cuando encalló una lancha a
ver que andábamos haciendo. Nos pararon unos tipos. Señores, no se puede pasar por
ahí, no se puede pescar ahí, no se pueden moverse lanchas turísticas dentro de los
puertos del carbón. Y esa dizque es una “presunta” contradicción.
¿Será también presunta la contradicción del tren que pasa por debajo de las camas de los
hoteles? ¿O presunto el polvillo del carbón? En esto hay que ser precisos, ministro.
Ahora, que la contradicción sea antagónica o no es la discusión en la que estamos. Que
la contradicción existe es innegable. ¿Cómo resolverla? Esa es la discusión. Se puede
resolver sobre la base de cerrar los puertos carboneros y que no se exporte mineral
desde allí, o se puede resolver multiplicando los puertos del carbón y acabando el
turismo. Hay una tercera manera de resolverla, y es en la que yo pienso, aspirando a que
puedan coexistir las dos actividades, hasta donde sea posible. Pero reconozcamos,
ministros, que la contradicción existe. El problema es si somos capaces de encontrarle la
6. solución, porque ya esto lo convirtieron en un enredo de tal calibre que no va a ser fácil,
en buena medida por la irresponsabilidad con la que se han venido tomando las
decisiones.
¿Se antagonizará la contradicción? Esa es la pregunta. ¿Se tendrán que ir los hoteles?
Esa es también la pregunta. Uno quisiera siempre tener en estos debates más tiempo
para estudiar a fondo los problemas. Pero la percepción que yo tengo, por las respuestas
del Ministerio de Ambiente, es que la actitud de los puertos no es a mi juicio una actitud
positiva. La idea que a mí me queda después de leer la información es que todo lo que
han hecho las trasnacionales en beneficio del medio ambiente ha tocado sacárselo a la
brava, con sanciones, con amenaza de sanciones, con peloteras. Es lamentable y es una
parte gravísima del problema. Aquí tenemos la codicia de los puertos carboneros,
enfrentada a una serie de realidades económicas que también son ciertas y que están ahí
pendientes de solución.
Que bajen la pila del carbón, que le echen agua, que laven la tractomula, que pongan
cargue directo, toda una cantaleta del Ministerio bregando a que los puertos cuiden el
ambiente, algo inaudito y más cuando se trata de extranjeros. Se lo digo a ustedes con
toda la tranquilidad y la cordialidad. Está bien que las trasnacionales vengan y se ganen
unos dólares, no me opongo, pero no puede ser a costa de atropellar a este país, de
agredir a un país que les ha sido hospitalario, que les facilita las cosas, de volverlo todo
un enredo, de poner a sus abogados, y los tienen de sobra, a cuestionar cada inciso, y
todo lo pagamos con la propia tragedia de los colombianos. Me parece absolutamente
inaceptable. No podemos aceptar que por la vía del carbón vayamos a volver a la
Colonia.
Vamos a volver a la Colonia y ver otra vez a Rodrigo de Bastidas recorriendo estos
territorios, pero con otro nombre. Las respuestas que acaba de dar en la televisión el
gerente de la Drummond me parecen inauditas. Aquí hay un problema grave, que debe
ser atendido porque está afectando negativamente al país.
Pienso que tampoco se pueden exagerar las cosas. Aquí hay problemas graves, pero no
creo que sean irreversibles. Santa Marta continúa siendo Santa Marta y las playas siguen
siendo bellísimas, una potencialidad que está viva para seguirla disfrutando, pero si el
problema no se resuelve, la contradicción se puede volver insoluble en el sentido en que
termina desapareciendo el turismo. Es el lío que tenemos. Estamos a tiempo de resolver
el problema para que no se llegue a una situación en que el carbón acabe con el turismo.
Estamos hablando de una actividad fuertemente contaminante y que además se está
desarrollando en cantidades astronómicas. En el corto plazo Colombia va a estar
exportando 110 millones de toneladas de carbón y por lo menos la mitad se va a
producir en el Cesar y a terminar exportando por estas costas, o sea, estamos hablando
de un lío de proporciones inmensas. Se afirma que hay casi 2 mil millones de toneladas
de carbón. Si calculamos 50 millones de toneladas de carbón saliendo por aquí, estamos
hablando de exportaciones durante 40 años y entonces alguien me replicará, no, senador
Robledo, la contaminación no es mucha, pero yo digo, bueno, y sumada durante 40
años, ¿cómo es? Aquí estamos hablando de un impacto ambiental de proporciones
descomunales, como suelen serlo las fuerzas tecnológicas y económicas que padece o
disfruta –como se quiera decir– el mundo en los últimos años.
