El documento describe la crisis del transporte público en la ciudad de Cumaná, Venezuela. Señala que aunque se introdujeron nuevos autobuses chinos hace cuatro años, la situación del transporte ha empeorado desde entonces con menos unidades disponibles y condiciones indignas. También critica la pasividad de las autoridades y la sociedad civil en resolver este problema fundamental, y cuestiona si los residentes de Cumaná se han resignado a la inacción en lugar de organizarse para exigir soluciones.
1. LapalabradeINCIDE
30/01/18
Hasta cuándo el drama del transporte
Hace cuatro años escasos se inauguraba a nivel nacional las líneas de
autobuses chinos. En nuestra ciudad con el pomposo nombre de: “BUS
CUMANÁ”.
Con esa puesta en circulación de las nuevas unidades se nos dijo a los
usuarios que el problema del transporte quedaba solucionado. Los
usuarios iban a tener un transporte digno, cómodo y barato.
Ha pasado el tiempo y el transporte público no solo no ha mejorado sino
que se ha vuelto un auténtico desastre para quienes hacen uso del
mismo- Cada vez hay menos unidades, entendemos que por estar fuera
de servicio- Por otro lado, las líneas de transporte privadas
paulatinamente han disminuido a medida que a sus dueños se les hace
imposible mantener sus unidades operativas por la escasez de repuestos
y el encarecimiento de los mismos.
Mientras tanto, el paisaje de la ciudad de Cumaná luce desolador: colas
interminables en espera de alguna unidad que llegue, unidades
atiborradas de pasajeros que, literalmente, las asaltan para conseguir
viajar en ellas, camiones y camionetas no aptas para el transporte
humano en condiciones indignas y sin ninguna norma de seguridad.
El ciudadano contempla con estupor cómo ninguna autoridad asume el
problema. Ni la Alcaldía, ni la Gobernación, ni el Instituto de Tránsito
Terrestre dan la cara para dar explicaciones o brindar soluciones.
Pero llama mucho más la atención la pasividad de los ciudadanos que
soportan estoicamente este desastre y no se organizan, junto con las
2. organizaciones sociales de la ciudad para plantarle cara a este desastre
y exigir a las autoridades a que cumplan con su deber.
¿Dónde están las fuerzas vivas de la sociedad cumanesa: sindicatos,
asociaciones civiles, consejos comunales, partidos políticos,
comerciantes, maestros, universidades…?
Constatamos cómo cada día es más difícil abordar el transporte público,
por lo que el ciudadano falta o llega tarde a su trabajo, y niños que no
asisten regularmente a su escuela.
INCIDE analiza con gran preocupación no solamente el problema de la
falta de transporte sino sobre todo dificultad de la comunidad para
organizarse y exigir soluciones con la ayuda de todos. ¿Será que
Cumaná, ante tanto problema, se ha entregado a la resignación y el
abandono de sí misma, sin que ninguna organización lidere el malestar y
las quejas para exigir soluciones? De verdad, ¿es tan apático el cumanés
hasta el punto de que nada le interesa? ¿Crees que no se puede hacer
nada? ¿O eres de los que esperan que otros resuelvan el problema? ¿En
esta ciudad hay ciudadanos o pasivos habitantes a quienes les gustan
que otros den la cara y pongan su iniciativa y esfuerzo mientras tú
criticas sin mover un dedo?