1. HEPATITIS C
La hepatitis C es una enfermedad contagiosa causada por la infección con el virus del
mismo nombre. El cuadro clínico puede ir desde un padecimiento leve que dura unas
cuantas semanas hasta una afección grave de toda la vida.
El virus de la hepatitis C se propaga por lo común cuando la sangre de una persona
infectada ingresa en el organismo de una persona susceptible. Es uno de los virus
más comunes que infectan el hígado.
Se calcula que cada año se infectan con este virus entre 3 millones y 4 millones de
personas en el mundo. Hay unos 150 millones de personas que sufren la infección
crónica y están en riesgo de sufrir cirrosis hepática o cáncer del hígado. Cada año
mueren más de 350 000 personas por causa de enfermedades hepáticas vinculadas
con la hepatitis C.
La hepatitis C se propaga por medio del contacto de sangre sin infectar, con sangre
de una persona infectada
(transmisión por vía
parenteral), normalmente no
es una enfermedad de
transmisión sexual ya que no
se transmite a través del
semen como en el caso de
la hepatitis B o el VIH-SIDA.}
La hepatitis C no se
contagia:
Dando la mano.
Abrazando a una persona.
Besando en la cara.
Sentándose junto a otra persona.
Besándola en la boca.
Manteniendo relaciones sexuales con preservativo.
Sintomas de la hepatitis C
Algunos síntomas son:
Dolor abdominal (en el cuadrante superior del abdomen)
Hinchazón abdominal
2. Orina turbia
Fatiga
Fiebre
Prurito (picores)
Inapetencia
Nauseas
Vómitos
El tratamiento farmacológico más eficaz se basa en la asociación
de interferón administrado por vía subcutánea, con otro fármaco antiviral
llamado ribavirina por vía oral. A lo largo de los años han existido varias formas de
administrar interferòn:
una vez al día, 3 a 5
veces por semana etc,
pero las formas
pegiladas actuales
permiten que sólo sea
necesario un pinchazo
a la semana. Los
efectos secundarios
del interferón son
numerosos, la mayoría
incluidos en lo que se
llama síndrome gripal.
Al cabo de los meses
provoca pérdida de masa muscular. Todos estos síntomas revierten al finalizar el
tratamiento. El más temible efecto secundario de la ribavirina es que produce
modificaciones que afectan a la reproducción; los hijos de un paciente recientemente
tratado con ribavirina pueden nacer disminuidos psíquicos o con deformidades físicas
(efecto teratológico). Por esta razón los médicos aconsejan no engendrar hasta 6
meses después de finalizado el tratamiento, y la Asociación Española de Enfermos de
Hepatitis C sugiere alargar este periodo a un año, para más seguridad.3 El efecto
adverso más frecuente es la anemia que en muchos pacientes obliga a administrar
eritropoyetina para normalizar los valores del hematocrito.