7. Los tres problemas ambientales más graves
Voy a precisar tres problemas a mi juicio muy graves que urge resolver, y limito
solamente a la parte ambiental en lo relacionado con el turismo, porque el lío laboral es
otro, el lío de las regalías es otro. Los líos ambientales de todo tipo también son muy
graves. Estoy seguro de que los niños del centro de Santa Marta tienen los pulmones
negros por la tierra que levantan las tractomulas y el carbón, al igual que los de la Jagua
de Ibirico, una vergüenza nacional. Pero así de esto no se hable, me voy a limitar,
repito, al asunto del turismo.
Problema ambiental número uno, el de las tractomulas. Hay 1.200 tractomulas que van
y vienen desde el Cesar hasta aquí y veo que también hacia Barranquilla. El daño es
inmenso, porque no están diseñadas para este tipo de transporte. En los países
civilizados existen vías especiales para llevar la carga de las minas. Ojalá los senadores
tengan tiempo de ir ahora más tarde a las afueras de Santa Marta, aquí no más, donde el
polvero es tal que uno no ve ni el sol. Los vecinos cuentan con nube propia estacionada
ahí todo el tiempo. Los estudios muestran que tráfico promedio diario por esta vía en
diciembre fue de 6 mil vehículos al día, una locura, el caos, porque de este total, 2.800
son vehículos pesados. Las tractomulas se accidentan a menudo, con muertos y heridos,
y pregunto: ¿cuáles son las soluciones que se están ofreciendo?
Se dice que con el tren van a salir de Santa Marta unas 700. Bueno, quedan 500, ya de
por sí un lío grande. Y son tractomulas que están llegando hasta el centro histórico de
Santa Marta, porque el Terminal Marítimo queda casi en la Plaza de Bolívar, o casi sin
el casi. Están diciendo que en parte el lío se va a resolver con un tren, que va a crear
otro lío distinto. Pero entonces miren ustedes cómo son de complicadas las cosas, y lo
hablábamos ayer con los conductores. Si desaparecen 700 tractomulas, son 700 empleos
que se pierden, más el impacto social y económico de todas las actividades indirectas
que generan las tractomulas, como los montallantas y las bombas de gasolina. Como la
vía sigue siendo inadecuada, así pongan el tren a funcionar, entonces se viene hablando
de otra vía, ahí se ve en el mapa. Vean la línea amarilla y a la derecha otra más oscura
que termina entrando hasta el Terminal Marítimo. Están entonces en la idea de hacer
una vía que alejaría las tractomulas del corredor turístico.
Problema dos, una cosa a la que han llamado el megatrén. Otra vez la canción: “Santa
Marta tiene tren…”, y es cierto, aquí hay un tren viejísimo, de los tiempos de la Zona
Bananera. Y entre paréntesis, López Michelsen cuenta en una entrevista que la moderna
corrupción entró en esta región y en el resto de Colombia por la vía de la United Fruit
Company. Bonita la historia, ministro. Que no resulte que estemos ahora repitiendo esas
mismas hazañas, ya no con banano sino con carbón.
