1. LA ASERTIVIDAD Y EMPATÍA
Autor: Josué D. Rodriguez (2014)
La asertividad puede definirse como el arte de saber comunicar cualquier emoción sin
alterarse y sin agredir al receptor o a quien interactúe con nosotros, este proceso facilita de
gran manera la convivencia de la sociedad ya que con una adecuada forma de exponer las
cosas se puede lograr el objetivo deseado. Según Rodríguez A. (2001) "La asertividad se
basa en el respeto y por tanto comporta la libertad para expresarnos respetando a los demás
y asumiendo la responsabilidad de nuestros actos".
También se puede indicar que la asertividad es el punto medio de las emociones ya que se
conoce la pasividad o el otro extremo que es el agresivo generando esto problema en
determinados momentos, la asertividad es el punto de equilibrio donde se puede
comunicarme si agredir y sin ser agredido. Según Sánchez Luis. (2000) "Expresión directa
de los propios sentimientos, deseos, derechos legítimos y opiniones sin amenazar o castigar
a los demás y sin violar los derechos de esas personas"
La empatía de la mano con la asertividad son grandes aliados para obtener individuos
capaces de respetarse y respetar a sus semejante, ya que empatía es colocarse en el lugar de
los demás de pensar que pueden sentir que le puede generar a ellos lo que se le indique, por
eso se recomienda saber que se va a decir y lo más importante como se va a exponer,
recuerda que todo puede tener su retorno. Según Muños Ana. (2005). “Requiere también
ser consciente de que los demás pueden sentir y pensar de modos similares a los nuestros,
pero también diferentes. Tal vez a ti no te moleste un determinado comentario o broma,
pero a otra persona sí puede molestarle”.
Una vez definidos esto dos concepto se recomienda tomarlos en cuenta para ser mejores
oradores, saber pedir las cosas ya que esto puede ser la diferencia entre ser alguien de éxito
o un arrogante que no sabe que se siente al estar al otro lado, con gente más amable
podemos empezar a cambiar el mundo o hacerlo más llevadero recuerda lo cortés no quita
lo valiente.