¿Cuál es el lío del tren? (Señala el mapa con el puntero). Por aquí llega el tren, da la
vuelta por aquí y entra hasta la Sociedad Portuaria. Lo que hoy tenemos es un tren
simple y relativamente pequeño, porque pasa como una vez al día. Yo ayer comprobé
que pasa literalmente casi que por debajo de las camas de los hoteles y de un poco de
apartamentos que hay en el corredor turístico, marcado aquí en amarillo. Hay incluso un
hotel partido en dos por el ferrocarril y usted, ministro, debe conocerlo también. Bueno,
ese tren pequeñito se vuelve como parte del paisaje y no es tan grave y pinta hasta
bonito, pero lo que va a suceder es que se pretende cambiarlo por una cosa a la que han
llamado el megatrén, cada convoy de cien, 120 vagones y dos kilómetros de largo y
8. cada uno cargando 60 toneladas. Y va a pasar ocho veces al día despejando la vía con el
pito. Como se ve, el capital no duerme, senador Reyes, extrayendo día y noche la
plusvalía. ¿Cuál es el negocio de Prodeco, o sea, de Glencore, suiza, una de las grandes
trasnacionales de la minería, los mismos de Xtrata, los dueños del Cerrejón, donde
también están haciendo su negocio. La ganancia para ellos con el llamado megatrén va a
ser monstruosa. Me dicen que van a disminuir el precio por tonelada en 8 dólares y
estamos hablando de 5 millones de toneladas, o sea, estamos hablando de ahorros de 40
millones de dólares al año.
La contradicción es evidente y uno no entiende cómo autorizaron ese llamado megatrén
en una zona llena de hoteles y apartamentos y definida por decreto como turística.
Quisiera saber quién lo aprobó y cómo. Yo a ratos pienso que a quienes lo aprobaron se
los debiera condenar, cuando arranque el megatrén, a vivir un año en uno de los
apartamentos del corredor turístico. Sería un buen escarmiento.
Han planteado una solución y es un paso a desnivel por ahí cerca del Decamerón. No
creo que resuelva nada ni siquiera en ese punto, ministro, y en el resto, ni pensarlo. El
gobierno también ha dicho que hay la posibilidad de pasar el megatrén por aquí, más o
menos por donde va la carretera. Sin embargo, miré con mucho cuidado el comunicado
del gobierno y ahí aparece muy claro que el gobierno “acompañará”, y quisiera que
alguien me explicaran qué quiere decir acompañar en este caso. Ahí, en un solo tramo,
hay 18 cruces de vías sobre el tren, un problema realmente grave, repito, y le planteé al
ministro una preocupación: ¿no será que ese megatrén, cuando empiece a entusiasmar a
los inversionistas, no terminará hasta entrando hasta la propia bahía? El ministro me
asegura que no, pero yo dejo planteada la duda, porque es que el entusiasmo es grande,
8 dólares por toneladas es un billete con una capacidad de persuasión inmensa.
El polvillo del carbón
Problema tres, otro el que a mi juicio puede terminar siendo el más grave, y es el del
polvillo del carbón, el que le tiznó la cara a Gossaín. Todo tira partículas, me responde
el Ministerio de Ambiente, el carbón en el tren tira partículas, el carbón en el camión
tira partículas, el carbón en las barcazas tira partículas y el carbón en esos arrumes
inmensos tira partículas, o sea, es una especie de lío omnipresente.
¿Cuál es la solución que el gobierno quiere dar al problema de las partículas,
especialmente en el caso de los puertos? Es lo que ha llamado el cargue directo, que los
barcos se arrimen hasta la costa. Al no haber barcazas, se supone entonces que haya
menos contaminación. Realmente no sé cuánta menos haya. En un boletín de prensa de
la Sociedad Portuaria se dice, después de hacer el cargue directo, que ha disminuido de
manera considerable el impacto ambiental en la bahía. No es que haya desaparecido,
sino que se mitiga. Siguen trabajando, dicen ellos, por disminuir más el impacto, ha
disminuido drásticamente la emisión del polvo.
Lo que quiero dejar en claro, pues en el análisis parte de mi deber es informar, es que el
cargue directo no elimina el problema, sino que lo mitiga o lo reduce. ¿En qué
porcentaje? Es discutible. El día en que a alguien le dio una condecoración a la
Sociedad Portuaria –se la dieron a EU, claro, que después el gerente de la Drummond
dijo que las vendían a mil dólares, y me parece desobligante el término–, informó El
Tiempo que el cargue directo diminuye la contaminación en 23%, no sé si sea suficiente
9. o no, pero me estoy deteniendo en esto, porque el gobierno nacional acaba de tomar una
decisión estableciendo que solo hasta el 1° de julio del 2010 podrá haber cargue con
barcazas y a partir esa fecha empezará el cargue directo en todo el proceso carbonero. A
mí la fecha ya me llama la atención, porque coincide con el cambio de gobierno. No me
gusta la fecha, le digo con franqueza, ministro. Informa también el gobierno que
Prodeco tendrá que desaparecer en el 2009, no porque el gobierno quiera, no es una
concesión, sino porque se le vence la licencia, y queda la duda de si se la renovarán.
Son hechos sobre los que les llamo la atención a los samarios. Este puerto debe
desaparecer en el 2009, una fecha relativamente cercana, y aquí ya el senador Name
hizo la pregunta. ¿Entonces fue que le invirtieron toda plata del mundo al megatrén para
después irse? El cargue de carbón de la Sociedad Portuaria de Ciénaga debe desaparecer
en el 2013, porque también se les vence la licencia. Son seis años más con las
tractomulas y todo el lío que tenemos aquí. La Sociedad Portuaria creo que tiene
licencia hasta el 2017 y tiene hoy cargue indirecto, y Drummond está hasta el 2023.
Digamos entonces que en el corto plazo Prodeco debe desaparecer y con ella todo este
lío, pero son seis años y surge una pregunta de fondo: como Drummond va a hacer
cargue directo, deberá invertir, y alguien que conoce de estas cosas me lo certificó
ahora, 250 millones de dólares, porque el suelo marino no es muy profundo y habrá que
hacer toda una obra inmensa de ingeniería, ¿quién lo paga, cómo va a ser el asunto,
cuáles son los dientes del gobierno nacional para imponerla? Es una pregunta que la
Comisión Quinta tiene que hacerse. El cargue directo ¿se va a concretar o no?
Hay un problema de proporciones enormes y cualquier solución que se tome va a
generar otra carga de contradicciones. Pasar a cargue directo puede generar pérdidas
despidos de trabajadores, porque las barcazas generan empleo, es decir, hay todo un
enredo.
Yo no tengo, les digo con franqueza, claridad absoluta sobre lo que hay que hacer aquí,
porque, como se ve, es un enredo, un lío mayúsculo, pero hay algo que sí tengo más o
menos claro. Fue el gobierno nacional el que creó el embrollo, con la alcahuetería de no
pocos dirigentes samarios, hay que decirlo con franqueza, y el gobierno nacional tiene
el deber de tomar medidas que conduzcan a resolverlo en forma definitiva, comenzando
por hacer aportes económicos.
Lo de la vía de aquí y la del ferrocarril valen un montón de plata y el gobierno nacional
debería asumir responsabilidades, porque finalmente este no es un asunto local de Santa
Marta sino un asunto de interés nacional. Me comentan también que esta vía debiera
conducir a Venezuela y que en ese sentido el problema no compete solamente a las
gentes de Santa Marta sino a toda la nación, como es de interés nacional la propia
exportación carbonera.
Y piensa uno que las trasnacionales debieran asumir una actitud de colaboración. Ellas
son las que se están enchapando en oro. Ejemplo clásico es el del megatrén, un lío
nuevo, con el que las transnacionales se van a ganar toda la plata del mundo. Entonces
uno de inocente pensaría que ellas debieran asumir una actitud de buena voluntad para
intentar resolver el asunto.
Hago por último un llamado muy cariñoso a las gentes de Santa Marta para insistirles en
que aquí hay un caso muy complicado, pero diría que el problema más grave es que no
10. veo a la gente de Santa Marta organizada en función de cuidar sus intereses. Uno
pensaría que la gente de Santa Marta, y estoy hablando de la gente en el negocio del
turismo, las organizaciones de trabajadores, los ambientalistas, los vecinos y
copropietarios de la zona del corredor turístico, toda la gente de buena voluntad, debiera
ya estar organizada, para que le puedan plantear con fuerza sus peticiones y
reivindicaciones al gobierno nacional, porque de otra manera lo que va a seguir
sucediendo es que la ciudad y la región van a continuar sometidas a los hechos
cumplidos.
Aquí se toman decisiones de impactos descomunales que no se le consultan a nadie o
por lo menos no se consultan como se debiera. A la gente no la oyen y la ciudadanía no
tiene la suficiente fuerza para participar e impedir que estos problemas se perpetúen. En
lo que a mí respecta, creo que la actitud de la Comisión es la de colaborar, primero, en
la divulgación, en que se sepa qué está pasando y que el país se interese y se le busquen
las soluciones a los problemas. Y por supuesto, en acompañar todos los reclamos
democráticos que se hagan en función de resolverlos. Pero no puede seguir
convirtiéndose el carbón, no tanto en una fuente de ingresos para el país, como en una
fuente de desgracias y tragedias de toda índole, como si estuviéramos en el siglo XVIII,
problemas todos que si se trataran correctamente, se podrían resolver sin generar los líos
tan graves que la región viene padeciendo.
Pregunta el senador Jorge Enrique Robledo
…al doctor Araújo, una pregunta: doctor Araújo, ¿Drummond está ya tomando medidas
para lograr en el 2010 el cargue directo de sus buques?
Responde Alfredo Araújo, representante de la Drummond
Obviamente, el decreto salió hace muy poco. El presidente de Drummond y las
autoridades máximas de Drummond han estado reunidos con el gobierno y son ellos los
encargados de analizar las medidas que se tomarán frente a esta disposición del
gobierno y, obviamente, mientras esté vigente, nosotros la acatamos y la respetamos.
Preguntas al ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, del senador Robledo
Hubiera querido, señor presidente, esperar a intervención de cierre para sacar mis
conclusiones, pero como el ministro está que se va, pienso que toca. Son tres cosas muy
breves, señor ministro. La primera, creo que aquí hay una cantidad de gente que quiere
oír de manera precisa si el gobierno se mantiene en la idea de que el megatrén arranca a
funcionar por el corredor turístico y cuándo. Entiendo que la decisión tomada es que
arranca apenas se haga una obrita ahí al frente del Decamerón. Sería entonces bueno
que usted le aclarara a la gente si sí o si no.
Segundo, usted se refirió con precisión a que todos los puertos e hizo referencia al de
Prodeco con alguna precisión, etcétera, y usted ratificó el comunicado de Presidencia al
respecto, que dice: la exportación de carbón por la Sociedad Portuaria de Santa Marta
solo se sostiene hasta el 2013. Bueno, pero eso usted ahorita no lo dijo, no sé si por
olvido, y ojalá lo ratificara. Por sobre todo les quiero hacer este planteamiento: no
entiendo, ministro, después de lo que ha dicho, cómo puede estar de acuerdo con el
punto 2 del Comunicado, a mi juicio lamentable, que expidieron la Gobernación y la
11. Alcaldía, que dice: “Permanencia de la actividad portuaria” y agrega: “Dada la
importancia de esta para la ciudad y el país y el crecimiento de la explotación
carbonífera (o sea, estamos hablando de la sociedad portuaria carbonífera), se considera
conveniente la continuidad de la operación de todos los terminales de la zona portuaria
de Ciénaga y Santa Marta”. Ministro, lo anterior contradice lo que usted acaba de
afirmar (el ministro niega). Por supuesto que sí, porque gobernador y alcalde están
pidiendo que se mantenga la exportación carbonera por todos los puertos de la zona y
usted ha dicho en cambio que la Sociedad Portuaria no va hacer esas exportaciones y
que el puerto de Prodeco se va.
Pero además agrega esto, ojo, ministro, “con las modalidades establecidas en las
licencias ambientales” y resulta que hoy están exportando con las modalidades
contenidas en las licencias ambientales, luego no se necesita cargue directo. Y cuando
esto lo firma Drummond y oímos la respuesta bastante resbalosa del señor de
Drummond aquí con respecto a si iban a hacer cargue directo, yo si le sugeriría que
usted nos dijera con absoluta claridad que ese segundo punto no lo comparte. Porque,
pues si lo comparte, entra a mi juicio en contradicción con buena parte de lo que acaba
de decir.
Responde el ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego
Yo le respondo, señor presidente, muy precisamente el tema. En primer lugar, doctor
Robledo, la variante de que hablaba el doctor Mamatoco debe estar por tardar en el
2010, eso es lo contractual, por tardar.
Segundo las condiciones de los terminales de Ciénaga y Santa Marta deben cumplir las
condiciones de licencia ambiental, licencia ambiental de la Sociedad Portuaria y
condiciones contractuales de la Sociedad Portuaria van hasta el 2013 en el avance que
hemos tenido, en el entendimiento para la expansión portuaria que debe comprender
para el desarrollo del sector productivo la zona franca y aquí está el representante legal
de la Sociedad Portuaria, es que acordamos que la actividad carbonera de la Sociedad
Portuaria iría máximo hasta el 2013 y que en el caso de que el equipamiento por la
inversión que se hizo de cargue directo fuera aprovechada por Carbosan, en el puerto de
cargue directo, en Ciénaga si se trasladaba, se aceleraba la salida del carbón de la
Sociedad Portuaria.
Segundo, Prodeco tiene licencia hasta el 2009. La permanencia, como lo dice el punto 2,
es en las condiciones de las licencias ambientales, es hasta el 2009. Después del 2009
no estará Prodeco. Entonces esa permanencia es actual solo hasta el 2009, no tengo que
ver incompatibilidades en las 2 cosas. Y tercero, la decisión del Estado y tiene que
expresarse también en las licencias ambientales, en todo tipo de licencia ambiental,
incluyendo las de los yacimientos, es de cargue directo. En Ciénaga no habrá puertos
cargando carbón después del 1° de julio del 2010 que no sea con cargue directo. No le
veo incompatibilidad a eso y mientras consulte esta condición, nosotros acogemos la
solicitud de estas sociedades. Yo sí les ruego el favor de que me permitan, el Congreso
de infraestructura es como un Viernes Santo y desde las 2 de la tarde. Sí, el tren está
decidido y no tenemos que ocultarlo para evitar o aplausos o silbidos. El tren irá
cumpliendo la condición del paso de desnivel de las vigilancias de los accesos, de los 8
accesos que se han establecido y se verá inmediatamente si cumplen esos requisitos.
12. Conclusiones del senador Robledo
Voy a hacer un par de comentarios y una propuesta a la que ojalá le echemos ojo y
miremos con detenimiento, porque pienso que si no se le pone el debido cuidado,
podemos terminar en un enredo que dificulta encontrar una buena solución.
Comienzo resaltando la gravedad del lío ya creado por el mal gobierno, pero ahí está.
Ahora, las soluciones que se están planteando generan rebotes y problemas graves. Por
ejemplo, el grave desempleo que se viene con el lío de las tractomulas que ya mencioné.
Además, el tal megatrén va crear otro conflicto grave en el corredor turístico y no me
sorprendería que terminara conduciendo a costosas demandas contra el Estado.
Quiero hacer referencia a la intervención del señor gobernador, que me parece
lamentable, lástima que se haya ido. No voy a repetir lo primero que él dijo. No le voy a
hacer ese mal a Santa Marta…
Ah, sigue aquí (el gobernador). Bueno, me alegra, gobernador. Estoy seguro,
gobernador, de que cuando sus amigos vean en la televisión su intervención, le van a
decir, gobernador, eso puede hasta pensarse pero no se dice. Voy a comentar entonces el
documento que firman la el gobernador, el nuevo gobernador, el alcalde, el director de
Corpomagdalena –increíble, no–, Corpomar, el Dagma, el Comité Intergremial, la
Asociación de Empresarios, Cotelco, increíble, y por supuesto, las embarcadoras, las
dueñas de los muelles, no Carbosan, la Sociedad Portuaria de Santa Marta, la Sociedad
Portuaria del Río Córdoba y Drummond.
El comunicado es a mi juicio equivocado. Hubiera querido, primero, que el punto 2, el
que yo le discutí al ministro, y lástima que él sí se haya ido, afirmara de la manera más
clara que los firmantes están de acuerdo con que en el 2013 desaparezca el embarque de
carbón por el propio puerto de Santa Marta, que hubiera dicho de manera clara que
están de acuerdo con que Prodeco deje de exportar carbón desde donde está a partir del
2009 y que hubiera dicho de manera enfática que los firmantes están de acuerdo con el
cargue directo, el punto ambiental en discusión. Pero nada de eso lo dice.
El comunicado no lo dice en ninguna parte y sí contiene una redacción montada para
que sea de libre interpretación. Yo me temo, señor presidente y señor ministro, que lo
que están anunciando aquí estas sociedades portuarias son demandas contra el Estado,
para oponerse o al fin de su exportación o por lo menos al cargue directo. No tengo
claridad que sea lo que viene, pero me da la idea porque todo esto es inspirado por
Drummond y por los demás puertos. Todos ellos están anunciando que van a oponerse a
las determinaciones anunciadas por el gobierno nacional. Esa es mi impresión.
Lo que dijo el vocero de Drummond, no sé si todavía esté aquí, es una respuesta
evasiva. Hubiera querido oírlo informar que ya Míster Gary Drummond había dicho en
Estados Unidos que vamos por el cargue directo valga lo que valga, y eso no fue lo que
usted dijo. Me asalta entonces una preocupación. Seguramente ahora vamos a escuchar
al gobernador, cuando avance en su intervención, sacar a relucir el tema de las regalías.
No sé si todos hayamos entendido lo mismo, pero lo que él sugiere es que cambiar el
sistema en los puertos golpea las regalías de Santa Marta y que allí hay una plata de
cierta importancia. Bueno, es sobre esto sobre lo que yo quiero hacer la propuesta.
13. Es evidente que si los puertos salen de Santa Marta, va a haber en Santa Marta menos
regalías por carbón, tema al que los dueños de los puertos estarán dándole china, como
se dice coloquialmente en Caldas, para que las autoridades se pongan del lado de ellos y
los puertos no se muevan. No voy a poner en duda la importancia de esa suma, así sea
pequeña, a mi juicio.
¿Cuál es entonces mi propuesta? Que el gobierno nacional, con la bancada mayoritaria
en el Congreso, trabaje un proyecto de ley que apunte a señalar que si los puertos salen
del municipio de Santa Marta, se le compensen al municipio esos dineros mediante
algún mecanismo. ¿Con qué propósito? Con el propósito de impedir que con el alegato
de las regalías se haga aquí causa y cauda en contra de la movida de los puertos. Lo de
las regalías es un argumento muy efectista, yo lo sé. Cualquier politiquero se puede ir
para un barrio de Santa Marta donde la gente se está muriendo de hambre y levantar la
teoría de que si se reforma técnicamente la actividad en el puerto, todo el mundo en el
barrio va acabar de morirse de hambre.
La propuesta específica que les hago a los samarios para que ojalá se popularice es que
se muevan los puertos, se atienda el problema ambiental y se establezca el cargue
directo y, paralelamente, se compense de alguna manera al municipio por el abandono
de esos cargues desde aquí. Estamos hablando de una suma relativamente pequeña que,
en el conjunto de las regalías del país, sería relativamente fácil de conseguir.
Llamo al gobernador y al alcalde a que encabecen esta propuesta, que le resuelve el
ingreso al municipio de Santa Marta y apunta también a resolverle a esta ciudad
reafirmar su vocación, que es absolutamente evidente y no debiera ni discutirse.
Insistir en el llamado que ya hice a las gentes de Santa Marta para que se organicen y
busquen consensos y formas de expresión que permitan opinar oportunamente sobre
temas tan vitales para el medio ambiente y sobre el carbón y otra serie de asuntos que a
mi juicio no están siendo bien atendidos porque quienes han venido dirigiendo esta
ciudad. Nosotros los senadores, y creo expresar la opinión de todos mis compañeros de
la Comisión Quinta, estamos en una actitud positiva frente a esta problemática,
entendiendo la gravedad del lío y buscándoles soluciones, pero buscando que sean
soluciones ciertas. No se trata de inventarse cualquier cosa para poder decir que hay
solución.
Compensarle a Santa Marta cualquier reducción de sus ingresos por las decisiones con
respecto a sus puertos en el tema del carbón nos permitiría unirnos a todos en la idea de
que el problema se atienda técnica y razonablemente. Les diríamos además a las
trasnacionales que es muy bueno que ganen, pero que también los colombianos tenemos
derecho a existir, derecho a que este país funcione en una lógica medianamente decente.
Termino preguntando: ¿este caos que tenemos aquí existe en algún país civilizado? Y
hago una pregunta directa: ¿podría la Drummond montar un puerto carbonero en las
playas de Miami? Pongámonos entonces todos de acuerdo y breguemos a que esto
funcione bien.